Los problemas de (o con) la cultura
Julio Gracia Lana
Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea
Javier Marquina y Rosa Codina
ECC Ediciones
España
Cartoné
104 págs.
Blanco y negro
Obras relacionadas
Cómo hacer un cómic sin tener ni puta idea. Consejos prácticos para sobrevivir al noveno arte
Javier Marquina y Rosa Codina
(Ediciones Inuit)
Rompepistas
Rosa Codina
(Ediciones La Cúpula)
Abraxas
Javier Marquina
(GP Ediciones)
En un mundo ideal, la cultura se consumiría sin segmentación por estereotipos. No habría unos campos artísticos con mayor valoración social que otros y todo se comprendería de acuerdo a una cuestión básica: cada uno de ellos nos aporta algo distinto. Un sistema de lectura, visionado o disfrute diferente. El consumo del contenido y su capacidad para reflejar o deformar la realidad varía en función del medio. A su vez, cada ámbito aporta una forma de creatividad artística diferente. Las y los artistas que trabajasen en cualquier tipo de producción cultural cobrarían con justicia por una labor indispensable para la sociedad. Sería un mundo lleno de color y de unicornios sonrientes. Pero no vivimos en ese lugar. Javier Marquina y Rosa Codina se encargan de recordárnoslo.
Guionista y dibujante forman un buen dúo, conocedor de los mecanismos que mueven el medio: el poco peso del autor en la cadena industrial, el balance desigual que obtienen distribuidoras, editoriales y librerías especializadas o, en definitiva, la economía que existe detrás de cada cómic que adquirimos como lectores. Entablan un diálogo entre ambos que les va llevando de un aspecto a otro, como en cualquier conversación entre amigos. No es un libro en este sentido que busque sentar cátedra, que traiga consigo una retahíla de largas estadísticas (aunque no por ello deja de incorporar varias y de documentarse) o que busque simplificar un tema tan complejo como el funcionamiento de la industria del cómic y de la cultura. Sencillamente plantea, propone, deja sobre la mesa una serie de cartas para que el lector las vea e interprete. Para hacernos reflexionar y que, tirando de algunos hilos, podamos llegar a ciertos ovillos desde donde se maneja el sistema. En el fondo, y sin querer hacer spoilers, ¿cuál es uno de los principales problemas? Que quizás nos importa muy poco (o nada) cómo se produce la cultura. Lo que queremos es consumirla a un ritmo vertiginoso, estilo fast food. Las carteleras cambian rápido, de las series de televisión se habla lo justo y las novedades en cómic se quitan del escaparate con una velocidad todavía mayor. Y no solo eso: estamos absorbidos por un universo cultural producido a kilómetros de aquí. Llevamos vaqueros, comemos en McDonald’s y reconocemos a Natalie Portman o Brad Pitt por encima de muchos actrices y actores nacionales o europeos. En el territorio de la historieta, Spiderman, Superman, Son Gokū o Naruto hace mucho que conquistaron el planeta.
Pero si algo se extrae de la lectura es una necesidad: no tenemos cifras ni estudios suficientes. Y tanto aquí como en cualquier otro análisis cultural, la investigación en ciencias sociales y humanidades tendría mucho que decir. Del mismo modo que tenemos datos sobre los grandes museos nacionales o la asistencia a las salas de cine, deberíamos desarrollar una fuente cada vez más fiable de aportes extraídos desde editoriales o librerías. Se están haciendo esfuerzos en ese sentido, pero para construir una industria más justa, todavía queda mucho por avanzar. Leer este libro es una muy buena forma de comenzar.
Jot Down Comics (2024)
No hay comentarios:
Publicar un comentario