domingo, 4 de agosto de 2024

Seis ilustradoras de diferentes países se unen en un cómic contra la violencia machista y el autoritarismo

Jacobo Rivero


‘Dibujar para resistir’ junta con humor y mirada feminista las viñetas de autoras de Siria, India o México que debieron pelear contra el patriarcado para salir adelante.



Amany Al-Ali fue una niña que creció entre sombras oscuras, por las noches soñaba con los colores del verano. Gracias a una profesora abrazó el dibujo como lugar de escape de sus fantasías y preocupaciones. La vida de Amany Al-Ali (Siria, 40 años) está atravesada por varias frustraciones: por un lado, la familiar y por otro la social. Creció en Arabia Saudí en un contexto religioso en el que la mujer está relegada a un segundo plano y donde las circunstancias personales de su hermana y su madre se vivían desde el silencio y el rechazo a exponerlas en público. En 2011, la deriva del estallido que produce la primavera árabe rompió el fino hilo de equilibrios cotidianos que mantenían: Alepo, donde nació y había regresado, se desintegró bajo bombas y balas. A partir de ese suceso, Amany primero se mete en el mundo del periodismo ciudadano, pero allí también termina abrasada por el patriarcado, luego en las viñetas, como refugio íntimo de sus reflexiones. Sus dibujos recogen todas esas experiencias vividas en primera persona, con el trauma del silencio por la enfermedad de su hermana de fondo. Una parte de su trabajo aparece en el libro Dibujar para resistir. Seis autoras de cómic contra la opresión (Godall edicions, 2024), coordinado por la sinóloga, periodista y escritora belga Catherine Vuylsteke.





“Amany tuvo que luchar contra los prejuicios de su padre, que consideraba el arte como algo vergonzoso y pecaminoso, para poder hacer lo que quería, es decir, expresarse artísticamente”, cuenta Vuylsteke por correo electrónico desde Bruselas, donde vive. En la introducción del libro, editado con mimo y excelente traducción de Alberto Chessa, la periodista y escritora explica la conexión entre las seis autoras: “Ninguna eligió un camino fácil y, por ello, tropezaron, se hicieron daño y hasta pensaron en abandonar. La soledad, la tristeza, la polémica y la inseguridad jalonaron su viaje, pero ellas siguieron adelante”. Además de Amany Al-Ali participan las ilustradoras Mar Maremoto (México, 1994), Rachita Taneja (India, 1991), Doaa El-Adl (Egipto, 1979), Ann Telnaes (Estados Unidos, 1960) y Victoria Lomasko (Rusia, 1978). En ese contexto de dificultades compartidas, la coordinadora del libro explica que hay también espacio para un lugar común en positivo: “El humor nos permite hablar de temas que de otro modo serían demasiado dolorosos o demasiado tabú como para ponerlos encima de la mesa. Y eso es exactamente lo que tenemos que hacer: discutir y negociar. Porque la comunicación es verdaderamente nuestra única arma en la lucha por un mundo mejor”


El Pais. 26 de julio de 2024


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