ANTONIO TRASHORRAS
Por desgracia, en estos crispados anos de superheroismo macarra y demás plagas de la viñeta relajada, resultan cada vez menos los aficionados a la Historieta conscientes de que, si el tebeo español ha producido alguna verdadera obra maestra, durante su accidentado siglo y pico de existencia, ésta ha debido de pertenecer, sin duda, a la parcela, hoy prácticamente baldía, del humor más o menos infantil. Talentos del tebeo cómico de la estatura de Peñarroya, Cifré, Puigmiquel, Benejam, o Martz-Schmidt (por desbrozar apenas unos cuantos ejemplos particularmente incontestables), a duras penas han encontrado, a mi juicio, en el terreno del tebeo realista o adulto. creadores capaces de hacerles siquiera sombra.
Por ello, al comenzar esta sección dedicada, en principio, a la vida y obra de historietistas clásicos, cuyo trabajo pertenece, Hasta el momento, inédito aquí o, al menos, resulta semidesconocido para el actual lector medio de tebeos, no he podido resistir la tentación de abrir fuego rindiendo homenaje a uno de nuestros mas prolíferos autores infantiles; uno de esos ignorados genios del humor gráfico que los chavales de hoy jamás llegaron a conocer pero que, en cambio, nace años, alegraron, con su buen hacer, los grisáceos días de varias generaciones
Monstruo de la Historieta instantanea, capaz de trascender con su ingenio tanto unas condiciones laborales vergonzosas como unos plazos de entrega poco menos que inhumanos, JOSÉ SANCHÍS es, hoy por hoy, quizá el más importante historietista español vivo, merced a su copiosa e impresionante trayectoria a lo largo de casi medio siglo de dedicación a los tebeos.
Pese a todo, como la mayoría de los clásicos de la Historieta española, SANCHÍS, el maestro de la aventura onírica y el gag espontáneo, resulta, por desgracia, un perfecto desconocido para los lectores más jóvenes, situación de difícil solución debido a la inexistencia de reediciones del material perteneciente a su mejor época. Textos como el presente, mientras nuestra industria del tebeo no evolucione mínimamente, apenas podrán aspirar a despertar la curiosidad del aficionado reciente o, cuando menos, a espolear la nostalgia de los más viejos del lugar, así estamos.
JOSÉ SANCHÍS GRAU, nacido en Valencia en junio de 1932, caería, desde muy temprana edad, irremisiblemente enamorado de los tebeos. Lector voraz de todo tipo de historietas, pronto comenzará a cultivar con singular pasión el dibujo, fundamentalmente humorístico. Siendo apenas un niño crea ya su primer personaje, El soldadito Pepe, el cual, años más tarde, llegará a convertirse en una de sus más emblemáticas y populares creaciones. En 1948 (es decir, con tan sólo 16 años), consigue publicar sus primeros trabajos como historietista (chistes e historias cortas) en el calendario Myrga (lugar donde, según él, no se fijaban demasiado en las deficiencias técnicas, fruto de su inexperiencia), para poco después iniciar sus prolongadas y fructíferas relaciones con la, por entonces pujante, Editorial Valenciana, cuya mítica cabecera Jaimito significaría uno de los pilares del tebeo humorístico de postguerra, junto con las barcelonesas TBO y Pulgarcito. Será precisamente en las páginas de Jaimito donde SANCHÍS dará vida, a partir de los 50 y por espacio de casi tres décadas, a la mayoría de sus entrañables personajes: El Capitán Mostachete, Pandolfito Cebollino, Miguelín y el Trenecito, Don Sinfonio Ritmoloco, Sandokancio y, por supuesto, El Soldadito Pepe. Por aquellas fechas, el futuro maestro del tebeo valenciano también colaborará en otras revistas como Mariló (la revista "ideal para niñas" de Valenciana, para cuyas páginas creará la serie Marilyn y la Moda, La Hora del Recreo (suplemento del diario Levante, donde nacerá el personaje Gaspar) o Trampolín (revista madrileña de inclinación católica, en cuyo seno, y acompañado por algunos colegas valencianos como Karpa, Liceras o Palop, SANCHÍS desarrollará las aventuras de Benjamin y su Pandilla).
Quien tiene un gato, tiene un tesoro
En 1955, dará en el clavo creando a Pumby, el Gatito Feliz, un optimista felino negro, cuya exigua indumentaria (pantalón corto rojo y guantes blancos) recuerda inmediatamente al disneyano Mickey Mouse. Las primeras aventuras de esta nueva figura del tebeo se desarrollarán, en el interior del semanario Jaimito, por medio de entregas autoconclusivas de tan sólo 5 páginas, en las cuales su autor evidencia, todavía un trazo irregular y bastante poco fluido.
La considerable aceptación por parte del público infantil del nuevo personaje, incitará a Valenciana a lanzar, en Abril de 1955, una nueva revista semanal, orientada hacia lectores de menos edad que los de Jaimito, llamada precisamente Pumby. Dicha publicación, quizás el más importante tebeo infantil publicado jamás en España, será el hogar de nuestro gatito feliz de ahí en adelante, y donde vivirá toda su etapa de esplendor.
Durante sus primeros 5 años de vida, las portadas de dicho semanario serían realizadas, con su elegancia habitual, por Jesús Liceras, para pasar, después, a manos del propio SANCHÍS. Paralelamente a esto, la extensión de las aventuras de Pumby crecerán hasta las 20 páginas (divididas en 4 episodios), formato que permitirá al autor desarrollar, de forma plena, su incontenible fantasía a través de tramas cada vez más delirantes y repletas de giros argumentales e inesperados golpes de efecto.
Decidida a exprimir al máximo el éxito del gato, Valenciana lanzará en 1960 otra revista paralela, Super Pumby, esta vez de cadencia mensual y, de nuevo, con el célebre personaje de SANCHÍS como principal reclamo. En las aventuras desarrolladas en esta revista, el minino en cuestión adquiría poderes similares a los de SUPERMAN, con sólo ingerir unas píldoras de zumo de naranja concentrado (por si este detalle no resultara suficientemente revelador de la procedencia valenciana del personaje, SANCHÍS le colocó como en emblema, en el pecho, en lugar de la típica "S", nada menos que... ¡un petardo fallero!).
Por último, llegarían toda una serie de publicaciones (en gran parte compuestas por reediciones de aventuras completas) como Mini Album Pumby, Cuentos Troquelados Pumby o Libros Ilustrados Pumby, al socaire, todos ellos, de la creciente aceptación de las dos revistas del personaje.
Un autor incombustible
Ya en 1970, SANCHÍS ampliará sus horizontes más allá de Valenciana, creando para la revista Zipi y Zape de Bruguera el personaje de Robin Robot, cuya trayectoria abarcará casi 18 años.
A mediados de los 70, se comenzará a advertir un cierto agotamiento del personaje, el cual coincide con el inicio de una mala racha para Editorial Valenciana. Así, en 1974 desaparecerá la otrora lucrativa Super Pumby, coincidiendo con una paulatina disminución por parte de SANCHÍS del número de páginas de cada aventura del gatito, hasta quedar reducidas a una sola plancha.
Finalmente, en 1976, dejan de publicarse las aventuras de Pumby en su propia revista homónima siendo sustituidas por las peripecias de una nueva criatura de SANCHÍS: Record Boy.
Las aventuras de este personaje presentarán un grafismo algo más realista, además de un tono mucho menos enloquecido que el popularizado años atrás por Pumby.
A principios de los 80, SANCHÍS participará en algún que otro proyecto particularmente chocante como, por ejemplo, la adaptación a la historieta de la película de ciencia-ficción Mazinguer Z (nada que ver con los dibujos animados del mismo título), trabajo de encargo que el dibujante resolvería con desparpajo y un sentido del absurdo en verdad anonadantes.
La completa decadencia de la editorial madre de SANCHÍS llegaría a mediados de los 8o, con la desaparición de la revista Pumby (en su número 1.204) y una más que filibustera ruptura con la mayoría de sus dibujantes.
Tras esto, sólo volveríamos a tener noticias suyas cuando, en 1991, comenzara a colaborar con la interesante revista infantil Camacuc, para cuyas páginas aún hoy continúa dibujando (en mejor forma que nunca, según sus palabras) Els Fills de Pumby, las aventuras de los retoños del célebre gato.
Por lo pronto, a sus 61 años, el irreductible SANCHÍS, padre del gato más famoso de la Historieta española, parece pensar en cualquier cosa menos en jubilarse. Que sea por mucho tiempo.
Revista Viñetas nº1 Enero 1994 Ediciones Glenat