martes, 10 de septiembre de 2024

MIEDO Y ASCO EN EL MUSEO

Alberto García Marcos



Museum

Fernando de Felipe 

ECC Ediciones 

España

Cartoné

80 págs. 

Color

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Miguel Ángel Martín

(La Factoría de ideas)

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Pasqual Ferry

(Astiberri)

Onírica

Josep Maria Beroy

(Diábolo Ediciones)

Stray Toasters

Bill Sienkiewicz

(ECC Ediciones)

El hombre que ríe

Fernando de Felipe 

(ECC Ediciones)   


La primera mitad de los años noventa será recordada en España como la época de la gran debacle del cómic. Tras la explosión de las revistas de tebeos para adultos (así las llamábamos entonces, nada que ver con el porno... bueno, quizá un poco sí) en los últimos setenta y primeros ochenta, se produjo el colapso: en 1991 cierra Creepy (segunda época); al año siguiente, Comix Internacional (también su segunda encarnación; en esta cabecera, precisamente, se serializó el Museum que nos ocupa), Zona 84 y Totem el Cómix. En 1995, se clausura la fugaz y excelente revista Viñetas, y en 1996, Cimoc, la penúltima decana, solo superada por El Víbora, que resistiría hasta 2004, en gran medida gracias a las ventas de Kiss Comix, la revista de porno hardcore de la misma editorial. Y así, con la secuencia de auge, burbuja y caída, fue como dio fin la era de las revistas y comenzó la de la novela gráfica, que podemos suponer que se encuentra ya en su fase de burbuja...

El asunto tuvo su miga, tanto por la orfandad repentina que sufrimos los lectores como por la catástrofe que supuso para toda una nueva hornada de autores españoles que desde mediados de los ochenta comenzaba a tomar el relevo de sus maestros, y entre los que se encontraban, por citar a unos pocos, Josep María Beroy, Enrique Corominas, Miguel Ángel Martín, Pasqual Ferry (que se reinventaría en el extranjero) o el propio Fernando de Felipe. Había, además, algunas características compartidas por todos ellos, una especie de tremendismo, un intento de subversión de los códigos del terror y una inclinación hacia su vertiente más psicológica (no exenta de ironía, como demuestra a menudo De Felipe; como demostraría Álex de la Iglesia en El día de la bestia unos años después), que posiblemente era fruto de un pánico social aún difuso por su lejanía geográfica (guerra del Golfo y consecuente aumento del precio del petróleo) y que en España, tras las «vacas gordas» de los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal de 1992, cristalizaría en la crisis económica de 1993 (auge, burbuja y caída, de nuevo). Para entonces, Bret Easton Ellis ya había publicado en Estados Unidos su American Psycho, un retrato macabro de la época, que contaba entre sus páginas con algunas de las descripciones de perversiones y asesinatos más macabras que se recuerden, al menos en un libro superventas. Y otro tanto se puede decir, en este caso en el ámbito del cómic, del Museum de Fernando de Felipe.

Cada capítulo de Museum describe a un personaje abocado a la desgracia por mor de su obsesión coleccionista: familiares muertos, envases de todo tipo, desechos corporales, crímenes sin resolver... Un capítulo este, quizá el mejor del libro y el más radical en lo narrativo, que en algún momento trae a la cabeza la película Seven, de David Fincher... que se estrenaría dos años después. En efecto, había algo en el ambiente, y no olía precisamente bien, de modo que parecía lógico que De Felipe diese rienda suelta a la escatología que trufa estas páginas. El autor venía de publicar El hombre que ríe, la que considero su obra más lograda —y, curiosamente, junto con Museum, quizá la única no encuadrada en un imaginario netamente estadounidense—, y estaba en la cima de sus capacidades artísticas, después de absorber y adaptar a su propio estilo la voz solemne en tercera persona de Alan Moore (apenas hay diálogos en este libro) y los recursos gráficos del Bill Sienkiewicz de Elektra asesina y, sobre todo, Stray Toasters: los juegos de color y disposición de las viñetas, las veladuras, los cuerpos deformados, los collages de fotografías y grabados que también traen a la memoria al nunca suficientemente reivindicado Josep Maria Beà (otro maestro del terror psicológico y la vanguardia).

Es de agradecer la iniciativa de ECC Ediciones de recuperar la obra de De Felipe en su práctica totalidad, especialmente si, como ocurre en Museum, se acompaña de abundantes extras que ayudan a contextualizar su trabajo y a comprender los procesos mentales y creativos del autor. Puede que Museum no sea una obra maestra (no lo es: los usos editoriales en cuanto a extensión y desarrollo la constriñen demasiado y, sobre todo, da la sensación de haber quedado truncada antes de desarrollar todo su potencial), pero es un documento impagable sobre una época en la que estábamos asustados y todavía no sabíamos por qué.




Jot Down Comics

Año 2023



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