sábado, 9 de septiembre de 2017

Enki Bilal FRIO ECUADOR

Jaime Vane



Norma Editorial


Frío Ecuador (1992) es la última entrega de la trilogía iniciada con La Feria de los Inmortales (1981), en la que se narra lo que fue de Alcide Nikopol desde el momento en que el dios Horus quiso hacer servicio de su cuerpo, hasta el momento en que se vio obligado a abandonarlo.

En La Feria de los Inmortales, Alcide Nikopol, hibernado y viajando por el cosmos desde 1993, aterriza en el París del 2024, gobernado por el fascista Jean-Ferdinand Choublanc. Sobre París está la nave sin combustible de los dioses, quienes negocian con Choublanc mientras Horus, uno de ellos, se hace con el cuerpo de Alcide, lo despierta, lo habita a ratos y le confiere en esos momentos extraños poderes, que les sirven a ambos para hacerse con el gobierno. Luego, Alcide enloquece y recita versos de Baudelaire.

El relato de La Mujer Trampa (1987) se inicia en febrero del 2025. Alcide está en un centro psiquiátrico. En Londres está Jill Bioskop, periodista. Aparentemente, el novio de Jill es asesinado y ella empieza a consumir unas pildoras cuyos efectos desconoce, y que la sumen en un letargo del que la rescata su amigo Jeff Wynyatt, quien la invita a ir a Berlín, pasando antes por la cama. Jill cree matar a Jeff. Mas tarde se sorprende matando a Nick, amigo de Jeff. Sigue consumiendo pildoras. Conoce a un tal Ivan Vasek, quien resulta ser aquel cuyo cuerpo utiliza Horus. Ivan y Jill cenan juntos, suben al cuarto de ella a tomar la última copa, y a Ivan le sale de la cabeza un halcón, hecho que lo deja bastante traspuesto.

Frío Ecuador se inicia con la proyección de una película sin finalizar, interpretada por Alcide y Jill. El director se la está mostrando a Niko, el hijo de Alcide. Estamos en octubre del 2034, y Niko busca a su padre en África. Viaja a Ecuador City, ciudad controlada por una pandilla de mafiosos, sobre la que se halla la nave pirámide de los dioses. Alcide ha sido acusado en Paris de asesinar a Choublanc. Niko ve a Jill en Ecuador-City, mientras ella mira en una pantalla gigante un combate de Chess-Boxing entre Alcide y John-Elvis-Johnelvisson, uno de los hombres más perfectos del mundo. La sigue hasta casa, y ella le dice que Alcide esta acabado y lo despide. Anubis ha ocupado a Niko del mismo modo que Horus ocupa a Alcide; padre e hijo se encuentran en la calle, los dioses salen de los cuerpos de los hombres, y Horus lleva a Anubis a la pirámide. Alcide, que ha perdido la razón y continúa recitando a Baudelaire, se encuentra con Yelena en un tren con el que llegan a los estudios de cine, donde Jill, aparentemente desmemoriada como Alcide, intenta terminar la película.

Difícil es ver Frío Ecuador como una obra autónoma; quizá, de la trilogía, sólo La Feria de los Inmortales se presta a ese juego; las otras partes, solas, quedan menguadas, cojas. No únicamente porque utilicen cosas ya dichas, o porque las acciones que describen sean consecuencia de lo sucedido, sino porque en ellas los personajes se desdibujan, llegando a una superficialidad incómoda en Frío Ecuador, donde Alcide se queda en pelele, Niko en boy-scout y Jill ha perdido el aire de melancolía morbosa que justificaba La Mujer Trampa. En Frío Ecuador se intenta cerrar el ciclo, recoger los cabos sueltos: Niko, enviado al espacio, ocupará allí el lugar que tenía su padre antes de iniciarse la serie; Alcide vuelve a recitar versos de Baudelaire,... Frío Ecuador recupera el humor que encontrábamos en La Feria de los Inmortales, pero aquí los chistes parecen deslucidos, desmedidos, insustanciales, incómodos, sin la frescura de aquella primera parte. Es como si esta trilogía mostrase, sin proponérselo y de modo caricaturesco, lo que le ha pasado a la historieta (y al mundo) en los últimos 10 años: a medida que los sombreados con el frotar de los lapiceros sustituyen a los rayados de la pluma o el estilógrafo, la historia pierde espontaneidad y gracia, los personajes sustituyen su simpatía natural por una pose vacía, la corrección le roba terreno a la brillantez ,y a uno le asustan las nuevas generaciones y se siente viejo.






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