miércoles, 20 de diciembre de 2023

Conversaciones a la contra- Raúl García. Animador en Disney


Raúl García, el primer animador español en Disney, retratado en su casa de Madrid el pasado viernes 20 de octubre. /JAIME VILLANUEVA

CAIO RUVENAL, Madrid

Raúl García (Madrid, 65 años), el primer animador español empleado por Disney, respira su pasion por la animación. Su casa en la capital española -donde vive la mitad de su vida, cuando no está en su hogar de Los Angeles-está llena de muñecos, desde los variopintos personajes de Studio Ghibli hasta Mickey Mouse, pasando por figuras de la película suiza La vida de Calabacin (2016) y por folioscopios (libros con imagenes que causan la ilusión del movimiento al pasar las paginas rápidamente). El mismo viste una camiseta con las caras de los protagonistas de Monstruos S.A.

En sus 45 años de carrera ha estado en proyectos como Aladdin, El rey león, Hercules o Tarzan.

Pregunta. ¿Cuando supo que quería ser animador?

Respuesta. Desde que tengo uso de razón copiaba con papel y lápiz los dibujos de la televisión, me parecía algo mágico.

Con ocho o nueve años pensé que lo mismo que había doctores y abogados, tendría que haber una profesión para hacer esos dibujos animados que me gustaban. A los 18 decidí estudiar Cine en la Universidad Complutense porque era la carrera que mas tenia que ver con lo que quería hacer. Tuve mucha suerte porque cuando tenía 19 me enteré de que había un estudio de animación en Madrid, Filman, donde hacían trabajos para Hanna-Barbera, me presenté con mis dibujos y me contrataron. Me quedé ahí ocho años.

P. ¿Cómo salto a Disney?

R. Disney era mi héroe, mi dios, hacia largometrajes y yo quería hacerlos. Tuve la oportunidad de trabajar en uno con Filman: Katy, la oruga (1983). Desde ese entonces me convertí en un animador trashumante, trabajé en París en películas de Asterix y Obelix y en Corea con La vuelta al mundo de Alvin y las ardillas (1987). Volviendo de Corea a Madrid, me enteré de que Touchstone iba a adaptar ¿Quien engaño a Roger Rabbit? y, en la escala que tenía en Londres, decidí quedarme ahí y presentarme a la pelicula. Me aceptaron. Ese fue el comienzo de mi relación con Disney.

P. Es difícil pensar que no hubiera ningún español en los primeros 70 años de Disney.

R. Disney era muy cerrado. De hecho, cuando empezamos a llegar los primeros europeos teníamos el bagaje cultural de Astérix, Lucky Luke, Spirou, que en Disney ni sabían que existían. Hasta 1966, cuando muere Walt Disney, la compañía estaba muy cerrada a influencias externas. Para lograr una visa de trabajo tenías que pasar por el Sindicato de Animadores que era muy exclusivo. 

P. ¿Cree que se ha superado la barrera de que la animación es para niños?

R. Estamos en ello. Hay que romper ese estigma de que la animación es para niños. La animación no es un genero, como a veces cometemos el error de pensar, es una técnica. Los japoneses esto lo tienen muy asumido. Uno de los proyectos que estamos haciendo desde el año pasado es una película para Netflix en la que se cuenta la historia de Charles Manson. Vals con Bashir (2008) y La tumba de las luciérnagas (1988) fueron también antecedentes importantes de una animación madura.

P. ¿A qué atribuye este boom de la animación española con presencia en prestigiosos festivales?

R. Hay un montón de escuelas de animación y el mundo de los videojuegos ha ampliado el campo de esta técnica. La animación es eterna, atemporal, no hay ninguna película de la década de los treinta que se vea como Blancanieves (1938). Además, se pueden contar historias que en imagen real serían muy difíciles. En películas como Avatar, La guerra de las galaxias o Los Vengadores te das cuenta de que las fronteras entre animación e imagen real estan muy diluidas.

P. Recomiende cinco películas de animación que todo el mundo debería ver.

R. 101 dálmatas, El submarino amarillo, Mi vecino Totoro, Cuando el viento sopla y el cortometraje El hombre que plantaba árboles.

El Pais. Contraportada. Sábado 18 de noviembre de 2023

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