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viernes, 17 de mayo de 2024

Collage de recuerdos

Julie Doucet regresa al cómic con un imparable experimento creativo que nos lleva a conocer una historia de su pasado


JOSÉ LUIS VIDAL

16 Mayo, 2024 

Veinticinco años de ausencia es demasiado tiempo alejada de los lectores, y aunque no se ha alejado del mundo artístico, ya sea con la creación de collages o cortometrajes, además de su faceta como luchadora feminista, la autora canadiense Julie Doucet vuelve para sumergirnos en una relato muy personal.




El río

Autora: Julie Doucet

Tapa dura

Blanco y negro

144 págs.

23 euros

Fulgencio Pimentel


Cultivadora de ese género que los norteamericanos bautizaron como slice of life, o sea, cómic autobiográfico, Doucet se vale de un cuaderno japonés y dibuja, plasmado en este auténtico acordeón de papel, una historia que podría contar con una especie de 'prólogo' o introducción en el que, hablando consigo misma, se replantea la idea de volver a este medio narrativo.

Pero claro, una de las mayores virtudes que posee el cómic es la de que no hay reglas impuestas, y se puede, y de hecho Doucet lo hace, romper esas paredes a las que llamamos viñetas para expandir el relato y que este fluya a través de las páginas (que en la edición española funciona a la perfección pese a no tener el mismo formato original), que como la propia autora ha confesado fueron dibujadas de abajo a arriba, dándonos así una importante clave a la hora de sumergirnos en su lectura.

¿Y de que habla Doucet en El río? Pues de lo que mejor conoce, su propia vida, en este caso particular de una historia de amor, una relación mayormente epistolar que aconteció en el ya lejano año 1985 entre ella y un joven que, obligado por el gobierno francés, tuvo que ingresar en el ejército para realizar el temido servicio militar.

A lo largo de varias cartas, los por aquel entonces jóvenes se van conociendo más y mejor, compartiendo intimidades, miedos y deseos. La distancia que los separa parece infinita, y tan solo se romperá en contadas ocasiones, dándole a esta fugaz relación un tono de amor fou que hace que no podamos despegar los ojos de estas páginas tan especiales.

Rostros de conocidos, personas de su propia vida, animales, objetos. Una corriente gráfica narrada en primera persona que, como ya decía anteriormente, prescinde en su totalidad de las viñetas y nos arrastra (y nos dejamos arrastrar) en este relato tan apasionante y apasionado.

La propia Doucet ha confesado que no tiene ni idea de si regresará a este medio de nuevo, pero siempre nos quedará su interesante obra, su Dirty Plotte, o My New York Diary, retazos de una vida llevada a las viñetas, sin cortapisas, con total y absoluta sinceridad, plasmando lo bueno y lo malo.

La editorial Fulgencio Pimentel, que conoce, y muy bien, la obra de Doucet, nos regala este personal regreso con una edición extremadamente cuidada, con el buen gusto que les caracteriza.


Malaga Hoy


jueves, 16 de mayo de 2024

Los otros Hijos de la Noche

Tener colmillos, vivir de noche y consumir sangre ya no es lo que solía ser…


JOSÉ LUIS VIDAL

15 Mayo, 2024 

Si Joseph Polidori y Bram Stoker levantaran la cabeza de sus tumbas, alucinarían con el tremendo partido que se le ha sacado (y continúa) a sus creaciones. No voy a extenderme aquí enumerando la multitud de novelas, películas, videojuegos y cómics protagonizados por vampiros.



Operación Amanecer Volumen 1: Que corra la sangre

Guion: Henry Zebrowski, Marcus Parks

Dibujo: David Rubín

Tapa dura

Color

120 págs.

16 euros

Astiberri

¿Pero pensabais que todo estaba ya contado? Para nada, ya que la imaginación y el arte de un trío de excepción como Henry Zebrowski, Marcus Parks y David Rubín le dan una curiosa y original vuelta al tema.

Olvidaos de tipos altos, espigados, de lustroso y largo cabello, que piensan más con el corazón que con los colmillos. Los chupasangres que protagonizan Operación Amanecer pertenecen a dos 'castas' muy bien diferenciadas: los llamados 'bichos', o sea, los humanos que han sido víctimas de la terrible mordedura de un vampiro, que tratan de seguir como pueden con sus existencias, cosa harto difícil, ya que como todos ya sabéis, la vida de un no muerto cambia radicalmente.

Hex y Steve son los principales protagonistas de este relato. Y sí, son bichos. Cuando la miras a ella tan solo vez a una jovencita, de aspecto frágil, pero que esconde en su interior la experiencia que da haber vivido 350 años. Casi nada. Sabe merodear y buscarse la vida en mil y un chanchullos.

Y precisamente, en una de estas entregas secretas de hemoglobina conocerá a Steve Wobang, un tipo que nunca debió fijarse en una mujer que le dejaría marcado para siempre con su letal mordedura, obligándole a acudir diariamente a la oficina con una máscara sadomaso y a aguantar la constantes pullas del capullo de su compañero Zach, al que no le haría ascos a la hora de beber su sangre…

Pues bien, las grises existencias de esta peculiar pareja podrían haber seguido así pero, sin comerlo ni beberlo se van a ver involucrados en una movida bastante gorda desde el momento en el que son contactados por Anwar Gobin, un auténtico VO (Vampiro Original) que pertenece a la casta superior de estos seres.

Violentos, sanguinarios, con luchas internas entre sus clanes, Gobin va a encargarles a Hex y Steve una misión que por fin puede cambiar sus vidas, o eso al menos les ha prometido este tipo que a primera vista no parece demasiado fiable. Deberán encontrar el Objeto Ónice, una reliquia que por lo que les dice les devolverá la humanidad perdida y muy deseada…

Pero nos serán los únicos que se embarquen en esta peligrosa movida, ya que contarán con la ayuda de Leeds, un amargado ex agente de la CIA y Garrapata, el propietario de un sórdido bareto.

Y os aseguro que las cosas no van a ser nada fáciles para este peculiar cuarteto.

Si algo os puedo decir sobre este cómic es que tal como empiezas a leer, te resulta imposible despegarte de sus páginas, ya que la trama te atrapa del cuello y no hay manera humana, ni quieres, abandonar la apasionante y original propuesta creada por dos locos geniales como son Zebrowski y Parks que, unidos con David Rubín, que realiza un extraordinario trabajo creando este mundo terrorífico y lúgubre por momentos, donde el humor más bestia se mezclan con el horror, dejándonos al final de esta primera entrega con ganas de más, mucho más.

Ya conocemos de sobra lo muy en serio que David Rubín se toma todos sus nuevos proyectos, y al final de este primer volumen nos regala una sección de extras donde disfrutar de los diseños de los carismáticos personajes de esta historia, y un colofón en el que recorrer una galería de portadas alternativas que vienen firmadas por lo mejorcito de la profesión.


Malaga Hoy


lunes, 13 de mayo de 2024

LA FÓRMULA DE LA COCA-COLA Alberto García Marcos




Laberintos

Charles Burns 

Reservoir Books 

Estados Unidos 

Cartoné

64 págs.

Color

Traducción: Carlos Mayor

Obras relacionadas

Agujero negro

Charles Burns

(Ediciones La Cúpula)

Vista final

Charles Burns

(Reservoir Books)

Más allá del valle de Richard

Michael DeForge

(Editorial Barrett) 

Serie de Frank

Jim Woodring 

(Fulgencio Pimentel)


El arriba firmante leyó por primera vez a Charles Burns en verano de 1983, en las páginas del n.o 41 de la revista El Víbora. Era una de las primerísimas historias del autor, y la impresión que causó en aquel lector de diez años (esa viñeta en la que, de una herida en la mano, surgen huevos de insecto) fue imborrable y posiblemente traumática. La historia se titulaba «Mal criado», la dibujó en 1979 (unos años después de que Cronenberg estrenase su Vinieron de dentro de..., lo cual puede que no sea casual) y releyéndola hoy se aprecia una importante consistencia con la carrera artística que Burns ha desarrollado a lo largo de más de cuatro décadas: ahí están ya la narración en primera persona, la ambientación en las décadas de los cincuenta o primeros sesenta, la profanación del cuerpo, el terror psicológico... Incluso, como en el Laberintos que nos ocupa, la pantalla de cine como eco de la realidad. Burns descubrió muy pronto su personal fórmula de la Coca-Cola (puede que ese descubrimiento temprano y duradero sea la esencia de todos los artistas), una fórmula que otros pueden imitar, pero jamás reproducir con exactitud. Así pues, que nadie espere Seven-Up o Fanta de esta nueva obra del autor. Es, para lo malo y para lo bueno, más de lo mismo.

La primera parte de Laberintos es tan solo un atisbo de lo que será la trilogía al completo y se resiste a la sinopsis argumental, se limita a ser una presentación de personajes y situación que puede resumirse en un «chico conoce a chica», pero con sabor a Burns, con regusto a chamusquina. El chico es indistinguible del resto de protagonistas jóvenes del autor. Burns, capaz de esos retratos tan precisos de famosos para la revista The Believer, hace de los «héroes» de sus tebeos personajes anodinos, casi abstractos. Son héroes de papel, bidimensionales, en sentido literal, como también lo es la chica, por mucho que sea pelirroja y haga una entrada a lo Mary Jane Watson, quizá en un homenaje, consciente o no, a John Romita. Pero algunos elementos comienzan a prefigurar el fondo de la historia, entre ellos, y de forma notable, el propio título. Aunque el término español Laberintos es sugerente y alude tanto a la confusión y al encierro como a las circunvoluciones del cerebro, carece de algunas de las connotaciones del Screens original (difícilmente traducible y poco atractivo como título en nuestro idioma; se agradece la adaptación), que puede entenderse como «pantallas» (el cine está muy presente en la historia), pero también como «membranas», como esa fina lámina que separa el interior del exterior. Por ejemplo, del cuerpo humano. O como la que define la cápsula en la que se envuelven algunos insectos durante su proceso de metamorfosis. Y solo con esto, por no hablar de la importancia que tiene en Laberintos la película La invasión de los ladrones de cuerpos, ya tenemos sobre la mesa el clásico tema de Burns: la separación entre el mundo interior y exterior de sus personajes, o, dicho de otro modo, el cuerpo como límite entre dos mundos irreconciliables y la posadolescencia como la época en la que esa alienación o bien se asume o bien se hace insoportable. Para encajar, sus personajes adoptan una apariencia de «normalidad», pero siguen siendo incapaces de reprimir la realidad «anormal» que se desarrolla en su interior y recurren como vía de escape a la ficción, donde pueden plasmar o encontrar, plasmadas por otros, sus miedos y fantasías. Ese es el caso de Laberintos.

En una escena onírica de Laberintos, que transcurre en un bosque oscuro (la metáfora al escenario de lo subliminal es obvia), la protagonista femenina le dice al personaje masculino: «Todo este rollo de la ciencia ficción ya cansa, ¿eh? ¿No se te ocurre nada más original? Ah, calla... A lo mejor es una simple excusa para verme desnuda». Da la sensación de que Burns se estuviera hablando a sí mismo, explorando el motivo por el que dibuja (¿para dibujar chicas desnudas?) y cuenta las cosas que cuenta. Esa sensación se intensifica en otra frase del libro: «No mires nunca a cámara». Es decir, no rompas la suspensión de la incredulidad, no abras una puerta entre el subconsciente y el yo consciente, no obligues al lector a confesarse que la fantasía —enquistada, malsana— que habita en su interior es de algún modo tan real como el mundo que lo rodea, por- que es entonces cuando suceden cosas inquietantes, tanto dentro como fuera de la pantalla, del laberinto, de la mente. En Laberintos, los niveles de realidad se superponen y entremezclan: Burns dibuja escenas de una película, dibuja los dibujos del protagonista en una libreta... El autor «mira a cámara» (mirar, lo visual, es un aspecto fundamental en su obra: la imagen, primero mental y luego plasmada en el papel, como punto de partida), abre la puerta que conecta los dos mundos, rasga la membrana. Utiliza el género (la ciencia ficción, el terror) para apelar al inconsciente del lector, con la esperanza de que en sus estereotipos se oculte una verdad que va más allá de aquella transmitida por documentales y libros de historia. La verdadera historia oculta de los Estados Unidos, la vida secreta de los jóvenes. La fórmula de la Coca-Cola.


Jot Down Comics nº7 Año 2023


domingo, 12 de mayo de 2024

Hamish Frater

 ArtStation, Instagram, IAMAG Inspiration, Inprnt, the gnomon workshop


El director de arte e instructor explica los desafíos de colocar correctamente las creaciones mecánicas en sus composiciones.

Para su imagen Pack Horse Pass, Hamish Frater señala: “La imagen fue hecha para mi video tutorial: Mech Ilustración con Historia y Personaje. Representa una caravana de comerciantes que atraviesa un pequeño asentamiento en un mundo post-apocalíptico”.

Luego define el hilo conductor del proceso de su taller. "El taller cubre todo el proceso de creación de la imagen, desde la idea inicial, la recopilación de referencias y el boceto hasta la pintura de color final y los toques finales en Photoshop", añade. “Generalmente uso el 3D como base para mis pinturas y el taller cubre la mejor manera de combinar la flexibilidad de un paquete 3D le brinda la apariencia más expresiva y textural que puede lograr pintando a mano alzada en Photoshop. Cada capítulo comienza con una breve lección relevante para esa etapa del proceso, luego ponemos esa lección en práctica para crear la imagen final”.

Hamish luego centra su atención en la iluminación de una imagen y enfatiza: “Esta es una gran oportunidad para armonizar los colores y resaltar el ambiente. Destaqué aún más los rojos del ambiente, iluminándolos con un cálido sol de la tarde invadiendo la escena. Dejé de ponerme demasiado azul en las sombras; Quería un ambiente lento y relajado, así que mantuve mucho contraste de color fuera de la iluminación”.

Una dinámica notable en la obra de Hamish es su perspectiva atmosférica. Explica: “Me encanta crear profundidad en una imagen, y el sol en ángulo bajo que atraviesa las capas de la atmósfera ayuda con esto. Puedes enfatizar la perspectiva atmosférica, reduciendo el contraste de los objetos distantes y dejando que la neblina de la atmósfera se apodere de ti”.

Sobre los problemas de composición fundamentales encontrados en Pack Horse Pass, Hamish dice: “Conseguir que mechs altos y de proporciones verticales encajaran bien en una imagen horizontal de 16:9 no fue fácil. En este capítulo, hago algunos borradores de composiciones de contraste en 3D y finalmente decido seguir con lo que vemos aquí. Un robot en primer plano sale de la toma y actúa como divisor, dividiéndola en partes más pequeñas y manejables”.



 CONTRASTE,
COLOR Y DETALLE
Hamish Frater identifica el proceso que sigue para dar los toques finales satisfactorios a sus imágenes
“Me encanta poner detalles en una imagen, pero siempre tengo que recordarme que debo mantenerlo en los puntos focales. Esto también incluye el color; Tus colores más saturados y contrastantes deben aparecer donde quieras que mire la gente. Es bueno tener un plan desde el principio y seguir
simplemente hasta que te sientas seguro con el color. Me decidí por un esquema complementario simple. La referencia del entorno que me gustó tenía un tono rojo en la arena del desierto, así que lo complementé con los tonos verdes de los mechs y los asentamientos”.


Revista Imagine FX -Noviembre 2023

Los fantasmas también pueden morir

Un nuevo y misterioso caso hará que esta pareja de peculiares sabuesos den lo mejor de ellos


JOSÉ LUIS VIDAL

29 Marzo, 2024 

¿Qué no haría uno por amor? Hasta los espectros tienen su corazoncito, y da igual lo lejos que tengan que trasladarse, si así puede volver a ver a su amada. Y algo de esto hay, ya que con la excusa del conocer nuevos lugares y huir del aburrimiento, Charles Rowland y Edwin Payne, jóvenes muertos y detectives, han viajado gracias a su peculiar squashear, trasladándose a los soleados Los Angeles, donde los ánimos no han cambiado demasiado…




Universo Sandman: Los Detectives Muertos

Guion: Pornsak Pichetshote

Dibujo: Jeff Stokely, Javier Rodríguez

Tapa dura

Color

176 págs.

24 euros

ECC Ediciones


Pero claro, donde ellos están siempre les persigue el misterio, en este caso van a toparse, de manera inesperada, con un trío de lo más curioso que, al igual que ellos, también han fallecido. Se trata de unos jóvenes thailandeses: Mervin, un chaval algo malhumorado que puede transformarse en una gigantesca y terrorífica serpiente; Jai, a la que mejor no le digáis que os enseñe la espalda… Y Tanya.

Con el tiempo conocerán que, al igual que los protagonistas, estos chavales fueron víctimas del más terrible racismo, el bullying más violento que, como podréis imaginar, desembocó en tragedia.

Y eso no será todo, ya que este trío, junto a Dom, se han autobautizado como los cazafantasmas de los espectros tailandeses que, como supondréis, no tienen nada que ver con lo que hemos conocido hasta ahora. Y además, resulta algo inaudito que estos se estén manifestando y cometiendo atroces crímenes en tierras norteamericanas. Siempre ha habido una invisible frontera, por llamarla de algún modo, que ha mantenido a los fantasmas y monstruos locales en su tierra…

Obviamente, alguien sabe lo que está ocurriendo, y mientras esta nueva pandilla hace sus pesquisas, encontrándose con el peligro en varias ocasiones, hay una persona, alguien que ha vivido durante cientos de años y ahora permanece inmovilizada, prisionera, esperando su momento que, tal vez, no tarde en llegar.

Unas de las víctimas de estos ataques va a ser el propio Charles, que continúa triste y taciturno, pensando únicamente en su perdido amor londinense, Crystal. El contacto con una horda de pequeños fetos hará que comience a pudrirse. Y sí, tal como reza esta reseña, hasta los que están en el más allá pueden morir, por lo que el tiempo corre tanto para salvar a Charles como para detener los violentos ataques de la terrorífica krasue, cuya presencia hiela la sangre de cualquiera.

Pornsak Pichetshole, el guionista de este cómic, no solo utiliza la mitología de su país natal, Thailandia, sino que en medio de una historia de misterio, pone sobre la mesa los tópicos con que los occidentales siempre relacionamos a su país, además de tratar esa lacra llamada bullying, que convierte en un infierno las vidas de los más jóvenes.

Jeff Stokely, con un estilo gráfico cercano al cartoon, rebaja algo la dureza de ciertos momentos en los que la violencia y el terror más absoluto se disparan. Y como gran sorpresa, nos encontramos con nuestro y admirado Javier Rodríguez, que ilustra con talento uno de los capítulos de esta miniserie.


Malaga Hoy



La gran y única familia

Todos deseábamos que una definitiva edición de la etapa de Carlos Pacheco, Rafa Marín y Jesús Merino llegara a las librerías. Ha sucedido



JOSÉ LUIS VIDAL

12 Mayo, 2024 

"Cuenta la leyenda que tras haber atravesado la enorme puerta que daba entrada a aquel universo de fantasía, los tres pioneros separaron sus caminos, enfrascados en diferentes aventuras.

Pasó el tiempo, y uno de ellos, que desde niño había disfrutado de una segunda existencia dentro de aquellas páginas que devoraba con pasión, obtuvo lo que siempre quiso, poder ser uno de los narradores de las aventuras de sus personajes favoritos. Pero para poder hacerlo tal como él quería, debería contar con el talento de dos amigos…

Y así fue como aquel ya mítico trío consiguió algo único, un hecho que ha quedado grabado en piedra, convirtiendo sus nombres en parte de la historia de los Cómics”.

Si, tal vez a estas alturas, algo cegados porque es una industria meramente norteamericana no nos demos cuenta de su importancia. Pero el simple hecho que un sanroqueño, un gaditano y un jerezano lograran lo que consiguieron, escribir y dibujar una de las colecciones más importantes de la editorial Marvel, ya es un hecho a aplaudir y loar.

Es por ello que, tras la marcha de Carlos era de recibo que la editorial que publica en nuestro país los cómics de La Casa de las Ideas publicara la que se convierte, por méritos propios, en la edición definitiva de su etapa en Los Cuatro Fantásticos. No hay mejor homenaje.

Es bastante, muy probable, que la gran mayoría de vosotros, ávidos lectores y fans de la trayectoria de Carlos Pacheco, ya hayáis disfrutado de las geniales páginas que junto a su ‘primo’ Rafael Marín y codo a codo con el mejor entintador que nunca tuvo, Jesús Merino, ya hayáis disfrutado de esta familia de héroes tan especial, por lo que tampoco quiero extenderme volviendo a narraros lo que dentro de este volumen, en la parte ficcional, acontece.

Pero sí que me gustaría detenerme en los llamados “contenidos extra”, ya que tan solo con pasar la tapa de este voluminoso tomo, con un formato superior al habitual (como no podía ser de otra manera), vamos a encontrarnos con el relato en primera persona de uno de los principales involucrados en esta historia tan, tan única.

Se trata de Rafael Marín, traductor, escritor y guionista de cómics que va a contarnos, con esa habilidad que le caracteriza como narrador, toda aquella hasta entonces imposible de imaginar aventura creativa en la que se vieron envueltos tanto él como Carlos y Jesús. Así como un nuevo ejercicio de la memoria en el que, con todo el vasto conocimiento que le caracteriza, realiza un viaje por esas páginas cuyos guiones él escribió junto a Carlos.

Y tras haberlas disfrutado, traspasando esa invisible barrera que marcan las viñetas, nos encontramos con una muy interesante entrevista a Marín y Merino, en la que Lidia Castillo les hace rememorar aquella etapa que, dejando aparte la ilusión, emoción y creatividad con la que pasaron por ella, también se convirtió en cierta manera en una época de frustración, debido a las continuas zancadillas y peros a los que tuvieron que enfrentarse. Los gerifaltes de Marvel los controlaron en todo momento, y tanto Bob Harras como la inflexible Bobbie Chase no les pusieron las cosas nada fáciles, y es por ello que la que siempre pretendió ser una larga temporada a bordo de la colección, quedó súbitamente reducida a un puñado de, pese a todo, increíbles números, en los que se vislumbra parte de las geniales ideas y tramas que el trío quiso narrar.

Para los completistas, que ya sé que sois legión, el volumen se completa con un artículo escrito por Sebastián Santos, en que se hace un profundo repaso por todos y cada uno de los números en los que volcaron su arte el trío de gaditanos, con todos los datos, homenajes y guiños que podemos encontrar en sus páginas.

Y un colofón que ya es para quitarse el sombrero, y es una sección con la que vamos a babear, en la que las páginas a lápiz de Carlos Pacheco y otras con las tintas de Jesús Merino se nos presentan en todo su esplendor, en blanco y negro. ¡Un stendhalazo en toda regla, señores!

¡Abrochaos el cinturón, fieles admiradores! Porque Reed, Sue, Johnny y Ben se van a ver a ver las caras con un buen puñado de enemigos, en una auténtica montaña rusa de aventuras y emociones: Diablo, el Superskrull, Gárgola Gris, la supercorporación Gideon Trust, Annihilus, Abraxas…

Ah, y por si esto fuera poco contenido, la saga de Los Inhumanos escrita por Pacheco y Marín, ilustrada por José Ladrönn.

Lo dicho, una nueva ocasión para todos aquellos que nos hayáis disfrutado de esta etapa única y, por supuesto, el regreso a unas páginas únicas para el resto, firmadas por un trío excepcional que viene acompañado por la presencia gráfica de varios grandes nombres del comic-book norteamericano: Karl Kesel, Stuart Immone, Jeff Johnson, Leinil Francis Yu, Tom Grummett y Mark Bagley.


Malaga Hoy


sábado, 11 de mayo de 2024

Oliver y Benji cuelgan las botas después de más de 40 años

Yoichi Takahashi publica el último capítulo de su célebre manga sobre el futbol, encumbrado por la serie animada

Tommaso Koch

Madrid

Oliver le debe su vida al balón en el sentido más literal. Cuando un camión lo atropelló, de pequeño, la esfera se puso en medio y paró el golpe. a lo Benji. Desde entonces, el chiquillo y el cuero se volvieron inseparables. En esas primeras páginas del manga Capitán Tsubasa, que Yoichi Takahashi creó allá por 1981, nació el idilio de una generación con un personaje dibujado. Ha resistido décadas en el césped, pero Oliver debe colgar las botas. Al menos, en papel: hace unas semanas la editorial japonesa Shueisha publicó el último número de la saga. Takahashi ya había anunciado el final, aunque agregó que seguirá publicando bocetos y nuevos materiales online.

Aun así, la noticia inundó de nostalgia a millones de aficionados. Los que descubrieron que, en la vida real, el tiro combinado provoca más lesiones que goles; los que esperaron, pacientes, al desfile de pensamientos de los personajes cada vez que el balón estaba a punto de cruzar la línea de meta; los que llegaron a calcular que los campos de la serie animada debían medir unos 18 kilómetros, a juzgar por lo que tardaban los jugadores en cruzarlos.




"Marcó una época", constata Ignasi Estapé Ferré, editor ejecutivo de Planeta, que está relanzando al mercado los mangas originales y lleva unos 50.000 ejemplares vendidos. Y ha aparecido un reciente videojuego que convive con camisetas, zapatillas, álbumes de cromos o juguetes, sin citar la marea de productos no oficiales. "En los últimos años ha habido un resurgimiento del interés. Es innegable", se lee en Los magos del balón. Todo sobre Oliver y Benji (Diabolo), de Miguel Martínez y Néstor Rubio, una suerte de biblia homenaje editada el año pasado.

Y eso que Takahashi, al principio, prefería otros deportes, igual que casi todo Japón. Fantaseaba con convertirse en una estrella del béisbol hasta que vio el Mundial de Fútbol de 1978, en Argentina, y se enamoró de aquel juego y del delantero local, Mario Kempes. Desde 1980, con su manga, Takahashi contagió su pasión a un país. "Japón profesionalizó el fútbol y creó su federación gracias a la inspiración que supuso Capitán Tsubasa para miles de jóvenes", sostiene Martínez. En el mundo, se estima que el manga ha vendido más de 90 millones de copias.

Pero entre chilenas, guardametas imbatibles y remontadas, el fútbol ofrecía a Takahashi un pase al hueco perfecto para tratar otros temas: la decepcción, el esfuerzo, el espíritu de equipo o la superación.. Incluso dramas como la ausencia paterna, la pobreza o la dolencia cardiaca que limitaba a Julian Ross, tan querido como Oliver por lectores y espectadores. En 1983, el manga ya tenía su adaptación a dibujos animados. Así llegó a España en 1990.

"Hasta entonces los dibujos animados ofrecían series ligeras o con capítulos autoconclusivos. Esta aportó a personajes que enganchaban para saber qué les pasaría", reflexiona Rubio. Como prueba, la marea de cartas que recibió Telecinco firmadas por famillias que suplicaban a la cadena que cambiara el horario de emisión. A las 20.30 coincidía con el telediario, y no había quien venciera la insistencia de los pequeños. Campeones, como se conoció la serie, contribuyó al auge del anime en aquellos años en España.

Estrellas como Andrés Iniesta o Fernando Torres confesaron su pasión por Oliver y Benji. Y el propio Atom demostró su amor por España, ya que terminaba vistiendo la camiseta del Barcelona. La pantalla desveló a Europa un universo de porteros que saltaban de un poste a otro gracias al karate, hermosos acróbatas que marcaban goles de "catapulta infernal" y delanteros curtidos en la pobreza que fiaban su rescate al disparo del tigre. Una estudiosa italiana estimó que los futbolistas recorrían unos 250 kilómetros por partido y debían avanzar a unos 150 kilómetros por hora.

En las múltiples secuelas de la historia original, Takahashi recogió el amor que sus criaturas recibían fuera de Japón y las envió a jugar a Brasil o al Viejo Continente. En Mundiales juveniles y juegos olímpicos en Madrid (¡!). Oliver y compañía derrotaban además, a las mejores selecciones del planeta. Aunque menos en el manga, los personajes nunca disputaron la Copa del Mundo.

Ni mucho menos la serie acogió un Mundial femenino. Hoy, el tratamiento de las mujeres en el manga merecería al menos una tarjeta amarilla. Principalmente, animan a los jugadores o destacan como novias o madres. "La serie original se publicó entre 1981 y 1988. Las cosas se entendían de una manera diferente", evidencia Ignasi Estapé Ferré. Y señala que mientras el público nostálgico es mayoritariamente masculino, las nuevas audiencias están más repartidas. Otro reto para Oliver Atom. Excluir a la mitad del mundo, en el siglo XXI, sería todo un gol en propia puerta.


El Pais. 7 de mayo de 2024


lunes, 6 de mayo de 2024

Banalizar la violencia

La dibujante y directora de cine francesa Nine Antico compone un relato sobre la dominación machista a partir de la historia real de tres mujeres

Por Álvaro Pons

Página del libro Madonas y putas (Garbuix Books). Nine Antico



La dualidad entre virgen y puta hunde sus raíces en la tradición judeocristiana desde el mito de Eva, como parte casi basal de un esquema heteropatriarcal en el que la mujer debe aceptar unos roles definidos con precisión: madre y esposa santificada al cuidado familiar en el día, prostituta al servicio del deseo marital en la noche. No hay discusión posible cuando la imposición es casi divina, como mucho, puede ser debatido como paradójico origen de complejos masculinos tal y como introdujo Freud para relegar todavía más la figura femenina. Y aunque las olas feministas han atacado directamente a los cimientos de esta dicotomía, lo cierto es que la sociedad ha seguido construyéndose desde esta idea atroz que niega por completo la libertad de elección de la mujer.

Las obras de la Francesa Nine Antico siempre han analizado la relación tejida entre la cultura popular y el papel supuesto para la mujer desde diferentes perspectivas, de la adolescencia al mundo del rock, pero es en Madonnas y putas donde ahonda directamente en la historia para encontrar unas raíces que definen ese comportamiento social. A partir de las historias de tres mujeres en diferentes momentos de la Italia del siglo XX, Antico va componiendo un relato único que apunta directamente a la invisibilización de la mujer a través de la banalización de una violencia aceptada como natural, en el que la historia de Ágata, Lucía y Rosalía va entrocándose con la tradición siciliana, con esa profunda mezcla que la cultura mediterranea establece entre religión y costumbre hasta convertirse en uso social. La persecución por la Mafia o el colaboracionismo durante la Segunda Guerra Mundial diluye sus límites con los usos funerarios de la cripta de los Capuchinos o unos ritos iniciáticos que comparten tanto el fervor votivo como la siniestra Cosa Nostra, con la mujer como objeto, cosificada hasta ser parte sin voluntad de una tradición expuesta. 

Con la mirada en el cine de Antonioni o en la literatura de Malaparte, la autora recrea con su particularísimo estilo la vida de tres mujeres que padecieron por aceptar su sexualidad, por defender una libertad negada de forma tajante que encuentra en ese trazo orgánico y en el vibrante blanco y negro un lugar para expresarse y definirse, mientras unas pequeñas notas de rojo rompen la escena para transformarla en la historia de terror que siempre ha sido para las mujeres. Las tres historias se basan en personajes y hechos reales, pero en manos de la autora van revelando la naturaleza fantasmal que las une, ese relato de dominación machista que no deja opción a la defensa, que excluye a Ágata, Lucía y Rosalía por el simple hecho de tener vagina, que oprime sistemáticamente para conservar el poder sobre la mujer. Recordando a las mujeres que no son más que fantasmas vagando al dictado del deseo masculino.

Ganadora del Gran Premio Artémisia 2024 al mejor cómic creado por una mujer, Madonna y putas trasciende la literalidad del mensaje feminista para ser una obra que supura feminismo en cada línea: no necesita una explicación escrita, sino que la potencia visual del estilo de Antico consigue impregnar cada página con la fuerza de un expresionismo casi poético que arrastra en la lectura hacia conclusiones claras y contundentes, que no precisan de más explicación que constatar la realidad vivida por las mujeres. Antico mantiene la coherencia de toda su obra anterior, uniendo su experiencia como historietista y directora de cine para componer su denuncia más directa y demoledora de una realidad, por desgracia, todavía presente.



Madonas y putas

Nine Antico

Traducción de Regina López Muñoz

Garbuix Books, 2024

144 páginas, 24,95 euros

El Pais. Babelia núm. 1.693. Sábado 4 de Mayo de 2024


domingo, 5 de mayo de 2024

Paisajes, recuerdos, mujeres

Ediciones La Cúpula trae a las librerías españolas dos novelas gráficas en las que las que sobre todo priman los sentimientos


Portada de 'La Casa de las Magnolias'.


JOSÉ LUIS VIDAL

05 Mayo, 2024 

Dos creadores, un autor francés y una autora italiana. En principio nada en común, tan solo algo muy importante, el talento para narrar historias que a los lectores nos llegan, ya que ponen sobre la mesa temas que para nada nos son desconocidos.

Ètienne Davodeau (al que ya conocemos por estos lares gracias a obras como Rural; Lulú, mujer desnuda o Corredores aéreos) firma Loira, donde vamos a conocer a su protagonista, Louis, un tipo sesentón que, un buen día, recibe un mensaje de alguien con la que compartió una relación sentimental, Agathe. Después de muchos años sin saber el uno del otro, le invita a su casa.

Este hecho hará que, recorriendo esos lugares que permanecían en su memoria, Louis camine, nade, observe, respire el aire de las cercanías del río Loira, que pasa por el lugar.

Pero la sorpresa llegará cuando, tras una noche muy especial, el protagonista se dé cuenta de lo inusual de la invitación, ya que para nada es lo que él, y otras personas que también llegan a la casa de Agathe, se esperaban.

Y así se inician unos días en los que un grupo de extraños tendrán que convivir, unidos todos ellos por un solo vínculo, el haber amado a esa mujer, Agathe. Habrá conversaciones, vino, paseos, repentinos descubrimientos y dudas sobre el parentesco de ciertos personajes que irán apareciendo en el argumento de este cómic.

Pero es que, por si no fuera suficientemente apasionante, Loira es algo más, se convierte en un detallado cuaderno de viaje en el que su autor, Davodeau, recorre esos lugares y aprovecha para cogernos de la mano, respirar hondo y junto a él y al elenco de personajes, visitar el paisaje que trasporta a las viñetas con sumo talento.

¿Dónde está Agathe? ¿Qué buscaba al reunir a sus antiguos amantes?

Todas estas preguntas, y algunas más, serán respondidas a lo largo de este relato que, al igual que el cauce del río Loira, discurre por este momento tan especial en la vida de sus protagonistas.

Y de ahí saltamos a Montalcino, en Italia. Un tranquilo pueblo al que llega Amelia, una chica que acaba de dejar su trabajo de azafata y, después de mucho tiempo regresa al lugar donde se crió junto a su abuela y hermana.

En el hall del hostal donde va a alojarse surge la casualidad, un encuentro fortuito que cambiará, sin ella saberlo, el rumbo de su historia y de la de Ada, otra chica, profesora, que ha llegado al lugar para cubrir una sustitución.


Portada del cómic 'Loira'.

Curiosamente, el carácter de ambas es radicalmente distinto. Amelia es explosiva, no para de hablar y para nada oculta sus sentimientos y gustos, hecho este que incomoda a la callada y tímida Ada, que al principio no acaba de sentirse cómoda en presencia de la pelirroja.

Pero sin ellas saberlo, ambas tienen algo en común, una falla en sus personalidades, cicatrices internas, dolores del pasado que se muestran de diferentes maneras, y que vamos a ir conociendo poco a poco, gracias al diálogo interior de ambas.

Pero habrá un hecho que las unirá. Amelia ha regresado al lugar porque tras fallecer su abuela, hereda junto a su hermana, con la que no se lleva nada bien, la gran casa que da título a la obra, donde compartieron juegos infantiles y vivieron la época más feliz de sus vidas. Un lugar donde los recuerdos aflorarán y que se va a convertir, tras algunas que otra peripecia, en el hogar de ambas chicas y donde los sentimientos, algunos fuertemente reprimidos, van a afloran sin remedio.

Flavia Biondi (Generaciones, Tiempos precarios, ambas también en el catálogo de La Cúpula), la autora de esta novela gráfica, posee un magistral manejo a la hora de narrar, ya que nos van llevando poco a poco a través de los traumas personales de ambas protagonistas, que tan poco tienen que ver la una con la otra, pero que al final llegarán a compartir muchos de esos secretos que las atormentan.

En resumen, dos obras que merecen la pena, y mucho. Muestra clara del magnífico nivel que existe en Europa a la hora de llevar historias a las viñetas, y que convierten a sus geniales creadores en dos nombres a seguir.


Malaga Hoy


viernes, 26 de abril de 2024

El regreso del hombre sin sombra

Ciertos tratos pueden provocar el terror y el caos entre el submundo criminal de la ciudad más peligrosas del mundo


JOSÉ LUIS VIDAL

26 Abril, 2024 

Una tregua llevaba establecida desde hace años entre las familias mafiosas de Gotham City, pero desde hace unos días, un misterioso hombre se está encargando de borrar del mapa a sus líderes.




Batman: Gótico

Guion: Grant Morrison

Dibujo: Klaus Janson

Tapa dura

Color

144 págs.

21,50 euros

ECC Ediciones


Ottavio, uno de ellos, vive en una constante pesadilla, viendo enemigos que aparecen en los lugares más inesperados, por lo que toma una radical decisión. Solo hay una persona en la ciudad que pueda enfrentarse a la amenaza que los está golpeando, y para ello le quita el puesto a cierto comisario y, en la azotea de un edificio conecta una señal que todos ya conocemos, aunque no sea exactamente igual a la que alerta al Caballero Oscuro que algún crimen se está cometiendo en la urbe que defiende.

El encuentro no termina nada bien, Batman cree que se ha mancillado un símbolo de justicia por la sucias manos de los malhechores, por lo que se marcha son dejar rastro, dejando al capo con un palmo de narices, cada vez más asediado por el implacable criminal, que dará su siguiente golpe nada más y nada menos que en el edificio de la ópera de la ciudad, borrando del mapa a otro de los jefazos del submundo gothamita…

Pero los criminales no son los únicos que están viviendo una pesadilla, ya que el alter ego de Batman, el millonario Bruce Wayne, en las pocas horas de sueño que le permiten sus actividades nocturnas, se sumerge últimamente en unas situaciones que le son conocidas, reencontrándose con aquellos a los que más quiso y que le fueron arrebatados con extrema violencia. Pero parece haber algo, un mensaje que el mudo Thomas Wayne quiere enviar a su hijo, y que trae de cabeza a Bruce, que se lo comenta al estoico Alfred, su otro 'padre'.

El último peón de este relato es una muchacha, silenciosa, de grandes ojos, que llega a ciudad y la recorre, en busca de no sabemos qué, aunque os aseguro que va a tener un muy importante papel en la intrigante trama.

Y es que todo tiene relación en este misterio, la verdadera personalidad de ese letal asesino al que han apodado Mr. Whisper, el lejano pasado del joven Bruce Wayne en un internado, un luctuoso suceso que relaciona a todos los capos de la ciudad y, por último, la majestuosa catedral de Gotham…

Grant Morrison, el guionista escocés que tantos buenos ratos nos ha hecho pasar en los últimos años, ya había alcanzado el éxito con su particular visión del Asilo Arkham y de Animal Man, por lo que era de recibo que él fuera uno de los grandes nombres que inauguraran una nueva colección en la editorial DC, en la que se narrarían historias protagonizadas por el Caballero Oscuro fuera de la continuidad, con total libertad.

Junto a él, un Klaus Janson, mítico entintador y dibujante, al que es imposible desligar de otro monstruo de las viñetas como es el Sr. Miller.

Del talento de este tándem creativo nació una historia apasionante, de la que vamos a poder disfrutar junto a una sección de extras muy recomendable para llegar a conocer el proceso creativo de una obra como ésta.


Malaga Hoy


Una historia de violencia y de convivencia

El cómic Historia de Jerusalén, erudito, crudo y divertido a la vez, resulta muy útil en unos tiempos en los que el pasado se utiliza como arma arrojadiza

Por Guillermo Altares

Página del comic de Historia de Jerusalén (Garbuix Books). V. Lemire/ C. Gaultier

Jerusalén, parafraseando lo que dijo Winston Churchill de los Balcanes, ha producido más historia de la que puede digerir. Desde los tiempo de Abraham, la ciudad se ha visto engullida por masacres religiosas a lo largo de los siglos. La maldición de la violencia y la muerte es una de las conclusiones que se puede sacar de la lectura del cómic Historia de Jerusalén, una obra concienzuda, y a la vez divertida (a ratos) e instructiva (en todo momento), sobre la ciudad santa para las tres grandes religiones del Libro. Cuando la visitó, Herman Melville se llevó una impresión deplorable y escribió: "La ciudad está asediada por el ejército de los muertos: hay cementerios por todas partes. Allí donde se mire, solo veo cuevas y caminos de piedra, muros de piedra... Corazones de piedra". Es, sin duda, una ciudad de fe, pero también de muerte.

La otra conclusión a la que lleva el libro es que, pese a todo, la convivencia es posible. Jerusalén no puede dejar de ser lo que es, la ciudad tres veces santa y el epicentro del conflicto israelo-palestino, pero no significa que esté condenada por su pasado, ni por los momentos de violencia e intolerancia. El capítulo séptimo del tebeo se titula "la paz otomana" (1516-1799) y describe uno de los periodos más prósperos y ricos de la ciudad santa. Relata, por ejemplo, la historia del investigador israelí Ammon Cohen, que se dedicó a estudiar los oficios que proliferaron durante aquella época de relativa tranquilidad: tallistas de piedra, pregoneros, ceramistas, peluqueros, cirujanos, vendedores de agua, a través de los que se puede trazar un relato de cómo funcionaba la urbe. Uno de los más interesantes es el de carnicero, porque descubrió que los judíos podían vender carne a los musulmanes como si fuese halal y los musulmanes a los judíos como si fuese kosher porque el método de sacrificio del animal era igual, una demostración de la fluidez del trato entre las comunidades.

Mezclando la erudición de Simon Sebag Montefiore en Jerusalén. La biografía y la gracia de Guy Deslisle en Crónicas de Jerusalén, el cómic resulta especialmente útil en estos tiempos, en los que la historia y el pasado es utilizan como arma arrojadiza en Oriente Próximo. El guión es obra del historiador Vicent Lemire, que fue director del Centro Francés de Investigación de Jerusalén, y los dibujos,  de Christophe Gaultier -una línea clara, teñida muchas veces de humor, con enorme trabajo en el reflejo de la arquitectura y en la ambientación histórica-. Narrado a través de un árbol milenario que contempla la ciudad desde el monte de los Olivos, solo hay un misterio que deja sin resolver: ¿Por qué esta ciudad de inviernos heladores y veranos insoportables, en mitad de la nada, rodeada de desierto, es uno de los centros espirituales del mundo?

La historia demuestra que ninguna de las tres religiones del Libro puede reivindicar Jerusalén por encima de las demás porque fieles de las tres han sufrido y muerto en ella, pero también porque han existido momentos de tolerancia. A veces los problemas complejos tienen soluciones sencillas. En el caso de Jerusalén, bastaría con recordar aquellos momentos de su pasado en los que la convivencia fue posible porque es la única solución para un territorio sagrado al que nadie va a renunciar.


Historia de Jerusalén

Vincent Lemire y Christophe Gaultier

Traducción de Paul Gross Calcina

Garbuix Books, 2024

235 páginas. 29,95 euros


El País. Babelia núm. 1.691. Sábado 20 de abril de 2024



jueves, 25 de abril de 2024

Poderes irresponsables

¡Regresa uno de los grupos de superhéroes más extraños del cómic!


JOSÉ LUIS VIDAL

23 Abril, 2024

¿Os habéis preguntado alguna vez que pasaría si, de pronto, tuvierais poderes sobrehumanos?

Probablemente, un porcentaje de vosotros, seguro que pequeño, os dedicaríais a salvar y proteger a todos los desvalidos. Pero me juego lo que queráis a que, con esas nuevas facultades adquiridas, el lado oscuro que todos y todas tenemos afloraría, dejando ver esa cara malvada, al del villano ambicioso que quiere poseer lo que le es ajeno…


La Imparable Patrulla Condenada

Guion: Dennis Culver

Dibujo: Chris Burnham

Tapa blanda

Color

176 págs.

20,50 euros

ECC Ediciones

Pues bien, volviendo a las viñetas, tras el suceso que golpeó al Universo DC llamado Planeta Lázaro, los metahumanos campan por doquier las calles del planeta, convirtiéndose la mayoría en una amenaza para la seguridad mundial.

Si además a este hecho le sumamos que siempre va a asomar la cabeza una empresa científico-tecnológica que busque aprovecharse de estas circunstancias, pues ya tenemos montado un perfecto escenario para que este peculiar grupo de inadaptados, que una vez reunió el taimado doctor Niles Caulder, vuelva al campo de batalla, a la acción más pura y dura.

Ellos son, por si aún o lo sabéis, la Patrulla Condenada, y en esta ocasión siguen habiendo caras conocidas entre sus miembros como Robotman, Cliff Steele, un ex piloto de carreras, malhablado y que vive torturado dentro de un armazón metálico; el Hombre Negativo, Larry Trainor, que surcó los cielos hasta que un terrible accidente le transformó, llevando en su interior a un ser alienígena; Elasti-Woman, Rita Farr, como su nombre indica, tiene la facultad de estirar su cuerpo a voluntad… Y, como nuevas incorporaciones, La Jefa, que es, ni más ni menos, que otra de las múltiples personalidades del personaje al que siempre hemos conocido como Crazy Jane. Y para completar este curioso grupo, la pequeña Beast-Girl que, aunque es corta en estatura, posee unas facultades que van a sacar a sus compañeros de más de un apuro.

Pues bien, como ya os comentaba, los principales enemigos de los protagonistas en esta ocasión son los empleados de Metagen INC., así como los peligrosos metahumanos que han salido de sus laboratorios. Uno de ellos, Degenerado, los lleva a una ciudad que todos conocemos muy bien, Gotham, y allí, obviamente, el que parte el bacalao es cierto vigilante oscuro con el que tendrán que cruzar algo más que palabras si quieren convencerlo de su propósito.

Pero este no es el único peligro que se va a cernir sobre el grupo, ya que viejos enemigos de éste, como Cerebro, Mallah e Inmortus, son los tres vértices del regreso de uno de los más letales villanos a los que La Patrulla Condenada ha tenido que enfrenarse…

Pero esto no es todo, amigos. Además, vamos a viajar a la flamante nueva base del grupo, donde nos encontraremos con viejos conocidos, como Flex Mentallo, o algunos nuevos, como la psicóloga Syncho.

Los peligros acecharán a la vuelta de la página, como un par de rudos Green Lanterns, o una visita al pueblo de New Polar, donde tendrán que vérselas con Metawoman…

Pero esto es solo el principio de unas peripecias surgidas de la imaginación del guionista Dennis Culver (Burnouts, Crone, Romeo Muerte…), que vuelve a reunirse con el dibujante Chris Burnham (Batman Incorporated, Nameless, ¡Die!¡Die¡Die!...), del que es un viejo conocido, además de David Lafuente (Runaways, Ultimate Spiderman, Radian Black…), que se encarga de ilustrar un episodio muy especial dentro de este volumen que hará las delicias de los seguidores de este bizarro grupo.


Malaga Hoy


martes, 23 de abril de 2024

‘Sugar’ escribe una carta de amor al ‘noir’, Hollywood y Los Ángeles

Colin Farrell protagoniza una serie que homenajea a clásicos del cine negro tanto en su temática como en su estética

Colin Farrell, en un momento del segundo episodio de 'Sugar'.

NATALIA MARCOS

Madrid - 06 ABR 2024 

Cuando el espectador conoce a John Sugar, lo hace en blanco y negro. Está en Tokio y busca al hijo de un jefe de la yakuza, la peligrosa mafia japonesa. Poco después, con ese caso ya resuelto, en color y acompañado por la voz en off del propio protagonista, John Sugar aceptará un nuevo caso. Discretísimo, muy eficaz y especializado en la búsqueda de personas desaparecidas, ahora le contrata un legendario productor de Hollywood para buscar a su nieta.

Sugar (estreno el 5 de abril en Apple TV+ con sus dos primeros episodios) es, sin disimulo, una carta de amor al clásico género literario y cinematográfico de los detectives privados. Lo es en su personaje, la clase de hombre solitario, atormentado, misterioso y de pocas palabras que podrían haber interpretado Humphrey Bogart o Robert Mitchum y al que aquí da vida Colin Farrell. Lo es en su estética y en los movimientos y ángulos de la cámara, inspirados en el cine de los años cuarenta y cincuenta. Y lo hacen explícito los clips de clásicos como Retorno al pasado (1947), Historia de un detective (1944), El sueño eterno (1946), El halcón maltés (1941), El beso mortal (1955) o Los sobornados (1953) que interrumpen el discurrir de los capítulos.

Y por encima de todos, está Chinatown (1974), la película que Simon Kinberg, uno de los productores ejecutivos de Sugar, menciona como referente claro de la serie creada por Mark Protosevich y dirigida por el brasileño Fernando Meirelles. “Aunque el ADN y la genética del noir está en mucho de lo que vemos hoy en día y en las series de detectives que hay en la televisión, y dios sabe que hay cientos, y en muchas películas sobre crímenes, quería hacer algo que fuera una carta de amor a aquellas películas originales”, cuenta el productor en una entrevista por videollamada. “Ahora, o hay historias de detectives y policías, donde lo importante es el argumento, o giran a algo más interesante, para mí, que son los personajes y la emoción. La combinación de las dos cosas es rara de encontrar hoy. Como alguien que lleva mucho en esto, creo que ahora no tienes esa combinación de una historia con profundidad y un gran trabajo de personaje al mismo tiempo”, añade.


Kirby y Colin Farrell, en la serie 'Sugar'.

Sugar, además de homenajearlo, actualiza el género negro y el estereotipo del detective privado. “En las películas noir clásicas, el detective tiende a ser alguien confiable, capaz y no particularmente misterioso, un poco unidimensional. El personaje de Sugar es, en muchos sentidos, el mayor misterio de la serie. Es complejo, vulnerable y humano”, explica Kinberg. A ello ayudaron las aportaciones de Colin Farrell. El actor irlandés, también productor ejecutivo de esta ficción, ayudó a construir el personaje y a dar personalidad a la producción entera, según explica Kinberg. “Él ha aportado al personaje la fortaleza y el carisma de una estrella de cine, y al mismo tiempo, sientes que es un hombre herido, roto y vulnerable, inocente”, añade el productor, que también destaca la fortaleza de los personajes femeninos como otro elemento en el que la serie se diferencia del noir más clásico, donde las mujeres tendían a ser “o débiles o malvadas”. Además, la trama de la serie, situada en el presente, aborda temas como la adicción, la misoginia, la identidad sexual y racial, el acoso sexual y la trata de personas.


Más destinatarios

La carta de amor que escribe Sugar, con ocho capítulos que, a excepción del primero, apenas superan la media hora, tiene más destinatarios. Otro de ellos es el cine en general. Muchas de las localizaciones encierran referencias al Hollywood clásico. Por ejemplo, la gran mansión en la que vive el veterano productor que contrata a Sugar, Jonathan Siegel (interpretado por James Cromwell) fue residencia del productor de James Bond Albert Broccoli. El bar en el que Sugar conoce a Melanie, la madrastra de la chica que busca (interpretada por Amy Ryan), es en realidad el legendario Boardner’s, un pub que abrió las puertas en 1927 y que, entre otras muchas, ha aparecido en L.A. Confidential (1997).


Amy Ryan y colin Farrell, en la barra del Boardner's en el primer episodio de 'Sugar'.

El tercer destinatario de esta misiva es, precisamente, la ciudad de Los Ángeles. Al igual que títulos como Un largo adiós, Chinatown, Heat o, claro, L.A. Confidential, Sugar también explora una urbe que, en palabras de Simon Kinberg, es “un lugar fascinante, complejo y caótico”. “Vivo aquí y es un sitio de increíble oscuridad, increíble luz, bondad, maldad, corrupción, amabilidad… Por eso creo que Chinatown era una gran referencia para nosotros, porque muestra los puntos más altos de Los Ángeles y Hollywood, eso con lo que todo el mundo fantasea, y luego también la realidad de esa fantasía, que puede ser muy oscura, muy cruel, muy violenta y peligrosa”, reflexiona.

Grabar en Los Ángeles también fue, al mismo tiempo, el mayor reto para la producción. “Es muy poco común rodar en Los Ángeles, a pesar de que la gente de la industria vive aquí. Llevo en este negocio unos 25 años y solo he hecho otra cosa antes aquí, y fue mi primera película, Sr. y Sra. Smith. Es muy difícil cortar una calle en una ciudad donde todo el mundo conduce. Trabajar en localizaciones aquí es más difícil de lo que debería”.

Para Kinberg, también creador de la serie de Apple TV+ Invasión, las historias de detectives permiten dar orden y tener tranquilidad en el caos actual. “Nuestro mundo da miedo y es un caos, es complicado, y la verdad es difícil de encontrar porque las redes sociales y los nuevos medios e incluso nuestros líderes nos mienten. La idea del detective como faro de la verdad, alguien que puede encontrar la verdad, es un mundo donde todo es tan confuso, es reconfortante, y quizá ahora más que nunca porque el mundo es más caótico que nunca”.


El Pais, sábado 6 de abril de 2024


lunes, 22 de abril de 2024

Biografía de una leyenda

Carlos García Gual compila en un volumen dos textos emblemáticos de la tradición popular en torno a las gestas de Alejandro Magno


Medallón de Alejandro Magno, de en torno a 1500. Heritage images/Getty


Por David Hernández de la Fuente

En el kilómetro cero de la literatura se encuentra la narrativa patrimonial más pura, de raigambre popular, que se concreta en la Antigüedad tardía en algunas preciosas reliquias de novelas pioneras. El último de los géneros que inventaron los griegos, a partir de ciertos mimbres posclásicos -las aventuras de amantes peregrinos, los viajes a países fantásticos y las vidas legendarias de personajes extraordinarios- entrelazados  en la forma de un relato marco y sus pequeñas narraciones enmarcadas, tiene en la fabulosas Vida de Alejandro uno de sus ejemplos más singulares. Nacía así este "género sin nombre" que va desde la novela griega al romance medieval y, de ahí, hasta la modernidad en una larga peripecia de la que es gran conocedor el editor de este volumen, Carlos García Gual.

Más allá de la historia, el monarca macedonio, famoso por su fugaz gesta en la historia del helenismo, protagonizó aventuras sin par en las que, para explorar lo desconocido, descendía a las profundidades del océano o se elevaba por la bóveda celeste llevado por animales fantásticos. Otras veces conversaba con los ascéticos brahmanes o con árboles y aves parlantes, y conocía a seres monstruosos a los que luego había de confinar tras un muro más allá del mundo civilizado. La compilación que nos presenta García Gual en este estupendo volumen se compone de dos ejemplos emblemáticos de la tradición popular sobre Alejandro: por un lado, está el propio origen de esta tradición, la llamada "Novela de Alejandro" atribuida falsariamente a Calístenes, historiador de la época del rey macedonio. Esta novela griega del Pseudo-Calístenes, con sus varias recensiones antiguas, entre los siglos III a V, es la fuente de las traducciones posteriores (especialmente influyentes las versiones intermedias latinas, armenias y siriacas a muy diversas lenguas en Oriente y Occidente, desde el francés al persa. Aquí se nos presenta a un Alejandro muy diferente del histórico, hijo del mágico faraón Nectanebo merced a un enredo entre erótico y sobrenatural, que corre inefables aventuras siguiendo el esquema histórico ya conocido -sí, con sus batallas y sus campañas- pero trufado de aventuras fantasiosas y con una composición y estructura que recuerda a una especie de "evangelio" alejandrino -de hecho, será el libro más veces traducido tras la Biblia-, con su héroe, su traidor, sus hechos, sus dichos y su muerte.

La segunda Vida que se presenta en esta cuidada edición es un epígono aún más fantasioso que el Pseudo-Calístenes y que, curiosamente, tras una larga tradición oral, es la primera novela impresa en griego moderno (Venecia, 1750). Es una variante popular de aquellas recensiones tardoantiguas, acrecida con aventuras extravagantes, en lo que el profesor García Gual llama el "folletín" de Alejandro, que "acentúa el tono dramático y fantástico del relato original, reelaborado en una prosa sencilla, pintoresca, y de fuerte colorido popular". Es curioso este libro en prosa, que en la recepción neogriega convive con una versión versificada, llamada la Rimada, que data de algo más de un siglo atrás: ambas eran leídas y transmitidas en círculos domésticos en una época de baja alfabetización. Su exotismo es interesante en el plano geográfico, pues se citan pueblos turcomanos, se habla de Morea, nombre medieval del Peloponeso, se inventan reinos enteros, y aparecen personajes de la tradición bíblica y episodios exagerados. Pero no es solo literatura, pues estas leyendas han pervivido hasta hoy día en el folclor; si en el mundo eslavo y oriental se perfila a Alejandro como el guardián de las puertas que encierran la maldad de Gog y Magog, en el norte de Grecia y las islas se han extendido la fábula de la nereida o gorgona, hermana o viuda del rey, que se aparece entre las aguas del mar preguntando a los marineros si "vive el rey Alejandro": hay que responder que sí, que "vive y reina", o hundirá el barco sin remisión. Larga es, pues la sombre del mito de Alejandro.



Vidas de Alejandro

Dos relatos fabulosos

Pseudo Calístenes/Anonimo

Edición de Carlos García Gual

Traducción de Carlos García Gual y Carlos R. Méndez

Siruela, 2024

412 páginas, 26 euros

domingo, 21 de abril de 2024

Regreso al país del invierno

 El faro del fin del mundo / Jacinto Antón


Una imagen de la serie Three Pines


La otra noche soñé que regresaba a Three Pines, lo que es absurdo porque Three Pines no existe. Es el pueblo canadiense de las estupendas novelas policiacas (y la subsiguiente serie televisiba) de Louise Penny protagonizadas por el detective Armand Gamache, jefe de la Sûreté de Quebec, y una creación literaria tan ficticia como Smalville, Twin Peaks o Jerusalem´s Lot. Y sin embargo es pensar en Three Pines y ponerme a recordar toda su geografía, y el frío inenarrable que pasé allí, y tantas cosas inolvidables que llegué a vivir. Porque Three Pines no existe, pero Penny lo inventó en base a sitios reales, pequeñas localidades de la región de los Cantones del Este, entre el río San Lorenzo y la frontera del Quebec con EE UU.

En medio del crudo invierno de 2016 ("mon pays ce n´est pas un pays, c´est l´hiver", cantaba, tiritando, imagino, Gilles Vigneault, el poeta de Blanc-Sablon) viajé allí para entrevistar a Penny, que vive en el pueblo de Knowlton, junto al lago Brome, un sitio tan a desmano que le costaría llegar hasta a Jesuita Joe. El desfase horario, conducir un coche alquilado en medio de una gran nevada desde Montreal (unos 100 kilómetros) y que se me cruzara en la carretera un alce no ayudaron a que tuviera muy despejada la cabeza. Dado mi estado y mi sentido de la orientación es raro que no acabara en Manitoba. Así que guardo recuerdos confusos e inconexos del tiempo que pasé por ahí. Me detuve en Standbridge East y visité un pequeño museo en un viejo molino de agua en el que se exponían rifles Spencer de los Red Saches de Missiquoi, la milicia de voluntarios canadienses de la región que se enfrentó en la década de 1870 a la invasión de los fenianos irlandeses-estadounidenses, un episodio del que no tenía ni idea. Missiquoi es una palabra de los indios abenaki que significa "rico en aves acuáticas". Lo pone en mi libreta Moleskine correspondiente a ese viaje y llena de anotaciones igual de trascendentes. Algunas son difíciles de descifrar porque están escritas temblando. Tenía tanto frío todo el rato (llegamos a estas a casi 30 grados bajo cero) que habría sido capaz de matar un castor con mis propias manos y despellejarlo para hacerme un gorro calentito como el de Daniel Boone.

Me viene a la mente luego la imagen, tras la ventana de un bar, de un pájaro carpintero trepando por el tronco de un árbol. Era un "pic chevelu" (Picoides villosus), lo sé porque lo identifiqué después gracias a un pequeño volumen, Les odiseaux d´hiver au Québec, de Peter Lane (Editions Heritage, de Montreal, 1980), que me llevé, con subrepticias maneras dignas del hurón Magua, de la casa de Abercorn de la familia Lapointe. Afortunadamente no tenían un rifle Spencer. Con Penny quedé en un pueblo cercano con el ominoso nombre -visto desde hoy- de Sutton. Fue un encuentro muy agradable. Todos estos bonitos recuerdos se me agolparon el otro día al encontrarme en Barcelona otra vez con Penny, que presentaba su último libro publicado en castellano, El reino de los ciegos. Devoré previamente la novela, una de las mejores de ls serie, 446 páginas que combinan como sólo sabe hacerlo Penny la intriga, la violencia, la humanidad -"la cuestión es: ¿qué guarda la gente en su corazón?"- y el frío.

En el centro del la trama está Gamache, que vive "en la morada del dolor" de sus arduas decisiones policiales y a la vez en el arrullo de la familia y las amistades. Demediado entre el horror y el amor, escéptico y compasivo, considera, pese a toda la podredumbre que ha visto, que todos tenemos la posibilidad de salvarnos. Y está dispuesto a arrimar el hombro para ayudarnos a ello. Ese mismo sentimiento lo leí de nuevo en la mirada de Penny el otro día en el restaurante Igueldo, cuando me acerqué a saludarla y alzó la cabeza con su permanente sonrisa. Una persona que cree en las segundas oportunidades y en la bondad intrínseca del ser humano. Siempre ha dicho que Gamache era su marido Michael y de hecho estuvo a punto de abandonar la serie al fallecer este.

Sin embargo, me parece que en realidad Gamache es ella, como es ella el invierno en su país. Un invierno que destella en sus ojos de dama del crimen, de un azul hielo, pero a la vez llenos de la promesa de calidez de un té o un chocolate caliente y una buena conversación junto a la estufa. El crepitar de los troncos de arce en una hoguera, un perrito caliente en un partido de los Canadiens, una sonrisa. En medio del frío y la desolación, la bondad, la bondad.

El Pais, sábado 6 de abril de 2024


La intrincada naturaleza cuántica de un domingo

Olivier Schrauwen dedica un espectacular comic de casi 500 páginas a testimoniar un único y aburrido día en la vida de su primo Thibault, como huella inalterable de la existencia humana

Dibujo de Domingo flamenco (Fulgencio Pimentel), de O. Schrauwen

Por Álvaro Pons

El domingo: día destinado a aportar aburrimiento a una semana que, por lo demás, fue feliz y provechosa. Pocos días simbolizan de una manera tan evidente y clara ese tedio cotidiano y pegajoso que se va extendiendo a medida que pasa el día y ata sólidamente al sofá, la manta y al mando a distancia, mientras saltamos con indiferencia entre canales intrascendentes, esperando tan solo que los bostezos de desinterés sean menos evidentes. Se pueden afirmar sin demasiado miedo al error que un domingo es la medida estándar de un día en el que no pasa nada, lo que lo hace, desde luego, poco apetecible a ser elegido escenario para protagonizar un relato que recupere la minuciosa descripción de los acontecimientos cotidianos en la mejor tradición de Leopold Bloom. 

Pero Olivier Schrauwen ha demostrado fehacientemente su innata capacidad para retar lo establecido; así que tras ficcionar la memoria colonial de su abuelo en Arsène Schrauwen, quizás era lógico dar el paso de seguir recurriendo a su familia para pasar de la larga cronología de una vida a fijarse en su primo Thibault y hacer testimonio de un único día, un domingo. Durante casi 500 páginas, Domingo flamenco (Fulgencio Pimentel, traducción de Joana Carro y César Sánchez) hace cuidadoso apunte de todo lo ocurrido a este tipógrafo durante un domingo de 2017, para descubrir que, quizás, el concepto de "no pasa nada" resulta más complejo de lo que se pensaba. Igual que los físicos descubrieron que el vacío resultaba ser un proceloso mar de partículas en constante fluctuación cuántica, lo que nuestra limitada mente percibe como un aburrido cúmulo de naderías es tan solo la expresión de una frondosa estructura arbórea, una especie de fractal infinito donde las rutinas cotidianas se expanden y conectan pasado, presente y futuro en una repetición que entendemos como aburrida, pero que es una manifestación orgánica de la vida.

Para Schrauwen, cada acto cotidiano es productor inconsciente de la memoria, de esos recuerdos que acuden a nuestra mente sin razón aparente, como esas fluctuaciones cuánticas sometidas tan solo al caprichoso mandato del azar probabilístico. Pero también parte de una poliédrica realidad donde todo está conectado: el aleteo de la mariposa puede ser un ratón curioso perseguido por un gato, el miedo a que el móvil caiga en el agua durante un baño a un generoso vecina dispuesta a traernos comida. Tan aparentemente disjuntos como sorprendentemente conectados con pensamientos a miles de kilómetros, la conversación de unos amigos en un bar o el recuerdo de un día con una cámara de súper 8. Tiempo y espacio se unen en una única realidad al alcance de una única realidad al alcance de un parpadeo, de un pensamiento imposible o de una reflexión loca.

Por el camino, Schrauwen se permite trabajar, como es habitual en su obra, con el formalismo desde ese bitono risográfico (espectacular el trabajo de edición editorial en la traducción española) que se extiende por todo tipo de juegos plásticos que usan la página y la viñeta como elementos de medida temporal, recordando cómo Töpffer ya jugó a comprimir y estirar el tiempo con la composición allá por el XIX, pero esta vez desde la perspectiva de la pantalla de las apps que todo lo dominan. Y, además, nos recuerda que la creación artística es parte ineludible de la naturaleza del ser humano: la construcción de nuestra memoria cotidiana no puede desgajarse de lo creativo, ya sea propio o ajeno. Cine, pintura, escultura, televisión.., la cultura popular empapa cada intersticio de esta minuciosa narración cronológica de un día, hora a hora, como poso ineludible de que hemos vivido, como huella inalterable de la existencia humana.

Tras llegar al final de este domingo cualquiera, es evidente que Schrauwen ha conseguido, a modo de esas cianotipias que en su día experimentó su compañera, la impresión palpable de algo tan inasible y complejo  como lo cotididiano. Una miríada de acontecimientos, hechos, personas y lugares, de recuerdos y actos, de absurdos y sinsentidos, de reflejos inconscientes y decisiones sin importancia que jalonan un retrato de apariencia inconexa y deslavazada, un rompecabezas sin solución en la distancia corta, pero que, al dar un paso atrás y ver en su completitud, resulta un curioso trampantojo, en ese juego de Archimboldo que nos lleva inexorablemente a reconocer lo que estamos viendo como algo tan claro y evidente como la vida. La nuestra, la de cualquiera, la que construimos a cada minuto sin ser conscientes de que cada segundo que pasa escribimos una vida. Sin duda, una obra tan monumental como fascinante, llamada a perdurar como aquella que relató un 16 de junio de 1904.




Domingo flamenco

Olivier Schrauwen

Traducción de Joana Carro y César Sánchez

Fulgencio Pimentel, 2024

472 páginas. 48 euros


El Pais. Babelia núm. 1.688. Viernes 29 de marzo de 2024