Los editores y los lectores-espectadores de libros ilustrados aumentan cada año animados por la pasión por el libro como objeto. La ilustración ofrece nuevas posibilidades de lectura, sea cual sea la denominación que se emplee: novela gráfica, novela ilustrada para adultos o álbum.
Por Nuria Barrios
Ilustración de Javier Zabala del libro La dama del perrito,de Anton Chéjov (traducción de Víctor Gallego. Nórdica, 2010).
JAVIER ZÁBALA
LA OSCURIDAD ALIMENTA las pequeñas luces. Cuando el mundo de la edición en papel tiembla ante la amenaza exterminadora del libro digital, un pequeño sector está viviendo un crecimiento inesperado: la literatura ilustrada para adultos. Numerosos editores, ilustradores y libreros coinciden en que el futuro del papel está ahí, en esa edición que
aúna dos lenguajes, el texto y la imagen, para crear una obra distinta y, frente a la asepsia de la pantalla, fuertemente sensorial. A las dos editoriales de referencia para ilustrados que hay en España, Galaxia Gutenberg y Media Vaca, se han sumado, en los últimos añosa, nuevas editoriales, mientras que otras ya existentes empiezan a abrir colecciones. La situación es sorprendente: ¿a quién se le ocurre con la que está cayendo abrir una editorial de libros ilustrados? ¿Los libros con ilustraciones no estaban destinados a los niños? ¿Cómo es posible que tengan ahora tan buena acogida entre los mayores? ¿Qué es exactamente un libro ilustrado?
A veces para describir algo cuya definición no resulta sencilla es muy útil empezar enumerando lo que no es. Un libro ilustrado no es una fotonovela; no es un texto clásico adornado con dibujos; no es un objeto decorativo para la mesa de centro del salón o la sala de espera del dentista; no está destinado a quienes tienen dificultades con la lectura; no tiene una misión educadora.
Para describir algo cuya definición no resulta sencilla también es muy útil recurrir a las personas que gustan de ese objeto. ¿Cómo son los compradores de libros ilustrados?
Personas con los sentidos siempre hambrientos. Con un apetito voraz para la belleza, el conocimiento, el placer, las emociones. Que esperan sorpresas al abrir un libro. Que no tienen miedo a laos aventuras intelectuales y sensoriales. Que no ponen el grito en el cielo porque la ilustración les lleva, en una lectura conocida, hacia caminos desconocidos. Que se ríen de los encasillamientos en género, edades, lenguaje... Que adoran la felicidad indescriptible que produce un descubrimiento. En fin, personas tan libres que podrían parecer locas. Para ellas son los libros ilustrados
El número de esos lectores que también son espectadores ha crecido en los últimos tiempos. El primer éxito de la editorial Nórdica, que inició su andadura en 2006, fue El festín de Babette, de Isak Dinesen, con ilustraciones de Noemí Villamuza. La editorial Periférica acaba de inaugurar una colección de ilustrados a la que ha bautizado La Hora Feliz e Impedimenta estrena la suya en febrero con Diccionario de Literatura para Esnobs. A estas editoriales se unen otras dedicadas únicamente a ilustrados como Libros del Zorro Rojo, A Buen Paso, etcétera. ¿Cómo es posible semejante entusiasmo en tiempos tan frágiles para la edición? Todo es muy misterioso.
Editores, ilustradores y libreros coinciden en varios puntos: la pasión por el libro como objeto; la convicción de que la ilustración ofrece nuevas posibilidades de lectura; la unanimidad en que lo único importante es un texto y una ilustración potentes, lo llamen como lo llamen: novela gráfica, novela ilustrada para adultos o álbum. Nadie, sea pequeño o grande, leería un libro idiota. Todos, sean niños o viejos, se lo pasan de maravilla con un buen libro. ¿Es El pato y la muerte, de Wolf Erlbruch, un álbum solo para niños? ¿Es Rebelión en la granja, de George Orwell, un libro solo para adultos?
El riesgo y el cuidado por el libro como objeto, lo que Julián Rodríguez, editor de Periférica, denomina el fetichismo del libro, son los pilares de los libros ilustrados. De ambos sabe mucho Vicente Ferrer, que comparte con sus lectores la curiosidad y el desprecio hacia el peligro. El fascinante catálogo de su editorial, Media Vaca, ha estimulado el surgimiento de otros editores, aunque por su carácter personalísimo no haya creado escuela. "Inventamos libros muy ilustrados dirigidos a lectores de todas las edades. No me interesa editar un libro que ya existe si no es para hacer con él algo distinto. Tampoco es correcto identificar novela y libro. El libro es una suma de cosas, no es solo un texto escrito. Importa la tipografía, las ilustraciones, los márgenes, la elección del papel, el formato, la encuadernación, el peso, la manejabilidad y hasta el olor del papel y la tinta". Olor, tacto, visión... El libro como imperio de los sentidos.
En cuanto al riesgo, depende del editor. "Hay que inventarse los libros que no existen para que la gente que no existe exista", dice Ferrer. Diego Moreno, responsable de Nórdica, habla con entusiasmo de uno de sus últimos trabajos: una edición de tres cuentos de Borges junto a La Metamorfosis, de Kafka, ilustrada por Verónica Moretta. Ensayos visuales que convierten la lectura en una serie de mapas que conducen al mundo de ambos autores. "María Kodama nos regaló los derechos porque el sueño de Borges era estar en un mismo volumen que Kafka. En tres días se agotó".
Galaxia Gutenberg, con sus extraordinarios y caros libros ilustrados, ha sido una referencia esencial para las editoriales que han surgido en la última década. En 1994 publicó Las aventuras de Pinocho ilustradas por Antonio Saura y desde entonces hasta hoy, con la publicación de Las aventuras de Huckleberry Finn ilustradas por Santi Moix, su colección ha unido grandes obras literarias con grandes artistas plásticos. Tras sus pasos, tanto Nórdica como Libros del Zorro Rojo editan fundamentalmente clásicos, pero a un precio asequible. "Los textos son potentes, las ediciones íntegras y los ilustradores aportan una lectura propia de manera que el lector no pueda separar el texto de las imágenes. Yo ya no puedo leer Bartleby, el escribiente sin las ilustraciones de Javier Zabala", cuenta Moreno.
¿Cómo lee el ilustrador para enseñarnos la historia de otra manera?
Zabala, premio Nacional de Ilustración, entre otros galardones, ha ilustrado libros para niños, para jóvenes y para adultos. "No creo en las fronteras. La ilustración es un arte y el ilustrador crea ambientes, sugiere... La diferencia con la pintura no es de técnica ni de libertad creativa, sino que se halla en la carga narrativa. Yo soy muy intuitivo: leo el libro y realizo el storyboard, que es como un mapa de la historia, un GPS para el trabajo. Luego intento olvidar el texto para que no pese sobre mí como una losa. Parto de una falta de respeto al texto bien entendida, sin traicionarlo ni pisarlo, pero me gusta que el dibujo me lleve por otros derroteros y que sea el lector quien dé la última pincelada".
El camino de los ilustrados está repleto de premios. Casi todos los libros de Galaxia Gutenberg han recibido el Premio al Libro Mejor Editado. Las flores del mal, la edición ilustrada por el belga Louis Joos de Baudelaire, fue el libro de poesía más vendido en 2007. El artista catalán Arnal Ballester ha recibido este año el Premio Junceda de Ilustración por su trabajo para El gran zoo, de Nicolás Guillén. Una temporada en Calcuta, de Llüisot, fue la primera obra española que recibió el Premio al Libro de No Ficción en la Feria de Bolonia...
Los ilustrados se han instalado tan cómodamente en las entregas de premios como en lugares tan insospechados como las librerías de cómics. Jesús Moreno, dueño del espacio y de la editorial Sins Entido, que ha recibido este año el Premio a la Mejor Librería especializada en Cómic, es testigo de la demanda creciente. "Los géneros ya no tienen sentido. Una de las claves del éxito del libro ilustrado es la calidad de la edición. La muerte del papel solo afectará a los productos de consumo rápido, de usar y tirar. Creo que el concepto de "novela gráfica" englobará en el futuro el ilustrado".
El editor de Libros del Zorro Rojo comparte esa conexión entre el auge de la novela gráfica y del libro ilustrado. "El público del cómic y de la novela gráfica está acostumbrado a una relación con la imagen que le hace receptivo a los ilustrados", dice Fernando García Schnetzer. No es extraño que los propios editores sean, a menudo, ilustradores o estén cercanos. "Mi educación sentimental, más que lingüística, fue visual. Antes de editar libros, dibujaba cómics", explica Enrique Redel, de Impedimenta.
Vicente Ferrer, que además de editor es ilustrador, ve el panorama con el escepticismo y la pasión del resistente: "Dedicarse a esto no es negocio, se hace por vocación. Resistir es vencer, y nosotros estamos venciendo cada día". Y se ríe. •
La divina comedia, de Dante, con ilustraciones de Miguel Barceló. Galaxia Gutenberg. Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, con ilustraciones de Santi Moix. Galaxia Gutenberg. Panamá o las aventuras de mis siete tíos, de Blaise Cendrars, con ilustraciones de Fabio Zimbres. Media Vaca. Libro de las preguntas, de Pablo Neruda, con ilustraciones de Isidro Ferrer. Media Vaca. Rebelión en la granja, de George Orwell, con ilustraciones de Ralph Steadman. Libros del Zorro Rojo. El gran zoo, de Nicolás Guillén, con ilustraciones de Arnal Ballester. Libros del Zorro Rojo. El barco ebrio y otros poemas, de Arthur Rimbaud, con ilustraciones de Alicia Martínez. Nórdica. Kafka y Borges, con ilustraciones de Verónica Morena. Nórdica. Coplas a la muerte de mi padre, de Jorge Manrique, con ilustraciones de Juan Carlos Mestre y música de Amancio Prada. Casariego. La declaración de George Silverman, de Charles Dickens, con ilustraciones de Ricardo Cavolo. Periférica.
EL PAIS BABELIA 31.12.10