jueves, 10 de marzo de 2011

Frankestein de Mary W. Shelley por Carlos Echevarria y Toni Deu





























Soy macarra porque me dibujaron así

Soy mcarra porque me dibujaron así

Es el símbolo de la viñeta española punk. El más cañero. Makoki integral recoge casi todas sus historietas en un nuevo álbum Era el más cañero. Así de simple. Makoki era- y sigue siendo- violento, machista, drogadicto y, ya puestos, xenófobo. Su nombre salió a relucir en un consejo de ministros. A los creadores de la historieta les entrevistaron en televisión. Makoki se convirtió rápido en un fenómeno cultural. En 1977, España acababa de salir de 40 inviernos de dictadura. Este personaje se fugó del psiquiátrico tras rajar con una botella rota al médico que le aplicaba un electro shock. Tenía tanta prisa que se dejó los cables en la cabeza. El undreground llegaba tarde a los quioscos, pero Makoki lo concentraba todo: historias de marginados, jerga de la calle, navajas y contrabando de narcóticos variados.




En 1994, casi veinte años despuçes, en una Barcelona posolímpica que ya no era la que le vió nacer, Makoki moría a manos de su primer dibujante, Miguel Gallardo. Ahora, la editorial Glenat acaba de publicar una recopilación de las historietas que Gallardo ilustró según los guiones de Juan Mediavilla. Para el dibujante, “Makoki tiene toda la vigencia. Sigue siendo políticamente incorrecto porque él y sus amigos tienen tics involuntarios. No se pueden adaptar a lo establecido”.
El libro no incluye La muerte de Makoki porque para Gallardo está desgajada del núcleo central: “Lo hice casi doce años después de dejar al personaje y sin guión de Mediavilla”. Por aquel entonces, Felipe Borrallo y Damián Carulla publicaban unas historias de Makoki que no gustaban a Gallardo. “Creí que lo mejor era matarlo de una vez”, explica. El asunto es que Felipe Borrallo fue quien ideó a Makoki, el personaje que dibujaría su amigo Gallardo. Borrallo fundó una librería y una editorial con el mismo nombre. “Las relaciones vuelven a estar bien. Hace unos años se manejó la posibilidad de hacer una película y volvimos a reunirnos”.
En cualquier caso, el resto de personajes de la serie surgieron poco a poco, en buena medida, de la cabeza de Mediavilla. Buitre Buitaker, por ejemplo, es un pajarraco fascista que vive en la estatua de Colón, al final de Las Ramblas y que acabó protagonizando su propia tira en un suplemento del ABC, Gente y aparte. “Todavía no entiendo cómo no hubo más protestas de lectores. Por un lado tenian la critica de misas y por otro, al Buitaker”.
Otro secundario pasado a protagonista fue El Niñato, el mas joven y silencioso de la Basca y que siguio sus andanzas en Los sueños del Niñato y Yonquis del espacio. “A Makoki le pasa un poco lo que a Tintín, que es protagonista pero no es el personaje más interesante, son vehículos para que los secundarios se expresen”.
El tío Emo - por Emociones- era otro de los figurantes habituales. Acabaría en prisión y Makoki organizó su rescate en Fuga en La Modelo. “Lo más gracioso es que antes de ponerme a dibujar fuimos al Colegio de Arquitectos de Barcelona a pedir los planos de la cárcel y nos los dieron. Así, sin más. Cuando se publicó el álbum, el editor cogió algunos ejemplares, les cambió la portada y los envió a la cárcel, para que los leyeran los reclusos. Dice la leyenda que alguno descubrió que, con los planos viejos, habíamos dibujado un pasillo donde había una tapia”.
La Basca de Makoki viajó luego a Niu Yor en el que sería el último álbum oficial de la serie. Tras esta aventura, Gallardo y Mediavilla sorprendieron en otros ámbitos con su madurada creatividad. “Supongo que nos cansamos del rollo de los porros y las cervezas. Fuimos creciendo”.
Ahora Makoki ha vuelto con su Basca. Es verdad que Gallardo mató al loco de los cables, pero el resto de la pandilla quizá sigue viva. Ramón de España se pregunta en el prólogo de este nuevo libro que harían los personajes si terminasen en un concierto de Operación Triunfo:”No me digan que no les gustaría ver como el Tío Emo le pega una patada en los huevos a David Bisbal mientras el Niñato le mete dos gramos de heroína a Rosa en el bolso y luego llama a la policía para que la empuren…”
Andrés Padilla El Pais de la Tentaciones Viernes 14 de febrero de 2003

miércoles, 9 de marzo de 2011

Peter Lindbergh





Para él han posado las mejores modelos y los rostros más populares del espectáculo: Tina Turner, Kate Moss, Nadja Auermann... Lindbergh ha aportado su sello personal a un número importante de publicaciones relacionadas con el mundo de la moda —Vogue, Marie Claire e Interview—. En 1992 dirigió un documental titulado Models protagonizado por las tops Linda Evangelista, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Tatjana Patitz y Stephanie Seymour. La edición americana de Harper's Bazaar y Vogue han sido las revistas en las que Lindbergh ha mostrado en los últimos años sus trabajos: los rostros y los cuerpos más bello Sus retratos en blancc y negro han contribuic a definir el ideal de belleza femenina en la década de los noventa A finales de 1997 recopiló en su libro Images of women sus fotos más espectaculares.

Peter Lindbergh (Alemania, 1944) pertenece a esa suerte de fotógrafos cuyo despegue, a mediados de la década de los setenta, hizo de la mujer la protagonista constante de sus ilustraciones. Fotógrafos que realizaron su trabajo editorial con pocos medios y que a la postre crearon escuela. De formación pictórica —Lindbergh estudió arte y pintura en Krefeld y Berlín—, realizó su primera exposición individual en la galería Denise René / Hans Mayer de Düsseldorf (1969), actividad que abandonó completamente para dedicarse a la fotografía en 1971, año en que comenzó como ayu­dante del fotógrafo Hans Lux. Una vez independizado, inició su andadura profesional con la publicación de una monografía en la revista Stern que le dio fama internacio­nal. Durante un tiempo no se supo nada sobre su faceta más conocida: la foto de moda, especialidad a la que llegó por pura casualidad. Las primeras instantáneas en este terreno tuvieron como protagonistas a gente de la calle; nada de profesionales de elevadas cotizaciones como las que aparecen en la edición de Ten women (Diez mujeres), publicada en el verano de 1996. Era su primer libro —acompañado de una exposición en Los Angeles Gallery—, que pronto se convertiría en un auténtico best seller llegando a alcanzar un índice de ventas de 60.000 ejemplares en un año.
Actualmente Peter Lindbergh —divorciado, padre de tres niños y con residencia en París, Nueva York e Ibiza— se caracteriza por su faceta inicial de fotógrafo todoterreno. Mezcla la espontaneidad adquirida en su primera época de calle con las atmósferas y complicidades que sabe crear en sus elaboradas tomas de estudio. Una complicidad que él acepta como la esencia de su producción —Lindbergh atribuye la capacidad comuni­cativa de sus registros a la corriente que se crea entre él y sus modelos—. Le resulta ac­cidental la naturaleza del trabajo que realiza, lo importante es que nazca la magia en el momento de captar la imagen, crear esa relación entre el fotógrafo y quien se sitúa ante el objetivo. Da igual que sea un retrato de Eva Herzigova (por ejemplo, el que hizo por encargo de la firma Pirelli para su calendario) que la campaña de imagen para la pro­moción de un perfume, su segunda especialidad (como las de Trésor, de Lancóme, con Isabella Rossellini, o el de Sun Moom Stars, de Karl Lagerfeld, con Daryl Hannah).




Annie Morton. Nueva York, 1996


 Nastassja Kinski. California, 1995


 Berri Smither. California, 1993



 Nadja Auermann. California, 1996



 Catherine Deneuve. Deuville, Francia, 1991



 Lorraine Bracco. Los Angeles, 1990



 Giselle. Deauville, Francia, 1990





 Charlotte Rampling. París, 1987






El espejo deformante de François Boucq


Incisivo, provocador y lúcido son tres de los mu­chos adjetivos con los que podría calificarse la obra de un francotirador de la historieta como es el francés François Boucq (1955). El estilo hiperrea­lista de Boucq ejerce una función similar a la del retrato de Dorian Gray: refleja el alma de sus per­sonajes. A diferencia de la estandarización de ras­gos utilizada por la mayoría de historietistas, Boucq compone un laberinto de líneas que dota a los rostros de una personalidad muy definida.
Los suyos son seres grotescos y repulsivos, a los que un excesivo detallismo en el dibujo de un fo­rúnculo o una verruga aparta del ideal de belleza.
Boucq transmite esa misma sensación a los objetos y los decorados, que disfrutan de un protagonismo paralelo al de las figuras.
La riqueza de su grafismo le permite repartir su obra entre historietas cortas de humor surrealista, escritas por el propio autor, y obras más extensas y complejas. En el primer apartado, Boucq ha creado un mundo plagado de seres enloquecidos, cuya for­ma de tomarse la vida al pie de la letra provoca si­tuaciones chocantes. En estas historias, entre las que se encuentra Una perspectiva laboriosa (1991), el elemento fantástico pierde su condición utópica para fundirse con el hecho cotidiano.
El resultado es una deformación de la realidad objetiva que, como en aquellos espejos cóncavos o convexos de los parques de atracciones, nos devuel­ve una imagen distorsionada de la verdad. En cuan­to a la segunda variante de su carrera, Boucq ha ilustrado las historias entre fantásticas, oníricas y policiacas de guionistas como el norteamericano Jerome Chayrin y el chileno Alejandro Jodorowski.
Antonio Guiral
Veinte años de comic. Aula de Literatura Vicens Vives, 1993