viernes, 24 de agosto de 2018

LA EDAD DEL HOMBRE Javier Mora Bordel


En 1990 los prometedores Neil Gaiman, quien justo un año antes había irrumpido en el mercado norteamericano con su aclamado Sandman, y Mark Buckingham asumen el reto de continuar la saga de Miracleman tras el exitoso paso de Alan Moore. El solo intento ya les honra. Junto con Watchmen, también del genio de Northampton y Dave Gibbons, y Dark Knight, de Miller, hablamos de una de las obras que revolucionaron el panorama superheroico a finales de los ochenta. En sus páginas, Moore descompone minuciosamente la identidad de este mito a través de un análisis naturalista. Asistimos a una auténtica cosmogonía que desgrana paso a paso la psique ambivalente de un hombre hecho dios en la Tierra y la posterior conformación de su panteón de seres excepcionales por encima de las antiguas leyes de los hombres. Como hecho más novedoso, su sola presencia transforma el mundo a su imagen y semejanza. Los dioses sobre las cenizas de un Londres posapocalíptico forjarán esta Edad Dorada.

Pocas veces la elección de un título es tan emblemática. Es cierto que Gaiman y Buckingham nos presentan una sociedad idílica sin guerras, ni enfermedades o hambrunas. Pero esta perfección lo es solo en apariencia. Miracleman vela como un padre protector para conducir a sus hijos por el buen camino, sin embargo, en ningún momento llega a plantearse cómo se sienten. Esa es la única sombra en este paraíso: el conflicto humano. Lo épico se desvanece para revestir de intimismo a la obra. Ya no hay batallas cósmicas por dirimir, sino individuos confundidos por sus demonios internos y que aún no entienden los resortes que mueven esta felicidad regalada. El mismísimo Hesíodo se hubiera sentido orgulloso del regusto lírico que desprende cada viñeta.

Gaiman y Buckingham plasman los dilemas del hombre corriente. Un planteamiento sencillo pero sumamente novedoso (recordemos que se adelanta cuatro años a Marvels de Busiek y Ross) que parece querer darle la vuelta a la célebre cita de Nietzsche con la que Moore abría su particular versión de Miracleman. Ahora su «helo aquí» desnuda el alma humana. El eterno testigo de las hazañas y proezas del héroe se convierte así en el protagonista. Por suerte o por desgracia, el retrato es fidedigno. A modo de haikus modernos, los relatos autoconclusivos que conforman la obra reflejan a la perfección nuestro espíritu contradictorio y desconfiado. Ya sea con la búsqueda infructuosa de consuelo («Oración y esperanza») o cariño («A flor de piel»), ya sea tratando de superar un pasado plagado de mentiras sin cabida en este nuevo orden («Una historia de espías») o un superficial presente cargado de frustración y desidia («El cuento de Winter»), ya sea asumiendo nuestro complejo de inferioridad («El grito») o rebelándonos ante el poder establecido («Tendencias»), o ya sea recibiendo de las manos de la muerte una segunda oportunidad («Recuperación») a riesgo de desaprovecharla («Memorias del inframundo»), el que el ser humano se haya encontrado de bruces con el paraíso terrenal no significa que haya encontrado su lugar en el mismo.

Quizá se les pueda reprochar a ambos autores cierto exceso sentimental en el carnavalesco capítulo final de este primer arco argumental que inauguró su accidentada etapa en Mirademan (recordemos que del siguiente, La Edad de Plata, solo se llegaron a publicar dos números antes del cierre de Eclipse en 1993) pero el conjunto no se resiente. Los diálogos frescos y sugerentes de Gaiman y el estilo camaleónico de Buckingham ofrecen en estos seis números un amplio mosaico de la condición humana. Poco importa que hayan pasado décadas hasta su reedición por Marvel en 2015, una vez resueltos sus contenciosos legales con McFarlane. Ninguna de estas historias ha perdido un ápice de frescura ni de vigencia. Como las grandes obras artísticas resiste los avatares del tiempo sustentada en la legitimidad de un mensaje con el que cualquier lector es capaz de identificarse: encontrar la belleza por encima de todas las cosas.

Miracleman: La Edad de Oro.
Neil Gaiman (guión),
Mark Buckingham (dibujo)
y D´Israeli (color)
Panini Comics
Cartoné
208 págs.
Color

Obra relacionada:

Marvels
Kurk Busiek y Alex Ross
(Panini Comics)

Astro City
Kurt Busiek y Brent anderson
(ECC Ediciones)

Watchmen
Alan Moore y Dave Gibbons
(ECC Ediciones)

Next Men
John Byrne
(Norma Editorial)


COMICS ESENCIALES 2016 Un Anuario de ACDCÓMIC & JOT DOWN



















No hay comentarios: