jueves, 28 de abril de 2011

El Leonardo más secreto

Autorretrato (hacia 1510-1515)
París y Londres exponen su obra gráfica. "La Gioconda", su retrato más celebrado, cumple 500 años, y una obra monumental que recoge por primera vez sus dibujos más secretos, los que pertenecen a la colección de los Windsor, en Inglaterra, acaba de publicarse en España. Es el año de Leonardo. Por Julia Luzán.


San Juan Bautista (hacia 1513-1516)

Pintor, urbanista, ingeniero, di­bujante, filósofo, Leonardo da Vinci (1452­1519), el hombre zurdo, vegetariano y ho­mosexual que encarna en su figura el espí­ritu del Renacimiento, sigue siendo, cinco siglos después de su muerte, un referente y a la vez un enigma para las nuevas ge­neraciones. Leonardo ha pasado a la his­toria del arte con media docena de cua­dros, y su Gioconda, que este año celebra su 500° aniversario, ha marcado el retrato en la pintura con un antes y un después.

Leonardo, que pintó algunas de las más maravillosas obras de arte e imaginó muchos de los inventos clave de nuestra ci­vilización, es un imán, un referente de mo­dernidad que atrae con sólo mencionar su nombre. Así. 2003 está siendo el año de Leonardo por la cantidad y calidad de las exposiciones que muestran sus obras. El Museo Metropolitano de Nueva York ha batido el récord de visitantes con la mues­tra Leonardo dibujante, y desde hace una semana, el Louvre, de París, y la Queen's Gallery de Buckingham Palace, en Lon­dres, exponen los que serán los dos acon­tecimientos culturales del verano. A la abundante bibliografía sobre el artista toscano se suma ahora una novedad, un impresionante libro de 700 páginas y 10,5 kilos de peso. Leonardo da Vinci, de Frank Zóllner, editado por Taschen, que recoge toda su obra. incluida la más secreta: los dibujos celosamente guardados en el cas­tillo de Windsor, propiedad de Isabel II de Inglaterra.

De la vida de Leonardo poco se sabe. Lo que se trasluce del Tratado de pintura, escrito por el propio artista, y mucho de lo que su biógrafo Giorgio Vasari (1511-1574) ha querido contar. El pequeño Leonardo, nacido de una aventura extramatrimonial de su padre, el notario Ser Piero, tenía la manía de dibujar todo lo que veía. Una afi­ción que no hubiera tenido mayores con­secuencias de no ser porque el padre de Leonardo, como nos cuenta Vasari, "tomó un día varios de los dibujos de su hijo y lospresentó a su amigo Andrea del Verroc­chio, al tiempo que le suplicó le dijera qué futuro esperaba a Leonardo de dedicarse al dibujo. Andrea quedó admirado de los extraordinarios comienzos de Leonardo y animó a Ser Piero a permitirle que se de­dicase a la profesión, ante lo cual éste dis­puso que entrara en el taller de su amigo. Nada había que Leonardo desease más, y no se limitó a ejercer aquel oficio, sino to­dos los relacionados con el arte del dibu­jo". De aquel taller, el más prestigioso de Florencia, salieron talentos como los de Perugino y Botticelli.

El trauma de su nacimiento bastardo es posible que persiguiera a Leonardo toda su vida. Tuvo poco contacto con su madre y creció en un mundo masculino. Para Sig­mund Freud, el padre del psicoanálisis, fue una de las razones de que el gran artista tuviera cosas de niño durante toda su vida: "Siguió jugando aun siendo adulto, por lo que en ocasiones, para sus contemporá­neos, era un hombre inquietante e incom­prensible. Es posible que en muchos otros artistas se repita la lucha dolorosa con la obra, la huida final de la misma y la indi­ferencia frente a su destino ulterior, pero lo cierto es que este comportamiento tuvo su máxima expresión en Leonardo".

Científico e inventor, el prototipo de artista del Renacimiento dibujó más que pin­tó, quizá porque il pittore di mano manca trabajaba con la mano izquierda debido a algún tipo de parálisis en su mano dere­cha. Los primeros bocetos que se conser­van datan de 1470, y de ningún otro artis­ta se conserva tanta obra gráfica.

A los 20 años, Leonardo ya estaba en ca­mino de pasar por delante de quien se cru­zase en su camino. Dibuja, pinta y se rodea de amistades poco recomendables. En 1476, una denuncia anónima le lleva a los tribu­nales, donde es acusado de sodomía. Nun­ca pudo probarse, pero ha servido para que sus biógrafos hayan especulado con el tema y de paso, con su tendencia sexual.

Es posible que éste y otros asuntos tur­bios forzaran a Leonardo a alejarse de Flo­rencia a finales de 1482 o comienzos de 1483 e instalarse en Milán. Allí se ofreció como ingeniero y fabricante de maquinaria de guerra para la corte de los Sforza, a la vez que solicitó el puesto de artista de palacio. Su primer encargo en Milán fue de natu­raleza pacífica: decorar un altar de la iglesia de San Francesco Grande, el retablo que se conoce como La Virgen de las ro­cas. Dejando de lado las interpretacio­nes piadosas, la pintura anticipa los conceptos geológicos e hidrológicos que el pintor expresó en sus escritos. Leonardo describe las aguas que fluyen bajo la Tierra y se abren camino hacia las cimas alpinas como si fueran las ve­nas del cuerpo humano que transpor­tan la sangre. "Así como el hombre tie­ne los huesos como soporte y armazón de su carne, así tiene el mundo en la piedra su soporte. Así como el hombre lleva en sí un lago de sangre. en el que los pulmones se comprimen y se expan­den al respirar, así tiene el cuerpo de la Tierra los mares, que con el respirar del mundo se expanden o comprimen cada seis horas...".


Arriba "Retrato de Ginevra de Benci" (1478-1480). De izquierda a derecha: Estudios anatómicos de la musculatura de la pierna (1509-1510), Estudio de alas articuladas (1490-1493), Estudios grotescos de retratos con una caricatura de Dante que figura en la parte inferior derecha (1492).
"La Virgen de las rocas" (1495-1499 y 1506-1508) Fue un encargo de la cofradía de San Francesco Grande en Milán.
"Estudio de un lirio" (hacia 1480-1485)

En aquellos años milaneses, Leonardo se dedica a diseñar una fantástica maquinaria de guerra: robustos vehículos aco­razados que nunca hubieran po­dido circular, espingardas con cargas fragmentadas, tiros de caballos armados con guadañas para segar las hordas enemigas.

Se plantea también la planificación urbanística, y para ahuyen­tar las pestes traza los planos de un Milán más práctico que bello. Leonardo lo anota todo en sus cuadernos, un testimonio vital para el estudio posterior de su obra. Bill Gates, el creador y due­ño de Microsoft, compró por más de 30 millones de dólares uno de ellos, el Codex Leicester.

A la muerte de Francesco Sforza, su sucesor, Ludovico el Moro, encarga a Leonardo la realización de un grandioso monumento que honre la memoria de su padre el condotiero. El proyecto de estatua ecuestre de Sforza que ideó Leonardo fue irrealizable: "Lo pen­só tan grande que nunca se pudo hacer. De enorme tamaño. lo quería fundir en una sola pieza, y lo empezó, a pesar de las dificultades que entrañaría acabar­lo", escribió Vasari. Debido al desorbi­tado tamaño del caballo, la fosa en la que debía fundirse quedaba sumergida bajo el nivel del agua. El proyecto no avanzó y el bronce de la estatua se empleó en 1494 para la construcción de cañones.


Vista de los organos femeninos del pecho y del abdomen, así como del sistema vascular (1508)



retrato de Cecilia Gallerani (La dama del armiño) 1489-1490

En ese tiempo, Leonardo pintó poco -"quizá pensaba que su mano no estaba a la altura de su inteligencia"-, sólo al­gunos retratos de damas de la corte, como los de Cecilia Gallerani (el famo­so retrato de La dama del armiño) y Lu­crezia Crivelli, ambas amantes de Lu­dovico. Por entonces, Leonardo adoptó a uno de sus discípulos, Giacomo Salai, un joven al que Vasari describe como "muy dotado de gracia y belleza, con bucles abundantes y bien rizados, con quien Leonardo se divertía mucho-.

Demasiado avanzado para su tiem­po, Leonardo tenía unas costumbres impensables para su época: se hizo ve­getariano y se alejó de los festines pan­tagruélicos de una corte demasiado afi­cionada a la caza.

Investigador por afición, los estu­dios de anatomía de Leonardo han sido reconocidos como precursores de la ciencia moderna. Leonardo, tras medi­ciones exhaustivas, obtenía un conocimiento exacto del cuerpo humano. Su famoso dibujo de un hombre en círculo y cuadrado es un estudio comparativo hecho con el prototipo del hombre ideal. el de Vitrubio, arquitecto del año 80 an­tes de Cristo. "Sus libros de apuntes de anatomía demuestran que fue uno de los mayores estudiosos de biología de todos los tiempos". Leonardo, una vez más, marchaba varios siglos por delan­te de sus contemporáneos y practicaba experimentos que horrorizaban a to­dos, experimentos que Vasari describe con todo detalle: "A menudo limpiaba tan a fondo los intestinos de un carne­ro que se podrían haber sostenido en el cuenco de la mano...".

Un eclipse de sol le motivó para es­tudiar el ojo humano; su inquietud por la filosofía le llevó a localizar dentro del cráneo el seno comune, que en el ima­ginario popular era el tablero central de mandos del cerebro. "En el punto en que la línea a-m se cruza con la línea c-b se produce el encuentro de todos los sentidos, y allí donde la línea r-n se cru­za con la línea h-f reside el centro del cráneo, separado un tercio de la base de la cabeza" , anoto leonardo en sus cua­dernos. En unos de sus dibujos imagi­na el cerebro con tres cámaras: una para los sentimientos, otra para el sen­tido común y la tercera para la memo­ria. A partir de sus especulaciones so­bre la relación directa entre el espíritu y el cuerpo, Leonardo dibuja rostros de aspecto grotesco que ilustran su idea de que la cara de una persona refleja su carácter y sus sentimientos.

Tras la caída de Ludovico el Moro, Leonardo se instala de nuevo en Florencia. En 1502 se ofrece al sultán de Turquía para levantar un puente sobre el Bósforo. También acompañó a Cé­sar Borgia en sus razzias como ingeniero de guerra. Sus dibu­jos de ciudades a vista de pájaro le sirvieron de tarjeta de pre­sentación para este cometido.

Entre 1505 y 1515, Leonar­do realiza dos de sus grandes obras, el retrato de Lisa Gherar­dini, Mona Lisa, esposa de Fran­cesco del Giocondo, y San Juan Bautista, en el que logra sus mejores efectos, unas sombras suaves que proporcionan al Bautista un aspecto andrógino que certificó para la posteridad la tendencia homosexual de Leonardo. Por aquellos años trabaja en Roma con Rafael y compite con Miguel Ángel por los mura­les que adornarían el palacio Vecchio de Florencia. Al parecer -dice Frank Zollner en su Leonardo-, en la pugna en­tre ambos colosos de la pintura fue el más joven el que causó mayor impre­sión sobre el envejecido Leonardo.

La última etapa de su vida, el pintor la pasa en la corte francesa, donde tra­bajó en obras inacabadas, como la de Santa Ana con la Virgen y el niño. Ya achacoso se retira al castillo de Cloux, donde muere el 2 de mayo de 1519. •

'Leonardo da Vinci, de Frank Zöllner y Johannes Nathan. editado por Taschen, recoge la obra pictórica completa y la obra gráfica de Leonardo da Vinci. Edición de lujo. Precio: 150 euros.




"Cabeza de Leda", uno de los multiples bocetos que Leonardo realizó para pintar "Leda y el cisne"
El Pais Semanal número 1391 Domingo 25 de mayo de 2003

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