martes, 30 de marzo de 2010

La alegoría bestial de Walton Ford


DIARIO SUR. TERRITORIOS. EXPOSICIÓN

La alegoría bestial de Walton Ford

La muestra 'Bestiarium' presenta en Berlín 25 obras de gran formato de este pintor norteamericano que representa a la naturaleza en toda su fuerza y dolor

27.03.10 - 01:42 -

ENRIQUE MÜLLER |

La naturaleza -¿o fue el buen Dios?- le regaló a Walton Ford una habilidad extraordinaria que le ayudó a descubrir su pasión cuando sólo tenia cinco años. A esa edad, el futuro pintor le dijo a todos los que querían escucharle que su mayor ambición en la vida era ser artista. Un año más tarde, Walton descubrió, gracias un regalo de Navidad que le hicieron sus padres a él y a su hermano mayor, su facilidad con el lápiz y el pincel para recrear sobre el papel la fauna animal.

Los hermanos recibieron de regalo el libro 'Pájaros de América', ilustrado por John James Audubon, quizás el ornitólogo y dibujante más famoso de Estados Unidos en el siglo XIX. El pequeño, fascinado por los dibujos, comenzó a copiarlos con una perfección que asombró a su hermano. Fue el comienzo de una aventura que convirtió a Walton Ford, en un perfeccionista, un artista capaz de superar con el pincel, la realidad y la calidad visual de la fotografía.

Pero, como la mayoría de las carreras creativas, la fama tardó varios años en llegar y Ford no descubrió su propia visión de retratar la fauna animal, que lo convertiría en un pintor de éxito, hasta después realizar un viaje a la India hace ya 16 años. Fue entonces cuando dejó de copiar los dibujos de Audubon y comenzó a dibujar animales en un contexto diferente, una visión inquietante que se puede apreciar estos días, por primera vez en Europa, gracias a una iniciativa del Museo de Arte Contemporáneo Hamburguer Banhof de Berlín.

¿Cómo describir el arte de Walton Ford? ¿Es un paisajista genial del mundo animal o un inédito novelista, que usa el pincel y la técnica de la acuarela para convertir a sus 'modelos' en protagonistas de un mundo injusto creado por el hombre? El arte es subjetivo y las acuarelas gigantes de Ford pueden gustar, extrañar, asombrar o ser rechazadas, pero el mérito del pintor es que no deja a nadie indiferente.

Por ejemplo, el cuadro que bajo el titulo de 'Chingado', muestra a un toro que está violando a un jaguar mexicano, mientras el felino le entierra sus colmillos en la quijada. O 'The Sensorium', que muestra a un grupo de monos que disfrutan de una regia comida, regada con vino y donde se pelean por las frutas que cubren una mesa casi irreal.

Perfeccionismo

Pero Walton Ford, cuya perfección pictórica es casi microscópica, provoca perplejidad al visitante. El artista no pinta a sus animales en su entorno natural, sino que lo hace desde un punto de vista histórico y, al igual que su primer maestro, (Audubon) de tamaño casi natural. Todos los cuadros narran una historia que creó el ser humano y no la naturaleza.

El cuadro que lleva por titulo 'An encounter with du Chaillu', por ejemplo, que muestra a un gorila que acaba de matar al cazador y que se introduce el cañón de la escopeta en su hocico como si quisiera suicidarse, una parábola que pretende relatar que la tragedia no tiene fin. O 'Le Jardin', donde un bisonte sangrante esta rodeado de una manada de lobos. Pero Ford convierte la pradera en un idílico jardín francés, para recordar que la matanza de los bisontes se llevó a cabo para dejar espacio al ganado doméstico y no para alimentar a los cazadores.

«Mis cuadros no muestran un mundo natural, sino uno creado por nosotros mismos a través de la historia humana y gracias a nuestras propias ideas», dijo el pintor en la inauguración de la muestra, que bajo el nombre de 'Bestiarium' recoge 25 obras del pintor estadounidense hasta el próximo 23 de mayo. Y es que Ford considera que «la mayor parte de la historia humana estaba fundada en nuestros propios miedos y en los intentos de controlar ese miedo».

Las acuarelas gigantes de Walton Ford no bajan de los 400.000 dólares en el mercado y la demanda no dejan de aumentar su cotización. El pintor, que nació hace 50 años en Nueva York, produce tan sólo tres o cuatro cuadros al año y, aunque los grandes museos de su país no parecen estar demasiado interesados en adquirir su obras, cuenta con una larga lista de clientes, entre los que se cuentan Mick Jagger y Tom Ford, el ex diseñador de Gucci, que le encargó una serie de diez cuadros para colgarlos en su mansión privada.

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