domingo, 13 de octubre de 2024

Separados

 Allá por donde pasan, surge el caos, pero no son los únicos que planean la destrucción total…


José Luis Vidal

10 de octubre 2024

Como ya hemos podido comprobar en anteriores entregas de EVOL, a lo largo y ancho del planeta se ha producido el mismo fenómeno: jóvenes de todas las razas, sexo y estamento, tras haber regresado de la muerte, desarrollan cualidades, poderes.

Hasta ahora, el protagonismo de la historia recaía sobre los hombros de el trío de protagonistas, Akari, Nozomi y Sakura, que se habían unido para acabar con todo, en una cruzada nihilista, repleta de acción, violencia y muerte.




EVOL 6

Autor. Atsushi Kaneko

Tapa blanda

Blanco y negro

248 págs.

14,95 euros

Panini Cómics


Los tres cargan con traumas de su pasado como seres 'normales', que es precisamente lo que le han conducido por este sendero que, además, los ha convertido en inesperadas celebridades en su ciudad y, en algunos casos, un modelo a seguir.

Pero ellos no son los únicos, ya que en esta sexta entrega de la serie vamos a conocer a Kokoro, un chico que padece sordera crónica, hecho éste que hará que su destino cambie, de manera inesperada, cuando se cruce en el camino de un tren…

Más al despertar en el hospital, se dará cuenta que su cabeza está repleta de voces, puede recibir y entender esos ocultos pensamientos. Y no será lo único que puede hacer.

El desacuerdo y la violencia desatada por Akari hará que el trío original se separe, tome diferentes caminos en esta ciudad sumida en el caos. Nozomi emprenderá un camino en el que se irá dejando a su paso los cadáveres de todo aquel héroe que ose acercársele, aunque llegará un momento crucial en el que se va a reencontrar con unos viejos, y letales, conocidos.

Sakura, por su parte, va a darse cuenta que no es la única que desea que llegue el soñado fin del mundo, y se aliará (por decirlo de alguna manera) con los miembros de un grupo radical llamado Damned, que le van a mostrar nuevos métodos para crear el terror y el caos.

Finalmente, la frágil Akari, que carga sobre sus espaldas con una oscura presencia que la atemoriza, un ser muy real que se esconde en su subsconciente, el Conegro. Solo con la ayuda de Kokoro, que le va a servir de guía para acceder a ese lugar prohibido hasta ahora tal vez consiga vencer por fin al maligno ser.

Decir que EVOL es la mejor serie manga del momento es más que cierto, ya que el talento de su autor, Atsushi Kaneko, que no solo elabora un cada vez más intrincado y apasionante argumento, te engancha desde el primer volumen, sino que posee una narrativa gráfica magistral, fuertemente influenciada por el comic occidental y un estilo reconocible que le ha hecho, por méritos propios, uno de los mangakas con una de las carreras artísticas más interesantes del momento, y que tenemos la suerte en España de poder disfrutar de gran parte de ella (Wet Moon, Deathco),y los que nos hemos convertido en fans irredentos de su obra rezamos para que en algún momento podamos tener en nuestras manos otras como Soil o Search and destroy.

Mientras tanto, paciencia, las peripecias de este trío de jóvenes aún no han acabado.


Diario de Cadiz


sábado, 12 de octubre de 2024

Probando, probando, Pentel Sign Pen Artist

 

La semana pasada fue el Salón del Cómic de Granada. Exposiciones y casetas de librerías, reuniones de profesionales, charlas sobre cómics, en definitiva una reunión de amigos. 

Me he acordado de que continuo practicando con lápiz y tinta, y por cierto las herramientas han mejorado mucho, aparte del Pentel GFK, he adquirido otro Pentel Brush Sign Pen Artist SESF30C, aún más fino. En palabras del enorme autor que es Jesús Merino, nada como un pincel para entintar.
















Más dificil que no hacer nada por Maitena

 

El Pais Semanal número 1.506
Domingo, 7 de agosto de 2005

viernes, 11 de octubre de 2024

Flash Gordon / Alex Raymond

 



El erotismo, lo confieso, hizo que me aficionase a la ciencia ficción. Había visto en el cine la primera película de Star Wars, pero no me llamó mucho la atención. Quizás no tenía edad suficiente. En mi juventud, disfrutaba tanto con las ficciones del oeste, de guerra y de espadachines (ya fuera en celuloide o en papel) que no quería probar cosas nuevas. Pero una película «S», como entonces se etiquetaba a las cintas un tanto subidas de tono, vino a cruzarse en mi vida. Su título era Flesh Gordon, fue dirigida en 1974 por Michael Benveniste y Howard Ziehm, y parodiaba —incluyendo escenas delirantes de sexo incluso cuando no lo exigía el guion— el argumento de los clásicos tebeos de Alex Raymond. No solo se remedaban las aventuras galácticas de Flash Gordon, sino también los nombres de los protagonistas. Así Flesh (carne en inglés), el héroe, junto a su amada Dale Ardor (en lugar de Dale Arden) y el doctor Flexi Jerkoff (en lugar de Hans Zarkov. Nótese que jerkoff significa en inglés «masturbarse») tiene que luchar contra el emperador Wang (en lugar de Ming; wang en inglés coloquial significa «pene») que desde el planeta Porn (en lugar de Mongo) dirige un rayo sexual a la tierra. Los efectos de dichos ataques son inmediatos sobre la población terrestre: quien recibe la radiación se ve obligado a ponerse a fornicar de forma compulsiva. Actualmente, esta inestimable muestra del cine de serie B de los años setenta se puede ver en su integridad en YouTube.

La historia que en 1934 se le ocurrió a Alex Raymond (Nueva York, 1909-Connecticut, 1956) no era menos extravagante: Flash, un famoso jugador de polo y Dale, su novia, tienen que arrojarse en paracaídas después de que un meteorito (aunque la traducción al español fue «planeta») parta en dos una de las alas de su avión. Caen en las inmediaciones del laboratorio del doctor Zarkov, un científico que está preparando el lanzamiento de un cohete para que choque contra otro meteorito aún más grande que se acerca peligrosamente al planeta Tie- rra y amenaza con destruirlo. Zarkov, muy estresado porque lleva días sin dormir, a punta de pistola obliga a Flash y Dale, a los que confunde con espías, a subirse con él a la nave. Van a sacrificar sus vidas a cambio de salvar la Tierra. Finalmente el cohete no intercepta el meteorito, pero tras un largo viaje interespacial llegan al planeta Mongo donde gobierna de forma dictatorial el terrible y despiadado emperador Ming, al que se enfrentarán para derrocarlo. Debido al éxito de la serie, sus protagonistas se quedaron varios años en el planeta Mongo y vivieron las más variadas aventuras.

Flash Gordon comenzó a publicarse en 1934 en algunos suplementos dominicales de periódicos de tirada nacional. King Features Sindicate, una agencia de noticias que distribuía tiras cómicas, columnas y pasatiempos a cientos de periódicos de todos el mundo, viendo el éxito que la competencia tenía con Tarzán, Dick Tracy y Buck Rogers, encargó a Raymond tres historietas del mismo estilo y temática. Querían un hombre de la selva, un detective y un aventurero espacial. La imaginación de Raymond dio a luz a Jim de la jungla, al Agente Secreto X-9 y a Flash Gordon, que a la postre fue el personaje que más éxito y duración tuvo. Raymond se encargó de ilustrar las tres tramas recibiendo ayuda en los guiones. Dashiell Hammett, ya por entonces reconocido escritor de novela negra, fue el encargado del componer el guion de la primera parte del Agente Secreto X-9.


F
lash Gordon está claramente inspirado por la novela apocalíptico-futurista, When worlds collide (Cuando chocan los mundos),de Philip Gordon y Edwin Balmer, que fue publicada en 1933. En ella se cuenta la aventura de un grupo de científicos que, una vez descubierto que dos grandes planetas, que se desplazan por el espacio a alta velocidad, van a entrar en el sistema solar y se dirigen peligrosamente contra la Tierra, organizan el traslado de un grupo de personas, de animales y de plantas —construyendo para ello grandes naves espaciales— al segundo de los planetas, el que no chocará con la Tierra y estabilizará su órbita alrededor del Sol. El objetivo principal de estos científicos es preservar la forma de vida humana.

Para un lector habitual de novela seria la trama de los tebeos de Flash Gordon puede resultar infantil o poco trabajada. Es necesario, a cada página, convencerse de que las maravillosas ilustraciones y la creatividad de Raymond en el diseño de ciudades y naves espaciales compensan la poca consistencia de los guiones. Otra manera de disfrutar con su lectura es tomar el cómic de Raymond como si se tratara de una disparatada película de serie B y rebajar en consecuencia las exigencias.

Flash Gordon no fue el personaje que marcó la vida de su autor. Alex Raymond llegó a ser aun más conocido a partir de 1946, después de haber pasado dos años en la marina durante la segunda guerra mundial, por Rip Kirby, tira diaria de tipo policíaco publicada en los más importantes periódicos de los Estados Unidos. Al contrario de lo que ocurrió con Flash Gordon, los guiones de Rip Kirby traían historias mucho más verosímiles. Gran parte del éxito de la serie se debió a que se apartó, en lo que a la construcción de los personajes se refiere, de los arquetipos que entonces reinaban en el género negro. Rip Kirby no era un detective al uso, sino que representaba a una persona con la que al lector le resultaba fácil identificarse. La tensión casi erótica que Raymond consiguió crear con el triángulo formado por Kirby, Honey Dorian, su perfecta y rubia novia americana y Pagan Lee, la guapísima morena amante de uno de los peores mafiosos de la cuidad, pasó a la historial del cómic.

Alex Raymond falleció a los cuarenta y siete años cuando, en el mejor momento de su carrera, sufrió un accidente de automóvil.


Jot Down -Cien Tebeos Imprescindibles (2014)


Cosas que cuesta hacer juntos por Maitena

El Pais Semanal número 1.500
Domingo, 26 de junio de 2005

 

Vivir, tal vez volar

Solo existirá una vía de escape, de libertad, para la protagonista de esta novela gráfica


José Luis Vidal

04 de octubre 2024

La ópera prima de un autor o autora es siempre ese alto muro que hay que franquear y que, tan solo con el talento haremos caer. Y sobrada de esta cualidad artística está la coreana Yudori, que con su primera obra, El cielo por conquistar, tal como reza el título, atrapa en sus páginas a todos y todas los que se sumergen en su apasionante lectura.




El cielo por conquistar

Autora: Yudori

Tapa dura

Color

360 págs.

25 euros

Planeta Cómic


Retrocedamos en el tiempo, al siglo XVI, y posemos nuestros ojos sobre los Países Bajos, concretamente en el hogar del joven mercader Hans Aldebert. Está casado con Amélie, una chica de buena familia que debido a las costumbres de la época, ha terminado desposada con un hombre que pasa el día fuera del hogar, dejando a la protagonista junto a sus dos criadas, la anciana Eva, una mujer muy seria y recta, que siempre está llamando la atención a su joven ama, y Yolente, una alocada chica, algo inocente y que trae de cabeza a más de un convecino, debido a lo curvilíneo de su figura, que no se corta en mostrar a través de arriesgados escotes.

Amélie, sin embargo, es delgada y poco atractiva. Se mira una y otra vez al espejo, rezando para que su cuerpo se pareciera a de la joven Yolene, cosa que obviamente no va a suceder, lo que la sume en una profunda tristeza que, se va a ir acrecentando a medida que avance el relato, sobre todo cuando, en busca de nuevas rutas comerciales, su marido Hans parta hacia lejanas tierras y tarde mucho en regresar.

Sin embargo, en este momento, será entonces cuando Amélie encuentre una afición, casi por casualidad que, sin ella percatarse, es una manera de huir de esa jaula de oro en la que se ha convertido su existencia. Observando a los pájaros, estudiando sus movimientos y estructura ósea, conseguirá crear un artilugio con el que surcar el cielo.

Pero la realidad la golpeará de la manera más cruel, ya que, cuando más feliz y libre se sentía, se anuncia el regreso de su marido.

Y no viene solo.

En su viaje ha encontrado una grata compañía, la de una joven esclava, de ojos rasgados y enorme belleza, llamada Sahara.

A partir de ese momento Amélie se va a ver relegada de nuevo al papel de amante y obediente esposa, mientras observa como su marido cae rendido ante la voluptuosidad de la bella extranjera. Para colmo de males, inesperadamente, la protagonista se queda embarazada y se le va a arrebatar su mayor logro: ´la única y verdadera manera de que un artefacto logre alzarse hacia el cielo y rozar las nubes…

Esta es la historia de dos mujeres que, tarde o temprano, deberán entenderse. Cada una carga con una invisible mochila repleta de malos momentos del pasado y presente, de ansias, deseos no logrados y la incomprensión de todos aquellos que las rodean.

Yudori, con un estilo gráfico manga, pero fuertemente influenciado por el cómic europeo, nos regala un relato apasionante, de corte feminista, donde la sororidad, la comprensión entre mujeres tiene un papel muy importante.

Si tras la lectura de esta genial novela gráfica os interesa sumergiros en la obra de su autora, os recomiendo que os deis un paseo por su perfil de instagram (@yudoridori).


Diario de Cadiz


jueves, 10 de octubre de 2024

Las aventuras de Tintín / Hergé




Tintín ha metido a más gente en las facultades de periodismo en el último siglo que Woodward, Bernstein, Thompson, Chaves Nogales, Camba, Talese y Kapuscinski juntos. Si no creen a este reseñista, crean a Jon Lee Anderson: «Dame un Tintín en el Tíbet o un Las joyas de la Castafiore y estoy feliz».

Tintín es el anzuelo que te atrapa a esa edad en que el cerebro aún está tierno, y te hace preguntarte por qué no dedicarse a esto. Antes, mucho antes de descubrir que el fascinante mundo del reporterismo profesional se levanta sobre los pilares podridos de la publicidad, la precariedad, los compañeros cobardes, los directivos mediocres y, lo peor de todo, la auto-censura eternamente justificada, Tintín nos metió en el alma esa idea, ilusionante pero envenenada, de que la única diferencia entre un periodista y un detective es que uno de los dos sabe poner por escrito aquello que presencia.

Cierto, de las veinticuatro aventuras que Hergé, seudónimo del belga Georges Remi, dibujó entre 1929 y 1976, solo en una, Tintín en el país de los soviets (1930), el pelirrojo imberbe acabó publicando una historia. Pero bah.

Las aventuras de Tintín empezaron publicándose como un serial en el suplemento juvenil de un diario católico, Le Vingtième Siècle, lo que explica en parte que en historias como Tintín en el Congo se ensalce hasta límites hagiográficos la labor de los misioneros belgas en la, por entonces, colonia africana. También se ofrece una visión de los congoleños como un rebaño de adoradores del hombre blanco, a ratos mano de obra complaciente y domesticada, a ratos díscolos y asalvajados. Desde 2007, las librerías del Reino Unido sacaron este tomo de las colecciones juveniles y lo colocaron en las estanterías de novela gráfica para adultos, advirtiendo de su contenido. Mundo enfermo.

El de abanderado de la supremacía blanca no es el único reproche que se le ha hecho a Tintín, un personaje que no resiste bien al ser visto con ojos del siglo XXI, donde la corrección política ha ido carcomiendo la piel de la opinión pública, haciéndola cada vez más fina. Su cuaderno de notas recorrió una Europa y un mundo que cambió abruptamente entre la década de los treinta y los setenta del siglo pasado. Algunos de sus villanos eran judíos, descritos habitualmente como avaros banqueros de nariz puntiaguda. Así el malvado financista Blumenstein, que aparece en La estrella misteriosa de 1942, fue modificado en las ediciones de después de la guerra para pasar a llamarse Bohlwinkel, y ya no era americano, sino originario del país ficticio de São Rico. Del mismo modo, en Tintín en el país del oro negro de 1939, situado en Palestina, los terroristas que inicialmente estaban dirigidos por un rabino, fueron «convertidos» en árabes tras el Holocausto, lo que hace un par de años también provocó quejas de la comunidad islámica.

No sorprende que, en muchas ocasiones, Hergé acabase tirando de países ficticios, como el citado São Rico, San Theodoros (que aparece en La oreja rota o Tintín y los pícaros) o la muy recurrente monarquía de Syldavia, que Tintín visita hasta en cuatro ocasiones. Pese a esto, no se descarta que algún grupo de radicales transilvanos haya reivindicado en estos años la verosimilitud de Syldavia y ordenado quemar libros como El cetro de Ottokar, Objetivo: La Luna o El asunto Tornasol.



A lo largo de los años, y en particular a partir de El Loto Azul, su quinta entrega, las aventuras de Tintín fueron haciéndose mucho más sofisticadas y complejas gracias a que Hergé dedicó más tiempo y esfuerzos —he aquí quizás la contribución periodística más importante— a documentarse sobre los países a los que iba a mandar a Tintín y sus célebres personajes secundarios, que en obras posteriores fueron tomando cada vez más protagonismo, caso de los agentes Hernández y Fernández (Dupont y Dupond en el original), el profesor Silvestre Tornasol o la recurrente diva Bianca Castafiore.

Y en particular, el capitán Archibald Haddock, que hace su introducción en El cangrejo de las pinzas de oro. En las siguientes entregas, su castillo de Moulinsart se convierte progresivamente en un centro de operaciones para el reportero y su inseparable fox terrier Milú, que disfruta lamiendo los charquitos de whisky Loch Lomond que el capitán, habitualmente ebrio, va desparramando mientras se desgañita con una legendaria sucesión de insultos, que incluyen: «¡Ectoplasma! ¡Filibustero! ¡Pirata de carnaval! ¡Vendedor de guano! ¡Cercopiteco! ¡Beduino interplanetario! ¡Bebe-sin-sed! ¡Ornitorrinco! ¡Cordero mal peinado! ¡Antropófago! ¡Papú de mil diablos!» y mi favorito personal, «¡Bachibuzuc!».


Jot Down - Cien Tebeos Imprescindibles (2024)