martes, 12 de septiembre de 2017

Kirby / Lee ORÍGENES MARVEL


Agustín Oliver

 Comics Forum

Muchos de los que podemos pertenecer a eso que Ricardo Machuca denominó en cierta ocasión «la generación Vértice», es decir, los que nos iniciamos en la historieta leyendo la infame edición de la Marvel con que se nos torturaba en los 70, cuando revisamos nuestras colecciones de la época, vemos como los tebeos que más sobábamos en la época eran aquéllos más modernos, esto es, los de un dibujo más «realista», como John Buscema, Romita padre o Dave Cockrum, frente a otros, más «anticuados», como Jack Kirby y Steve Ditko. Algo similar ocurre ahora, cuando los niños y los adolescentes que son (cualquier otra idea es una utopía) la inmensa mayoría del público de historieta, prefieren descaradamente autores como Todd McFarlane, Jim Lee, Dale Keown o tantos otros maestros del abigarramiento gráfico y la confusión narrativa.

Thor, Iron Man y la Masa son personajes de sobra conocidos por la mayoría de los lectores de tebeos, tanto los de hoy como por aquellos de la «generación Vértice» de la que hablábamos antes. Siguen disfrutando, aunque unos más que otros, de cierto gancho, sobre todo entre los marvelianos veteranos; los más nuevos están decantados por la nueva onda macarra que nos llega de yanquilandia: los Cable, Motorista Fantasma y compañía. Y sin embargo, todos ellos, como tantos otros, tenían montones de lagunas en la edición española, por lo general en el material más antiguo, que es, a menudo, lo más interesante. Este material es el que se recupera en estos Marvel Masterworks que Fórum nos trae en su colección Clásicos Marvel. Lo más difícil en una historieta es la capacidad de contar lo que tú quieres de la manera deseada, y eso es algo en lo que tanto Kirby como Ditko, sobre todo el primero, han dado infinitas muestras de su talento, como demuestra la enorme cantidad de autores que, con mayor o menor fortuna, se han inspirado en ellos, desde Byrne a Miller, desde los hermanos Hernández a Daniel Torres... en todo lo referente a resoluciones y trucos narrativos.

Llegado el momento, y estudiando su obra con otros ojos, sin prejuicios, nadie puede negar el despliegue técnico desarrollado por los autores de estas obras, a pesar de lo ingente de su producción, tanto en el sentido comercial como en el industrial. Y eso por no hablar de lo bien y a gusto que se leen, de lo rápido y seguido que se entiende todo; en parte algo debido a la deliciosa e ingenua sencillez de los guiones de Stan Lee, si es que realmente le corresponde la autoría, que hay quien lo pone en duda. Guiones apropiados a la función que cumplían en su momento, que no era otra que la de entretener a su público natural: los niños, en principio los de su época y, probablemente, también los de hoy, a pesar del indudable toque rancio que destilan. En definitiva, narrativa bien llevada y capaz de disimular y sacar adelante lo que haga falta. De nuevo.

Centrándonos en esta colección que nos está ofreciendo Comics Forum, y de la que ya podemos disfrutar de siete volúmenes que oscilan entre lo interesante y lo imprescindible, (de estos tres, en concreto resultan definitivamente necesarios los de Thor y la Masa que, además, son los que más material inédito en España presentan). Es la primera vez que, fuera de la indecente edición de Vértice de la que hablábamos al principio, tenemos acceso a una exposición que hace justicia a este material. Quizá, la única pega sería la referente al precio, que sin ser prohibitivo, sí puede ser algo que aleje al público infantil de estos maravillosos tebeos. Claro que eso tampoco es demasiado grave porque paralelamente se nos está ofreciendo otra edición más barata, en el tan socorrido formato prestigio, que sirve para cubrir esta laguna. Por ahora se limitan a Los 4 Fantásticos y Spiderman, pero a lo mejor, si funciona, se amplía a otras series. A ver si hay suerte.

Giardino LA TERCERA VERDAD


Alvaro Pérez



 Norma Editorial

Inseguridad, desconfianza, miedo. Aquí está la clave de las dos historias que componen este álbum. Giardino nos muestra la fragilidad del hombre en dos relatos en los que el campo de creación es la excusa sobre la que se articula la trama. La sospecha se apodera de los personajes para complicar las situaciones, ya de por sí conflictivas, lo que lleva a que se rompa el quebradizo velo de la confianza, tanto en uno mismo como en aquellos que le rodean. Como la vida misma.

El título del álbum nos lo sugiere: ¿Cuántas verdades existen? La duda se nos plantea de entrada. Jan, el pintor holandés de la primera historia, desconfía de los motivos que pueda tener Schwarz, famoso coleccionista, para interesarse por su obra, con la que ni él mismo esta conforme. Schwarz se muestra receloso de Jan, a causa de la relación que pueda mantener con Anna, su esposa. Esta sospecha de Pirro, el compañero de estudios del pintor, a quien su marido va a comprar un valioso cuadro. Es una situación difícil, puesto que siempre que el engaño esta por medio, las cosas se complican, enredándose hasta el punto de acabar con una muerte cuando, como vemos al final, la tragedia se podría haberse evitado perfectamente. El mismo Schwarz lo dice: "fue un equívoco estúpido" .

También con muerte comienza y podríamos decir que termina la segunda historia, aunque no sepamos hasta el final si lo que se nos cuenta es cierto o no. Lo que sí sabemos con seguridad es que hay dos muertos, aún sin conocer las pistas que nos guíen hasta ellos. Según nos dice Piero al final de la historia, hay tantas verdades como espectadores. Vasco nos cuenta su propia versión de la historia, aunque él mismo pueda haber sido manipulado en el transcurso de la acción.¿Quién nos dice que no fue Janet, la viuda del traductor Corsi, la que mandó matar a su marido?. Se nos da una imagen codiciosa de ella, por lo que bien habría podido aprovechar la velada relación que existía entre su marido y Benson, el firmante de las novelas. La duda nos corroe como los celos al seducido Vasco, a quien la inseguridad lleva a confesarse ante Piero, en el único acto de confianza que plantea todo el libro. Una vez más, Giardino disecciona el alma de sus personajes para buscar, rebuscar en su interior, los temores y debilidades humanas, y sacarlos a la luz, colocando las fichas en un tablero de verdades a medias.



Haussman / Yann LOS 3 CABELLOS BLANCOS

Agustín Álvarez

 Norma Editorial

Si hubiera que definir a Yann con un sólo calificativo, este no podría ser otro que el de todoterreno. Su obra como guionista le ha llevado por todos los géneros que podamos nombrar, y es capaz de, como mínimo, cumplir en todos ellos con dignidad. Así, en el pequeño relato fantástico que es este Los tres Cabellos Blancos, podemos encontrar todos los elementos del género: príncipe encantado, bruja de los bosques, hechiceros, peces y pájaros que hablan, subditos sometidos por un rey tirano... A todo ello, Yann le añade unas gotas de comedia (hermanos que sin saberse tales se enamoran, y esto no puede ser), que va tiñéndose en esperpento, en humor macabro (porque al final, aunque no pueda ser, es, y si alguien tiene algo que decir , más vale que se calle).

El planteamiento de la obra es clásico como tal: trama, nudo y desenlace bien definidos. La aportación de Hausman como dibujante añade a la historia la ambientación y caracterización necesarias para convertirla en una fábula animada. Así, el mayor acierto es el paralelismo entre las peripecias vitales de Vaiva y su hermano, el Príncipe Karas y los dos pequeños zorros: ambos hermanos, ambos separados de la madre al nacer, uno de familia acomodada y el otro indigente, ambos enamorados en un amor imposible, ambos sirviendo de cebo para llegar hasta el otro, y en fin, ambos triunfando ante la adversidad. Muy brillante.

Aunque, tampoco nos engañemos. A pesar de todo lo dicho, no nos encontramos ante una obra maestra, aunque posea una notable corrección. Y es que tal como está el panorama, cuando te encuentras con algo firmado por Yann, no puedes permitirte el lujo de hacerle ascos.



Paco Roca tira el pijama

El dibujante valenciano cierra su serie autobiográfica con el tercer volumen de historietas, publicadas en 'El País Semanal'

GREGORIO BELINCHÓN

Madrid 10 SEP 2017

Parte de una de las historietas que componen el libro 'Confesiones de un hombre en pijama', de Paco Roca.


Paco Roca cogerá su pijama, lo doblará, lo meterá debajo de la almohada y lo usará solo para dormir. Al menos en su versión comiquera, porque Confesiones de un hombre en pijama (Astiberri Ediciones) supone el tercer y último volumen de historietas en las que Roca se autoparodia como eterno hombre en duda, espécimen derrotado por la tecnología y dibujante ataviado con esa ropa de noche mientras trabaja. "No es que me haya cansado, pero me limitaba en cierta forma. Esas entregas nacieron basadas en el humor, y con el tiempo tener que acabar con un gag por obligación no me dejaba reflexionar sobre temas de mi interés", cuenta el Premio Nacional del Cómic en 2008 y ganador de un goya por el guión adaptado de Arrugas. La tira se inició en 2010 en el diario Las Provincias y sus últimas entregas se han publicado en El País Semanal: el libro recopila 13 publicadas desde septiembre de 2014 más otras dos inéditas y una tercera realizada para la revista de la Academia de Cine. "Esas dos historias extras muestran un poco el camino por el que quiero transitar en este formato".

El dibujante y guionista Paco Roca. LUIS SEVILLANO EL PAÍS

Una de las grandes penalidades de día a día de Paco Roca (Valencia, 1969) es su incapacidad para decir no. Desde cualquier ofrecimiento de una compañía de teléfonos móviles a los numerosos encargos que le proponen. De ahí lo prolífico de su obra. "Ya he aprendido a rechazar colaboraciones por correo electrónico o por teléfono, pero cara a cara... Ahí me pierdo"; advierte. Más allá de su carácter bondadoso, que se intuye en el hombre en pijama, el Roca de novela gráfica es un creador contundente, de ideología humanista, muy directo en sus afirmaciones: ahí están El invierno del dibujante, Las calles de arena, La casa -su último libro-, Los surcos del azar o Arrugas, la obra que impulsó su carrera. Más de 150.000 ejemplares vendidos en total. "Me gusta explorar otros caminos, acercarme a la opinión y al periodismo". ¿Al estilo Joe Sacco? "Nunca sabes, lo mismo luego también me aburro", cuenta entre risas. "Pero sí creo que el cómic en la prensa funciona muy bien. Los reportajes en viñetas son claros, didácticos... Puedes contar hechos muy áridos o complejos de forma amena". Ese tipo de periodismo, habitual en los medios anglosajones, ha llegado con bastante retraso a España. "En muchos casos ha sido autocensura de los autores. Parece que cuando te encargan un cómic en prensa tiene que ser algo para todos los públicos, de humor blanco, que no se meta en temas escabrosos. En cambio, un escritor con columna de opinión puede mojarse. ¿Por qué no un dibujante?".

Tras hablar de su padre en La casa, o mostrar a su pareja -con la que tiene dos hijos, algo que también ha obligado a Roca a vestirse de calle por las mañanas- en Memorias de un hombre en pijama, al dibujante ya no le quedan muchos reparos: "Hablar sobre la relación con mi padre supuso un gran esfuerzo. Y logré superarlo. Ahí está el reto, en entender que a veces sentir pudor por un asunto no debe cortarte para dibujar sobre él. Te hace que te replantees tu trabajo. Cuando abordas algo sencillo, te acomodas en tus herramientas. Sin embargo, cuando encaras, por ejemplo, la memoria histórica, que desde un determinado sector recibe ataques solo con mencionarla, sientes que debes de estar a su altura, crecer como artista. Y en ese campo todavía quedan buenas narraciones por afrontar en viñetas".

Roca, que es de poco enfadarse, sí siente que le cambia el humor con este tema: "Como ciudadano me pongo enfermo de oír al presidente del Gobierno dar cero euros a la Ley de la Memoria Histórica, y en cambio se siga subvencionando a la Fundación Francisco Franco. Hemos alcanzado una desfachatez... A cambio, como autor te das cuenta de que hay un terreno enorme de creación". Roca todavía acompaña los pasos de La Nueve, la división conformada por combatientes españoles que liberó París de los nazis el 24 de agosto de 1944. A ella dedicó Los surcos de azar y la exposición nacida de ese cómic arribará a Madrid mediados de octubre en Centro Cultural Eduardo Úrculo. "Hay mucho material de coleccionistas, de las mismas asociaciones de las tropas... Hasta metralla procedente de heridas de aquellos soldados, una reliquia maravillosa [risas]. Es una exposición muy rica". En noviembre, llegará su nuevo trabajo, La encrucijada, un libro disco con José Manuel Casañ, el cantante de Seguridad Social. "Lo acabamos antes del verano y está esperando al otoño. Es una conversación entre ambos, en la que hablamos de la necesidad de hacer música o de contar historias, y de cómo a veces sientes que te pierdes por culpa del negocio".

Del buen momento actual del cómic español, a Roca le queda claro que se ha superado la burbuja comiquera: "Ya no es un invento de los medios, o el reflejo de la cantidad que hay, portentosa, de buenos creadores. Ahora vendemos a un público generalista, más allá de los aficionados a los tebeos, un sector endogámico y poco plural. Nos compran lectores que no han leído a Mortadelo y Filemón o al Corto Maltés, sino que descubren en la novela gráfica historias distintas, aproximaciones diferentes a temas interesantes. Por fin, el cómic español tiene pies sólidos. Puede que el mercado no dé para tantos autores y publicaciones, pero vivimos nuestro mejor momento en cantidad de lectores y en respeto generalizado".

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Autor: Paco Roca.

Editorial: Astiberri (2017).

Formato: tapa dura (64 páginas).

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LA PELÍCULA SOBRE PACO ROCA SIN PACO ROCA




Raúl Arévalo, en la película 'Memorias de un hombre en pijama'.

Memorias de un hombre en pijama, la película, se estrenará en los próximos meses sin Paco Roca como director. En estas Confesiones... aparece una historieta creada para la Academia de Cine en la que ilustra el inicio de la producción, cuando el valenciano aún figuraba como máximo responsable de realización. "A grandes rasgos, cuando dibujas un tebeo estás solo y siempre estás sufriendo por si no se te ocurren buenas historias. Peleas contigo mismo en pos del mejor material", apunta, aunque no quiere meterse mucho en el tema. “Pero en el cine es diferente. Y aunque trabajé como guionista y director, me vi teniendo que pelear por sacar adelante cada una de mis ideas”.

Sin embargo, Paco Roca ya conocía el mundo del cine, tras su labor como coguionista adaptador en Arrugas, dirigida por Ignacio Ferreras. "Como aprendí con Arrugas, solo puede haber un capitán en el barco, y como yo rehúyo los conflictos, me bajé del barco y decidí dedicarme a otros menesteres más productivos”. Roca ha estado en el proyecto dos años, durante toda la preproducción. “No lo considero tiempo perdido, he aprendido mucho de la experiencia. En el equipo hay gente estupenda y muy capaz que se han involucrado al máximo para convertir este proyecto pijamero en una realidad. Y aunque ya no sea mí película, espero que sea una buena película”. En la película, con parte con los actores de carne y hueso, Raúl Arévalo encarna a Roca, y María Castro, a su pareja, a su jilguero. “Cuando vienes de esas soledad de la creación de un cómic, resulta complejo el mundo cinematográfico, pero seguiré amándolo e idolatrando a Miyazaki y a Takahata".


El Pais

Muere Len Wein, legendario creador de Lobezno y La cosa del pantano

 El guionista y editor de 69 años escribió para Batman, Hulk, Spider-Man o la Patrulla X y publicó 'Watchmen'

ENEKO RUIZ JIMÉNEZ

11 SEP 2017

Len Wein con una camiseta de 'La cosa del pantano'. DC

El guionista Len Wein (Nueva York, 1948) es responsable de algunos de los héroes y villanos más reconocibles de la mitología del cómic —de los más adaptados al cine y la televisión—, y, sin embargo, nunca se le acreditó lo suficiente por ello. "La historia moderna del cómic sería completamente diferente si no fuera por Len. Que nadie lo aplauda por ello es una desgracia". El guionista Chris Claremont, responsable de la etapa más icónica de la Patrulla X, tenía claro lo que la industria del cómic estadounidense debía a uno de sus nombres más infravalorados. Wein creó a Lobezno, a la generación de mutantes de Tormenta, Lobezno o Rondador Nocturno y a la Cosa del Pantano; había escrito para los títulos más famosos de las dos grandes editoriales, y allí además había editado títulos como Watchmen. Wein, guionista clásico que comenzó en el terror, era, al fin y al cabo, un trabajador, uno lleno de imaginación que nunca perdió su entusiasmo como fanático de los tebeos. El creador ha muerto este domingo a los 69 años tras varias operaciones de corazón, que había contado los últimos días por Twitter.

Portada de 'Giant-size X-men'.

Es fácil pasar por alto a Len Wein. Aunque pocos escritores tienen en su currículum etapas en El Increíble Hulk, Spider-man, Batman, Los Titanes (donde comenzó su carrera), Wonder Woman (donde rediseñó al personaje junto a George Pérez), Thor, Iron Man, Los Cuatro Fantásticos y la JLA, era tal su generosidad que cedía el protagonismo a quienes llegaron después. Además de López, sin él ni Alan Moore, que se dio a conocer por su brillante etapa en La cosa del Pantano, ni Chris Claremont, que comenzó como ayudante editorial de Wein en Marvel, tendrían una carrera. Pero su pluma para escribir cómics era tan poco estridente, que no llamaba la atención entre el gran público, si bien dominaba la estructura y la idiosincrasia de las viñetas como nadie.

Wein era un trabajador feroz y compaginó su tarea de escritor con sus labores editoriales en una de las épocas más complicadas y competitivas de la industria. En Marvel se erigió como editor en jefe tras la salida de Roy Thomas y desde allí lanzó toda una nueva manera de entender a los superhéroes, con la creación la nueva y diversa Patrulla-X en Giant Size X-men 1, junto al dibujante Dave Cockhrum, uno de los títulos más legendarios de la historia. En sus páginas, Charles Xavier reunía a un nuevo equipo de mutantes encabezados por Lobezno (heredado de la etapa de Hulk de Wein, en la que le habían pedido un cupo de canadienses), Tormenta, Rondador Nocturno y Coloso. Su trabajo editorial evitó que Wein siguiera en la serie, así que en 1975 pasó las riendas a un joven y entusiasmado Claremont, que había asistido a todas las reuniones como su ayudante. Así comenzó su leyenda, una etapa que duraría décadas. "Para mí era un trabajo más. No era diferente de Hermano Voodoo", contaba Wein en Las historias jamás contadas de Marvel cómic.


Primer cómic de 'La cosa del pantano'.

Las cancelaciones de títulos en aquella época eran constantes, y lidiar con una treintena de equipos creativos no era una tarea sencilla. De hecho, acabó tan cansado por su trabajo como editor que decidió probar un soplo de aire fresco y aceptar la oportunidad de escribir a Batman en Detective Comics. Pero Stan Lee no se tomó bien su paso a la competencia, y decidió que no podía estar en ambos sitios a la vez. DC no tardó en darle un puesto como editor en algunos de los títulos más reconocibles de una nueva era. En esa casa supervisó el lanzamiento de Crisis en Tierras infinitas, que revolucionó el universo para siempre, aunque su nombre siempre estará ligado a Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, si bien sus desavenencias con el guionista por su final fueron públicas desde el momento de su publicación. Tanto fue así que cuando en 2012 la editorial lanzó los polémicos cómics de Before Watchmen, que ahondaban en los personajes de la legendaria serie innecesariamente, Wein era cabeza de cartel: "Iba siendo hora. Moore ha tenido estos personajes durante un cuarto de siglo y decidió no hacer nada con ellos".

Pero Wein para entonces ya tenía el título de leyenda, un autor al que la industria le debía algo que nunca le entregaría. No solo los mutantes o la Cosa del pantano (al que escribió hasta 2016 y que adaptó Wes Craven al celuloide), Wein también ha visto traslados al audiovisual personajes como Lucius Fox, con el rostro de Morgan Freeman en la trilogía del Batman de Christopher Nolan; Amanda Waller, a la que ahora interpreta Viola Davis en el universo DC; Cottonmouth, al que encarnó Mahershala Ali en Luke Cage, o Blanco Humano, que contó con su propia serie de televisión. Aunque, en realidad, todo lo que recibía por ello era el honor de verlos en pantalla: "Nunca vi un duro de las películas Marvel, ni siquiera tengo crédito en alguna de las películas de Lobezno. Hugh Jackman es un hombre encantador y en el estreno de X-men orígenes: Lobezno dijo al público que me debía toda su carrera y me abrazó. Fue muy gratificante, pero hubiera preferido un cheque".

Por eso no es extraño que Wein, que comenzó queriendo ser dibujante, considerara uno de sus grandes logros ser de los pocos de su generación que había logrado superar al tiempo: "Tengo una carrera en este negocio tras 45 años. Eso es algo que no pasa mucho. Soy el hombre con más suerte en el mundo", exclamaba en 2012 en una entrevista en Collider: "He pasado toda mi vida haciendo lo que me gusta ¿Cuántos pueden decir eso?". Ese entusiasmo por los cómics de los que se enamoró de niño con Batman le siguió hasta el final.

El Pais

domingo, 10 de septiembre de 2017

Neil Gaiman SANDMAN

Toni Guiral





Ediciones Zinco


"... Ni tampoco es tan singular que Neil (Gaiman) haya creado un atractivo universo, internamente consistente para estas historias: una cosmología completa con un panteón de seres y de divinos no-seres, un precontinuo no-aristoteliano superimpuesto, un politeísmo recién acuñado tan atractivo como revisionista". (Extracto de la introducción de Harían Ellison a una recopilación de The Sandman, publicada en los Estados Unidos).

¿Implican estas palabras que nos hallamos ante una historieta pedante, aburrida y vanidosa? No. Sandman es, únicamente, una historieta anticonvencional, en el sentido de que rompe los esquemas del clásico comic-book que se limita a explotar los instintos más primarios del lector. ¿Qué significa eso? Vayamos por partes.

¿Cómo llega un comic book a ser anticonvencional? La incisión quirúrgica que supuso la aparición de las editoriales independientes en un mercado saturado de superhéroes es la raíz de la cuestión. De repente, los comic books podían narrar sentimientos convulsivos, casi antisociales, podían cuestionarse los valores impuestos... La industria advirtió la existencia de un nuevo espectro de
asumieron propuestas como Watchmen o Batman: El Señor de la Noche. Los superheroes mostraban facetas ocultas. Pero esto no es más que el  principio. The Sandman fue posible gracias a esta convulsión.

¿Qué tiene Sandman de anticonvencional? Todo y nada. Neil Gaiman. un guionista británico que ya había mostrado sus credenciales en obras tan vitales como Casos Violentos u Orquidea Negra, recibió el encargo de dar forma a un nuevo personaje. Gaiman, visiblemente influido por la literatura y el ensayo, erudito, inquieto, generó un universo independiente, deudor de una ubicua cosmogonía, fabulador de leyendas ancestrales, transmisor de sensaciones transgresoras. Creó, en definitiva, un mundo compacto, abierto a la fantasía y contemporizador con las más antiguas tradiciones filosóficas.

¿Qué o quién es Sandman? Decir que es la personificación del Sueño de los Eternos es vacuo.No es un personaje cómodo, ni cercano, ni mitificado.

¿Quién hace Sandman? Ante todo, y a diferencia de la mayoría de historietas al uso, Sandman es una obra de guionista. Todos los artistas gráficos que han pasado por la serie, y ya son muchos, poseen un talento excepcional para el dibujo, tamizado por una visión muy personal de la historieta. Pero por encima de todos ellos está Gaiman, el personaje, su forma y su contenido. Kieth, Drungerberg, Jones, Talbot están al servicio del guión, de forma que el lucimiento gráfico está exento, se somete al dictado de la narración; otra forma de ser anticonvencional es la refrendada por las sugerentes cubiertas ilustradas por Dave McKean.

¿Es Sandman un comic-book de difícil lectura? Sí, para qué engañarnos. Exige del lector un esfuerzo adicional a la hora de seguir la historia, de leer los textos y los diálogos que cargan, entre comillas, con un claro precedente literario. Sin embargo, Sandman también es un divertimiento, culto si se quiere, pero divertimiento al fin y al cabo.

¿ Cómo debe leerse la edición española de Sandman? Ediciones Zinco, no muy convencida desde el principio del éxito de la serie, publicó los siete primeros números del comic-book original en su colección Universo DC de la siguiente forma: en el número 17 publica el número 1 de la serie original; los números 25 al 27 de Universo DC acogen los números 2 al 7 del comic-book de este personaje. La serie regular española, cortada en el número 19, presenta los números 8 a 28. Un reciente Annual, Orpheus, acaba de publicarse en España junto con el comienzo de la saga Un Juego de Tí, correspondiente al número 32 y siguientes de la serie americana. Esperemos que Zinco se digne, de alguna forma, a continuar la edición española. Si no, siempre nos quedará la posibilidad de acudir a la edición original.





Gabrion EL HOMBRE DE JAVA

Pepe Gálvez



Norma Editorial

El camino iniciático que se supone debe llevar a Herbert (Living)Stone hacia esa personalidad que se vislumbra detrás de ese Hombre de Java que da nombre a la serie se anuncia largo, y es de temer que un pelín reiterativo. Por lo pronto, en esta tercera entrega, titulada Piratas, vuelve a adentrarse en el terreno de la aventura. Para ello retoma la historia allí donde culminaba la trama de Rebelde , el primer álbum de la serie, o sea, en medio de un dantesco y gráficamente lúcido asalto naval, protagonizado por crueles y sanguinarios piratas asiáticos. Con este rizo sobre el tiempo y la narración, el autor parece relegar el segundo álbum a la categoría de paréntesis, destinado a envolver narrativamente la inevitable ceremonia iniciática que el protagonista realizará bajo la dirección espiritual de unos aborígenes australianos, lo que no deja de ser original, hay que reconocerlo. Ahora bien, como resulta que eso de la perfección personal es algo difícil de conseguir, la lucha de Herbert contra sus pertinaces inmadureces permanece como un eje argumental, que a veces potencia y a veces interfiere en el ritmo del álbum. Nos encontramos, pues, ante un adolescente que, alejado de sus raices geográficas y culturales, y superada su dependencia de la razón, se dispone a vivir emotivamente al día, y disfrutar de su tardía vocación marinera . O lo que es lo mismo, se acerca al prototipo de ficción del aventurero europeo, a ese espécimen opuesto a las convenciones sociales de su país de origen, que acepta la incerteza laboral, la mediocridad económica y la soledad sentimental, como contrapartida de un cierto grado de libertad e independencia. Claro está que este escenario coincide con el de una situación colonial, en la que las riquezas y tesoros de unos coexisten con la miseria y el expolio de otros. Pero el inevitable toque etnocentrista de nuestro género de aventuras obvia esos pequeños detalles sociológicos, y prefiere resaltar las actividades de esos precursores de la inseguridad ciudadana que son los piratas. Como no podía ser menos, junto a los salvajes filibusteros a los que combatir aparecen los tesoros que rescatar, y las mujeres hermosas que defender . Un poco de todo este material exótico hay en Piratas, mas un toque irónico que desmitifica, y otro toque metafísico que el autor utiliza,abusivamente, para resolver situaciones arguméntales. Así pasa que nuestro protagonista recorre una especie de montañas rusas emocionales, entre exaltaciones personales, inseguridades, incertezas y obcecaciones. Lógicamente, este arbitrario recorrido provoca confunsión entre amigos, adversarios y lectores. Especialmente entre estos últimos, que quisieran ver diferenciadas las ironías de las incongruencias narrativas .

Si el planteamiento y desarrollo del argumento de Piratas cojea por sus irregularidades, así como por cierta falta de armonía entre la conservación de los códigos del género y su desmitificación,en cambio el montaje y el grafismo consiguen atraer la atención ,y mantenerla hasta el final. Así, se nota en este álbum, respecto a los anteriores, como la rigidez va cediendo ante la agilidad, no solo en el trazo sino también en la composición de escenas y la resolución de secuencias, al tiempo que el color, de tonos (casi)siempre intensos, resaltados por las separaciones en negro, colabora activamente en esa exaltación irreal de lo exótico con la que parece jugar todo el álbum.