domingo, 15 de septiembre de 2013

YO ESTUDIE IMAGINACIÓN EN SCOTLAND YARD


por Josep M. BEA

Aparecer en la España de la postguerra, era como nacer durante el trayecto de regreso de un enterramiento; en el que la gente ya ha llorado casi todo lo que tenía que llorar; en el que ya nadie habla del muerto y en el que el luto aconseja y obliga a vivir en sepulcral silencio, en un silencio de cine mudo, de blanco y negro. Y uno, que aparece en aquel entierro sin haberlo deseado y sin haber sido invitado, ansia gritar y reír, pero nadie le hace caso, es como salir de paseo con los muertos vivientes: infinitamente aburrido.

Quizás, aquel grisáceo y plúmbeo entorno vital obligara a muchos, o a pocos, a utilizar la imaginación como mecanismo defensivo ante la mediocridad reinante. Pero era difícil jugar a imaginar, conjugando las depauperadas piezas que ofrecía aquella triste realidad ambiental. Se precisaba la aportación de nuevos elementos que posibilitaran a la imaginación ilimitados procesos combinatorios. Una de las puertas de entrada o de huida a un universo de realidad compensatoria fue el cómic: microespacio de color sobre aquel siniestro panorama sociocultural que, como una fofa y pegajosa carpa circense color radiografía, cubría el país. Y del cómic, mi aliado en un constante viaje imaginativo fue "El Inspector Dan de la Brigada Volante, agente de Scotland Yard".

Carlos Giménez: "La prueba", en Rambla núm. 3, 1982.


LA ETERNIDAD Y OTRAS DISTRACCIONES
Aparecer en un colegio religioso de la postguerra española, era como nacer en el núcleo genético de un misterio divino; en el que la gente era adiestrada a comprender lo incomprensible y a eludir la tangibilidad de los hechos reales.

Un día, por primera vez, y ante toda la clase, mientras todos permitíamos voluntariamente que el hermano maestro actuara en el aula como un hipnotizador, pensando por nosotros y manejando nuestra conciencia como si fuera suya, aquella vertical mancha negra en forma de joven sacerdote, poseedor de la verdad y preceptor de nuestros incipientes pasos por la vida, se inclinó sobre mis ocho años de vida diciéndome: "Trinidad de Dios quiere decir que en Dios hay tres personas iguales, realmente distintas, que una persona no es otra, siendo, sin embargo, todas tres un solo Dios. Las tres divinas personas, teniendo en común la única naturaleza divina, que es eterna, son igualmente eternas. Nosotros no comprendemos ni podemos comprender, cómo las tres personas divinas, aunque realmente distintas, son un solo Dios: es un misterio, y misterio es una verdad superior, mas no contraria a la razón, que creemos porque Dios lo ha revelado..."

Bueno, me quedé pensativo, pero no estupefacto ante el planteamiento expuesto. No suponía aquel cura, que le estaba hablando a un profesional habituado a los misterios. Era tal mi soberbia en dicho género, que el críptico asunto de la Trinidad, me pareció un misterio bastante sencillo, sobre todo muy aburrido, y que, de proponérmelo, en un par de semanas podría resolverlo sin grandes dificultades, pues tratábase de un entramado en el que sólo participaban tres personajes. ¡Para misterios, los del Inspector Dan! Aquello sí que eran asuntos difíciles y peligrosos; auténticos misterios que semanalmente me proponía el agente de Scotland Yard: "El misterio del museo siniestro", "Noches de pesadilla", "Morir cuesta tres peniques", "Satán vuelve a la tierra". ¡Qué fuerte! ¡Qué pavor!  ¡Qué miedo!

BIENAVENTURADOS   LOS  QUE NO  TIENEN QUE IMAGINAR PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LA TIERRA
El Inspector Dan era un personaje que aparecía en el semanario infantil "El Pulgarcito", de editorial Bruguera; la magistral creación gráfica corrió a cargo del dibujante Eugenio Giner, consiguiendo en: aquellas sombrías páginas, tan densas en texto y dibujo, un clima lúgubre, angustioso y asfixiante de tan alta intensidad que, a lo largo de todos mis años vividos, no he podido hallar en cómic otra obra que, abordando el mismo género temático, haya alcanzado tan elevado nivel de interés, como la mencionada serie. Jamás he podido experimentar el efecto de tanta concentración de pavor, como la que Eugenio Giner llegó a proyectarme en una sola página de su Inspector Dan.

No es mi intención entrar en disgresiones analíticas sobre el contenido ideológico de la mencionada obra, pero sí es mi deseo considerar los efectos causales del proceso psicológico desencadenado durante su lectura y constatar, como respuesta, una marcada variante en la determinación de mis recursos imaginativos.

La serie en cuestión aparecía semanalmente desarrollada en una sola página, utilizando la "cruel" fórmula de interrumpir la narración en el punto más alto de interés que coincidía irremediablemente con la última viñeta de la página, de tal forma que me sometía como lector a un angustioso e interminable compás de espera semanal hasta la aparición del posterior capítulo. Esta circunstancia, propuesta semanalmente en mi infancia durante varios años, implicaba en mí, un continuado ejercicio de imaginación, dando conformación, como resultado de tal práctica, a una peculiar forma de capacidad fabulatoria. El esquema de la última viñeta del Inspector Dan, formulaba un planteamiento que se convertía para mí, en un motivo existencial, alterando sensiblemente los niveles de mi realidad perceptiva durante siete días. La búsqueda mental de una respuesta descontextualizada de lo real me obligaba a transfigurar mi entorno habitual en conceptos manejables por mi imaginación. Era también muy frecuente, durante el tránsito onírico, la presencia simbólica de elementos aglutinados con contenidos inconscientes de mi propia realidad y fantasías elaboradas conscientemente en estado vigil. Una vez agotadas todas las alternativas de especulación, en busca de la posible solución al desenlace de la situación planteada en el capítulo de la anterior semana, me dirigía con temor a adquirir el nuevo





Eugenio Giner: El inspector Dan, de la patrulla volante. en Pulgarcito, 1947.


ejemplar, que descifraría con claridad las incógnitas expuestas. Pero siempre mi laberíntica respuesta imaginativa sobrepasaba infinitamente en interés a la solución aparecida en el nuevo capítulo. Siempre, y, afortunadamente, no hallaba en aquella recién impresa página los fantasmas concebidos por mi mente, pero... lentamente y como siempre recorría con mi mirada aquel nuevo conjunto de dibujos y... allí estaba de nuevo: la última viñeta. La que me haría sufrir los próximos siete días. En ella aparecía el Inspector Dan mirándome con aterrorizada expresión..., una inquietante sombra avanzaba sobre él mientras exclamaba: ¡Por San Patricio! ¡Jamás en mi vida había visto algo tan diabólicamente horrendo como lo que se está acercando hacia mí! Y en la parte inferior de la página, una palabra actuaría como detonante de la imaginación: Continuará.


Neuróptica 2 Estudios sobre el comic, abril 1984


sábado, 14 de septiembre de 2013

El ingenio a color de Thomas Burns


Por: Olmo Rodríguez | 12 de septiembre de 2013



Título: "Hogar, dulce hogar"

Una ballena rosa campando a sus anchas por una ciudad o un helado con curvas de mujer y medias son algunos de los genuinos protagonistas de las ilustraciones de Thomas Burns. Te quedarás sorpendido y atrapado con sus composiciones. No sólo generan un impacto visual por su carga creativa sino que atraen tu atención con sus dobles sentidos y juegos metafóricos.
Este diseñador gráfico, graduado en la Universidad de Florida, cuenta con numerosos premios por su trabajo. Semifinalista en los Premios de Diseño de Adobe, subcampeón en la Creative Quarterly 32, seleccionado en la revista de arte contemporáneo 3x3 ProShow nº10 o la medalla de plata en ilustración publicitaria de la Universidad SCAD son algunos de los reconocimientos que avalan la calidad de sus creaciones.
Burns dibuja estampas coloridas y detalladas que guardan un mensaje detrás de su estilo divertido y alegre. Su técnica digital única logra una bella estética de dibujo a mano, artesanal, combinando con destreza dos o tres colores cuidadosamente seleccionados. Sus trazos orgánicos dan lugar a personajes vivarachos, muy expresivos y minimalistas enmarcados en escenas muy dinámicas.
Coca-cola, Atlanta Magazine, Netherworld, Playtell o Monster ya se han puesto en manos de un artista versátil que se atreve con la ilustración editorial, la publicidad, los libros infantiles y el packaging. Desde 2007 trabaja como freelance con su propio estudio y actualmente sigue ampliando su formación con el Master en Ilustración del Savannah College de Arte y Diseño de Atlanta.

Para más información sobre Thomas Burns haz click aquí.

Título: "Muerte de la industria musical"



Título: "Sorprendentemente flexible"


Título: "Miedo a la comida"


Título: "Ciudades flotantes"




Título: "Una ballena en la habitación"

Todas las imágenes cortesía de Thomas Burns. Todos los derechos pertenecen al autor. Para más información sobre ilustración y artes visuales visita www.lineacurve.com



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Los ilustradores responden

Por: Virginia Collera | 10 de septiembre de 2013

A life in illustration_press_Jan Van Der Veken

¿Cómo trabajan los ilustradores hoy? ¿Para quién y en qué formatos? ¿Cómo se llevan arte y comercio? ¿Qué salidas profesionales hay? ¿Quiénes son los consagrados y cuáles son las historias de su éxito? Y, ya que nos ponemos, ¿qué entendemos por ilustración?
Estas son algunas de las preguntas que plantea A Life in Illustration (Gestalten), un libro que repasa las trayectorias de 23 profesionales de la ilustración, un área en continua expansión pues “la ilustración ya no es solo ilustración”. Hoy los ilustradores firman libros infantiles y novelas gráficas, organizan la información mediante infografías, diseñan logotipos, fuentes y otras aplicaciones tipográficas, revistas, periódicos, desarrollan sus propios productos…
Ante todas esas preguntas, ¿qué responden los ilustradores?




Andrea Ventura
Milán, 1968. Vive en Alemania. En la profesión desde 1992. Principales clientes: The New Yorker, the New York Times, Rolling Stone, AD, Newsweek, Rizzoli.
Con frecuencia, los clientes le piden que utilice colores más vivos y reduzca el contraste, dice. Esperan, sobre todo en el caso de gente famosa, que sus retratos suavicen e idealicen a la persona en lugar de exagerar o extraer detalles poco halagadores. Sin embargo, Ventura no pinta para complacer ni para conseguir la aprobación de su trabajo. Las trabas y rechazos iniciales hace tiempo que quedaron atrás. “Quizás se trata de una especie de inclinación personal. Pero pinto así, instintivamente, de una forma sucia, densa y oscura, demasiado oscura, supongo, para que guste a clientes como empresas o agencias de publicidad”.

 
Jonathan Burton
Nottingham, 1972. Vive en Francia. En la profesión desde el año 2000. Principales clientes: Folio Society, Penguin Books, Asset International, the New York Times.
“En caso de los libros, hay ciertas escenas que se salen de la página y que creo que necesitan ser ilustradas. Cuando se trata de ilustración editorial, siempre trato de reducir el texto a una frase o un tema para llegar a la idea. Creo que lo mejor es trabajar a partir de un lugar en el que se esté abierto a cualquier posibilidad, y para eso necesito un punto de partida sencillo que me permita empezar a trabajar. Un ilustrador se arriesga a ser un esclavo del texto, a que lo que prime sea el contenido. La mejor ilustración tiene el equilibrio adecuado entre imaginación y contexto. Recuerdo que un tutor me decía: ‘no ilustres, ilumina”.





Francesco Franchi
Milán, 1982. Vive en Italia. En la profesión desde 2002. Principales clientes: trabaja en Il Sole 24 Ore.
Franchi asegura que su interés por la visualización de datos proviene de su padre, diseñador de automóviles para Alfa. “Siempre he preferido hacer un esquema a escribir”. En 2004 Franchi terminó diseño industrial en el Politecnico di Milano y se fue al Reino Unido con una beca Erasmus para asistir a clases de diseño gráfico en la London Metropolitan University. Cuando volvió a Italia, empezó a trabajar en una tesis sobre la importancia del lenguaje gráfico en el contenido periodístico que llamó la atención de los responsables del diario Il Sole 24 Ore. Lo contrataron para dar forma al suplemento  Intelligence in Lifestyle y desde 2008 es el director de arte de la cabecera. “Las audiencias cultivadas valorarán el esfuerzo del diseñador por presentar contenidos complejos con ilustraciones concebidas con sutileza. Creo que subestimar al lector evitando la complejidad es una mala idea”.



 
Catalina Estrada
Medellín, 1974. Vive en España. En la profesión desde 2006. Principales clientes: Paul Smith, Coca Cola, Nike, Camper, Paulo Coelho, Microsoft, Levis.
Estrada se instaló en Barcelona en 1999 –tenía 26 años- y, durante tres años, se especializó en litografía. Quería encontrar su sitio en el mundo del arte pero el sector no veía con buenos ojos su trabajo: imágenes de flores de vibrantes colores. “Intenté ganarme la vida sin mucho éxito. La escena artística de Barcelona era totalmente abstracta en esa época y mi trabajo era demasiado figurativo”. Decepcionada, Estrada recurrió al diseño gráfico para pagar el alquiler. Fue una constante autopromoción la que le consiguió suculentos encargos. “Escribí a montones de revistas, blogs, etc., tratando de que mi trabajo se publicase, se difundiese. Y empecé a recibir encargos de clientes que jamás hubiera imaginado pidiéndome que participase en sus proyectos empleando mi propio estilo”.




 
Alex Trochut
Barcelona, 1981. Vive entre España y Estados Unidos. En la profesión desde 2001. Principales clientes: Absolut, Adidas, Arcade Fire, Converse, British Airways.
Trochut no ha parado de trabajar desde el día que decidió ponerse por cuenta. “Creo que si tienes un porfolio interesante online no será demasiado difícil recibir encargos. Es un gran momento. No estaría trabajando si no fuera por internet y todas las oportunidades que nos ha brindado. Hace diez años probablemente hubiera tenido que estar sentado en un estudio haciendo cosas que no me gustaban”. En estos momentos, el cincuenta por ciento de los clientes de Trochut están en Estados Unidos, aunque el porcentaje fluctúa constantemente. El catalán tiene varios agentes que lo representan en Estados Unidos, Reino Unido, España y Francia. “[…] Creo que es muy positivo trabajar con un agente porque establece las mejores condiciones, tanto para el artista como para el cliente”.
A Life in Illustration está editado por Gestalten.


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Caricaturas por la paz

Una muestra recoge en Holanda la lucha por la libertad de un centenar de dibujantes satíricos internacionales

ISABEL FERRER La Haya 14 SEP 2013

Ángel Boligán



El poder del arte emana de obras únicas e irrepetibles que invitan a la contemplación. La fuerza de las caricaturas radica en lo contrario: el eco inmediato que generan al ser reproducidas en la prensa. Cuando la ilustración incluye una crítica política, su repercusión rebasa las fronteras nacionales, como ocurrió en 2006 con la fetua integrista lanzada contra el rotativo danés Jyllands-Posten por publicar ilustraciones de Mahoma. En los disturbios posteriores hubo una cincuentena de muertos en Pakistán y Libia, y desde entonces, Caricaturas por la Paz, la fundación creada por el dibujante francés Jean Plantureux, Plantu, apoya la causa de sus colegas. La muestra que Plantu —asiduo de la portada del rotativo Le Monde—  ha llevado a Holanda tiene un valor añadido. Sirve de marco a la celebración del centenario del Palacio de la Paz de La Haya, sede del Tribunal Internacional de Justicia de la ONU, y el 125 cumpleaños de la Alianza Francesa en suelo holandés.
JEAN PLANTUREUX, 'PLANTU'

Colgadas en el Museo Municipal de La Haya, el centenar de caricaturas sacadas del archivo de la fundación atraviesa de forma implacable el maltrecho territorio de la paz y la revolución, la libertad de expresión, y los derechos humanos. Así, el iraní Mana Neyestani presenta un rostro que rompe con sus gritos el puño que le ahoga; el español Jaume Capdevila, Kap, convierte al presidente sirio, Bachar El Asad, en una serpiente amarilla que asfixia a su pueblo; el argelino Alí Dilem desbarata los choques culturales. La torre de cabello azul de Marge Simpson, la madre de la famosa familia de dibujos animados, ahora es la barba de un árabe integrista que lleva Homer, su marido. O bien, Ángel Boligán, cubano residente en México, plasma la destrucción del opresor rompiendo su propia mano al anular al contrario.

Ángel Boligán

El propio Plantu convierte las teclas de su ordenador en rostros opresores machacados por un dedo que lucha contra el odio propagado en Internet. Y, claro, también hay palomas. Múltiples palomas de la paz amordazadas con alambre de espino, convertidas en diana de tiro al blanco, quemadas en una hoguera... "Imágenes turbadoras porque los dibujantes no somos intelectuales. Interpretamos en tres segundos lo que tarda veinte minutos en leerse. Y ahí radica nuestra fuerza. En imaginar y dibujar para el futuro. Derrapamos de forma controlada en una búsqueda constante de la paz. Nuestros dibujos pueden molestar, pero pueden quebrar la intolerancia", dice Plantu.

JEAN PLANTUREUX, 'PLANTU'

En los últimos siete años, el autor galo, apoyado desde el principio por Kofi Annan, ex secretario general de la ONU, viaja por el mundo recordando la difícil situación de muchos caricaturistas. Como Rayma Suprani, dibujante venezolana, de la que se expone un retrato de Martin Luther King, el líder negro estadounidense, que dice lo siguiente: "Yo tengo un sueño, y es en colores". "Ella ha sido amenazada en la televisión de su país por criticar al fallecido presidente Chávez, y también al actual, Maduro. Han llegado a dar su número de teléfono, pero sigue en la brecha", señala Plantu, que reivindica el uso de los tópicos para fomentar el diálogo y el respeto.

Ángel Boligán

Fiel al espíritu de una fundación sin afán de lucro, la muestra es gratuita y cuelga en la sala de exposiciones de la cafetería del Museo Municipal de La Haya. "Son obras que están en la frontera entre el arte y la actualidad. Por eso han sido remitidas por vía digital y luego imprimidas. Como en la prensa, que reproduce estos dibujos a diario", dice Franz Kaiser, su conservador. Abierta hasta el 8 de diciembre, Plantu se despide camino de Copenhague, donde visitará a Kurt Westergaard, el dibujante todavía en peligro por sus caricaturas de Mahoma, con el deseo de que muestren su profesión "como portadora del mensaje de paz de la sociedad civil".




JEAN PLANTUREUX, 'PLANTU

'
Ángel Boligán
JEAN PLANTUREUX, 'PLANTU'




JEAN PLANTUREUX, 'PLANTU'

El Pais 13.09.13

Superhéroes, superlongevos


Por: Virginia Collera | 13 de septiembre de 2013

Superman Annual No. 6. "The Superman Family"; pencils, Curt Swan, John Forte (Legionnaires); inks, George Klein. Winter 1962-1963.

Los espectadores empiezan a manifestar su cansancio, los periodistas se preguntan hasta cuándo durará la burbuja de las películas de superhéroes pero, bastante ajenos a las posturas de unos y otros, los productores siguen apostando por el género –en 2014 habrás nuevas entregas de X-Men, Spiderman y Capitán América; en 2015, de Los vengadores, Batman y Los cuatro fantásticos-. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Algunas posibles respuestas pueden encontrarse en The Silver Age of DC Comics, nuevo volumen de Taschen que repasa, al igual que los los anteriores, 75 Years of DC Comics. The Art of Modern Mythmaking y The Golden Age of DC Comics, los orígenes de las “más longevas leyendas del cómic”.

Batman No. 205. Cover art, Irv Novick. September 1968.

Con la profusión de imágenes habitual de la casa de Benedikt Taschen y la reconstrucción de esa silver age en la que el género se volcó en la ciencia ficción para esquivar la censura, Paul Levitz abre el libro con una entrevista a Neal Adams, ilustrador de Deadman, Linterna verde y Batman y longeva leyenda que relata así sus inicios en el territorio del cómic:

¿Cómo fue abrirse camino en el mundo del cómic en 1960?

Empecé con cómics publicitarios porque la puerta [a los cómics] estaba cerrada. Solo conseguí que me contrataran en Archie [Comics] porque intenté que vieran mi trabajo Jack Kirby o Joe Simon, pero ellos nunca me recibían. Hacía páginas de muestra, las llevaba e intentaba ver a Jack o a Joe pero nunca aparecían.

Lo hice tres veces y finalmente me pusieron al teléfono con Joe, que descolgó y me dijo: “Chaval, he visto tu trabajo. Es bueno. Voy a decirte una cosa, te voy a hacer el mejor favor que podría hacerte, y tú pensarás que no es un favor, pero tienes que encontrar un trabajo en publicidad. Ya me lo agradecerás más adelante. Voy a tener que rechazarte. Lo siento”. Y yo le contesté: “Gracias, señor Simon”, y colgué.

Victor Gorelick, que estaba conmigo, me miró y vio la tragedia en mis ojos y me dijo: “¿Quizás te apetezca trabajar en Archie Comics?”. “Sí, lo que sea”. Así que empecé a escribir y dibujar Archie Comics. Hice trabajos publicitarios para Johnstone & Cushing, también storyboards. Tenía una trayectoria. Tenía una tira sindicada, Ben Casey, que hice durante tres años y medio. Cuando al final la dejé, pensé en irme a DC Comics pero la idea de sentarme allí y dibujar a tipos en medias ajustadas simplemente me horrorizaba.

The Flash No. 131. "Captives of the Cosmic Ray": writer, John Broome; pencils, Carmine Infantino; inks, Joe Giella. September 1962.



Wonder Woman No. 136. Cover art, Ross Andru and Mike Esposito. February 1963.

The Silver Age of DC Comics está editado por Taschen. Todas las imágenes son cortesía de la editorial.


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jueves, 12 de septiembre de 2013

Mundo independiente: El efecto Image



Escrito por: Enrique Rios el día 10 septiembre, 2013    


Image Comics, querida por muchos, odiada por demasiados. Ahora mismo está en la cresta de la ola gracias a la indudable calidad de series tan punteras como Saga, Fatale, The Manhattan Projects, The Walking Dead, etc. Es muy difícil encontrar críticas negativas a la nueva política editorial de Image. Sin embargo, no siempre fue así. Cuando Image nació también estaba en lo más alto, pero por una cabeceras – muchas de ellas de dudosa calidad – que centraban su atención única y exclusivamente en el apartado gráfico. Las críticas no las acompañaron, aunque las ventas eran absolutamente espectaculares. Seguramente estábamos ante un caso de editorial que daba a los lectores lo que pedían, sin darse cuenta de que lo que éstos solicitaban no era exactamente lo que ellos querían; de manera que tras las consiguiente hecatombe, Image Comics inició una evolución que continúa hoy en día. Empezó en lo más alto, cayó a lo más bajo, y ahora vuelve a saborear las mieles del éxito… Ese es el resumen de la vida de Image. Nosotros vamos a ir más allá y hoy os explicaremos cómo se creó y cómo fueron esos primeros años de la casa de Los muertos vivientes







Los primeros años de Image
Todo iba miel sobre hojuelas… Pero la gente empezó a leerse esos tebeos y las críticas no se hicieron esperar. Algunas fueron malintencionadas, realizadas por autores y editores de la competencia. Otras eran comprensibles dado lo que sucedía en el primer episodio de Youngblood. No obstante, una de las cosas que más daño hizo a Image en los primeros días fue la inexperiencia como editores de los fundadores. Publicitaban tebeos que nunca veían la luz, o lo hacían muy tarde. Y desde inicios del siglo XX, los tebeos salían a la luz con puntualidad británica. Los retrasos eran un nuevo concepto que tardaría años en ser aceptado por los lectores. Para corregir este error, los chicos de Image contrataron a Larry Marder como director ejecutivo.
El primer año de Image fue una locura. Image cambió la forma de publicar tebeos, tanto en su organización como en el resultado final, es decir, Image llevó a un nivel nunca visto la libertad creativa y el respeto económico hacia los creadores. Pero a la hora de publicar, iniciaron una política que incluía papel de calidad, portadas múltiples, portadas con efectos especiales, etc. Cualquier triquiñuela era válida para vender los tebeos por su portada. Y sus principales competidores (DC y Marvel), copiaron esto último. Además, nacieron otras editoriales que intentaron emular a Image. Además de estas, casi todas las existentes crearon sus propios universos superheroicos para aumentar sus ventas. Image había abierto una caja de Pandora que más adelante se vería acrecentada cuando en DC Comics decidieron matar a Superman. A partir de ahí los años noventa se convirtieron en millones de tebeos de superhéroes, la mayoría de ellos de nuevo cuño, con portadas múltiples y con todo tipo de efectos, y… con todo superhéroe falleciendo en una nueva era de oscuridad. Lo que “molaba” eran las grandes pistolas y los cuerpos con músculos que no existen en la realidad… y la sangre… mucha sangre…
El mercado no podía aguantar todo eso y ya en 1993 empezó la caída, pero no tanto para Image. Lo cierto es que la editorial que hoy tratamos fue fundada por siete estrellas. Las colecciones punteras – sobre todo Spawn, que permaneció eones en lo más alto de las listas de ventas – se mantenían con salud, si bien perdieron lectores con el tiempo. Fueron los otros universos los que perdieron la batalla… ¿O no? Pues no. En 1996, Rob Liefeld y Jim Lee volvieron por un tiempo limitado a Marvel bajo unas condiciones envidiables (sueldo astronómico y total libertad creativa). En 1997, Rob Liefeld se fue de Image para fundar su propia editorial: Awesome Comics. Y ya el 27 de agosto de 1998, Jim Lee vendió su editorial a DC Comics. Image nació de una manera espectacular, pero en unos seis años peligraba su propia existencia.

Spawn fue la bandera de Image durante muchos años.



La evolución de Image

Ya en 1998, las colecciones no llegaban ni por asomo a los 100.000 ejemplares (ni las de Image ni las de nadie), y en Image se inició un camino que dura hasta nuestros días: se dio el salto al cómic indie, que no independiente. Los términos aquí son complicados, ya que independiente sería cualquier editorial no mainstream (explicándolo muy resumidamente) pero indie hace referencia a aquellos tebeos de autores de editoriales independientes que se alejan de lo que se publica en las dos grandes (también explicación rápida). Empezaron a llegar talentos como Robert Kirkman y Brian Michael Bendis y el mundo siguió girando.
Estos últimos años de Image se caracteriza por la simbiosis. Una constante desde antes de la formación de Image es el éxodo de autores. En 1986, John Byrne se marchó a DC Comics y relanzó Superman, con un éxito equiparable al nacimiento de Image. Batman Año Uno es obra de Frank Miller, quien se había hecho famoso por su trabajo en Daredevil. Los Jóvenes Titanes y Crisis en tierras infinitas triunfaban gracias a un Marv Wolfman que estaba en su mejor momento, pero, mira por donde, Wolfman abandonó Marvel Comics en 1980 tras una discusión. DC no triunfó en los 80 únicamente por el desembarco de autores británicos, también robó autores a Marvel. Ya en los años 90, los autores que fundaron Image vinieron de Marvel, como recién acabamos de explicar… Sin embargo, a mediados de los 90, los implicados se empezaron a mover de una casa a otra con una facilidad pasmosa. Aquí tenéis unos cuantos ejemplos, que ya hice un artículo sobre el tema y no es cuestión de repetirse…
Los sospechosos habituales
Ahora hagamos un rápido vistazo a las personas más importantes de la Image de sus primeros años:
De izquierda a derecha, arriba: Erik Larsen, Rob Liefeld, Todd McFarlane y Marc Silvestri. Abajo: Whilce Portacio, Jim Lee y Jim Valentino.



Erik Jon Larsen:
Debutó en 1983 dentro del circuito independiente con un cómic titulado Megaton, y en 1987 se pasó a las dos grandes con un ejemplar de Secret Origins (DC Comics) y otro de The Amazing Spider-Man (Marvel) que se publicaron el mismo mes. En aquellos primeros años, la casa de Superman tentó con más fuerza a Larsen, pues le encargaron los lápices de The Outsiders y Doom Patrol. Sin embargo, Larsen despuntó realmente en la Casa de las Ideas cuando se convirtió en el sustituto de McFarlane en The Amazing Spider-Man. Su problema fue evidente. McFarlane estaba de moda, mucho. Las comparaciones entre uno y otro hicieron que Larsen obtuviese una etiqueta de segundón, que no tardaría en quitarse ya que su estilo era tan personal que no era comparable al de su compañero. Ya en Image, Larsen publicó The Savage Dragon, una de las pocas colecciones que continúan al pie del cañón desde el primer día. Actualmente, esta colección se acerca al número 200.
Jim Lee:
En 1987, Jim Lee debutó en las páginas de Alpha Flight #51 y a partir de ahí empezó una meteórica carrera dentro de Marvel que supuso su paso por series tan importantes como The Punisher War Journal y Uncanny X-Men. Jim Lee fue el elegido para dibujar otra cabecera de la Patrulla X que se dio a conocer simplemente como X-Men. Como ya hemos dicho antes, ese ejemplar vendió unos 8 millones de ejemplares. Ya en Image, Lee creó los WildC.A.T.S. y un universo entero de personajes – perteneciente al sello WildStorm Studios – que posteriormente vendería a DC Comics. Aun así, no perdió el contacto con sus personajes ya que continuó dirigiendo el Universo WildStorm hasta su reciente fusión con el Universo DC tradicional. Los lápices de Lee son unos de los más cotizados del mundo, lo cual explica que cada vez que dibuja una serie, ésta entra de repente en el Top #10 de ventas, si no lidera en el primer puesto…
Todd McFarlane:
Debutó en una serie de Eclipse llamada Coyote en 1985, pero casi de manera inmediata se convirtió en el dibujante regular de Infinity Inc., donde fue creciendo como artista y fue evolucionando progresivamente de artista convencional a dibujante único. En 1988 dio el salto a Marvel Comics, donde primero se encargaría de ilustrar The Incredible Hulk y, más adelante, The Amazing Spider-man. Fue en esta colección donde McFarlane se transformó en el hombre del momento, convirtiéndose en el dibujante icónico del hombre araña. Tanto es así que en 1991 se convirtió en el autor completo de Spider-man, donde pudo dar rienda suelta a todas sus rallas sin limitación de tinta… Ese tebeo se convirtió en un éxito de ventas y anticipó lo que sucedería tras su marcha, y es que su colección en Image, por todos conocida como Spawn, fue la bandera de Image durante muchos años. Para bien o para mal, McFarlane acabó dejando sus dotes artísticas en los tebeos para dedicarse a controlar sus creaciones y potenciar su línea de figuras articuladas, un producto que también revolucionó tras la creación de Image.
Whilce Portacio:
Inicialmente lo pudimos ver como entintador de Alien Legion y de la famosa miniserie de Longshot de 1985. A partir de ahí, Portacio se convirtió en un entintador estrella, embelleciendo lápices en Alpha Fligh, Uncanny X-Men y muchas otras cabeceras hasta que finalmente se convirtió en el dibujante de The Punisher. Después dio el salto a X-Factor y finalmente se convirtió en el sustituto regular (porque hubieron sustitutos de relleno antes de él) de Jim Lee en Uncanny X-Men. De hecho, si no fuese por su trabajo de entintador, las biografías de ambos dibujantes serían muy similares. Ya en Image, Portacio creó Wetworks y ayudó a desarrollar los estudios WildStorm, pero a mediados de los noventa marchó a Filipinas para enseñar a una nueva generación de artistas. Aun así, fue publicando en todo tipo de editoriales. Ya en 2006 volvió a los tebeos mainstream con Batman Confidencial, y a los independientes con una nueva versión de Wetworks.
Marc Silvestri:
Aun a riesgo de sonar repetitivo, he de decir que Silvestri saltó a la fama gracias a Uncanny X-Men, si bien inició su carrera en 1981 en antologías de DC como Ghosts o House of Secrets. En Marvel fue saltando de una colección a otra, pasando por King Conan, Web of Spider-Man o X-Factor antes de encargarse de la más importante de las colecciones de mutantes. En Image, Silvestri lanzó Cyberforce, un título que debutó con unas ventas de 850.000 copias y que permitió que el lanzamiento de su sello, Top Cow Studios, fuese todo un éxito, sobre todo a partir de la aparición de Witchblade y Darkness, dos títulos que actualmente siguen siendo dos joyas que aún brillan en Image. A mediados de los noventa, Silvestri se mudó, con su estudio, a Hollywood. Y más adelante convirtió Witchblade en una serie de televisión. Actualmente se encarga de la última versión de Cyberforce, además de dirigir su sello.
Jim Valentino:
Valentino es el autor más independiente de todos los citados hasta ahora, pues inició su carrera en 1984 en el noveno arte escribiendo y dibujando Normalman para Aardvark-Vanaheim. No se prodigó tanto como sus compañeros y publicó trabajos menores hasta que en 1990 se convirtió en el autor completo de Guardians of the Galaxy. Cuando anunció su marcha a Image, Valentino fue fulminantemente despedido de esta serie, de manera que no le quedó otra que triunfar en su propia editorial. El autor inició su aventura en Image con ShadowHawk y debutó con cerca de medio millón de copias vendidas. A partir de 1999 disminuyó su participación en los cómics porque se convirtió en una especie de editor de Image. De hecho, fue él quien trajo a Brian Michael Bendis a esa casa. En 2004, volvió a sus labores tradicionales, pero sin una línea clara de publicación. Suele escribir y dibujar lo que le apetece.
Rob Liefeld:
Como buen autor independiente, Liefel debutó en 1987 en Dark Horse Comics con una historia corta escrita y dibujada por él, que podéis encontrar en Boris the Bear #6. Después fue ocupándose de trabajos menores hasta que se convirtió en toda una sensación con la publicación en 1988 de una miniserie de Halcón y Paloma. Marvel vio el futuro en aquellos cómics y rápidamente robó Liefeld a DC para que se encargarse, entre otras cosas, de X-Factor y The New Mutants, serie que Liefeld acabaría transformando en X-Force, una inolvidable cabecera donde asumiría funciones de dibujante y guionista. Ya en 1992, Liefeld dio el pistoletazo de salida en Image con la publicación de Youngblood y creó todo un universo que después se llevaría a otra editorial de creación propia. Inexplicablemente, porque sus tebeos son de una calidad envidiable (léase lo anterior en tono irónico), con el paso de los años, Liefeld se ha convertido en un artista criticado por casi todos y que ya no vende tanto como antes. En 2005 empezó a tontear con DC Comics y en el nuevo relanzamiento llegó a ocuparse de varias series, hasta que dejó esta casa por discrepancias editoriales. Afortunadamente, Liefeld siempre tendrá su lugar en el mundo independiente.
Reflexiones
Ya para finalizar, os incluyo algunas reflexiones sueltas sobre el asunto extraídas de Image Comics: The Road to Independence de George Khoury.
Uno de los factores que permitieron el éxito de Image y la proliferación de editoriales independientes fue la creación del sistema de distribución en librerías especializadas ya que éstas conseguían tebeos mucho más baratos (por lo tanto tenían más margen de beneficios) a cambio de no poder devolverlos, cosa que no sucedía con anterioridad. Eso suponía que los vendedores eran los que realmente asumían los riesgos, por lo que la crisis de los 90 se debió en gran parte a que se pidieron muchos más tebeos de los que realmente se vendieron… Aún quedan muchas tiendas que no saben qué hacer con esos grandes “éxitos” de venta… Según Steve Milo (fundador de una de las tiendas más grandes de los noventa, “ellos podían entrar en el mercado sin el sistema de devolución, lo cual suponía un riesgo muy bajo, y podían arriesgarse más en lo que ofrecían. Así que no tenían que preocuparse en sacar productos mainstream. Podían tomar riesgos. Y esto creó una especia de revolución creativa, y realmente abrió más oportunidades para el nuevo talento que anteriormente había estado restringido por DC y Marvel“.
El boom especulativo posiblemente se inició con la Batmania tras la película de Batman de Tim Burton. Los tebeos llamaron la atención de gente que no los leían y finalmente fueron tratados como cartas coleccionables. Ese fue un factor determinante a la hora de solicitar tebeos de Image, además de los grandes nombres implicados. Según Milo, “realmente pensaba que Image iba a ser una gran triunfadora porque estaba muy ligada a Marvel. Había un método Marvel por aquel entonces, y desde el punto de vista de la creatividad, ese era el camino a seguir…. Creo que vendimos 40.000 ejemplares de Youngblood, 50.000 de Spawn y entre 30.000 y 40.000 de WildC.A.T.s . Ésta había aparecido más tarde. Se empezaron a disolver por sí mismos, así que los tebeos iniciales tuvieron mejores ventas porque no habían tantos de ellos cuando salieron“.
¿Era algo bueno? Según Steve Geppi, fundador de Diamond Comics, sí. “El momento era bueno. Era un tiempo innovador. Y creo que marcaron tendencia, y creo que aprendieron algunas lecciones por el camino, y gente como Todd y Jim Lee mantuvieron un buen sistema de negocios e hicieron unos cuantos aciertos por sí mismos cuando vieron que no se podía seguir por el mismo camino… Era una especie de Renacimiento. Incluso puedes, con todo el respeto, compararlo a la Marvel de 1962. De repente el mercado se vio convulsionado. Nuevas cosas estaban sucediendo. Podía haber un tebeo independiente vendiendo grandes cantidades de comics y eso era, muy, muy, muy…. era genial para la industria. Como dije, el problema fue que cuando colapsó esto no se había construido en una base sólida, pero la calidad de los títulos se mantuvo, y la calidad de los creadores se mantuvo. Y creo que expandió el mercado. Estoy seguro que DC y Marvel no estaban felices en aquel tiempo. Sobre todo Marvel“.
Poco después de la creación de Image, Marvel y DC hicieron de todo para mantenerse en la cresta de la ola, provocando un aumento de la especulación con trucos cuestionables, como los de la competencia. ¿Cuando se empezó a derrumbar el mercado de los cómics? Según Chuck Rozanski, “incluso te puedo dar una fecha, fue el 25 de abril de 1993. Ese fue el día en que se vendió el tebeo en el que volvía Superman. (…) Aquellos tebeos fueron el beso de la muerte. Cualquiera que pidiese más de los que vendía tuvo pérdidas porque en efecto estabas invirtiendo en tebeos en los que pagabas un dolar o más por tebeos que, un años después, (…) valdrían cinco centavos, si llegaba. Así que cuando inviertes en un negocio del que obtienes un 95 % de pérdidas ya sea en esta o cualquier otra industria (…) estás jodido. Y el motivo por el que estoy aquí hablando contigo es porque nosotros pedimos a nuestros clientes que nos pagasen por adelantado. No aceptábamos pedidos de nadie a no ser que tuviésemos su número de targeta en nuestros archivos, y eso nos salvó“.

Fuente:

http://www.zonanegativa.com/?p=69044


sábado, 7 de septiembre de 2013

Superman: la serie de animación de Ruby-Spears (1988)


Con motivo del 50 aniversario del Hombre de Acero, la cadena norteamericana CBS presentó en las pantallas de todo el mundo una serie de dibujos animados sobre las aventuras de Superman. La serie, producida por Joe Ruby y Ken Spears y Warner Bros cumple 25 años. Constó de 13 episodios de unos 23 minutos de duración cada uno, de los cuales 18 minutos eran dedicados a una aventura de Superman adulto y los últimos 5 minutos eran dedicados a una sección llamada El álbum familiar de Superman, en la que se contaban anécdotas de la vida del pequeño Clark en Smallville mientras se hacia mayor con los Kent, hasta convertirse en Superman y llegar a Metrópolis. La serie se emitió entre septiembre de 1988 y septiembre de 1989 en España, que recuerdo haberla visto cuando era niño en TVE1.



Los actores que pusieron las voces originales han estado siempre vinculados al mundo de la televisión, el doblaje y la animación. Los principales protagonistas eran Beau Weaver como Clark Kent y Superman (Weaver era un conocido locutor estadounidense), Michael Bell como Lex Luthor, Ginny McSwain como Lois Lane, Alan Oppenheimer como Jonathan Kent y Stanley Ralph Ross, que le puso voz a Perry White. En el doblaje en la versión Española: Luis Porcar como Superman y Clark Kent (dobla también la voz del Doctor House), Mari Ángeles Herranz como Lois Lane, Carlos del Pino como Jimmy Olsen (dobla también a Ned Flanders en Los Simpson desde la tercera temporada), Antonio Iranzo como Perry White (era la voz de M. A. de El equipo A) y Aparicio Rivero como Lex Luthor. Como curiosidad en la versión de España tradujeron el nombre de Lois por Luisa, el de Jimmy por Jaime y el de Perry por Pedro.

El dibujo era bueno, de estilo clásico que recuerda al Superman de Curt Swan, José Luis García-López y/o John Byrne. La animación era fluida, y la serie resulta entretenida incluso vista hoy en día, aunque es obvio que iba destinada a un público infantil. En ocasiones se producen fallos en el color de la S en el pecho de Superman mostrándose de color amarillo sobre fondo rojo cuando es al contrario. Además, contaba con la música de Superman de John Williams en la apertura y con un gran guionista como Marv Wolfman, responsable, entre otras, de las Crisis en las Tierras Infinitas. Gil Kane era el dibujante encargado del diseño de los personajes.