viernes, 13 de septiembre de 2024

RENGLONES TORCIDOS

Ander Luque




Look back

Tatsuki Fujimoto

Norma Editorial

Japón

Rústica con sobrecubierta/cartoné 

160 págs.

Blanco y negro

Traducción: Judit Moreno (cast.)/Marc Bernabé (cat.)

Obras relacionadas

Bakuman

Tsugumi Ōba y Takeshi Obata

(Norma Editorial)

Blue Period

Tsubasa Yamaguchi

(MilkyWay Ediciones)

Goodbye Eri

Tatsuki Fujimoto

(Norma Editorial)

My broken Mariko

Waka Hirako

(MilkyWay Ediciones)

17/21

Tatsuki Fujimoto

(Norma Editorial)  

Idea original y producto final. Guion y dibujo. Voluntad artística y voluntad lúdica. Talento y esfuerzo. A menudo, al hablar de cómic, tendemos a plantear estos conceptos como opuestos o, al menos, separados; como líneas que corren paralelas, independientes, aunque lo hagan en la misma dirección. Este juicio deriva de nuestra condición de lectores, no de artistas que participan del proceso creativo, ya que une artista afirmaría de forma tajante que no existe tal oposición entre estos conceptos, sino un cúmulo vibrante de acciones y reacciones. Las líneas no son paralelas, aunque tampoco sean necesariamente una maraña de hilos y, acaso en un hipotético escenario ideal, podrían presentarse como dos funciones que se cruzan y se separan en su desarrollo, siendo la historia el inevitable eje horizontal con el que se intersecan. Toda esta palabrería de dudosa precisión científica viene a presentar las dos caras de la creación artística que presenta esta Look back, en la forma de dos adolescentes, la desvergonzada y socialmente hábil Fujino y la talentosa y retraída Kyomoto, y su inevitable unión. Inevitable, tal vez, desde el momento en que el autor decide que los nombres de sus protagonistas partirán de dividir en dos su propio apellido, Fujimoto.

Al igual que estos planteamientos duales que no son tales, la historia de Look back es doble. Por un lado, el drama de una adolescente a la que toda la vida le han dicho que dibujaba genial y que sus tiras cómicas eran brillantes, hasta que una compañera de su curso, recluida en su casa por agorafobia, empieza a contribuir también en la gaceta escolar y las comparaciones resultan odiosas. De esta rivalidad unilateral nace una amistad y una unión que les proporciona una salida creativa conjunta de futuro y, sobre todo, un crecimiento personal donde las inseguridades de una y la ansiedad social de la otra se ven mutuamente compensadas. Pero, por otro lado, Fujimoto introduce una versión de una tragedia real ocurrida en Japón, exactamente dos años antes de la publicación de la obra (quien tenga interés, que busque lo ocurrido en el estudio Kyoto Animation), que vuelve a partir en dos la historia, en este caso quebrando el velo entre lo que es y lo que pudo ser.

Siendo una obra tan corta (para los estándares del manga) y autoconclusiva, y proviniendo del creador de las muy excesivas Fire Punch y, sobre todo, Chainsaw Man, sorprende (o tal vez no, a la luz del desarrollo de esta última) la sensibilidad que Fujimoto imprime al relato y los múltiples hilos de los que se podría tirar. Aunque tal vez lo que más destaque sea la sinceridad con la que aborda ese giro de guion de la segunda mitad de su relato, que podría haber arrastrado por rincones melodramáticos, de emociones a flor de piel y, sin embargo, opta por la contención y por ser fiel a la raíz temática de la obra: el poder y el peso de la creación artística, incluso para reescribir momentáneamente la realidad. Con nunca demasiadas líneas, los rostros de Fujimoto guardan a menudo dos lecturas en todas sus obras, con una capacidad sorprendente para que estos hablen sin palabras e incluso griten las emociones en conflicto. Sirva como ejemplo paradigmático el gesto en la cara de Fujino mientras baila bajo la lluvia tras conocer que su rival artística siente profunda admiración por ella.

Desconociendo prácticamente la biografía de Tatsuki Fujimoto más allá de que sus talentos fueron descubiertos cuando aún era menor de edad (véanse sus primeros pinitos publicados en 17/21, también en Norma Editorial), resulta inevitable pensar que hay un cierto componente autobiográfico en Look back. No tanto por la parte explícitamente trágica como por la otra tragedia, la que subyace: la del peso de las expectativas y la demoledora cultura del esfuerzo, acentuada en Japón y, en especial, en el ámbito del manga. Sin entrar en la lista de autores y autoras cuya salud física y mental se ha visto malograda por las exigencias editoriales, Look back sí que defiende esa arma de doble filo que es la devaluación de un supuesto talento «innato» en favor de un esfuerzo excesivo para poder destacar realmente. La metáfora que emplea para ello es el montón de cuadernos de bocetos y estudios que Fujino tira a la basura al rendirse ante el prodigio artístico de Kyomoto, para acabar descubriendo en casa de esta más de diez montañas más altas de esos cuadernos. Y este efectivo recurso sirve para recontextualizar el favor envenenado que son los halagos vacíos, fruto del cariño o el desconocimiento, de familiares y amistades para quienes quieren dedicarse a algo creativo y que, en última instancia, deberán toparse con la cruda realidad de que no hay talento que dé frutos sin una dedicación apropiada. De lo contrario, el artista nace y muere en la puerta de la nevera, con estigmas en forma de souvenirs imantados.

Expectativas y realidad. El apoyo acrítico y los triunfos efímeros. La amistad y la rivalidad. Lo imaginable y lo tangible. Lo no dicho y lo que nunca se debió decir. Lo vivido y lo contado. Renglones que a menudo suponemos que corren paralelos y, sin embargo, tienden a torcer- se para darse la mano, abrazarse y, por suerte o por desgracia, vuelven a separarse sin saber si se volverán a encontrar o si no les quedará más remedio, para reencontrarse, que mirar atrás.


Jot Down Comics

Año 2023




Fiat x Lupin III (Solo en Japón)

En Japón se acaba de anunciar una colaboración especial entre la marca de automóviles Fiat y el manga/anime Lupin III .

Obviamente, estas personalizaciones de automóviles sólo están disponibles en Japón, el único país capaz de operar este tipo de crossovers de marketing, y recordando también, por supuesto, que el Fiat 500 está vinculado icónica/históricamente a las aventuras de Lupin.

Al menos podrás disfrutar de 3 nuevas ilustraciones especiales (abajo en HD) producidas para la campaña.





Via Catsuka

jueves, 12 de septiembre de 2024

REDEFINIENDO EL MITO

Nerea Fernández Rodríguez




Lore Olympus

Rachel Smythe 

Random Comics 

Nueva Zelanda 

Rústica

384 págs. Color

Obras relacionadas

Perséfone

Loic Locatelli-Kounwsky

(Sapristi Comic)

Heartstopper

Alice Oseman

(Planeta Cómic)

Medea

Nancy Peña y Blandine Le Callet

(Tengu Ediciones)

¿Pueden volver a la vida los mitos clásicos en la sociedad actual? Si algo nos han enseñado las series de éxito que pueblan las diversas plataformas de streaming es que no hay nada que guste más que un buen salseo, y no hay mayores ni mejores que en la mitología grecolatina. Así, Lore Olympus trata de reelaborar la archiconocida historia de Hades y Perséfone en la que el dios del Inframundo se enamora perdidamente de la hija de Deméter, la rapta y termina por casarse con ella, provocando así la sucesión de las estaciones del año.

No es esta la primera adaptación que se realiza de dicho relato, ni tampoco la primera en dirigirse a un público joven; sin embargo, sí que se trata de una redefinición del mito en el que la escala de grises se atenúa en lo que a los protagonistas de este romance se refiere, y en el que pueden encontrarse temas de gran vigencia, como el adulterio, las relaciones tóxicas, el acoso sexual o la violación. De esta manera, con unos tonos pastel que lo inundan todo y que se desparraman por la página, nos enfrentamos ante una versión actualizada donde una jovencísima y virginal Proserpina sufre los celos de Afrodita quien, después de escuchar cómo los Olímpicos ensalzan la belleza de la hija de Ceres, obliga a Eros a emborrachar a la muchacha para que acabe en el coche de Hades (quien tiene varios cientos de años más que ella). De este modo, no solo arruinaría la reputación de la joven virgen, sino que también provocaría la ira de Deméter contra Plutón. Parecía un plan sin fisuras, pero lo que nadie esperaba es que surgieran la compasión y la caballerosidad de Hades, quien poco a poco se quedará prendado de Kore, dándole un vuelco a todo su amargo y oscuro mundo.

Este cómic, de la neozelandesa Rachel Smythe, supuso un éxito en WebToon (si conocéis a algún adolescente que se haya leído la obra, probablemente lo haya hecho a través de esta página... y seguramente vaya más adelantado en la trama que los que esperamos a leerla en papel), hasta el punto de que ha cosechado numerosos premios, entre los que se encuentra el cotizado Eisner y que ha supuesto el pistoletazo de salida para la recepción de premios de cómics publicados en esta página (si bien ya recibió un premio Harvey por la misma obra). Esto tal vez no sería tan relevante si no nos encontráramos ante una autora de la que solo conocemos esta obra y su colaboración en Wonder Woman Black and Gold como guionista.

Entonces, ¿por qué la obra de una novata ha logrado tener millones de suscriptores que ansían continuar conociendo las idas y venidas de es- tos dos dioses? La respuesta puede ser sencilla; el esquema que ha ideado Smythe es el mismo que ya tuvo éxito en la Grecia clásica: el de las historias de enamorados que sufren por su separación y se enfrentan a diversos peligros. Se trata del mismo tipo de obra (la novela bizantina) que continuó cosechando triunfos durante la época renacentista y que, ya en el siglo xix, mutó en las novelas por entregas con temáticas más amplias que la romántica (aunque sin perderla de vista del todo). En la actualidad, diversas series de televisión (sean telenovelas o no) mantienen este ritmo de intriga en cuyas tramas se intercalan historias de amor. Ejemplo de ello lo encontraríamos en otras obras que, aun sin ser de trasfondo mítico, muestran los mismos mimbres argumentales como, por ejemplo, Heartstopper, que ha dado el salto a la pequeña pantalla.

Los adolescentes (y los que ya no lo son tanto) disfrutan con los padecimientos y las alegrías de Hades y Perséfone, con los giros de guion y las sorpresas argumentales, ansiando que llegue el esperado final feliz (pervirtiendo, de este modo, la narración original) y, al mismo tiempo, deseando que los mantengan en vilo, sostenidos por el fino hilo que, en cualquier momento la autora, como una de las Parcas, puede romper.

Los jóvenes del siglo XXI comparten, por tanto, la misma emoción que los románticos, los renacentistas o los antiguos griegos, a través de un medio de origen finisecular y con una historia con miles de años de antigüedad actualizada con elementos propios de la sociedad tecnológica presente.

¿Pueden volver a la vida los mitos clásicos en la sociedad actual? Por supuesto que sí.


Jot Down Comics 

Año 2023



miércoles, 11 de septiembre de 2024

COSAS DE CASA

Diego Matos Agudo




Los Cuatro Fantásticos: Círculo cerrado

Alex Ross y Josh Johnson 

Panini Cómics

Estados Unidos 

Cartoné

64 págs.

Color

Traducción: Uriel López

Obras relacionadas

Marvels

Kurt Busiek y Alex Ross

(Panini Cómics)

Kingdom Come

Mark Waid y Alex Ross

(ECC Ediciones)

Superman: Paz en la Tierra

Paul Dini y Alex Ross

(ECC Ediciones)

Batman: Guerra contra el crimen

Paul Dini y Alex Ross

(ECC Ediciones)

Wonder Woman: El espíritu de la verdad

Paul Dini y Alex Ross 

(ECC Ediciones)

Es de noche en el Edificio Baxter. Dentro, en la cocina, Ben Grimm está preparándose un bo- cadillo. Tiene un antojo de medianoche. Cree que todos duermen y él tiene hambre. Pero no está solo. Pronto Johnny Storm aparece. Aunque siguen sin estar solos. La alerta de intruso salta y entonces... ¡todo comienza!

En esa noche lluviosa, La Cosa, La Antorcha Humana, Míster Fantástico y La Mujer Invisible se ven rodeados por un enjambre de parásitos invasores. Son unas criaturas que se alimentan de carroña, pero no provienen de esta dimensión, si no que han llegado desde otro lugar que Los Cuatro Fantásticos conocen bien: La Zona Negativa. Vinieron a la Tierra usando un huésped humano; alguien vinculado al pasado de los protagonistas, que revive en ellos sentimientos de culpa. Pero ¿quién les ataca ahora de esta forma? Y lo más importante: ¿con qué propósito? Los imaginautas más famosos de Marvel tendrán que hacer lo que mejor se les da: viajar entre mundos arriesgando el destino del cosmos en el trayecto, además de sus propias vidas. Todo ello en una aventura sin parangón narrada en este primer proyecto de la colección Marvel Arts, una nueva colaboración entre La Casa de las Ideas y Abrams Comic Arts (sello que ha empezado con fuerza en el noveno arte con propuestas de gran potencia como Run, de John Lewis, Andrew Aydin, L. Fury y Nate Powell; Save it for later, de Nate Powell; o Phenomena, la última obra de Brian Michael Bendis con André Lima Araujo) centrada en aunar los mejores autores con los mejores personajes.

Los Cuatro Fantásticos: Círculo cerrado es el primer acercamiento del histórico Alex Ross (Kingdom Come, Marvels) a Reed, Susan, Ben, Johnny y toda su parcela dentro del universo Marvel. En forma de obra larga y con él como autor completo, revisita una historia clásica de Jack Kirby y Stan Lee publicada en los años sesenta dándole una vuelta a la trama y yendo más allá para conseguir acercarla al sentir de una nueva generación de lectores. El resultado no podía fallar.

Pero la intrahistoria de este cómic es también muy interesante. Después de trabajar en Marvels, fue el editor jefe, Tom DeFalco, quien le propuso a Ross coger la historia que quisiera de los héroes de la editorial para revisitarla. Volverían a contarla ampliándola y añadiendo cosas del contexto del periodo elegido. De todas las posibles la que primero llegó a la mente del artista fue la del número 51 de Los Cuatro Fantásticos, la clásica: «Este hombre... ¡este monstruo!». Las piezas iban encajando e incluso sugirieron que el propio Stan Lee se involucrase en los guiones, pero no quería repetir la experiencia de Kirby y la idea no terminó de cuajar. Cuando Marvel iba a relanzar a Los Cuatro Fantásticos por enésima vez, en una de sus últimas iteraciones, Ross propuso encargarse del renacimiento; pero eso tampoco se materializó. Hasta que veinticinco años después por fin se han dado las circunstancias para que esta historieta vea la luz. Por fortuna. «Siempre había recordado la idea que me habían planteado y lo más audaz que se podía hacer era volver a la que comúnmente se considera una de las historias más famosas que hicieron Kirby y Lee y hacer una continuación», explica el autor en una entrevista.

Con una paleta de colores clásica, brillante y vívida, con amarillos planos y azules potentes, destacando entre todos los colores aplicados, cada página (de las 64 que conforman el volumen y que iba haciendo a razón de diez páginas al mes) destila una narrativa visual excelsa, con varias splash-pages que son verdaderas obras de arte en sí mismas, tanto por su potencia visual, como por su narrativa y su planificación. Todo en este cómic está milimetrado. Es un viaje potente en doble sentido: por un lado, el que hacen los personajes hacia la Zona Negativa, con todo lo que encuentran en ella porque no se paran de mover; y, por otro, el que hacen los lectores, que también es doble, un viaje al pasado, al sense of wonder de las primeras etapas de la colección, y un viaje a la modernidad de un autor maduro que aquí se encuentra en estado de gracia (como curiosidad, a Ross le gusta mucho realizar fotos para documentarse y luego utilizar como referencia para las viñetas y en este proyecto fue un paso más allá, creando sus propias figuras de acción personalizadas de los protagonistas para plantear las viñetas mediante sus fotografías). «Intentaba estar en sintonía con lo que hacía Jack Kirby artísticamente y con el período de tiempo en el que crearon la aventura original. No es tan fácil de hacer hoy en día», comenta Alex Ross. Los Cuatro Fantásticos: Círculo cerrado es, sin duda, una certera punta de lanza para presentar Marvel Arts; una carta de amor por Los Cuatro Fantás- ticos que se transforma también en una carta de amor por los cómics de superhéroes. Vibran- te. Emocionante. Desde luego, aquí se cierra el círculo.


Jot Down Comics

Año 2023




martes, 10 de septiembre de 2024

MIEDO Y ASCO EN EL MUSEO

Alberto García Marcos



Museum

Fernando de Felipe 

ECC Ediciones 

España

Cartoné

80 págs. 

Color

Obras relacionadas

Psychopathia sexualis

Miguel Ángel Martín

(La Factoría de ideas)

Octubre

Pasqual Ferry

(Astiberri)

Onírica

Josep Maria Beroy

(Diábolo Ediciones)

Stray Toasters

Bill Sienkiewicz

(ECC Ediciones)

El hombre que ríe

Fernando de Felipe 

(ECC Ediciones)   


La primera mitad de los años noventa será recordada en España como la época de la gran debacle del cómic. Tras la explosión de las revistas de tebeos para adultos (así las llamábamos entonces, nada que ver con el porno... bueno, quizá un poco sí) en los últimos setenta y primeros ochenta, se produjo el colapso: en 1991 cierra Creepy (segunda época); al año siguiente, Comix Internacional (también su segunda encarnación; en esta cabecera, precisamente, se serializó el Museum que nos ocupa), Zona 84 y Totem el Cómix. En 1995, se clausura la fugaz y excelente revista Viñetas, y en 1996, Cimoc, la penúltima decana, solo superada por El Víbora, que resistiría hasta 2004, en gran medida gracias a las ventas de Kiss Comix, la revista de porno hardcore de la misma editorial. Y así, con la secuencia de auge, burbuja y caída, fue como dio fin la era de las revistas y comenzó la de la novela gráfica, que podemos suponer que se encuentra ya en su fase de burbuja...

El asunto tuvo su miga, tanto por la orfandad repentina que sufrimos los lectores como por la catástrofe que supuso para toda una nueva hornada de autores españoles que desde mediados de los ochenta comenzaba a tomar el relevo de sus maestros, y entre los que se encontraban, por citar a unos pocos, Josep María Beroy, Enrique Corominas, Miguel Ángel Martín, Pasqual Ferry (que se reinventaría en el extranjero) o el propio Fernando de Felipe. Había, además, algunas características compartidas por todos ellos, una especie de tremendismo, un intento de subversión de los códigos del terror y una inclinación hacia su vertiente más psicológica (no exenta de ironía, como demuestra a menudo De Felipe; como demostraría Álex de la Iglesia en El día de la bestia unos años después), que posiblemente era fruto de un pánico social aún difuso por su lejanía geográfica (guerra del Golfo y consecuente aumento del precio del petróleo) y que en España, tras las «vacas gordas» de los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal de 1992, cristalizaría en la crisis económica de 1993 (auge, burbuja y caída, de nuevo). Para entonces, Bret Easton Ellis ya había publicado en Estados Unidos su American Psycho, un retrato macabro de la época, que contaba entre sus páginas con algunas de las descripciones de perversiones y asesinatos más macabras que se recuerden, al menos en un libro superventas. Y otro tanto se puede decir, en este caso en el ámbito del cómic, del Museum de Fernando de Felipe.

Cada capítulo de Museum describe a un personaje abocado a la desgracia por mor de su obsesión coleccionista: familiares muertos, envases de todo tipo, desechos corporales, crímenes sin resolver... Un capítulo este, quizá el mejor del libro y el más radical en lo narrativo, que en algún momento trae a la cabeza la película Seven, de David Fincher... que se estrenaría dos años después. En efecto, había algo en el ambiente, y no olía precisamente bien, de modo que parecía lógico que De Felipe diese rienda suelta a la escatología que trufa estas páginas. El autor venía de publicar El hombre que ríe, la que considero su obra más lograda —y, curiosamente, junto con Museum, quizá la única no encuadrada en un imaginario netamente estadounidense—, y estaba en la cima de sus capacidades artísticas, después de absorber y adaptar a su propio estilo la voz solemne en tercera persona de Alan Moore (apenas hay diálogos en este libro) y los recursos gráficos del Bill Sienkiewicz de Elektra asesina y, sobre todo, Stray Toasters: los juegos de color y disposición de las viñetas, las veladuras, los cuerpos deformados, los collages de fotografías y grabados que también traen a la memoria al nunca suficientemente reivindicado Josep Maria Beà (otro maestro del terror psicológico y la vanguardia).

Es de agradecer la iniciativa de ECC Ediciones de recuperar la obra de De Felipe en su práctica totalidad, especialmente si, como ocurre en Museum, se acompaña de abundantes extras que ayudan a contextualizar su trabajo y a comprender los procesos mentales y creativos del autor. Puede que Museum no sea una obra maestra (no lo es: los usos editoriales en cuanto a extensión y desarrollo la constriñen demasiado y, sobre todo, da la sensación de haber quedado truncada antes de desarrollar todo su potencial), pero es un documento impagable sobre una época en la que estábamos asustados y todavía no sabíamos por qué.




Jot Down Comics

Año 2023



LIENZO DEL JAPÓN RURAL Y PROFUNDO

Josep M. Berengueras



Nieve roja

Susumu Katsumata 

Gallo Nero Ediciones 

Japón

Rústica con solapas 

232 págs.

Blanco y negro

Traducción: Yoko Ogihara y Fernando Cordobés

Obras relacionadas

Mi vida en barco

Tadao Tsuge

(Gallo Nero Ediciones)

Flores rojas

Yoshiharu Tsuge

(Gallo Nero Ediciones)

El hombre sin talento

Yoshiharu Tsuge 

(Gallo Nero Ediciones)

Cuando en septiembre de 2015 la casi desconocida editorial (en lo que a manga se refiere) Gallo Nero anunció que editaría El hombre sin talento, de Yoshiharu Tsuge, un pequeño rayo de luz iluminó las esperanzas de los lectores de cómic japonés más experimentados, que ansiaban poder leer en castellano obras de culto niponas. Desde entonces, la editorial madrileña ha ido llenando un pequeño hueco en las estanterías con títulos de altísima calidad, que seguramente no son superventas, pero cuya edición es indispensable para crear un mercado sano. Nieve roja, de Susumu Katsumata, es una de ellas: gekiga (manga dramático, alejado del cómic japonés de entretenimiento surgido a partir de Osamu Tezuka) en estado puro, pero con el añadido de que sus historias no se ambientaban en la gran ciudad, como en la mayoría de autores de la época, sino que en este caso transportaban al lector a un Japón rural totalmente desconocido para los occidentales.

Y es que Katsumata es, seguramente, uno de los artistas destacados de gekiga que menos han trascendido, quizá precisamente por alejarse de los estándares urbanitas del género cuando publicó la mayoría de sus obras (años setenta y ochenta). Pero, como bien cuenta en el prólogo el profesor de lengua y literatura japonesa en el DISUM (Universidad de Catania) Paolo la Marca, cuando en 2005 se presentó en Japón la antología que nos ocupa, algo cambió. Por fin, Katsumata recibió un merecido reconocimiento en forma de nuevos lectores, críticas positivas y traducciones a otros idiomas de un autor que tuvo más éxito con las ilustraciones que con el manga.

Nieve roja recopila 10 relatos cortos publicados entre 1976 y 1985, que se centran todos ellos en el Japón rural de las décadas de 1940 y 1950, es decir, justo durante la infancia de Katsumata (nacido en 1943) que, obviamente, se crio en el campo. Pero que nadie espere personajes hablando de la posguerra o preocupados por la geopolítica: los relatos de Nieve roja explican por un lado el arduo trabajo de campesinos, artesanos, monjes budistas y mujeres fuertes que buscan cómo sobrevivir en su pequeño mundo. Lo cotidiano es sobrevivir, luchar, hacer frente a la tentación... y también el abuso, desgraciadamente. Por el otro, las historias también narran relatos mitológicos y leyendas, de aquellos que pasan de boca en boca y de generación en generación en las pequeñas comunidades, ambientados en los lugares cotidianos por los locales y que marcan buena parte de su personalidad.

De la recopilación destacan algunos relatos. El primero, «La cuesta de los grillos», que nos explica la historia de una anciana mendiga y los porqués de su desdicha. También «Torajiro Kappa», donde el ser mitológico japonés se ve envuelto en la cotidianidad de una pequeña villa y en un peculiar duelo. Tampoco hay que pasar por alto tampoco «Kokeshi», que cuenta cómo los kappas acaban siendo la solución a un depredador sexual marcado por un trauma. Y cómo no, el relato que da nombre a la recopilación, «Nieve roja», una historia de artesanos del sake y de deseo. Pero, a nivel global, todas y cada una de las historias tienen un algo que engancha, un billete para el lector a una época lejana y a una comunidad que, por raro que parezca, acaba pareciendo cercana.

Katsumata logra con Nieve roja pintar a la perfección un cuadro costumbrista lleno de nostalgia, donde hasta los elementos fantásticos resultan creíbles por el contexto. Lo hace con trazo simple, sin líneas cinéticas ni aspavientos en cuanto a composición; pero contando bien cada detalle importante, usando el silencio cuando es necesario y dando el protagonismo a los personajes, a la naturaleza y a las leyendas.

Nieve roja es un lienzo del Japón rural y profundo de mediados del siglo pasado, formado por cuentos del pasado que merecen una lectura en el presente por todos aquellos aficionados que aman el buen cómic. Gallo Nero sigue en su línea, y es de agradecer que siga apostando por clásicos como este.


Jot Down Comics

Año 2023


lunes, 9 de septiembre de 2024

UNA GOTA DE SUDOR EN LA FRENTE

Diego Cuevas

Obras incompletas 2015-2022

Lorenzo Montatore 

ECC Ediciones España

Cartoné

464 págs. Color

Obras relacionadas

La mentira por delante

Lorenzo Montatore

(Astiberri)

Queridos difuntos

Lorenzo Montatore

(Sapristi Comic)

Cuidado que te asesinas

Lorenzo Montatore

(Ediciones La Cúpula)

Bardín el superrealista

Max

(Ediciones La Cúpula)


Un hombre de gesto áspero agita el tronco de un olivo y de las ramas de aquel árbol cae un poeta con aspecto de Muppet. «No se asuste, me quedé dormido entre dos palabras y desperté aquí», aclara el recién aterrizado. La escena no solo forma parte de la antología Obras incompletas 2105-2022de Lorenzo Montatore (Madrid, 1983), seudónimo artístico de Javier Lorenzo García, sino que además funciona exactamente como un resumen del espíritu que posee la obra: en el lugar más inesperado, en el escenario más inocente, puede acontecer, de repente, el hecho más insólito, poético y surrealista. Y, tal y como ocurre en el pasaje del lírico vendimiado, es muy probable que a partir de ese momento la historia se encamine de manera irremediable hacia la catástrofe.

Un voluminoso tomo rosa de más de cuatrocientas cincuenta páginas que promete una recopilación inconclusa no es algo habitual. Pero lo cierto es que el trabajo de Montatore tampoco es algo habitual en el terreno del tebeo: una colección de personajes, construidos con un minimalismo heredero de la escuela Bruguera, desfilando sudorosos a modo de reflejo de las inquietudes e introspecciones del autor. Un libro que ejerce de antología de todos los fanzines y pequeños relatos autopublicados por el dibujante, en donde el adjetivo «incompletas» nos recuerda que tanto las historias largas como las aventuras del personaje de Román Tesoro se han quedado fuera del recopilatorio porque, simplemente, este no era su sitio. Pero, a pesar de lo que se emperre en anunciar su título, el presente volumen sí que constituye lo que probablemente sea el retrato más sólido posible del artista, aquel en el que cada cuento y garabato parece contar algo sobre los interiores de quien los firma. Estructurado en un orden decidido por el propio Montatore, basado en la encapsulación temática y no en la cronológica, Obras incompletas presenta cada una de las piezas acompañada de una introducción, textos que revelan las múltiples capas apiladas sobre los trazos en apariencia sencillos e inofensivos. Conversaciones casuales entre personajes sonrientes tras las que se esconden los abismos cotidianos del trastorno bipolar, corazones remendados con tiritas como evocación de los problemas cardíacos y las complejas intervenciones quirúrgicas, pastillas engullidas con diligencia o monigotes contemplando un agujero de dibujos animados que resuena como una depresión insondable. Y una eterna gota de sudor en la frente de todos los participantes de este teatrillo ilustrado, como recordatorio fisiológico de que las dolencias y las angustias les perseguirán para siempre.

El universo de Lorenzo Montatore es extraño, ecléctico, impredecible, y asombrosamente pro- fundo en su bidimensionalidad. Y sus propuestas resulta cándidas, sorprendentes y terribles al mismo tiempo: seres que vagan y divagan a través de unos escenarios extraídos de Super Mario Bros pero contaminados por la decadencia humana; un ficticio cantaor flamenco, amputado e impedido, que demanda degustar huevos fritos con puntillita como primer plato y rayas de cocaína a la hora del postre; deidades primigenias en busca de un nombre con el que ser alabadas; viajes en el tiempo para arreglar un aparato de aire acondicionado y duelos de western que se saldan con frases de cortesía desgastadas. Parajes oníricos ideados en el mundo real a base de combinar influencias de todo tipo: del krautrock al celuloide, pasando por el cante flamenco, los vapores y superrealismos de Max, los clásicos literarios, el videojuego añejo, los cómics de Ja- son o cualquier tipo de influencia pop que se enrede entre las obsesiones del ilustrador hasta convertirse en material de viñeta. Porque Montatore es una persona que acumula sus ideas en una carpeta bautizada «Escombro, carajillo y detergente». Uno de los pocos creadores actuales capaces de cometer osadías como combinar el eslogan «En las distancias cortas es donde una colonia de hombre se la juega» de la publicidad ochentera de Brummel con el cine de Andréi Tarkovski, introducir las penurias anunciadas por la rumba vallecana Heroína, de Los Calis, en un mundo de magos y criaturas fantásticas, imaginar un incidente asombroso en la infancia de la cantante peruana Yma Súmac tras verla actuar en el talk show de David Letterman, o de convertir el ritmo del foxtrot Arrullo de amor, de Rafael Medina, en un relato postapocalíptico protagonizado por una abuela motera con ganas de mover la cadera junto a otro ser humano.

Obras incompletas 2015-2022 es un artefacto único, una patada envuelta en tapas duras de color pastel que parecen un guiño cromático al Mortal y rosa del, muy admirado por Montatore, Francisco Umbral. Un tomo extraordinario publicado por ECC que recopila fanzines, bocetos sobre hojas cuadriculadas, elucubraciones, viñe- tas descartadas y confesiones, materiales todos ellos difíciles de localizar en la actualidad, e incluye un prólogo de Rubén Lardín y una amplia entrevista al autor a cargo de Gerardo Vilches. El muestrario de un creador que en siete años ha erigido todo un mundo propio inclasificable y sorprendente. Una gota en la frente, una tirita en el cogote y un poeta atrapado en un olivo.


Jot Down Comics

Año 2023