Yann (1954) y Andreas (1951), cuya única obra en común es la historieta publicada en este libro, son dos peones importantes de la historieta actual pero por motivos muy distintos. El guionista francés Yann es una especie de enfant terrible de la historieta, un iconoclasta capaz de infiltrar el sexo descarnado en una revista infantil-juvenil, de parodiar salvajemente a uno de los personajes más clásicos del cómic franco-belga —Bob Morane—, de sustituir el patetismo por el sarcasmo en la vida de unos portadores del virus del sida, o de despertar las iras de la comunidad judía internacional.
No existe tema tabú para Yann, que acentúa la crueldad de sus obras recurriendo al humor negro y que decapita por la vía rápida todo mito divino y humano. Su estilo narrativo es directo e impactante, tanto en su obra humorística como en sus más escasos álbumes realistas; sea como sea, sus historietas no dejan indiferente al lector.
En la obra del alemán Andreas, en cambio, se funde la carga mística de mundos mágicos y fantásticos con un terror psicológico de inspiración lovecraftiana. Los héroes de Andreas obtienen su fuerza metafísica dé dioses profanos que libran una intensa batalla entre dos conceptos antagónicos de la magia. Su grafismo barroco, que recuerda a los grabados de Gustave Doré, imprime el tono adecuado a sus escenarios opresivos y recargados, cuyo contrapunto es la pureza e intensidad de los colores. Andreas compone sus páginas siguiendo una pauta narrativa marcada por los tensos silencios de sus personajes, lo que conduce a la acumulación de pequeñas viñetas que contrastan con la puntual aparición de espectaculares páginas-viñeta de ambiente.
Puzzle (1991) forma parte de una serie de historietas cortas en la que Andreas adapta su estilo a la personalidad de sus distintos guionistas.
Antonio Guiral del libro Veinte Años de Cómic. Aula de Literatura Vicens Vives, 1993
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