Acumulo una gran cantidad de dibujos, bocetos rápidos, que normalmente no termino. Manías, obsesiones, errores, desconocimiento, no se, ahí están, modelos, anuncios, fotografías callejeras, un poco de todo.
Acumulo una gran cantidad de dibujos, bocetos rápidos, que normalmente no termino. Manías, obsesiones, errores, desconocimiento, no se, ahí están, modelos, anuncios, fotografías callejeras, un poco de todo.
Volando entre las casas, la silueta de un niño se recorta en la noche londinense… ¿Quién será?
José Luis Vidal
11 de octubre 2024
Me apuesto con vosotros lo que queráis a que seguro que en vuestra ciudad, allá donde viváis, existe un lugar (o varios) que, por la razón que sea, desprenden un aura especial. En ellos, en determinado momento, si paseáis, os vais a encontrar con lo inesperado, lo mágico.
Astiberri
Uno de esos puntos en el mapa de Londres es el parque Kensington, que de día respira vida, con la presencia de cientos de paseantes pero, cuando cae la noche todo cambia, y otros seres fantásticos que permanecían ocultos a la luz del día, aparecen.
¿Pero qué ocurre cuando uno de los humanos se queda, por la razón que sea, en el parque al anochecer?
Esta es la historia de una niñita, Maimie Mannerin, que soltó a mano de su padre y, de golpe y porrazo, se encontró sola, perdida, en este inmenso lugar, donde tan solo las sombras le dieron la bienvenida.
Aunque, sin que ella pudiera creer lo que veían sus ojos, se vio rodeada de pronto por una serie de criaturas que, luminosas, revoloteaban a su alrededor. Y no eran precisamente luciérnagas…
Su primer encuentro con las picaruelas hadas fue interrumpido afortunadamente por la llegada de un niño muy especial, aquel que se negó a crecer, ese que no tiene familia, y que revolotea sobre las cabezas de aquellos que no se percatan de su presencia. Aunque aquí, en Kensington, es de sobras conocido. Su nombre, por si aún no lo habíais adivinado, es Peter Pan.
Y junto a Maimie, éste se va a convertir en una especie de guía por este lugar del que la niña quiere salir, aunque esta tarea no va a ser demasiado fácil, ya que en todo lugar mágico también reside la oscuridad, en este caso con la forma de sombras que avanzan sin poder ser detenidas y de las que hay que huir a toda costa.
Este hecho le sirve a Peter para tratar de convencer a Maimie. Y es que si cruzan el Serpentine llegarán a un lugar maravilloso, donde los niños son libres, y asalvajados, juegan y viven una y mil aventuras. Seguro que sabéis a donde me refiero.
¿Sucumbirá Maimie al ofrecimiento de Peter, marchándose con él al país de Nunca Jamás? ¿Podrá resolver el complicado acertijo que será la llave para que salga de parque? ¿Qué otros peligros acecharán a la inocente jovencita?
Todo esto y mucho más es producto del maravilloso argumento creado por la genialidad de José Luis Munuera que tomando como referencia el texto nacido de la imaginación de James M. Barrie, El pajarito blanco, lo hace suyo, añadiendo multitud de detalles y así enriqueciendo el relato.
Así nos lleva de la mano, como si del propio Peter se tratase, a través de las solitarias y oscuras calles de ese Londres, recreado con extrema belleza por Munuera y los increíbles colores de Seydas, donde, en una ventana, una mujer triste recuerda a aquel niño que perdió, y se marchó para no volver a regresar jamás, nunca jamás…
Diario de Cadiz
Allá por donde pasan, surge el caos, pero no son los únicos que planean la destrucción total…
José Luis Vidal
10 de octubre 2024
Como ya hemos podido comprobar en anteriores entregas de EVOL, a lo largo y ancho del planeta se ha producido el mismo fenómeno: jóvenes de todas las razas, sexo y estamento, tras haber regresado de la muerte, desarrollan cualidades, poderes.
Hasta ahora, el protagonismo de la historia recaía sobre los hombros de el trío de protagonistas, Akari, Nozomi y Sakura, que se habían unido para acabar con todo, en una cruzada nihilista, repleta de acción, violencia y muerte.
Panini Cómics
Los tres cargan con traumas de su pasado como seres 'normales', que es precisamente lo que le han conducido por este sendero que, además, los ha convertido en inesperadas celebridades en su ciudad y, en algunos casos, un modelo a seguir.
Pero ellos no son los únicos, ya que en esta sexta entrega de la serie vamos a conocer a Kokoro, un chico que padece sordera crónica, hecho éste que hará que su destino cambie, de manera inesperada, cuando se cruce en el camino de un tren…
Más al despertar en el hospital, se dará cuenta que su cabeza está repleta de voces, puede recibir y entender esos ocultos pensamientos. Y no será lo único que puede hacer.
El desacuerdo y la violencia desatada por Akari hará que el trío original se separe, tome diferentes caminos en esta ciudad sumida en el caos. Nozomi emprenderá un camino en el que se irá dejando a su paso los cadáveres de todo aquel héroe que ose acercársele, aunque llegará un momento crucial en el que se va a reencontrar con unos viejos, y letales, conocidos.
Sakura, por su parte, va a darse cuenta que no es la única que desea que llegue el soñado fin del mundo, y se aliará (por decirlo de alguna manera) con los miembros de un grupo radical llamado Damned, que le van a mostrar nuevos métodos para crear el terror y el caos.
Finalmente, la frágil Akari, que carga sobre sus espaldas con una oscura presencia que la atemoriza, un ser muy real que se esconde en su subsconciente, el Conegro. Solo con la ayuda de Kokoro, que le va a servir de guía para acceder a ese lugar prohibido hasta ahora tal vez consiga vencer por fin al maligno ser.
Decir que EVOL es la mejor serie manga del momento es más que cierto, ya que el talento de su autor, Atsushi Kaneko, que no solo elabora un cada vez más intrincado y apasionante argumento, te engancha desde el primer volumen, sino que posee una narrativa gráfica magistral, fuertemente influenciada por el comic occidental y un estilo reconocible que le ha hecho, por méritos propios, uno de los mangakas con una de las carreras artísticas más interesantes del momento, y que tenemos la suerte en España de poder disfrutar de gran parte de ella (Wet Moon, Deathco),y los que nos hemos convertido en fans irredentos de su obra rezamos para que en algún momento podamos tener en nuestras manos otras como Soil o Search and destroy.
Mientras tanto, paciencia, las peripecias de este trío de jóvenes aún no han acabado.
Diario de Cadiz
La semana pasada fue el Salón del Cómic de Granada. Exposiciones y casetas de librerías, reuniones de profesionales, charlas sobre cómics, en definitiva una reunión de amigos.
Me he acordado de que continuo practicando con lápiz y tinta, y por cierto las herramientas han mejorado mucho, aparte del Pentel GFK, he adquirido otro Pentel Brush Sign Pen Artist SESF30C, aún más fino. En palabras del enorme autor que es Jesús Merino, nada como un pincel para entintar.
El erotismo, lo confieso, hizo que me aficionase a la ciencia ficción. Había visto en el cine la primera película de Star Wars, pero no me llamó mucho la atención. Quizás no tenía edad suficiente. En mi juventud, disfrutaba tanto con las ficciones del oeste, de guerra y de espadachines (ya fuera en celuloide o en papel) que no quería probar cosas nuevas. Pero una película «S», como entonces se etiquetaba a las cintas un tanto subidas de tono, vino a cruzarse en mi vida. Su título era Flesh Gordon, fue dirigida en 1974 por Michael Benveniste y Howard Ziehm, y parodiaba —incluyendo escenas delirantes de sexo incluso cuando no lo exigía el guion— el argumento de los clásicos tebeos de Alex Raymond. No solo se remedaban las aventuras galácticas de Flash Gordon, sino también los nombres de los protagonistas. Así Flesh (carne en inglés), el héroe, junto a su amada Dale Ardor (en lugar de Dale Arden) y el doctor Flexi Jerkoff (en lugar de Hans Zarkov. Nótese que jerkoff significa en inglés «masturbarse») tiene que luchar contra el emperador Wang (en lugar de Ming; wang en inglés coloquial significa «pene») que desde el planeta Porn (en lugar de Mongo) dirige un rayo sexual a la tierra. Los efectos de dichos ataques son inmediatos sobre la población terrestre: quien recibe la radiación se ve obligado a ponerse a fornicar de forma compulsiva. Actualmente, esta inestimable muestra del cine de serie B de los años setenta se puede ver en su integridad en YouTube.
La historia que en 1934 se le ocurrió a Alex Raymond (Nueva York, 1909-Connecticut, 1956) no era menos extravagante: Flash, un famoso jugador de polo y Dale, su novia, tienen que arrojarse en paracaídas después de que un meteorito (aunque la traducción al español fue «planeta») parta en dos una de las alas de su avión. Caen en las inmediaciones del laboratorio del doctor Zarkov, un científico que está preparando el lanzamiento de un cohete para que choque contra otro meteorito aún más grande que se acerca peligrosamente al planeta Tie- rra y amenaza con destruirlo. Zarkov, muy estresado porque lleva días sin dormir, a punta de pistola obliga a Flash y Dale, a los que confunde con espías, a subirse con él a la nave. Van a sacrificar sus vidas a cambio de salvar la Tierra. Finalmente el cohete no intercepta el meteorito, pero tras un largo viaje interespacial llegan al planeta Mongo donde gobierna de forma dictatorial el terrible y despiadado emperador Ming, al que se enfrentarán para derrocarlo. Debido al éxito de la serie, sus protagonistas se quedaron varios años en el planeta Mongo y vivieron las más variadas aventuras.
Flash Gordon comenzó a publicarse en 1934 en algunos suplementos dominicales de periódicos de tirada nacional. King Features Sindicate, una agencia de noticias que distribuía tiras cómicas, columnas y pasatiempos a cientos de periódicos de todos el mundo, viendo el éxito que la competencia tenía con Tarzán, Dick Tracy y Buck Rogers, encargó a Raymond tres historietas del mismo estilo y temática. Querían un hombre de la selva, un detective y un aventurero espacial. La imaginación de Raymond dio a luz a Jim de la jungla, al Agente Secreto X-9 y a Flash Gordon, que a la postre fue el personaje que más éxito y duración tuvo. Raymond se encargó de ilustrar las tres tramas recibiendo ayuda en los guiones. Dashiell Hammett, ya por entonces reconocido escritor de novela negra, fue el encargado del componer el guion de la primera parte del Agente Secreto X-9.
Para un lector habitual de novela seria la trama de los tebeos de Flash Gordon puede resultar infantil o poco trabajada. Es necesario, a cada página, convencerse de que las maravillosas ilustraciones y la creatividad de Raymond en el diseño de ciudades y naves espaciales compensan la poca consistencia de los guiones. Otra manera de disfrutar con su lectura es tomar el cómic de Raymond como si se tratara de una disparatada película de serie B y rebajar en consecuencia las exigencias.
Flash Gordon no fue el personaje que marcó la vida de su autor. Alex Raymond llegó a ser aun más conocido a partir de 1946, después de haber pasado dos años en la marina durante la segunda guerra mundial, por Rip Kirby, tira diaria de tipo policíaco publicada en los más importantes periódicos de los Estados Unidos. Al contrario de lo que ocurrió con Flash Gordon, los guiones de Rip Kirby traían historias mucho más verosímiles. Gran parte del éxito de la serie se debió a que se apartó, en lo que a la construcción de los personajes se refiere, de los arquetipos que entonces reinaban en el género negro. Rip Kirby no era un detective al uso, sino que representaba a una persona con la que al lector le resultaba fácil identificarse. La tensión casi erótica que Raymond consiguió crear con el triángulo formado por Kirby, Honey Dorian, su perfecta y rubia novia americana y Pagan Lee, la guapísima morena amante de uno de los peores mafiosos de la cuidad, pasó a la historial del cómic.
Alex Raymond falleció a los cuarenta y siete años cuando, en el mejor momento de su carrera, sufrió un accidente de automóvil.
Jot Down -Cien Tebeos Imprescindibles (2014)