Wild Palms
Bruce Wagner & Julian Allen
Los libros de Co &Co n°10
Ediciones B
P.V.P.: 2.200 Ptas.
RAMON DE ESPAÑA
En el adocenado mundo de las series de televisión se cuela a veces algún producto que nos recuerda que este medio, como la energía nuclear, no es intrínsicamente malo, sino que todo depende de la utilización que se haga de él. Twin Peaks, el desquiciado engendro humorístico-policiaco de David Lynch y Mark Frost, fue uno de esos productos especiales que consiguió tenernos a muchos enganchados a la pantalla durante varias semanas: por lo menos hasta que palmó el padre de Laura Palmer y la serie empezó a hacer aguas por todas partes. Después de Twin Peaks aparecieron algunas series con más buenas intenciones que eficaces resultados, pero ¡algo es algo!, se demostró que la televisión podía ir más allá del rutinario telefilm de policías y ladrones. De todas ellas,WILD PALMS, producida por Oliver Stone y dirigida por gente de prestigio como Kathryn Bigelow o Phil Joanou, entre otros, ha sido sin duda alguna la más interesante.
Editada en videocasete, WILD PALMS ha podido ser disfrutada en la intimidad del hogar por todos aquellos a los que se les hacía muy cuesta arriba esperar a que Antena 3 la emitiera.
Servidor se encuentra entre esos impacientes y confiesa haber pasado dos o tres noches muy agradables enfrentado a la críptica historia escrita por el señor Bruce Wagner. WILD PALMS (la serie) cuenta con un presupuesto importante, una dirección eficaz y elegante y un guión que inquieta y mantiene la tensión a lo largo de sus más de seis horas de duración. Críptica lo es un rato, y se resiente a veces de una excesiva falta de sentido del humor, pero, en cualquier caso, la ordalía del abogado Harry Wyckoff, enfrentado al siniestro senador Anton Kreutzer y su grupo, los Padres, empeñados en dominar el mundo gracias a la televisión y la realidad virtual, se sigue con interés y constituye un entretenimiento de primera fila para cualquier telespectador al que no le guste que le tomen por imbécil.
Lamentablemente, no pude decirse lo mismo de la historieta (escrita por el propio Wagner y dibujada por Julian Allen) en que la serie WILD PALMS está basada. O, mejor dicho, inspirada, ya que resulta muy difícil basarse en algo que, como WILD PALMS (el tebeo) no tiene ni pies ni cabeza, es confuso y caótico hasta decir basta e ignora las más elementales normas de la narración tradicional, esa que consta de exposición, nudo y desenlace.
Oliver Stone, que no es tonto, supo ver en la historieta de Wagner y Allen elementos de interés sobre los que fabricar algo con cara y ojos. Pero esa cara y esos ojos los tuvo que pintar el amigo Wagner para la pantalla, ya que en las páginas de su cómic brillaban por su ausencia.
Todos los que confíen en que WILD PALMS (el tebeo) les aclare las dudas surgidas tras el visionado de WILD PALMS (la serie) van listos. Este tebeo apunta en doce direcciones y no dispara en ninguna. La trama, un lío de padre y muy señor mío, parece improvisada sobre la marcha y se ve lastrada por un aluvión de citas (muy en la línea del prolijo y pretencioso Alan Moore) que acaban por suplantar a una narración que no aparece por ninguna parte. Los personajes, a todo esto, están tan perdidos como el lector y devienen unos monigotes cuyo carácter hay que fabricar por completo, cosa que sí ha hecho Bruce Wagner para la televisión al adquirir Wyckoff y el senador Kreutzer los rostros de James Belushi y Robert Loggia.
WILD PALMS se publicó en Estados Unidos por entregas de dos o tres páginas en la revista mensual Details. Ese puede ser uno de los motivos para su inconsistencia y falta de solidez narrativa. Al leer la historia completa, uno tiene la impresión de que su difusión por mini-capitulos solo sirvió para que, mes a mes, guionista y lectores olvidaran constantemente de donde venía la historia y fueran completamente incapaces de imaginar a donde iba. Para fabricar una historia tan críptica como ésta, el guionista debe saber desde el principio a donde quiere ir a parar. Y ese no parece ser el caso del señor Wagner.
WILD PALMS pretende ser el no va más de la vanguardia y la modernidad aplicadas al mundo del cómic. Pero lo cierto es que no es más que una bobada cuyo autor parece ser el primero en no haberse tomado en serio.
Cuando se trataba de saltar a la televisión, Bruce Wagner se ha puesto las pilas. Pero mientras que todo consistía en hacer un tebeo, el hombre se conformaba con cubrir el expediente, aburrir al lector con citas modelo qué-listo-soy y hacerse el moderno (el dibujante, a todo esto, ilustraba la historia a base de calcar fotos).
Difícilmente pueden dignificarse los tebeos cuando sus adaptaciones a la pantalla son más interesantes que el original.
Revista Viñetas nº5 Mayo 1994
Ediciones Glenat
Barcelona
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