sábado, 6 de julio de 2024

Grotesque: película de Atsushi Nishigori en Cloverworks





 




Concept teaser of "Grotesque" animated movie by Cloverworks studio (2025).
Director : Atsushi Nishigori (@GoLi_PPP)
Character designer : Shouta Iwasaki (@tarou2)



















Por supuesto, via Catsuka.

jueves, 4 de julio de 2024

Archipel. Documentar una pasión

 Via Catsuka, donde informan del lanzamiento de un libro de fotografías, financiado por Kickstarter, de Mai Yoneyama y Ryu Okubo , donde estos dos artistas presentan los lugares que inspiraron su trabajo y sus vidas.






Lo de los libros es una novedad para Archipel, que mantiene una página en YouTube con centenares de videos documentales sobre autores de manga, animación, videojuegos y hasta un tipo de papel tradicional de Japón con 150 años de historia. 

Un trabajo fantástico, que lleva a descubrir las motivaciones, las vías de inspiración de los autores, y conocer más íntimamente los trabajos de autores, en este caso del manga y la animación japonesa. 

Podeis verlo aquí: Archipel





Y por favor si alguien sabe de algún sitio parecido de más autores o países o estilos que lo diga.




miércoles, 3 de julio de 2024

¡Feliz centenario, "Beau Geste"!

El faro del fin del mundo/ Jacinto Antón

El reencuentro con la Legión Extranjera francesa y el desierto empezó con un barco vikingo. Lo hallé por casualidad en el mercadillo del Mauerpark en Berlín. Allí, en un puesto de trastos de segunda mano, tenían el codiciado drakkar de Playmobil que buscaba desde hacía tiempo. La vida sin un barco vikingo no vale la pena (y la muerte ni digamos: no hay funeral, es sabido, como el que se hace a bordo de una de esas naves). Razones existenciales aparte, el drakkar me venía bien para inaugurar la reforma de la piscina de Viladrau -una pequeña alberca reconvertida- y para completar el ajuar de mi recién llegado nieto Mateo, que no sabe la que le espera. Como suele suceder, pequeñas decisiones aparentemente intrascendentes en nuestras vidas provocan una sorprendente cascada de coincidencias. Fue llegar a casa con el barco vikingo y empezar a salirme Beau Geste por todas partes.

Gary Cooper en una escena de Beau Geste.

Recordarán que en la novela de sangre, arena, fraternidad y autosacrificio de P.C. Wren, una de las cumbres de la literatura de aventuras y llevada al cine numerosas veces, los dos mayores de los tres hermanos Geste, los gemelos Michael, (conocido como Beau), y Digby se conjuran de niños para organizar al que muera primero "un funeral de viking", que requiere el sacrificio por el fuego de una nave en la que yace tendido con sus armas el honorable guerrero finado, a cuyos pies se ha puesto el cadáver de un perro. La promesa infantil tendrá un terrible eco adulto cuando Beau (espero no hacerle spoiler a nadie, a estas alturas) muera en el remoto fuerte de Zinderneuf asediado por los tuareg tras haberse alistado los tres hermanos Geste en la Legión Extranjera francesa.

Bien, la cuestión es que mientras mi drakkar henchía su rayada vela en la alberca, cayó en mis manos otro libro de P.C. Wren, del que es una precuela o spin off de la trilogía original (Beau Geste, Beau Sabreur y Beau Ideal). El retorno de los Geste (la edición que hallé es de 1951 de Editorial Lara) lo escribió Wren en 1929 con el título no muy imaginativo de Good Gestes, subtitulado Stories of Beau Geste, His brothers, and Certain of Their Comrades in the French Foreign Legion, y es exactamente eso: un popurrí de historias, a la manera de pequeños dioramas de la Legión, centradas en la vida de los tres hermanos y sus camaradas en la época previa a los acontecimientos centrales de Beau Geste: la estancia de Michael y Digby en Zinderneuf, el motín, el ataque árabe, y la llegada al final de John en la columna de rescate que comanda el mayor de espahis Henry de Beujolais.

El reencuentro con los Geste tiene mucho de celebración, pues se da la feliz circunstancia de que este año, en octubre, se cumple el centenario de la publicación en Reino Unido por la editorial John Murray de Beau Geste (1924). No me consta que se haya programado ningún acto, a expensas de lo que podamos organizar aquí los fans de la novela de Wren. Lo suyo sería hacer una peregrinación, fusiles Lebel al hombre, a Zinderneuf, ese fuerte, "aislado en el inmenso desierto como como si fuera un islote en medio del vasto océano", en cuyas troneras hay que ir colocando a los camaradas que caen, para dar la sensación al enemigo de que seguimos siendo una fuerza considerable los que lo defendemos. Dado que en realidad Zinderneuf -que la novela sitúa alternativamente al norte de Zínder (Niger) y en el Sudán francés- no existió, el cumpleaños se puede celebrar en cualquier sitio, sea en el Sáhara o no. Y yo lo he hecho de momento en casa, faisant sentinelle frente a mi modelo en miniatura del fuerte (el clásico de Airfix) - cuyo único ocupante es la figurita de plomo de un legionario pintado por Javier Gómez en su faceta de El Mercenario-, aferrado al revólver Smtih & Wesson de mi abuelo y tocado con el quepis francés regalo de Aleix con una servilleta de cogotera. He releído mi vieja edición de la novela (Juventud, 1946) tarareando la marcha legionaria Voilà du boudin.

Quizá no sea el aniversario el momento para debatir si Wren, cuya biografía está llena de datos dudosos, sirvió en la Legión Extranjera como sostenía. Parece que no -como explica Martin Windrow en su espléndido libro Our Friends beneath thee sands (Phoenix, 2010)-,y que los detalles que hacen sus novelas tan interesantes y realistas, incluido el de los legionarios colocando a los camaradas muertos en las aspilleras del fuerte asediado por los tuareg, se los proporcionó un ex légionnaire en un bar (cabe imaginar que sediento). Sea como sea, qué buena es Beau Geste (y las dos novelas que la siguieron), y qué ganas de correr a alistarse en pos de expiación, redención, pura aventura, u olvido. Camaradas de los muros de Zinderneuf, aferrados a vuestro último deber como al rifle, con la mirada eterna sobre las infinitas dunas resplandecientes, esperadnos. Pronto estaremos con vosotros, hermanos.


El Pais. Cultura. Sábado 1 de junio de 2024

lunes, 1 de julio de 2024

Fracasa mejor

El ensayo de la poeta belga Charlotte Van den Broeck se plantea a través de la historia de 13 proyectos arquitectónicos fallidos si la derrota en el arte equivale a una vida malograda

Por Laura Ferrero

Desde su inauguración, la piscina municipal Stadspark, en el municipio belga de Turnhout, nunca estuvo en funcionamiento más de tres meses seguidos. Muy a menudo, la dirección se veía obligada a cerrar temporalmente el complejo a causa de las más variopintas -e inverosímiles- incidencias: hundimientos del terreno, sustancias blanquecinas que aparecían en el agua, averías técnicas imposibles de prever. A pesar de que las causas reales no transcendieran, lo que ocurría era que el sótano del complejo, cuya construcción había costado la nada desdeñable cifra de 10 millones de euros, se estaba hundiendo en el cenagoso subsuelo de la región. Y lo hacía sin remedio. Pero esta piscina malograda no habría pasado a la historia de no ser por estas dos razones. La primera: el arquitecto de la piscina, confrontado con la enésima deficiencia de su obra, desgraciadamente terminó suicidándose. Y la segunda: resulta que Turnhout es el pueblo natal de la poeta flamenca Charlotte Van den Broeck (1991) y el descubrimiento de las aciagas circunstancias que rodean la muerte del arquitecto de esta piscina es la mecha que enciende Saltos mortales.


La iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane y la fuente de Juno, en Roma.

ADAM EASTLAND (ALAMY STOCK PHOTO (ALAMY STOCK PHOTO)


Fracasa mejor, dice la mítica cita de Beckett, y lo cierto es que todos, de manera más o menos ostensible, hemos experimentado el fracaso. Sin embargo, el de un arquitecto es demasiado visible, una humillación pública, incluso cuando no conlleva la pérdida de vidas, y ese es justamente el punto de partida y el hilo del que tira Van den Broeck en Saltos mortales. A medio camino entre la reflexión ensayística y el viaje personal, en estas páginas que suponen su lúcido debut en prosa, Van den Broeck guía al lector a través de 13 proyectos arquitectónicos que poseen un denominador común: todos resultaron fallidos para sus creadores. A lo largo de tres años, la autora visitó estos epicentros del fracaso para tratar de restaurar, mediante palabras, algo de ese honor perdido. Como si por rescatar esas historias, algunas de ellas anónimas, lograra ofrecer cierta reparación, vestir de grandeza una muda desesperación.

Las 13 historias aquí comprendidas son, de alguna manera, una peregrinación hacia esos lugares, es decir, un desplazamiento físico, pero conforman especialmente una suerte de viaje interior en el que Van den Broeck pone sobre la mesa preguntas con respecto al hecho artístico: ¿es el fracaso de la creación un símbolo de una vida fracasada?¿A partir de qué punto es un fracaso más importante que la propia vida, o tan abrumador que la vida entera puede definirse como un fracaso?¿Donde está la línea entre un creador y su obra?¿Existe acaso?

Después del fiasco de la piscina de Turnhout, la autora se encamina hacia la francesa iglesia de Saint-Omer para visitar su campanario torcido. Sus andanzas la llevan también hacia el Edificio de Correos y Telégrafos de Ostende, de Gaston Eysselinck, que, aunque hoy posea estatus de monumento protegido y se considere uno de los hitos de la arquitectura modernista belga de posguerra, significó el descenso a los infiernos de su creador, que terminó con su vida. Como también lo hicieron los arquitectos de la ópera estatal de Viena, Eduard van der Nüll y August Sicard von Sicardsburg, los padres de ese majestuoso edificio al que maliciosamente apodaron la caja hundida y que fue agraciado. antes de terminar su construcción, con decenas de motes calumniosos. Asimismo, se asoma la Biblioteca Nacional de Malta o el erotismo de la fachada de San Carlo alle Quattro Fontane, con ese genio del Barroco que es Francesco Borromini y su suicidio mítico -dejando caer su cuerpo sobre un sable-, que pone de relieve que "no hay medias tintas. Solo hay consumación o fracaso".

Cabe preguntarse qué busca la autora con esa recolección de fracasos. Porque a Van den Broeck no le interesa la muerte en sí, sino las fuerzas que conducen a alguien a quitarse la vida. Le interesan también los peligros y los riesgos que entraña el camino del arte, como si necesitara listarlos para hacerlos visibles y, armada de señales y precauciones, pudiera librarse de extravíos y pérdidas.

"Cualquier pretensión de producir una obra maestra es de un soberbia absoluta, pero lo contrario parece más inconcebible todavía. ¿A partir de qué punto estamos dispuestos a admitir nuestra mediocridad? La mediocridad es más cruel que propio fracaso. En el fracaso hay cierta grandeza", escribe. La conclusión al terminar Saltos mortales es obvia: la protagonista de estas páginas es la propia Charlotte Van den Broeck, que se sirve de estos 13 espejos para cuestionarse su modo de estar en la vida y en el arte. Más allá del hallazgo de la idea que las vertebra, lo más destacable de estas páginas es esa confrontación continua, la lucha que finalmente desemboca en una aceptación: sus palabras no lograrán redimir a esos desdichados arquitectos ni restañar su honor perdido. Aunque eso, en realidad, lo sabía desde el principio. Pero quizás esas palabras conduzcan (nos conduzcan) a un tímida revelación. No sabemos qué basta para que una vida sea un fracaso. O, un momento, quizás, sí. Tal vez el verdadero fracaso sea, perdónenme el tópico, no haberlo intentado.



Saltos mortales

Charlotte Van den Broeck

Traducción de Gonzalo Fernández Gómez

Acantilado, 2024

336 páginas. 22 euros.


El Pais. Babelia núm. 1.699. Sábado 15 de junio de 2024

sábado, 29 de junio de 2024

Guia de verano 2024




Step by Bloody Step

Simon Spurrier, Matias Bergara y Matheus Lopes. Traducción de Ignacio Bentz. Planeta Cómics, 2024. 200 páginas. 18,95 euros

La protagonista no tiene nombre. Tampoco sabe de donde viene. Ni, en principio, hacia dónde va. En todo el cómic, en realidad, no pronuncia ni una sola palabra. Bastan, y sobran, las imágenes para narrar la epopeya de la chiquilla y del misterioso gigante que la acompaña y la protege. Un camino repleto de peligros, insidias y preguntas: ¿por qué otras criaturas los atacan? ¿Que mantiene tan unidos a la niña y su guardián? ¿Hasta que punto hay que escuchar el canto de sirenas de la civilización?

Tommaso Koch



Se está muy sola en el centro de la Tierra

Zoe Thorogood. Traducción de Gema Moraleda. Norma, 2024. 192 páginas. 28 euros (En catalán: S´hi està molt sola al centre de la Terra. Norma, 2024)

"Auto-bio-gráfica". La definición, desde la portada, sugiere qué le espera al lector. Igual que la imagen que la ilustra: una joven, de espaldas, encima de un agujero negro. Aunque la obra abarca mucho más: un repaso brutalmente sincero a la salud mental o el síndrome del impostor; una sesión de psiconálisis compartida con el público; y un despliegue apabullante de ideas y recursos narrativos. Hay tanto, y tan duro, que tal vez no todos puedan con este cómic. La propia Zoe Thorogood lo avisa con una nota: "Aunque espero que sea un consuelo para algunas personas, su contenido puede provocar emociones negativas. Por favor, léelo en un lugar agradable y recuerda que el sol siempre sale todos los días. Gracias". T.K.



Goiter

Josh Pettinger. La Cúpula, 2024. 212 páginas. 28 euros.

Si eres un veraneante escéptico al que no le gustan el sol, la crema ni la arena, esta es tu mejor opción de lectura. Ideal para aquellos que buscan conectar con su alma cínica durante las vacaciones. Una obra inteligente, divertida y mordaz, con una estética surrealista y poco colorida, para los que prefieren la sombra. T.K.


El Pais. Babelia. núm 1.701. Sábado 29 de junio de 2024