William Blake recibió una formación como artista larga y clásica que se ciñó principalmente al arte «inferior» del grabado. Sin embargo, esa educación encajaría más adelante en su trayectoria como la importante base que fue para gran parte de su obra y de su teoría artística.
A la edad de diez años, Blake ingresó en la escuela de dibujo de Henry Pars, donde realizó copias de vaciados de estatuas clásicas (su padre también adquirió algunos ejemplares para que pudiera trabajar con ellos en casa). Cinco años más tarde, en 1772, Blake pasó a ser aprendiz del grabador James Basire, cuya técnica, sólida pero anticuada, le sirvió de base no solamente para obras comerciales, sino también para crear su propia técnica de grabado, mucho más experimental y sumamente personal. Por último, en 1779 el artista ingresó en las escuelas de la Royal Academy.
Allí, al igual que en la escuela de dibujo de Pars, Blake hubo de dibujar a partir de modelos clásicos y también del natural. Diversas anécdotas ilustran su rechazo a ese modo aceptado de enseñanza, pero sólo en parte reflejan sus preocupaciones posteriores.
La más destacable es quizás la historia del ataque de furia que le sobrevino cuando Moser, el conservador, intentó que dejara de estudiar estampas basadas en Rafael y Miguel Ángel para centrarse en las de Rubens y Le Brun. Blake aceptaba e intentaba cumplir una gran parte de lo que se predicaba en los círculos de la Royal Academy, no solamente que la pintura histórica era la forma artística suprema, sino también que el modo adecuado de expresarla se basaba en el arte clásico y renacentista. Y si ello se podía combinar con el interés patriótico en boga por la historia antigua de Inglaterra, mejor que mejor.
La obra de Blake para Basire llevó a la otra gran influencia formativa de su arte, la copia a partir de lápidas y de otras piezas medievales en la abadía de Westminster, lo que también era reflejo del gusto contemporáneo. Así, el interés por los logros del pasado de Inglaterra llevó a la publicación de diversos infolios de anticuario de gran tamaño, incluidos dos que interesaban directamente a Basire: Sepulchral Monuments in Great Britain, de Richard Cough, editado a partir de 1786, y Vetusta Monumenta, de la Sociedad de Anticuarios, publicado en 1789. El especial interés del gótico por los contornos claros, la línea fluida y la composición simétrica era fácilmente conciliable con el neoclasicismo, pero aún más importante era el contacto de Blake con el contenido espiritual de un arte basado en la fe. No es irrelevante el hecho de que, según cuenta la leyenda, la abadía de Westminster fuera uno de los primeros lugares en los que el artista tuvo una visión.
El punto culminante de la evolución inicial de Blake como artista se dio a mediados de la década de 1780. Sus anteriores e indecisos intentos de abrazar la pintura histórica neoclásica, junto con su práctica de dibujar contornos a pluma, acabados con aguada, culminó en un grupo de intensos dibujos con figuras de gran tamaño dominadas por contornos muy amplios y dispuestos en composiciones que recuerdan estampaciones en relieve. Tres acuarelas que tratan la historia de José en Egipto se exhibieron en la Royal Academy en 1785.
El final de la década de 1780 es probablemente la época de la que procede la primera serie de ilustraciones para escritos del propio Blake: los dibujos aguados de temas extraídos de su poema Tiriel que se suele datar alrededor de 1789. Algunos de ellos muestran un estilo más conciso y más delicado que caracteriza gran parte de la obra de Blake a finales de la década de 1780 y principios de la de 1790. Ese estilo más íntimo había crecido junto al otro, en parte como resultado de las actividades de Blake como grabador de oficio, lo que refleja otro aspecto del neoclasicismo, la «sensibilidad» de inspiración francesa de artistas como Angelica Kauffmann y Thomas Stothard, amigo de Blake. Ello estaba en consonancia con el temperamento de gran parte de la primera obra poética de Blake. Son claras fuentes de ese aspecto del estilo del primer Blake sus propios grabados según el estilo de Watteau y de Stothard, que se reflejan tanto en las más decorativas de las ilustraciones del Tiriel como en determinadas acuarelas de pequeño formato y gran colorido del mismo periodo, como La edad enseña a la juventud. Ese estilo caracterizó también las ilustraciones de los primeros libros iluminados de Blake, como Canciones de la inocencia.
Los libros iluminados de Blake son únicos en el sentido de que combinan texto tanto escrito como impreso por el poeta con ilustraciones del propio artista, lo cual se lograba imprimiendo el texto y el contorno de las ilustraciones en aguafuerte en relieve o estereotipia (impresión desde la superficie elevada y no grabada al aguafuerte de la plancha). Blake aseguraba que se le había revelado el proceso en una visión en la que aparecía su hermano menor, Robert, fallecido en 1787, pero por entonces ya se hablaba de él, hasta el punto de que en el manuscrito de Blake An Island in the Moon, de alrededor de 1784, se hace referencia a los experimentos de su amigo George Cumberland. Posteriormente Blake coloreaba las ilustraciones a mano, normalmen‑
te al vender un ejemplar del libro, por lo que cada uno es único, sobre todo porque los fue coloreando a lo largo de toda su vida. El tiempo que pasó en la abadía de Westminster pudo haberle proporcionado tanto la idea general como un modelo de compaginación concreta para sus libros, ya que allí disfrutó de la oportunidad de contemplar diversos manuscritos iluminados medievales. Sin embargo, también existen varias similitudes con libros infantiles contemporáneos y con cancioneros como el English Songs de Joseph Ritson, de 1783, para el que Blake realizó algunas de las ilustraciones grabadas; así como con devocionarios y obras devotas que revivían la tradición medieval. Existen paralelismos especialmente estrechos con las Canciones de la inocencia en determinados livres de piété franceses de finales del siglo XVIII. Los libros de Blake no solamente tienen ilustraciones que ocupan parte de las páginas del texto, sino también decoraciones en los márgenes e incluso entre líneas.
Los primeros libros iluminados de Blake son Todas las religiones son una y No hay religión natural indecisos y de muy pequeño tamaño. Parece ser que se grabaron al aguafuerte en 1788, si bien los ejemplares más antiguos que han llegado a nuestros días, todos más o menos incompletos, datan de cinco años después. La serie se inicia en realidad con Canciones de la inocencia y El Libro de Thel, ambos de 1789. El estilo de las ilustraciones de estos libros se acerca al decorativo neoclasicismo de finales de la década de 1780. Reflejan, en particular cuando están coloreadas con las refinadas aguadas de las primeras copias, una frescura y una delicadeza muy en consonancia con la «era de sensibilidad» y, en grado lejano, con la intensidad de las acuarelas y los grabados independientes de mediados de la citada década.
LIBROS PROFÉTICOS, 1793-1796
La evolución de Blake durante la primera mitad de la década de 1790 tiene un estímulo interno que parece haberle llevado implacablemente hacia las que fueron quizá sus mejores obras, con seguridad las más intensas: las estampas a color de gran formato de 1795, como Nabucodonosor, Newton... Muy raramente se complementan forma y contenido en modo tan estrecho para forjar un nuevo estilo con una nueva técnica y una nueva energía expresiva.
Esa evolución tuvo lugar en un principio dentro de los confines de los libros iluminados, pero acabó separándose en obras de arte independientes. Una oportuna demostración del desarrollo del estilo de Blake tuvo lugar cuando completó sus Canciones de la inocencia con las Canciones de la experiencia de 1794, que seguían el incomparable ingenio irónico de El matrimonio del Cielo y el Infierno, de 17901793. Las lecciones de la experiencia y la destrucción de toda esperanza política tras la desvirtuación de los ideales de la Revolución Francesa no podían seguir tomándose en broma, y las ilustraciones de los nuevos poemas, aunque conservan el modelo estilístico general de las anteriores, revelan un nuevo estado anímico, frugal en lugar de exuberante, rectilíneo en lugar de curvo.
La creciente seriedad de ánimo de Blake corría pareja con el crecimiento de la escala, tanto del formato en sí como de la relación de la ilustración con la página. Canciones de la inocencia, seguido de Canciones de la experiencia, se imprimió a partir de planchas de unos 114 x 57 milímetros. Aquel mismo año, 1789, Blake pasó a utilizar un tamaño más o menos generalizado, unos 159 x 108 milímetros, para El Libro de Thel; conservó esas medidas en Visiones de las hijas de Albión, de 1793, El matrimonio del Cielo y el Infierno, de 1790-1793, Urizén, de 1794, El libro de Ahania, de 1795, y El libro de Los, del mismo año. Sin embargo, en 1793, en América, aumentó el formatoy llegó a unos 241 x 171 milímetros, tamaño que conservó para Europa y La canción de Los, ambos de 1795. Al mismo tiempo, las ilustraciones ocupaban cada vez más espacio en los libros. En América suelen alcanzar la media página, e incluso son mayores en Europa, donde se les dedican exclusivamente tres páginas completas. En Urizén, si bien el formato es menor, ese proceso continúa: muchos dibujos ocupan, en las páginas en las que llega a aparecer texto, tres cuartas partes de la superficie o incluso más, y se dedican muchas más páginas íntegras a ilustraciones, diez de las veintiocho totales. Además, los dibujos son mucho más independientes y la exuberante decoración interlineal de los primeros libros ha desaparecido.
Hasta el primer ejemplar de Europa que coloreó, la técnica utilizada era la acuarela, pero en Urizén y en los demás ejemplares iniciales de Europa pasó a utilizar un tipo de estampación a color.
Parece ser que la estampación a color se realizaba mediante la aplicación de pigmentos espesos y pegajosos en la plancha grabada, de la que ya se habían obtenido el texto y los contornos, antes de realizar una nueva impresión. Al parecer, los colores se mezclaban con cola de carpintería, lo que creaba un efecto muy rico, denso y con textura que recuerda a las posteriores pinturas al temple del artista, que a veces denominaba este medio de estampación «al fresco». A continuación se retocaban las ilustraciones de forma normal con pluma y acuarelas.
EUROPA, UNA PROFECÍA, 1794
Europa, el segundo de los libros proféticos de Blake, sigue cronológicamente a América y, de hecho, en ocasiones ambos libros se encuadernaron juntos en vida del artista, un buen indicativo de que éste los consideraba obras complementarias. Europa es una alegoría histórica más ambiciosa y de mayor complejidad y, como tal, es susceptible de recibir diferentes interpretaciones. La creación mitológica de Blake, con figuras como Enitharmon y Ore, se entremezclan con la crónica de hechos de la época de la Revolución Francesa. Europa comprende el periodo que se inicia con el nacimiento de Jesús y culmina con el Día del Juicio, que se puede entender como la culminación de los «mil ochocientos años» de la era cristiana, es decir, la Revolución, o como un Juicio Final.
El trabajo de Blake en el libro vino precedido de diversos bocetos para algunos de los dibujos, que se encuentran en su Cuaderno. Existe asimismo un número considerable de páginas de prueba tiradas por el propio artista a partir de las planchas de cobre cuando intentaba alcanzar los efectos de acabado que deseaba conseguir en el libro. A diferencia de América, cuyas páginas se dejaron sin colorear en la primera edición, inmediatamente anterior a Europa, para esta última obra Blake utilizó en 1794 el método de estampación a color que acababa de crear. El resultado es una obra de una fuerza visual extraordinaria en su conjunto, en especial fuerza de color y textura que, en un sentido real, sitúa el libro a la altura de la pintura histórica y, por consiguiente, lo distingue como el sucesor de los anteriores ensayos de Blake en ese género, de tipo convencional. En su forma editada, Europa se compone de diecisiete láminas, si bien existen dos ejemplares con dieciocho. El ejemplar B, que se reproduce aquí, es uno de los doce que se conservan, tres de ellos impresos póstumamente. En 1818, Blake ofrecía un volumen a un coleccionista por cinco guineas.
ESTAMPAS A COLOR DE GRAN FORMATO, 1795
Las estampas a color de gran formato de 1795 representan la culminación de la técnica de impresión en color de Blake, desplegadapor primera vez en sus libros y en los llamados pequeños y grandes libros de dibujos. La técnica parece consistir en la estampación pura de colores sin contornos impresos previos, a la manera de las ilustraciones de El libro de Ahania y El libro de Los. La impresión experimental a mitad de tamaño de Pena la muestra con especial claridad.
Las estampas de gran formato ilustran temas de fuentes muy diversas (la Biblia, Milton y Shakespeare, así como los primeros escritos del propio Blake), pero están unificadas por el hecho de que todas representan algún aspecto de la filosofía de Blake. Todo se puede relacionar con sus escritos, pero para Blake, y en especial para el espectador receptor, los textos ya no son necesarios para apreciar la intensidad de los dibujos, si bien algunas de las sutilezas del significado deben sentirse, no comprenderse intelectualmente. Ése es, pues, el punto en el que el Blake artista se libera finalmente del Blake escritor. Y en éstos, los primeros dibujos totalmente personales de Blake, sentimos toda la pasión de esa reciente liberación.
GRANDES ILUSTRACIONES PARA LIBROS, HACIA 1795-1798
Al tiempo que la evolución de las ilustraciones de Blake destinadas a sus propios libros alcanzaba su paradójico punto culminante en las estampas independientes a color de 1795, el artista iniciaba su mayor y más ambiciosa serie de ilustraciones para libros con textos de otro autor. Se trata de las quinientas treinta y siete ilustraciones para los Night Thoughts, de Edward Young, que, prodigiosas en número y grandes en formato, muestran también un revolucionario intercambio de los papeles desempeñados por texto e ilustración. En esta obra la ilustración rodea literalmente al texto. Su utilización de ese formato, a simple vista poco adecuado, es de una inmensa variedad. Con gran habilidad maneja las irregulares zonas de papel disponibles, más amplias en la parte inferior y en un lado, sugiriendo acciones o figuras gigantescas que continúan detrás del panel de texto. En los grabados proyectados el efecto se conservaba, aunque, naturalmente, no sucedía lo mismo con la separación física de la página del texto y el papel de dibujo. Por desgracia, como sucedió tan a menudo a lo largo de la vida de Blake, la proyectada publicación de cuatro volúmenes perdió fuerza tras el primero de ellos, e incluso en éste mismo, como seguramente se previó desde un principio, se utilizaron apenas cuarenta y tres de los ciento cincuenta y seis dibujos destinados a la parte del texto correspondiente.
La obra Night Thoughts de Young era uno de los muchos textos moralizantes del siglo XVIII que trataban la muerte y la salvación, tres de los cuales pasaron por manos de Blake. Al igual que la obra mencionada, ilustraría más tarde The Grave, de Robert Blair y, en forma de una acuarela única y elaborada, Meditations among the Tombs, de James Hervey. Una vez más, el texto, además de ofrecer a Blake una gran oportunidad para ilustrar un tema con el que congeniaba ampliamente, fue objeto de cierta reinterpretación e incluso crítica, no abiertamente, sino a través de sutilezas de énfasis y detalle.
Con formato similar, pero tema y tratamiento más variados, encontramos las ilustraciones realizadas para los Poems de Gray, encargadas por John Flaxman, escultor y amigo de Blake, y su esposa Nancy. En esta ocasión vemos cómo damas vestidas con trajes contemporáneos se mezclan con figuras extraídas de la mitología y gatos humanoides, una diversidad unificada por el fresco tratamiento del texto que realiza Blake, a veces casi descaradamente literal, en ocasiones de nuevo crítico o interpretativo.
PRIMERAS OBRAS DE BLAKE PARA THOMAS BUTTS: PINTURAS AL TEMPLE DE TEMAS BÍBLICOS,
HACIA 1799-1800
Blake no alcanzó nunca el éxito comercial. Aunque siguió exponiendo en la Royal Academy a intervalos irregulares hasta el año 1808, parece ser que no vendió nada allí después de las acuarelas de 1785, o incluso ni siquiera ésas. La edición de lujo de los Night Thoughts de Young se había hundido debido al clima económico. La fuente de ingresos más prometedora, el grabado de oficio normal, era muy caprichosa, y la técnica un tanto anticuada de Blake provocaba que la mayoría de sus ingresos procediera de amigos, y eso sólo de forma intermitente. Lo que de verdad le permitió seguir viviendo fue el largo mecenazgo de dos personas. La primera de ellas fue Thomas Butts, empleado de la oficina del Commissary General of Musters, que al parecer le pagó un sueldo más o menos regular a cambio del grueso de su producción entre 1799 y, al menos, 1810, pero seguramente también durante algunos años más. La segunda fue el joven artista John Linnell, al que Blake conoció en 1818 y con el que parece que mantuvo una relación bastante similar durante los últimos años de su vida.
El 26 de agosto de 1799 Blake le escribió a su amigo George Cumberland: «En cuanto a mí, por quien tan amablemente te interesas, vivo de milagro. Estoy pintando pequeños cuadros bíblicos. (...) Mi trabajo le gusta a mi patrón, y tengo un pedido para realizar cincuenta cuadros de poco tamaño a guinea la pieza, lo cual es algo mejor que limitarse a copiar de otro artista.» El nuevo patrón era Thomas Butts y los cincuenta cuadros de poco tamaño son las obritas al temple fechadas en algunos casos entre 1799 y 1800. El medio de esos cuadros y su colorido relativamente oscuro y rico coinciden con los de las estampas a color de gran formato de 1795. Aunque Blake afirmaba que su proceso era el descrito en el tratado renacentista de Cennini, en realidad, posiblemente por culpa de un error de traducción, utilizó cola de carpintería en lugar de los medios habituales, apresto o huevo, como consecuencia de lo cual sus pinturas al temple se han quebrado y oscurecido a menudo, si bien a finales de su vida alteró radicalmente ese proceso. Más adelante, en el Catálogo descriptivo de su propia exposición de 1809-1810, describirá su técnica como «al fresco», en deliberada alusión a la práctica renacentista, aunque no parece haberse dado cuenta de que las pinturas murales del Renacimiento realizadas al fresco difieren en su técnica de las pinturas en panel o al temple.
ILUSTRACIONES PARA MILTON Y OTROS AUTORES, HACIA 1807-1820
En el año 1801, mientras Blake pintaba sus ilustraciones bíblicas para Thomas Butts, recibió el primer encargo de realizar una serie de ilustraciones para obras de John Milton. Otras series siguieron ocupándole durante los quince años posteriores. Aunque algunas las pintaba para Butts, eran consecuencia de la iniciativa de otro cliente, el reverendo Joseph Thomas de Epsom, al que Blake había sido presentado también en esta ocasión por su amigo John Flaxman, que le escribió el 31 de julio de 1801 para decirle: «El reverendo Joseph Thomas de Epsom desea que realices cuando te sea posible algunos bocetos de tamaño único, que puede ser el que desees, de Comus for Five Guineas de Milton.» Flaxman siguió informando a Blake de que Thomas también quería que pintara algunas ilustraciones para insertarlas en una edición en formato folio de Shakespeare. El artista pintó
dos series más de ilustraciones de Milton para Thomas, de temas del Paraíso perdido en 1807 (Biblioteca Huntington) y de The Ode on the Morning of Christ's Nativity en 1809 (Instituto Whitworth de Manchester). También con papel con la filigrana 1816 encontramos las ilustraciones para el Paraíso recuperado de Milton, que podían haber estado destinadas también a Butts, aunque las adquirió en 1825 John Linnell, el gran cliente de los últimos años de Blake.
Las ilustraciones de Milton son, pues, un excelente indicador de la evolución final de Blake, que abarca los años que van de 1801 a 1822. El estilo lineal y de colores apagados de los primeros años del siglo dio paso a un acabado mucho más trabajado, a menudo preciosista, con colores más vivos aplicados con una técnica desigual, y no con aguados uniformes; las figuras están dibujadas de manera más firme y al mismo tiempo más impresionista.
JERUSALÉN, HACIA 1804-1820
Jerusalén, el último de sus grandes libros iluminados, le exigió una dedicación considerablemente más larga que los anteriores. Comenzado, presumiblemente, en 1804, se tiene noticia a través de George Cumberland de que en 1807 ya se habían grabado sesenta de las cien planchas.
En muchos sentidos, y a pesar de su extensión, Jerusalén (al igual que Milton), es menos ambicioso que los libros de mediados de la década de 1790. En proporción, hay menos ilustraciones a página entera o media página, y muchas páginas solamente de texto, aunque todas éstas vienen animadas por figuritas y motivos decorativos colocados en los márgenes y entre líneas. Toda la página aparece coloreada, no solamente los dibujos, y ese coloreado recuerda el de las acuarelas contemporáneas del autor, al ser mucho más sutil y más rico; en algunas páginas se utilizan los dorados. El mismo rico coloreado se encuentra en los ejemplares de libros anteriores a los que dio color durante aquella época. En ellos los tonos vivos y brillantes contrastan fuertemente con la pálida delicadeza de alrededor del año 1790, pero mucho más con la densidad sombría de mediados de la última década del siglo. El grabado de las láminas es mucho más elaborado que en los libros anteriores; se utilizan tanto el aguafuerte en relieve como el buril estampado en blanco, y la gracia y la riqueza combinadas de las figuras y de otras formas son típicas del estilo posterior de Blake.
ILUSTRACIONES PARA THE PASTORALS OF VIRGIL DE THORNTON, 1810-1821
Los grabados en madera a la testa de pequeño formato que realizó Blake sobre Virgilio, de nuevo alejados de la globalidad de su trayectoria, serían los que más influirían en otros artistas. Fueron resultado de otra de las presentaciones de John Linnell, en este caso a su médico, Robert John Thornton, en septiembre de 1818. Thornton era también escritor, sobre todo de temas de medicina y botánica. Thornton había publicado una edición escolar de The Pastorals of Virgil que había aparecido en 1812, y en septiembre de 1820 Blake estaba trabajando en algunas de las ilustraciones de la tercera edición ampliada, que vio la luz al año siguiente. Junto con diversos grabados elaborados a partir de bustos y monedas clásicos, realizó veintiún dibujos que ilustraban la Imitation of Eglogue I de Ambroise Philips. Iban a imprimirse a partir de xilografías, un medio extraño en Blake, tres o cuatro por página con la excepción de un frontispicio de mayor tamaño. Sin embargo, Thornton no quedó satisfecho con las xilografías de Blake y un grabador contratado recortó cuatro de los dibujos. Aun así, tres de los cuatro dibujos modificados se publicaron.
ILUSTRACIONES DEL LIBRO DE JOB, HACIA 1805-1825
Blake pintó dos series de acuarelas para ilustrar el Libro de Job, la primera para Butts, la segunda para John Linnell, que también encargó unos grabados basados en ellas. Blake pintó la serie de Linnell en 1821 sobre calcos realizados por éste a partir de la serie de Butts. Los grabados, encargados dos años más tarde, están fechados en 1825, pero probablemente no llegaron a publicarse hasta el año siguiente.
Blake reinterpretó la historia bíblica de Job para ofrecer un motivo menos arbitrario para sus sufrimientos. Para él, éstos tenían justificación como consecuencia de la concentración de Job en la observación y no en la inspiración religiosa. Los detalles contrastados del primer dibujo y del último, que quedan más destacados por las composiciones, muy similares en lo demás, lo señalan claramente: en el primer dibujo los instrumentos musicales cuelgan de un árbol sin que nadie los toque mientras se pone el sol tras una gran iglesia, que representa la religión establecida, en tanto que en el último, Job y su familia los están tocando mientras sale el sol.
En la última fase de elaboración de las ilustraciones, en algunos casos literalmente mientras se estaban grabando, Blake añadió los dibujos de los márgenes y sus textos, que acentúan aún más las sutilezas de su interpretación personal. Las estampas muestran la técnica de grabado de Blake en su mejor momento, con unos detalles técnicos a la altura del acabado más rico y trabajado de sus posteriores pinturas al temple y acuarelas.
ILUSTRACIONES DE DANTE, 1824-1827
Blake dejó inacabados a su muerte, acaecida en 1827, diversos proyectos, incluido un manuscrito iluminado del Libro del Génesis, algunos dibujos que ilustraban el Libro de Enoch (un texto apócrifo etíope) y una serie de acuarelas para The Pilgrim's Progress, de Bunyan. La más importante de esas obras inacabadas es, con diferencia, la serie de ilustraciones basadas en la Divina Comedia de Dante, de las que se conservan ciento dos dibujos, en diversas fases de acabado con acuarela, junto a varios bocetos. Igual que la segunda serie de Job, ésta fue un encargo de Linnell y, tras el éxito de los grabados de Job, se pensó en grabarla también, aunque sólo se llegaron a grabar al aguafuerte siete planchas que ni siquiera llegaron a completarse tras la muerte de Blake.
Aún más que en el caso de los dibujos realizados para el Libro de Job, los dibujos de Blake no son simples ilustraciones que acompañan al texto, sino que también hacen las veces de comentario. Tal y como le dijo el propio Blake a Crabb Robinson el 10 de diciembre de 1825, «Dante veía demonios donde yo no; yo sólo veo el Bien». En uno de los dibujos de la serie, Blake escribió: «Todo en la Comedia de Dante demuestra que por motivos tiránicos ha hecho de este mundo los cimientos de todo, y que la diosa Naturaleza es su inspiradora, y no el Espíritu Santo.» En otro de los dibujos condena la concepción del Infierno de Dante diciendo que «la formó originalmente el propio demonio», y añadiendo: «Todo libro que esté a favor de la venganza del pecado, todo libro que esté contra el perdón del pecado no pertenece al Padre, sino a Satán el acusador, padre del Infierno.»
Martin Butlin
(Fragmentos extraídos del catálogo William Blake, London, Tate Gallery, 1978)