jueves, 5 de mayo de 2011

(Cómo) leer cómic en tiempos posmodernos Por: Pablo León 05/05/2011

En el Rastro ya no se encuentran tebeos por dos euros. Por lo menos no como antes. En la era twitter, las gangas o incunables del séptimo arte, que abundaban por los puestos del mercadillo madrileño, se descargan en el teléfono o la tableta. Desde hace dos años, el manga y los superhéroes (los mercados japonés y estadounidense) son adalides de una nueva revolución que en el mundo global trasciende fronteras y que los usuarios desmartphones y tabletas ya descubrieron; en inglés o japonés incluso a veces con subtítulos. Desde hace un mes pueden hacerlo también en castellano usando Koomic, una aplicación y página web que quiere conquistar al mercado digital del cómic en español en tiempos posmodernos.



Desde Tintín hastaMaus pasando por Manara, las viñetas han estadoconectadas con el lado alternativo de la sociedad. En consonancia con su alma rebelde, en el último lustro ha vivido tres revoluciones. Primero fue el paso a la novela gráfica, una transición desde el uderground de los sesenta hacia contenidos más culturetas (maduros y profundos) que expandía el mercado y lo disociaba de su vertiente más friki o pop sin renegar de ella. Casi al mismo tiempo, la Red sustituía a las revistas especializadas y favorecía la creación de centenares de bitácoras y páginas asesoras que acabaron formaron la tebeosfera. Ahora llega el momento de los soportes.

La crisis del papel, que acosa a periódicos y hace más exóticos a los libros, también se vive en el cómic. En las viñetas, por su carácter mitómano, no se evidencia en una recesión tan acusada de las ventas sino que cambia la relación establecida. “En los soportes digitales encuentro novedades o publicaciones que todavía no han llegado a España. Las leo y si algo me gusta, me lo acabo comprando en papel. No compro menos, la diferencia es que ahora leo muchas más cosas y soy más exigente en mis decisiones”, dice Rodrigo Taramona, aficionado al género desde hace más de 20 años y que lleva bastante tiempo leyendo cómics desde su iPhone. Lo hacía en inglés, desde el pasado 11 de abril también descarga en castellano.


Koomic ha nacido con un catálogo de 37 tebeos, de 14 editoriales diferentes y la aplicación (gratuita) quieres ser un referente (por ahora es la única dedicada a los hispanohablantes). Sus contenidos se pueden leer en el iPhone, el iPad o el ordenador y, en breve, estará disponible para los sistemas de Android. “No queríamos que nos pasara como a las discográficas, queríamos adaptarnos al nuevo medio”, aclara Alex Samaranch, director de la plataforma Es de Comic, creadora de Koomic. Para no quedarse atrás tenían preparado su producto desde mayo del año pasado. Algo tarde en comparación con sus homólogas estadounidenses o japonesas.

Una de ellas es Comixology, que comenzó en 2009. En su catálogo incluía muchas de las publicaciones de Marvel. El año pasado, su competidora DC se unió a la plataforma. Y aunque no es la mejor, corre el rumor de que ofrece más contenido gratuito que ninguna otra con sus 150 títulos free. Por otro lado, tanto la casa editorial de Batman como el cuartel general de edición de la Patrulla Xofrecen sus contenidos en aplicaciones propias.

Y así, mientras en el mercado internacional (con Japón y EE UU marcando la tendencia como no podría ser de otra manera) aparecían multitud de aplicaciones lectoras, en castellano sólo había algunas traducciones. Quizás por eso en sus tres semanas de vida, Koomic ha superado las 3.000 descargas.

“Esto no es un mercado local, hablamos del cómic en castellano en su globalidad; nos pueden leer en España, Latinoamérica o Estados Unidos. El cielo es el límite”, comenta Samarach. En el mercado español ninguna editorial se ha lanzado a crear aplicaciones para smartphones pero la mayoría de ellas, desde Astiberri y sus cuidadas publicaciones hasta Panini y su envidiable catálogo, ofrecen su contenido en la plataforma.


Descargar la aplicación no cuesta nada. Algunos de sus ejemplares, como un avance de El invierno del dibujante, del premio nacional Paco Roca, tampoco. El resto de contenido oscila entre los 1,99 euros y los 4,99. Barato en comparación con los 15 o 20 euros que puede costar un ejemplar en papel. Por esa diferencia de precios, muchas editoriales tenían miedo de dar este paso y alterar el sagrado margen de beneficios. Pero al final, tras un año de retraso, lo han hecho. “Convencerles de entrar en el medio no fue difícil, de hecho la mayoría de editoriales lo tenían claro. Lo complicado fue aclarar cuáles eran los pasos a seguir. Además, en paralelo, había una lucha por el IVA de productos online, por los derechos y se trabajaba en una asociación del cómic digital. Básicamente había que ofrecer seguridad a los editores”, rememora Samaranch los inicios. Una lucha contra reloj con los beneficios, los precios, la gratuidad y el tiempo como actores secundarios.



Y en Internet el tiempo marca una diferencia. Los fenómenos Scott Pilgrim oThe Walking Dead indicaban que el mercado digital estaba ansioso por contenidos. En ambos casos, las viñetas se han transformado en fotogramas, uno en película y otro en serie, y han generado un potente revuelo viral. Con ese tirón, las editoriales decidieron atacar. En el caso de la serie de Pilgrim, a la vez que se estrenaba la películaaparecía una aplicación con los seis volúmenes de la serie. Y, tras el éxito de audiencias de la primera temporada de Los muertos vivientes, las nuevas desventuras del grupo de supervivientes a un apocalipsis zombie se podían leer a la vez en digital y en papel. “No hay cifras sobre cómo están funcionando los mercados internacionales. Es una industria emergente que necesita un cierto recorrido pero teníamos que estar ahí porque si no te posicionas al principio, luego es muy difícil recuperar el tiempo perdido”, marca su estrategia Samarach. Tienen varios referentes negativos a los que no parecerse: la música y el cine. Ambas industrias, empeñadas en mantener su estrategia tradicional, retrasaron su adaptación al mundo digital y todavía debaten sobre ello; en el caso del cómic puede ser diferente. “El mundo online no implica menos ventas. Es un escaparate más amplio que permite reconectar con el lector, recuperar la prepublicación y los avances y, al final, fomenta la mitomanía”, asegura el director de Es de comic. Atendiendo a la costumbre estadounidense, cada miércoles sacan cuatro historias nuevas y están cerrando negociaciones con varias editoriales. El primer paso ya está dado. Ahora queda esperar a ver cómo evoluciona.








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