jueves, 9 de junio de 2016

La vida en 'noir'


Las historias cortas, hasta ahora inéditas, del guionista Brian Azzarello son recopiladas por ECC en un imprescindible volumen.

JOSÉ LUIS VIDAL 




Lo conocí en el Salón de Cómic de Barcelona, donde tuve la suerte de convertirme en dicharachero reportero del magazine Freek!, teniendo la suerte de entrevistar a varios de mis ídolos de las viñetas. Y aunque hay ocasiones en las que sales defraudado al enfrentarte a la persona, ésta no fue una de ellas.

Brian Azzarello se encontraba solo en la sala de prensa y cuando lo vi pensé que ese era el momento apropiado para intentar hablar con él. Aceptó amablemente y tras elogiar mi reloj de pulsera comenzamos a charlar y pude comprobar que la aparente seriedad del guionista era sólo ese escudo que solemos utilizar los tímidos en ocasiones.

Yo ya lo admiraba por maravillas del género negro como Johnny Double o su, hasta el momento, mejor obra, ese retablo titulado 100 Balas, donde homenajeó al género noir desde todos los ángulos posibles. Pero lo que realmente me encandiló de su manera de escribir (siempre lo he leído en inglés, of course…) era lo convincente y realista de sus diálogos. Esbozando una media sonrisa me confesó que, evidentemente, nunca había estado en la cárcel ni frecuentaba ambientes "poco recomendables". Él era un "escuchador". En bares, por la calle, cualquier sitio es bueno para asimilar el lenguaje, todas esas palabras y expresiones que nacen cada día y que, desafortunadamente, no vamos a encontrar en un diccionario inglés-español.

Y aunque en su ya dilatada carrera ha cultivado también el género superheroico (hay que aclarar que el sello Vertigo se mantiene vivo bajo el ala de la casa madre, DC Comics), a mí, que soy un auténtico amante del género negro, siempre me ha gustado la manera de retratar a sus personajes que tiene este guionista nacido en Cleveland. Tanto Superman, como Batman y Wonder Woman han pasado por su teclado (siendo su etapa en las páginas de la Amazona de lo mejorcito que se ha hecho nunca con el personaje y que, curiosamente, ECC Ediciones está recopilando también en estos momentos). Y curiosamente, metiéndome en su cabeza, creo que se siente afortunado por haber dejado su sello de escritor en la precuela y secuela de dos obras maestras del Noveno Arte: Before Watchmen y The Dark Knight Returns: The Master Race, donde escribe a cuatro manos con Frank Miller la continuación de esta gran historia.

En este pasado Salón del Cómic ha regresado, una vez más, a Barcelona y ECC, aprovechando su estancia ha editado una serie de obras cortas, inéditas hasta el momento y que eran ese pequeño-gran ladrillo que faltaba por colocar en su obra publicada en nuestro país.

Estos relatos, publicados originalmente en miniseries de Vertigo como Weird Ward Tales, Gangland, Heartthrobs, Flinch o Strange Adventures, nos presentan a ese Azzarello que maneja el relato corto a la perfección (de hecho, si os fijáis, en 100 Balas, hay infinidad de historias paralelas a la trama principal, que duran sólo un número y son realmente geniales) y se hace acompañar por una serie de artistas que retratan a la perfección la visión del mundo criminal que este guionista posee.

En la primera, titulada Ares, y junto al dibujante James Romberger, nos muestra el regreso de un convicto a su barrio y el plan vengativo que anida en su corazón.

Junto al ilustrador y portadista Tim Bradstreet nos sumerge en la que podía ser cotidiana existencia de un tipo cualquiera, cuya vida está a punto de sufrir un irremediable vuelco. Y es que amigos, el pasado siempre vuelve…

En Al otro lado del pueblo viajamos una vez más junto a Bradstreet a esa América profunda, de sheriff implacables, que manejan la ley a su antojo (la larga sombra del escritor Jim Thompson planea sobre este relato).

Daniel Zezelj, con el que trabajó en la serie regular El Diablo, nos muestra lo que puede ocurrir si llamamos a uno de esos números que se encuentran escritos en las ya casi extintas cabinas de teléfono…

Junto al canario Javier Pulido nos muestra la típica historia de golfillos que hacen de las suyas en una obra abandonada, pero que se encontrarán con la horma de sus zapatos al tropezar con un par de tipos poco fiables.


Y para finalizar este recorrido por el mundo criminal, Azzarello une su talento a uno de los más admirados dibujantes de comic-books del momento, Esad Ribic, que, antes de dedicarse por completo a ilustrar las aventuras de los tipos con capa y mallas, podía permitirse el lujo de dibujar relatos como Lengua nativa, en que la investigación de la muerte de unas reses desembocará en algo más bizarro y terrible.

Esta recopilación bajo el epígrafe Grandes autores de Vertigo es una oportunidad única de disfrutar del buen hacer de uno de los grandes guionistas del tebeo norteamericano, Brian Azzarello. No os arrepentiréis.


Malaga Hoy

Tebeos como pieza de museo

El IVAM inaugura la exposición ‘Valencia línea clara’, un recorrido en 200 obras por los autores que protagonizaron la escena del cómic en los años setenta y ochenta

BORJA HERMOSO
Valencia 8 JUN 2016


Cómic. Tebeo. Historieta. Novela gráfica. Álbum. Cada uno pronunciará la palabra que más le seduzca para nombrar esa forma de expresión que, más de un siglo después de su nacimiento, algunos se empeñan en ignorar cuando no en ningunear como género. Y así nos va. Bah, tebeos, cosas de niños. España ha sido tradicionalmente una de las mayores fábricas mundiales de talento en forma de viñeta y autores como Carlos Pacheco o Germán García en el ámbito de los superhéroes o más recientemente el tándem Canales/Guarnido en el campo del mejor cómic de autor tuvieron que marcharse a Estados Unidos o Francia para alcanzar el éxito mundial. El mercado español del cómic no existía, y sigue sin existir. “Llevamos toda la vida de moda y toda la vida en crisis”, asegura el dibujante Sento.

Una cifra de ventas de 2.000 ejemplares puede ser considerada un éxito, pese a que se editan más títulos que nunca y se edita mejor que nunca. Los mejores autores, recibidos en salones internacionales como figuras de lo que en 1985 el maestro Will Eisner llamó El arte secuencial —libro seminal para todo aquel que aspire a entender mejor este fenómeno cultural—, tienen que dedicarse a ilustrar carteles, hacer publicidad o dar clases si quieren salir adelante. Pero quedan, al margen de las cifras y los balances, el prestigio y la evidencia de un genio creativo que no parece tener fin. Y de eso trata ni más ni menos la preciosa exposición que abre sus puertas en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) comisariada por Álvaro Pons: VLC Valencia Línea Clara, que permanecerá abierta hasta el 2 de octubre. De poner el acento en la respetabilidad de los cómics convirtiéndolos en objeto de museo, como ya han hecho el Louvre y el MoMA.

José Miguel Cortés, director del centro desde 2014 en sustitución de Consuelo Císcar, ha apostado personalmente por dar luz verde a esta verdadera entrada de la historieta por la puerta grande en la temporada de exposiciones. “Esta muestra rompe un largo silencio injustificado sobre un medio expresivo tan importante como es el cómic. El cómic ha llegado al IVAM para quedarse", ha asegurado Cortés en alusión a sus planes de organizar nuevas exposiciones sobre el género y de incorporar obras a la colección permanente del museo.

Nombres como Miguel Calatayud, Miquel Beltrán, Sento Llobell, Micharmut, Mariscal, Daniel Torres o Manel Gimeno justifican del todo el poderío del medio y su conversión en materia expositiva. La muestra que hoy jueves será inaugurada con un coloquio entre todos ellos alberga más de 200 originales de estos y de otros autores de la denominada Nueva Escuela Valenciana: una auténtica explosión creativa en forma de dibujos y textos que, en los años setenta y ochenta, sirvió de gozne entre la contracultura underground procedente de Estados Unidos y los destellos pop que ya refulgían en Europa. El objetivo de Valencia Línea Clara es rescatar la naturaleza del tebeo como medio popular y, más allá de ello, como el objeto de cultura de masas que fue.

Viñeta de 'Peter Petrake', de Miguel Calatayud, de 1969.

Hay que rendirse a la evidencia: el caso valenciano es muy particular. En aquellos ochenta, el cómic de los autores valencianos no solo aterrizaba en las páginas de revistas hoy por desgracias ya legendaria como Cairo, Bésame mucho, Trinca o El Víbora (sí, aquella que sus editores quisieron llamar sin éxito Goma-3), de fanzines como El polvorón polvoriento y A Valencia y de editoriales como Complot o Arrebato. Aquellos dibujantes y sus irreverentes dibujos inundaban también las paredes, las tiendas, los bares y los carteles de las fiestas populares de la ciudad. Y las Fallas. No en balde la exposición se abre con Els Dalton de Marxalenes, un espléndido ninot obra de Sento, Manuel Martín y el modisto Francis Montesinos, instalado en 1987 en la Plaza del Ayuntamiento.

La muestra ofrece también diversos originales de quienes fueron los auténticos pioneros de esta Nueva Escuela Valenciana: el propio Miguel Calatayud (Peter Petrake, La diosa sumergida, El proyecto cíclope…) y algunas obras de tinta china en formato cómic del Equipo Crónica y del Equipo Realidad, presentes en los fondos del IVAM. Además, las vitrinas albergan ejemplares de la célebre Editorial Valenciana (la editora de cabeceras como Pumby, Jaimito y TBO), dibujos originales, procesos de entintado y guiones originales escritos a mano.

AQUELLAS VIEJAS REVISTAS QUE MURIERON
Eras de Nazario o de Mariscal, te quedabas con las salvajadas lumpen del travestón Anarcoma o con los devaneos mediterráneos de Los Garriris. Daba igual: ya habías comulgado con la religión del cómic. Difícil desengancharse. Los que no sabían que existían los cómics te miraban mal. Pero en aquel tiempo las historias de Calatayud, Sento, Beltrán, Torres, Gimeno, Micharmut, Pere Joan, Ana Juan y tantos otros llegaban en forma de revistas, en lo que era un relevo generacional de los viejos tebeos de Bruguera: Tiovivo, Pulgarcito, DDT, Din-Dan o Mortadelo. El mercado del cómic era una explosión: Cairo, Cimoc, Totem, Creepy, 1984, Comix Internacional… Nada sobrevivió. Hoy el aficionado consume novelas gráficas y eso forma parte del mercado del libro y, por lo tanto, con sus mismas miserias: en España no se lee. Ni cómics, ni en general.

El Pais

domingo, 5 de junio de 2016

Si no tebeo, eres novela gráfica DIBUJAR DE MEMORIA

Hace falta estar en el presente si se quiere que el pasado tenga sentido y hace falta un dibujante como Paco Roca para que esta paradoja quepa en una página



Paco Roca posa para ICON parapetado tras un panel de la exposición "El arte en el cómic", celebrada en el Espacio Fundación Telefónica Madrid.

TEXTO_Aitor Marín FOTO_Ximena Garrigues y Sergio Moya

DIBUJA DEMASIADO BIEN como para dedicarse a otra cosa, pero lo que de verdad borda Paco Roca (Valencia, 1969) es contar historias. Las plasma en novelas gráficas de trazo elegante, deudor como es de aquella línea clara iniciada por Hergé. Podría escribir libros o dirigir películas, pero no sería lo mismo. "He escogido un camino y ahora me resultaría imposible cambiar. Además, el momento actual del cómic es más interesante que el de cualquier otro medio", se defiende. Parte de la culpa de esta efervescencia que vive el sector se debe a la conversión del tebeo en novela gráfica. "Hace 15 años las editoriales y el mercado te decían qué temas podías tocar y cuáles no, porque no tenían sentido, no eran comerciales o no encajaban dentro de la industria. Hoy, gracias a la etiqueta de novela gráfica, el autor tiene una libertad total. Si le apetece contar una historia, lo hace". Y a él lo que le apetece es hablar del asunto de la memoria, que le trae de cabeza. En Arrugas, el protagonista era un anciano que la perdía; en El invierno del dibujante, reivindicaba la labor de aquellos artistas que en los cincuenta trabajaron a destajo para la no siempre agradecida editorial Bruguera; Los surcos del azar recupera la dignidad de la Nueve, la compañía formada por republicanos españoles que ayudó a liberar París en 1944, y, en la última, La casa, revive la figura de su padre, recientemente fallecido (todas están editadas por Astiberri). "De joven, intentas huir de tus raíces, de tu estatus social o de lo que sea, del destino que va implícito en los genes de tu padre y demás, pero cuando este falta y echas la vista atrás, piensas: ¿de qué me he desprendido? ¿qué he perdido? De ahí surge La casa".

Tras esa pérdida, que coincidió con la llegada de su primer hijo, empezó a imaginar las conversaciones que no pudo tener en vida. "Para la generación de mi padre, que no vivió la Guerra Civil y superó la dictadura sin grandes traumas, su gran épica fue prosperar y formar una familia. Era una gente educada dentro de la austeridad económica y, si eras hombre, también en la de sentimientos". Tanto es así que Paco recuerda cuando, tras ganar en 2012 dos Goya por la adaptación al cine de Arrugas, llevó los dos cabezones al hospital donde estaba ingresado su padre. "No me felicitó, pero vi cómo presumía con las enfermeras y para mí eso fue lo mejor que podía ocurrir". Los premios aparecen en los sitios más inesperados.

Revista ICON. Nº28. Junio 2.016


Alicia en el pais de la moda

El ilustrador Fernando Vicente da una nueva perspectiva al personaje de Lewis Carroll
MARIA BALLESTEROS
MADRID




Ilustración de Fernando Vicente en el libro 'Alicia a través del espejo' con la Reina Blanca, Alicia y la Reina Roja.


Modelos de Balenciaga, Dior y Givenchy parecen repetirse en numerosas ocasiones a través de las ilustraciones de Fernando Vicente (Madrid, 1963). Desde su estudio, cercano al madrileño parque del Retiro, confiesa que sus décadas favoritas son los años cuarenta y sesenta, y que se hubiera quedado ahí a vivir. Por eso, no es de extrañar que, viendo algunas de las siluetas femeninas que Vicente dibuja, la memoria se deslice hasta los años en los que se estrenó Gilda (1946). Y que, en otras ocasiones, sean deliciosos vestidos y complementos los que nos transportan hasta la época del swinging sixties. Confirmando así que aquel tramo del siglo XX fue tan prolífico como deslumbrante e inspirador.

Para el ilustrador, Macarena Blanchón —socia y fundadora de la agencia Just Be Comunicación— es la culpable de que su relación con la moda se estrechara: "En los años ochenta, con 18 o 19 años, Macarena nos cogió a varios ilustradores del TBO Madrid y nos hizo una sesión para la revista de Galerías Preciados. A partir de ahí fui comprando cada vez más revistas de moda. Ahora me gasto un dineral", dice entre risas. Para Blanchón, Vicente siempre ha sido un artista que le ha "fascinado" y habla de él como "una referencia de buen gusto en el mundo de la ilustración".

Alicia a través del espejo (Nórdica); que se publicó el 27 de mayo coincidiendo con el estreno de la película del mismo nombre, es el último libro en el que Vicente despliega todo su talento. El encargo le llegó al tiempo que participaba en la exposición del Museo ABC de Madrid, en la que se conmemoraba el 150º aniversario de la publicación de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll. Para el madrileño había tres requisitos muy claros que quería cumplir en este proyecto.

El primero, era encontrar a su Alicia. "Cuando hice la ilustración para el Museo ABC me inventé la cara de Alicia. Pero para el libro utilicé el rostro de la modelo Gemma Ward", confiesa. La segunda condición era darle al Sombrerero un aire sofisticado: "Buscaba que fuera un dandi", dice. Y vaya si lo consiguió. El Sombrerero, que tiene un aire al diseñador de tocados Philip Treacy, lleva el clásico traje burgués que lucían los hombres en la Inglaterra del siglo XIX con sombrero de copa, lazo al cuello, levita, pantalones de tartán y unas polainas blancas con botones negros sobre zapatos Oxford. El tercer propósito estaba claro desde el principio: "Las flores pueden estar enfadadas, pero no pueden ser feas", dice rotundo. Por eso, convierte a las flores y al jardín en el que estas toman té en una suerte de editorial de moda propia del mítico fotógrafo Clifford Coffin.

La mención especial recae en la vestimenta de la Reina Roja y de la Reina Blanca. Sus atuendos son una lección de historia del traje en la que convergen el siglo XVI, por facturar de forma estilosa el cuello Medici; el XIX, a propósito de los brocados y el corsé en forma de triángulo invertido, y el XX y XXI, porque no estarían fuera de lugar si se les incluyera en algunas de las colecciones de alta costura de John Galliano o Alexander McQueen.

El madrileño es coleccionista de las ediciones italiana, francesa e inglesa de revistas como Vogue (para la edición española trabajó haciendo figurines al principio de su carrera), Harper's Bazaar y Tatler: "Ver revistas me entretiene, me distrae y me inspira. Warhol decía que para inspirarse ojeaba una revista y se le ocurrían mogollón de cosas". Preguntado sobre qué le falta a las cabeceras españolas de moda, Fernando Vicente responde prudente y sin tapujos: "Creo que falta una Diana Vreeland. Que cada número se tomase de forma más loca y más espléndida".


El Pais Estilo

De cuando Nazario era 'underground'


La próxima semana llegan a las librerías las memorias del dibujante de cómic, una crónica sentimental y erótica de la Barcelona de los setenta y ochenta. Por Tomás Delclós




EL DIBUJANTE, PINTOR y, ahora, cronista audiovisual de la barcelonesa plaza Reial, Nazario, publica La vida cotidiana del dibujante underground (Anagrama). Es la crónica sentimental y el dietario erótico de los arrumacos, amores y aventuras de la tropa que protagonizó el lado libertario de la Barcelona de los setenta y ochenta. En el libro, como en su vida, uno de los verbos más conjugados es "follar" y habla de "maricones" porque no le gustan los eufemismos. "Por llamarte gay no eres menos maricón". En el libro apenas habla de su obra y apenas pone fechas. ¿Por qué? "Porque ya hay muchos catálogos y obras antológicas. Además, tengo mala memoria para las fechas, y quien quiera saberlas puede consultarlas en la biografía de la web, nazarioluque.com", comenta en una entrevista en su casa.

A Nazario le interesaba contar la vida cotidiana para que se sepa que no todo en la peripecia del underground fueron risas. Los escombros de las resacas, el suicidio de amigos, la muerte por sobredosis, el trágico final de Ocaña (abrasado con un disfraz de papeles de seda) o la aparición del sida están muy presentes en su relato biográfico. "Nos movíamos por el ambiente como por campos de minas. Éramos unos supervivientes". Y también quería contarla porque, "a diferencia de la movida madrileña, con un alcalde como Tierno que la apoyaba, aquí no se ha hecho nada. La movida barcelonesa es una desconocida. No se ha interesado nadie por ella". No era una Barcelona confortable. Nazario explica, por ejemplo, la verbena de 1977, cuando él, Ocaña y el Osito fueron detenidos en el Café de la Ópera por cantar y mariconear con unos amigos. Las malas pulgas de unos guardias urbanos provocaron un motín de la gente. Total, tres días de cárcel, donde coincidieron con los actores de Els Joglars. Una Barcelona, sin embargo, con un fulgor que, considera, se ha apagado. "Ahora es una ciudad más reprimida". El underground eran los tebeos del grupo El Rrollo; era que la traducción inglesa de un cómic solo pudiera venderse en Estados Unidos en las sex-shops y envuelto en celofán, o era tener que imprimir (1975) en una vietnamita de la universidad 200 ejemplares de La Piraña Divina, donde Nazario reunió sus trabajos más impublicables. Curiosamente, un año después pudieron editarse legalmente las mismas historietas y únicamente hubo una multa porque, en el prólogo, Terenci Moix nombraba las palabras "paja" y "masturbación" más de veinte veces en una página y media. Pero el underground, para Nazario y sus amigos, también era provocación cotidiana. El despelote, y más en público, en  los años setenta, en Canet Rock o en las Jornadas Libertarias fue casi un ritual. En otro sitio Nazario ha escrito que ellos eran unos pequeñoburgueses pasotas y drogadictos para la izquierda comunista y socialista, y basura anarquista, rayando en terroristas, para la derecha. El libro permi¬te dibujar una ruta de los bares y locales predilectos de aquella tribu: Las Cuevas, Kike, La Gran Cava, London, Zeleste, Cúpula Venus, Magic...

Nazario, sin embargo, siempre ha sido muy estricto al aplicar el concepto underground a una obra. "Ha de cumplir tres condiciones: que la edites con tu dinero, que te niegues a autocensurarte y que distribuyas tu material por circuitos paralelos". De hecho, en el libro da como una fecha del entierro del underground cuando el suplemento Arte y pensamiento de EL PAÍS (20 noviembre de 1977) publicó unas páginas dedicadas a Ceesepe, Mariscal, Hortelano y. él. Sin embargo, en 1981, cuando clausure en Barcelona su primera exposición individual, convocará a los amigos, pondrá crespones negros en la obra expuesta y con un ataúd celebrará las exequias del underground. "Cómo me voy a seguir creyendo underground cuando te dan la Medalla de Oro de Bellas Artes. Sería jugar al equívoco", comenta ahora.



 
Nazario en un retrato coloreado de Ouka Leeke. 

Evidentemente, las cosas han cambiado. Tentación, Martirio y Triunfo de San Reprimonio, Virgen y mártir tuvo que publicarlo en la revista francesa Zinc. Hoy está en el Reina Sofía. Este mes tiene una exposición en Córdoba donde, todavía en 1990, tuvo problemas para exponer y la imprenta Tipografía Católica se negó a editar el catálogo alegando cláusula de conciencia. Claro que Facebook le ha cerrado cinco veces su cuenta. "No voy a poner otro desnudo para que me la vuelvan a cerrar". Nazario dejó el cómic por la pintura, que también ha abandonado. "Me di cuenta de que hacía una obra demasiado refinada y temí repetirme, caer en el manierismo. Además, las dos galerías con las que trabajaba han cerrado".

Dedicado a escribir su biografía y, como un voyeur minucioso, a fotografiar desde el balcón de su piso lo que sucede en la plaza Reial, Nazario ha estado esperando unos tres años a que una editorial se interesara por el libro, que dedica a "mi Alejandro", su pareja, fallecido en 2014. Educado en las confidencias del confesionario, Nazario escribe en él: "Los exhibicionistas nos volcamos en nuestros diarios como el náufrago que mete un escrito en la botella y lo lanza al mar".

Un libro en el que las escenas libertinas se mezclan con iconos de vírgenes y toreros. Donde se cita al inevitable Jean Genet, que vivió otra Barcelona más canalla, pero también a Bataille o Dreyer. Donde en la larga lista de amantes tiene cabida un novio guardia civil. Ahora es abstemio, no fuma y, dice en el libro, la única droga que no piensa abandonar es el sexo. Nazario entendía el underground también como una forma de vida. Por eso no cree que sus amigos se enfaden por lo que ha escrito. "Todo lo cuento como una cosa normal". Y ahí está el relato de este, como dijo Vázquez Montalbán, agitador moral. •

El Pais. Babelia nº1.280 4 de junio 2.016

La emisaria (Julia Otero por Martín Tognola)









Revista Jot Down Smart número 9 junio 2016

viernes, 3 de junio de 2016

Chispazos eléctricos

Ejemplo de la juventud de espíritu de la editorial La Cúpula es 'Voltio', revista que presenta el trabajo de una nueva generación de historietistas.

JAVIER FERNÁNDEZ


VOLTIO, 1. VV. AA. La Cúpula. 124 páginas. 12 euros.

Si hay una editorial de cómic en España que haya hecho propia la frase "Renovarse o morir", esta es La Cúpula. Con casi 40 años de historia, su catálogo siempre ha procurado reflejar los límites cambiantes del arte de la historieta mediante una búsqueda incansable de las propuestas que mejor definen cada momento. No sé cuántos autores, nacionales e internacionales, han debutado en nuestro país de la mano de La Cúpula, pero son legión, y esto es algo que los lectores no podremos agradecer nunca lo suficiente. Uno de los vehículos principales de dicho escaparate de tendencias fue la revista El Víbora, que aunaba las páginas más cutres y las más sofisticadas de toda suerte de latitudes. Hubo allí cabida para la experimentación formal de, qué se yo, Art Spiegelman o Muñoz y Sampayo, y para las transgresiones éticas de Nazario o Martí; para el erotismo delicado de Cadelo o el porno de Mónica y Beatriz, por citar solo un puñado de nombres al azar.

Con un pasado tan lúcido, y dejando aparte vacas sagradas, La Cúpula hoy poco se parece a la de entonces, aunque sigue firme la voluntad de hallar joyas inéditas o menos habituales. Ejemplo de ello, y de la juventud de espíritu de la editorial, es Voltio, la nueva revista recién alumbrada. Con un formato similar a la americana Mome (que también llegó a nuestro mercado gracias a La Cúpula), Voltio presenta el trabajo de una nueva generación de historietistas: Powerpaola, Kensausage, Aroha Travé, Ana Oncina, Alex Giménez, Núria Tamarit, José Domingo, Ana Galvañ, Fran Collado, Àlex Red, Antonio Hitos, Alexis Nolla y Andrew Rae. Dice el manifiesto que abre el primer número que "las revistas de cómic no han caído, sólo esperan la vibrante y revitalizadora voz de una juventud coral, briosa, enardecida por la visión de un futuro bañado por el dulce sabor que proviene del trabajo duro y que aplaca la sed del narrador interior". Claro está que es una empresa arriesgada, que demanda el apoyo de los lectores más inquietos, pero ¿no ha sido ese siempre el objetivo de una editorial valiente como La Cúpula? Veremos cómo evoluciona la cosa, por lo pronto yo les invito a asomarse a este divertido e ilusionante ensayo general.

Otro libro que les recomiendo es Duerme pueblo, la estupenda novela gráfica de Núria Tamarit y Xulia Vicente, más madera para que el fuego no se extinga. Es una historia ambientada en el Norte profundo, en una aldea en la que la muerte de un vecino despierta los recelos de la comunidad hacia dos misteriosas mujeres, la bruja Flavia y la cazadora Julia, y que hace buena la máxima de que las cosas nunca son lo que parecen. El guión engancha desde inicio y los dibujos huyen de lo fácil en este libro realizado a cuatro manos.


Y también me gustaría que le echaran un ojo a La favorita, el llamativo libro del autor franco-brasileño Matthias Lehmann, que ya tiene una amplia trayectoria en la BD y ahora debuta en nuestro país. Confusión sexual, delirio gótico y crítica social se dan la mano en este trabajo notable, de hermosa estética.

Malaga Hoy