domingo, 17 de marzo de 2013

NOTAS DESORDENADAS EN TORNO A UN ESCARCEO FRUCTÍFERO


La historieta se ha visto emparejada con el cine en numerosas ocasiones Desde alguna posición, se muestran ambos, poseedores de lenguajes similares en los que la imagen y la palabra se ayuntan  y se asoman por ventanas. Se ha querido incluso juntarles la cuna a la historieta y el cine. No se trata aquí de pretender un artificio similar hablando de historieta y escritura. Tampoco de definir -esa manera presuntuosa de ayudar a forzar guettos- un medio.

X no consume literaturas: X puede creer que tiene claro que es la literatura. Y no consume poesías: Y puede creer qué tiene claro qué es la poesía. Z no consume historietas:   Z  puede  creer que tiene claro qué es la historieta. La fuerza de la ortodoxia y unas pocas falacias llevan algunos a sentir temor de aquello qué creen mestizajes. El significado de un término viene dado por el conjunto de expresiones en que se hace uso de él. No hay en las palabras un concepto/alma que las haga ser teniendo una frontera nítida. Bajo el nombre de historieta (o comic o tebeo) conviven trabajos de características muy diversas. Cterto es que esta manera de entender no la comparten todos, que a algunos un platonismo de parvulario les lleva a creer que existe una historieta más historieta y que mezclan esto con un hegelianismo inconsistente para pensar y decir que a ella se debe tender, que la historieta será más loable cuando sea  más  auténtica, más historieta. También entra en juego lo que G.E. Moore llamo falacia naturalista,  la derivación de una proposición  en  valor  a partir de una de hecho. la sustitución de un es, descriptivo, por un debe  ser,  imperativo. Las mismas cuestiones se dan en otros medios, en otras prácticas, y la ética y la estética se ven  mezcladas en una compota sobada por manos  de tacto tosco. Dicen que dijo Mallarmé que el escritor trabaja con palabras y no con ideas.

 Quizá  dijese que el escritor debe trabajar con  palabras. Oscar Wilde, cuando elaboraba el prefacio de su novela, tuvo presentes las ideas de Mallarmé, a quien probablemente conoció en París de 1883.
George Perec escribió, hace menos, una novela, Les Revenentes, en la que la única vocal empleada fue la e.
En la poesía de tradición sajona es frecuente el uso de la aliteración para determinar la cadencia de los poemas. Quizá los versos escritos en la lengua de los hijos de Edwin y más veces repetidos sean aquellos que rezan «To be or not to be, that is the question".  Estas  líneas sirvieron de pie a muchas otras que se preguntaban sobre el sentido de la existencia o la pertinencia del suicidio. La sentencia, famosa en buen número de lenguas, es conocida en castellano bajo la forma «¡Ser o no ser; he aquí la cuestión!». Otros la recuerdan como «Ser o no ser, éste es el dilema».  Y  Leandro  Fernández de Moratín la tradujo como «Existir o no existir, ésta es la cuestión». Moratín, además, en su traducción de La tragedia de Hamlet, principe de Dinamarca, multiplicó el número de escenas de la obra, en función de las entradas y salidas de personajes, quizá postulando la pertinencia de hacer que la obra de William Shakespeare se ajustase en mayor medida a los credos que los llamados ilustrados habían extraído de uno de los padres de la escolástica. Puede considerarse que los versos citados son un cuestionamiento sobre la existencia o sobre el sentido de mantenerla. O puede marcarse el acento, en su consideración, en la aliteración favorecida por el fonema emparejado con el signo t. Que su contenido venga determinado por una aliteración feliz, que la aliteración sea fruto de la coincidencia de unos lexemas en el intento de expresión de una idea con retufo de metafísica ociosa o que estemos tratando con el resultado equilibrado del planteamiento de las dos posibilidades anteriores son respuestas a una pregunta que no nos entretendrá ahora.

La historieta comparte con la literatura el soporte.

En un principio, la escritura era memoria de la expresión oral. A Borges debemos un relato en el que se ficciona el momento en el que la lectura en solitario pasó a ser silenciosa. La aliteración, propiciada por la frecuencia de un fonema, se debe a los tiempos en que el verso era para ser  recitado. Cuando la forma mas frecuente de lectura  se desprendió  de la voz, empezaron los poemas a ser visuales, a jugar con el espacio  en que descansaban, y se fueron apagando los artificios con fonemas para ceder el paso a otros, hechos con signos y ausencias. Guillaume Apollinaire les enseñó a bailar sus palabras y a dibujar los mundos que decían. Dice san Agustín en sus Confesiones que las palabras del lenguaje nombran objetos y que aprendemos su uso cuando las oímos al tiempo


 que vemos indicado lo que nombran. El  monstruo del doctor Frankenstein estuvo conforme con  la teoría del santo y le reveló a su creador que de tal modo había aprendido el a hablar, más que había tenido dificultades con terminos como bueno, querido y desdichado. Los defensores del atomismo lógico postularon que cada  elemento de una proposición se corresponde con un elemento de la realidad; esta aseveración se vio en dificultades con los nombres que no se refieren a cosas o a cosas existentes y con los llamados sin categoremáticos. El primer problema creyó  resolverlo Bertrand Rusell con su Teoría de las Descripciones.   El   mismo Ruselll seguía defendiendo  en 1959 que el aprendizaje de un lenguaje se lleva a cabo mediante un proceso   ostensivo muy similar al descrito por Agustín. En semántica lógica, para evitar los problemas planteados por nombres sin referente, se elaboró la noción de mundo posible. Ludwig Wittgenstein, alumno de Rusell en Cambridge, compartió con éste la defensa del atomismo  lógico en la obra que publicó en vida.  En su primera obra postuma, encabezada por la confesión de Agustín, arremetió  contra Agustín y contra el atomismo lógico. En el lenguaje escrito se combinan un número finito de signos para componer un número finito de palabras que quizá sólo sean capaces de un número finito de permutaciones significativas. El lenguaje escrito se ve compuesto por unidades discretas. Podría ser dogma del atomismo que el significado de una expresión viene dado por el significado de los lexemas que la componen. Expresiones como Voy a pie. Voy a comer y Voy a París pueden favorecer una duda.
Una concepción emparentada con el atomismo lógico, o con el  estructuralismo  de  De Saussure, puede llevar a pensar que el contenido de una imagen figurativa puede ser aprehendido a través de la consideración de los elementos figurados susceptibles de nominación. Se puede pensar que las viñetas de una historieta componen un mecanismo similar a una sucesión de proposiciones      declarativas cuyo conjunto conforma un relato y cuyo orden determina la secuencia temporal de realización  imaginaria  de las proposiciones declarativas. Noam Chomsky atiende a la posición que los lexemas ocupan en las expresiones y a cómo esta posición determina el significado aprehendido en las expresiones. Los estudios semánticos, semióticos, lingüísticos y de filosofía del lenguaje se han centrado en el trabajo con expresiones declarativas en las que fuese posible encontrar una estructura muy simple y una significación carente de ambigüedades. Un texto literario hace necesaria la consideración de la teoría de los mundos posibles para su estudio; con la expresión La montaña dorada es hermosa se hace una lectura de significado, se lleva a cabo una comprensión, aunque no exista ninguna montaña dorada o el lector no haya tenido noticia anterior de ella. Lo mismo puede decirse sobre la pregunta planteada a un hipogrifo violento que corrió parejas con el viento.
Puede considerarse que un texto es poético en función de su posesión de aliteración, de rima, de metro o de algunos tropos. En las líneas de Francisco Brines «Yo vi un jazmín en mi infancia una tarde, y no existió la tarde» no se muestran de forma evidente ni un recurso de aliteración, ni una
rima, ni un metro repetido.
Que se haga uso en ellas de algún tropo se debe más a una opinión tomada por el lector que a algo que evidencien las líneas. Despiertan una sospecha: la de que no significan lo que sus lexemas


denotan.  Permiten un sinfín de lecturas que las convierten en ambiguas y plantean una reflexión  sobre  el  lenguaje. Puede considerarse que un texto es poético cuando funciona como un aserto metasemiótico sobre la naturaleza de los códigos en que se basa, cuando se constituye en ambiguo porque se ofrece a sí mismo como centro principal de atención, cuando puede comunicar significados precisos, pero la primera comunicación se refiere a sí mismo, cuando es un acto comunicativo imprevisible con autor real indeterminado y en cuya expansión semiósica colabora unas veces el emisor y otras el destinatario, cuando es ambiguo y autorreflexivo y cuando es una fuente continua de significados. Muchas veces, una práctica adquiere el carácter de género y se preña de elementos que funcionan  por hipercodificación.
En un tiempo, una obra de teatro debía narrar una acción en un escenario correspondiéndose su transcurso con el tiempo empleado en su representación. En un tiempo se creyó que una buena  narración sobre detectives debía  tener como marco una lluvia viscosa o un calor sofocante. Tras Samuel Beckett, el teatro se llenó de actos comunicativos sobre la imposibilidad de comunicación. Tras Sartre, la  literatura se llenó de personajes empeñados en defender que el infierno son los otros, Tras el '68, los personajes se  mostraron  adeptos al recién inventado freudiano-marxismo y cualquier escrito debía abrigar la intención de cambiar el mundo. La historieta, nos dicen, es joven y sus formas son pocas. Hay historietas que otorgan a la historieta el tratamiento de género,   repiten  estructuras conocidas y tratamientos esperados. Su atractivo puede residir en el grado de maestría con que se visitan una serie de lugares comunes. En ellas viene dado qué puede decirse y cómo puede decirse. Hay historietas que parecen poder ser leídas entendiendo cada una de sus viñetas como una frase declarativa y su conjunto como una sucesión que construye un relato linear. Hay historietas que muestran escenas congeladas en las que el lector debe poblar los intersticios y de las que se dice que son parientes pobres del cine. La historieta se ha visto emparejada con la escritura en unas pocas ocasiones. Desde alguna posición, se muestran ambos medios como poseedores de un soporte común en el que imágenes y palabras se ordenan.
Quizá se acercan las  escrituras  que se rebullen en su lecho o bailan en él a las historietas que juegan a darle  caricias  nuevas  al espacio que habitan. Quizá les une el hacer del espacio una suerte de jardín japonés o un laberinto.
Quizá se acercan las escrituras que se diluyen o se preñan con las lecturas a las historietas cuyas imágenes parecen  mirarnos de  soslayo  o mostrarnos un vacio o la sombra apenas de lo que intuimos más allá de lo que vemos. Quizá se acercan las escrituras que nos repiten lo que han gastado a las historietas que han gastado lo que nos repiten. Atribuyo a la noche oscura, al silencio, al humo ácido del cigarrillo estropeado con la primera calada excesiva, a la soledad que llamo ausencia y al recuerdo de unos labios sedosos y dibujados el creer que la escritura y la historieta se dan la mano allí donde las palabras son  imagen que navega  en la playa calma de la página.
■ Jaime Vane







The Spirit "Superviviente" (16 julio 1950)









martes, 12 de marzo de 2013

Marvel ofrece gratis la descarga de sus 700 primeros cómics



La editorial lanza su catálogo en Internet
La oferta vale hasta las 23.00 de hoy en la costa este de EEUU
YOLANDA MONGE Washington 12 MAR 2013

Los Vengadores, de Marvel. / AP

Hasta las 23.00 de hoy martes en la costa este de EE UU (las 4.00 de la madrugada española), Marvel ofrece la oportunidad de descargar gratuitamente más de 700 de los primeros números de sus sagas de superhéroes. La promoción empezó el pasado domingo y la idea que está detrás es la promoción del catálogo de Marvel, que tiene una antigüedad de 70 años y consta de más de 13.000 ejemplares.

Spiderman, Hulk o Capitán América son títulos clásicos de la editorial pero el vicepresidente de ventas de Marvel, David Gabriel, cree que es una gran oportunidad para conocer a superhéroes más contemporáneos como la Patrulla X o Lobezno. “Esperamos que los nuevos fans encuentren a sus superhéroes favoritos de la gran pantalla y vean en qué se han inspirado sus películas preferidas, pero también esperamos que los fans de siempre tengan tiempo para descubrir una nueva serie o personaje que nunca habían conocido”, declaró Gabriel.

Para descargar las revistas se pueden usar las aplicaciones Marvel Comic App o Marvel Comics Digital Comics Shop. A partir de esta noche a las 11, cada número se venderá por un valor de entre 1.99 dólares y 3.99.

La filosofía que existe tras la creación de Marvel Unlimited (el nombre dado al catálogo) es que obtener un ejemplar original de un cómic clásico es una misión imposible para el común de los bolsillos. Pero las tabletas, portátiles y teléfonos inteligentes no viven regidos por esas reglas de oferta y demanda. Sin sentir el placer que los coleccionistas experimentan al tener el cómic de papel en sus manos, muchos lectores podrán disfrutar a precios razonables de El Hombre Araña, Los cuatro Fantásticos o Los Vengadores gracias a las nuevas tecnologías. Porque la oferta se remonta hasta la Edad de Plata de los cómics en los años sesenta, “con personajes como Wasp, Mr. Fantástico, Power Man y Iron Fist”, apuntó Gabriel.

"El plan tiene como objetivo atraer a aficionados de todos los sectores de la sociedad, a aquellos que conocen a nuestros personajes desde la gran pantalla, aquellos lectores que dejaron de leerlos y a nuestros seguidores de siempre también", destacó el vicepresidente. "Creemos que si captamos la atención de ese público, continuarán con nosotros y contribuirán al crecimiento de la industria, al comprar tanto las historietas en las tiendas como por vía digital".

El Pais 12.03.2013

EXON DEPOT por Masamune Shirow (y dos)















Revista Shonen Magazine nº18 año 1995

Gavarni: Las mil caras del talento


 Nacido Guillaume Sulpice Chevalier, en fecha 13 de enero de 1804 y en el número 5 de la Rué des Vielles-Haudriettes, en Paris, el que más tarde se llamaría Gavarni es prácticamente un ilustre desconocido dentro de la galería de nombres de la ilustración. Pese a ello, este hombre, que fue contemporáneo de Henri Daumier y otros famosos pintores e ilustradores franceses, constituyó en su momento una de las más célebres y celebradas personalidades de la vida artística y también de las frivolas noches parisienses. En el primer apartado hay que destacar su asombrosa, su casi increíble capacidad de trabajo. A su muerte dejó una obra más que sorprendente: 2.700 litografías originales, más de 2.000 planchas sobre piedra, madera y acero realizadas sobre dibujos suyos, y si se añade a todo ello sus dibujos no grabados y sus acuarelas se llega a la cifra de unas 8.000 obras.
Además, Gavarni tuvo otras aficiones, aparte de la vida galante (segundo apartado importante de su vida). Fue también escritor —y de considerable talento—, matemático, pintor y hasta ingeniero: en un momento de su vida se hizo pública la noticia de que Gavarni iba a abandonar su carrera artística para dedicarse a mejorar la por entonces deficiente calidad técnica de los ferrocarriles franceses. En el apartado antes mencionado de su vida galante, hay que consignar que Monsieur Gavarni fue, con mucho, tan impetuoso como en su vida artística. En notas particulares encontradas en sus diarios íntimos, se pueden contar entre ocho y diez entrevistas con damas, dos o tres de las cuales terminaban indefectiblemente en "citas privadas". Y todo esto diariamente a lo largo de casi cuarenta años... Gavarni, en su momento, constituyó una personalidad de primera fila, hasta el punto de que a su muerte fue biografiado por los famosos hermanos Goncourt, que más tarde establecerían el más prestigioso premio literario de las letras





 francesas. Los hermanos Goncourt siguieron con creciente fascinación la carrera y la vida de Gavarni, que en un increíble alarde de vitalidad alternaba sus etapas de vida parisién con excursiones por toda Francia y a España, donde estuvo alrededor de 1850. De esa fecha datan sus interesantes trabajos sobre tipos y costumbres de los Pirineos, una zona que le fascinó especialmente y que a menudo se vio retratada y reflejada en su obra. Durante su corta y sin embargo intensa vida artística (1830-1866), Gavarni realizó todo tipo de obras, casi siempre como cronista de las modas y modos de su época. Esto queda evidenciado en los títulos de algunas de sus obras: Maneras de ver y formas de pensar, El viajero, Gentes de mundo, Crónica de Francia, Clichy, Reflejos de la sociedad, Cuadernos de investigación, La Moda, etcétera.
Además de Daumier, fue contemporáneo y amigo de personalidades artísticas de la talla de Delacroix, Henri Monnier, Charlet, Berthall y otros muchos.
Su extensa y prolífica obra fue publicada en las revistas y periódicos franceses más ilustres de la época: L'illustration francaise, Le diamant (revista literaria), L'artiste, Le charivari, Musée des Famitíes, Le Fígaro, La RenaissanCe, La Sylphide, y en revistas extranjeras como Ilustrated London News.
Aparte de los datos apuntados sobre Gavarni y su vida, creemos que lo más sorprendente sigue siendo su misma obra. Fresca, viva, atrevida para la época, tiene especiales matices, sólo esbozados en sus trabajos, que nos recuerdan a muchos dibujantes, ilustradores y pintores posteriores a él. No hay duda de que Gavarni fue y quizá sigue siendo aún fuente de inspiración para aquellos pocos que le conocen.

Manel Domínguez Navarro












Revista Ilustracion+COMIX Internacional nº12 

EL CUERPO DE LA LETRA


Las palabras no sólo tienen alma. También poseen un cuerpo, una indiscutible dimensión física. Como prueba evidente de ello, en cuanto las escribimos, se ponen a ocupar un lugar, a desalojar un espacio con su tinta, a resaltar sobre el blanco de la página. Ordenan con más o menos faltas de ortografía las letras que las componen y hacen alarde de sus tipos. Estiradas, obesas, elegantes o sensuales las palabras desfilan línea tras línea ante nuestros ojos en un intento inútil de que nos fijemos en su aspecto. A pesar del insinuante contoneo de sus formas y caracteres, ignoramos estas exhibiciones materiales y las consideramos desde un punto de vista estrictamente espiritual. De las palabras tan sólo nos importa el significado.

Nuestra cultura ha enterrado los valores plásticos de la escritura bajo una tipografía con-vencionalizada. Todo, incluso nuestras posibilidades de comunicación, se ha mecanizado. La imprenta, la tecla de la máquina de escribir o del ordenador han establecido una enorme distancia entre la mano y la letra. La impresión ha sustituído la inscripción. Cuando escribimos ya no trazamos, sino que simplemente pulsamos. Y así, poco a poco, hemos olvidado que dibujar y escribir tienen un origen  común.   Estamos  perdiendo ese contacto directo con las palabras que las hacía surgir de esa aplicación, más o menos llena de borrones, de la plumilla contra el papel. Y, como consecuencia, no sólo se ha perdido la caligrafía como asignatura obligatoria sino también el cuerpo a cuerpo húmedo y curvilíneo con la escritura. Nuestras relaciones con las palabras se han hecho más frías. Ya no pasan por la apreciación sensorial ni por la habilidad manual, sino por el intelecto. No nos interesa cómo son ni cómo se hacen, sino simplemente lo que dicen. No gozamos de sus formas, sino de su sentido. No las contemplamos sino que las leemos. Aunque resulte difícil de creer, podría decirse que las hemos perdido de vista. Sin embargo, antes de alcanzar unas relativas y casi siempre discutibles cualidades literarias, la escritura posee unas inevitables calidades letrísticas. La crítica se esfuerza en suministrar argumentos que proveen a algunos escritos de ese halo de santidad, de esa transcendencia artística basada en los méritos del estilo y en la






 profundidad de la significación ¿Qué textos van al cielo de las obras maestras? ¿cuáles se condenan en el infierno de una información utilitaria o soez? ¿por qué otros se quedan en el purgatorio de la subproducción cultural? Estas parecen ser las cuestiones que mayoritariamente suscita el consumo de la palabra escrita. Casi nadie tiene en cuenta la vida terrenal de las letras, ésa que, independientemente de lo que digan, se extiende sobre la página y transcurre, palabra tras palabra, línea tras línea, en un contraste más o menos armonioso entre el blanco y el negro. Como suele ocurrir cada vez que un medio de expresión ve amenazadas algunas de sus características, surgen movimientos o tendencias que tienden a reivindicar los rasgos específicos de este medio. Quizá pueda explicarse de esta manera el reciente impulso sufrido por esta olvidada dimensión visual de la escritura. No sólo los editores se preocupan cada vez más de la maqueta de sus libros y de los aspectos formales que rigen la disposición de lo escrito sino que se presta una creciente atención al diseño de letras. Títulos, rótulos, logotipos, frases publicitarias y otros textos movilizan a diseñadores, dibujantes, letristas, rotulistas que llevan a cabo una tarea de revitalización gráfica de las palabras. Y así, precisamente cuando la proliferación y el perfeccionamiento de los sistemas de impresión se disponían a enterrar la estética de la letra en la caja tipográfica, hace su aparición esta inquietud por encontrar nuevos ropajes al abecedario.
Naturalmente, a la hora de acortar distancias entre lo dibujado y lo escrito, la historieta ocupa un lugar privilegiado. Como tantas y tantas veces se nos ha dicho, la inclusión dentro de la viñeta de textos escritos manualmente (en lugar de imprimirlos debajo) constituye una característica fundamental de este medio. No me atrevería a afirmar, como hacen algunos, que con esta inclusión se inventa la historieta, pero hay que reconocer que cumple un papel importante en su evolución. De esta manera lo escrito también se dibuja o, por lo menos, es el propio dibujante (en cualquier caso un grafista) el que se encarga, trazo a trazo, de ir configurando las palabras con los mismos o muy similares instrumentos, con los mismos o muy similares gestos con los que ha realizado personajes o paisajes. En la historieta por lo tanto la vinculación gráfica existente entre lo escrito y lo dibujado resulta prácticamente inolvidable. Por éstas y otras razones este medio se ha mantenido al margen de todos los argumentos que se han empleñado en establecer una irreconciliable oposición entre la palabra y la imagen. De ahí le viene sin duda la desconsideración artística que todavía sufre al mismo tiempo que la riqueza de sus posibilidades expresivas. El historietista, consciente de la relatividad de esta oposición, utiliza toda una amplia gama de recursos para comunicar vi-






sualmente con sus textos. Existen así numerosos bocadillos en los que las palabras tiemblan de miedo, se quiebran de emoción, engordan de autoridad o se derriten de placer. Se consigue por este procedimiento transmitir no sólo los valores gráficos del trazo sino también toda una serie de connotaciones que explican o refuerzan el estado anímico del personaje.
La onomatopeya constituye un segundo paso en la adquisición de esta consistencia gráfica de la letra. Es éste un campo muy característico de la historieta y de hecho podría considerarse como la otra cara del llamado código ideográfico. Mientras que la creación de los signos ideográficos esta basada en la atribución a unas imágenes de los valores arbitrarios y unívocos del lenguaje, la utilización de la onomatopeya en la historieta implica someter las letras a un tratamiento propio de las imágenes. En las viñetas, las onomatopeyas se saltan el bocadillo, se hinchan de volumen, se llenan de color y hacen estallar sus letras por el impacto de una explosión o las resquebrajan por un golpe. Toda una gama de recursos gráficos interviene aquí en la elaboración de las letras con el fin de dar cuerpo al sonido, de aportar una estruendosa consistencia al choque o al estallido. Y aún existe un tercer nivel de implicación del dibujo en la palabra. No son escasos los relatos en los que las letras se convierten en protagonistas o desempeñan un papel importante en la ambientación de la historia. Y, Caran d'Ache en su Petit Serpennt malicieux presentaba una serpiente que formaba letras con su cuerpo. Y Little Nemo en un momento de hambre se comía las letras de título de la página. Pero hoy en día la explotación de los recursos derivados de esta corporeidad letrística es, si cabe, más numerosa. Fred, en las aventuras de Philemon, convierte en islas las letras del Atlántico , Espinosa creó un perriódico (perro que devora las palabras que pronuncian    los    personajes), Boucq, con guión de Delan, dibujó una historia en la que las letras se apoderan de un personaje y piden rescate por él, Gallardo crea una Sopa de letras en la que el Niñato viaja por un mundo de palabras, Rick Griffin en el histórico Zap utilizaba frecuentemente las letras como personajes y el historietista cubano Juan Padrón tiene una serie titulada Abecilandia en la que las letras de plantean todo tipo de problemas alfabéticos... El repertorio exhaustivo sería numerosísimo.
Desde la rotulación más o menos adaptada a la personalidad o a los estados de ánimo hasta las letras-personajes pasando por las onomatopeyas, encontramos toda una serie de utilizaciones de lo escrito que vienen a demostrar que la historieta, antes de mantener relaciones con lo literario, las mantiene con lo letrístico. En este medio, más que en ningún otro, los personajes se hallan estrechamente unidos a su discurso. En los globos por los que no sólo hablan sino también respiran se puede leer algo más que sus palabras, prácticamente se puede descubrir su estilo. Los personajes permanecen a pie de bocadillo, unidos por una especie de cordón umbilical a una expresión que lleva su misma sangre o su misma tinta. En la historieta letras y personajes dependen de los mismo. Son una cuestión de tipo gráfico y de carácter.

■ Antonio Altarriba

Krazy Comics nº extra oct/nov/dic. 1993 (ultimo número)

MAÑANA EN LA CAJA BLANCA TALLER, CONFERENCIA Y EXPOSICIÓN: BATMAN THE DETECTIVE.


Si os gusta el mundo del comic no os podéis perder mañana en la Caja Blanca las actividades que habrá a partir de las 17.30. Os recomiendo el taller de Javier Mena Guerrero!!!!
MAÑANA EN LA CAJA BLANCA TALLER, CONFERENCIA Y EXPOSICIÓN: BATMAN THE DETECTIVE.

Esta jornada contará con tres actividades distintas, todas relacionadas con el mundo del cómic. Por un lado, a las 17.30 horas el ilustrador Javier Mena impartirá un taller titulado: “Haciendo Cómics”. Para asistir, recoge tu invitación en el Punto de Información de La Caja Blanca 30 minutos antes de comenzar el taller, y hasta completar las plazas. 

A las 19.00 horas tendrá lugar en La Caja Blanca la inauguración de la exposición “La sombra del murciélago”. Una selección de arte original escogido por el malagueño Luis Velasco. 

Y por último, la jornada la cierra la conferencia Superhéroes: Del Cómic a la Pantalla, que será impartida por Jon Sedano, redactor de La Casa de EL.net y locutor del programa Daily Planet (ConectaFm).