lunes, 20 de febrero de 2012

BATMAN/GRENDEL por Matt Wagner


 Hele aquí: Matt Wagner, lo mejorcito que tiene la historieta "main stream" norteamericana, para oponer a el poderío británico. El único autor yanqui de la linea Vertigo que se trata de tú con los ingleses (y escoceses e irlandeses). Con el mérito añadido, encima, de ser un artista completo; lo mismo empuña el lápiz que azota el teclado.
El más regular y tenaz de una generación de autores, surgida de la primera oleada de las llamadas independientes, en la que se puede incluir a gente tan relevante corno Baron, Messner-Loebs, McCloud y el dúo Weathley/Hempel.
Hillie y Rae: los personajes con más carne, huesos y espíritu paridos por la mente de Wagner. Dos vidas rotas, apuntaladas y vueltas a romper. Dos personajes construídos a base de sentimientos, para oponerlos a los otros dos protagonistas de la historia, el murciélago y el diablo, éstos, más simbolos, arquetipos, que seres humanos.
Sofisticación: el lema de Wagner. No conformarse con el camino fácil. Buscar la mejor forma de dotar de fuerza, de profundidad, de drama, al relato. Las ínfulas literarias, siempre a flor de viñeta. Por fortuna, triunfa el equilibrio. Por más fortuna, Wagner recurre a la palabra para profundizar en las mentes de los personajes y revelarnos sus evoluciones.sus transformaciones, no para retorizar. En esta ocasión, recurre al juego de las perspectivas. Cuatro diferentes, las de los cuatro protagonistas:
Grendel, caprichoso y sin corazón; Hillie, dañada. pero que no puede dejar de tener esperanza; Rae.
también dañada, desearía tenerla; Batman, humano, sorprendentemente bondadoso, como no lo vemos normalmente, en estos tiempos. Hunter Rose y Bruce Wayne no existen. Son sólo fachadas que ocultan sus auténticas y oscuras personalidades; no hay dualidad.
El artista: lo mas extraordinario del dibujo de Wagner, es su modo de emplearlo. Es decir, su narrativa. Curiosamente, los dos trabajos donde ésta se presenta de forma más tradicional son el primero. Mage, y el último, Legends of the Dark Knight: Faces, editado antes, pero realizado después de Batman/Grendel. Sin embargo, el de Faces es el Wagner maduro, que ya no parece tener complejo de dibujante limitado, que disfruta dibujando, porque ha encontrado su estética (¿definitiva?; nunca se sabe, con una mente inquieta como la suya).
Las influencias: habla Wagner de Bill Finger, como inspiración para esta obra. Puede ser, pero sólo en lo más accesorio, en los elementos decorativos. En lo profundo, se muestra como graduado con título de la, ya gloriosa, escuela de Alex Toth, depurando el diseño, minimizando las formas, sugiriendo con el manchado,... Junto a Toth, Eisner, Kurtzman,...probablemente, también, algunos de sus coetáneos: Miller, Chaykin,... no por casualidad, su Batman y su Gordon son prácticamente idénticos a los de Mazzucchelli. No se trata de copia, claro, sino de comunión.
Batman/Grendel y, en definitiva, todas las obras de Wagner, se han de leer de un tirón. Vale la pena esperar a tener todas las entregas de la historia, para leerlas de corrido. Se trata de obras absolutamente redondas. en las que un hecho determinado desencadena una serie de acontecimientos, que se precipitan a un final inesperado, resultando que, en el transcurso de la historia, uno o mas personajes verán alteradas sus vidas y sus propios seres.
De todos los productos derivados de la «batmania» (aquello que comenzó con visos de ser efímero, y que DC ha sabido institucionalizar), prestigios. novelas gráficas, imposibles crossovers, etc, éste es el más digno. De todos los autores que se han acercado a llenar su cantaro de la fuente del murciélago, Wagner es el que lo ha hecho con mayor dignidad. Batman/ Grendel pasa a constituir, por derecho propio, un nuevo capítulo de la que es una de las series más relevantes de la historia del comic book (la del diablo, no la del murciélago).


C. Eden





Un año de Tebeos, 1993 Glenat Ediciones

AMBIGÚ por Santiago Sequeiros







 Hay, dicen, en alguna parte, al lado mismo de la noche más negra, un lugar llamado La Mala Pena, un lugar que es una ronca respiración y un pálpito enfermizo, un olor denso y áspero como de alquitrán o de libros muertos. En sus pequeñas casas habitan gentes de nombre legendario, patrulleros tristes y putas llenas de la dulce sabiduría de su literario oficio, bebedores hermosísimos, y el eco de la luna panzuda en cada rincón. Por sus calles pasea a veces un joven de pelo revuelto y perenne sonrisa, observador cuidadoso, alegre funambulista de la imagen, empeñado en verle las entrañas a la poesía: en sus cuadernos de notas van desgranándose, palabra por palabra, visiones aceitosas de otros mundos cercanos, tan negros. A su alrededor, a menudo, muertos ilustres conversan entre los charcos de orines, y se quitan el sombrero con heróica elegancia, un vaso de vino arenoso en la mano, un libro bajo el brazo. No muy lejos, sobre algún tejado, un enano con chaleco rojo y acordeón hiere a la luna con su voz preñada de navajas.
Sequeiros, minuciosamente acelerado, compone en sus exquisitas páginas un haiku feroz y venenoso, un juguete roto, un accidentado rompecabezas de intuiciones plásticas y enorme apetito (de poesía: de vida y también). Lleno de referencias y homenajes, torpe a veces (alguna resolución, alguna elipsis...), este primer cuaderno permite asistir al despliegue de una obra que se adivina rica, prefigurada en anteriores trabajos del autor, y que es aquí, ahora, cuando adquiere cuerpo, peso,
madurez. Por supuesto, son muchas las fuentes, pero la naturalidad, la frescura con que se asumen,alejan a Ambigú del mero pastiche: hay un propósito, una sola mirada que ordena, una personalidad innegable, inconfundible. Aunque el azar, cómo no, tenga mucho que ver en el proceso.
Su mera existencia en nuestro paupérrimo mercado, conviene decirlo, justifica sin más la de Camaleón Ediciones y su impulso suicida (porque suicida es, lamentablemente, producir un tebeo así, aquí, hoy). Confiemos que nada impida nuevas entregas de este bellísimo folletín, de absenta y sombras ásperas. Sequeiros continuará, es lícito suponer, creciendo por dentro y hacia fuera, ofreciéndonos más intrigas a contraluz, más tiernos personajes de arrabal (pero a quién le importa lo que pasa, quién es quién, dónde carajo esta el cadaver: literatura). Ojala no tengamos que esperar mucho mas (por mucho que nadie quiera, ay, comprarlo, leerlo, apreciarlo: se pierden, ignorantes, uno de los mejores tebeos reali zados, soñados, en este país). Mas puntualidad sería de agradecer, no importa quien sea el culpable.
P.D: Santiago, humildemente, falta quizá un poco de Henry Miller en el cóctel. Verás que le da un amargor más sabroso. con más cuerpo. Salud.

Francisco Naranjo



Un Año de Tebeos, 1993 Glenat Ediciones

Entre bastidores en la Sociedad de Ilustradores por Kate Kelly

En una magnífica página, Drawn tienen un artículo sobre la Sociedad de Ilustradores de Estados Unidos. Lo que sigue es una traducción irregular, por decirlo de forma suave,  junto con las fotografías que adjuntan el artículo. He sido abducido por las fotografías y espero de todo corazón poder ir algún día a Nueva York, al Museo Americano de la Ilustración.




Oculto tranquilo en un aún bello y modesto edificio del Upper East Side en Nueva York dominada por una institución cultural. El edificio que contiene la Sociedad de Ilustradores y el Museo Americano de la Ilustración combina sin costuras en sus alrededores actuando como una metafora de la naturaleza del material grafico dentro. Encontramos cientos de maravillosas (y, admitamoslo, algunas no-tan-maravillosas) imágenes cada día.

Como todo el arte, este refleja una cultura y un momento y cuando unen a un buen diseño, estas piezas son capaces de estar completamente integradas en nuestras vidas diarias. Nueva York es muy afortunada o tiene un espacio y un equipo maravilloso de gente que se dedica a preservar y celebrar su historia.
Fundad el 1 de febrero de 1901, la Sociedad de Ilustradores comenzó con un simple credo: "El objeto de la Sociedad deberá promover el arte de la ilustración y mantener exposiciones de tiempo en tiempo". Esta simple visión parece haber sido beneficioso para la institución que ha permanecido fiel a si misma durante un siglo.

En un contexto moderno, la Sociedad actúa como un lugar de reunión para la gente de la industria y los fans, celebrando lo mejor en la ilustración contemporánea a través de varias galerias y premios. Se dan becas a los estudiantes (y también mantiene un impresionante show anual), hay semanalmente una noche de bocetos y jazz, uno puede regularmente seguir lecturas y proyecciones, y el bar y el comedor en el piso de arriba, con un impresionante original de Rockwell, es seguramente uno de los más elegantes de la ciudad.

Además de ser la más importante institución de la industria de la Ilustración, es además una fuente educacional con una colección que puede enorgullecerse con 1.800 trabajos originales. Todos los grandes están aquí, desde N.C. Wyeth a Maxfield Parish, y las imágenes lo cubren todo. Moda, editoriales, ciencia ficción, libros infantiles- no importa el género o el mercado, tienen su casa aquí, y sus miembros son diligentes para exponer sus trabajos frecuentemente.

Después de años elogiando las galerías públicas de la Sociedad, comencé a aumentar mi curiosidad sobre las otras 1.700 piezas que no se ven. El edificio, una asombrosa casa adosada de cinco plantas, solamente abre 3 de sus plantas al público, una librería, oficina y verdadero "almacen" de alguna de los más bellos trabajos que han sido creados en los Estados Unidos. Tengo que ir allí.

Quizás uno de los más impresionantes aspectos de esta institución es reconocer lo pequeña que es ultimamente. Humildamente estas dentro de un espacio pequeño mientras estas siendo rodeado de una clase de imponente y valioso trabajo. Las paredes estan cargadas con originales, y te sientes practicamente empequeñecido por las piezas que destacan sobre ti.

De nuevo, no puedo expresar la calidad y la diversidad del trabajo aquí. Cada pieza bajada para que la viese era un auténtico éxito clamoroso.

La  oficina en si misma es un espacio admirable, limpio y brillante. Un montón de asombroso trabajo ocurre aquí - desde archivar una siempre en expansión base de datos (incluyen escaneo y fotografía de las ilustraciones en su contexto original), establecer que piezas serán expuestas al publico. Por no mencionar todas las tareas administrativos...

Por supuesto, no todos los originales pueden tener su lugar en un marco, el volumen podría ser monstruoso. Muchas piezas son cuidadosamente guardadas y preservadas en archivadores planos en la oficina.

También hay una maravillosa librería la cual contiene una extensa colección de libros de arte.

Gracias a Richard Brenson y Eric Fowler por sacar tiempo para hablar conmigo, y especialmente a Katie Blocher por orquestar mi visita. No puedo aplaudir este lugar lo suficiente y recomiendo enormemente tomarse un momento para apreciar este tremendo museo.

La Sociedad tiene una larga y fascinante historia ambos como edificio y como institución. Aprenda más en su página web o párese y diga Hola de 10 am- 8 pm Martes, 10 am- 5 pm Miercoles a Viernes y 12 pm- 4 pm Domingo.
























domingo, 19 de febrero de 2012

Una tonteria nostálgica guión y dibujo: Luis Bustos





Historias de la noche. El Pais de las Tentaciones Jueves 23 de diciembre de 2004

NIDO DE VÍBORAS

Juan Maldonado

Desde que en 1979 apa­reció en los quioscos el primer número de El Ví­bora han transcurrido ocho años y casi un cente­nar de números. En este tiempo la publicación de José María Berenguer se ha destacado (apar­te de por un marcado protagonismo de los sec­tores marginales) por una voluntad decidida de señalar diferencias. Aparecida en un momento de general optimismo, en el medio tanto como en el país, se adscribió a lemas como el de "Co­mix para supervivientes", que, si bien hace referencia a una supuesta dureza del lector de la pu­blicación, alude al tiempo a todo un grupo social rebotado de la antigua oposición al régimen, so­bre el que ya planeaban las sombras del desen­canto y del pasotismo. Antiguos consumidores de revistas como Star y Ozono, el comic social del Equipo Butifarra ó los Tebeos del Rollo, se veían desplazados y sin ninguna publicación donde encontrar aquel underground incipiente. casero y militante que había brillado a mitad de la década. El auge del comic adulto en esos dos últimos años no se había correspondido con nin­guna creación de índole contracultural. Éste es el espacio en que se iba a mover El Víbora.
Pese a que el underground llegaba con 15 años de retraso (o quizá precisamente por eso), la res­puesta fue entusiasta. Se convirtió en una revis­ta comprada por todo tipo de público. Agotó sus 20 primeros números, de los que pertinentemen­te sacó una segunda edición (que volvió a ago­tarse en parte). Puso en los quioscos un Especial Golpe al precio de 99 pesetas apenas tres sema­nas después del 23-F, en un alarde editorial sin precedentes. Se encumbró con series de origen extranjero como El Borbah, de Burns; Ranxerox, de Liberatore y Tamburini; Amor limpio, de Vey­ron, o El cerdo Edmundo, de Rochette. Coinci­diendo con el bienio 1982-1983, se produce el llamado boom del comic. Aumentan las tiradas, aparecen más y más revistas; algunas entidades privadas y públicas toman cartas en el asunto en forma de subvenciones a exposiciones, jornadas y revistas. La saturación del mercado engendra desequilibrios en el mundo editorial y confusión en el público lector.






En los años de la movida y de la no menos pu­blicitada posmodernidad destacan dos revistas que incidirán en las ventas de El Víbora. Habla­mos de Madriz y, más especialmente, de Cairo. Esta última apostó por lo que se dio en llamar la línea clara, generando una polémica entre comic recreativo, de influencia belga, y comic compro­metido, ante los que El Víbora va a proponer una tercera vía, la llamada línea chunga, cuya repre­sentación más patente es la revista Makoki.
Pese a coincidencias de índole estética (am­bas publicaban autores comunes como Torres, Swarte y Roger) y a un interés compartido por la renovación del panorama, El Víbora y Cairo mantenían posiciones encontradas. El enfrenta­miento se saldó con la desaparición de Cairo en su número 30 (más tarde volvería a abrirse, pero ya con diferente equipo y con su línea editorial sensiblemente alterada).
En esos 30 meses la revista de Berenguer ha­bía cambiado. El país era distinto. La competen­cia había obligado a marcar distancias. Los imi­tadores no escaseaban. A los primeros autores se habían sumado otros como Boada, Das Pas­toras, Damián, Diego, Galiano o Calonge, que aportaron un toque de experimentación y traje­ron nuevos aires. Los autores clásicos se conso­lidaban con producciones como Érase una vez en el barrio, de Gallardo y Mediavilla; Taxista, de Martí, o Peter Pank, de Max. Otras característi­cas de estos años fueron el montaje de la exposi­ción Perpetuum Mobile, dedicada a la historia de la revista; la grabación de vídeos para TV-3 por algunos de sus autores; la traducción al alemán de Dame gomina, Mariolina (compleja si las hay); el pleito de los herederos de Quintero, León y Quiroga contra Nazario por una versión sui gé­neris en comic de Ojos verdes; la participación como guionistas de escritores como Andreu Martín o Lo Duca, y finalmente, el hecho de que algunas de las mejores series, como Ansiedad, de Pons, o Esmeraldas y vírgenes, de Martí (guión de Onliyú), quedaran interrumpidas.

Maldonado Sánchez-Migallón, Juan Félix (1987). "Nido de víboras", "Comics clásicos y modernos", p. 99. El Pais.

Mirando atrás





En realidad, uno de los factores que más me llaman la atención en la obra de un artista, es la atemporalidad de su trabajo. ¿Cuando fueron hechos los dibujos de arriba? ¿Ayer? ¿El año anterior? ¿Hace cincuenta años?. La gran mayoría de las ilustraciones tiene a sus espaldas un esfuerzo bastante considerable y normalmente se desecha con una facilidad que asusta. También es verdad que tenía ganas de poner las imágenes, es difícil de explicar, aunque normalmente ya saben: "Una imagen vale más... ect".


viernes, 17 de febrero de 2012

La elegancia en un pincel

París, años 30. Un dibujante riojano, Carlos Saenz de Tejada, acapara las portadas de las grandes revistas de moda: "Harper´s Bazzar", "Vogue"... Es el impulsor de las "drinking women"Chicas desinhibidas que toman cócteles, fuman y llevan pantalones con la misma naturalidad que un vestido de noche. Una muestra rescata ahora su obra. La cita, en el museo ABC de Madrid.
Por Gloria Otero.

París. Hijo de un diplomático, nació en Tanger y su niñez en Marruecos y la Provenza despertó su interés artístico. En la imagen, Sáenz de Tejada en su estudio parisino en los años 30. 


 Trajes para el jardín, imagen publicada en Blanco y Negro el 24 de mayo de 1936


EL REALISMO social de la madrileña Escuela de Vallecas al glamour de la alta costura francesa. Del sofisticado mundo art déco al triunfalismo de la iconografía franquista. De los murales para transatlánticos y grandes hoteles a los diseños para barajas de Heraclio Fournier, los decorados de teatro, las ilustraciones de libros... El polifacético genio de Carlos Sáenz de Tejada abordó una sorprendente gama de temas y géneros. Tan intensa y diversa como la época que le tocó vivir: la de los locos años 20 y la eclosión de las vanguardias; la década del jazz y la Gran Depresión; la Guerra Civil y la posguerra española. Un mundo cambiante y convulso que este riojano, nacido en Tánger por imperativo familiar (su padre era diplomático y estaba destinado allí de cónsul), supo reflejar muy pronto con singular maestría. La infancia en Marruecos, la Provenza y Orán despiertan su vocación artística. Sus primeros pasos con un seguidor de Sorolla como profesor particular lo marcarán especialmente y, cuando se instala en Madrid, en 1914, su estudio se convierte en el foco vanguardista del momento. Allí se reúnen Ramón Gómez de la Serna —primo suyo—, Rosa Chacel, Paco Bores, Dalí y Sonia Delaunay... Tejada dibuja para distintos diarios y pinta cuadros sobre Castilla, en el espíritu del 98 ágilmente renovado. Recorre con Dali los suburbios madrileños y cultiva un emocionado realismo social que abandonará en uno de los giros radicales que jalonaron su biografía.


CORREN LOS AÑOS 20 CUANDO se traslada a París. Acaba de celebrarse la gran Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas, que lanzó mundialmente el art déco. Cartier crea sus sobrios diseños en platino, ónice, coral... Nueva estética y nuevos materiales para un mundo muy distinto al del charlestón. Más sobrio y menos fantasioso, pero con la misma promesa de evasión, que los grandes de la moda —aliados ahora con los estudios de Hollywood—ponían al servicio de un nuevo ideal de mujer. La que encarnan, en sus diverso: registros, Marlene Dietrich, Jean Harlow, Greta Garbo, Joan Crawford... Nada que ver con las juguetonas odaliscas ni las faldicortas musas de hace dos décadas. En los 3o se impone una 'mujer mujer', de autoridad neoclásica y majestuosa. Desinhibida y deportiva. La drinking woman que sale a la hora del cóctel, fuma —preferiblemente en boquilla— y lleva pantalones con la misma naturalidad que los más lujosos trajes de noche. Tejada se encuentra en el París de 1926 con esa revolución liderada por nombres que por primera vez eran ya leyenda en su época: Lanvin, Vionnet, Patou, Rouff... Y coronándolos a todos, Chanel y Schiaparelli. Y se convierte en su privilegiado cronista gráfico. Durante toda la década de los 3o dibuja para las más prestigiosas revistas de moda —Harper's Bazaar, Vogue, Jardín des Modes, Femina, ABC y Blanco y Negro—, la silueta de la nueva femineidad. Hombros anchos, caderas estrechas, piernas interminables. Andrógina esbeltez y espaldas vertiginosas: el nuevo emblema sensual.


 Vestidos de cena diseñados por Paquin y Alez Maguy en 1933.




SUS APUNTES DE ESPECTADOR
privilegiado desde la entonces todavía inexistente front row (la codiciada primera fila en las pasarelas), con las detalladas anotaciones al margen sobre telas, colores, medidas de los modelos que desfilaban, dieron la vuelta al mundo. Son dibujos maravillosos, casi siempre en blanco y negro, a tinta china o grafito; a veces en gouache o acuarela, sobre cartulina. Ágiles y exactos. Con el inconfundible trazo del que ha estudiado el vuelo de la línea en Matisse; su mirada atenta y distanciada hacia la mujer. Y del que sabe reflejar situaciones y ambientes con leves pinceladas, como los grandes cartelistas franceses, desde Toulouse Lautrec a Cassandre. Perritos de compañía, tulipanes en un jarrón, altos ventanales, un lejano barco de vela, unos palos de golf... Sus dibujos de moda  difunden no solo las creaciones de los coutourier, sino todo un mundo ideal de sofisticada elegancia e inalterable ociosidad. Un dispositivo para soñar despierto mientras la Depresión preparaba el terreno a la Segunda Guerra Mundial. Aunque en ese microclima es donde surgen los primeros atisbos de democratización de la moda. Los tejidos artificiales, la petite robe noir femenina, tan funcional y cómoda como la masculina; los trajes de novia con cola desmontable para permitir su reconversión; las réplicas masivas en versión económica... Durante diez años Tejada es su magistral intérprete, pero con el estallido de la Guerra Civil regresa a España. Se convierte entonces en figura clave de la iconografía franquista, con sus dibujos para el Departamento de Prensa y Propaganda y como director artístico de Historia de la Cruzada Española, que se edita en los años 4o en 36 tomos. Esa estética, por completo diferente a la del cronista de moda, es la que hasta ahora se ha asociado a su obra, aunque se distanció de ella por las manipulaciones a que la sometían sin su consentimiento. Pese a ello, siguió colaborando con sus ilustraciones de moda en ABC y Blanco y Negro hasta el final de su vida, en 1958, a los 61 años. Se dedicó a la enseñanza en la Escuela de Artes y Oficios y en la de Bellas Artes. Realizó numerosas decoraciones murales: Caja de Ahorros de Madrid, Radio Victoria, hotel Hilton en Madrid, Casa de la Moneda y Timbre... De toda esa obra ingente, entre el naturalismo costumbrista, el glamour de los dibujos parisinos y la épica del imaginario franquista, el museo ABC rescata ahora por primera vez su faceta de ilustrador de moda, con una selección de 300 originales que durante 3o años acercaron la fascinación de la alta costura a la España nada fascinante de la época.




Revista XL Semanal nº 1255 del 13 al 19 de noviembre de 2011