viernes, 4 de octubre de 2024

The Spirit / Will Eisner




Alguien podría decir que Will Eisner inventó la historieta y no sería estrictamente cierto, pero tampoco sería del todo falso. Si ese americano alcanzó la divinidad en el mundo de las viñetas fue a base de demostrar que su ingenio tenía un caudal inagotable y que su imaginación saludaba a su época a través del espejo retrovisor. Lo realmente importante de todo esto es que a Eisner le bastaban siete páginas para conseguir lo que millones de autores no eran (ni serán) capaces de alcanzar a lo largo de cientos de hojas y millares de viñetas: contar buenas historias.

En 1939 los tebeos invadían las habitaciones estadounidenses en un boom que hacía temblar a unos periódicos preocupados por la posible competencia que representaban las páginas cargadas de bocadillos. Everett M. Arnold se reunió con Eisner para plantearle la posibilidad de orquestar un suplemento en forma de tebeo que hiciese compañía a los rotativos y el autor se sacó del sombrero The Spirit, una serie creada evitando de manera premeditada la endogamia del género. Eisner no tenía simpatía por los superhéroes y se dedicó a juguetear con las demandas de los editores: cuando le fue requerido un protagonista disfrazado al estilo de sus contemporáneos el dibujante regateó el asunto planchándole en la cara un escueto antifaz y consiguiendo el mejor y más elegante disfraz de superhéroe de la historia, aquel compuesto por una máscara escasa, un par de guantes, unos zapatos impecables, un sombrero, una corbata y un traje. También aprovechó la inercia para sortear el tópico, el héroe no hacía gala de superpoderes de ningún tipo y la esencia del personaje le sa- caba la lengua a los vengadores de tebeo: Spirit era en realidad

Denny Colt, un detective que la sociedad daba por muerto durante las primeras páginas de la obra, pero su alumbramiento no venía acompañado de la preocupación por endosarle una doble vida social al estilo de los binomios del tipo Clark Kent/Superman tan frecuentes en el cómic, sino que prefería dejar que el justiciero asimilara su destino con total naturaleza. Colt se ponía el antifaz y nunca más volvería a quitárselo, Spirit sería Spirit hasta el final de sus aventuras. Y sobre todo sería un personaje que rompería el mito del héroe invulnerable: es difícil encontrar a otra estrella del cómic que llegase al final de sus historias tan vapuleado, aplastado, desarrapado o hecho trizas como lo hacía la criatura de Eisner dignificando por el camino el concepto de antihéroe al convertirlo en un punching ball al que le llovían tormentas de hostias.




Pero donde realmente destacaba Eisner era en la forma de utilizar a su hijo enmascarado como mecanismo. Sobre el papel la figura de Spirit no era el fin pero sí el medio, era la excusa para contar todo tipo de cuentos, desde los centrados en la serie negra de crímenes y castigo, obvios por el propio cigoto de la creación de su personaje (el fantasma de un detective asesinado), hasta los más fantásticos, experimentales o temáticos. Su obra aprovechaba la brevedad para saltar alegremente del género negro a la ciencia ficción, de la magia a la comedia de gag puro, del slapstick de dibujo animado al drama justiciero y lo envolvía todo con un certero sentido del humor. Eisner había creado un laboratorio cuyos resultados eran sorprendentes, la osadía le llevaba a convertir al propio personaje principal en un invitado de sus propias historias, a menudo Spirit aparecía al final o al principio de la historia pero la miga corría a cargo de otros. También sus recursos se la jugaban para innovar y reinventarse: tan pronto se atrevía a presentar la acción desde el interior de la cabeza del asesino (de manera totalmente literal, lo que es más asombroso) como a extender las viñetas al tamaño completo de la página, a narrar un delito a través de una proyección de diapositivas que contemplan terceros, a enmudecer totalmente una historia privándola de bocadillos y describiéndola mediante una serie de postales escritas, a reformular los cuentos navideños o a trasladar al cómic técnicas de naturaleza cinematográfica como el plano fijo o el flashback. Y es que Eisner también señalaba directamente al séptimo arte para componer una de las banderas más celebradas de la obra: aquellos impresionantes títulos de crédito. Las primeras viñetas de cada peripecia eran una obra de arte en sí mismas al camuflar las letras que anunciaban el título de la serie y la firma del autor en elementos del decorado. La tipografía dejaba de ser un mero trámite para convertirse en parte del escenario: palabras gigantescas con forma de edificios, deslizándose como papeles desperdigados hacia las alcantarillas, alumbradas brevemente por la luz de un coche misterioso, anunciadas en neones en segundo plano, enredadas en metafóricas telas de araña o haciendo las veces de epitafios de tumbas en cementerios. Su puesta en escena resultaba tan asombrosa que a día de hoy nadie ha ideado una manera más espectacular de introducir un tebeo.

Asomarse a las desventuras de Spirit es asomarse al antihéroe del costumbrismo pulp americano de los cuarenta y primeros cincuenta. Y también contemplar las muy cuestionables decisiones de convertir el papel de la mujer en el de víbora con alma de urraca (cuando no simple interés romántico) y la de adjudicar unos rasgos en los que se leía «estereotipo racial» en luces de neón al físico del compañero negro de aventuras de Spirit, un Ebony White que hasta en su nombre tenía una cruz. El propio Eisner lamentaría más adelante aquellas decisiones y las achacaría a la mentalidad de la sociedad en esa época.

Al conjunto de la serie se le puede incluso perdonar que una pequeña parte de las historias de The Spirit fueran obra de autores fantasma que cubrían al auténtico creador. Eisner fue requerido por el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y los periódicos utilizaron a William Woolfolk, Manly Wade Wellman o Lou Fine para no detener la producción. Decían que Eisner agarró a ese equipo de trabajo y señalándoles la colección de Terry y los piratas sentenció: «No os fijéis en mi trabajo. Repasad esa biblia. Ahí está todo lo que tenéis que saber para contar con huevos una historia». Lo gracioso del asunto es que The Spirit acabaría convirtiéndose en una Biblia del cómic por derecho pro- pio. A los miles de héroes con los que DC y Marvel nos inundarían hasta la actualidad Spirit les pasa la mano, una mano elegantemente enguantada, por la cara sin quitarse el sombrero. Ni, por supuesto, el antifaz.


Jot Down - Cien Tebeos Imprescindibles (2024)


jueves, 3 de octubre de 2024

Curiosas conductas de algunas mujeres con el dinero por Maitena

 


El Pais Semanal Número 1.447
Domingo 20 de junio de 2004

Fuera de la viñeta

La vida del protagonista de esta historia cambiará radicalmente desde el momento en el que alguien llame a su puerta


José Luis Vidal

28 de septiembre 2024

Radovan ha vivido siempre bajo la sombra de su padre, el famoso autor de cómics Tomislav Brandt. En su país es una auténtica celebridad, conocido por haber sido el 'padre' de Texas Kid, un personaje que ha calado hondo en los lectores.




Texas Kid, mi hermano

Autores: Darko Macan, Igor Kordej

Tapa dura

Color

224 págs.

30 euros

ECC Ediciones


Lo que la mayoría de la gente no sabe es que Tomislav es un tipo huraño, y que de puertas para dentro de su hogar, tanto su hijo como su esposa han tenido que soportar infinidad de maltratos, tanto físicos como psicológicos.

En un viaje al pasado, conoceremos al Tomislav niño, que atraviesa un auténtico infierno de palizas, debido a su carácter y, pasados los años y su experiencia en el conflicto bélico, encontrará el camino a seguir dibujando cómics.

Pero esta historia da un vuelco cuando Radovan, un chico que ha elegido la rebeldía como arma para con ello llamar la atención de su padre, que se ha pasado media vida frente al tablero de dibujo, imaginando aventuras protagonizadas por el chulesco cowboy.

Y es precisamente a éste al que el joven se encuentra al abrir la puerta…

A partir de ahí la historia toma un derrotero diferente, ya que este 'hijo pródigo' tan hábil con la pistola como con la lengua o cabalgando a su fiel Lucky, hará que todos y todas caigan embelesados ante sus encantos y, sobre todo, y es lo que más duele a Radovan, defendido en todo por su padre y creador, que nunca se había mostrado tan orgulloso por nadie.

Será entonces cuando en la mente del joven empiece a esbozarse un plan, una fijación, cuya guinda para el imaginario pastel serán dos hechos: la inesperada y desconocida confesión de su propia madre y una traición.

Pero, ¿se puede matar a un personaje nacido de la ficción?

Personalmente, descubrí al croata Igor Kordej, el autor de este increíble cómic, entre las páginas de la mítica revista de cómic 1984, publicada por Josep Toutain, y ya solo con su estilo de dibujo, tan diferente y expresivo, llamó mi atención. Y no solo ésta era una de sus cualidades como artista, sino que narraba visualmente como un auténtico maestro, hecho éste que podéis corroborar disfrutando de este Texas Kid, mi hermano, donde partiendo de un relato de su viejo compañero en esto de los cómics, Darko Macan, crea una obra que, además de engancharte con su argumento, puede utilizarse como herramienta didáctica, ya que en este caso, como el propio Kordej comenta en el epílogo, ha querido probar con una narrativa cercana al manga japonés en algunos momentos de la trama, logrando con ello unas secuencias donde la violencia se convierte en algo totalmente bello.

En España hemos tenido la suerte de poder seguir y disfrutar de su extensa obra, ya sea la producida para el mercado europeo, así como su paso (traumático, como ha confesado en alguna entrevista) por la Casa de las Ideas norteamericana (Soldier X). En el catálogo de ECC Ediciones podemos encontrar algunos de sus últimos trabajos, como Cold & Pepper, La historia oculta, Imperio o Marshall Bass.


Diario de Cádiz


miércoles, 2 de octubre de 2024

Pequeñas grandes tragedias en la vida de una mujer por Maitena

 


El Pais Semanal Número 1.402
Domingo 10 de agosto de 2003

Príncipe Valiente / Hal Foster




Harold Hal Foster (Halifax, Canadá, 1892 - Florida, Estados Unidos, 1982) fue el primer dibujante de Tarzán de los monos (legendario personaje creado por el escritor Edgar Rice Burroughs). La serie comenzó a publicarse en 1929 a diario, en blanco y negro y en forma de tira o comic strip, en varios periódicos norteamericanos. A Foster no se le permitía influir sobre el argumento y, después de ocho años, sintiéndose cansado del carácter infantil de los guiones a los que le tocaba poner imágenes, ideó su propia historieta: Príncipe Valiente. Esta serie comenzó con el formato de página y con periodicidad semanal. El autor pretendió que así fuera a diferencia de la mayoría de los cómics que entonces se publicaban como tira y a diario para poder dedicar más tiempo a su elaboración. Los primeros años invertiría, de forma regular, sesenta y cinco horas semanales. Hasta principios de los años cincuenta, menos el rotulado de los textos, él lo hacía todo. Según Foster: «Un verdadero dibujante necesita de talento literario, de una profunda formación artística y de amor por su trabajo». El perfeccionismo en su trabajo creó escuela.

King Features Syndicate, una agencia de noticias del grupo Hearst que distribuía cómics, pasatiempos y columnas de opinión para miles de periódicos de todo el mundo, compró la idea de Foster. En un principio, el personaje se iba a situar históricamente en medio de las cruzadas, pero su autor entendió que de ese modo estaría limitando su desarrollo. Le pareció mejor relacionarlo con las leyendas de rey Arturo y sus caballeros de la tabla redonda.

Hal Foster había sido un joven que muy pronto se enamoró de la aventura: «La navegación siempre me confirmó que el mundo es redondo y los lugares lejanos existen: Penang, Mandalay, Zanzíbar y el remoto Catay. Quizás haya más verdad en las palabras de Simbad que en la Enciclopedia Británica». Cuando tenía veintidós años se lanzó —sin éxito— a buscar oro en la bahía del Hudson y en el lago Winipeg, en Canadá.

Las aventuras del Príncipe Valiente, «Val», comienzan cuando Aguar, su padre, el rey de las brumosas y frías tierras de Thule, acaba de ser destronado. El monarca, su familia y sus súbditos más cercanos han tenido que huir y refugiarse en las pantanosas tierras del norte de Bretaña. Las primeras páginas, las que Foster dibujó durante los dos primeros años, cuentan las correrías del joven hijo del rey. En una de ellas conoce a una bella y enigmática bruja que le pronostica una vida llena de desgracias. Dejándose llevar por su carácter vital e impulsivo, pero sobre todo tomando las riendas de su futuro, el príncipe decide dejar a los suyos y marcharse solo en busca de otra vida. Es curioso comprobar que el comienzo de la vida de aventuras de este personaje de cómic es muy parecido al arranque que tuvo la de Corto Maltés. El marinero más famoso de la historial del tebeo, héroe creado por el dibujante italiano Hugo Pratt, deja que una amiga de su madre, gitana como ella, le lea la mano. La quiromántica se lleva la sorpresa de que Corto Maltés no tiene líneas de la mano. Entonces el marinero coge una cuchilla y cortándose se diseña una larga línea de la vida. Ambos, el príncipe Valiente y Corto Maltés, se hacen con su gesto dueños de su destino poniendo en cuestión los pronósticos de sus respectivas y agoreras brujas. Corto Maltés se embarca y parte rumbo a los mares del sur. El Príncipe Valiente se marcha a Camelot donde comienza de escudero y termina siendo ascendido a caballero de la Tabla Redonda del rey Arturo. Foster tomó algunas ideas de las leyendas artúricas y va- rios de sus personajes (sir Lancelot, sir Gawain...), pero no copió sus argumentos. Lo más relevante de los guiones de Príncipe Valiente es la personalidad y la verosimilitud del protagonista. Foster nos relata, además de las guerras y las batallas propias de la edad media, las cosas que le pasan a Val en su vida diaria. Algunas son dignas de un caballero de la corte del rey Arturo y otras, más humanas, no lo son. Pero, en el segundo caso, son propias de alguien de carne y hueso. Val, de la mano de Foster, es héroe y hombre. Este es el principal secreto de por qué el Príncipe Valiente cae bien al lector. Es fácil para cualquiera identificarse con el protagonista de estas aventuras. Val es impulsivo, amante de la buena vida, valiente, líder. Le gusta el combate, la caza, la pesca y las bromas exageradas. Val es como somos o como querríamos ser cualquiera de nosotros. Su amigo Boltar, re- firiéndose a la juventud de Val, dice de él: «Nunca existió un chaval como él. Era capaz de beber como un hombre, luchar como un demonio y cantar como un ángel».

Nadie cuestiona la calidad de las ilustraciones de Hal Foster en Príncipe Valiente, pero dicha excelencia ha eclipsado el reconocimiento de la excelencia del texto, algo que sería injusto no destacar.

Algunos ejemplos citados en Fostery Val, la obra del estudioso Manuel Caldas (editorial Dolmen):

En la muerte de la madre: «Contempla el rostro inmóvil de la madre, tan acostumbrado a la luz del sol y a la alegría. El frío y la niebla silenciaron sus canciones para siempre». 

Val lucha en solitario contra cincuenta vikingos sobre el puente de Dundorm: «Muchas veces se alza y abate la terrible espada que centellea, húmeda, a la luz del sol. Y por encima del bramido de las aguas y del chocar de las armas se escucha el sonoro grito de guerra de Val».

Su ordenación como caballero: «Aún queda hoy algo por hacer. De rodillas —dice Arturo mientras saca la afilada Excalibur de su vaina repujada y toca el hombro del muchacho sucio de humo—. Alzaos, sir Valiente, príncipe y caballero de la Mesa Redonda».

En África: «Un mundo de contrastes: los hijos de las heladas tierras del norte reman en un barco vikingo a través de una selva vaporosa y rebosante de fiebres. Dragones hediondos se retuercen en las orillas de tierra y fango, mientras en el cielo planean aves espléndidas. Monstruos acuáticos entre nenúfares perfumados. Belleza y horror por doquier». Foster terminó en 1980 la última página de Príncipe Valiente. Tenía ochenta y siete años y habían pasado cuarenta y tres desde el comienzo de la serie. A partir de ese momento John Cullen Murphy pasó a ser responsable absoluto del dibujo. Foster sugirió finalizar la historia con una gran batalla en la que muriesen todos los personajes, pero no se le hizo caso. Mark Schultz y Thomas Yeates son en la actualidad los encargados de que las aventuras del Principe Valiente se sigan publicando semanalmente en varios periódicos norteamericanos.



Jot Down - Cien Tebeos Imprescindibles (2014)



¡Qué machistas son los camareros de los restaurantes! por Maitena

 


El Pais Semanal Número 1.401
Domingo 3 de agosto 2003

¡Viaja y sonríe!

El Payaso del Crimen recorre el planeta dejando su aterradora huella allá por donde pasa



José Luis Vidal

29 de septiembre 2024

Le conocemos de sobra. Las calles de la ciudad de Gotham están marcadas por su marca, la huella del crimen. Cuando en sus callejuelas se oye esa desquiciada risa todos huyen y se esconden, ya que Joker está a punto de llegar.

Pero claro, hasta los villanos más recalcitrantes tienen que tomarse unas vacaciones de vez en cuando. Y precisamente de eso va este volumen que viene a complementar el que ECC Ediciones ya publicó, y que tenía como protagonista a la némesis del criminal, el Caballero Oscuro.

Y de la misma manera que ocurrió en ese tomo, en Joker: El Mundo vamos a acompañar a este terrible personaje a lo largo y ancho del globo, comprobando cómo su oscura influencia ha llegado a otros países.

Pero por una vez seamos algo chovinistas y comencemos nombrando la aportación de un artista nacional a esta obra. Si con Batman, Paco Roca lo llevó unos días de asueto (tal vez demasiado) a Benidorm, en este caso, será David Rubín quien nos presente a este tipo de eterna sonrisa, rostro pálido y pelo verde en la capital de España, Madrid, como ya podréis comprobar (y disfrutar) con la espectacular portada de este tomo.

Y Rubín lo hará, obviamente, desde su óptica más personal, causando la sorpresa tanto en el lector como en el propio protagonista, que se da cuenta de que, comparada con Gothan, Madrid no es precisamente un ejemplo de urbe ideal, ya que la violencia más descarnada e injusta campa con total libertad por sus calles.

Eso sí, realizando una última visita a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, Joker dejará su personal ‘sello’.

A partir de ahí, ajustaos el cinturón, querido lectores, ya que el resto del periplo va a ser largo y bastante movido. Desde la gélidas tierras de Alaska; visitando en Alemania el festival de heavy metal más famoso del planeta; en la cultural y bella Bolonia, donde las manifestaciones de jóvenes estudiantes están a la orden del día; pasando por Brasil, y un enclave donde la locura se ha impregnado en su tierra, el perfecto germen para que Joker haga de las suyas…

¿Y qué decir de Méjico y su especial Día de los Muertos? Un violento padre, luchador profesional y mafioso se va a encontrar con la horma de su zapato; seremos espectadores de un concurso muy especial, y violento, que nos lleva a la República Checa y en Turquía retrocederemos en el tiempo para comprobar que siempre ha habido bufones y payasos…

La huella de Joker nos lleva a Corea del Sur, donde vamos a comprobar cómo su influencia trae la locura a la vida de un policía. Imagen ésta que puede llegar a corromper hasta el mundo del futbol, una autentica religión en Buenos Aires, donde un maltratado chaval se fijará en la figura de Joker. Y es que, por mucho que se intente, no hay terapia para curar de su mal a este simpar personaje, ni tampoco a todos aquellos que han caído bajo su terrible influjo, como sucede en Camerún.

Comprobareis que pese a los esfuerzos de los defensores de la paz y la concordia de otros países, cuando a Joker se le cruza una de sus desquiciadas ideas, esa vez plasmada en un cuadro, no hay forma humana de detenerlo.

Y para rematar este alucinado y alucinante viaje, una última parada en el País del Sol Naciente, donde Joker va a adoptar un rol hasta ahora desconocido para él, y nosotros, los lectores, no exento de una fuerte carga irónica, que pondrá a prueba los nervios del criminal de eterna sonrisa.

Encontramos en este volumen una reunión de talentos internacionales, a algunos los seguiréis como fans de su obra, otros tal vez os suenen, y el resto, aunque desconocidos por la mayoría, aporta su buen hacer en este periplo por un buen montón de puntos del planeta, cada uno con sus características y sellos personales.

A la hora de escribirlas, tenemos a Geoff Johns, David Rubín, Torsten Sträter, Enrico Brizzi, Pelipe Castilho, Alvaro Fong, Varela, Stépan Kopriva, Metin Akdülger, Inpyo Jeon, Matñias Timarchi, Dr. Ejob Gaius, Tomasz Kolodziedjczak y Satoshi Miyagawa.

Y llevando los relatos a las viñetas, unos dibujantes de primer nivel: Jason Fabok, David Rubín, Ingo Römling, Paolo Bacilieri, Tainan Rocha, Oscar Pinto, Michal Suchánek, Etehm Onur Bilgic, Jaekwang Park, Germán Peralta, Bertrand Mbozo’O Zeh, Jack Michalski y Keisuke Gotou.

No lo penséis más, preparad la maleta con lo básico y lanzaos junto a Joker a este viaje que os va a deparar más de una sorpresa y, por qué no decirlo, sobresalto.


Diario de Cádiz