miércoles, 29 de agosto de 2018

Espada y brujería

El éxito de Conan el Bárbaro propició su pase a las pantallas de cine con Schwarzenegger de protagonista. Marvel volverá a publicar las historietas en 2019 tras recuperar los derechos


GERARDO MACÍAS
29 Agosto, 2018


'Conan el bárbaro. 35 aniversario'. Guion: Roy Thomas. Dibujos: Barry Windsor-Smith. Planeta Cómic, 2017.

Tras veinticinco años como redactor jefe de Marvel Comics, Stan Lee fue ascendido a director en 1972. Roy Thomas, que era mano derecha de Stan Lee, fue guionista y, de 1972 a 1974, redactor jefe de Marvel.

A finales de los sesenta, Marvel recibía cartas de lectores pidiendo que se adaptaran novelistas como Edgar Rice Burroughs (Tarzán), J. R. R. Tolkien (El señor de los anillos) o Robert E. Howard (Conan el bárbaro).

Howard había colaborado en la revista Weird Tales desde 1924 hasta su muerte en 1936. En 1932, escribió un relato que presentaba Conan el bárbaro, iniciador de la Espada y Brujería.

Roy Thomas escribió al albacea de Howard para adaptar al bárbaro con John Buscema dibujando, pero Martin Goodman, dueño de Marvel, lo vetó por su tarifa.

El inglés Barry Windsor-Smith había dibujado X-Men, Daredevil o Los Vengadores. Marvel volvió a llamarle y se estableció en Nueva York. Para entonces abrazaba el arte prerrafaelista.

Roy Thomas iba a inventar sus propias historias, pero pronto adaptó una historia de Howard: La torre del elefante (nº 4, abril 1971).

A mediados de los setenta, la inflación estaba recortando beneficios en el comicbook y Marvel preparó cómics a 25 centavos con menos páginas, formato que adoptó Conan el bárbaro nº 10 (octubre de 1971).

En el nº 12 (diciembre 1971) se redujo el número de páginas. Dicho nº albergó una historia dibujada para Savage Tales nº 2. Dado que iba a publicarse en una revista no sujeta al Comics Code Authority, Smith había dibujado desnudos que hubo que corregir.

John Jakes es un escritor estadounidense que vendió millones de ejemplares de la trilogía Norte y sur, llevada a televisión en los ochenta. Había creado su propio bárbaro, Brak, en 1968. Roy Thomas invitó a Jakes a argumentar Conan el bárbaro nº 13.

Michael Moorcock, editor de la revista británica New Worlds desde mediados de los sesenta. Su serie más conocida es de Espada y Brujería: Elric de Melniboné. Thomas le pidió un argumento en el que Conan y Elric se encontrasen en los nº 14 y 15 (marzo-mayo 1972).

Cada número de Conan el bárbaro era una joya, pero Smith no podía mantener el ritmo. El sustituto fue Gil Kane en los nº 17 y 18 (agosto-septiembre 1972). Los dibujos de Kane hacían subir las ventas, algo que también logró con Conan el bárbaro.

En el nº 19 (octubre de 1972) regresó Barry Smith. Contó con el entintador Dan Adkins, pero hubo de entregarse a imprenta sin entintar algunas planchas. Barry realizó trazos gruesos para mejorar la reproducción.

El nº 21 (diciembre de 1972) fue entintado apresuradamente por Dan Adkins, P. Craig Russell, Val Mayerik y Sal Buscema. En el nº 22 (enero de 1973) hubo que reeditar el nº 1.

En los nº 23 y 24 (febrero y marzo de 1973), Thomas y Smith introducían a Red Sonja, creada por Howard en un relato ambientado en el siglo XVII. Thomas la adaptó para combatir junto a Conan como iguales, representando el movimiento feminista. Fue el canto del cisne de Thomas y Smith en la serie, pero Red Sonja volvería a aparecer en Conan el bárbaro, en la revista La espada salvaje de Conan (1974) y en Kull and the Barbarians (1975) antes de obtener serie en Marvel Feature en 1975, y ya con su propio nombre en 1977.

Smith decidió abandonar la industria del cómic. En el nº 25 (abril 1973), fue sustituido por John Buscema, que permanecería en la serie durante década y media.

En 1974, Roy Thomas abandonó las labores de redactor jefe, pero mantuvo su puesto como guionista y coordinador de sus propias series, Conan el bárbaro incluido.

Marvel perdió miedo a publicar comicbooks basados en personajes ajenos a la editorial y en años siguientes aparecerían Star Wars, Rom, El planeta de los simios y La fuga de Logan.

El éxito propició el largo protagonizado por Schwarzenegger, y llevó a Marvel a la publicación de Rey Kull, también de Howard y adaptado por Thomas. Conan el bárbaro prolongaría su serie abierta hasta 1993, y en miniseries hasta 1999. A ello se añadía un magazine adulto, La espada salvaje de Conan; una serie mensual, Conan rey; novelas gráficas y tiras de prensa.

En 2003, la editorial Dark Horse empezó su adaptación al cómic de Conan. Marvel recuperó los derechos, y desde 2019 volverá a publicar las historietas del personaje.


Malaga Hoy


Mujeres letales

'Mujeres Marvel' rinde homenaje a los personajes femeninos de la editorial a través de un puñado de heroínas que gozaron de aventuras en solitario en los 70

JAVIER FERNÁNDEZ
29 Agosto, 2018

'Marvel Limited Edition. Mujeres Marvel' VV.AA. Panini. 224 páginas. 32 euros.


En palabras de Eduardo de Salazar, de su introducción al volumen Mujeres Marvel: "En el mundo de los superhéroes, como en tantas otras facetas de la vida, el papel de las mujeres siempre estuvo relegado al de compañera del héroe, damisela en apuros o incluso ambas cosas. En los años sesenta, las primeras heroínas Marvel, por lo general, poseían poderes más mentales que físicos que les permitían ayudar a sus compañeros desde una distancia adecuada, sin tener que implicarse en el violento enfrentamiento del cuerpo a cuerpo. Por si fuera poco, el esfuerzo mental que necesitaban hacer para ejercer su poder solía dejarlas debilitadas, aturdidas e incapaces de volver a usar su poder hasta haber descansado. La llegada de los años setenta, los movimientos de liberación femenina y la concienciación de la sociedad fueron cambiando este panorama. Quizá no tan rápido como se hubiera deseado, pero poco a poco el índice de participación de las supermujeres, tanto en el enfrentamiento físico de igual a igual como en el despliegue de poderes fantásticos sin alcanzar el agotamiento extremo a las primeras de cambio, fue estableciéndose en las páginas de nuestros héroes, permitiendo con la llegada de los ochenta que algunas de ellas llegasen a asumir el papel de líder de grupos eminentemente masculinos, como Los Cuatro Fantásticos, Los Vengadores o La Patrulla-X".

El presente tomo de Panini rinde homenaje a los personajes femeninos de Marvel, a través de un puñado de heroínas que gozaron de aventuras en solitario en la década de 1970. Son episodios rescatados de las revistas en blanco y negro que publicó la compañía durante aquellos años, de modo que los veteranos y los nostálgicos sentirán un pellizquito al leer estas páginas. Van historietas de Marvel Super Action, Deadly Hands of Kung-Fu, Marvel Preview y Bizarre Adventures, con fechas de cubierta originales de entre 1976 y 1981. Las protagonistas son nada menos que Bobbi Morse, alias la Cazadora (futura Pájaro Burlón); las Hijas del Dragón, esto es, Colleen Wing y Misty Knight, secundarias habituales de la serie de Puño de Hierro; la peculiar Satana, hija del diablo y hermana de otro personaje que ha aparecido ya en la colección Marvel Limited Edition, el Hijo de Satán; la Viuda Negra, que necesita poca presentación; Lady Daemon, una creación de Chris Claremont relacionada con las artes místicas; la mismísima Fénix, más que conocida por su papel en la Patrulla-X; y la asesina Elektra, creada por Frank Miller para las páginas de Daredevil.

El conjunto ofrece sus más y sus menos, pero, en general, tiene mucho interés y alcanza niveles de excelencia en determinados momentos. Y es que, entre la nómina de artistas, los hay tan reputados como el citado Claremont, Marshall Rogers, Vicente Alcázar, Paul Gulacy, Michael Golden, John Buscema y el también citado Miller. A destacar, el apartado de extras, con ejemplos de la censura de la época y la reproducción a color de algunas portadas de los magazines originales y de antiguas ediciones españolas.


Malaga Hoy

Toda una serie de culto

JAVIER FERNÁNDEZ
29 Agosto, 2018

'Marvel Saga. El inmortal Puño de Hierro, 1'. Ed Brubaker, Matt Fraction, David Aja y otros. Panini. 184 pág. 18 euros.

La colección Marvel Saga nos regala ahora la recopilación de una de las series de culto del pasado reciente: El inmortal Puño de Hierro. Con una pareja de guionistas de lujo, Ed Brubaker y Matt Fraction, y los alucinantes dibujos de David Aja (acompañado Travel Foreman, John Severin, Russ Heath y Sal Buscema), la cabecera protagonizada por este maestro de las artes marciales con toques esotéricos es una maravilla que conserva el sabor de los mejores tebeos de superhéroes de la década de 1970, actualizándolo con la sofisticación y la solidez contemporáneas. El primer recopilatorio incluye los números 1 a 6 de The Inmortal Iron Fist (2007), diez páginas del especial Civil War: Choosing Sides (2006) y un apartado de extras.




Malaga Hoy

Un homenaje a Jack Kirby

JAVIER FERNÁNDEZ
29 Agosto, 2018

'Marvel Héroes. El poderoso Thor de DeFalco y Frenz, 2'. Tom DeFalco, Ron Frenz. Panini. 608 pág. 44,95 euros.

Sigue la recuperación dentro de la colección Marvel Héroes de una de las etapas más reclamadas por los fans del Dios del Trueno, la que firmaron el guionista Tom DeFalco y el dibujante Ron Frenz a finales de los 80 y principios de los 90. El homenaje a Jack Kirby es más que patente en estos episodios, pero hay trazas también del trabajo irrepetible de Walter Simonson, toda vez que los autores se atreven a ampliar el universo de Thor con personajes como Eric Materson, que dará mucho que hablar en próximos capítulos de la saga. El segundo volumen de la recopilación emprendida por Panini ofrece los números 409 a 432 de The Mighty Thor (1989-1991), junto con el Annual 15 (1990) y un puñado de extras. Hércules, el Doctor Muerte, Juggernaut, los Nuevos Guerreros, Excalibur y un sinfín de personajes hacen de estas páginas una diversión continua.


Malaga Hoy


Ka-Zar y la diablesa

JAVIER FERNÁNDEZ
29 Agosto, 2018

'Márvel Limited Edition. Ka-Zar: Retorno a la tierra salvaje'. VV. AA. Panini. 376 páginas. 39,95 euros.

Recuerdo que me quejaba hace un par de años de lo poco que se había editado en España de la producción de Steve Gerber, un autor fascinante hasta en sus trabajos puramente alimenticios. Desde entonces hasta ahora, Panini ha puesto al alcance de los lectores sus obras más señeras (El Hombre-Cosa, El pato Howard, Los Defensores), pero también otras menos conocidas, de tal modo que ya se ha traducido el grueso de lo que Gerber escribió para Marvel en la década de los 70. Puede parecer un comienzo raro para hablar de Ka-Zar: Retorno a la Tierra Salvaje, segundo tomo de la reedición de la vieja serie a color del Tarzán marvelita, pero es que casi la mitad de los episodios aquí incluidos llevan la firma del guionista. Gerber tuvo cierta fidelidad a lo largo de su carrera con algunos personajes, y uno fue Shanna la Diablesa, otra heroína salvaje en la tradición de Shenna (ya ven que se comían poco la cabeza en la Casa de las Ideas), que acabaría siendo la pareja ideal de Ka-Zar, y que, en manos de Gerber, alcanzó vuelo y profundidad psicológica.

Retorno a la Tierra Salvaje compila los números 17 a 20 de Astonishing Tales, los 1 a 5 de Shanna the She-Devil, los 1 a 5 de Ka-Zar: Lord of the Hidden Jungle, los 109 a 112 de Daredevil y el 3 de Marvel Two-in-One, todos con fechas de cubierta de 1973 y 1974. Además de Gerber, el apartado literario lo firman Mike Friedrich y Carole Seuling (co-creadora de Shanna) y la parte gráfica cuenta con un montón de artistas: Dan Adkins, George Tuska, Ross Andru, Don Heck, Bob Brown, Gene Colan y Sal Buscema, entre otros. Aunque si tuviera que escoger mis ilustraciones favoritas del tomo, estas serían las dos portadas dibujadas por el siempre genial Jim Steranko para la breve cabecera protagonizada por Shanna en solitario. Confío en que estos tomos tengan suficiente éxito como para que Panini se plantee en algún momento la reedición de la deliciosa serie que protagonizaron esta singular pareja de héroes unos años más tarde, a cargo de Bruce Jones y Brent Anderson.



Malaga Hoy

sábado, 25 de agosto de 2018

Fotos que hacen historia


 LA GUERRA DEL VIETNAM / EDDIE ADAMS, ESTADOS UNIDOS / 1968
A Sangre fría
Sobrecogió a medio mundo. La frialdad del jefe de la policía de Vietnam del Sur, Nguyen Ngoc Loan, disparando a bocajarro a un prisionero del Vietcong, hizo que el debate sobre la guerra de Vietnam se recrudeciera. En 1973, las tropas estadounidenses se retiraron de Vietnam. La guerra acabó en 1975. Estados Unidos nunca se repuso '



Hace cincuenta años, un grupo de periodistas holandeses decidió galardonar la mejor foto publicada
en prensa. Nació así uno de los premios más prestigiosos, el World Press Foto. Una exposición en Amsterdam muestra ahora ese medio centenar de imágenes convertidas en iconos de nuestra historia más reciente. Por Javier Reverte.

 ► LA MATANZA DE TIANANMEN, PEKÍN (CHINA) / CHARLIE COLE, ESTADOS UNIDOS / 1989
El estudiante frenó a los tanques
Las protestas de millones de estudiantes en la plaza de Tiananmen de Pekín pidiendo reformas democráticas fueron aplastadas por los tanques del Ejército Popular de Liberación de la República Popular China, pero uno de los manifestantes tuvo el coraje de plantarse ante ellos. En el nuevo siglo, China sigue violando los derechos humanos, pero avanza imparable como una locomotora en crecimiento económico. •



Hace más de un siglo que los seres humanos hemos dejado de ser capaces de concebir nuestra existencia sin la fotografía. ¿Imaginan la propia vida sin imágenes? En nuestros álbumes familiares asoman los rostros severos de los abuelos e, incluso, de los bisabuelos: hombres circunspectos de bigotes puntiagudos, con camisas de cuello duro y alfiler de corbata; mujeres seriotas, peinadas con moño alto, ceñidas por corpinos y vistiendo blusas cerradas con camafeos bajo un cuello estirado que recuerda al de las gallinas. Álbumes en los que luego aparecen nuestros padres y al fin nosotros: niños y más tarde jóvenes y después adultos y ya con hijos, y algunos hasta con nietos. Toda una vida unida a muchas otras vidas anteriores y posteriores.

Pero esas fotos no bastan, sin embargo, para explicarnos el conjunto de nuestra existencia. Y debemos a los fotógrafos de prensa, sobre todo, las imágenes que completan el paisaje global de nuestro recorrido vital, porque lo que ha sucedido alrededor, en la proximidad o en la lejanía del mundo, condiciona sin pausa nuestra forma de sentir y de pensar, nuestra son-risa del álbum familiar y nuestro gesto de desánimo. De modo que esas cincuenta fotografías que completan el catálogo de cincuenta años del World Press Photo, el más prestigioso premio de fotografía periodística del mundo, forman en buena medida el paisaje de nuestra existencia particular. No son un imaginario, sino una suerte de palpito común a los hombres y mujeres de hoy. Todos hemos visto estas fotos, todos sabemos lo que significan, ellas han caminado a nuestro lado durante medio siglo y nos han hecho emocionarnos y con frecuencia estremecernos. Son historia, sí; pero también la historia particular de cada uno de nosotros.

 ► EL GENOCIDIO DE RUANDA / JAMES NACHTWEY, ESTADOS UNIDOS / 1994
Las cicatrices de la guerra
Es el rostro de la guerra, de la barbarie. Este hombre fue marcado por la milicia de los hutus sólo por la sospecha de ser simpatizante de los rebeldes tutsis. Él es una víctima más de una guerra, de la violencia en África, la muestra de una operación de limpieza étnica a machetazos y pedradas en Ruanda. El genocidio de los tutsis causó más de 800.000 muertos, el 11 % de la población total. •


Seguramente, los humanos somos una especie dotada de un unamuniano sentido trágico de la vida. Muy pocas de las fotos de World Press, al menos entre las que aparecen en estas páginas, nos mueven a la sonrisa. Aquí están retratados los conflictos bélicos, el dolor de los civiles pillados en la contienda, la suerte de los adversarios tomados prisioneros, los desastres naturales, las plagas de tintes bíblicos, la miseria, la emigración, la desigualdad, el totalitarismo y la intransigencia religiosa. En el cercano siglo XX y en lo que va del XXI es probable que los seres humanos hayan sufrido en la misma medida que sufrieron los siglos anteriores. Pero no estaban las imágenes que retrataban el dolor. Hoy nos sobran. Y aunque ya sean pasado, no por ello dejan de sobrecogernos.

La II Guerra Mundial concluyó en 1945. Fue el fin de un periodo terrible en el que el genocidio cabalgó sobre los lomos de Europa, de África y de Asia, y la sangre anegó las tierras y los océanos. Se gritó entonces "¡Nunca más!", y en 1948 fue proclamada con orgullo la Carta Universal de los Derechos Humanos. Poco duró la fiesta. Y tan sólo diez años después, World Press Photo comenzó a retratar de nuevo el rostro del espanto.

No encontramos en esta selección muchos de los escenarios del drama: Ulster, Ruanda, muro de Berlín, Chernóbil, 11-S y 11-M, Palestina, Irak..., por poner tan sólo unos pocos ejemplos. O sea, que no están todas las imágenes que son. Pero sí que son todas las que están. Todas unidas formarían, ya digo, la biografía de medio siglo. Esa niña, Phan Thi Kim Phuc, que huye desnuda y mordida por el napalm norteamericano en los aledaños de una aldea vietnamita, nos mostró algo que ya sabíamos pero que quizá no habíamos sentido en toda su hondura: que las guerras de hoy procuran a la estadística una cifra abrumadoramente mayor de víctimas civiles que la de los muertos uniformados. Y el tiro disparado por el jefe de la policía sur-vietnamita, un tal Nguyen Ngoc, en la sien de un prisionero del Vietcong sin nombre



 ► VIETNAM DEL SUR / 'NICK' UT CONG HUYNH, VIETNAM/1972
Quemada por la bomba de napalm
Es la imagen que encierra el horror de la generación que vivió la guerra de Vietnam. Esta instantánea cambió la percepción que el mundo tenía de aquella guerra. El 8 de junio de 1972, un avión survietnamita bombardeó con napalm la población de Trang Bang. Kim Phuc tenía nueve años y corrió con su ropa en llamas. Allí estaba con su cámara Nick Ut, que vio cómo la niña gritaba "¡Demasiado calor!" con su vestido ya consumido. Tras pasar 17 operaciones y varios injertos de piel, hoy Kim Phuc ha creado una fundación para ayudar a los niños víctimas de la guerra y ha sido embajadora de buena voluntad de la Unesco. •


 ► LA MASACRE DE ARGELIA / HOCINE, ARGELIA / 1997
Desconsuelo por las muertes inútiles
Desgarrada por el dolor, una mujer llora frente al hospital Zmirli, donde trasladaron a los muertos y heridos de la masacre en el barrio de Bentalha, en Argelia. Los terroristas argelinos asesinaron en 1997 a más de 300 civiles en 12 matanzas. Hocine, el fotógrafo, cuenta que aquel 23 de septiembre vio cómo las mujeres gritaban y "una se deslizaba por la pared, como a punto de desmayarse". •

 ► EL HAMBRE EN UGANDA / MICHAEL WELLS, REINO UNIDO/1980
La mano del hambre
Es tan increíblemente pequeña que no parece una mano humana. Es la extremidad sin vida de un niño muerto de hambre en Uganda. Sin fuerzas, exhausta, se empequeñece aún más entre las manos bien nutridas del misionero. África, un continente azotado por el hambre. Se calcula que cerca de 14 millones de africanos sufren hambre crónica, una epidemia que se recrudece cada año en los distintos países, azotados además por otra plaga, la de la pobreza. •

 ► KOSOVO (YUGOSLAVIA) / GEORGES MERILLON, FRANCIA / 1990
La matanza de los inocentes
Son la familia y los vecinos de Elshani Nasím, de 27 años, asesinado el 28 de enero de 1990 en las protestas de los nacionalistas albaneses contra la decisión del Gobierno de Yugoslavia de abolir la autonomía de Kosovo. Fue uno de los detonantes de la guerra en la que tuvieron que intervenir las tropas de la OTAN para frenar la limpieza étnica de Milosevic, hoy juzgado en el Tribunal de La Haya. •

 ► /ALÓN REININGER, ESTADOS UNIDOS-ISRAEL / 1986
Plaga del siglo XX
Cuando se tomó esta fotografía (septiembre de 1986), la enfermedad del sida era una maldición de la que se hablaba en voz baja. Los muertos se contaban por miles, pero nadie quería confesar públicamente padecer la enfermedad. El estadounidense Ken Meeks tuvo el valor de dejar que Alón Reininger retratara su cuerpo marcado por las lesiones provocadas por el sarcoma de Kaposi. Diecinueve años después, más de 40 millones de personas están infectadas por el virus del sida. •

 EL GOLPE DE TEJERO/ MANUEL PÉREZ BARRIOPEDRO, ESPAÑA / 1981
Todos al suelo
El 23 de febrero de 1981 se volaba en el Congreso de los Diputados la investidura como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. El teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el hemiciclo con varios miembros de la Guardia Civil y comenzaron las horas más trágicas de la joven democracia española. El golpe de Estado se abortó y Tejero fue condenado a 30 años de cárcel. Desde 1996 está en libertad.


 ► MEXICANOS DE TEJAS /LARA JO REGAN, ESTADOS UNIDOS / 2000
Los otros téjanos
Fue una foto perfecta, la más importante de su carrera como fotógrafa. Lara Jo Regan pasó todo un día en la casa de una familia de inmigrantes mexicanos observando cómo vivían. En el modesto hogar, la madre junto a sus hijos fabricaba piñatas de cumpleaños para sacar a su familia a flote. Regan afirma que nunca imaginó que estas fotos, publicadas en la revista 'Life', pudieran ganar el World Press Photo. "Fue como un sueño". •

 ► LA SEGREGACIÓN RACIAL /DOUGLAS MARTIN, ESTADOS UNIDOS / 1957
Entre los blancos
Aquel día de septiembre de 1957, a Dorothy Counts le cupo el honor de ser una de las primeras estudiantes negras en asistir al instituto Harry Harding de Charlotte, en Carolina del Norte. Se acababa de abolir la segregación racial, y Dorothy hubo de aguantar los insultos y las pedradas de los racistas blancos que le gritaban "¡Vuelve a tu lugar de origen!". Cuatro días después, harta de vejaciones, Dorothy se fue a su casa •

 ► EL GOLPE DE PINOCHET EN CHILE / ANÓNIMO / 1973
Últimas horas del presidente Allende
Las bombas del ejército golpista caen sobre el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile. Es el 11 de septiembre de 1973. El presidente Salvador Allende observa los daños sobre el tejado. Es la última fotografía de Allende vivo. Pocas horas antes, en un emocionado discurso por radio, se despidió de los chilenos. El juez Garzón y el chileno Juan Guzmán han procesado a Pinochet hasta ahora sin resultado. •


nos explicaba con sencillez que las guerras de hoy son cualquier cosa menos heroicas, suponiendo que alguna vez lo fueran. Vietnam nos cambió a todos, puso en su sitio al Séptimo de Caballería y a la gallardía de héroes de Hollywood como Errol Flynn. Muchos estadounidenses quemaron entonces su propia bandera sin que nadie en el país pidiera su cabeza, algo que ahora mismo, en la América de Bush, sería impensable, a pesar de Irak y del Katrina.

No es dolor, sino orgullo, lo que nos hizo sentir ese hombre pequeño, entrado en años y tan valeroso como el anónimo fotógrafo que lo retrató. Me refiero a Salvador Allende, en cuya carne todos sufrimos por Chile y cuyo último mensaje nos hizo renovar la fe en el coraje humano. Por eso, como contraste, nos produce cierta risa el rostro feroz del payaso Tejero, cuya cobardía vestida de uniforme captó con tanta certeza mi amigo Manolo Barriopedro en nuestro nefando 23-F de 1981.

Me reconcilia con mi humana condición y sonrío al ver a esa chica negra, marchando orgullosa junto a su padre, en septiembre de 1957, hacia una high school de un Estado del racista y profundo sur de Estados Unidos, Carolina del Norte. Era una de los primeros jóvenes negros que rompieron las barreras de la intransigencia racial entrando en las escuelas. La foto recuerda su nombre y no el de los jóvenes blancos que le hacen burla y que, quizá sin comprenderlo bien, se hundían en las cavernas del pasado para siempre.

Pero a partir de ahí se esfuman de nuevo las sonrisas. Al ver la manita tendida del niño ugandés de Karamoja, la mano del hambre sobre los gruesos dedos de un misionero blanco. O ese gesto de impotencia en el enfermo de sida de San Francisco. O el lamento inconsolable e inútil de la mujer india que ni siquiera parece suplicar la ayuda de un dios, junto al cadáver de una víctima del tsunami, el pasado mes de diciembre.

Un hombre solo, sin chulería, con aire fatalista, desaña a los carros de combate en la plaza de Tiananmen y pensamos en lo inerme del valor individual frente a la fuerza de la tiranía. ¿Por qué ese empeño en seguir gritando libertad? Su gesto nos hace mantener nuestra convicción de que la dignidad humana podrá ser destrozada, asesinada, hechas cenizas..., pero nunca vencida.

Una mujer llora y grita, con el alma hecha pedazos, a la puerta de un hospital en donde se encuentran los heridos y los muertos de la masacre perpetrada por fundamentalistas argelinos, en la aldea de Bentalha, el año 1997. Aterrar a la población civil fue otro de los grandes descubrimientos estratégicos de los guerreros del siglo pasado: en las matanzas campesinas de Argelia o de Perú, en los genocidios de Bosnia o de Ruanda, en las desapariciones de Chile o Argentina.
Otra cámara, en el año 2000, retrata la desolación de una familia expatriada, en este caso mexicanos inmigrados a Tejas, cuya única forma de ganarse la vida es fabricar piñatas. ¿Ha calculado alguien cuántos millones de seres humanos desplazados de su tierra natal viven en los países del llamado Primer Mundo?, ¿cuántos millones de almas, empujados por la miseria, han debido de huir de sus hogares familiares de África, América del Sur, Asia y el este de Europa?

Y en fin, ese colosal y al tiempo patético retrato de Isabel Muñoz, que fotografía en 2004 a un "niño de la guerra", un chaval etíope de la etnia surma. Desnudo y bello como sólo alcanzan a serlo los niños impúberes, sosteniendo una ametralladora que le viene grande, pintado ritualmente de los pies a la cabeza, la criatura mira a la cámara con un gesto de seguridad y tristeza. ¿Es un ángel o un demonio?

El World Press Photo no nos pinta un paisaje hedonista y positivo del mundo humano, sino más bien desesperanzado y a menudo trágico. Pero pienso que es preferible conocer el mal que ignorarlo. Ésa es la primera manera de intentar combatirlo. •

El libro 'Las cosas como fueron. Fotoperiodismo desde 1955' ha sido editado por Chris Boot y World Press Photo con ocasión de la exposición en Amsterdam (del 8 de octubre al 7 de diciembre) que celebra los 50 años del premio.


 ► 'TSUNAMI EN EL SURESTE ASIÁTICO / ARKO DATTA, INDIA / 2004
La ola que arrasó un continente
El gigantesco maremoto que devastó el sureste asiático en diciembre de 2004 dejó a su paso miles de desaparecidos, un millón de desplazados y cerca de 250.000 muertos. Indonesia, Tailandia, Malaisia, las islas Maldivas, Birmania, Sri Lanka e India fueron los países más afectados por el 'tsunami'. •



El ojo del mundo
Por Manuel Falces

Un motorista despedido de una moto, tumbado en el suelo entre nubes de polvo, es el punto de partida de los premios de fotografía con los que sueña cualquier fotógrafo. La instantánea, tomada por el danés Mogens von Hagen en 1955, fue el primer premio de una larga serie. Han pasado 50 años y el World Press Photo se ha convertido en un referente para el fotoperiodismo. Durante medio siglo se han alzado con el galardón imágenes que hoy ya se han convertido en iconos de nuestra historia más reciente. Fotografías que nos hablan de guerras, desastres o conquistas humanas. Son retratos de un mundo convulso, y por ello muchos de ellos son a menudo de una crueldad intolerable, algo que en numerosas ocasiones ha provocado controversias acalladas luego ante el hecho de que el World Press Photo es el concurso con mayor credibilidad en el fotoperiodismo. En cualquier
caso, son fotografías tomadas muchas veces anteponiendo el derecho a la información a la integridad física del reportero.

La española Isabel Muñoz logró un WPP en 2004 (tercer premio en el apartado de historias) con su reportaje para EPS sobre los surma de Etiopía.
La Fundación World Press Photo es una organización independiente, sin ánimo de lucro, concebida para difundir la fotografía de prensa a escala internacional. Cada año, desde su creación, otorga una serie de prestigiosos premios, concedidos a diversos apartados fotográficos -en total 16 y con la diversidad temática más potente del fotoperiodismo-. Un jurado independiente, formado por personalidades internacionales, es el encargado de seleccionar las fotografías. En el jurado, formado por nueve miembros, figuran fotógrafos, editores, periodistas, escritores y directores artísticos. Son ellos quienes inician el proceso de evaluación en sus diversos apartados. Clasifican y califican miles de fotos publicadas en prensa, remitidas por reporteros fotográficos.

¿Cuál será su futuro ante una pluralidad de medios absolutamente nuevos y evolutivos, vertiginosamente mutantes? La respuesta se nos escapa de las manos. Lo digital arrasa hoy por hoy. Del mañana no sabemos lo que viene, tan sólo que seguirá existiendo un ojo humano, y este certamen, bajo una fórmula u otra, seguirá existiendo con la misma vitalidad con la que un grupo de fotógrafos en la plenitud del foto-periodismo del pasado siglo lo creó, o mejor, inventó.

El número de participantes ha ido aumentando progresivamente con cada nueva edición. Por ejemplo, en 1992 se presentaron al World Press Photo 18.428 fotógrafos. Fue en esa edición cuando obtuvo el primer premio con un durísimo registro James Nachtwey (de la agencia Magnum). La fotografía de Nachtwey, que publicó el diario francés Liberation, recogía el momento de dolor de una madre con el cadáver de su niño en una sábana -en ningún momento se veía el rostro del pequeño-, en mitad de un desierto. Pero las contradicciones que tiene en su seno este prestigioso premio vienen no de las imágenes duras y desgarradoras, sino de su propia financiación. El World Press se ha sustentado económicamente de empresas multinacionales, cuenta con el patrocinio de las líneas aéreas holandesas KLM o de la firma Kodak -que, dicho sea de paso, cantan las excelencias de sus productos patrocinando las fotos. •


EL PAIS SEMANAL Número 1.513 Domingo 25 de septiembre de 2005


UN GATO CURIOSO, UNOS VECINOS DECONSTRUIDOS y MUCHO JAZZ

Jaume Vilarrubí

Cages es más que una historia, son varias que a su vez esconden otras muchas más en su interior. Y solo si estamos lo suficientemente atentos y tenemos un poco de suerte las podremos deshilvanar por las diferentes habitaciones de este enigmático edificio de vecinos.

Un sinuoso gato negro (alfa y omega del libro) hace las funciones de cicerone y nos presenta los diferentes habitantes de las jaulas de esta finca: el pintor, el escritor y su mujer, el músico, la portera, la vecina del papagayo, la botánica, Jeffrey, el marchante de arte, y los enigmáticos hombres de negro. Todos atienden a su función coral y responden a la importancia de su reparto con tanta vehemencia como misterio.

Cages no es un bocado fácil, es un plato complejo con diversidad de sabores que se sobreponen de manera sorprendente y arriesgada. No espere de Cages un bocadillo, ni un plato de macarrones, sin desmerecerlos espere alta cocina a riesgo de no corresponder pero con la esperanza de satisfacer a un exigente gourmet. Dicho esto interpelo al lector para que le permita alguna pequeña licencia o algún cabo suelto, que seguramente no dejarán a nadie indiferente pero que permite una complejidad necesaria.

McKean es talentoso, de eso no hay duda, forma parte de esa clase de autores inconformistas a los que no se puede atar y que gustan de galopar a su libre albedrío: como Bill Sienkiewicz, Moebius, o Bill Plympton, por citar solo a algunos de diferentes escuelas que conviven con la constante de tantear sus límites sin temor.

El autor, conocido habitualmente por combinar diferentes estilos gráficos, nos muestra aquí todo su repertorio, empezando por las portadas, continuando por los textos introductorios y acabando
por definir el propio Corpus Christi del libro con collages, retoques fotográficos, y dibujos a tinta. Un dibujo a tinta plano, figurativo y bicolor (negro y gris azulado) con generosas manchas negras que recuerdan al argentino José Muñoz, sobre todo en la última etapa de Alack Sinner (Salamandra, 2017), pero que también decide dotar de volumen cuando lo considera oportuno combinando diferentes técnicas que conforman un amplio abanico de recursos: Desde aplicar rugosas pinceladas de óleo hasta directamente desenfocar las imágenes.

La estructura de la página se mantiene en 3 × 3 en la mayor parte del libro, pero cuando necesita explotar, la explota literalmente y se descompone con naturalidad y absoluta libertad jazzística al servicio del orden narrativo, igual que los bitonos, o los márgenes que bailan frenéticos al son de la batuta de McKean.

El autor es natural de Maidenhead (Reino Unido), un pequeño pueblo cercano a Londres desde donde su pasión por el dibujo y la ilustración le condujo a estudiar en el Berkshire College of Art and Design. Es en esta escuela donde conoce al joven guionista Neil Gaiman, con el que fragua una celebradísima amistad que le llevará a ilustrar una serie de magníficas obras: La trágica comedia o cómica tragedia de Mr. Punch (Norma, 2002); Violent cases (Planeta, 2003); Los lobos de la pared (Astiberri, 2003); El día que cambié a mi padre por dos peces de colores (Norma, 2003); Señal y ruido (Astiberri, 2008); Cabello loco (Astiberri, 2010). Mención aparte merecen sus aclamadísimas portadas para la serie Sandman (ECC Ediciones, 2013) recopiladas en un solo volumen, The Sandman Dustcovers (Norma, 2002), y las portadas de la miniserie Muerte: el alto coste de la vida (Norma, 2005).

La bibliografía de McKean se completa con la exitosa y personal reinterpretación de Batman por parte de Grant Morrison en Asilo Arkham (ECC Ediciones, 2014); y la reciente Black Dog: Los sueños de Paul Nash (ECC Ediciones, 2017), con guion propio.

Cages fue publicada originalmente entre 1990 y 1996, en diez números por parte de Tundra y Kitcken Sink Press. La esperadísima edición española llegó de parte de Norma Editorial en un majestuoso volumen recopilatorio en 1998. En 2017 nos llega una nueva y cuidada edición por parte de ECC Ediciones, con un prólogo del maravilloso Terry Gilliam, a quién podría imaginar como una proyección en el mundo del celuloide de la capacidad creativa y onírica del propio autor británico. Paralelamente McKean ha tenido diversas incursiones en el mundo del celuloide, siendo lo más reseñable un par de películas: Máscara de Cristal (Sony, 2006), y Luna (2014). Parece difícil de superar pero la capacidad creativa del autor no se acaba aquí, su profundo humanismo también se expresa mediante la música, hasta el punto de ser un notable pianista de jazz e incluso de cofundar un sello discográfico: Feral Records.

Como verán no estamos ante un creador que se aburra, más bien lo contrario, hiperactivo hasta la médula, siendo este Cages que nos ocupa su obra más personal y, me atrevería a decir, su cima. Una obra tan resplandeciente como exigente, coral y diversa, onírica y terrenal. Y en medio de todo, como siempre, el amor. Un amor reluciente y necesario que ayuda a equilibrar el torrente de emociones que se pasea por las páginas y las viñetas de este castillo, y por supuesto por sus jaulas.

Recuerdo cuando leí por primera vez Cages: en cuanto lo acabé, sentí la necesidad de volverlo a leer, y lo hice. No sé si me habrá pasado esto alguna vez más... pero recuerdo aún hasta la música que escuché mientras tanto. Y sí, era negra, muy negra, y también muy bonita.

Cages
Dave McKean
ECC Ediciones Estados Unidos 
Cartoné
504 págs.
Color

Obra relacionada:

Sandman
Neil Gaiman con varios dibujantes
(ECC Ediciones)

Mr. Punch
Neil Gaiman y Dave Mckean
(Norma Editorial)

Sin título
Cameron Stewart
(Astiberri Ediciones)

Castillo de arena
Frederick Peeters y Pierre Oscar Lévy
(Astiberri Ediciones)

El edificio
Will Eisner
(Norma Editorial)


COMICS ESENCIALES 2017 Un Anuario de ACDCOMIC & JOT DOWN


UNA VIÑETISTA DE CUIDADO

Marc Charles

La vida de la gente, con más, no es mejor. Necesitamos una economía del cuidado. Simple: producir menos y centrarnos más en cuidarnos.
Joan Tronto, politóloga, responde a Yeray S. Iborra en eldiario.es el 30 de septiembre de 2016


Este 2017 que hemos dejado atrás ha sido un año importante para Flavia Álvarez-Pedrosa (Barcelona, 1987), más conocida como Flavita Banana. En febrero, Lumen publicaba Las cosas del querer, libro en el que las mujeres se expresan con absoluta naturalidad, más allá de la condición de género, sin obviar que los roles femenino y masculino no tienen sentido alguno para su visión de la realidad. En otoño, ¡Caramba!, la editorial de Alba Diethelm y Manuel Bartual, le editaba el libro que nos ocupa, este Archivos Estelares, antología de 200 viñetas de la autora barcelonesa, que nace a propósito de la autoedición del agotadísimo y más breve Archivos Imperiales, publicado en diciembre de 2016.
Y para rematar el año, Flavita Banana participaba, junto a sus colegas Carla Berrocal, Raquel Gu, Susanna Martín, Paulapé y Ana Belén Rivero, en la reducida pero muy interesante exposición Dones Dibuixades, reinterpretación de la obra de Núria Pompeia, pionera de la viñeta feminista en nuestra tierra, por parte de estas seis autoras. La exposición, comisariada por Pepe Gálvez y Alfons López, se pudo visitar hasta el pasado 4 de febrero en la biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra de Barcelona, antes de iniciar un periplo a lo largo y ancho del territorio catalán. Flavita se encargó de la reinterpretación de tres viñetas de Mujercitas (Punch, 1975).

Han pasado más de 40 años desde la publicación del libro, pero, como refleja la dibujante en su revisión, el problema de fondo persiste. Inteligentemente, la autora barcelonesa cambia el conflicto entre niño y niña por las preferencias gay o trans de los progenitores actuales, le da una vuelta de tuerca a la condición laboral de la mujer y certifica que persisten los sometimientos que las mujeres tienen que aguantar aun ahora. En las tres viñetas, el problema de fondo se mantiene, ya que en cuatro décadas no han cambiado ni las proyecciones de nuestros deseos y frustraciones sobre nuestros retoños ni las actitudes machistas, ni la discriminación por motivos de género. En este anclaje evolutivo insiste la selección de momentos estelares recopilados en el volumen que nos ocupa.
Para lograrlo, se sirve de lo justo y necesario. El dibujante y humorista gráfico Darío Adanti cree que los chistes de Flavita Banana tienen algo de haiku por esa depuración de texto y dibujo y por su invitación a la reflexión. Solo dibuja y escribe lo imprescindible para noquear al lector con esas reflexiones a veces cínicas, otras absurdas, que, no obstante, destilan un verdadero amor por el género humano, una reivindicación del cuidado propio y del prójimo.

Al leer estas páginas se infiere un ingente trabajo para encontrar la frase exacta, la palabra apropiada. El contraste con el dibujo, apenas esbozado, sin rostros ni filigranas, potencia el mensaje, sea un absurdo de la vida moderna, las crisis en las relaciones de pareja o el humor disparatado a lo Monty Phyton. Porque Flavia se mueve bien en el nonsense depurado, aquel que aparece en viñetas como la de la contraportada de Archivos Imperiales (2016): «Ricardo soñó que era anoche un espía, pero al despertar sigue siendo una patata frita».

Cuando a Flavia le preguntan si es feminista, responde con tino que en estos tiempos no hay otro remedio que ser feminista, sin importar el género. Poco amiga de las etiquetas, sus dibujos beben tanto del humor negro de Chaval como de la filantropía de Sempé o la gestualidad de Blutch. Una titán del Pentel que también desciende de la tradición arrancada por Pompeia, el fallecido Forges o El Roto.



Archivos estelares
Flavita Banana
Astiberri Ediciones España
Cartoné
208 págs.
Blanco y negro


Obra relacionada:

Mujercitas
Núria Pompeia
(Punch)
El Senyor Lambert
Jean Jacques Sempé
(Blackie Books)
Los traviesos
Liv Strömquist
(Reservoir Books)
El fruto prohibido
Marion Fayolle
(Nórdica Libros)
Hark! A Vagrant
Kate Beaton
(Ponent Mon)



COMICS ESENCIALES 2017 Un Anuario de ACDCOMIC & JOT DOWN

viernes, 24 de agosto de 2018

El final de la Guerra Fría

El periodo de cambios que vivía DC Comics desencadenó el nacimiento de 'Liga de la Justicia', sin la coletilla "de América". La serie se hace "internacional" en 1987

GERARDO MACÍAS
22 Agosto, 2018

'Liga de la Justicia Internacional'. Guion: Jean Marc DeMatteis y Keith Giffen. Dibujos: Kevin Maguire. ECC Ediciones, 2017.

En los años finales de la Guerra Fría, DC Comics vivía un período de cambios que comenzaron con la serie Crisis en Tierras Infinitas (1985), en el que Marv Wolfman y George Pérez simplificaron el Universo DC, que se reinició, entre otros autores, con John Byrne en Superman y George Pérez en Wonder Woman.

En Liga de la Justicia de América nº 261, el grupo se disolvió y su líder, Detective Marciano, saltó a Leyendas nº 6, abriendo paso, un mes después, a Liga de la Justicia nº 1 (mayo de 1987), por vez primera sin la coletilla "de América", impropia del género, vendido en todo el mundo.

De Leyendas surgen los miembros de esta etapa, casi todos segundones, al estar los principales en renovación: un siniestro Batman, reflejo de El retorno del Caballero Oscuro de Miller; Dr. Destino, que reúne la alineación; el Green Lantern Guy Gardner, fan de Stallone y Reagan; la feminista Canario Negro; Capitán Marvel, un niño en el cuerpo de un adulto más poderoso que Superman; Blue Beetle, que DC compró a otra editorial; y Detective Marciano.Mención aparte merecen los no procedentes de Leyendas: el escapista Mister Milagro con su ayudante, Oberón; y la japonesa Doctora Luz, reclutada por un empresario, Maxwell Lord, con contactos en altas esferas, y del que no se conocen sus intenciones. El rasgo diferenciador de la nueva Liga de la Justicia es el tono humorístico de los guionistas Keith Giffen y J. M. DeMatteis, un humor basado en la interacción entre personajes, que deja regusto a sitcom y a buddy movie. No se sacrifica en pos del humor la esencia de los protagonistas, la personalidad de cada uno sigue siendo reconocible.

Destaca Kevin Maguire, un novato que dibuja expresiones y poses cuya naturalidad añade comicidad al conjunto.En el nº 1, la primera misión del equipo consistió en detener un ataque terrorista contra la sede de la ONU, organizado por Maxwell Lord desde las sombras para poner a prueba a la Liga.

En junio de 1987, coincidiendo con Liga de la Justicia nº 2, Gorbachov anuncia la Glásnost y la Perestroika, y en el mismo número, debuta Bialya, país ficticio del Golfo Pérsico, gobernado por el dictador Rumaan Harjavti, que trata de aprovechar contra la URSS a los Campeones de Angor, parodia de los Vengadores de Marvel. El objetivo del grupo formado por Wandjina (Thor), Hechicera Plateada (Bruja Escarlata) y Blue Jay (Yellow Jacket), es destruir el armamento nuclear de la Tierra. El accidente de la central nuclear de Chernobil tuvo lugar un año antes, como recuerda el propio Gorbachov en su cameo del nº 3, en el que Maxwell Lord le telefonea para que permita a la Liga ayudar en un incidente similar, solucionado por Wandjina. La brigada de Rocket Red, superhéroes militares soviéticos, expulsa a la Liga de suelo ruso al final del caso.

En el nº 4 llega Booster Gold, un nuevo miembro del grupo, impuesto por Maxwell Lord, y se marcha la Doctora Luz, también llegada a través del empresario. En el nº 7 (noviembre de 1987), la cabecera se rebautiza Liga de la Justicia Internacional, a raíz de que el grupo incapacitó un satélite (enviado por alguien que manipula a Maxwell Lord) que atacó la Tierra, consiguiendo el reconocimiento de Naciones Unidas, que autorizó al grupo para actuar como fuerza pacificadora, con embajadas por todo el mundo.

En dicho número, Superman hace dos intervenciones para apoyar el estatus internacional del grupo: la primera, ante Ronald Reagan; la segunda, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

En el nº 7 vemos que Oberon, ayudante de Mister Milagro, es socio de Maxwell Lord, algo que desconocía el escapista, convencido por su ayudante para ingresar en el grupo en el nº 1.

A cambio de conceder el estatus internacional para el grupo, la ONU propuso dos miembros nuevos, concretamente dos superhéroes militares: el estadounidense Capitán Átomo; y Rocket Red 7, de la brigada de supersoldados soviéticos. Todo ello, cuando estaban cerca el final de la Guerra Fría y la caída de la URSS.

Liga de la Justicia Internacional es una serie imprescindible desde 1987 hasta 1992, los años que sus responsables estuvieron al frente, y dio lugar a varios spin-off, entre los que destaca Liga de la Justicia Europa, tan divertida como la original.


Malaga Hoy

Asesina de cuento de hadas

JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'I hate Fairyland, 1: Loca para siempre'. Skottie Young, Jean-François Beaulieu. Panini. 160 pág. 16 euros.

Más conocido por sus versiones de los héroes Marvel en plan bebé, así como de las aventuras de Mapache Cohete, el sin par Skottie Young se desmelena en la serie I Hate Fairyland, un delirante cruce entre Alicia en el País de las Maravillas y el género de acción más violento y alocado. La protagonista es Gertrude (Gert), una mujer de 40 años atrapada en el cuerpo de una niña de seis, que lleva tres décadas en un mundo mágico del que no puede escapar. Quizá el hecho de haberse convertido en una asesina psicópata sea precisamente el motivo por el que no puede volver a casa, pero de momento se las pasa dando hachazos en el País de las Hadas. El primer tomo recopilatorio de Panini contiene los números 1 a 5 de la colección.


Malaga Hoy

Un ejemplo de realismo sucio

JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'Saint Cole'. Noah Van Sciver. Ediciones La Cúpula. 116 páginas. 13,50 euros.

Siempre atenta a nuevos autores y tendencias, la veterana Ediciones La Cúpula nos trae la interesante novela gráfica Saint Cole, del estadounidense Noah Van Sciver (hermano de Ethan Van Sciver, más conocido por su trabajo en DC Cómics), uno de los nombres que han venido sonando últimamente con fuerza dentro el panorama independiente. Van Sciver se dio a conocer en 2006 con la cabecera autopublicada Blammo, una de cuyas historietas fue seleccionada para la antología Best American Comics de 2012, y ha sido nominado en numerosas ocasiones para el premio Ignatz, que ganó al fin por su mini cómic My Hot Date. Publicada en 2015, Saint Cole valió a su autor una nominación a los premios Ignatz, y es un ejemplo de realismo sucio, cuatro días en la vida del joven protagonista, que pone rumbo a la tragedia, cuestionando las bondades de la institución familiar.


Malaga Hoy


La mujer fatal eterna

JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'Fatale Integral 1'. Ed Brubaker, Sean Phillips. Panini. 312 páginas. 26 euros.

Si hay un equipo creativo estadounidense que se asocia al género negro en las últimas décadas, este es, sin duda, el formado por el guionista Ed Brubaker (Capitán América, Gotham Central) y el dibujante Sean Phillips (Wildcats). Juntos han firmado títulos tan celebrados como Sleeper, Criminal o Incógnito, haciendo siempre gala de esa química perfecta que se da solo en contadas ocasiones.

Panini recupera ahora en edición integral otra de sus series, Fatale, que mezcla con acierto el género negro con el terror lovecraftiano. Como explica el propio Brubaker en su epílogo: "Fatale comenzó como una parte pequeña de un proyecto mayor que abandoné para hacer Criminal. (...) según pasaban los años, había una parte que seguía incordiándome, la idea de la Mujer Fatal eterna. (...) Nunca había visto a nadie hacer algo así antes, tomar a la Mujer Fatal y convertirla en una protagonista con la que empatizar, hacerla una persona real, no una vagina llena de perdición para algún hombre". La idea terminó de cuajar cuando Brubaker añadió "una capa de horror y de lo sobrenatural". Con el dibujante Sean Phillips en el apartado gráfico y el color de Dave Stewart, el resultado es un tebeo brillante, elegante y adictivo.

Dice también Brubaker: "Cuando lo presenté, no tenía ni idea de que iba a convertirse en la serie con más éxito que hemos hecho hasta ahora, sólo quería hacer algo nuevo y distinto. (...) pude escribir una historia épica que crecía según la contaba, hasta el punto de que acabó siendo el doble de larga de lo que había previsto en un principio". La magnífica edición de Panini ofrece los diez primeros números de la serie, publicados originalmente por Image en 2012, acompañados de una gran cantidad de extras (portadas, artículos, dibujos, bocetos y hasta una especie de tráiler de presentación de la obra en viñetas). Toda una gozada para los amantes del terror, el género negro y para todos los que quieran acercarse al trabajo de una pareja artística fundamental en el tebeo comercial de nuestro tiempo.


Malaga Hoy


LA EDAD DEL HOMBRE Javier Mora Bordel


En 1990 los prometedores Neil Gaiman, quien justo un año antes había irrumpido en el mercado norteamericano con su aclamado Sandman, y Mark Buckingham asumen el reto de continuar la saga de Miracleman tras el exitoso paso de Alan Moore. El solo intento ya les honra. Junto con Watchmen, también del genio de Northampton y Dave Gibbons, y Dark Knight, de Miller, hablamos de una de las obras que revolucionaron el panorama superheroico a finales de los ochenta. En sus páginas, Moore descompone minuciosamente la identidad de este mito a través de un análisis naturalista. Asistimos a una auténtica cosmogonía que desgrana paso a paso la psique ambivalente de un hombre hecho dios en la Tierra y la posterior conformación de su panteón de seres excepcionales por encima de las antiguas leyes de los hombres. Como hecho más novedoso, su sola presencia transforma el mundo a su imagen y semejanza. Los dioses sobre las cenizas de un Londres posapocalíptico forjarán esta Edad Dorada.

Pocas veces la elección de un título es tan emblemática. Es cierto que Gaiman y Buckingham nos presentan una sociedad idílica sin guerras, ni enfermedades o hambrunas. Pero esta perfección lo es solo en apariencia. Miracleman vela como un padre protector para conducir a sus hijos por el buen camino, sin embargo, en ningún momento llega a plantearse cómo se sienten. Esa es la única sombra en este paraíso: el conflicto humano. Lo épico se desvanece para revestir de intimismo a la obra. Ya no hay batallas cósmicas por dirimir, sino individuos confundidos por sus demonios internos y que aún no entienden los resortes que mueven esta felicidad regalada. El mismísimo Hesíodo se hubiera sentido orgulloso del regusto lírico que desprende cada viñeta.

Gaiman y Buckingham plasman los dilemas del hombre corriente. Un planteamiento sencillo pero sumamente novedoso (recordemos que se adelanta cuatro años a Marvels de Busiek y Ross) que parece querer darle la vuelta a la célebre cita de Nietzsche con la que Moore abría su particular versión de Miracleman. Ahora su «helo aquí» desnuda el alma humana. El eterno testigo de las hazañas y proezas del héroe se convierte así en el protagonista. Por suerte o por desgracia, el retrato es fidedigno. A modo de haikus modernos, los relatos autoconclusivos que conforman la obra reflejan a la perfección nuestro espíritu contradictorio y desconfiado. Ya sea con la búsqueda infructuosa de consuelo («Oración y esperanza») o cariño («A flor de piel»), ya sea tratando de superar un pasado plagado de mentiras sin cabida en este nuevo orden («Una historia de espías») o un superficial presente cargado de frustración y desidia («El cuento de Winter»), ya sea asumiendo nuestro complejo de inferioridad («El grito») o rebelándonos ante el poder establecido («Tendencias»), o ya sea recibiendo de las manos de la muerte una segunda oportunidad («Recuperación») a riesgo de desaprovecharla («Memorias del inframundo»), el que el ser humano se haya encontrado de bruces con el paraíso terrenal no significa que haya encontrado su lugar en el mismo.

Quizá se les pueda reprochar a ambos autores cierto exceso sentimental en el carnavalesco capítulo final de este primer arco argumental que inauguró su accidentada etapa en Mirademan (recordemos que del siguiente, La Edad de Plata, solo se llegaron a publicar dos números antes del cierre de Eclipse en 1993) pero el conjunto no se resiente. Los diálogos frescos y sugerentes de Gaiman y el estilo camaleónico de Buckingham ofrecen en estos seis números un amplio mosaico de la condición humana. Poco importa que hayan pasado décadas hasta su reedición por Marvel en 2015, una vez resueltos sus contenciosos legales con McFarlane. Ninguna de estas historias ha perdido un ápice de frescura ni de vigencia. Como las grandes obras artísticas resiste los avatares del tiempo sustentada en la legitimidad de un mensaje con el que cualquier lector es capaz de identificarse: encontrar la belleza por encima de todas las cosas.

Miracleman: La Edad de Oro.
Neil Gaiman (guión),
Mark Buckingham (dibujo)
y D´Israeli (color)
Panini Comics
Cartoné
208 págs.
Color

Obra relacionada:

Marvels
Kurk Busiek y Alex Ross
(Panini Comics)

Astro City
Kurt Busiek y Brent anderson
(ECC Ediciones)

Watchmen
Alan Moore y Dave Gibbons
(ECC Ediciones)

Next Men
John Byrne
(Norma Editorial)


COMICS ESENCIALES 2016 Un Anuario de ACDCÓMIC & JOT DOWN



















Misterios de la carne

El protagonista de la obra es un reflejo de la propia infancia del autor, de su crecimiento en una familia de clase media norteamericana


JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'Big Baby'. Charles Burns. La Cúpula. 108 páginas.


A Charles Burns lo descubrí, como tantas otras cosas, gracias a la revista El Víbora, allá por la década de 1980, y me enamoré de su trabajo desde el principio. La Cúpula editó pronto una recopilación de algunas de sus historietas con el sugestivo título de Misterios de la carne, inquietante desde la propia cubierta. Pero, no recuerdo bien por qué, no lo compré en su momento y no pude encontrarlo cuando quise comprarlo, de modo que se quedó en el listado de deseos durante años y años. (Por fortuna, sí lo pude leer, lo que solo sirvió para renovar mis votos con Burns y aumentar mi ansiedad por encontrarlo.) La sed de Burns siguió creciendo y me lo encontré en algún número de Raw y en la estupenda recopilación estadounidense de Hard-Boiled Defective Stories por parte de Penguin, con las aventuras de El Borbah. Para entonces, el indie americano había estallado en España y esto que nos parecía una rareza comenzó a convertirse en algo casi cotidiano. Daniel Clowes y Peter Bagge eran los nuevos ídolos, pero yo tenía fijación con la generación anterior, con Gary Panter, de quien tan pocas cosas han llegado a España, y, claro está, con Charles Burns.

La Cúpula fue durante lustros la casa de Burns en nuestro país, y el genio tuvo su momento con la salida de una batería de tebeos de grapa y álbumes, pequeñitos y compactos, como Big Baby, El Borbah y Skin Deep, más esa obra maestra del medio que es Agujero negro, quintaesencia de un autor irrepetible. Burns es sencillamente uno de los autores más trascendentales que han surgido de la escena independiente, y su influencia es enorme, tanto en lo puramente estético como en lo que se refiere al contenido. Su obra toma elementos del terror y la ciencia ficción clásica, las viejas películas en blanco y negro de la década de 1950, y la actualiza con una sensibilidad contemporánea, explotando la componente social y cultural de la paranoia y llevando los motivos al terreno de lo psicológico. Su línea es sorprendentemente limpia, y en ella juegan un papel destacado el contraste de negros y blancos y la dulzura y rotundidad del entintado. (También el color, en sus últimos y aún más sorprendentes álbumes, merece el adjetivo de sobresaliente.)

De un tiempo a esta parte, La Cúpula ha venido reeditando las antiguas colecciones en un formato mayor, y no hace tanto que llegó a librerías la nueva edición de Big Baby, cuyo protagonista es Tony, un niño que, según reza en la solapa "está dotado de una imaginación hiperactiva, tiene miedo a la oscuridad, y vive a medio camino entre la luminosa vivienda de una familia de clase media y los oscuros rincones de su calenturienta cabeza". En palabras del propio Burns: "El personaje de Big Baby es en muchos aspectos un retrato abstracto de mi propia infancia, de mi crecimiento en una familia de clase media norteamericana. A ambos nos gustan los mimos programas de tele, los mismos juguetes, y ambos tenemos una febril imaginación que a veces nos mete en problemas". Recomendable es poco, yo diría imprescindible.


Malaga Hoy


El santoral de la viñeta por Max

Un descuido imperdonable. Se me pasó poner este resumen inmenso de la historieta española en una tira de viñetas.


Trampantojo/por Max

El Pais, Babelia Nº 1.377 14 de abril de 2018

domingo, 19 de agosto de 2018

Operación Dragón

Y como Roy Thomas, Gil Kane, Chris Claremont y John Byrne participaron en la serie


GERARDO MACÍAS
15 Agosto, 2018




'Integral Puño de Hierro'. Guion: Chris Claremont, Roy Thomas, Len Wein, Doug Moench, Gerry Conway, Tony Isabella, Marv Wolfman y Ed Hannigan. Dibujos: John Byrne, Gil Kane, Larry Hama, Jim Mooney, Arvell Jones, Pat Broderick, Ron Wilson, Mike Zeck y Sal Buscema. Panini Cómics, 2014.

La película hongkonesa de artes marciales Operación Dragón (1973), protagonizada por Bruce Lee, fue estrenada el 26 de julio de 1973, seis días después del fallecimiento del protagonista.

Había nacido la moda de las artes marciales, propiciada por las películas de Bruce Lee. Esto hizo que Marvel crease Puño de Hierro, un tebeo de artes marciales y superhéroes.

Roy Thomas y Gil Kane presentaron a Puño de Hierro en Marvel Premiere nº 15 (mayo 1974). En su debut, Daniel Rand recuerda acontecimientos de su infancia que lo convirtieron en maestro del kung fu: con su madre, su padre y el socio de éste, Harold Meachum, viajó al Himalaya para buscar la mítica ciudad de K'un Lun. Al llegar a un barranco, Meachum despeña a su socio para quedarse con la empresa. Daniel llega a solo hasta K'un Lun, cuyos monjes lo adiestran.

Daniel viaja a Nueva York para vengarse de Meachum, no sin antes luchar contra el dragón Shou Lao para obtener el Puño de Hierro que le permite canalizar su energía, convirtiéndolo en un arma viviente. Tras Thomas y Kane, hubo un baile de autores. Los siguientes ocho números de Marvel Premiere aportaron a Colleen Wing y su padre; Joy Meachum, heredera del imperio industrial que en parte debería ser de Daniel... Rand pasa de sediento de venganza a fugitivo de la justicia por un equívoco.

Entonces, llega quien supo entender al héroe: Chris Claremont (Inglaterra, 1950), que se hizo cargo de los guiones desde el nº 23 (agosto de 1975). Claremont vivió en USA desde niño. Nunca había contemplado el cómic profesionalmente, pero no rechazó la oferta de Marvel.

Característicos de la serie eran los textos en segunda persona, que Roy Thomas había introducido en lugar de los globos de pensamiento y que fueron continuados por los siguientes guionistas, Claremont incluido.

Con la llegada de John Byrne (Inglaterra, 1950) como dibujante, la serie experimenta un salto cualitativo. Byrne es fan de los superhéroes desde que de niño vio las televisivas Aventuras de Superman, lo que le llevó a buscar cómics de DC. Se muda con su familia a Canadá, donde conoció los cómics de Marvel.

Los novatos Claremont y Byrne dieron comienzo a su asociación y se editó Puño de Hierro nº 1 (noviembre de 1975). Byrne demostró facilidad para coreografiar escenas de acción. Además, sus personajes eran creíbles cuando charlaban o paseaban, una naturalidad que muchos eran incapaces de transmitir.

Chris Claremont y John Byrne fueron los autores que más hicieron por los personajes femeninos. En Puño de Hierro, equipara la capacidad de mujeres y hombres, cuidando a Colleen Wing y Misty Knight, socias de la agencia de detectives Las Hijas del Tigre.

Colleen Wing, de padre japonés y madre caucásica, fue creada por Doug Moench en Marvel Premiere nº 19, como la chica asiática atractiva que aparecía en las películas de kung fu. Claremont la convierte, en Marvel Premiere nº 24, en Cinturón Negro Tercer Dan, que entrena a Puño de Hierro.

Su socia, Misty Knight, es una expolicía negra a la que un atentado arranca un brazo, que reemplaza por uno biónico que le da superfuerza. Aunque Colleen era candidata a interés romántico de Danny, Byrne sugirió para ese papel a Misty, algo que por su carácter interracial supuso toda una apuesta.

Puño de Hierro nº 15 fue el de la cancelación, pero Claremont y Byrne cerraron las líneas argumentales pendientes en Marvel Team-Up nº 63 y 64 (noviembre y diciembre de 1977). En este título, Spider-Man unía fuerzas con diferentes personajes.

La editorial unió a Puño de Hierro con un héroe surgido de otra moda setentera: la Blaxploitation. La serie Luke Cage: Power Man trataba sobre un ex convicto negro al que un experimento dotaba de fuerza e invulnerabilidad. A partir del nº 50 (abril de 1978), la serie se llamó Power Man & Puño de Hierro y los héroes formaron una asociación profesional, dando lugar a una de las series más populares de los ochenta.

Puño de Hierro, junto a Powerman, formó el grupo Héroes de Alquiler y posteriormente militó en los Defensores y en los Vengadores.

En 2017, el personaje estrena la teleserie Iron Fist de Marvel/ Netflix, interpretado por el actor Finn Jones, que le vuelve a dar vida en la teleserie Los Defensores, del mismo canal.



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