sábado, 9 de mayo de 2015

CERVANTES, TE VEO NO TE LEO, TEBEO por GUILLERMO CABRERA INFANTE


En esta efeméride cervantina en que nace y muere un autor en un ritual con que el otoño se convierte en primavera quiero contar cómo mi iniciación literaria fue un encuentro infantil con Quijote. Aprendí a leer con los comics, que se llamaban entonces monitos y más tarde en La Habana muñequitos. Me enseñé a leer por mí mismo cuando tenía cinco años, lo que me hizo un autodidacto temprano: una suerte de Mozart de los tebeos. "Es curioso", vino a decirme José Donoso mucho tiempo después, "que seamos tú y yo los únicos escritores hispanoamericanos que nos hayamos formado en la lectura de comics". Fue entonces que supe que Donoso leía comics cuando niño. "Pero", me dijo, "es todavía más curioso que esas lecturas no se reflejen en nuestros libros". Tuve que remitir a Donoso a Tres tristes tigres, que él no había leído, para que viera cómo había personajes de comics allí, llamados Dick Tracy, Terry y los piratas y su némesis la Dama del Dragón. No se lo dije, lo digo ahora. Tampoco le dije que la primera vez que me encontré con las aventuras de Don Quijote y Sancho ilustradas fue en los muñequitos, no en un libro.

Lo que recuerdo mejor es Don Quijote, flaco en su caballo famélico, que arremete contra los molinos de viento que eran para mí máquinas raras: había visto molinos de viento, pero nunca vi un molino que pareciera una nave varada en tierra con las velas atadas a un edificio. Ésa fue para mí una visión exótica. Pero luego, en el bachillerato, leí el libro y Don Quijote me pareció más un viejo estrafalario que un caballero armado. Pero un profesor me hizo conocer ese humor que es el regalo de Cervantes a la literatura universal -y los comics-. No fue hasta Ulises que el juego con las palabras se me hizo una forma, la única, de juego con la literatura. Ésa era una invención cervantina que llegaba más allá del idioma.

De entre los innúmeros homenajes de escritores ingleses a Don Quijote (y ha habido muchos, empezando por Daniel Defoe, inventor de la novela inglesa) hay tres autores modernos. El primero es Somerset Maugham, tal vez el escritor inglés más popular del siglo, que dijo:  "La única creación absolutamente original en que puedo pensar es la de Don Quijote". Otro escritor, nunca dado al elogio desmedido, J. B. Priestley, tuvo que decir del autor y su héroe fallido: "Cervantes cogió las diferentes maneras igualmente populares (venidas de la novela picaresca), las mezcló y añadió de lo que le era propio, y en Don Quijote, en dos partes, nos dio lo que es incuestionablemente la primera obra maestra de la literatura occidental: Don Quijote es la primera novela moderna. De ella han salido bibliotecas enteras de lo que llaman ficción -pero es en muchos aspectos la mejor-. .. podemos decir en verdad que Don Quijote no es una novela en dos partes, sino dos diferentes novelas con los mismos personajes. Es significativo que es Don Quijote quien permanece en la memoria popular". (La más ínfima forma de memoria popular son, efectivamente, los comics -ahí la encontré yo cuando era niño).

El tercer escritor, el contemporáneo Anthony Burgess, es quien rinde un mayor homenaje. Aquí su narrador presenta Cervantes a Shakespeare y ante el empresario del Teatro Black-friars (o Frailes Negros), James Burbage. El narrador introduce a Cervantes como el autor de una gran novela que un tal Shelton está traduciendo al inglés en Londres. Burbage tiene una pregunta a la que todavía hoy no se le ha dado respuesta: "¿Y qué cosa es una novela? La narración se llama Un encuentro en Valladolid. Cervantes, el español epónimo, y Shakespeare, el inglés inmortal, se encuentran, pero entre ellos hay una barrera: lo que es la máxima forma de comunicación humana, la lengua. De haber leído unos comics prematuros, el cisne de Avon -o "el loro trepador"- habría entendido, por imágenes que son espejos oscuros, las aventuras del Quijote, ridiculas y memorables y tristes a la vez.

Los comics son un recuerdo infantil de Donoso -y de quien escribe ahora-. Hamlet, no mucho más tarde, diría sus monólogos -incluyendo ese "Ser o no ser" metafísico- dentro de un globo cautivo. Es que los comics eran, son, una forma de conocimiento y crean cultura. Por lo menos recuerdo a un Hamlet vestido de negro con una calavera en una mano y en la otra una daga en síntesis. Ah los comics.



Ilustración de Federico Delicado


El Pais, año 1987

Dibujando música y cantando viñetas


El músico Kevin Johansen y el dibujante Liniers comienzan una gira para presentar su disco '(Bi)Vo' en México

TEREIXA CONSTENLA Madrid 8 MAY 2015


Dibujo de Liniers realizado durante la entrevista con EL PAÍS en Madrid, donde se autorretrata junto a Kevin Johansen.

Ricardo Liniers Siri (Buenos Aires, 1973) se autorretrata como un conejo. Kevin Johansen (Alaska, 1964) posó como un yogui sobre el techo de un autobús. El dibujante usó una viñeta para pedir matrimonio a su pareja —“Angie, ¿qué tal si nos casamos?”— y el músico, en honor a Albert Pla, escribe cosas así: “Desde que te perdí se están enamorando todas de mí”. Puede que no sean dos almas gemelas, pero se ríen juntos. Puede que parezcan una cosa, pero quieren decir otra. “Hemos reconocido al otro como un par. La tira de Macanudo –Reservoir Books acaba de publicar un libro con una antología de la serie–  tiene muchos puntos de humor. A Kevin le pasa también con su música”, sostiene el dibujante. “Tiene algo que me gusta: aparenta una cosa que no es, hace dobles lecturas, no busca el remate ni el chiste, es un poeta que dibuja”, afirma el músico.

Cuando Liniers rememora los días que quiso ser Freddie Mercury y Boy George (“Pero Ricardo, ¿esto es un hombre o una mujer?”, inquirió su madre en un tiempo poco amigo de ambigüedades sexuales), Johansen apostilla raudo: “Y los músicos queremos dibujar”. Liniers hizo la travesía del fan al amigo, a fuerza de coincidencias, asados con hijos mediante y conversaciones. Así que cuando un tercero en discordia, colega común, les dijo: “Si vos tenés el escenario vacío, vos dibujás en el escenario”, lo vieron tan natural como sumar uno y uno, por más que el dominio del asunto musical de Liniers no vaya más allá de unos acordes de Knockin' on heaven's door y Johansen no cambie la guitarra por el pincel. Cada uno a lo suyo. Hoy comienzan su gira española con un concierto en Madrid, en la sala But, y que continuará por Bilbao (9 de mayo), Barcelona (13 de mayo), Valencia (14 de mayo) y Cartagena (15 de mayo) para presentar el disco (Bi)Vo en México, un directo grabado con The Nada, la banda que desde el año 2000 arropa todos los experimentos musicales de Johansen, capaz de procesar funk, folclore, rock, tango o ecos de spaguetti-western como los que rodean My name is peligro, inspirada en la constante provocación al desastre de su hijo de 18 meses. Cuando compuso el tema, ya había triunfado. Hacerlo no fue tan sencillo. Si Liniers despachó pantufas antes de poder vivir del dibujo, Johansen trabajó en un hotel de Nueva York (aunque se desquitase de noche tocando en el templo del punk CBGB). “Más que un artista de culto, era un artista oculto, pero fue una experiencia vital fructífera. A mí me sirvió. Si hubiera llegado a vivir de la música con 19 años seguramente sería... es un cóctel muy peligroso. Los músicos nos recuperamos de todas las adicciones excepto de la adicción a nosotros mismos”.


Liniers y Kevin Johansen, en Madrid. / CARLOS ROSILLO

Finalmente triunfó con ese estilo tan alérgico a la etiqueta y ha convertido en seña de identidad la pluralidad de ritmos, idiomas (canta en inglés y español desde su primer disco, al que ha incorporado el portugués en Bi) y guiños (de Leonard Cohen a Atahualpa Yupanqui; de James Brown a Serge Gainsbourg). “Hay influencias tan ineludibles que es inevitable hacer homenajes, pero a la vez uno intenta poner su personalidad. Somos una generación que acepta las influencias”.

En el origen de todo está la biografía del músico: medio argentino, medio estadounidense, a ratos vecinos de Nueva York, a ratos de Buenos Aires, con una madre hippy que cantaba a lo Joan Baez y un padre gringo con algo de Homer Simpson. “Es lo que me tocó. Ahora lo disfruto. Ser casi bipolar literalmente. Tener lo mejor y lo peor de los dos mundos... mitad omnipotente como los estadounidenses, mitad pretencioso como los argentinos”. Pese a ironizar sobre ellas, Johansen defiende las raíces. “No son ningún lastre. Es una mochila que me acompañará siempre que no pesa. Se trata de encontrar lo compatible en la incompatibilidad y romper los prejuicios que pueda tener. Uno está lleno de prejuicios aunque no quiera. Uno es bruto todo el rato”.


Aunque sin las mudanzas de su colega, Liniers también dio algunos tumbos existenciales antes de convertirse en el dibujante que los argentinos han bendecido como otro de los grandes en un país con nombres como Quino o Maitena, casi un hada madrina de los macanudos, que entraron en La Nación de su mano en 2002 (ahora también en El País Semanal). Quino le parece palabras mayores. Le incluye en la categoría de Chaplin o Lennon. “Nos entretienen y nos han hecho mejores personas”. Y Liniers, que habla y divierte a un tiempo, se corta cuando se encuentra al padre de Mafalda. “Con Quino me vuelve la timidez. Y como él también es tímido, no hablamos mucho. Quedamos sin tema rápido. Como paleteando”.



El Pais


viernes, 8 de mayo de 2015

La canción de Mjolnir

Por Nino Ortea


 ¿Para qué negarlo?, tengo una debilidad, al igual que reconocía el añorado angelito negro Antonio Machín. Sólo que en mi caso, las sonoras maracas se sustituyen por un estruendoso martillo; la piel melaninosa se torna en tez aria y la llamativa chaqueta de lentejuelas aparece trastocada en un discreto casquito con alas incorporadas, complemento imprescindible en todo hombre del próximo milenio que se aprecie según se deriva de la lectura del último catálogo de El Corte Asgardiano. En las siguientes páginas intentaremos acercarnos a la figura del único personaje del Cómic, que ha dado nombre a un día de la semana.



¿Quién fuera digno?

 ¡Alegrémonos todos!, pues la paternal mano de Forum, nos brinda la oportunidad de revivir uno de esos momentos mágicos en la historia del Cómic. El encuentro entre uno de los artistas que más ha influenciado a miles de lectores, John Buscema, y uno de los personajes que, cuando ha estado en manos expertas, mejor historias ha dado, Thor. Y es que la excelsa editorial no cesa en su proselitista intento de hacernos partícipes de la obra del vengador más grande que ha existido en Asgard.

A la mensual labor realizada por Dan Jurgens & John Romita jr de convertir a Incrédulos, que consideraban que poco bueno se podía hacer ya con un personaje que en su anterior andadura editorial alcanzó el nº502 en su portada, y a las mesiánicas recuperaciones de esos auténticos nuevos testamentos asgardianos, que fueron los trabajos de Walter Simonson, se une ahora la edición de parte de las esplendorosas tareas que realizó el bienaventurado tándem formado por Stan Lee y John Buscema; recogiendo en los números cinco y seis de la colección Selecciones Marvel, del n9184 al 194 del primer volumen de la colección The Mighty Thor.


Los relatos de Thor

No es ésta la única serie de cómic norteamericano en la que aparece un personaje con dicho nombre. Ya en 1940 surgió un protagonista que lo adoptó en el nº 1 de la colección Weird Comics, publicada por Fox Features Syndicate. En el nº 75 de Adventure Comics, publicado en junio de 1940 por DC, Joe Simón y Jack Kirby desarrollan una historia de The Sandman -conocido en estos pagos como El Arenero-, en la que junto con el impúber Sandy, ya sabéis que por aquel entonces estaba en su máxima expansión el recurso de escudar al maduro héroe con un pollito acompañante, debía enfrentarse a una maléfica encarnación de Thor en The villain from Valhalla. En agosto de 1957 dentro del Tales of Unexpected nº16, DC Comics, Kirby y Simón plasman una historia The magic hammer, en la que un tal Gary Bard encontraba abandonado en mitad de un monte, un martillo que le permitía invocar al trueno y a la lluvia. Este episodio bajo el título El martillo mágico, fue editado por Novara en el nº11 de Historias Fantásticas.

Thor. en la versión primigénia de Lee y Kirby. Marvel Comics. 1962


No sería hasta agosto de 1962, ya trabajando junto a Stan Lee en Marvel, que Kirby recupera el personaje. Esto ocurría en el nº 83 de Journey into Mystery, -JIM.-, anunciando en portada el comienzo de la Saga de Thor, en el 85 ya aparecía su némesis el pérfido Loki, aunque hasta el nº 88 no se nos menciona su condición de hermanos. Progresivamente toda la nórdica mitología del Reino Dorado se incorporará a la narrativa de ese nuevo universo. Originariamente las aventuras de Thor se desarrollaban en trece páginas, estando dedicadas las restantes a fantásticas y misteriosas aventuras.

Una vez decidida la continuidad del Dios del Trueno en el universo que estaban creando, Lee y Kirby fueron abandonando progresivamente la serie, centrándose en otros proyectos. Stan Lee ya confiaba desde su comienzo los guiones a su hermano Larry Lieber, ocupándose tan sólo de los argumentos. Kirby dejaría los lápices de la colección a artesanos como Al Hartley o Don Heck.

Poco a poco la magia de la serie iba desapareciendo, siendo necesarios unos cambios que probaron ser acertados. Desde el nº 97 -JIM- se suprimen las historias de monstruos y se Incluyen los Tales of Asgard, relatos de 5 páginas que en un principio se utilizan para hacer al lector conocedor de la mitología asgardiana y más tarde funcionará como una especie de historias jamás contadas tanto del héroe como de sus compañeros.

En algunos momentos estos relatos se centran más en los personajes secundarios que en Thor, sirviendo para la presentación en la serie de Lady Sif -nº 102-, Badler -nº106- o Los Tres Guerreros -nº119-, a la vez que asientan los orígenes de los personajes, al presentarnos una génesis muy diferente a la que aparece en los relatos mitológicos.

La peculiar historia de Loki es contada en los números 112,113 y 115.

Lee y Kirby realizarán la totalidad del tebeo a partir del JIM nº101, febrero de 1964, permaneciendo Kirby en ella hasta e1 nº179, agosto de 1970. En el nº 126, marzo de 1966, coincidiendo con un titánico enfrentamiento con el autoproclamado Príncipe del Poder, ese olímpico heleno conocido como Hércules, el misterioso título de la colección se vio transmutado en el vigoroso The Mighty Thor -TMT-. Es este tebeo el seleccionado por Vértice, para abrir el primer número de la colección del hijo de Jord, Diosa de la Tierra.


Portada del n° 40 de la primera edición española de Thor, era 1974 y la editorial Vértice. El dibujo de portada fue obra de López Espi.

Su figura también coronaba, desde su nacimiento en septiembre de 1963, el considerado grupo de superhéroes más poderoso de la tierra, Los Vengadores. ¡Y como no!, el origen de esta formación tiene su germen en la necesidad de combatir una siniestra conjura de Loki, Dios de la Discordia, que buscaba manipular a la descerebrada Masa, en un intento de acabar con su piadoso hermanastro.

Respecto a los Tales of Asgard, señalar que cuando el mimético equipo formado por Tom DeFalco y Ron Frenz pasa a ocuparse del personaje en el nº 383 -TMT-, tras la marcha de Walt Simonson y Sal Buscema. se recuperan los Relatos de Asgard. Confiando habitualmente el dibujo a figuras como Charles Vess, Mike Mignola o Mark Teixeira.

 ¡Bienvenido al Valhala!

En estos dos números de Selecciones Marvel, se recogen las plasmaciones gráficas de algunas de sus más bellas peripecias. Para comenzar en el primer volumen se agrupa La Saga de Infinito, del nº 184 al 188 -TMT-, en la que asistimos a como Thor se debe enfrentar al reverso obscuro de su celestial padre, que ha tomado forma bajo el ilimitado nombre de Infinito. ¡Ay, Lucas, plllín, ahora se hace público de donde sacaste ese Luke, soy tu padre que tanto impresionó a ese sensible ser llamado Homer Simpson!.

Aquí, ayudado por sus siempre fieles Badler, Hogún, Fandral, Volstagg y la valquírica Lady Sif, debe contender a un poder ante el que su todopoderoso padre Wodan ha sucumbido y que amenaza con provocar un Ragnarok, que nos mandaría a todos a intercambiar saliva al Valhala.

No deja de sorprender el que los señores de Forum hayan decidido recontar sus epopeyas a partir de este punto, pues la génesis de este arco argumental se encontraba en una historia anterior, curiosamente la última narrada en su totalidad por Jack Kirby.

En esos números, del 175 al 177 -TMT- y publicados aquí por Vértice en el 33 y 34 del primer volumen, asistíamos a como el Reino Dorado sufría el ataque de Surtur, personaje que ya había sido presentado en sociedad en el nº99 -JIM-. Mientras que el siniestro Loki tras haber enviado a su dormido padre al Mar de la Noche Eterna, buscaba refugio en su odiada Tierra, al tiempo que su incompatible hermano se hacía cargo de la gloriosa defensa de Asgard.

La importancia de esta narración radica en que en ella se produce el germen de la posterior saga de Infinito, a la vez que asistimos a la sorprendente forma en que el glorificado tándem Lee-Kirby resolvía la mayor amenaza a la que el mundo se podía enfrentar. En cinco viñetas el omnipotente Odín se cargaba a Surtur. Aquellos eran buenos tiempos para Los Dioses Nórdicos, con sólo oír su voz la tierra se abría para tragar a sus aterrados oponentes.

Al contrario que etapas posteriores como la del esforzado Simonson, que necesitó de trece tebeos para contar lo que ese maestro de la narrativa visual llamado Jack Kirby, al que muchos otorgan la paternidad de los guiones reduciendo la figura de Stan Lee a la de un mero presentador, desarrolló en una única página. Por desgracia la falta de oxígeno que uno debió sufrir al nacer, hace que aprecie más el trabajo del esforzado Simonson que el del Fénix de los ingenios de la Marvel.

En el ne 34 de Vértice no solo asistíamos al final de la saga de Surtur, sino que aparecía el primer episodio de la colección ilustrado por el único John Buscema. En esta historia de relleno el Dios del Trueno era transportado al reino de El extranjero, personaje comodín en aquella época de la Marvel cuyo mayor peso se hizo notar en La Patrulla X, pues había llegado a abducir al pérfido Magneto. En este olvidable, salvo por su autoría, episodio Thor era engañado por un antiguo enemigo de Estela Plateada, La abominación, para enfrentarse al Extraño. Es llamativo el hecho de que Lee recurriese a un personaje que había aparecido en The Silver Surfer, serie por la que su trabajo junto con Buscema
había recibido mayor número de alabanzas.

El siguiente número de Vértice, el 35, incluía el comienzo de una nueva saga en la que mediante un
hechizo Loki intercambiaba su apariencia con la de su odiado hermano, al que su errado padre envía como castigo al infernal reino de Mefisto, aunque finalmente sentimientos tan puros como la amistad viril y el amor casto lograrán esclarecer la situación y deshacer el engaño. Como castigo a sus continuas perfidias el divino Wodan decide enviar al transformista Dios de la Discordia a penar sus culpas en un mundo primitivo, situación en la que lo encontramos al principio de Infinito.

Este arco de tres números no sería finalizado por Kirby, ocupándose de ello Neal Adams, que desarrollaría los dos números finales de la traicionera historia. Curiosamente la última viñeta dibujada por Kirby en la colección será la de un Thor con el aspecto de Loki.

Si hojeásemos el nº 36 de Vértice asistiríamos a la despedida de Adams de la colección y a la confirmación de John Buscema como su dibujante oficial. Lo hará con una historia de 2 números en la que Thor debe intentar liberar a un científico teóricamente secuestrado por el pérfido Doctor Muerte.

Tras las aventuras contra Infinito, vendrán otras dos entretenidas sagas. En la primera, estrechamente vinculada a la anterior, Thor sufre la persecución de Hela, la diosa de la muerte, como venganza por el fracaso en su intento de victoria sobre toda esperanza de vida. Hela, la cual a lo largo de toda la colección no había ocultado sus insanos deseos hacia el asgardiano, llegará a hostigarlo en su forma humana, el tullido Dr Blake, a fin de alcanzar su ansiado desquite.

John Buscema hace las delicias de los primeros aficionados españoles desde las remontadas y retocadas, páginas del nº 34 de Thor en la editorial Vertice.

¡Ah, ese resentido ser llamado mujer, que con una helada caricia te quita la vida que una santa te dio al nacer!.

Posteriormente, números 41 y 42 de Vértice, aparece una dinámica saga en la que el juguetón Loki, aprovechando un descuido del paternal Odín, que se había ido a Midgard para salvar a su hijo del ataque de Hela, se apodera del trono de Asgard al vestir el Anillo de Odín, lo que le sitúa como legítimo ostentador del poder supremo más allá del Puente de Bifrost.

Desconocemos el porqué Stan Lee no llegó a finalizar esta saga, abandonando la colección en el nº193. Un número extra a partir del que Gerry Conway, junto con Roy Thomas su más claro continuador, pasó a ocuparse de los guiones.

El final de la saga, con un Loki desterrado que estalla en risas de alegría y un abatido Odín que toma conciencia de las nefandas consecuencias que su acto acarreará para El Reino Dorado, marca el comienzo de otro interesantísimo arco argumental que esperamos Forum se anime a recuperar en otro momento. Estos dos lúdicas narraciones aparecerán recogidas teóricamente en el nº 6 de Selecciones Marvel.


El poderoso toque de John Buscema

Pocos artistas han visto como su trabajo impulsa a la empresa para la que trabajan a las más altas cotas de popularidad y creatividad. Entre esos escogidos se encuentra John Buscema durante los años 70 y parte de los 80.

Desgraciadamente, una de las formas más comunes entre los snobs de demostrar su condición de autoridad en los cómics consiste en criticar las colecciones de superhéroes que compran religiosamente desde hace tiempo -nunca entenderé esa penitencia de sufrir cíclicamente leyendo algo que no te gusta y encima te cuesta dinero-, junto con maldecir la hora en que el infante John Buscema se acercó a su primer lápiz de dibujo.

Viñetas correspondientes a! n° 187 de The Migthy Thor, en la edición de Forum, 1999. Guión de Lee y lápices de Buscema.

Estas mentes preclaras, auténticas muestras de la encarnación del fundamentalismo y la doctrina del pensamiento único en la cultura, mejor se centraban en aprender en qué sentido se pasan las páginas de un tebeo, pues uno compra, dentro de su maltrecha economía, lo que considera que le va a gustar.
Aunque siempre se está abierto a amables consejos, que pueden conducir a gratos descubrimientos como los de la obra de John Ridgway o Eddie Campbell.

Es probable que con el trabajo de este John Buscema, ocurra lo mismo que con el quehacer del ahora apreciadísimo Jack Kirby, condenado a ver como su figura pasó a ser adorada por aquellos que en su momento de creación despreciaron sus obras.

El caso es que corría la segunda mitad de 1970, y Marvel tenía un problema que convertía las tribulaciones de Forrest Gump en el Apolo XII en una festiva despedida de soltero. El Rey se iba. ¿Sobreviviría La casa de las ideas a la obscuridad que se avecinaba, propiciada por la traidora fuga de su autor estrella a la rival DC?.

Para hallar la solución no hizo falta recurrir a ningún mastodóntico cross-over, bastó con abrir las luminosas páginas publicadas en The Mighty Thor nº178 de julio de 1970, para saber que a falta de rey, la ahora republicana Marvel había elegido a un eficaz presidente.

Tal vez el mayor problema al que se enfrenta el perfecto trabajo de John Buscema es el de sufrir la comparación con el de Kirby. Uno no cree que para juzgar la valía de la obra de un creador sea necesario establecer una comparación con lo realizado por otros.

Con todo, no cabe duda de que Kirby realizó una labor innovadora. Junto con el ahora paria Stan Lee, rompió la férrea estructura que limitaba el desarrollo de las historias a 8 ó 9 páginas, para alcanzar las 20 ó 22. Sin duda Kirby fue un maestro en la composición de páginas y en la ambientación de unas viñetas repletas de sorprendentes elementos decorativos.


Página de la célebre historieta La Canción de Mjolnir. Obra de Simonson y Sal Buscema. En la edición española de Forum que corresponde al nº380 de la edición americana de Thor. Marvel Comics. 1987.



Buscema muestra un mayor dominio de la anatomía y aunque a lo largo de su ampliamente reproducida trayectoria editorial, no hayamos asistido a innovadores o rupturistas trabajos, ¡qué le vamos a hacer figuras como Steranko o Miller no abundan!, sus cualidades como historietista y su capacidad de trabajo han posibilitado, y en esto estoy parafraseando a mi compañero Satter Cane, el que una serie de personajes y colecciones, por no decir toda una editorial, perduren en el tiempo. Buscema atesoraba una innata capacidad titánica de trabajo, que le permitía realizar más páginas en un mes que muchos otros artistas en un año. Sin lugar a dudas, a esto también ayudaba el hecho de que era reacio a entintar sus propias obras.

Estamos ante un artistazo cuyo estilo y capacidades como dibujante personalizan aquello que constituye el atractivo real de estas colecciones. Su personal dibujo, ¿quién no reconoce la autoría de Buscema en cualquiera de sus trabajos de los 70 e incluso primera mitad de los 80?, lleno de vigor, fuerza, movimiento y carnalidad, junto con una agilidad y una dinámica narrativa Inigualables en secuencias de acción, transmite perfectamente aquello que transciende y empapa al fan: la estética de lo épico.

Como muestra, basta abrir el nº5 de Selecciones Marvel, para encontrarnos con un dibujo a toda página de Thor caminando por Asgard y percibir la expresividad, energía y seguridad de la que dota Buscema al Dios del Trueno. Nos es fácil creer que nos encontramos ante una auténtica divinidad, dotada de una prestancia alejada del alcance de los mortales. Esto lo logra gracias a su dibujo fresco y vital, en el que el nervioso entintado de Joe Sinnott, el cual había colaborado con Jack Kirby en colecciones como Los 4 Fantásticos o El Capitán América y participará en el revivalista intento de DeFalco y Frenz por revitallzar. la colección, perfila perfectamente a los personajes independientemente de lo recargadas que puedan parecer las viñetas.

El trazo realista de Buscema no resta romanticismo ni capacidad de ensoñación a la narración. Pocas veces Lady Sif ha hecho tan creíble el que todo un dios se enamore de ella, y nunca antes ni después Hela nos provocó tales deseos de anhelar que nos envuelva en su frío abrazo.

Muestra igual resolución tanto en las escenas íntimas o dramáticas, por ejemplo aquella al final del nº188 en la que se anuncia la intención de Hela de reclamar a Thor, como en los espectaculares momentos en los que se vislumbran las consecuencias en nuestro planeta del aumento de poder de Infinito. Sus espectaculares puestas de escena en los enfrentamientos con los trolls o cualquier otra amenaza, llegan a pasar desapercibidas debido a lo acostumbrados que nos tiene a contemplarlas. Cuando lo mágico se repite, se convierte en cotidiano.

Viñeta con lápices de Mike Mignola, sobre guión de DeFalco, correspondiente a la aventura Allí mora un monstruo. En la edición de Forum de 1994

Thor es junto con Conan el bárbaro, el personaje al que Buscema ha dedicado más páginas. Desde que en el nº41 -junio 1967- se hizo cargo de la colección de Los Vengadores lo venía dibujando regularmente, reproduciéndolo también de forma esporádica en otras colecciones como The Silver Surfer.

Durante el largo periodo en que se mantuvo al frente de la colección, su presencia no fue continuada. En 1977, un Walter Simonson claramente influenciado por Buscema, desarrolló del nº260 al 271 de la serie regular y el anual de 1978. Curiosamente, cuando el personaje se encontraba en manos de Simonson y Sal Buscema, John realizó un olvidable episodio de relleno el 370, 54 en la edición Forum, único junto con el 360 no guionizado por Simonson, en el que tal vez lo más destacable sea el entintado de P. Craig Russell.

La leyenda continúa viva y, tras su discutida vuelta a los lápices, ha realizado el nº9 -8 en España- de la actual colección del mitológico asgardiano.

 Viñeta de DeFalco y Ron Frenz, correspondiente al n° 393 de la edición americana del personaje. Reproducido aquí de la versión española de Forum, 1992.



¿Quién se acuerda de Stan Lee?

La década de los 90, no ha sido muy propicia para el otrora afamado guionista. A su discutido trabajo artístico, privándole de todos los méritos e inculpándole de todos los fracasos durante su gloriosa época de asentamiento de Marvel, se unen los continuos rumores sobre su marcha definitiva de dicha editorial.

Lo que está claro es que el nombre de Lee aparece en los primeros números de casi todas las colecciones que Marvel edita en aquella época, mientras que en el apartado artístico se alternan una serie de autores con estilos diferenciados, pero apropiados para las tramas que desarrollan.

Curiosamente algo parecido está ocurriendo actualmente con las publicaciones de American Best Comics, donde un único guionista crea historias desarrolladas por un diverso elenco de artistas.
De lo que no cabe duda es de que en series como Amazing Spiderman, su huella es imborrable, y de que una vez que los artistas gráficos abandonaron las series que les hicieron famosos, Kirby Los 4 Fantásticos y Ditko Amazing Spiderman, sus personales trabajos posteriores no alcanzaron la repercusión que se esperaba, mientras que Stan siguió disfrutando de sus más de 15 minutos de gloria.

En la saga de Infinito, Lee muestra una gran soltura narrativa, entrelazando los diferentes números mediante acciones que ocurren en un relato, sin ser especialmente enfatizadas, para ser el arranque de posteriores aventuras. Además con esto confirma el máximo precepto de la editorial: la continuidad del Universo Marvel.

Mantiene su acierto de presentarnos a Thor como el héroe de una pieza que uno espera que sea un dios guerrero. Muy alejado de la problemática emocional, e Incluso en algunos casos legal, que marcaba la vida de La Patrulla-X, Spiderman, Capitán América o La Cosa.

Por desgracia mantiene ese desacierto temático, que fue la figura mortal de Thor, el Dr. Donald Blake. Éste resta ritmo a la narración, pues en la mayoría de los casos era usado para presentarnos a un Thor que habiendo sido despojado de su martillo, lo que a los 60 segundos le convertía en humano, buscaba desesperadamente recuperarlo para recobrar su divino aspecto. Desgraciadamente, las posibilidades dramáticas o narrativas que conllevaba esta perdida de su condición celestial, nunca fueron explotadas. Salvo en aquellos episodios en los que Thor, motivado por su prohibido amor hacia la mortal Jane Foster, plantaba cara a su padre Odín. Este aspecto de hijo que se enfrenta a la voluntad paterna, que entroncaba con la realidad de una sociedad tan contestataria como fue la de finales de los 60, fue eliminado al cobrar fuerza la figura de LadySif.

Por lo demás centrándonos en lo publicado por Selecciones Marvel, nos encontramos con una historia bien narrada. En la que Lee, temeroso de que los lectores se perdieran a lo largo de esta historia de 5 números, introducía resúmenes de lo ocurrido en la aventura hasta ese momento. Ese mimo para los que llegan tarde, nos recuerda al del maestro Lee Falk. Stan Lee, mantiene algunas temáticas que ya usaba desde el principio y que en muchos casos adquieren casi el valor de documento sociológico. El temor al peligro rojo, que había hecho que Thor en su segunda aventura se enfrentase a un revolucionario comunista llamado El Ejecutor, se mantiene en momentos como aquél en el que unos militares de sospechoso aspecto soviético califican la llegada del Armageddon como un sucio truco capitalista. Claro está que esta visión maniqueista es suavizada al encontrarnos con un presidente de los U.S.A., que en pleno Apocalipsis no es partidario de precipitarse en periodo electoral.

Lee se mantiene fiel a su política de inspiración libre en la mitología nórdica. Pues en ésta por citar dos ejemplos, Thor es presentado como un fanfarrón poco inteligente y Lokl no es su hermano. Además en su humanización de los dioses, presenciamos como Odín llega a matar a la Diosa de la Muerte, en su intento de proteger a su hijo; o como Hela, que en el fondo no es más que una mujer de sensiblero corazón, cede ante las enamoradas súplicas de una plañidera Lady Sif. Lo que demuestra que hacen más daño las lágrimas de una mujer que el poder de un dios.

Uno de los aspectos que siempre me sorprendió de Lee, fue la fuerza y capacidad de iniciativa de que dotó a ciertos personajes femeninos como Lady Sif o a Karnilla. Muy alejadas del sumiso comportamiento de La chica invisible o La avispa. Sin llegar a la fuerza de Diana Palmer, algunas de estas mujeres correspondían a la imagen que tenemos de las aguerridas valquirias.

Es imposible leer la calderoniana locución de Karnilla en la pag.13 del 4º capítulo del Selecciones Marvel nº5, sin evocar el auto La vida es sueño -...la vida misma es una ilusión. ¿ Y qué es real y qué es sueño?-.

En definitiva nunca es tarde para recuperar a los clásicos, aunque ¡pobre el destino editorial de una empresa cuya única perspectiva de futuro consiste en revivir su pasado!.

Aparición de Ricitos de oro en la serie de Superioribus. Obra del genial Jan. Planeta de Agostini, 1999

Lo que hay que tener

A continuación detallamos una enumeración, no exhaustiva, del material de Thor, disponible en su mayor parte en el fondo de la editorial Forum.
- Thor -vol.I- serie de 49 números. Asistimos a partir del nº25 al periodo de Walter Simonson, desde su comienzo en el 337 U.S.A.
- Marvel two in one Capitán América-Thor -vol.l- al cerrar su colección, Thor aparece junto al Capitán desde el número 52 de la colección de éste. Contiene el final de la época Simonson, el 382 U.S.A. -64 Forum-. Incluyendo el trabajo a partir del 368 U.S.A. -49 Forum- de Sal Buscema en el dibujo. En el n965 comienza la etapa de Tom DeFalco y Ron Frenz,
- Marvel two in one Capitán América-Thor -vol.ll- continúa la época de Tom DeFalco y Ron Frenz.
- Los libros Grandes Sagas Marvel: Aprendiz de dios y Grandes Sagas Marvel: La saga de la galaxia negra; presentan el periodo de Tom DeFalco y Ron Frenz, desde el 408 al 426 U.S.A.
- La muerte de Loki, por Tom DeFalco y Ron Frenz. Tomo que recoge los números 427-432 U.S.A.
- Sangre y Truenos. Serie limitada de siete episodios que recoge un cross-over con la colección Silver Surfer y las dos de Warlock.
- Thor -vol. II-. Serie de 12 números, por Warren Ellis, William Nessner-Loebs y Mike Deodato
- Los Dioses Perdidos. Serie de 12 números guión Tom DeFalco y dibujo, entre otros, los de Mike Deodato Studios
- Orígenes Marvel nº6: Thor. Agrupa los números 83-90, 97-98 de Journey Into Mystery.
- Thoriom of New Asgods. Proyecto Amalgam, auna el mundo de Asgard con el de Los Nuevos Dioses. Por Keith Giffen y John Romita Jr.
- Thor Corps. Serie limitada de 4 números, realizada por Tom DeFalco y Pat Olliffe, en la que se agrupa a las 4 encarnaciones de Thor.
- Thunderstrike. Serie de 12 números realizada por Tom DeFalco y Ron Frenz.
- Thor El Poderoso. Volumen único en b/n, donde se recoge el nº l0 de Marvel Preview, realizado por Len Wein y Jim Starlin.
- Obras Maestras nº3: Balada de Bill Rayo Beta. Por Walter Simonson.
- Thor: La saga de Surtur. Recopilación del periodo de Walter Simonson, en forma de 2 volúmenes.
- Thor: La lucha por Asgard. Continúa la saga anterior. Realizada por Simonson. 2 volúmenes.
- Estela Plateada y Thor. Recoge el anual de ambos personajes en 1998. Por DeFalco y Ramón Bernardo.
- What If? Vol.II nº20. Por Tom DeFalco, Ron Frenz y Bill Sienkiewicz.
- Thor -vol.III-. Serie abierta. Por Dan Jurgens, John Romita Jr. y Klaus Janson.
- Selecciones Marvel 5 y 6. Recogen del 184 al 194 U.S.A. Stan Lee y John Buscema.



Dentro de la Viñeta nº7, año 2000

jueves, 7 de mayo de 2015

GREG

Por Lorenzo F. Díaz



 Quienes asistieron el pasado Enero de 1999 al festival de Angouleme pudieron presenciar con asombro una exposición dedicada a Greg. Era desproporcionadamente modesta para la enorme obra de este guionista y dibujante, autor de más de doscientos álbumes escritos con un talento, un ingenio y una osadía que ya no podremos volver a disfrutar. El viernes 29 de Octubre de 1999, murió Michel Regnier, alias Greg, a la edad de 69 años. Si bien el desprecio que sufrió en Angouleme durante bastantes años parece deberse a estúpidas razones ideológicas, la falta de impacto que ha tenido su muerte en este país resulta tristemente lógica por el desconocimiento que existe de su obra. Una obra que, por otro lado, siempre ha sido notable hasta en sus momentos más bajos y que ha acompañado a muchos de nosotros desde que empezamos a leer.

 Viñetas de Aquiles Talón, obra de Greg. En la revista Pilote n° 703. Dargaud, 1973



Suyas eran las historias de Lina que dibujaba Paul Cuvelier y que publicaba por entregas la revista Pantera Negra durante los años sesenta, como lo eran las historias de Las Panteras de Aidans que aparecieron en el Lily. Sin mencionar las aventuras de Bernard Prince con Hermann, de Luc Orient con Edy Paape y de Domino de Cheret que salpicaron las páginas del Mortadelo especial, y del Comanche serializado en Mortadelo y Tintín. O aquel tomito publicado tiempo ha por Nueva Frontera con dibujos de Auclair y el título de Los náufragos del Arroyoka. Y, sobre todo, las andanzas de ese rey de la verbo¬rrea imparable que era Aquiles Talón, personaje escrito y dibujado por él mismo -porque también era un excelente dibujante humorístico-.

Maestro de la construcción literaria, de la aventura a la antigua en su tradición hollywoodense, de historias ambientadas en realidades paralelas, donde New York o París sólo eran decorados artificiales en los que situar la historia que podía ocurrirsele a su fértil imaginación, Greg siempre fue un maestro del lenguaje, con una gran habilidad para dar color a cualquier frase -cosa que se evidencia sobre todo en títulos grandilocuentes como El cráter de los sortilegios, El día del sol negro, etc. que muchas veces tenían en el mejor de los casos una relación indirecta con la trama pero servían para llamar la atención del lector-.

Con él no había frase banal, o hueca o vacía de contenido, hasta el punto que el único defecto que se le puede achacar es que todos sus personajes hablaban igual de bien, con diálogos que solían ser intercambiables entre uno u otro personaje. El lector no se daba cuenta de ello, hipnotizado por el desarrollo de una acción que siempre sorprendía o producía un golpe de efecto al final de cada página.

Junto con Goscinny y Charlier conformó un triunvirato de guionistas que dio cartas de nobleza al cómic del país vecino, haciendo adulto lo que hasta entonces sólo se consideraba para niños. Más versátil que Goscinny, y con más talento e ingenio que Charlier, Greg parece haber sido ignorado por la ingente cantidad de su producción y su falta de dedicación a una o dos series concretas. Y ello pese a la dificultad que entraña encontrar en Europa a algún aficionado al cómic que no haya leído, y disfrutado, de alguna de sus obras en algún momento. A los personajes ya citados habría que añadir otros igualmente conocidos como Spirou con Franquin, Chick Bill con Tibet o Tintín con Hergé -para quien guionizaría las versiones cinematográficas del personaje, amén de escribir dos excelentes guiones para álbumes que nunca llegaría a dibujar-... hasta configurar una cincuentena de personajes, de los que quedan inéditos en España algunos de los más notables como es el caso del Olivier Rameau que haría con Dany o el Bruno Brazil con Vance, cada uno de ellos con una decena de álbumes.

Portada y viñetas del episodio Red Dust, de la serie Comanche. realizada por Hermann sobre guiones de Greg. Edición española de Grijalbo. 1984


Nacido un 5 de Mayo de 1931, empezó ganándose la vida escribiendo y dibujando sus propios guiones, pero su creatividad e ingenio eran tan desbordantes que pronto acabaría escribiendo para autores establecidos como los mencionados Franquin, Tibet, Cuvelier o Hergé que reclamaban sus servicios. Su estilo gráfico era derivado del de Franquin -aunque también tenía una vena realista semejante a Caniff- y eclosionaría con toda brillantez en 1963 al retomar Zig et Puce, personajes clásicos del más clásico aún Alain Saint Ogan, y crear Aquiles Talón y Les As. Al año siguiente creó el llamado estudio Greg, cuyos principales miembros serían Dany, Dupa, Hermann, Robert Pire y Vicq, convertiéndose también en director de la revista Tintín durante nueve años, guionizando él mismo todas las series y personajes que creía necesarias para el remoce de la revista -cosa que logró con notable éxito-. En 1974 se convertiría en director literario de ediciones Dargaud, creando al año siguiente la revista Achile Talón, que sólo duraría seis números.

 Portada de un álbum de Spirou en el que Greg era guionista acreditado.  

En 1982 medio abandonaría la escritura de guiones cuando se trasladó a Estados Unidos en un intento fallido de importar a ese país la historieta europea. No obstante, compensaría ese abandono publicando cinco novelas y colaborando en algún episodio de Vacaciones en el mar.

En 1987 volvería a Francia recuperando la carrera literaria que había descuidado durante su estancia americana, recibiendo al año siguiente el título de Caballero de las Artes y las Letras.

Pese a la inferior calidad de sus trabajos de esta época, hasta un Greg en baja forma seguía siendo mejor que la mayoría de sus colegas trabajando a pleno rendimiento, cosa que demuestra su última creación importante, el Colby que dibujaría Blanc-Dumont.

De su pluma salieron, igualmente, las nuevas historias para los álbumes que con el marsupilami de personaje central dibujarían Franquim y Batem.


Ilustracion de Blanc Dumont del personaje Colby, creado literariamente por Greg en 1991.

 En 1995 fallecería su mujer Denise, musa y principal destinataria de sus guiones más queridos. En 1999 Dargaud publicó una larga entrevista en libro, Michel Greg: dialogues sans bulles, donde sus declaraciones transmitían la sensación de que estos años sólo eran una larga espera del momento en que podría reunirse con su mujer.

Los que apreciamos a Greg por haber crecido leyendo su obra, los que hemos aprendido lo que es un guión gracias a su trabajo, los que nos hemos entristecido al conocer la noticia de su muerte, deseamos de todo corazón que exista un lugar donde ahora esté con ella.


Foto de Greg.



Dentro de la Viñeta nº7, año 2000


Vengadores para la eternidad por Rafael Marín


 Hay que reconocer que, para tratarse de una serie que no estaba dentro de los planes de Marvel, Siempre Vengadores les ha salido casi redonda, un verdadero gol para (o dentro de) la Casa de las Ideas. Como ya es sabido, Busiek y Pacheco preparaban otra serie de estilo muy distinto, World in Chains, una ucronía bastante explotada en las novelas y películas de ciencia ficción, pero que tal vez hubiera tenido cierta gracia dentro de (o paralelamente al) Universo Marvel: Qué habría pasado si los nazis (con Cráneo Rojo a la cabeza) hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial. A punto de comenzar el trabajo, se produce la discutible decisión de volcar esas ideas a los equipos mutantes, y es entonces cuando se decide crear una segunda serie de Vengadores, amparándose en el prestigio del guionista y la buena acogida del título regular, del que se encarga George Pérez.

Pacheco dejó claro que no quería hacer un nuevo West Coast Avengers, ni forzar con este título paralelo el trabajo que Busiek tuviera previsto para la serie normal. Y a la petición de qué Vengadores quería utilizar presentó por su cuenta los que estamos viendo, extrayéndolos del tiempo y del espacio, de la memoria: de todas las historias de las que conservaba un buen recuerdo cuando se asomaba a ellos desde el otro lado del tebeo. De ahí el Chaqueta Amarilla burlón, cínico y machista que ahora todo el mundo parece haber descubierto; el Capitán América con superfuerza; Ojo de Halcón vestido de indio; Goliath como gigantesca seña de identidad (perdida tantos años) del más poderoso grupo que jamás pisó la Tierra, no importaba que fuera ya -dentro de las filas de estos Vengadores Para Siempre- un personaje repetido. Y hasta Libra como su personaje favorito de los malvados del Zodíaco.

La misión de Busiek es satisfacer la demanda de la editorial y el "capricho" del artista, escribiéndole una historia a partir de estos elementos. No se puede decir que haga en absoluto un mal trabajo, porque sabe conjugar elementos muy dispares y presentar muchísimas viñetas para facilitar el lucimiento (y los agobios) de los artistas: ya llegarán, ya veréis, las páginas dobles con miles y miles de Vengadores pasados, presentes, futuros y alternativos dándose de golpes en el climax de la serie.

Pero aunque se quiera ver esta serie como un trabajo de Kurt Busiek, quien realmente tira de la historia, quien se sale, es Carlos Pacheco, auxiliado por unas más que fieles y eficaces tintas de Jesús Merino. Sin haber intervenido en el plot de la historia más que lo preciso, sazonándolo de esas pinceladas cómplices que todos hemos aprendido a buscarle entre las viñetas (las pupilas de Pantera Negra y su "adicción" a las hierbas mágicas que le proporcionan su felina agilidad, detalle que Busiek pasa por alto; el momento tembloroso del parto de Jocasta, sugiriendo un ser de metal a punto de cambiar de forma, sacudida por impulsos eléctricos; el chicle perpetuo en la boca de Chaqueta Amarilla; la aparición en las viñetas de Príncipe Valiente, nuestra Tríada Vértice, Shazam en la feria de Smallville; las ominosas ruinas del edificio de la bolsa de Wall Street; los hombres de negro revelados como fantasmas del espacio y sin Will Smith), Carlos ha tenido en esta serie la oportunidad de exorcizar no otros fantasmas, sino el fan que llevaba dentro. Él siempre ha dicho que quería trabajar en Los Vengadores, y ya lo ha hecho. Y cómo. A partir de ahora tendrá que buscar otros horizontes, como esos personajes del far west marveliano que rescata aquí, acercándolos al tratamiento gráfico europeo de un Gir o un Hermann.

Porque si Carlos tiene una virtud como dibujante, es la de conocer como nadie a los personajes. Sus poses, sus rasgos, la forma en que expresan sus emociones, todo lo que los americanos llaman body language son el plato fuerte de este tebeo. Chaqueta Amarilla, la Avispa, Kang, Immortus. Ojo de Halcón, Dos Pistolas Kid, Killraven... Carlos los trata a todos con la perfección gráfica de quien retrata a viejos amigos, entroncándolos no con las modas hipertrofiadas que hemos sufrido en los últimos años, con las musculaturas deformadas o las espectacularidades vacuas, sino con un clasicismo y un respeto que hacen que los lectores veteranos y los que no se dejan deslumhrar por espejismos los reconozcan como lo que han sido, son y serán. Vengadores para siempre.



Siempre Vengadores vol.1 nº7 publicado por Planeta DeAgostini, marzo de 1999


Evolución y revolución

El sello Evolution de Panini incorpora 'La peste escarlata' de Carlos Giménez y 'Babel' de Santiago Valenzuela, dos grandes de la historieta española.

JAVIER FERNÁNDEZ





La peste escarlata. Carlos Giménez. Panini. 96 páginas. 17 euros.

El sello Evolution de Panini no deja de crecer, y los títulos de la última hornada son una clara muestra de su amplitud de miras. Agatha. La vida de Agatha Christie, de Anne Martinetti, Gillaume Lebeau y Alexandre Franc, nos acerca a la vida de la exitosa escritora de novelas de misterio; ¡Socorro! Somos padres primerizos, de Carlos Bonache, ofrece 99 divertidos consejos para sobrevivir a la paternidad recién estrenada; y 17. Vivir, revivir, sobrevivir, de Álex Santaló, ofrece el testimonio real del autor, que superó un tumor en su adolescencia y otro diagnosticado 17 años después. Junto a lo anterior, figuran también dos novedades firmadas por sendos nombres propios de la historieta española: La peste escarlata, de Carlos Giménez; y Babel, de Santiago Valenzuela.

Con La peste escarlata, Giménez regresa al género de aventuras (con mensaje político) de anteriores obras maestras como Hom (1974) o Koolau el leproso (1978), por citar solo dos de un nutrido grupo. El artista se sirve de nuevo de un texto de su querido Jack London para denunciar el sangrante statu quo de la sociedad actual e incitar a la revolución, toda vez que deleita al lector con una dinámica fantasía de los tiempos posteriores al fin de la civilización. Y lo hace con el pulso firme y la convicción de siempre, sin que parezca que por él hayan pasado los años. Giménez es quizá el autor más importante de nuestra historieta, su obra tiene una fuerza y una coherencia envidiables y casi se diría que conforma un género en sí misma. Dice en la introducción del álbum que "esta historia, aquí lo aviso, no está pensada para que guste a todo el mundo", pero no se me ocurre cómo puede no gustar a alguien la claridad y la hermosura de La peste escarlata, un relato, también en sus propias palabras, "de seres que luchan contra seres que abusan, una historia de gente perversa y gente inocente, en definitiva, una historieta de buenos y malos".

En el presente, el dibujante madrileño parece haber encontrado acomodo en Panini, para gozo de sus seguidores, y la editorial presume en su catálogo de la edición definitiva de Dani futuro (realizada décadas atrás con guiones de Víctor Mora), así como de una de las series más emotivas y personales de su larga trayectoria: Pepe. Esto último es una suerte de biografía seriada del también dibujante José González, un artista con y sin los pinceles, que abarca cinco estupendos tomos llenos de viñetas y de documentación sobre el personaje y su época.

Babel, por su parte, es el noveno álbum de Las aventuras del capitán Torrezno, la serie que le valió a Santiago Valenzuela el Premio Nacional de Cómic de España en 2011 (el premio fue adjudicado al episodio séptimo, Plaza elíptica, pero denota la calidad y originalidad de todo el conjunto). Es también el tercero del nuevo ciclo de Torrezno, tras el citado Plaza elíptica y La estrella de la mañana, 240 páginas alucinantes de principio a fin. Sencillamente, uno de los mejores tebeos de la producción nacional.


Malaga Hoy


Poesía gráfica

JAVIER FERNÁNDEZ 




Poémic. Laura Pérez Vernetti, Ferrán Fernández. Luces de Gálibo. 64 páginas. 9,50 euros.

La relación de Laura con la literatura viene de largo. En su dilatada trayectoria, comenzada en 1981 en las páginas de la mítica revista El Víbora, hay lugar para adaptaciones de textos de Borges, Jung, Kafka, Maupassant o De Quincey, entre otros. Al respecto del difícil arte de trasladar la literatura a viñetas, me viene a la cabeza el maestro Alberto Breccia, cuyo trabajo sigue siendo canónico, y encuentro cierta relación entre este y la poética radical de Laura. Ambos toman el original como punto de partida de una investigación formal que ofrece al lector nuevas e inesperadas sensaciones. El texto se convierte en el elemento director de un grafismo que es absolutamente protagonista. En el caso de Laura, sus versiones son libres, mutantes, adaptadas a cada situación, pero caracterizadas siempre por una gran potencia visual y un sabio uso de la elipsis. Si el oficio de la adaptación al cómic consiste en escoger qué imágenes son las más adecuadas para comunicar la narración, Laura prefiere dibujar aquellas que mejor transmiten su propia intención como artista. Como ejemplo de todo ello, recomiendo la lectura del hermoso recopilatorio Las habitaciones desmanteladas (De Ponent, 1999).

Más recientemente, Laura ha centrado sus pesquisas literarias en el aún más difícil ámbito de la poesía. Y lo ha hecho con libros tan soberbios como Pessoa & cía. y El caso Maiakovski, ambos publicados por Luces de Gálibo, que son auténticas luminarias en el panorama de la historieta, y que pueden comprarse con los ojos cerrados. Siguiendo en esta línea de poesía gráfica (como complemento antagónico de la novela gráfica), la artista presenta ahora Poémic, cuyo título es ya suficientemente significativo. Se trata de un conjunto de adaptaciones al formato de tira cómica (en páginas de dos y tres viñetas) de algunos versos del poeta y editor Ferran Fernández (Barcelona, 1956). Servido con la elegancia habitual de Luces de Gálibo, el feliz experimento es una novedad y una delicia. Mi enhorabuena para Laura y, sobre todo, para sus lectores.

Malaga Hoy