miércoles, 20 de noviembre de 2024

Hombre / Antonio Segura y José Ortiz



«Los políticos prometieron que la crisis sería superada en breve con el sacrificio común».

Cuando el dibujante José Ortiz y el guionista Antonio Segura comenzaron a publicar Hombre en 1981 no podían imaginar que su sombrío retrato de un mundo en ruinas perduraría en el tiempo de la manera en que lo ha hecho. Quizá porque fantasear con el apocalipsis y la sociedad que surgiría de sus cenizas no deja de resultarnos fascinante. Ese fin del mundo puede provenir de una devastadora crisis económica o energética, de una epidemia incontrolada o de una guerra nuclear, pero el resultado siempre es el mismo: la lucha despiadada por los recursos entre los supervivientes, el abandono de toda restricción ética una vez desmoronado el orden social. ¿Y por qué imaginar un mundo así excita tanto nuestra imaginación? En primer lugar porque es divertido ver nuestro entorno desde otra perspectiva. Quién no fantasea caminando por las calles a horas intempestivas con que ha habido una catástrofe que ha matado a todos los demás, que entonces podemos asaltar cualquier tienda o supermercado y coger lo que deseemos, que cualquier zombi, mutante o el mismísimo Humungus, ayatolá del rock & roll, acecha a la vuelta de la esquina... Bueno, yo al menos lo hago y se me hace así el trayecto más llevadero. Pero otro motivo de más alcance para dicha atracción es que quizá un mundo posapocalíptico nos resulta aparentemente extraño, sí, pero al mismo tiempo intuimos que esa barbarie es la realidad, temporalmente oculta por el barniz de la civilización.

Si echamos un vistazo a la historia vemos, como en el poema Ozymandias de Shelley, que vastos imperios aparentemente in- vencibles quedaron reducidos a la nada y sus fastuosas capitales pasaron a ser ruinas por las que vagaban supervivientes que nada sabían sobre su pasada gloria. ¿Cómo no pensar entonces que eso podría volver a ocurrir? Cuando eso sucede la reacción de sus habitantes siempre es la misma: sálvese quien pueda. Las sociedades prosperan fundándose en un frágil equilibrio sobre los intereses de sus miembros. Cada uno de ellos renuncia a tomarse la venganza por su mano y se somete a unas leyes comunes. Acepta esfuerzos en el presente a cambio de beneficios en el futuro. Paga impuestos y dedica esfuerzos al bien colectivo. Se especializa en una profesión en lugar de producir sus propios alimentos porque confía en que los demás lo harán, proporcionándole lo que necesite. El resultado de todo ello es un sistema cada vez más complejo, y por tanto más frágil. Mientras funciona aceptamos sus reglas y resistimos las tentaciones. ¿Y cuando deja de hacerlo?



Como en una reacción en cadena surge el caos, la destrucción, la miseria —en la que un bidón de gasolina bien merece una vida humana y una rata pasa a ser la única carne que degustar—, en definitiva la lucha de todos contra todos. Y de entre todos ellos emerge un superviviente nato: alguien como Hombre. Así se le conoce, sin nombre propio, como tampoco lo tiene la ciudad sitiada de la que entra y sale en sus aventuras. Un personaje sin piedad ni remordimientos, sin altruismo ni idealismos vanos. Su día a día está en vengarse de las afrentas, no en agradecer la ayuda. Un tipo realmente duro, pero también atormentado, porque tiene recuerdos de cuando la vida era de otra manera. Acepta las nuevas reglas, pero en el fondo sabe que el mundo podría ser mejor. En ocasiones incluso parece dispuesto a luchar por conseguirlo, creemos ver entonces un atisbo de humanidad y esperanza en su interior... Pero el amago apenas germina porque ve a su alrededor que hacerse ilusiones es la forma más rápida de acabar muerto. Como la vida misma, en la que madurar consiste precisamente en dejar de hacerse ilusiones.

Hombre no se abriría un perfil en una red social definiéndose como «amigo de sus amigos», ni llenaría su cuenta con fotos de gatitos, ni terminaría sus frases con un «:P». Pero a pesar de su brutalidad y su gesto siempre ceñudo, no es difícil identificarse con él. Va a lo suyo, como todos lo hacemos. Y como todos, a veces desea romper esas barreras y escapar de su soledad. Anhelando íntimamente un mundo, una época, una vida donde las cosas eran de otra forma.


Jot Down - 100 Tebeos Imprescindibles (2014)



BARBARELLA Un nuevo tipo de heroína

Asier Mensuro


En 1962, se inicia un movimiento internacional, pero muy focalizado en Francia, que reclaman la consideración del cómic como un arte que va mucho más allá del mero entretenimiento infantil y juvenil. El historietista Jean-Claude Forest decide aportar a este movimiento desde la praxis, y se plantea publicar historietas creadas específicamente para un público adulto. De este modo, nace un cómic pionero, Barbarella, que ve la luz de forma seriada en 1962, en la mítica revista V Magazine, dirigida por Eric Losfeld. Dicha publicación está destinada a un público adulto y sus contenidos son claramente eróticos, por lo que el sagaz editor sugiere a Forest que su historieta podría ser una especie de exuberante tarzán de género femenino; pero Forest tiene la genial idea de combinar el erotismo con la ciencia ficción, otro género de gran tradición en el mundo de la historieta que ha producido un sinfín de personajes clásicos, como Flash Gordon o Dan Dare. El éxito de esta combinación es inmediato, abriendo camino a lo que se conoce como el boom del cómic adulto que, desde Francia, ensancha el mercado de lectores que hasta la fecha estaba marcado por producciones dirigidas casi exclusivamente al público infantil y juvenil.

Para crear al personaje de Barbarella, Jean-Claude Forest se inspira en la icónica Brigitte Bardot (mito sexual de la Francia de la época), e imagina a una aventurera espacial, que es una pacifista decidida a sembrar la «cordialidad interestelar» del modo más placentero posible, ya que es dueña y señora de sus actos y deseos. De este modo, dota a su personaje de una autonomía que la diferencia enormemente de otras heroínas del cómic cuyo rol era el de mera comparsa del héroe (por poner un ejemplo, baste citar una vez más a Dale Arden, novia de Flash Gordon).


   Así, las aventuras eróticas de Barbarella llevan implícito un mensaje de empoderamiento femenino y liberación sexual, muy alejado de los roles de los personajes femeninos que poblaban las grandes revistas de cómics de la época. Si a esto se le suma un dibujo sumamente atractivo, una vez más, alejado de los cánones habituales en los cómics del momento, que de un modo fresco y diferente incorpora una estética pop novedosa y atractiva, se entiende con facilidad su rotundo éxito, y su profunda huella en el cómic posterior.

Por eso, resulta incomprensible que este cómic mítico de Jean-Claude Forest haya permanecido inédito en nuestro país hasta ahora.

Respecto a la edición española, hay que decir que recoge los dos primeros álbumes de las aventuras de Barbarella. Creo que Dolmen ha realizado el mejor trabajo posible en este álbum. Las aventuras de Barbarella se publican en Dolmen a un tamaño nada desdeñable, con buen papel, y con un blanco y negro restaurado de forma más que digna, pero se deja de lado el estupendo bicolor con el que ve la luz en su edición original.

Los propios textos que, a modo de complemento, acompañan a esta edición explican el motivo.



                                

Barbarella

Jean-Claude Forest 

Dolmen Editorial 

Francia

Cartoné

184 págs. Blanco y negro 

Traducción: x

Obras relacionadas

Lorna

Azpiri.

(Norma Editorial)

Los náufragos del tiempo

Jean-Claude Forest y Paul Gillon

(Ediciones Glénat)

Ici Mème

Jean-Claude Forest y Tardi

(Norma Editorial)

Hypocrite

Jean-Claude Forest 

(Ediciones Glénat)

Parece ser que Jean-Claude Forest trabajaba el original en blanco y negro puro, y, en hoja aparte, añadía el bitono. De este modo, el efecto de bicolor solo se consigue por adición en la imprenta.

Con el transcurrir de los años, estas hojas que contienen el color se han perdido, dejando como única opción viable la edición en blanco y negro.

Creo que el bicolor aporta, y mucho, a la estética pop de este cómic, por lo que hubiera preferido una labor de creación de un nuevo coloreado partiendo de ejemplares de la edición original de Losfeld.

Sea como fuere, esta edición de Barbarella resulta imprescindible para todo amante de la sci-fi, el cómic erótico, o simplemente, de la cultura pop de los años sesenta. Y es que esta historieta trasciende el mundo del cómic.

Como bien nos recuerda Jesús Palacios en su texto dedicado a la adaptación cinematográfica del personaje (que se incluye como uno de los apéndices del libro), Barbarella cuenta con una exitosa adaptación cinematográfica dirigida en 1968 por Roger Vadim, con una jovencísima Jane Fonda, en aquella época casada con el director, que da vida al personaje. La actriz se convierte en un mito erótico de los años sesenta gracias a esta interpretación, y la película convierte al personaje de Forest en un auténtico icono pop que aún perdura dentro del imaginario visual de nuestro tiempo.

Cabe destacar igualmente un texto del historietista Ángel de la Calle que pone en valor a este cómic dentro del pensar y sentir de la época, desgranando hasta el último detalle o curiosidad que tiene que ver con Barbarella.

Por último, para los amantes de las ediciones integras, Dolmen no se ha olvidado de las ilustraciones y portadas de Barbarella que vieron la luz en las diversas ediciones de este exitoso cómic, incluyendo en este tomo un apéndice con un generoso número de ellas.




Jot Down Comics 2024


martes, 19 de noviembre de 2024

Criaturas, el proyecto cinematográfico abortado de Genndy Tartakovsky



A Genndy Tartakovsky (Samurai Jack, Primal...) le gusta compartir viejos recuerdos en Instagram y hoy ha desvelado un póster conceptual de un proyecto de largometraje de animación abortado y poco conocido llamado " Creatures ", que había desarrollado hace una veintena de años. hace años que.

" Quizás hace unos 20 años estaba desarrollando una película sobre cómo descubrir quién eres y cómo encajas en el universo... Hice un dibujo para un póster y Scott Wills me lo hizo. Ha pasado un tiempo, así que pensé que Lo compartiría, nunca visto por muchos .


Via Catsuka


LA DIFÍCIL RELACIÓN ENTRE TEBEOS Y UNIVERSIDAD. DE LA IGNORANCIA AL ROMANCE ENTREGADO

Álvaro Pons y Noelia Ibarra Universitat de València

No ha sido la relación entre el cómic y la universidad un camino de rosas. Durante años, los tebeos han vivido completamente apartados de los ámbitos académicos, apenas considerados por loables iniciativas particulares, como las de los profesores Juan Antonio Ramírez o Antonio Altarriba, pero ignoradas con frecuencia tanto en los planes de estudio como en las líneas de investigación desarrolladas en la universidad. Si tomamos como referencia la exhaustiva investigación hecha por Julio Gracia sobre el número de tesis doctorales sobre cómic leídas en la universidad española, resulta evidente que hasta bien entrado el siglo XXI la historieta era motivo de nulo interés para las instituciones de educación superior nacionales. La única relación continuada que se podía detectar era la celebración de Unicómic, el festival de cómic de la Universitat d’Alacant que comienza su trayectoria en 1999, organizado desde el Consejo de Alumnos de la universidad con el apoyo del entonces Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Un evento que se organizaba en la universidad, pero visto como una actividad cultural ajena a las perspectivas de investigación. Sin embargo, a partir de finales de la primera década de la nueva centuria se detecta un indudable cambio de ciclo. Desde las aulas comienzan a aparecer tímidas inclusiones de contenidos alrededor de la historieta, generalmente desde nuevas titulaciones, como Comunicación Audiovisual, que parecen despertar el interés por el cómic como objeto de estudio. Y, en un campo prácticamente virgen para la investigación, algunas publicaciones académicas del ámbito filológico toman la iniciativa con números especiales dedicados a la historieta, como el del Boletin Galego de Literatura de la Universidad de Santiago de Compostela en 2006 o la revista Quaderns de Filologia de la Universitat de València en 2009. Así también, Unicómic de Alicante comienza a dedicar una parte de sus contenidos a ponencias de investigación sobre historieta y crea el Club de Lectura Universitario de Cómic y Álbum Ilustrado CLUECA, que finalmente daría lugar al primer Aula de Cómic en la universidad española. Síntomas evidentes de que se estaba produciendo un cambio de sensibilidad hacia el noveno arte, pero que todavía plantea claras reticencias. De hecho, si se analizan las tesis o artículos publicados en estos años, se encuentra siempre como punto de partida la necesidad imperiosa de justificar por qué el cómic es un objeto de estudio válido y riguroso, esto es, se parte de la asunción de la necesidad de conseguir una validación y abogar por su inclusión en las líneas preferentes de investigación, generalmente desde la dependencia o comparación con otras artes «mayores» como argumento de autoridad. No obstante, la mecha había ya prendido y corría en paralelo a un reconocimiento cada vez mayor por parte de la sociedad.

Si bien la Academia reacciona con lentitud a los cambios sociales y suele ir siempre a remolque de estos, en el caso del cómic resultaba ya nítido apreciar que su consideración abandonaba con rapidez la tradicional identificación del tebeo como una forma de entretenimiento infantil y juvenil para comenzar a ser considerado como un arte de potencial inabarcable. La inclusión continuada del cómic en los suplementos culturales de la prensa, la creación del Premio Nacional de Cómic o la atención mediática creciente constituían pruebas obvias de que los tebeos no solo representaban un objeto prescindible sin interés, sino un campo de sorprendentes posibilidades en el ámbito académico. Todas estas transformaciones se aceleraron definitivamente en 2017 con la celebración del I Congreso Internacional de Estudios Interdisciplinares de Cómic en la Universidad de Zaragoza, la primera gran cita dedicada a la investigación en historieta con un gran éxito en número de comunicaciones presentadas. Esta cita abrió el camino a la celebración en 2019 del Congreso Internacional de Estudios Universitarios del Cómic en la Universidad d’Alacant, como lógica evolución de Unicómic, a la que se unieron The International Conference Comics in Dialogue en la Universidad Complutense de Madrid (2020), Teaching with comics en la Universitat de Valencia (2022) o el Congreso Internacional de Investigación sobre Cómic en la Universidad de Alcalá de Henares (2023), consolidando un circuito de citas académicas que certifican el interés de las universidades por la investigación.



También en torno a estas fechas destaca un hito relevante, como es la creación de la primera cátedra institucional de cómic en España: la Cátedra de Estudios del Cómic Fundación SM-Universitat de València, que será seguida posteriormente por la Cátedra Cultural Moebius de la Universidad de La Laguna, la Cátedra ECC- UAH de Investigación y Cultura del Cómic en la Universidad de Alcalá de Henares y la Cátedra Martín Morales de Humor gráfico y Cómic en la Universidad de Granada. Estas cátedras han multiplicado las actividades y jornadas alrededor del cómic en el seno de las universidades, a través de su clara apuesta por la programación continuada del noveno arte en la oferta cultural de los centros, pero también a través de la creación de un interés por el cómic como un objeto de estudio de interés especial para la comunidad académica. Su naturaleza transversal ha permitido que no solo se desarrollen perspectivas en torno a su aplicación en campos humanísticos, como la Historia del Arte o la Filología, sino que prácticamente todos los campos se acerquen al cómic, desde la Educación y la Sociología a las Ciencias Experimentales, llegando a las Ciencias de la Salud a través de la Medicina Gráfica, en una auténtica ebullición de iniciativas re- lacionadas con el cómic desde la universidad. Así, podemos encontrar ofertas formativas de posgrado relacionadas con la historieta que han saltado de una presencia más reducida al círculo de las universidades de verano para entrar deci- didamente en las titulaciones propias que ofer- tan algunas instituciones, como el consolidado Máster en Cómic y Educación de la Universitat de València.

Sin embargo, este camino que parece abrazar el cómic con tanto entusiasmo tiene todavía muchos pasos que conseguir: para el primero, la necesaria cooperación en busca de sinergias que ayuden a canalizar todas las iniciativas que se están realizando alrededor del cómic, se han

dado ya las primeras acciones. En 2024 se ha creado la Sociedad Académica de Estudios del Cómic, impulsada por las universidades de Alacant, Alcalá de Henares y València, que tiene como objetivo precisamente la búsqueda de dinámicas comunes para potenciar y promover la investigación sobre cómic en la universidad española. En este sentido, es importante la consolidación e inclusión de las revistas de investigación en historieta de nuestro país dentro los sistemas de indexación reconocidos para que las contribuciones en estas publicaciones tengan el necesario impacto en el currículum que acredita a los investigadores e investigadoras y les permite avanzar en su carrera académica.



El siguiente y último, mucho más complejo por la intrincada burocracia asociada, pasa por la inclusión del cómic de forma transversal en los planes de estudio de las titulaciones españolas. Más allá de la creación de una titulación específica sobre cómic, parece mucho más accesible y necesario que la historieta esté presente en todas sus perspectivas en los estudios de grado: desde parte necesaria de los estudios de Historia del Arte a opción clave en el fomento lector y la formación del profesorado en esta línea, como mecanismo de comunicación con los pacientes en los ámbitos de salud, como lenguaje visual propio de nuestro tiempo en los estudios de semiótica, etc. Las posibilidades son infinitas y deben ser exploradas, aprovechando el indudable romance que se vive entre universidad y cómic.


Jot Down Comics 2024

El ecuador del viaje por Paco Roca

 


El Pais Semanal número 1.925
Domingo 18 de agosto de 2013

lunes, 18 de noviembre de 2024

La muerte del Capitán Marvel / Jim Starlin




«¿Para qué he combatido tanto si al final es mi propio cuerpo quien se vuelve contra mí y me vence?».

Capitán Marvel

El término «novela gráfica» no lo ha inventado ahora «un iluminado, para dar lustre a los tebeos», como más de un detractor de los cómics ha pensado alguna vez. Sin ir más lejos, ya se empleó en 1982 en la casa de las ideas para bautizar una serie de cómics con un acabado más pulido, tapa dura, mayores dimensiones y sin publicidad. La serie, denominada Marvel Graphic Novel, comenzó precisamente con La muerte del Capitán Marvel, la obra magna de Jim Starlin que, como declaración de intenciones, se abría con una portada sensacional, siempre mencionada entre las mejores de la historia del comic-book norteamericano, inspirada en la Pietà de Miguel ángel.

El personaje de Mar-Vell (nombre de pila del Capitán Marvel) tal y como lo conocimos en los últimos tiempos nació de rebote tras diversos conflictos por plagio, posesión de derechos o nombres registrados. Así, en primera instancia era un tipo descaradamente parecido a Superman (un extraterrestre —uno kree, el otro kryptoniano— de apariencia humana con super-poderes); más tarde, surgieron problemas porque su nombre coincidía con el de la casa fundada por el señor Stan Lee. Incluso se dio la circunstancia de que tanto DC Comics como Marvel Comics publicaron al unísono historias del mismo personaje aunque con diferente nombre y aspecto. Visto lo visto, no es extraño que en una de las purgas habituales que suelen hacer las editoriales, se decidiese que Mar-Vell pasara a mejor vida. El encargo de acabar con el guerrero kree recayó en exclusiva en Starlin, el autor que había abanderado su mejor etapa, que se encargó de lápices, tinta, color y guion. Pero cerrar de manera digna la historia del Capitán Marvel no era una tarea fácil sobre todo con la trayectoria tan irregular que había llevado: tan pronto corría aventuras inspiradas en las del hombre de acero como en las de Flash Gordon. Starlin se tomó literalmente lo de acabar con él, y le preparó un traje de pino. Pero ¡qué traje!

Habitualmente, las muertes en los comic-books terminan como el rosario de la aurora porque, escaldado por experiencias anteriores, sospechas que más adelante los guionistas pueden echar mano de clones, de viajes en el tiempo, de realidades paralelas o, en el colmo de los colmos, de que una entidad mística haga un reset de todo el universo y aquí paz y después gloria. Es decir, como en una máquina recreativa: te matan pero sabes que tienes más vidas (si introduces más monedas). Pero Starlin narra a la perfección la idea de irreversibilidad, lo que consigue que su historia, la historia del Capitán Marvel, tenga calado, auténtica sensación de pérdida. Casi tan rápidamente como en Crónica de una muerte anunciada, conocemos la suerte que va a correr Mar-Vell: se nos dice que años atrás estuvo expuesto, durante una de sus aventuras, a gas nervioso, lo que aún a pesar de sus poderes y organismo superior, ha derivado en un cáncer terminal. A través del relato del protagonista que, conocedor de su inminente final, graba cintas contando toda su vida, esbozando casi una hagiografía, descubrimos que luchó como el que más por su planeta adoptivo, que tuvo enemigos casi omnipotentes como el colosal Thanos (hay quien mide su huella en la historia en función de la talla de sus enemigos), que sufrió y fue herido, pero que también amó y fue querido. Una de las mejores páginas del cómic relata cómo Mar-Vell comunica a su amada su enfermedad mientras son observados desde la ventana. La composición de las viñetas y el lenguaje corporal transmiten la profunda pena de los personajes sin utilizar ni una línea de texto. Los silencios cargados de significado se repiten a lo largo de la historia, siendo este un elemento poco frecuente en los comic-books, donde los superhéroes y supervillanos son unos bocazas cargantes que no callan ni cuando se están zurrando. Por cierto, no se lleven a engaño: a pesar de la temática y el ritmo de la historia, también hay ocasión de presenciar viñetas en las que se reparte estopa, ya sea en algún flashback o en alguna lucha contra enemigos o demonios internos. Pero el problema de Mar-Vell no se resuelve a tortas, obviamente.



Starlin, con una calidad gráfica excepcional, humaniza a los superhéroes de la manera más cruda: también pueden morir tras una larga enfermedad. Y es que, como pone en boca de La Bestia: «Bajo estos trajes de fantasía y estos llamativos poderes se esconden hombres y mujeres mortales». También vemos el dolor en las lágrimas de Spiderman, la emotividad en los habitualmente circunspectos Skrull al acudir a su lecho de muerte y reconocer la valía de uno de sus mayores enemigos, la frustración de las mentes superdotadas de Reed Richards (Mr. Fantástico) o Tony Stark (Ironman) que son capaces de salvar el planeta de todo tipo de peligros pero no encuentran una cura contra el cáncer, o la impotencia de casi todo el universo Marvel que acude a Titán a acompañar al kree en sus últimos momentos y solo pueden velar un cuerpo que se está consumiendo.

Si hacemos caso del dicho «bien está lo que bien acaba», la historia del Capitán Marvel ha sido entonces fenomenal. No creo que exista un personaje con un desarrollo tan errático y un final más apoteósico. Y es que, aunque pueda parecer falto de tacto, Mar-Vell mereció existir solo por poder morir así.


Jot Down - Cien Tebeos Imprescindibles (2014)