Jean Giraud vive en una calle sin salida del centro de París, un lugar de silencio y tranquilidad a
"El mundo del western, tal y como ha sido tipificado por el cine, duró poco más de cincuenta años. Es un universo muy pobre, muy simple, una sociedad elemental, de pioneros, en la que hay pocos tipos de personajes. Dibujar historias que transcurren en el Oeste, aunque parezca absurdo, me resulta tan cómodo como dibujar relatos de ciencia-ficción. En un caso porque la pobreza icónica hace que el trabajo de documentación no te deje exhausto, en el otro porque puedes inventarte el decorado. Cuando he dibujado historias contemporáneas me he vuelto casi loco: hay que estar atento a los coches, claro, pero también a la ropa, a las aceras, a la publicidad, a la arquitectura, a un sinfín de elementos, a una variedad alucinante de cosas que en una ciudad europea son el fruto de 2.000 años de historia".
Jean Giraud es un francés nacido en 1938, en Nogent-sur-Marne, en los alrededores de París. Para muchos amantes del cómic, por el sólo hecho de haber creado a Blueber7, ya figura en el Olimpo de los grandes. Pero Giraud es también Moebius, ilustrador de ciencia-ficción, de Le Monde d'Edena, de nuevas aventuras de Nemo, The man from the ciguri, Incal, Metallic memores o Garaje hermético, guionista de cine, asesor de filmes como Alien, Tron, El quinto elemento o Abyss. Ha dibujado carátulas de discos de Jimia Hendrix o portadas de libros de Kurt Vonegut. Recientemente, Sony le pidió que colaborase en la concepción de un nuevo parque temático, el Metreon de San Francisco.
"Me ha gustado hacerlo porque es un parque distinto, instalado en el centro de la ciudad, que crece hacia arriba en lugar de ocupar una gran superficie en los suburbios. En EE UU se tiende a desertar del centro de las ciudades, a dejarlas como mero centro comercial o de negocios en el mejor de los casos. Metreon revitaliza el barrio le Yerbabuena, contribuye a curar la caries en que se han convertido los centros urbanos. El alcalde de San Francisco vino a la inauguración. El ideal es que la gente pueda venir a Metreon a pasar un par de horas jugando en las atracciones, luego vaya al cine o a comprar lo que necesita mientras los hijos visitan el museo vecino".
En Sevilla, en el transcurso de la décima edición de Art Futura, se rendirá homenaje a Giraud-Moebius y se mostrarán algunas de sus invenciones aplicadas en Metreon. "Yo me he ocupado de la parte dedicada a los videojuegos. He diseñado el espacio pero también el decorado mismo del juego y buena parte de su historieta, el guión. Su mayor atractivo es que 20 o 30 personas pueden participar al mismo tiempo de una aventura. Por ejemplo, se trata de conquistar un yacimiento de oro blanco o de recuperar una bandera en un asteroide perdido. Los jugadores tienen la posibilidad de intentar vencer individualmente y lograrlo o ser derrotados por sus contrincantes, pero también pueden aliarse entre ellos, formar equipos, repartirse el trabajo. Es un sistema de conducción virtual al que le hemos añadido la pimienta de la competición y el peligro".
En EE UU, Giraud-Moebius —lo dice él mismo— goza de un prestigio enorme por razones de exotismo, porque en el imperio del cómic sorprende que un irreductible galo merezca el título de emperador. Su talento como inventor de mitos, como dibujante y creador de sagas está fuera de dudas y reposa también en su capacidad para instalarse en una suerte de burbuja, de espacio propio mental parecido al de su domicilio físico, al que los problemas cotidianos llegan tamizados, como un eco suave y lejano.
"En tanto que artista, la realidad local, temporal, lo que ocurre aquí y ahora, me interesa muy relativamente y apenas me inspira. Soy más sensible a la anatomía de un cuerpo, a la textura de su piel, a su temblor, a cómo cambia su color según sea la luz, a cómo se mueven las arrugas y dibujan una expresión, que a ciertos conflictos sociales, que me interesan como ciudadano pero no como artista. La mirada de un hombre o de una mujer me inspiran, me permiten escapar de la bruma de anécdotas entre la que vivimos. Está claro que deseo vivir en una sociedad equilibrada y tranquila, que poder salir a la calle a cualquier hora es estupendo, que no deseo ser invadido por los bárbaros, pero eso no significa seguir paso a paso lo que sucede con las fusiones bancarias". Moebius-Giraud ha colaborado con personajes como Alejandro Jodorowsky, con quien preparó Dune, filme que acabó realizando, al menos parcialmente, David Lynch. Jodorowsky tiene merecida fama de chamán, y a Giraud no le importa hablar de ello. "Ustedes, los periodistas, se ocupan de cómo funciona una ciudad, un país, de si los servicios públicos y privados son eficaces, se ocupan de lo colectivo, pero no tienen tiempo para lo individual, para preocuparse de su cuerpo, de sí mismos. Todo, lo individual y lo colectivo, forma parte de un todo, de una moral. Los europeos no sabemos ocuparnos de nuestros problemas personales. En el origen está la idea de una mente sana en un cuerpo sano, pero luego nos hemos especializado. Jodorowsky tiene una visión psico-mágica de las cosas, una visión chamánica de un mundo que estima vivo, consciente, del que nosotros sólo somos unos ojos, parte de su cerebro, de un cerebro que pertenece al propio mundo y que nadie puede localizar".
Jean Giraud trabaja en su estudio acompañado de su hija Nausicaa. Arriba y abajo diseños de las atracciones del parque temático Metreon.
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