viernes, 13 de diciembre de 2024

mondo bulldog. Pesadillas de terciopelo (I)



JORDI COSTA

Sólo una cosa antes de comenzar: escribo estas dos cuartillas mientras el canal de pago emite en horario preservativo MUÑECO DIABÓLICO III. Los abonados a Canal+ -minoría social a la que pertenezco- decidieron cambiar el horario de emisión de la película atendiendo a la aberrante polémica que la ha salpicado en las últimas semanas: pasar de las 22' oo a las oo' oo, al parecer, evitará grandes catástrofes. La solución es perfecta: un leve ajuste en la parrilla más ceñida y calculada de nuestro universo catódico evitará que las versiones locales del niño A y el niño B elijan a un niño despistado en cualquier centro comercial, lo agoten a base de paseos y, finalmente, se lo carguen en la vía del tren. ¿Para cuándo una historieta de Martí sobre la certera intervención de ese grupo de élite, los Abonados, cuyos miembros, sin moverse de los sofás de sus casas, lograron evitar que se sumara una nueva página a la crónica negra nacional?

En los periódicos ha aparecido también estos días otra noticia no menos estimulante: Rafael Ramírez Plata, presidente del servicio de Correos de Venezuela ordenó quemar todos los ejemplares de la revista El Víbora que iban a distribuirse en ese país con motivo de la celebración de la II Feria Internacional del Libro de Caracas.

Al parecer, el problema del señor Ramírez Plata -este problema en particular, aunque intuyo que debe tener otros muchos y graves-reside en su convencimiento de que dicha publicación es "material pornográfico": tiene su parte de razón, El Víbora tiene en sus páginas un pequeño porcentaje de "material pornográfico".

Contiene, concretamente, la mejor pornografía dibujada que produce nuestro país, debida a las manos de ese par de altruistas damas que responden al nombre de Mónica y Bea. Pero no sólo eso: las páginas de EL Víbora, actualmente, también contienen las concisas entregas de la última obra maestra de Miguel Angel

Martin, y, si Berenguer consigue engañar a su equipo de discutibles consejeros, pueden, asimismo, contener alguna historieta de Daniel Clowes, hoy por hoy el autor norteamericano del medio con más cosas que decir, ¿Qué ganará el señor Ramírez Plata mandando a la pira ese "material pornográfico" acompañado de un par de historietas magistrales? Sin duda, su gesto no va a contribuir a aliviar el desorden social de su país, ni va a reducir el indice de violaciones: ni siquiera el índice de onanismo se verá sometido a fluctuaciones merced a su "performance-homenaje" tributada a la memoria de Torquemada.

No, quemar los Víboras sólo logrará una cosa: negarles a sus conciudadanos el conocimiento de, por lo menos, tres trabajos que merecen mucho la pena. Del mismo modo que los consejeros de Berenguer, recomendándole al editor que no publique a Daniel Clowes porque es un autor que "no vende" -lo sé porque escuché a uno de esos "consejeros" jactarse de ello precisamente en la presentación de esta revista que usted tiene en sus manos- les niegan a los fieles lectores de EL Víbora el conocimiento de uno de los más sobresalientes herederos del underground. Clowes, con todo, ha logrado publicar dos breves historietas en EL VÍBORA: Dementia Praecox (n°150) y El hombre que escupe y rie (n°165), ambas pertenecientes a la serie de las aventuras de Lloyd Llewellyn que le dio a conocer en el mercado americano. Extraño híbrido de Charles Burns y Miguel Gallardo, Daniel Clowes -que ostenta el honor de haber nacido en Chicago el día del vigésimo noveno cumpleaños de Jayne Mansfield- es uno de esos raros creadores capaces de articular un discurso completamente personal partiendo de materiales ajenos, referencias de tercera fila y material de derribo.

Junto a Peter Bagge -hombre que aparecerá, tarde o temprano, en la galería MONDO BULLDOG-, es la estrella del catálogo Fantagraphics, empresa editora ubicada en Seattle, circunstancia que (unida a la generosa disponibilidad de ambos autores a la hora de ilustrar portadas para algunos de sus ruidistas compatriotas) ha llevado a algunos críticos a considerar a los respectivos autores de Hate y Eightball como equivalente historietístico de la estética grunge: la etiqueta es, como todas, injustamente imprecisa. Clowes quizá se siente próximo a algunos amigos grunge, pero su arte va mucho más allá, erigiéndose en verdadera caja de resonancia de una cultura trash que se intuye inagotable.

Llegando a este punto me doy cuenta de que Daniel Clowes, que debía ser tema y alma de la presente entrega de MONDO BULLDOG, ha visto comido su espacio por la Liga Preventiva de abonados de Canal+, el señor Ramírez Plata y los "consejeros" de Berenguer, o sea que no hay más remedio que emplazarles hasta el próximo mes en estas mismas páginas para seguir hablando del tema. Entretanto, en la espera, pueden echar mano del tercer número -si no ha aparecido ya, debe estar al caer- del muy recomendable "comic-book" nacional Mr. Brain, en el que unos cuantos hijos espirituales de Clowes glosan inteligentemente sus virtudes y crean obras propias que no desmerecerían en un quimérico suplemento grapado a las páginas de Eightball. Otra actividad de interés: buscar, un poco más allá en este mismo VIÑETAS, el artículo de Antonio Trashorras sobre Basil Wolverton, que bien podría haber sido el abuelo secreto de Clowes.


Revista Viñetas nº2 febrero 1994 Ediciones Glenat


Monument Valley 3: The Lighthouse (cortometraje del estudio Moth)


El cortometraje “ Monument Valley 3: The Lighthouse ”,  ya está online (gratis en YouTube).

Producido por el estudio de animación inglés Moth , con la ayuda de Ustwo (los creadores del juego), y a petición de Netflix , todo con motivo del lanzamiento de la 3ª parte del juego (mañana en Netflix Games).

Y esta pequeña película de 5 minutos es realmente magnífica. Adapta magistralmente (en versión animada 16/9) el particular universo (y espacio) de los juegos, retomando una serie de ideas en una gran cantidad de planos en apenas unos minutos. Lo suficiente como para soñar con ver más 

También te animo a que veas la página del making of en el sitio web del estudio.


Via Catsuka

jueves, 12 de diciembre de 2024

mondo bulldog "VOLVER A EMPEZAR" JORDI COSTA

Después de ver una demencial entrega de BEAVIS AND BUTTHEAD en la que los dos heavy-mastuerzos protagonistas enseñaban unas cuantas barbaridades prácticas sobre el jugar con fuego, un chaval americano incendió su casa socarrando de propina a su hermanita de escasos meses. La noticia, exprimida en las últimas semanas por los medios de comunicación, es una de esas arbitrarias explosiones de horror que suelen ser utilizadas por neo-inquisidores de la peor especie como armas arrojadizas. De lo escrito por sociólogos de guardia y tutólogos asalariados se desprende que Beavis y Butthead incendiaron la casa y se cargaron al bebé. Según esa funesta línea de pensamiento, sobre la conciencia de Christopher Reeve deberían pesar esas decenas de cuerpos estampados sobre el asfalto de niños que soñaron ser Superman... De nada sirve argumentar que frente a esas arbitrarias y aisladas desgracias hay un buen puñado de niños —la mayoría— que ni siquiera se molestaron en encender una cerilla tras ver el programa de la MTV y que, por supuesto, no se sintieron demasiado motivados a tirarse por la ventana tras ver la película de Donner —¡que no es tan malo, caramba!—. De nada sirve, tampoco, recordar que la mayoría de infelices que, literalmente, perdieron los sesos queriendo emular la escena de la Ruleta Rusa de El cazador estaban ya bastante creciditos.

De nada sirve todo eso porque la polémica es sólo la punta del iceberg de un problema que lleva camino de desembocar en una situación asfixiante. En nombre de lo políticamente correcto se está organizando un verdadero ejército dispuesto a neutralizar con sus códigos deontológicos y leyes de protección cualquier transgresor tupé que asome su silueta desde las trincheras del arte. La lenta, pero inexorable expansión de esta dictadura de lo aséptico -anti-utopía poblada de seres muy bien educados, que no crean para no ofender— lleva consigo su curiosa contrapartida hoy en día, el camino más rápido para convertirse en ente subversivo es ser —o hacerse pasar— por un tipo políticamente incorrecto.

Los cromos de la Pandilla Basura, los chistes de Mauro Entrialgo, las telecomedias de Rik Mayall y Adrian Edmonson, los dibujos animados de John Kricfalusi y las películas de Santiago Segura, por poner una serie de ejemplos suficientemente eclécti-cos, están en lo mismo: cada una a su manera, cada una con sus propias —y a menudo toscas— armas, estas manifestaciones de un espíritu combativo y transgresor aportan su particular granito de arena en esta guerra contra el Gran e Invisible Enemigo, el yuyu que quiere borrar todos los yunques y cargas de dinamita ACME que aliñaban los viejos dibujos de la Warner. Como intuyó el gran Bruce Wagner en las páginas de su historieta-rio Wild Palms —no se la pierdan—, las grandes lides de nuestro tiempo no se resuelven en los campos de batalla, sino en las catedrales del ocio: en otras palabras, es absurdo conquistar países cuando se pueden conquistar cerebros. Es ridículo gastar en armas químicas cuando se puede gastar en películas —o en cualquier otra fuente de ocio— que pasen por el cerebro del espectador —la víctima, el conquistado— con la eficacia de una lluvia de napalm. En Wild Palms, Wagner —ayudado por un dibujante, Julian Allen, demasiado encorsetado por las cargas de texto, y profundidad, del guionista— narra la última guerra espiritual de Occidente, una contienda librada en esa Tierra Santa del ocio que es Hollywood por dos grupos enfrentados: una secta de clara inspiración ciencióloga y una Resistencia en clara desventaja. El mundo descrito en Wild Palms no está nada lejos de ese Hollywood dominado por discipulos de Ron Hubbard y peligrosos apólogos del mínimo común digerible por el paladar medio. No está nada lejos de una palpable coyuntura en la que el espíritu underground —o la adaptación de ese viejo espíritu underground a las nuevas necesidades— vuelve a tener sentido.

No es casual que, en el terreno de la historieta en lengua inglesa, a la oleada de esos tebeos de superhéroes de autor —promovida por una serie de autores que, quizá espoleados por cierto complejo de inferioridad, demostraron que el medio no era tan idiota como parecía— haya sucedido una verdadera efervescencia de autores y obras de fililación neo-underground realmente estimulantes.

Daniel Clowes, Chester Brown, Julie Doucet, James Sturm, Marc Hempel, Peter Bagge y Drew Friedman son sólo algunos de los nombres. ¿Suficiente para hablar de Nuevo Underground? No lo sé, pero probablemente es suficiente como para hablar de interesante cruzada contra la dictadura del Buen Gusto, una cruzada que tiene sus correspondencias en los campos del cine, la televisión y la literatura, por ejemplo.

Un amigo mío posiblemente abducido por un ovni —hace años que no lo veo y no se me ocurre otra explicación-- contaba la anécdota de que, estando en una fiesta dada por un curioso anfitrión —híbrido karateka de Ignatius Reilly y Travis Bickie—, le dio por curiosear en las estanterías del singular individuo. De repente, sus manos se detuvieron en un ejemplar de Nacida inocente - vergonzante best seller de tiempos pretéritos— mi amigo lo sacó de la estantería, lo hojeó y se fijó en una curiosa dedicatoria, de puño y letra de su anfitrión, que decía algo así como: Juro consagrar mi vida a la defensa y protección de las jóvenes adolescentes amenazadas por el mundo de la corrupción y la pornografía". Al acordarme de esta vieja historia, comencé a plantearme algún objetivo noble para redimir mi existencia de crítico funcionario (Cuadrado dixit) y, tras barajar la posibilidad de consagrar mi vida a la defensa a ultranza de todo lo que hagan y digan Eric Idle y Elena Castro, opté por algo de interés —espero— más general: convertir esta sección en modesto órgano de propaganda para esos ejércitos de lo impopular, para esas legiones de lo atragantable sobre las que caerán las asépticas y legales iras de la Inquisición de Alto Diseño que regula el gusto, y de paso la idiotez, del paladar medio. Dentro de un mes, la línea bulldog lanzará sus primeros ladridos.


Revista Viñetas nº1 Enero 1994 Ediciones Glenat


EVA MEDUSA Dibujos: ANA MIRALLES Guión: ANTONIO SEGURA



EVA MEDUSA

Dibujos: ANA MIRALLES

Guión: ANTONIO SEGURA



"En el taxi nos esperaba la muchacha de la boîte, la única que no nos abandonó en nuestro infortunio. Alvaro y yo la invitamos a Les Halles, a saborear la sopa de cebollas al amanecer. Le compramos flores en el mercado, la besamos en reconocimiento a su conducta samaritana, y nos dimos cuenta de que tenía cierto atractivo. No era bonita ni fea, pero la rehabilitaba la nariz respingada de las parisienses. Entonces la invitamos a nuestro misérrimo hotel. No tuvo ninguna complicación en irse con nosotros.

Se fué con Alvaro a su habitación. Yo caí rendido en mi cama, pero de pronto sentí que me zamarreaban. Era Alvaro. Su cara de loco apacible me pareció un tanto extraña.

—Pasa algo —me dijo , Esta mujer tiene algo excepcional, insólito, que no te podría explicar. Tienes que probarla de inmediato.

Pocos minutos después la desconocida se metió soñolienta e indulgentemente en mi cama. Al hacer el amor con ella comprobé ese misterioso don. Era algo indescriptible que brotaba de su profundidad, que se remontaba al origen mismo del placer, al nacimiento de una ola, al secreto genésico de Venus.

Alvaro tenia razon.

Al dia siguiente, en un aparte del desayuno, Alvaro me previno en español:

—Si no dejamos de inmediato a esta mujer, nuestro viaje será frustrado. No naufragaríamos en el mar, sino en el sacramento insondable del sexo.

Decidimos colmarla de pequeños regalos: flores, chocolates y la mitad de los francos que nos quedaban. Nos confesó que no trabajaba en el cabaret caucasiano; que lo había visitado la noche antes por primera y única vez. Luego tomamos un taxi con ella. El chofer atravesaba un barrio indefinido cuando le ordenamos detenerse. Nos despedimos de ella con grandes besos y la dejamos ahí, desorientada pero sonriente.

Nunca más la vimos."

"Yo, el amor"

PABLO NERUDA. Confieso que he vivido

Hace unos meses, Pere Joan envió unos folios a la redacción de Glénat, aportando diversas ideas de cómo podría ser un tebeo. Era la época de los "brainstorming" constantes entre el habitual grupo de chalados por el tebeo autodenominado "la panda del moco". Pere, en su carta se preguntaba que podría ser el "unplugged" aplicado a la historieta. Quizá los bocetos a lápiz, quizás ideas del guión que luego se quedan en el tintero. De ahí salió la idea de que la revista que ibamos a hacer publicara "algo" más que las páginas de cada serie. O algo menos, como en Torpedo, donde la apuesta por el blanco y negro no es más que querer ofrecer al lector la "versión original" de esta serie, cuya posterior edición en álbum, en todo el mundo, se hará en color.

La ideal del "unplugged" se quedó flotando por ahí y cuando llegó el momento de presentar la tercera parte de EVA MEDUSA, tomo cuerpo definitivamente.

Llamé a Antonio Segura y le pedí que al tiempo que resumiera los elementos clave de los dos primeros libros, contara algo más. Algo inédito, secreto, algo que nos diera alguna clave sobre el porqué de EVA MEDUSA.

Por entonces andábamos discutiendo sobre diversos proyectos.

Antonio suele ser un fabricante de series infatigable. Estábamos hablando de la recuperación de Burton & Cyb, de la serie Ozono (inédita en España) dibujada como la anterior por José Ortiz, de dos series nuevas con Rubén Arozena y José Aguilar, y además no perdíamos ocasión para hablar del bien y del mal.

Dí por hecho que Antonio enviaría un texto de 200 folios y me olvidé del tema, hasta que llegó el cierre de este número 1 y comprobé, no sin cierta sorpresa, que Antonio practicaba un sospechoso silencio.

Su padre había estado enfermo, proyectos para televisión y dibujos animados, fueron sus convincentes argumentos. Esto y un texto de Neruda.

Al parecer en este texto estaba la clave de EVA MEDUSA.

Hoy, día de cierre de la revista, me envía por fax el texto que encabeza esta presentación. Pablo Neruda cuenta en sus memorias cómo se encuentra con un mecenas chileno, amigo de Rafael Alberti, que le conduce a una boîte de rusos blancos llamada la bodega Caucasiana, en la que conocen a una chica que, según Segura, bien pudo ser Eva.

Leo el texto y recuerdo el de la contraportada del segundo libro: "No se te ocurra mirarla a los ojos; baja la mirada, cierra tu corazón. Si no, puedes ser su próxima víctima, te puede convertir en el esclavo de sus deseos."

Por otra parte los títulos de la trilogía son también elocuentes: Tú, el veneno, Tú, el deseo y ahora Yo, el amor.

Y, que quieren que les diga, no hay resumen que pueda transportarles al mundo que han recreado Antonio y Ana. Así que aprovecho la ocasión para recomendarles que se hagan ustedes con los dos primeros álbumes, que son de lo mejorcito que ha producido la historieta española en los 90. Encontrarán magia, pasión, vudú, incesto, lujuria, aventura y exotismo, a la vez que podrán descubrir la evolución del talento gráfico de Ana Miralles.

Seguro que no se arrepienten y prometo hablar de nuevo con Pere Joan, para que me aclare bien esto del "unplugged", no vaya a ser que no lo haya entendido bien.

JOAN NAVARRO


Revista Viñetas nº1 Enero 1994 Ediciones Glenat

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Viajes al otro mundo

ECC Ediciones publica una de las obras que convirtió a su autor, Richard Corben, en uno de los grandes nombres del noveno arte

José Luis Vidal

08 de diciembre 2024




En mi adolescencia hubo dos autores que me marcaron, abriendo una puerta hasta ahora desconocida para mí, que hasta entonces tan solo había navegado por universos poblados de tipos con capas y mallas. Y resulta significativo que a ambos los conocí en las sendas publicaciones editadas por Josep Toutain, que supo reunir en el interior de Creepy y 1984 (entre otras) a lo mejorcito del panorama nacional e internacional en los ya lejanos años ochenta.

Los nombres de estos autores eran Berni Wrightson y Richard Corben. Curiosamente, sin ninguna relación en el aspecto gráfico, pero ambos siendo unos auténticos titanes en el mundo del cómic.

Me recuerdo pateándome la ciudad y todas las librerías y papelerías en busca de los ansiados ejemplares de cada mes que, ‘gracias’ a la deficiente labor de la deficiente distribución se convertía en un calvario, dejándome huecos entre número y número. Afortunadamente, Toutain también fue revolucionario, y tras publicar por entregas las historias de algunos de sus autores, las recopilaba en los míticos álbumes de tapa blanda que tanto trabajo y lloros me costó reunir, ya que, como a muchos chavales de aquellos años, la exigua paga semanal no nos llegaba para casi nada.

Pero con tiempo, un buen olfato y sobre todo, mucha suerte, pude hacerme con todos y cada uno de aquellos ejemplares que aún conservo en mi biblioteca, algunos de ellos incluso auténticos grimorios, como el deseado Vuelo a la fantasía, que me hizo protagonizar una divertida anécdota que ya os contaré en otra ocasión.

Y es que ahora es momento de celebración, ya que después de muchos años, por fin podemos tener en nuestras manos la versión definitiva de la obra que marcó a muchos lectores, Den: Nuncanada, un alucinante y alucinógeno viaje junto a su protagonista, que despierta en un paraje desconocido, y dentro de un cuerpo, desnudo y musculoso, que le es totalmente ajeno.

Con poco tiempo para reaccionar, este seguirá a una voluptuosa fémina que parece estar a punto de caer en las fauces de un horrible monstruo. Pero Den pronto descubrirá que en este mundo la mentira, el engaño y la traición también son moneda de cambio…

Aunque no todo será malo para él, ya que en su vagar por estos paisajes imposibles, nacidos del talento de su autor, y su personal método de trabajo, conocerá a Kath, una rubia y rotunda joven que, como él, se ha trasladado desde una lejana época de nuestro mundo a este otro lugar, Nuncanada.

El amor, la obvia atracción física nacerá entre ellos, pero tendrán poco tiempo para conocerse, ya que la cruel reina del lugar y el taimado Ard mantiene un pulso por la posesión de un poderoso objeto, un cetro bautizado como el Locnar, con el que podrán obtener el poder invocando la presencia de una monstruosa entidad que nos lleva a universo lovecraftiano.

Y es que no casualidad que esta reseña lleve el mismo título que el volumen que recoge las peripecias de Randoph Carter, personaje creado por H.P. Lovecraft, autor cuya obra influenció notablemente a Richard Corben (también sucedió con Robert E. Howard), como puede comprobarse en esta y otras muchas obras. Incluso con el tiempo llegó a adaptar alguna a las viñetas.

Y así, en esta primera entrega de cinco, vamos a sumergirnos en este universo de colores imposibles, curvilíneas mujeres, monstruos aterradores y mil y una peripecias protagonizadas por el lampiño protagonista, Den.

Una edición definitiva, como decía, sobre todo gracias a la impagable labor del colorista y director de arte, José Villarrubia, que ha conseguido que las páginas ilustradas por Corben nos lleguen ahora en su máximo esplendor, tal como él propio autor hubiera deseado que se publicaran.

En el interior del volumen vamos a encontrar una serie de textos, firmados por Villarrubia, el novelista Fritz Leiber y Bruce Jones, que tan bien conoció a Corben, firmando junto a él infinidad de maravillosas obras.

Y sin dejar de recuperarnos de un inevitable brote de síndrome de Stehndal, nos topamos con varias bellas ilustraciones, de esas que te dejan sin aliento por su belleza.

En Estados Unidos ya se ha anunciado la quinta, y última entrega de la saga protagonizada por Den, así que tenemos asegurada su publicación en nuestro país, así como la futura edición de la última obra firmada por Corben, Dimwood. Tan solo es cuestión de tiempo que podamos tenerlas en nuestras ansiosas manos y poder volver a deleitarnos una y otra vez con el arte de uno de los grandes autores que ha dado el cómic.


Diario de Cadiz




martes, 10 de diciembre de 2024

Contrition, o una vuelta de tuerca magistral del género negro

Daniel González




Contrition

Carlos Portela y Keko 

Editorial

España Japón EE. UU., 

Francia

Rústica con solapas 

Cartoné

168 págs.

Color Blanco y negro

Obras relacionadas

17 años

Fujii Seiji y Kamata Youji 

(Mangaline ediciones)

La muñequita de papá 

Debbie Drechsler 

(La Cúpula)

Presas fáciles 

Miguelanxo Prado 

(Norma Editorial )



El género noir, polar o comúnmente conocido como género negro suele estar protagonizado por hombres, detectives, policías, e incluso personas con una meta o un fin, ya sea por venganza, un encargo o solucionar problemas persona- les, caracterizados por una rudeza y un carácter duro, inexpresivos y con pocos o ningún sentimiento hacia el resto de la humanidad. Todo ello aderezado con un ambiente oscuro, enrarecido, plagado de misterio y del que jamás sabremos si el protagonista saldrá con vida de todo aquello que se va creando, y todo esto es Contrition

Bueno, en realidad, no, pero sí, o algo parecido, porque Contrition juega con otra baraja, o con dos, ya que dentro del contexto de género, añade otro, que es la no-ficción, basándose en los casos reales de pederastas o pedófilos juzgados, que una vez cumplidas sus condenas, deben vivir alejados de la civilización, con un control muy riguroso sobre ellos o incluso poner un cartel a la entrada de sus domicilios, avisando de quiénes son, junto a su delito. Y ya desde su portada, Contrition nos avisa.

Contrition es una obra difícil, dura por momentos, pero clara y concisa en lo que quiere contar, remueve sentimientos, remueve opiniones y remueve conciencias, porque, como dije, esta obra juega con dos barajas.

Si al comienzo nos referíamos al noir y más adelante a la no-ficción, es porque Contrition nos cuenta, ya desde sus primeras páginas, cómo uno de los habitantes de un pequeño pueblo llamado igual que el título de la obra, pedófilo empedernido, es encontrado muerto en su domicilio, supuestamente quemado a lo bonzo, expiando así sus pecados, digamos que haciendo su propio acto de contrición. Dando así comienzo una investigación por parte de una periodista, Marcia, otro ejemplo de acto de contrición, tratando de encontrar pistas de que ahí ha pasado algo extraño y hay cosas que no son lo que parecen.

La historia avanza sin cuartel, abriendo camino a conjeturas y suposiciones, jugando al despiste, hasta que nos muestra la cruda realidad, y se descubre el secreto mejor guardado, su as en la manga. Con todos esos porqués y las motivaciones de los protagonistas, porque Contrition es una obra coral, se irán desentrañando los fines y metas a las que todos ellos quieren llegar, da igual el precio que pagar o las consecuencias.

Estas dos barajas tienen dueños, Carlos Portela (Vigo, 1967) y Keko (Madrid, 1963), y, como los mejores crupiers, van repartiendo sus cartas, abriendo el juego, y que cada cual las maneje como mejor sabe.

Carlos nos plantea una narración que se toma su tiempo, presentando a los diferentes personajes, sus razones y el porqué de sus decisiones, un desarrollo de largo recorrido en el que descubriremos esas luces y sombras del ser humano, con sus mochilas personales y emocionales, haciéndonos partícipes indirectamente, de ser jueces, jurados y verdugos de la sucesión de actos que todos ellos van realizando a medida que avanza la lectura. Unos diálogos a los que debemos prestar atención, ya que marcan el ritmo narrativo, llenos de mensajes y abriendo esa posibilidad, a veces complicada y difícil de entender, que es el entendimiento y el perdón.

Keko, por su parte, mantiene ese estilo tan reconocible, de corte realista, en donde la expresividad de los personajes juega un papel vital, ya que siempre sabemos por lo que están pasando

los personajes o cómo se sienten, unido a un manejo del entintado casi perfecto, en el que las sombras reflejan todo ese ambiente siniestro, por lo que consigue meternos de lleno en la obra.

Usando en general un viñetaje de 2 x 3 por página, aunque a veces usa el recurso de viñetas rectangulares o divididas en tres, hace que la narrativa sea más fluida.

Una obra con varias capas, que necesita relecturas y en la que el lector forma parte importante de este gran juego de huidas hacia delante.

Las cartas están sobre la mesa, los jugadores preparados y listos, ya solo queda disfrutar de la velada y aceptar todas las jugadas que se nos planteen durante la partida.







Jot Down Comics (2024)


Un lado oscuro


"Nunca sabremos si ocurrió por accidente o fue una decisión voluntaria. Como tantos sucesos nunca ocurren de forma ordenada.

En las primeras horas de la mañana del día 12 del mes de Marzo, un hombre despertó con su conciencia sacudida. Algo había cambiado de manera permanente en su voluntad, en su mente.

Despertó entre penumbras, dentro de una bañera antigua, el agua contribuyó a desorientarle aún más. Permaneció unos minutos dentro de la bañera, desnudo, pensativo y desnudo, de una manera inconcebible. Se esforzaba en recordar algo, algún detalle que le dijese qué hacía allí.

Salió de la bañera y al mirar el espejo el golpe fue inaudito. Un desconocido moreno, con penetrantes ojos oscuros le devolvía una mirada que no reconocía. Por un segundo, un breve instante, la idea de una sonrisa sarcástica, venenosa, pugnó por asomarse a sus labios, pero desconocía cualquier motivo que le llevara a hacerlo."

El texto anterior, parte del inicio de una película, primigenia y primordial en muchos aspectos. Ya cumplió el cuarto de siglo y sorprendentemente resulta dificil de encontrar.

Todo este prologo luce como las imágenes que acompañan: breve, inexacto y tarda mucho en aparecer.

Aunque debería decir en mi defensa que últimamente parece que estoy más orientado al esfuerzo del dibujo, todo apunta que en los próximos ciento veinte años podría hasta realizar algún comic. Todo se andará.

Ah, y por cierto, no pude resistirme a dibujar al Inspectour Clouseau y al Sargento Deux Deux