sábado, 29 de marzo de 2025

Cómo vestir para la apertura de una tumba en Egipto por Jacinto Antón

Vestidos para la aventura


Moodboard para la aventura: José Manuel Galán y su capataz, el rais Alí Farouk, en Luxor en febrero.

LA APERTURA AL PÚBLICO, el pasado 9 de febrero, de las tumbas de los nobles del Antiguo Egipto Djehuty y Hery en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en Luxor, tras su excavación, estudio y puesta a punto por una misión capitaneada por José Manuel Galán, ha sido un buen observatorio para ver cómo hay que vestir en un evento de estas características. ¿Qué te pones para la inauguración por todo lo alto de un sepulcro de época faraónica? Haber asistido a un acto señero de la disciplina como el del otro día en el West Bank de Luxor significó disponer de una atalaya privilegiada para observar (y comentar) la actualidad de la indumentaria egiptológica.

El anfitrión, Galán, eligió una versión en limpio y planchado de su habitual atuendo en las excavaciones, uniforme oficial del Proyecto Djehuty: camisa y pantalón outback tipo Coronel Tapiocca con chaleco estilo bush vest de muchos bolsillos, y botas de paracaidista, todo en tonos caquis, más sombrero de alas plegables. Es un conjunto con el que igual haces de ranger en el Serengueti que te bates con los talibanes en Kandahar (o te metes con seguridad en un pozo de momias). Vestir así evita además que te confundan con un turista y te franquea a menudo el paso gratis a los monumentos de la zona. Destacó en el acto la sobria elegancia masculina del embajador español, Álvaro Iranzo, con pantalones chinos beis, camisa blanca, americana azul marina y una inesperada gorra de béisbol, destinada a marcar tendencia (de hecho, Galán se puso una al día siguiente para la tradicional paella en el hotelito Marsam). El mismo Iranzo sorprendió en la segunda jornada usando sin ningún complejo un sombrero de paja de mujer que le prestaron para protegerse de la soleada en la visita al templo de Medinet Habu y que hizo alzar una ceja a los sobrios restauradores de la capilla de Hapshepsut. La elegancia egipcia estuvo estupendamente representada por el ubicuo rais (capataz) de Galán, Alí Farouk, vestido como un derviche de alta gama y elegantísimo con su galabiya de fiesta y turbante acorde. A Alí se le pudo ver desembarcar hecho un brazo de mar en el yacimiento mientras un acólito le rociaba colonia.

Reservo para el final la indumentaria de este enviado especial a las tumbas, que de nuevo ha dado prueba de originalidad al lucir un jersey de cachemir negro de Zadig & Voltaire. "Desde luego, no había visto a nadie bajar a un pozo funerario en Egipto con jersey negro de cachemir", expresó otra miembro de la misión con lo que me pareció solo un poco menos de admiración que por Ibrahim. En realidad, mi vestuario respondía a un fallo a la hora de hacer la maleta: pensando que iba a un lugar cálido, metí sólo prendas veraniegas y a la hora de la verdad estábamos a mínimas de 8 grados y las máximas no subían de 14. Pasaban frío hasta los camellos. Así que sólo contaba con el jersey del viaje y hube de usarlo toute occasion. Pero, como siempre, si haces de la necesidad virtud y vistes algo con convencimiento, la gente lo respeta. "Lateef bulofaar, nice sweater!", me espetó Alí Farouk, el Petronio de Tebas, atusándose con clase una guía del bigote.

Y así he entrado en el club más elegante de los excavadores de Egipto. ¡Tiembla, Lord Carnarvon! *


Revista ICON nº 107. Marzo 2023




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