domingo, 17 de mayo de 2020

VIDA MOSTRENCA: El enigma Blissett (y II)

EL PAÍS DE LAS TENTACIONES
VIERNES 27 DE OCTUBRE DE 2000


Dispuesto a intoxicar con rumores y noticias falsas las redes de la información y a atentar con saña contra los sutiles mecanismos de control de nuestro presente, Luther Blissett-nombre múltiple de la más inteligente conspiración preapocalíptica-se ha construido un historial de agresiones a lo establecido que desmoralizaría incluso al más obsesivo agente del caos de la literatura pulp. La Iglesia católica ha sido una de sus dianas favoritas: el 27 de septiembre de 1997, Luther Blissett saboteó en Bolonia la celebración de ese Concilio Eucarístico Nacional que unió en perturbadora comunión espiritual a Bob Dylan con el papa Juan Pablo II. El llamado Ataque Psíquico sobre Karol Wojtyla consistió, entre otras acciones, en el reparto de falsas octavillas con el logotipo de la Congregación para la Salvaguarda de la Moral Cristiana en las que se denunciaba a la Iglesia por invitar al Concilio a un comunista judío (Dylan), y en la lectura del sermón El evangelio según Judas, herética disección de la figura de Cristo como construcción mediática, que proponía al propio (y plural) Blissett como mesias alternativo y motor del hipocalipsis, o la revolución desde abajo. También se atribuye al esquivo Blissett la construcción de una falsa página web del Vaticano poblada de blasfemias que logró pasar inadvertida en el espacio virtual durante más de un año. A mediados de agosto de 1999, la región de Calabria se vio sacudida por una oleada de robos de imágenes del Niño Jesús en sus iglesias: Blissett reivindicó la acción, reclamando a las autoridades eclesiásticas el pago de 100 millones de liras a los pobres de la zona para evitar la destrucción de las estatuas.

La versión italiana del programa televisivo ¿Quién sabe dónde? (Chi l'ha visto?), considerado por Blissett como "una expresión nazi-pop de la necesidad de control", fue otra sonada víctima de su devastador plan de actividades. Filtrando a una agencia de prensa la falsa noticia de la desaparición en el Friul de un inexistente artista conceptual británico, Harry Kipper, que recorría la región en bicicleta siguiendo el trazado de la palabra ARTE, la conspiración Blissett logró que el equipo del programa se pusiera en acción persiguiendo a la mismísima nada. El baño de ridículo televisado en horario de máxima audiencia fue antológico.

Pero la verdadera medida de su radicalidad la aporta su valiente intervención sobre las manipulaciones judiciales y mediáticas de un tema tan delicado como la pederastía. En 1996, Marco Dimitri, líder de la secta Bambini di Satana, y sus adeptos Piergiorgio Bonora y Gennaro Luongo fueron detenidos y acusados de practicar violaciones de niños, ritos satánicos y sacrificios humanos sin que hubiera evidencia alguna de sus presuntos crímenes. La campaña de prensa que precedió al juicio adquirió tintes inconfundiblemente inquisitoriales y esculpió en la opinión pública un monstruoso perfil de los acusados. El Proyecto Luther Blissett reaccionó con una campaña de contrainformación que sensibilizó a algunos periódicos italianos -entre los que figuraba La Repubblica-y desembocó en la exculpación y liberación de los detenidos, seguidores de un culto inocuo que se habían convertido en los chivos expiatorios de una campaña oscurantista y-paranoica iniciada por la fiscal Lucia Musti con la complicidad de la curia de Bolonia.

A estas alturas se preguntarán: ¿quién busca a Luther Blissett a través de esos enigmáticos carteles que han aparecido en nuestras calles? Espero que la solución del misterio -un tanto prosaica- no les defraude: los carteles forman parte de una imaginativa estrategia publicitaria previa a la publicación por parte de Grijalbo-Mondadori de Q, caudalosa y celebrada novela firmada por Luther Blissett, atribuida erróneamente a Umberto Eco y escrita en realidad por cuatro miembros de la conspiración -Federico Guglielmi, Luca di Meo, Giovanni Catabriga y Fabrizio Belletati-, que sitúa su acción en el siglo XVI, cuna, según los autores, "de todo lo que está podrido en la vida moderna: Europa, la comunica¬ción de masas, la policía estatal y el capital financiero". No sé qué estarán pensando ustedes, pero yo me muero de ganas por leerla.










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