sábado, 25 de agosto de 2018

Fotos que hacen historia


 LA GUERRA DEL VIETNAM / EDDIE ADAMS, ESTADOS UNIDOS / 1968
A Sangre fría
Sobrecogió a medio mundo. La frialdad del jefe de la policía de Vietnam del Sur, Nguyen Ngoc Loan, disparando a bocajarro a un prisionero del Vietcong, hizo que el debate sobre la guerra de Vietnam se recrudeciera. En 1973, las tropas estadounidenses se retiraron de Vietnam. La guerra acabó en 1975. Estados Unidos nunca se repuso '



Hace cincuenta años, un grupo de periodistas holandeses decidió galardonar la mejor foto publicada
en prensa. Nació así uno de los premios más prestigiosos, el World Press Foto. Una exposición en Amsterdam muestra ahora ese medio centenar de imágenes convertidas en iconos de nuestra historia más reciente. Por Javier Reverte.

 ► LA MATANZA DE TIANANMEN, PEKÍN (CHINA) / CHARLIE COLE, ESTADOS UNIDOS / 1989
El estudiante frenó a los tanques
Las protestas de millones de estudiantes en la plaza de Tiananmen de Pekín pidiendo reformas democráticas fueron aplastadas por los tanques del Ejército Popular de Liberación de la República Popular China, pero uno de los manifestantes tuvo el coraje de plantarse ante ellos. En el nuevo siglo, China sigue violando los derechos humanos, pero avanza imparable como una locomotora en crecimiento económico. •



Hace más de un siglo que los seres humanos hemos dejado de ser capaces de concebir nuestra existencia sin la fotografía. ¿Imaginan la propia vida sin imágenes? En nuestros álbumes familiares asoman los rostros severos de los abuelos e, incluso, de los bisabuelos: hombres circunspectos de bigotes puntiagudos, con camisas de cuello duro y alfiler de corbata; mujeres seriotas, peinadas con moño alto, ceñidas por corpinos y vistiendo blusas cerradas con camafeos bajo un cuello estirado que recuerda al de las gallinas. Álbumes en los que luego aparecen nuestros padres y al fin nosotros: niños y más tarde jóvenes y después adultos y ya con hijos, y algunos hasta con nietos. Toda una vida unida a muchas otras vidas anteriores y posteriores.

Pero esas fotos no bastan, sin embargo, para explicarnos el conjunto de nuestra existencia. Y debemos a los fotógrafos de prensa, sobre todo, las imágenes que completan el paisaje global de nuestro recorrido vital, porque lo que ha sucedido alrededor, en la proximidad o en la lejanía del mundo, condiciona sin pausa nuestra forma de sentir y de pensar, nuestra son-risa del álbum familiar y nuestro gesto de desánimo. De modo que esas cincuenta fotografías que completan el catálogo de cincuenta años del World Press Photo, el más prestigioso premio de fotografía periodística del mundo, forman en buena medida el paisaje de nuestra existencia particular. No son un imaginario, sino una suerte de palpito común a los hombres y mujeres de hoy. Todos hemos visto estas fotos, todos sabemos lo que significan, ellas han caminado a nuestro lado durante medio siglo y nos han hecho emocionarnos y con frecuencia estremecernos. Son historia, sí; pero también la historia particular de cada uno de nosotros.

 ► EL GENOCIDIO DE RUANDA / JAMES NACHTWEY, ESTADOS UNIDOS / 1994
Las cicatrices de la guerra
Es el rostro de la guerra, de la barbarie. Este hombre fue marcado por la milicia de los hutus sólo por la sospecha de ser simpatizante de los rebeldes tutsis. Él es una víctima más de una guerra, de la violencia en África, la muestra de una operación de limpieza étnica a machetazos y pedradas en Ruanda. El genocidio de los tutsis causó más de 800.000 muertos, el 11 % de la población total. •


Seguramente, los humanos somos una especie dotada de un unamuniano sentido trágico de la vida. Muy pocas de las fotos de World Press, al menos entre las que aparecen en estas páginas, nos mueven a la sonrisa. Aquí están retratados los conflictos bélicos, el dolor de los civiles pillados en la contienda, la suerte de los adversarios tomados prisioneros, los desastres naturales, las plagas de tintes bíblicos, la miseria, la emigración, la desigualdad, el totalitarismo y la intransigencia religiosa. En el cercano siglo XX y en lo que va del XXI es probable que los seres humanos hayan sufrido en la misma medida que sufrieron los siglos anteriores. Pero no estaban las imágenes que retrataban el dolor. Hoy nos sobran. Y aunque ya sean pasado, no por ello dejan de sobrecogernos.

La II Guerra Mundial concluyó en 1945. Fue el fin de un periodo terrible en el que el genocidio cabalgó sobre los lomos de Europa, de África y de Asia, y la sangre anegó las tierras y los océanos. Se gritó entonces "¡Nunca más!", y en 1948 fue proclamada con orgullo la Carta Universal de los Derechos Humanos. Poco duró la fiesta. Y tan sólo diez años después, World Press Photo comenzó a retratar de nuevo el rostro del espanto.

No encontramos en esta selección muchos de los escenarios del drama: Ulster, Ruanda, muro de Berlín, Chernóbil, 11-S y 11-M, Palestina, Irak..., por poner tan sólo unos pocos ejemplos. O sea, que no están todas las imágenes que son. Pero sí que son todas las que están. Todas unidas formarían, ya digo, la biografía de medio siglo. Esa niña, Phan Thi Kim Phuc, que huye desnuda y mordida por el napalm norteamericano en los aledaños de una aldea vietnamita, nos mostró algo que ya sabíamos pero que quizá no habíamos sentido en toda su hondura: que las guerras de hoy procuran a la estadística una cifra abrumadoramente mayor de víctimas civiles que la de los muertos uniformados. Y el tiro disparado por el jefe de la policía sur-vietnamita, un tal Nguyen Ngoc, en la sien de un prisionero del Vietcong sin nombre



 ► VIETNAM DEL SUR / 'NICK' UT CONG HUYNH, VIETNAM/1972
Quemada por la bomba de napalm
Es la imagen que encierra el horror de la generación que vivió la guerra de Vietnam. Esta instantánea cambió la percepción que el mundo tenía de aquella guerra. El 8 de junio de 1972, un avión survietnamita bombardeó con napalm la población de Trang Bang. Kim Phuc tenía nueve años y corrió con su ropa en llamas. Allí estaba con su cámara Nick Ut, que vio cómo la niña gritaba "¡Demasiado calor!" con su vestido ya consumido. Tras pasar 17 operaciones y varios injertos de piel, hoy Kim Phuc ha creado una fundación para ayudar a los niños víctimas de la guerra y ha sido embajadora de buena voluntad de la Unesco. •


 ► LA MASACRE DE ARGELIA / HOCINE, ARGELIA / 1997
Desconsuelo por las muertes inútiles
Desgarrada por el dolor, una mujer llora frente al hospital Zmirli, donde trasladaron a los muertos y heridos de la masacre en el barrio de Bentalha, en Argelia. Los terroristas argelinos asesinaron en 1997 a más de 300 civiles en 12 matanzas. Hocine, el fotógrafo, cuenta que aquel 23 de septiembre vio cómo las mujeres gritaban y "una se deslizaba por la pared, como a punto de desmayarse". •

 ► EL HAMBRE EN UGANDA / MICHAEL WELLS, REINO UNIDO/1980
La mano del hambre
Es tan increíblemente pequeña que no parece una mano humana. Es la extremidad sin vida de un niño muerto de hambre en Uganda. Sin fuerzas, exhausta, se empequeñece aún más entre las manos bien nutridas del misionero. África, un continente azotado por el hambre. Se calcula que cerca de 14 millones de africanos sufren hambre crónica, una epidemia que se recrudece cada año en los distintos países, azotados además por otra plaga, la de la pobreza. •

 ► KOSOVO (YUGOSLAVIA) / GEORGES MERILLON, FRANCIA / 1990
La matanza de los inocentes
Son la familia y los vecinos de Elshani Nasím, de 27 años, asesinado el 28 de enero de 1990 en las protestas de los nacionalistas albaneses contra la decisión del Gobierno de Yugoslavia de abolir la autonomía de Kosovo. Fue uno de los detonantes de la guerra en la que tuvieron que intervenir las tropas de la OTAN para frenar la limpieza étnica de Milosevic, hoy juzgado en el Tribunal de La Haya. •

 ► /ALÓN REININGER, ESTADOS UNIDOS-ISRAEL / 1986
Plaga del siglo XX
Cuando se tomó esta fotografía (septiembre de 1986), la enfermedad del sida era una maldición de la que se hablaba en voz baja. Los muertos se contaban por miles, pero nadie quería confesar públicamente padecer la enfermedad. El estadounidense Ken Meeks tuvo el valor de dejar que Alón Reininger retratara su cuerpo marcado por las lesiones provocadas por el sarcoma de Kaposi. Diecinueve años después, más de 40 millones de personas están infectadas por el virus del sida. •

 EL GOLPE DE TEJERO/ MANUEL PÉREZ BARRIOPEDRO, ESPAÑA / 1981
Todos al suelo
El 23 de febrero de 1981 se volaba en el Congreso de los Diputados la investidura como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. El teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el hemiciclo con varios miembros de la Guardia Civil y comenzaron las horas más trágicas de la joven democracia española. El golpe de Estado se abortó y Tejero fue condenado a 30 años de cárcel. Desde 1996 está en libertad.


 ► MEXICANOS DE TEJAS /LARA JO REGAN, ESTADOS UNIDOS / 2000
Los otros téjanos
Fue una foto perfecta, la más importante de su carrera como fotógrafa. Lara Jo Regan pasó todo un día en la casa de una familia de inmigrantes mexicanos observando cómo vivían. En el modesto hogar, la madre junto a sus hijos fabricaba piñatas de cumpleaños para sacar a su familia a flote. Regan afirma que nunca imaginó que estas fotos, publicadas en la revista 'Life', pudieran ganar el World Press Photo. "Fue como un sueño". •

 ► LA SEGREGACIÓN RACIAL /DOUGLAS MARTIN, ESTADOS UNIDOS / 1957
Entre los blancos
Aquel día de septiembre de 1957, a Dorothy Counts le cupo el honor de ser una de las primeras estudiantes negras en asistir al instituto Harry Harding de Charlotte, en Carolina del Norte. Se acababa de abolir la segregación racial, y Dorothy hubo de aguantar los insultos y las pedradas de los racistas blancos que le gritaban "¡Vuelve a tu lugar de origen!". Cuatro días después, harta de vejaciones, Dorothy se fue a su casa •

 ► EL GOLPE DE PINOCHET EN CHILE / ANÓNIMO / 1973
Últimas horas del presidente Allende
Las bombas del ejército golpista caen sobre el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile. Es el 11 de septiembre de 1973. El presidente Salvador Allende observa los daños sobre el tejado. Es la última fotografía de Allende vivo. Pocas horas antes, en un emocionado discurso por radio, se despidió de los chilenos. El juez Garzón y el chileno Juan Guzmán han procesado a Pinochet hasta ahora sin resultado. •


nos explicaba con sencillez que las guerras de hoy son cualquier cosa menos heroicas, suponiendo que alguna vez lo fueran. Vietnam nos cambió a todos, puso en su sitio al Séptimo de Caballería y a la gallardía de héroes de Hollywood como Errol Flynn. Muchos estadounidenses quemaron entonces su propia bandera sin que nadie en el país pidiera su cabeza, algo que ahora mismo, en la América de Bush, sería impensable, a pesar de Irak y del Katrina.

No es dolor, sino orgullo, lo que nos hizo sentir ese hombre pequeño, entrado en años y tan valeroso como el anónimo fotógrafo que lo retrató. Me refiero a Salvador Allende, en cuya carne todos sufrimos por Chile y cuyo último mensaje nos hizo renovar la fe en el coraje humano. Por eso, como contraste, nos produce cierta risa el rostro feroz del payaso Tejero, cuya cobardía vestida de uniforme captó con tanta certeza mi amigo Manolo Barriopedro en nuestro nefando 23-F de 1981.

Me reconcilia con mi humana condición y sonrío al ver a esa chica negra, marchando orgullosa junto a su padre, en septiembre de 1957, hacia una high school de un Estado del racista y profundo sur de Estados Unidos, Carolina del Norte. Era una de los primeros jóvenes negros que rompieron las barreras de la intransigencia racial entrando en las escuelas. La foto recuerda su nombre y no el de los jóvenes blancos que le hacen burla y que, quizá sin comprenderlo bien, se hundían en las cavernas del pasado para siempre.

Pero a partir de ahí se esfuman de nuevo las sonrisas. Al ver la manita tendida del niño ugandés de Karamoja, la mano del hambre sobre los gruesos dedos de un misionero blanco. O ese gesto de impotencia en el enfermo de sida de San Francisco. O el lamento inconsolable e inútil de la mujer india que ni siquiera parece suplicar la ayuda de un dios, junto al cadáver de una víctima del tsunami, el pasado mes de diciembre.

Un hombre solo, sin chulería, con aire fatalista, desaña a los carros de combate en la plaza de Tiananmen y pensamos en lo inerme del valor individual frente a la fuerza de la tiranía. ¿Por qué ese empeño en seguir gritando libertad? Su gesto nos hace mantener nuestra convicción de que la dignidad humana podrá ser destrozada, asesinada, hechas cenizas..., pero nunca vencida.

Una mujer llora y grita, con el alma hecha pedazos, a la puerta de un hospital en donde se encuentran los heridos y los muertos de la masacre perpetrada por fundamentalistas argelinos, en la aldea de Bentalha, el año 1997. Aterrar a la población civil fue otro de los grandes descubrimientos estratégicos de los guerreros del siglo pasado: en las matanzas campesinas de Argelia o de Perú, en los genocidios de Bosnia o de Ruanda, en las desapariciones de Chile o Argentina.
Otra cámara, en el año 2000, retrata la desolación de una familia expatriada, en este caso mexicanos inmigrados a Tejas, cuya única forma de ganarse la vida es fabricar piñatas. ¿Ha calculado alguien cuántos millones de seres humanos desplazados de su tierra natal viven en los países del llamado Primer Mundo?, ¿cuántos millones de almas, empujados por la miseria, han debido de huir de sus hogares familiares de África, América del Sur, Asia y el este de Europa?

Y en fin, ese colosal y al tiempo patético retrato de Isabel Muñoz, que fotografía en 2004 a un "niño de la guerra", un chaval etíope de la etnia surma. Desnudo y bello como sólo alcanzan a serlo los niños impúberes, sosteniendo una ametralladora que le viene grande, pintado ritualmente de los pies a la cabeza, la criatura mira a la cámara con un gesto de seguridad y tristeza. ¿Es un ángel o un demonio?

El World Press Photo no nos pinta un paisaje hedonista y positivo del mundo humano, sino más bien desesperanzado y a menudo trágico. Pero pienso que es preferible conocer el mal que ignorarlo. Ésa es la primera manera de intentar combatirlo. •

El libro 'Las cosas como fueron. Fotoperiodismo desde 1955' ha sido editado por Chris Boot y World Press Photo con ocasión de la exposición en Amsterdam (del 8 de octubre al 7 de diciembre) que celebra los 50 años del premio.


 ► 'TSUNAMI EN EL SURESTE ASIÁTICO / ARKO DATTA, INDIA / 2004
La ola que arrasó un continente
El gigantesco maremoto que devastó el sureste asiático en diciembre de 2004 dejó a su paso miles de desaparecidos, un millón de desplazados y cerca de 250.000 muertos. Indonesia, Tailandia, Malaisia, las islas Maldivas, Birmania, Sri Lanka e India fueron los países más afectados por el 'tsunami'. •



El ojo del mundo
Por Manuel Falces

Un motorista despedido de una moto, tumbado en el suelo entre nubes de polvo, es el punto de partida de los premios de fotografía con los que sueña cualquier fotógrafo. La instantánea, tomada por el danés Mogens von Hagen en 1955, fue el primer premio de una larga serie. Han pasado 50 años y el World Press Photo se ha convertido en un referente para el fotoperiodismo. Durante medio siglo se han alzado con el galardón imágenes que hoy ya se han convertido en iconos de nuestra historia más reciente. Fotografías que nos hablan de guerras, desastres o conquistas humanas. Son retratos de un mundo convulso, y por ello muchos de ellos son a menudo de una crueldad intolerable, algo que en numerosas ocasiones ha provocado controversias acalladas luego ante el hecho de que el World Press Photo es el concurso con mayor credibilidad en el fotoperiodismo. En cualquier
caso, son fotografías tomadas muchas veces anteponiendo el derecho a la información a la integridad física del reportero.

La española Isabel Muñoz logró un WPP en 2004 (tercer premio en el apartado de historias) con su reportaje para EPS sobre los surma de Etiopía.
La Fundación World Press Photo es una organización independiente, sin ánimo de lucro, concebida para difundir la fotografía de prensa a escala internacional. Cada año, desde su creación, otorga una serie de prestigiosos premios, concedidos a diversos apartados fotográficos -en total 16 y con la diversidad temática más potente del fotoperiodismo-. Un jurado independiente, formado por personalidades internacionales, es el encargado de seleccionar las fotografías. En el jurado, formado por nueve miembros, figuran fotógrafos, editores, periodistas, escritores y directores artísticos. Son ellos quienes inician el proceso de evaluación en sus diversos apartados. Clasifican y califican miles de fotos publicadas en prensa, remitidas por reporteros fotográficos.

¿Cuál será su futuro ante una pluralidad de medios absolutamente nuevos y evolutivos, vertiginosamente mutantes? La respuesta se nos escapa de las manos. Lo digital arrasa hoy por hoy. Del mañana no sabemos lo que viene, tan sólo que seguirá existiendo un ojo humano, y este certamen, bajo una fórmula u otra, seguirá existiendo con la misma vitalidad con la que un grupo de fotógrafos en la plenitud del foto-periodismo del pasado siglo lo creó, o mejor, inventó.

El número de participantes ha ido aumentando progresivamente con cada nueva edición. Por ejemplo, en 1992 se presentaron al World Press Photo 18.428 fotógrafos. Fue en esa edición cuando obtuvo el primer premio con un durísimo registro James Nachtwey (de la agencia Magnum). La fotografía de Nachtwey, que publicó el diario francés Liberation, recogía el momento de dolor de una madre con el cadáver de su niño en una sábana -en ningún momento se veía el rostro del pequeño-, en mitad de un desierto. Pero las contradicciones que tiene en su seno este prestigioso premio vienen no de las imágenes duras y desgarradoras, sino de su propia financiación. El World Press se ha sustentado económicamente de empresas multinacionales, cuenta con el patrocinio de las líneas aéreas holandesas KLM o de la firma Kodak -que, dicho sea de paso, cantan las excelencias de sus productos patrocinando las fotos. •


EL PAIS SEMANAL Número 1.513 Domingo 25 de septiembre de 2005


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