miércoles, 3 de julio de 2024

¡Feliz centenario, "Beau Geste"!

El faro del fin del mundo/ Jacinto Antón

El reencuentro con la Legión Extranjera francesa y el desierto empezó con un barco vikingo. Lo hallé por casualidad en el mercadillo del Mauerpark en Berlín. Allí, en un puesto de trastos de segunda mano, tenían el codiciado drakkar de Playmobil que buscaba desde hacía tiempo. La vida sin un barco vikingo no vale la pena (y la muerte ni digamos: no hay funeral, es sabido, como el que se hace a bordo de una de esas naves). Razones existenciales aparte, el drakkar me venía bien para inaugurar la reforma de la piscina de Viladrau -una pequeña alberca reconvertida- y para completar el ajuar de mi recién llegado nieto Mateo, que no sabe la que le espera. Como suele suceder, pequeñas decisiones aparentemente intrascendentes en nuestras vidas provocan una sorprendente cascada de coincidencias. Fue llegar a casa con el barco vikingo y empezar a salirme Beau Geste por todas partes.

Gary Cooper en una escena de Beau Geste.

Recordarán que en la novela de sangre, arena, fraternidad y autosacrificio de P.C. Wren, una de las cumbres de la literatura de aventuras y llevada al cine numerosas veces, los dos mayores de los tres hermanos Geste, los gemelos Michael, (conocido como Beau), y Digby se conjuran de niños para organizar al que muera primero "un funeral de viking", que requiere el sacrificio por el fuego de una nave en la que yace tendido con sus armas el honorable guerrero finado, a cuyos pies se ha puesto el cadáver de un perro. La promesa infantil tendrá un terrible eco adulto cuando Beau (espero no hacerle spoiler a nadie, a estas alturas) muera en el remoto fuerte de Zinderneuf asediado por los tuareg tras haberse alistado los tres hermanos Geste en la Legión Extranjera francesa.

Bien, la cuestión es que mientras mi drakkar henchía su rayada vela en la alberca, cayó en mis manos otro libro de P.C. Wren, del que es una precuela o spin off de la trilogía original (Beau Geste, Beau Sabreur y Beau Ideal). El retorno de los Geste (la edición que hallé es de 1951 de Editorial Lara) lo escribió Wren en 1929 con el título no muy imaginativo de Good Gestes, subtitulado Stories of Beau Geste, His brothers, and Certain of Their Comrades in the French Foreign Legion, y es exactamente eso: un popurrí de historias, a la manera de pequeños dioramas de la Legión, centradas en la vida de los tres hermanos y sus camaradas en la época previa a los acontecimientos centrales de Beau Geste: la estancia de Michael y Digby en Zinderneuf, el motín, el ataque árabe, y la llegada al final de John en la columna de rescate que comanda el mayor de espahis Henry de Beujolais.

El reencuentro con los Geste tiene mucho de celebración, pues se da la feliz circunstancia de que este año, en octubre, se cumple el centenario de la publicación en Reino Unido por la editorial John Murray de Beau Geste (1924). No me consta que se haya programado ningún acto, a expensas de lo que podamos organizar aquí los fans de la novela de Wren. Lo suyo sería hacer una peregrinación, fusiles Lebel al hombre, a Zinderneuf, ese fuerte, "aislado en el inmenso desierto como como si fuera un islote en medio del vasto océano", en cuyas troneras hay que ir colocando a los camaradas que caen, para dar la sensación al enemigo de que seguimos siendo una fuerza considerable los que lo defendemos. Dado que en realidad Zinderneuf -que la novela sitúa alternativamente al norte de Zínder (Niger) y en el Sudán francés- no existió, el cumpleaños se puede celebrar en cualquier sitio, sea en el Sáhara o no. Y yo lo he hecho de momento en casa, faisant sentinelle frente a mi modelo en miniatura del fuerte (el clásico de Airfix) - cuyo único ocupante es la figurita de plomo de un legionario pintado por Javier Gómez en su faceta de El Mercenario-, aferrado al revólver Smtih & Wesson de mi abuelo y tocado con el quepis francés regalo de Aleix con una servilleta de cogotera. He releído mi vieja edición de la novela (Juventud, 1946) tarareando la marcha legionaria Voilà du boudin.

Quizá no sea el aniversario el momento para debatir si Wren, cuya biografía está llena de datos dudosos, sirvió en la Legión Extranjera como sostenía. Parece que no -como explica Martin Windrow en su espléndido libro Our Friends beneath thee sands (Phoenix, 2010)-,y que los detalles que hacen sus novelas tan interesantes y realistas, incluido el de los legionarios colocando a los camaradas muertos en las aspilleras del fuerte asediado por los tuareg, se los proporcionó un ex légionnaire en un bar (cabe imaginar que sediento). Sea como sea, qué buena es Beau Geste (y las dos novelas que la siguieron), y qué ganas de correr a alistarse en pos de expiación, redención, pura aventura, u olvido. Camaradas de los muros de Zinderneuf, aferrados a vuestro último deber como al rifle, con la mirada eterna sobre las infinitas dunas resplandecientes, esperadnos. Pronto estaremos con vosotros, hermanos.


El Pais. Cultura. Sábado 1 de junio de 2024

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