viernes, 27 de octubre de 2017

La oscuridad del macartismo

JAVIER FERNÁNDEZ
27 Octubre, 2017

'JSA: La edad de oro'. James Robinson, Paul Smith. ECC. 200 páginas. 18,95 euros.

Publicada originalmente entre 1993 y 1994 como una miniserie de cuatro prestigios, JSA: La Edad de Oro fue una de las primeras producciones de la línea Elseworlds, y sigue siendo una de las mejores. Narra los oscuros años del macartismo desde el punto de vista de los héroes de la Sociedad de la Justicia de América, y lo hace en el estilo deconstructivista de Watchmen, con un tono duro y realista que resulta hoy tan impresionante como en la década de los 90. El guión es obra del gran James Robinson, quien comenzaría poco después su celebrado Starman, y los dibujos los firma un inspirado Paul Smith, especialmente brillante en el storytelling. ECC recupera ahora esta virguería, en un solo tomo y con una bonita portada nueva.


Malaga Hoy

Actualización del mito

JAVIER FERNÁNDEZ
25 Octubre, 2017

'Grandes autores de Superman: Dennis O'Neill y Curt Swan - Kryptonita nunca más'. Dennis O'Neil, Curt Swan. ECC. 192 páginas. 19,50 euros.

En 1971, quince años antes de que John Byrne plantease su exitosa actualización del mito de Superman, el editor Julius Schwartz sucedió a Mort Weisinger con el encargo de remozar el personaje y adaptarlo a los nuevos tiempos. Para ello, contó con uno de los guionistas del momento, Dennis O'Neil, que venía revolucionando el género con Neal Adams en la serie Green Lantern/Green Arrow y andaba firmando, también con Adams, el regreso de Batman a sus raíces oscuras. El apartado gráfico recayó en el dibujante por antonomasia del Hombre de Acero, el incombustible Curt Swan, embellecido por los acabados de Murphy Anderson, quizá su entintador definitivo. La tarea se limitó apenas a un arco argumental, pero qué arco argumental… Kryptonita nunca más recopila esta seminal y maravillosa etapa de Superman, un tebeo imprescindible de la bibliografía del superhéroe.


Malaga Hoy



Más Wonder Woman

JAVIER FERNÁNDEZ
25 Octubre, 2017





'Wonder Woman: Amazona. Heroína. Icono'. Robert Greenberger. ECC. 208 páginas. 25 euros.

La presencia de Wonder Woman en librerías se ha ido multiplicando en los últimos meses, y es que la pertinencia del mensaje feminista asociado al personaje se ha beneficiado de la publicidad generada por la reciente película cinematográfica, y todo junto ha sacado a la superheroína del relativo ostracismo que padecía en nuestro país. De golpe y porrazo, ECC está recuperando las etapas más sobresalientes de su trayectoria moderna en la estupenda colección Grandes autores de Wonder Woman. A la hora de escribir este artículo, el volumen más reciente de la serie es La bruja y la guerrera, segundo del fenomenal trabajo de Phil Jiménez, cuyo estilo gráfico recuerda poderosamente al de George Pérez. El tomo recopila los números 171 a 177 de Wonder Woman (2001-02), junto con el especial Wonder Woman: Our Worlds at War (2001) y relatos extraídos de los números 2 y 3 de Wonder Woman: Secret Files and Origins (1999 y 2002). A los guiones y dibujos de Jiménez, se suma el trabajo del escritor Devin Grayson y de otros artistas como Travis Moore, Cliff Chiang o Lan Medina, más las impactantes portadas de Adam Hughes, Jae Lee y Jim Lee; una gozada con argumentos cósmicos y mitológicos que contiene también un emotivo homenaje a las víctimas del 11-S.

Pero seguramente la novedad de Wonder Woman más llamativa, de todas las publicadas por ECC, sea el libro Wonder Woman: Amazona. Heroína. Icono, escrito por el especialista Robert Greenberger. Profusamente ilustrado y con tono divulgativo, el ensayo de Greenberger rehúye la estructura cronológica y, tras repasar el surgimiento del personaje en la década de 1940, se ordena en torno a las ideas centrales del discurso de su creador, William Moulton Marston, que buscaba con Wonder Woman una revolución en la representación de las mujeres en la ficción. Van numerosos ejemplos de todas las etapas del personaje, y el volumen es un auténtico festín para los sentidos y la constatación del poderío, la importancia y la vigencia de la princesa Amazona. En una sola palabra, un disfrute.

Malaga Hoy


¡Larga vida a la Legión!

La miniserie de cinco episodios reúne a las Legiones de tres realidades distintas, en lucha contra Superboy Prime y sus Supervillanos

JAVIER FERNÁNDEZ
25 Octubre, 2017

'Crisis final: La legión de tres mundos'. Geoff Johns, George Pérez. ECC. 176 páginas. 17,95 euros.

La Legión de Superhéroes fue creada por Otto Binder y Al Plastino en 1958 como parte del enriquecimiento de la mitología de Superman auspiciado por el editor Mort Weisinger. Los héroes adolescentes del siglo XXXI se presentaron en el número 247 de Adventure Comics, la cabecera protagonizada por Superboy, y siguieron asomando por diversos rincones de la franquicia del Hombre de Acero hasta que obtuvieron su propio serial, Tales of the Legion of Super-Heroes, en el número 300 de Adventure Comics (1962). Durante su primera década y media de historia, la Legión estuvo vinculada a Superboy y contó con el trabajo de escritores tan notables como Jerry Siegel, Edmond Hamilton, Jim Shooter, E. Nelson Bridell o Cary Bates, y dibujantes de la altura de John Forte, Curt Swan, Dave Cockrum o Mike Grell, que contribuyeron a convertir la serie en un título de culto. El supergrupo alzaría al fin el vuelo en solitario a finales de los años 70, de la mano del que algunos consideran su guionista definitivo, Paul Levitz, que se alió con distintos artistas, especialmente con Keith Giffen, para producir aventuras como La saga de la Gran Oscuridad, que situó a los legionarios entre los personajes más populares de DC. Desde entonces, la Legión ha conocido diversos reboots, algunos tan radicales como el Cinco años después (1989) de Giffen, con la asistencia de Tom y Mary Bierbaum, los Legionnaires (1993) de estos dos últimos o la Revolución adolescente (2005) de Mark Waid y Barry Kitson.

La historia de cualquier superhéroe clásico está llena de cambios y giros argumentales, pero la continuidad de la Legión es especialmente enrevesada, máxime si tenemos en cuenta la cantidad de personajes que integran el supergrupo, de modo que los lectores suelen sentirse apabullados a la hora de iniciarse en sus aventuras. Y es una lástima, porque esta singular space-opera compone uno de los tapices más adictivos y fascinantes del género de superhéroes, como bien saben los seguidores acérrimos de la serie. Cuando hablamos de la Legión, quizá la pregunta más repetida sea por dónde empezar a leerla, y claro está que no hay una sola respuesta. Muchos fans recomendarían la etapa de Levitz y Giffen y, otros tantos, la de Shooter y Swan, y las dos me parecen buenas opciones, aunque, si les soy sincero, yo me enganché irremediablemente gracias al maravilloso sabor pulp de las páginas de Hamilton y Forte.

Sea como sea, y aprovechando que ECC acaba de reeditar La Legión de tres mundos, hoy les ofrezco como puerta de entrada a la Legión esta miniserie de cinco episodios vinculada a Final Crisis, que cuenta con guión de Geoff Johns y dibujos de George Pérez. Tal como indica su título, el cómic reúne a las Legiones de tres realidades distintas, en lucha contra Superboy Prime y su Legión de Supervillanos, lo que sirve a Johns para homenajear la riquísima historia del supergrupo y a Pérez para ofrecer una auténtica procesión de personajes y dejarnos boquiabiertos página tras página. De verdad, les recomiendo que no se lo pierdan.

Malaga Hoy

Tirando de la manta

Craig Thompson es autor de 'Blankets', una obra maestra del cómic publicada en EEUU en 2003 de carácter autobiográfico

El artista domina la técnica de la narración y el dibujo

GERARDO MACÍAS
25 Octubre, 2017




'Blankets'. Guión y dibujos: Craig Thompson. Astiberri, 2004.

La expresión "tirar de la manta" significa destapar alguna intimidad, o a veces algún asunto vergonzoso que podría resultar comprometedor para alguien. Pero su origen no es tan evidente como puede parecer, ya que en este caso la palabra "manta" no se refiere a la pieza de lana, algodón u otro material que sirve de abrigo, principalmente en las camas.

Tras la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos en 1492, muchos emigraron al todavía independiente reino de Navarra. Sin embargo, la protección otorgada por los navarros sólo duraría hasta 1498. Así pues, los judíos del reino de Navarra tuvieron que elegir entre expatriación o conversión a la fe cristiana. Muchos optaron por permanecer en su tierra, aunque ello supusiera mudar de religión, de costumbres e, incluso, cambiar de apellidos.

Los cristianos viejos demandaban poder distinguir las familias conversas de las de los cristianos viejos. Para ello, grabaron los nombres de los judíos conversos en unos grandes lienzos ("mantas") que colgaban en iglesias. Y en ese contexto, tirar de la manta significaba investigar las posibles falsas conversiones.

Sobre mantas (esta vez sí, las de las camas) y sobre religión (aunque no la judía sino la evangélica), trata Blankets (2003), cómic autobiográfico de Craig Thompson, que cuenta su crianza en el seno de una familia evangélica hasta llegar al momento de su madurez.

Blankets es un cómic que narra la autobiografía de Craig Thompson, crecido en una pequeña comunidad rural de Wisconsin, Estados Unidos, educado por un padre severo y en un entorno enormemente religioso, y donde era objeto de burlas y abusos por parte de otros niños mayores.

El cómic se centra especialmente en la historia de la relación de Craig con su hermano menor, de su pasión por el dibujo y, sobre todo, de la historia de su romance con Raina, una chica a la que conoce siendo adolescente en una colonia de vacaciones parroquial y que será su primer amor.

Thompson cuenta su infancia y adolescencia a través del hilo conductor de las mantas (blankets, en inglés): la manta por la que luchan él y su hermano, de niños, condenados a dormir en la misma cama; la manta que Raina teje para él; la manta con la que ambos se cubren cuando están juntos, en invierno. Así pues, el autor tira de su propia manta, revelándonos sus intimidades.

El dibujo siempre está al servicio de la historia: así, por ejemplo, en las viñetas en las que Craig ve a la chica como si fuera un ángel, perfecto y sagrado; o cuando ambos duermen abrazados, envueltos en la manta que ha tejido ella.

El género de la autobiografía no es nuevo en la historieta. Hay precedentes como Robert Crumb, ya en sus primeros cómics underground de los sesenta, y aquí en España, Los cuentos del tío Vázquez, en 1958. En Blankets, el norteamericano Craig Thompson se integra en esta línea habiendo sabido interpretar perfectamente a sus precedentes y coetáneos.

Otra de las constantes utilizadas por el creador de Blankets es la visualización de lo que pasa por su mente. Thompson dibuja sus visiones como si de un elemento natural se tratase a lo largo de todo su relato. Para ello, busca una cierta disfunción gráfica en su estilo, llevándolo a un expresionismo casi goyesco, que trasluce no sólo sus dudas, sino sus tormentos interiores.

Thompson es un autor joven que domina bien la técnica de la narración y el dibujo. Thompson ama tanto a sus personajes que, a veces, le falta distanciarse de ellos para conseguir un relato más contundente, más irónico, más mordaz.

Blankets es una obra maestra del cómic por sí misma. No caigamos en el error de pensar que el cómic es el puente entre libros de ilustración y literatura; la historieta es un medio de comunicación con una técnica y un lenguaje propios.

Craig Thompson (1975) es un destacado representante de la nueva historieta estadounidense. Su obra más reconocida es Blankets, publicada originalmente en Estados Unidos en 2003 y traducida al castellano y al catalán en 2004 por la editorial española Astiberri. Destaca también su álbum Habibi, obra inspirada en el mundo árabe. Craig Thompson ha recibido cuatro premios Harvey, dos premios Eisner y dos premios Ignatz, los galardones historietísticos más prestigiosos de su país.


Malaga Hoy


Hambre de aventura Lucía Etxebarria



Grandes Héroes del Comic Nº 20- Corto Maltés


La gente tiende a idealizar la vida en una familia numerosa, pensando que se trata de una existencia idílica al estilo Sonrisas y Lágrimas, con un montón de adorables pequeñuelos conviviendo en perfecta sinergia, siempre dispuestos a ayudarse y protegerse, cuando no a cantar bonitas canciones tirolesas a coro y a capella. Poco sabe esa gente de lo que es vivir en perpetua competencia: competencia por el espacio (el exiguo espacio que te corresponde en una habitación compartida -a veces a tres- en la que hay que defender con uñas y dientes el escaso territorio que te corresponde: tu cama, tu mesilla, tu parte del armario y tus dos cajones); por la comida (hasta el extremo de llegar a contar los boquerones que vienen en la bandeja y dividirlos entre siete para poder pelear con conocimiento de causa por la parte exacta que te corresponde); por el turno de la ducha, por las atenciones de tu madre, por todo. Quizá a veces un vástago de familia numerosa se pueda llegar a sentir mucho más solo viviendo en una casa atestada que un hijo único,a quien yo siempre imaginé como un príncipe feliz que disfrutaba de un cuarto enorme para él solo, de todos los croissants
que quisiera para desayunar y del afecto sólido y constante de una madre solícita y siempre dispuesta a escucharle.

Desde luego,yo siempre pensé que si alguna vez tenía hijos serían, como mucho, dos, autovaticinio o autopromesa que va camino de cumplirse,y cuando era niña, por mucho que quisiera a mis hermanos, que los quería, no le encontraba ninguna ventaja al hecho de tener tantos. Aunque las hubo, y muchas. Por ejemplo, si no hubiera tenido hermanos mayores ¿habría yo conocido a Corto Maltes? Probablemente sí, pero mucho más tarde, no a los ocho años.

El cuarto de mis dos hermanos se presenta, en mi recuerdo, como un idílico territorio de infancia, un edén de placeres,el paraíso escondido dentro de un piso por lo demás muy poco paradisíaco. En mi casa había cuatro dormitorios: padres, tres chicas,dos chicos, dos niñas, y el de los chicos era el único que no estaba decorado según el gusto de mi madre, que no es que fuera malo, pero se resentía un poco de la larga estancia vivida en Inglaterra, con una propensión a los colores pastelera los motivos florales y a los estampados de Laura Ashley que, en plenos años setenta de jipismo y psicodelia, a veces podía resultar un poco empalagosa. Al cuarto de mis hermanos, sin embargo, no había llegado ningún aire de campiña inglesa. Ni el aire ni el aroma, porque allí, en lugar de reconocer la esencia floral con la que mi madre solía ambientar la casa (influencia británica también: los centros de olor venían de Marks and Spencer en Londres), se respiraba un intenso aroma a incienso, que intentaba malamente esconder el tufo subterráneo a marihuana. El dormitorio estaba sobriamente amueblado con una moqueta color beige constelada de quemaduras, una mesa de madera lisa, y una cama nido (o sea, dos camas, una plegable encajada debajo de la otra) cubierta con una colcha color tabaco, y empapelado de posters hasta el techo (literalmente: si te tumbabas en la cama podías ver el rostro de una Marilyn joven y lánguida contemplándote como si estuviera a punto de caer sobre ti). En las paredes había estanterías forradas de libros amontonados unos sobre otros, y bajo la mesa había, amontonadas unas sobre otras, varias cajas de embalar. La mayoría estaban repletas de discos, y unas cuantas de cómics.
 
Igual que en mi casa jamás se me prohibió el acceso a ningún libro por mucho que no resultase apropiado para mi edad (y es así como, según ya he contado alguna vez, me leí el Kamasutra a los once años, sin enterarme de nada de lo que iba,y creyendo vagamente que tenía que ver con los animales), tampoco se me vetaba la lectura de los cómics, siempre y cuando los leyera cuando mis hermanos no estuvieran en casa y los dejara después en su sitio (es decir, estoy segura de que ellos sabían que los leía, pero se hacían los longuis). Los Tintines y los Asterix, heredados a través de varias generaciones desde mi hermana la mayor, eran cómics para niños, y como tales, se guar-daban en mi cuarto. Pero los álbumes de mis hermanos no tenían nada que ver. Primero, por la forma: los caracteres no estaban tan infantilizados,y los protagonistas no se representaban a través de caricaturas de personas, sino con retratos. Y las historias tampoco eran precisamente para niños. Allí cabían el sexo, la tragedia, la venganza, los celos, las incursiones en mundos oníricos, la ciencia ficción. Los autores favoritos de mis hermanos eran, según recuerdo, Richard Corben, Moebius, Guido Crepax, Carlos Giménez, Will Eisnery Hugo Pratt.Es decir, que allí no cabían ni cómics de la Marvel ni de superhéroes en general, sino que gustaban más bien las historias literarias. Porque, aunque haya quien no esté convencido, un buen cómic puede ser literatura. De hecho, Umberto Eco dijo de Hugo Pratt, el creador de Corto Maltes, que había sido "el Salgari del siglo XX" pero que "al contrario que Salgari, Hugo Pratt escribía bien". Al mismo Hugo Pratt le gustaba decir que se consideraba un novelista que incluía dibujos en lugar de descripciones. Y es cierto que sus historias tienen unas estructuras perfectamente equilibradas que para sí las querrían construir muchos de los que hoy se llaman grandes narradores de nuestro tiempo, como también es cierto que se nutren de fuentes literarias clásicas: de los grandes narradores de aventuras como Stevenson, Conrad, Hawthorne, Jack London, Ridder Haggard, Dumas, Fenimore Cooper, Zane Grey,y de los poetas malditos como Villon, Baudelaire, Apollinaire, Huysmans, Rilke y otras bestias sagradas del simbolismo.

Corto, para colmo, tenía un aire a mí hermano Nacho, que también lucía entonces patillamen hasta la mandíbula y abundante y juvenil pelambrera desgreñada y rizada. (El pendiente de marinero se lo tuvo que quitar ente las enérgicas protestas de mi padre, que puso el grito en el cielo,y en cuya casa, a fin de cuentas, vivía).Y, como mi hermano, Corto era un tipo irónico, aparentemente desapegado pero con un fondo sensible, y refractario a cualquier ideología que no fuese libertaria. Y quizá sea por eso, pues mi hermano siempre gozó de fama de guapo y pintón entre las féminas del barrio, por lo que, después de la Valentina de Crepax, que siempre fue mi favorita, Corto figure, junto con Spirit, entre mis grandes mitos eróticos del cómic, honor al que ningún Batman,Spiderman o superhéroe justiciero yanqui de malla ajustada podrán aspirar jamás. Mito inalcanzable, por supuesto, como todos los mitos, no sólo porque estaba hecho de papel y tinta en lugar de carne y hueso, sino porque, aunque a Corto se le conocieron muchas historias de amor, nunca llegó a consumarlas,y él mismo decía que las mujeres serían maravillosas si pudiéramos caer en su corazón en lugar de en sus brazos". Así que siempre quedará Corto, como todos los grandes amores, en ese rincón de la memoria que se destina a los sueños imposibles. Porque en cierto modo, a mí me pasa como a Corto: en cuanto consigo lo que quiero pierdo repentinamente el interés y me devora el cuerpo el hambre de aventura. Aunque las mías sean más domésticas y no me haga falta recorrerme los siete mares para encontrarlas.

Lucía Etxebarria es escritora y ha publicado, entre otros libros Amor, curiosidad, prozac y dudas; Beatriz y los cuerpos celestes; De todo lo visible y lo invisible y Una historia de amor como otra cualquiera.




jueves, 26 de octubre de 2017

La muerte de Superman Espido Freire



Grandes Heroes del Comic Nº 11- Superman



El cómic, desencuadernado y manchado por las moscas, aún debe de pudrirse en el desván de la casa de mis abuelos. La última vez que lo vi, hará cinco años, mientras salvaba algunos libros de la humedad y del silencio, las hojas estaban combadas y renegridas, y decidí dejarlo allí, como se hace con las leyendas de los héroes olvidados que regresarán algún día para salvarnos.

La historia de Superman llegó a mi primo como uno de tantos regalos de verano, libros, sobre todo; le gustaba leer, cada vez podía moverse menos, y los mayores no se rompían demasiado la cabeza con los niños. Él era generoso con sus cosas, no tenía con quién hablar de sus historias como no fuera conmigo, y en las tardes inacabables de verano, mientras los mayores dormían la siesta, yo conducía su silla de ruedas hasta la sombra del manzano y allí leíamos los dos, en silencio, con una seriedad adulta, compitiendo por memorizar argumentos, por inventar luego juegos en los que los libros ya no contaban. Los devorábamos, extraíamos de ellos la savia y los abandonábamos secos y sin interés.

Pero Superman era otra cosa. No pertenecíamos a la generación que creció con el mito, el Ciclón de Krypton, los tebeos comprados por céntimos en el kiosko, ni tampoco continuamos leyendo su historia cuando abandonamos la niñez. De hecho, leer cómics resultaba ligeramente anticuado, sólo nosotros en nuestro entorno conocíamos al Jabato, al Guerrero del Antifaz, a Roberto Alcázar. Más tarde llegó Spiderman, siempre por las series de dibujos animados aterrizaron los bellos mutantes de la Patrulla X. 

Para nosotros, Superman comenzaba y acababa en aquel libro, que recogía historias de los años cincuenta y ordenaba los hechos cronológicamente. Seguíamos al superhéroe desde.que era un niño, le veíamos aprender a volar, observábamos la ingenuidad de Luisa Lañe, con sus elegantes trajes sastre de la época, hasta que llegábamos a las historietas que más me gustaban: las que narraban lo más cercano a un devaneo amoroso que íbamos a presenciar: "La novia provinciana de Superman" y "La boda de Superman con Luisa Lane".

Superman dividía el mundo en buenos y malos, y resultaba evidente con quién estábamos alineados los niños Freire,que matábamos moscas con el afán justiciero de los que se creen en posesión de la verdad y con la crueldad descarnada que aflora a los nueve años. Vivíamos en ese mundo en compañía de Superman, de Flash Gordon y de Michael Knight,que conducía su coche fantástico en las tardes calurosas de agosto y siesta. Queríamos ser ellos, éramos ellos, volábamos, dábamos puñetazos a los villanos, poseíamos rayos equis en los ojos y aún no nos habíamos dado cuenta de que yo era una niña y de que mi primo no saldría jamás de su silla de ruedas. En los años de las promesas, aún creíamos que cuando creciéramos podríamos ser lo que quisiéramos,yo astronauta y mi primo constructor de naves espaciales,yo poeta y él el científico que inventara la máquina del tiempo, siempre huyendo los dos, escapando de los mayores, la siesta, la enfermedad y la prisión de la infancia, sintiendo que éramos, como Superman, extraterrestres.

Durante el resto del año Superman se adormecía en un sueño de kriptonita, mientras yo asistía a la escuela, estudiaba solfeo y cambiaba de mes en mes cartas con mi primo, que se quedaba en el campo, sin colegio, sin compañeros, con los libros y las historias que había recolectado en verano y con los planos de las naves espaciales. En una ocasión, el héroe regresó; mi hermana me llevó a ver la película, la segunda parte de Superman, donde un Christopher Reeve guapísimo y de ojos de zafiro renunciaba a sus poderes para pasar la noche con Lois. La fascinación por Superman, al que nunca más pude poner otro rostro, llegó a su punto culminante: compraba la bebida que regalaba puntos Superman,escribía historias sobre Superman, e incluso se me pasó por la mente robarle el libro de cómics a mi primo.

Pero los años borran todas las pasiones, y de pronto crecimos, y nos interesaban más las plantas que los héroes con capa, los tenistas que los actores, hacer antes que imaginar. Yo era una niña y sospechaba que no encontraría a nadie que me salvara de los villanos.Y él se enfrentaba a una existencia en la que cada año era un regalo, en que había que alegrarse porque aún conservara movilidad en la mano izquierda y pudiera usar un ordenador.Ya no existían consuelos, sólo aficiones, sólo modos de matar el tiempo hasta que acabara matándonos.

Mi primo murió el mismo año en que murió Superman. Debí adivinar las señales, unos días antes habían narrado en los telediarios su muerte a manos de Doomsday, la mañana en la que murió yo me había acercado a un mercadillo donde vendían cómics destrozados del hombre de acero. El mundo se emborronó, mi primo moría a los veinticuatro injustos años,yo continuaba viva, de pronto Christopher Reeve caía de un caballo y terminaba también en una silla de ruedas. Las historias se convertían en una sola historia, sueños con volar, y hombres inmóviles, todo lo mismo, había ocurrido ya, continuaría ocurriendo.

No me engañaron cuando Superman reapareció. Fuera quien fuese, no era ya mi héroe. Mi héroe volaba, y había muerto, no había volado nunca y había muerto, apenas tuvo tiempo para caminar y había muerto. Ya no merecía la pena inventar mundos felices ni superhombres justicieros. Las historias iban a ser, desde aquel momento, únicamente para mí, que ya no pensaba en convertirme en astronauta, que no podría ser poeta. Los superhéroes se sienten muy solos bajo las gafas y un nombre inventado.
 
Espido Freiré es escritora. Ha publicado, entre otros libros. Irlanda, Melocotones helados y Diabulus in música. Su página web es www.espidofreire.com.

El vengador dorado Un apunte sentimental por Montero Glez



Grandes Heroes del Comic Nº 17- Iron Man


Tony Stark, millonetis y guaperas, tiene en su haber más líos de faldas que todos los demás superhéroes juntos. Vamos a recordar algunos, como aquel que mantuvo al principio de su carrera con una mujer de buena familia y cara de lata, hija del Conde Nefaria y conocedora del secreto más preciado de nuestro amigo. El mismo Tony Stark se lo desvelaría en una viñeta alargada y en cuatricromía. Fue una noche de luna fecunda en la que ambos se juraron amor eterno."Llegaste tú,y trajiste a mi alma un calor como yo nunca había conocido", le suelta ella a corta distancia de la boca.

Los dibujantes de entonces crearon a una mujer dotada para la acción, traje untado al cuerpo, botas altas y cinturón reglamentario."Aunque yo no podía ni quería estar contigo, no veía razón para que otra pudiera estarlo", le confiesa a nuestro amigo esta maligna y secreta mujer, disimulada bajo una máscara y con ganas de dar guerra. Madame Masque, así se llamaba según traducción de entonces, abrirá un hueco tan importante en la vida de Tony, que éste no lo llenará ni dándose a la bebida. Y es que, en el fondo, estamos ante un romántico; un hermoso y un maldito que diría Scott Fitzgerald.

Otra mujer fatal que marcaría a nuestro amigo será Natasha Romanoff, la Viuda Negra. Sucedió en plena Guerra Fría. Se trataba de una espía comunista que intentó buscarle las cosquillas. Pero no era una parias, ni muchísimo menos. Al igual que la antes citada, venía de buena familia; la sangre azul y la piel transparente.Tony Stark, el irresistible playboy, nunca pudo conquistarla. Hay un momento en sus vidas en el que se aprecia un arrimo, una aproximación. Y es cuando ella se siente engañada por su propio país y descubre que la KGB ha sido responsable de la muerte de su marido, y por lo mismo responsable de su viudez.Y es entonces cuando se traslada a los USA a vivir.Y aquí se desmelena y se viste con un traje ceñido al cuerpo, de esos que realzan su figura. Natasha no ha perdido su boca de pantera,tampoco la manera de hacer daño.Y Tony Stark se quedará a verlas venir cuando la rusa pase de largo y se ponga a hacer migas con otro de Los Vengadores: El Capitán América.Y ahora, después de este apunte sentimental, hablemos del secreto más preciado de Tony Stark.

Se trata de un traje de metal dorado y rojo, tras el cual oculta su verdadera identidad. Pero no es un traje cualquiera, no se vayan a creer, es más bien una armadura de combate lo que se planta Tony Stark cada vez que la injusticia se asoma a nuestro injusto mundo. Recordemos que Tony Stark es un multimillonario norteamericano y un lumbreras para todo lo que sean los cacharritos y la robótica. Acaba de heredar la fortuna que sus padres le han dejado tras perder la vida en un accidente de automóvil.Y aquello que tienen los ricos de limpiarse la conciencia haciendo de hermanitas de la caridad,Tony Stark lo tiene a lo grande. Es un superhéroe y lo demuestra en cada viñeta, en cada combate y en cada mandoble.
 
En los cuarenta años que han pasado desde su creación, a Iron Man le ha pasado de todo. Además del ya citado problema de alcoholismo, ha sufrido enfermedades diversas, tales como un cáncer o un páralis, enfermedad ésta que en un principio le dejó inmóvil y de la que posteriormente se recuperó; y eso sin contar las veces que ha muerto y resucitado, pues han sido numerosas como en todo personaje de la Marvel que se precie después de tantos años. Cada día que pasa está más joven y aquel bigotón de seductor que se gastaba en las primeras viñetas junto a los impagables trajes de tres piezas setenteros, han dado paso a un Tony Stark más cercano a la expresión nipona. Ahora luce perilla y viste ropa de esa que llaman de espor. Sigue siendo miembro fundador de Los Vengadores y, a veces, en sus momentos más melancólicos, sale a la ventana de su despacho y pierde la mirada en el horizonte. Es entonces cuando piensa en Natasha Romanoff,o en aquella otra mujer de cuyo nombre ya no guarda memoria.

Montero Glez nació en Madrid en 1965 y ha publicado las novelas Sed de Champán y Cuando la noche obliga.



domingo, 22 de octubre de 2017

Un superhéroe de carne y hueso José Ángel Mañas





Grandes Heroes del Comic Nº 1 - Spiderman
Una producción de Comics Forum para el diario EL MUNDO
Año 2003 Planeta DeAgostini y EL MUNDO


 El de los superhéroes es un mundo peculiar y muy americano que suele interpelar a sensibilidades adolescentes, en general individualistas y agresivas. Hay un evidente deseo esquizofrénico de ser otro en esa costumbre de enmascararse y construir una identidad secreta para ir a partirles la cara a los villanos. Además, las historias de estos héroes que han decidido tomarse la justicia por su mano fomentan la sensación de que no sólo no hay ayuda posible en la lucha singular contra el Mal sino que encima la única recompensa por salvar al mundo es una bronca por haber llegado tarde al cumpleaños de tu tía May; y la apología de la violencia como único antídoto contra el crimen tiene un tufillo algo facha que emparenta lejanamente a nuestros justicieros enmascarados con otros productos estrambóticos del imaginario norteamericano como pueden ser el Ku Klux Klan o el propio Rambo. ¿Explica eso que sea un mundo especialmente atractivo para adolescentes? Pues claro. ¿Quién no ha soñado alguna vez con tener superpoderes y zurrarles la badana a los cuatro supercretinos que imponen su ley en el patio del colegio? K. Dick, que entendía de estas psicologías, tiene un relato sobre un engendro sin brazos ni piernas, un paria, vamos, que sueña con un mundo futuro en el que será todopoderoso; esa "voluntad de poder" es efectivamente sintomática de una personalidad victimista, categoría en que podría incluirse al freakie y paranoico fan de ciertos cómics de superhéroes que hemos sido muchos.

El éxito de este universo gráfico explica la proliferación hasta la náusea de infinitas y a veces muy imaginativas variantes de Superman. Entre ellos, Spiderman ocupa un lugar privilegiado y posiblemente único. Marca, con respecto a sus antecesores, la irrupción del realismo, uno de los caballos de batalla de su guionista Stan Lee. Spiderman fue cabeza de cartel de una nueva generación de superhéroes de la Marvel que pretende alejarse de sus abstractos precursores. Es un héroe de carne y hueso, que tiene, en palabras de su creador, pies de barro detrás del disfraz,y problemas emocionales y cotidianos como cualquier hijo de vecino. Abstracción, realismo y parodia parecen marcar la evolución natural de cualquier género. Bond-Smiley-Johnny English, por ejemplo, es una tríada equiparable a la que forman Superman, Spiderman y Super López. Yo hablaría también de juventud, madurez y decadencia.
 
En la relectura que hizo Stan Lee del mundo de los superhéroes los problemas personales de Peter Parker ocupan casi tanto espacio y pesan bastante más en la balanza que las aventuras propiamente dichas de Spiderman. Quizás la mayor virtud de sus guiones sea justamente que interesan más los catarros y los asuntos sentimentales de Parker que sus trifulcas con los supervillanos de turno. Es en ese sentido en el que se podría tildar a Spidey de antisuperhéroe y acusar a su creador de hacer auténtico arte aunque sin faltarle nunca al respeto a la idiosincrasia del género. No olvidemos que superhéroes, vampiros, gángsters y animales fabulosos son sólo máscaras más o menos llamativas que permiten a un artista hacer observaciones sobre la vida y la naturaleza humana, y de eso Stan Lee sabe un rato.

Las mejores historietas de Spiderman demuestran una tremenda humanidad,y además un profundo civismo,yo diría que característicamente americano. Lo sintetiza la fórmula: "un gran poder implica una gran responsabilidad". Uno puede tomársela a guasa, pero no estoy seguro de que sea mucho peor que pongamos por caso "conócete a ti mismo". Puede hasta ser uno de los mejores eslóganes morales de los últimos tiempos. Pensemos, además, como recuerda Valéry, que muchos pensadores no pasan a la historia por ser incapaces de encontrar un buen aforismo que sintetice su filosofía.

Dado que el de Stan Lee es un pensamiento esencialmente narrativo, la visión de mundo que vehicula su conocida frase toma cuerpo de forma ejemplar en la anécdota seminal de la serie. Recién estrenados traje y poderes, Spiderman anda ganándose unas pesetillas a base de exhibirse en conocidos programas de televisión, cuando al salir de un estudio de grabación deja escapar a un ladronzuelo con quien se cruza en el pasillo. "Detener chorizos no es digno de un artista", piensa convencido. Las consecuencias son dramáticas: aquel criminal será justamente quien acabe matando, esa misma noche, a su querido tío Ben. ¿Se os ocurre una denostación más efectiva de la pasividad? ¿No hay en esta sencilla historia más persuasión que en muchas de esas arengas con las que Sartre exhortaba a los artistas a pasar a la acción?

El problema con las diversas adaptaciones a la televisión y al cine es que todas se quedan con el aspecto folclórico del personaje, con su pijama colorido y demás parafernalia kitsch, con lo que igual hubiera dado un Spiderman que un Superman.Sam Raimi, en cambio, ha intentado rescatar algo de la profundidad psicológica del Parker original,y ha acertado en muchos aspectos, incluido el casting, pero ha pecado de excesivamente ambicioso al querer concentrar en dos horas la esencia de las ciento y pico aventuras de Spiderman, riquísimas en personajes y situaciones dramáticas: no se puede sintetizar una mini Comedia Humana en una única película, y el resultado es necesariamente insatisfactorio, por lo esquemático. Afortunadamente,a los nostálgicos del personaje concebido por Lee y dibujado por Ditko siempre les queda la posibilidad de volver a releer los episodios originales de la serie. Disfrutadlos.

José Ángel Mañas es escritor. Se dio a conocer en 1994 con Historias del Kronen.Su última obra publicada es Mundo burbuja.





sábado, 21 de octubre de 2017

Batman sigue vivo por Nicolás Casariego

BATMAN



Grande Héroes del Comic Nº 5- Batman
Una producción de Norma Editorial para el diario EL MUNDO
Año 2003 


¿Qué preferiría ser, un héroe de novela, o bien de cómic? Si no desea un ritmo frenético y sí cierta coherencia en su vida, parece obvio que debe elegir ser un personaje de novela. Lo más probable es que su existencia, torturada o no, se reduzca a un solo libro, y si pertenece a una serie de novelas, como, por ejemplo, las del detective Hércules Poirot, será tratado con respeto por el autor y el salto al cine no será siempre traumático, porque en el peor de los casos no se enterará casi nadie. Pero si le atrae una vida agitada, una personalidad múltiple, si le gusta ser mimado o martirizado por muchas personas diferentes -guionistas, entintadores, dibujantes, editores, lectores, fanáticos, espectadores y niños de compras en grandes superficies-, entonces, láncese a ser superhéroe de cómic. Por ejemplo, sea Batman, el hombre murciélago, uno de los más longevos y famosos, que cuenta con casi dos millones de entradas en el buscador de internet por antonomasia, el Google.

Batman nació de la mano del norteamericano Bob Kane en 1939. Sus dibujos algo bastos de un hombre disfrazado de murciélago dieron el pistoletazo de salida, y el personaje se ganó pronto un puesto de honor en la editorial DC Comics. A partir de entonces y hasta hoy, Batman ha sido el protagonista o la estrella invitada de una extensa lista de publicaciones creadas por otra larga lista de autores. Porque, ¿quién es Batman? Trataré de resumir su biografía oficial sin ofender a sus seguidores, que son muchos y bien informados.

Bruce Wayne, un niño de familia adinerada, queda profundamente impresionado durante un paseo por su finca al entrar en una cueva repleta de murciélagos. Años más tarde sus padres son asesinados por un maleante en su presencia. Bruce jura luchar contra el crimen junto a la tumba de sus progenitores, y se entrena para tan ardua tarea durante su adolescencia y juventud, visitas incluidas a monjes tibetanos. Cuando comienza su cruzada en la ciudad imaginaria de Gotham, se da cuenta de que le falta algo: necesita crear un personaje que inspire temor a los delincuentes, una imagen poderosa que les aterrorice, un alter ego. Entonces recuerda su encuentro infantil con los murciélagos, diseña un disfraz con capucha y capa que imita las formas del inquietante mamífero volador, y elige como colores el azul y el gris. Pronto se corre la voz en los bajos fondos de Gotham City: de la noche ha surgido un justiciero enmascarado, Batman.

Así, el ciudadano Bruce Wayne, un filántropo que dirige un poderoso grupo empresarial de su propiedad, esconde en su mansión el cuartel general del superhéroe, la Baticueva,desde la que,cuando suena la señal de alarma -Batiseñal-sale en el Batimóvil a resolver los batientuertos que se le presentan. A Batman, implacable, no le tiembla la mano a la hora de castigar cualquier delito: el mundo es un caos, y él pone orden. En el universo gótico de Gotham, él es una criatura de la noche, misterioso, solitario y oscuro, un habitante de las sombras. No dispone de superpoderes. Es fuerte, ágil, decidido, inteligente, astuto, inmensamente rico, dispone de un cinturón repleto de cuerdas, sofisticados aparatos y armas, pero, a fin de cuentas, es sólo un hombre, mortal y limitado como usted y como yo -es un decir-. Ésta es una de las razones por las que podría escoger ser Batman entre toda la legión de superhéroes. Batman, siendo humano, ha sobrevivido más de sesenta años como personaje puntero del cómic. No es como Superman, que vuela, tiene un aliento devastador y tuvo que dejarse matar para no caer en el olvido.Tampoco es como los mutantes de la Patrulla X, que no tienen que justificar sus extraños poderes, ni como Hulk, la Masa, ni como el mismísimo Spiderman. Al leer la llíada, ¿con quién se quedó? ¿Con Héctor, el héroe común, víctima de la ilusión, o con Aquiles, hijo de diosa, mágico y clarividente? Yo preferí a Héctor.

Más razones: si se convierte en Batman, dispondrá de Alfred Pennyworth, mayordomo de origen inglés que, aunque no atesore la prestancia ni el humor de los de Woodehouse, además de un confidente fiel, es actor, armero y mecánico. Que no es poco hoy en día. Y como compañero de aventuras y protegido, tendrá a Robin, un sagaz acróbata armado de bastón cuyo disfraz ha escondido, no a una, sino a tres personas diferentes a lo largo de la serie. ¿Y quiénes serán sus enemigos? Sobre todo, psicópatas del nivel del Joker, Pingüino o Sombrero Loco, tan atractivos como mortíferos. Y como guinda se enfrentará con la mujer más hermosa y felina de los cómics, Catwoman, con la que experimentará una relación tempestuosa de amor y odio digna del más osado folletín.

Pero también hay malas noticias. Como Batman, deberá estar dispuesto a que le humillen, prostituyan, psicoanalicen y ninguneen. La vida no es un camino de rosas. Va a ser víctima, en ocasiones, de guionistas, entintadores y dibujantes mediocres. Va a protagonizar una serie de televisión, Batman (1966), en la que se le parodia sin compasión. Se las verá con Drácula -muy ingenioso, murciélago contra vampiro- en una sórdida producción filipina, Batman fights Dracula (1967). Comprobará que hay un guión cinematográfico colgado en la red con el sugerente título de Batman sucks forever. Tras disfrutar con dos muy dignas películas del director Tim Burton -Batman (1989) y Batman vuelve (1992)-, caerá en manos de Joel Schumacher, que no llegará al nivel del anterior en Batman forever (1995) y Batman y Robin (1997). Luchará en juegos de ordenador; será muñeco de plástico chupado, mordido y torturado por niños de los cinco continentes; pasará de mano en mano como cromo; y será toalla en las playas más turísticas del planeta. Así es la vida de un superhéroe. Usted verá.

Y donde hay que buscar al verdadero Batman, al original -si es que existe- es en el cómic, un producto de la llamada sub-cultura que quizá ya va siendo hora de que sea considerado parte de nuestra cultura, sin prefijos ni prejuicios.


Nicolás Casariego es escritor y ha publicado La noche de las doscientas estrellas, Dime cinco cosas que quieres que te haga y Héroes y antihéroes en la literatura.




MUSEO ABC: HISTORIETAS DEL TEBEO, 1917—1977 31 OCT 2017 — 04 FEB 2018

No se me ocurre un comentario mejor para informar del proximo evento del Museo ABC en Madrid que poniendo el texto que aparece en su página web, exceptuando claro la envidia que me corroe como el ácido. A disfrutarlo, además parece que la capital está enseñando el comic a un nivel impensable hace unos años, porque otro lugar interesante es el Museo Reina Sofia donde expondrán Krazy Kat de Herriman. Lo dicho, a disfrutarlo.


HISTORIETAS DEL TEBEO, 1917—1977
31 OCT 2017 — 04 FEB 2018

A través de viñetas y bocadillos se muestra en el Museo ABC la evolución del tebeo a lo largo de casi todo el siglo XX. Un recorrido histórico que sirve para recordar las aventuras y los personajes con los que crecieron y rieron varias generaciones de niños españoles y que ahora son claves en nuestra cultura y patrimonio gráfico, desde Pulgarcito y Mickey hasta El Capitán Trueno o Mortadelo y Filemón.

Partiendo de 300 obras (180 dibujos originales y 120 revistas) se expone la historia de los tebeos, su aparición, su consolidación como género literario, cómo aficionaron a los niños y niñas (desde las aventuras del oeste, a las novelas de amor o los tebeos de héroes) y se responde a la gran pregunta de qué es un tebeo.

Historietas del tebeo 1917-1977 es una exposición sobre los tebeos españoles, y, más concretamente, sobre aquellos que se publicaron entre 1917 y 1977. ¿Por qué esas fechas? Porque en 1917 nace la revista TBO, que marcará profundamente la terminología del medio, y porque en 1977, ya en democracia, aparece la revista Totem, que propone el salto definitivo a los cómics para adultos, publicando aquellas historietas europeas y latinoamericanas que marcaron la madurez del medio en los años sesenta y setenta.

Esta amplia y compleja historia se ha estructurado en tres partes claramente diferenciadas. Una cronología donde se ponen de manifiesto los orígenes de esos tebeos, y donde se sitúa tanto la progresión de la industria como su entorno. El apartado «Géneros, personajes y autores» repasa los géneros de la historieta española: los tebeos humorísticos, de aventuras, románticos, oficiales (los editados por instituciones políticas y religiosas), los cómics para adultos… La tercera parte «Intimidades del tebeo» está dedicada a la confección y formatos de los tebeos; revisaremos los almanaques, las ediciones españolas de tebeos extranjeros, las novelas gráficas, el boom del cómic para adultos y aquellos tebeos que hemos calificado como raros, básicamente por tratarse de ediciones singulares, minoritarias y de corta vida.

Información sobre talleres

Bajo el título Viñetas y bocadillos el programa «El club de los sábados» dedica dos visitas-taller a la exposición para familias con niños de 6 a 12 años.
Sábados 18.11 / 16.12. 2017/ 17 – 19 h


MUSEO ABC
Amaniel 29-31. 28015 Madrid
T. +34 91 758 83 79
info_museo@abc.es


A todo trapo contra el César

La exitosa serie creada por Gosciny y Uderzo se prolonga por tercera vez gracias al guionista Jean-Yves Ferri y el dibujante Didier Conrad, autores de 'Astérix en Italia', que hoy sale a la venta

FRANCISCO CAMERO
París enviado especial, 19 Octubre, 2017






¿Quién, aquí o allá, antes o después, no se ha sentido rodeado de hostiles tropas de romanos? Leyendo las aventuras de Astérix y su inseparable Obélix, a estas alturas casi más instituciones culturales y sentimentales que meros protagonistas de un cómic, todos somos irreductibles galos. Nobles, fuertes, rebeldes, cargados de razón. Y divertidos. En esta clave entienden el formidable y perdurable éxito de la serie creada por René Gosciny y Albert Uderzo los responsables de prolongarla, el guionista Jean-Yves Ferri y el dibujante Didier Conrad, autores de Astérix en Italia, nuevo álbum que sale a la venta hoy mismo.

Es su tercer trabajo conjunto, tras Astérix y los pictos (2013) y El papiro del César (2015), y el trigésimo séptimo de la saga, que Uderzo continuó en solitario tras la muerte de Gosciny en 1977 hasta que decidió abandonar los lápices y dejar la continuidad del proyecto en manos de colegas más jóvenes y briosos.

"A los legionarios ya los conocemos, desde siempre, y tocaba enseñarle a Obélix que en Italia no sólo existía Roma, algo que ha estado escondido aunque a la vista en casi todas las anteriores entregas", explicaba ayer Ferri en las oficinas de la editorial Hachette en París (en España lo publica Salvat). Esta vez, son el pequeño guerrero del gorro alado y su dilecto repartidor de menhires y sopapos los que van a tocarle las narices a sus enemigos en su propia casa, atraídos por la Copa Transitálica, una carrera de cuadrigas que organiza el César para proclamar urbi et orbe la excelencia de las vías romanas y reforzar la reputación de su Imperio.

Y allí se plantarán Astérix, Obélix y el perrito Ideáfix, surcando las imperiales calzadas en un carro con forma de gallo, símbolo por excelencia de su tierra: eh, aquí están los galos. Pero cuidado: también los vénetos, los etruscos, los oscos, los umbros, mesapios y apulios, pueblos de la Península Itálica hostiles a la autoridad de Roma, y también los persas, los sármatas y hasta los portugueses, bien es cierto que un tanto indolentes, capitaneados por Vinhoverde. Todos los representantes de los pueblos del Mundo Conocido quieren brillar, y de paso, mucho mejor aún, burlarse del César en su cara, y por eso en representación de éste concursa un misterioso y escurridizo piloto que durante toda la ruta, desde los Alpes hasta el Vesubio, con paradas en las actuales Parma, Siena, Florencia o una Venecia en proceso de construcción, no escatimará en artimañas y malas artes para salir vencedor a toda costa.




"Procuramos olvidarnos de la presión, aunque es difícil, es obvio. Pero en la medida de lo posible centramos todas nuestras energías en el álbum en sí", dice Ferri, consciente como su compañero de que las cifras de la serie, que ha vendido más de 370 millones de ejemplares desde la primera aparición de los personajes de Gosciny y Uderzo en 1959, le provocaría temblor de piernas al más arrojado. Pero era, como suele decirse, una de esas ofertas que no se pueden rechazar; no sólo en el aspecto económico, aseguran los dos, que literalmente se criaron leyendo estos cómics.

"Cuando me lo propusieron, me quedé desconcertado. El impulso primero fue decir que no, entre otros motivos porque era consciente de que, en fin, iba a ser prácticamente imposible cumplir con las expectativas. Pero por otro lado... ¡venga!, ¿Astérix?, tenía un lado muy divertido aceptarlo", cuenta Ferri. "Yo, al principio, hasta me sentí molesto. De hecho -confiesa Conrad- no he dibujado otra cosa desde entonces, implicarme en la serie ha anulado el resto de mi producción propia. Pero llegué en su momento a la conclusion de que tampoco quería convertirme en El Tío Conocido Por Haber Rechazado Dibujar a Astérix".

"Es como cuando se habla un idioma extranjero", continúa el dibujante. "Uno siempre puede expresarse en otro idioma, lo cual, de hecho, es enriquecedor porque te ayuda a entender maneras de pensar diferentes. Exige tiempo, y al igual que ocurre cuando uno todavía no domina otro idioma, al principio se tiene un acento desastroso. Pero así es como funciona. Llega un momento en el que puedes expresarte en otro idioma, pero con tus propias ideas. Así que no es para nada frustrante, al contrario", reflexiona Conrad sobre el difícil equilibrio entre la exigencia de conservar la marcada identidad de una saga celebérrima, traducida a más de cien lenguas y grabada a fuego en el imaginario de sus lectores, y la necesidad de poner algo de uno mismo en el trabajo.

En Astérix en Italia, por si hiciera falta decirlo, no faltan los sopapos, los ojos morados ni los dientes saltados, como tampoco las caricaturas de acentos, los juegos de palabras, la sátira de filo alegre, con guiños desdoblados para pequeños y mayores, las referencias de lo más variopintas a la cultura e idiosincrasia italianas y la Historia convertida, esta vez, en una carrera de autos locos. Por el ritmo y la viveza, nos podemos imaginar a Ferri y Conrad cada vez más a gusto a los mandos del bólido clásico -con motor de última generación- que les pusieron en las manos.


Malaga Hoy


Cambios radicales

JAVIER FERNÁNDEZ
18 Octubre, 2017





'Marvel Gold. Los Vengadores Costa Oeste: La búsqueda de la visión'. John Byrne. Panini. 232 páginas. 19,95 euros.

Terminada al fin la larga etapa de Steve Englehart y Al Milgrom, le toca el turno ahora al breve, pero intenso, periodo de Los Vengadores Costa Oeste debido a John Byrne. Como era habitual cada vez que se hacía cargo de una colección, Byrne puso patas arriba el statu quo, modificando los comportamientos de los protagonistas (véase lo que pasa con Tigra), introduciendo nuevos conceptos y redefiniendo la propia formación del supergrupo. Los cambios más radicales tuvieron que ver con La Visión y la Bruja Escarlata, cuya tranquila existencia fue dinamitada por Byrne en el antológico arco argumental La búsqueda de la Visión. El presente tomo recopila los números 42 a 50 de The West Coast Avengers (1989), y son el comienzo de uno de los últimos trabajos realmente significativos de Byrne en la Casa de las Ideas.


Malaga Hoy

El rey Hulk

La obra aspira a convertirse en la mejor aventura contemporánea del gigante verde, con un gran arco argumental publicado entre 2006 y 2007

JAVIER FERNÁNDEZ
18 Octubre, 2017





'Marvel integral. Planeta Hulk'. Greg Pak, Daniel Way y otros. Panini. 512 páginas. 39,95 euros.


Cuando yo era niño, coleccionaba todos los cómics Marvel que podía, menos La Masa. Con mi limitado presupuesto, tenía tres o cuatro series fijas e iba picando del resto. Me hacía con los números o las temporadas que más me llamaban la atención de los títulos que no seguía regularmente, de modo que estaba al día de lo que iba sucediendo en todos ellos. No sentía necesidad de leer La Masa, que es como se llamaba entonces a Hulk, porque sus aventuras discurrían un poco al margen del argumento general de Marvel y seguían un esquema circular, fijo y aburrido. Por aquel entonces, en la década de los 70, Hulk era el proverbial monstruo sin cerebro que huía del ejército, aplastando tanques y rechazando proyectiles. Le acosaban también otros monstruos creados por la radiación gamma, robots o supervillanos de medio pelo que poco tenían que hacer frente a la fuerza bruta y la inagotable resistencia del protagonista. Era algo así como la versión Marvel de un espectáculo de lucha libre. Todo cambió en agosto de 1983, cuando alguien me regaló para mi cumpleaños el número 15 del volumen 1 de La Masa, editado por Cómics Forum.

En aquel tebeo, escrito por Bill Mantlo y dibujado por Sal Buscema, con hermosas tintas de Joe Sinnot, Hulk se enfrentaba a los U-Foes, una extraña variación de Los Cuatro Fantásticos. Para mi sorpresa, asomaba por allí la plana mayor de Marvel: la Primera Familia, Los Vengadores, Los Defensores, el Profesor-X, Námor, Daredevil, Spiderman y hasta un par de supergrupos internacionales que apenas conocía, Alpha Flight y los Supersoldados Soviéticos. Aparecía también Bereet, una directora de cine alienígena que había visto en algún número del magacín The RampagingHulk! No había soldados recibiendo estopa y, lo más importante, Bruce Banner no estaba sometido al monstruo, sino que podía transformarse en él a voluntad. Todo en aquel cómic me resultaba nuevo e inesperado, y me puse como loco a buscar los números anteriores. Y a coleccionar, claro está, los siguientes.

Si tuviese que seleccionar una sola etapa de la larga trayectoria de Hulk, probablemente elegiría la de Peter David a los guiones, esto es, la década gloriosa que comenzó en 1987 y que redefinió para siempre al personaje. El trabajo de David es ambicioso, divertido y sorprendente, lleno de matices. Pero mentiría si no admito la devoción que profeso por el Hulk de Mantlo y Buscema. Estos dos tomaron una serie aparentemente anodina y la enriquecieron, poblándola de conceptos y situaciones que aún hoy siguen vigentes. Su influencia es más que notoria en el desarrollo de Planeta Hulk, el tremendo arco argumental de Greg Pak y compañía publicado entre 2006 y 2007. En los prolegómenos de Civil War, Hulk es desterrado por los Illuminati a un planeta belicoso en el que se abrirá violentamente paso hasta convertirse en el nuevo rey. Un espectáculo con dibujos de Carlo Pagulayan y Aaron Lopresti, entre otros, que Panini ha recopilado en un solo tomo de su colección Marvel Integral y que aspira a ser la mejor aventura contemporánea del gigante verde.


Malaga Hoy

Una compra ineludible

JAVIER FERNÁNDEZ
18 Octubre, 2017



'Marvel Limited Series. Shang-Chi: Guerra de antaño'. Doug Moench, Mike Zeck y otros. Panini. 352 páginas. 39,95 euros.

El tercer volumen de la reedición de las aventuras de Shang-Chi en la colección Marvel Limited Series ofrece un periodo de transición tras la soberbia etapa dibujada por Paul Gulacy. Mike Zeck aterriza en estas páginas y comparte la labor gráfica con Jim Craig y, aunque ambos ponen de su parte, el nivel se resiente considerablemente. Habrá que esperar al próximo tomo para que la serie entre en una nueva edad dorada, cuando las tintas del gran Gene Day se sumen a los lápices de Zeck. Con todo, los guiones de Doug Moench son ejemplares y Gulacy firma un magistral ramillete de portadas, de modo que Guerra de antaño sigue siendo una compra ineludible. Van los números 52 a 70 de Master of Kung Fu (1977-78), con algunos extras.

Vuelta al origen

JAVIER FERNÁNDEZ

18 Octubre, 2017





'Marvel Héroes, 83. El poderoso Thor de DeFalco y Frensz, 1'. Tom DeFalco, Ron Frenz. Panini. 704 páginas. 42 euros.

Qué ganas tenía de que se recuperase el Thor de Tom DeFalco y Ron Frenz. Lo leí hace mil años (bueno, digamos veinte o veinticinco), y aunque no he vuelto a él desde entonces guardo un estupendo recuerdo. Los autores se enfrentaron con el complicadísimo reto de continuar las aventuras de Thor después de una etapa tan crucial para el personaje como la de Walter Simonson, que compite con la de Stan Lee y Jack Kirby en lo más alto de la lista de los mejores tebeos del superhéroe. Y firmaron un trabajo excitante. Fieles a la filosofía que habían desarrollado en The Amazing Spider-Man, donde recuperaron el sabor de los episodios clásicos de Lee y Steve Dikto, DeFalco y Frenz retrocedieron en el tiempo hasta los años sesenta y se trajeron parte de la esencia de Lee y Kirby, en un ejercicio de estilo que recuerda poderosamente aquellos inicios. Citando la introducción de Julián M. Clemente: "Los veteranos saludaron con alborozo el revival, mientras que los más jóvenes se sorprendieron por la fuerza y el entusiasmo que adquirieron las aventuras del Dios del Trueno, sin que fueran conscientes de que se trataba de un tributo a los viejos tiempos. La inmersión de Frenz en el trabajo original de Kirby se volvió cada vez más acusada, con frecuentes homenajes a poses, escenas o viñetas concretas. (…) El entintado pulcro y limpio de Brett Breeding emulaba al de Joe Sinnot, el que había sido el mejor entintado de Kirby, y a partir de una ocasión tan especial como The Mighty Thor 400, fue el propio Sinnott quien se subió al tren, aumentando aún más si cabe la reivindicación clasicista".

Ésta es una etapa larga, de modo que su reedición está prevista en tres gruesos tomos de la colección Marvel Héroes. El primero de ellos ya está en librerías, y reúne los números 383 a 408 de The Mighty Thor (1987-89), más The Mighty Thor Annual 14 (1989). Contiene también los episodios del serial Relatos de Asgard publicados entre el número 400 y 409, alguno de ellos con dibujos de Charles Vess y Mike Mignola, así como diversos extras.


Malaga Hoy



Viaje alucinante al fondo del lienzo

Santiago García y David Sánchez unen sus talentos para homenajear al Museo Thyssen

JOSÉ LUIS VIDAL
18 Octubre, 2017





Seguro que más de una de esas mentes preclaras se echó las manos a la cabeza en su momento. ¡Tremendo sacrilegio! ¿Cómo se podía consentir tamaña intrusión? Pues sí, amigos del Noveno Arte, así con mayúsculas. Ya es un hecho que viene sucediendo en los últimos tiempos en nuestro país. El Cómic ha traspasado la sacrosanta y prohibida puerta de los museos. Espacios expositivos que hasta hace muy poco le estaba vedado, ya que se le considera (muchos lo siguen haciendo) con algo menor, una simple vía de escape destinada a niños y jóvenes.

Menos mal que todo tiene remedio en esta vida, y os pongo por ejemplo la ejemplar programación del IVAM valenciano que ha homenajeado a sus artistas comiqueros locales con la muestra Valencia Línea Clara, así como otra exposición protagonizada por la última obra de Daniel Torres, titulada Caso de estudio. Daniel Torres. Crónica de una conquista. Y, por último, gracias a la generosidad de uno de los grandes teóricos del tebeo en nuestro país. Alvaro Pons, se puede visitar Fanzination!, denso recorrido por el fenómeno fanzine, donde el cómic siempre tiene un lugar importante.

Por si esto fuera poco, el madrileño Museo del Prado inaugura la edición de una línea de cómic. Las dos primeras obras no podrían ser más interesantes: Max nos regala El tríptico de los encantados, sobre la obra de El Bosco y el tándem formado por Antonio Altarriba y Keko (Yo, Asesino), El perdón y la furia, cómic protagonizado por el pintor José de Ribera.

Para finalizar con esta introducción, la que va a ser una de las grandes exposiciones del año, ya que el Museo Reina Sofía se llenará de páginas de una de las obras cumbres del Cómic de todos los tiempos, la Krazy Kat de George Herriman. Imperdonable perdérsela.

Pues bien, este extenso "prólogo" viene a cuenta ya que en el 25 aniversario del famosísimo museo Thyssen-Bornemizsa se le ha querido rendir un homenaje a través de las viñetas de un cómic. Y pensaréis, ¿y esta tarea cómo se ejecuta? Pues bien, uno de los más reconocidos guionistas y teóricos de nuestro país, Santiago García (Las Meninas,¡García!...) se une a David Sánchez, autor de cómic con un universo muy personal (Tú me has matado, Un millón de años…) y juntos realizan un curioso viaje a lo largo y ancho de parte del catálogo de obras pictóricas que podemos encontrar tras las puertas del museo. ¿Su título?: Museomaquia.

Pero no han tomado el camino más fácil, este no es un simple paseo, sino que, como no podía ser de otra manera, ya que hablamos de narración gráfica, hay una historia. En ella vamos a conocer a un joven caballero que acaba de despertar y se encuentra junto a su escudero. Ambos están en medio de un viaje que los va a llevar por tierras extrañas e inhóspitas, lugares que nunca han visitado.

Pero algo más ocurre, planes se fraguan en secreto, parece haber un oculto conflicto. Un hálito de misterio rodea a ciertos personajes que controlan el periplo del caballero.

¿Cuál es su destino del joven? ¿Con qué peligros se encontrará a lo largo del sendero que conduce quién sabe dónde?

Viajar junto a estos personajes es toda una experiencia para el lector, en una obra en la que vamos a descubrir nuevos detalles en cada posterior lectura. Una surrealista peripecia protagonizada por los y las figuras centrales de muchas pinturas, cada una diferente a la otra, pertenecientes a diferentes movimientos pictóricos, que van desde el clasicismo más absoluto, al abstracto. Os aseguro que Salvador Dalí, máximo exponente del surrealismo, o Luis Buñuel, con el que también jugó en sus películas, hubieran disfrutado con la lectura de esta simpar obra.

Pero Museomaquia también es un juego, una prueba en la que los autores os retan a reconocer más de cuarenta obras, a los hombres, mujeres, animales, paisajes u objetos que las pueblan y que protagonizan las viñetas. Podéis comprobar vuestros aciertos al final del cómic, en el que se adjunta un listado. Un absorbente paseo a través de la Historia del Arte.

Y todo esto sin que la personalidad de sus autores quede eclipsada por el homenaje. El tándem artístico guionista-dibujante se fusiona a la perfección, regalándonos una obra que explora ese "otro mundo" tan particular, solo que es esta vez sus habitantes se han escapado de los lienzos expuestos en el museo.

Un viaje este sin principio, ¿o era el final? A vosotros, lectores, os toca averiguarlo.


Malaga Hoy



La liberación femenina

Las superheroínas han dado juego en el cómic. John Byrne realizó en 1985 una novela gráfica de Hulka, antesala a la serie 'The Sensational She-Hulk' escrita y dibujada por él

GERARDO MACÍAS
18 Octubre, 2017




'La sensacional Hulka de John Byrne'. Guion: John Byrne y Chris Claremont. Dibujos: John Byrne, Alan Davis y otros. Panini Cómics, 2017.


La liberación femenina, como tantos movimientos sociales, quedó reflejada en la Marvel Comics de los años setenta y ochenta con la creación de superheroínas como Valkiria, Hellcat, Tormenta, Mantis, Dragón Lunar, Dazzler…

A veces, en lugar de crear las heroínas desde cero, sacaron contrapartidas femeninas de sus personajes más conocidos. Por ejemplo: Spider-Man/ Spider-Woman; Conan el Bárbaro/ Red Sonja; Capitán Marvel/ Ms. Marvel; Hulk/ Hulka.

Además de la liberación de la mujer, hubo otra razón para que Marvel crease contrapartidas femeninas: que no les plagiaran.

En el caso de Hulka, su creación fue acelerada por la teleserie The Incredible Hulk (1977-1982), protagonizada por Bill Bixby y Lou Ferrigno, cuyo éxito hizo que la cadena CBS se planteara el episodio piloto de un Hulk femenino.

Para adelantarse a CBS, Marvel Comics lanzó The Savage She-Hulk nº 1 (febrero de 1980) protagonizado por Jennifer Walters, tímida abogada, prima de Bruce Banner/Hulk. Unos gánsteres le disparan, hiriéndola de muerte. Bruce le realiza una transfusión, y la sangre radioactiva de Bruce generó en Jen poderes similares a los de su primo, y una apariencia física semejante.

The Savage She Hulk nº 1 fue firmado por dos leyendas del cómic: Stan Lee y John Buscema. Los números siguientes fueron realizados por autores que no supieron darle un rasgo diferenciador respecto a Hulk, y la serie cerró en su nº 25, en febrero de 1982. Meses después, Hulka ingresó en Los Vengadores; y, en 1984, en Los Cuatro Fantásticos, cuyo autor, John Byrne, alteró durante una larga temporada la alineación del cuarteto quitando a La Cosa y poniendo en su lugar a Hulka.

John Byrne realizó en el año 1985 una novela gráfica de Hulka en la que ésta perdía permanentemente la capacidad de transformarse en Jennifer Walters, aunque, eso sí, seguía conservando su cerebro. Pero descubrimos que a Jen no le importa, porque disfruta siendo Hulka. Este cómic fue antesala a la serie The Sensational She-Hulk (1989), escrita y dibujada por el propio Byrne.

Byrne da a la giganta verde la apariencia de la actriz de teleseries y modelo Petra Verkaik, oficialmente la mujer más publicada en la revista Playboy. John Byrne viste a Hulka con la ropa que llevaban en aquellos tiempos las modelos de la revista Vogue. Es frecuente verla levantando pesas, saltando a la comba o pegando a un saco de boxeo.

La Hulka de Byrne no se queda sólo en el físico: es una mujer liberada, desinhibida, abogada de prestigio, inteligente, divertida, independiente, y de fuerte carácter.

The Sensational She-Hulk es una joya del humor absurdo, con un toque de metalenguaje. Hulka rompe la cuarta pared para hablarle al lector (recurso de moda entonces, gracias a la teleserie Luz de Luna). Jen se reconoce como personaje de ficción, y juega con las convenciones del cómic, saltando de una viñeta a otra, o utilizando las tramas secundarias para acelerar los acontecimientos.

A veces, Hulka se burla de los límites de la censura del Comics Code Authority, y hasta le planta cara a su propio autor, John Byrne.

Casi todos los héroes y villanos del Universo Marvel que pasaron por estas páginas eran de segunda fila. Esto se hacía así para acentuar el carácter humorístico de la serie.

Entre los protagonistas destaca Wyatt Wingfoot, un personaje creado por Stan Lee y Jack Kirby en Fantastic Four nº 50 (1966). Heredero de la jefatura de una tribu india norteamericana y excelente atleta, Byrne lo convirtió en compañero sentimental de Hulka. Son muy diferentes, pero hacen buena pareja. Además, se invierten los tópicos papeles del héroe y su eterna novia: aquí, el masculino Wyatt es "la damisela en apuros", aunque ni mucho menos está indefenso.

El otro gran personaje de la serie es Weezi Mason, la mejor amiga de Hulka, que se revela como la Fantasma Rubia, superheroína retirada cuyas aventuras originales se publicaron entre 1946 y 1948. John Byrne no la dibuja como la jovencita que era en 1948, sino con cuarenta años más, los que ha estado fuera de la vista de los lectores. Como las tramas absurdas lo permitían, Weezi vio reducir y aumentar en varias ocasiones su edad, peso y altura, usando Byrne esta circunstancia para reflejar reivindicaciones femeninas.


Malaga Hoy


domingo, 15 de octubre de 2017

Vidas cruzadas

Tres Adolf protagonizan un manga que refleja los horrores sufridos por la guerra en Europa y también en Asia
La historia muestra la vida de los judíos refugiados en Japón

GERARDO MACÍAS
11 Octubre, 2017



'Adolf integral'. Guion y dibujos: Osamu Tezuka. Planeta DeAgostini Cómics, 2013.

Adolf es un manga del maestro Osamu Tezuka, que comienza durante el auge del Partido Nazi en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 y acaba durante el conflicto entre judíos y palestinos en Oriente Medio, concretamente en 1983. El dictador está contento porque los alemanes están ganando muchas medallas. Sohei Toge es un reportero japonés que está cubriendo las Olimpiadas. Cierto día recibe una llamada de su hermano que le comenta que debe ver algo que le sorprenderá, pero se lo encuentra asesinado. Descubre que lo que custodiaba su hermano son unos papeles que demuestran que el führer tiene sangre judía. Durante la obra, Toge se siente acosado por la Gestapo y la Policía Secreta japonesa.

La historia se centra en tres hombres llamados Adolf: Adolf Kamil (judío residente en Japón), Adolf Kauffmann (militante nazi amigo de Adolf Kamil), y Adolf Hitler. Tezuka combina los géneros de thriller, bélico, dramático, cómico, etcétera, aderezados por el mcguffin de los papeles que demuestran las raíces judías de Hitler. Todo el relato es un inmenso flashback.

La Policía Secreta japonesa, encarnada en Akabane, perseguirá a Toge por los documentos, torturándole física y mentalmente. Lampe, de la Gestapo, tiene idénticas malas artes y propósitos y uno más: vengar la muerte de alguien muy cercano a él, propiciada por Toge.

Es el propio Hitler el que hace que Kaufmann empiece a renegar de su sangre japonesa. La Escuela de Juventudes Hitlerianas empieza su lavado de cerebro. En cierta ocasión, el joven Adolf come a solas con el führer, que rápidamente llama a sus generales para preparar la invasión de París, dejando de lado a un joven Kaufmann, totalmente sobrepasado por la situación.

Los dos niños cruzan sus caminos varias veces, más alejados uno del otro en cada ocasión. Y mientras el judío alemán Kamil no varía demasiado en sus creencias, es Kaufmann el que sufre más, influido por su padre, por su estancia en la Escuela de Juventudes Hitlerianas, por su indefinición entre ser alemán o japonés, por los remordimientos de matar a tantos judíos.

El expediente brillante de Kaufmann le hace subir escalones rápidamente, llegando a pertenecer a la corte cercana del führer. Pero su accidentada vuelta a Japón significa su ocaso… Lo que parecía ser una reunión de viejos amigos acaba en tragedia.

Mientras Kaufmann y su antiguo amigo dirimen sus diferencias, vemos a un führer convencido de sus actos hasta su último minuto de vida, junto a su amada Eva.

Coincidiendo con los últimos días del führer, los distintos frentes van llegando a su fin. Kobe es arrasada por las bombas. Toge tendrá una hija, Kaufmann y Kamil seguirán su duelo particular, llegará agosto de 1945 y la guerra finalizará. Empezará la ocupación americana y los judíos recibirán su país, Israel, donde se desarrollará la última batalla entre los dos Adolf que quedan, cada uno enrolado en las facciones enfrentadas en el conflicto.

El autor dibuja al principio los judíos de forma benévola, pero al final los presenta como perpetradores de crueldades aún mayores a las que ellos sufrieron. Esa ironía es recogida por un compañero de armas palestino de Kaufmann, que se alista en Septiembre Negro para seguir matando judíos y reencontrarse con Kamil.

El autor usa viñetas de gran tamaño, dibujando fotografías obtenidas al documentarse. Nos encontramos un dibujo detallado, sobre todo en los primeros planos y fondos. Se nota el esfuerzo del autor por dibujar los personajes históricos de forma realista, desde Roosevelt hasta los ministros de Hitler.

Acabado meses antes de morir Tezuka, en este manga podemos encontrar los horrores de la guerra en Europa con el exterminio de los judíos, pero también en Asia, con la destrucción por parte de las fuerzas estadounidenses en Japón.

La obra descarta la unión ideológica entre nazis y japoneses. Hitler habla de conseguir una mayor colaboración japonesa, pero al mismo tiempo se ríe de su condición de personas de segunda, ya que no son arios.

Adolf muestra la vida de los judíos refugiados en Japón, un país donde podían vivir libres a pesar de ser vistos con recelo por los ciudadanos, ya que Japón era aliado estratégico de Alemania, pero en el fondo nadie compartía el fanatismo de Hitler.

Malaga Hoy


miércoles, 11 de octubre de 2017

El dibujante Alfredo, premio Nacional de Ilustración

El ministerio le concede el galardón por "su magisterio e influencia en sucesivas generaciones"

ALEJANDRO MENDOZA ARRIAGA
Madrid 11 OCT 2017


Ilustración del dibujante Alfredo. ALFREDO

Después de 65 años de trayectoria, Alfredo González, Alfredo, ha sido galardonado hoy, miércoles, con el Premio Nacional de Ilustración de 2017, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, "por su dilatada trayectoria, que le ha llevado a trabajar en distintos puntos de España y del mundo, por su cultivo de distintos aspectos de la ilustración y por su magisterio e influencia en sucesivas generaciones", señala el comunicado del ministerio. Este galardón se concede para reconocer y distinguir el conjunto de la labor de un ilustrador español en el ámbito del libro y de las letras españolas. La dotación económica es de 20.000 euros.


“Se me esponja el alma con este premio”, ha declarado el dibujante a EL PAÍS. “Es el mejor de todos los que he recibido y llegó en el momento ideal”. El galardón ha sido para él absolutamente motivacional, y lo que más le alegra es que “haya habido unanimidad en el jurado” al elegirle.

Actualmente ya le cuesta mucho dibujar por los dolores de espalda que sufre tras “pasar tantos años trabajando en una tabla pequeña y sentado en un palo de gallinero”, ha comentado entre risas. Aun así, todavía le dedica unas cinco horas diarias a su labor, con descansos intermedios que aprovecha “para leer o salir a caminar”.

Pese a todo, a sus 84 años Alfredo no para. Incluso cuando pasea por la calle, suele salir con un bloc para sentarse a dibujar lo que se encuentra en sus caminatas. “La ciudad está viva. Es como un hormiguero en el que merodeamos todos”, ha referido sobre su principal inspiración gráfica. Por si fuera poco, actualmente se encuentra trabajando en un libro de ilustraciones del Alcázar de Sevilla que el Ayuntamiento de aquella ciudad le ha encargado. “Serán 50 dibujos que publicará el Grupo Pandora”, ha adelantado.

Alfredo (Agüeria, Asturias, 1933), estudió Filosofía y Teología, en 1958 se trasladó a Madrid para dedicarse a la ilustración. Aunque todavía recuerda la pizarra de su escuela donde su maestro le dejaba dibujar. “Pintaba lo que veía en el pueblo: vacas, caballos, ríos, mineros y maquinaría”, recuerda. Durante 17 años trabajó en publicidad y en 1971 fue contratado como director por una agencia venezolana.

Tras recorrer varios países latinoamericanos, regresó a España, donde, aparte de sus encargos publicitarios, ha colaborado como ilustrador en revistas y periódicos como EL PAÍS, La Codorniz, El Jueves, El Papus, Muy Sr. Mío, Cambio 16, La Calle y El Mundo. Además, ha sido ilustrador de gran número de libros, entre los que destacan Teoría de Madrid, con textos de Francisco Umbral, y De Moscú a Nueva York, en colaboración con el escritor Ignacio Carrión. Y recientemente publicó las memorias La ventana de atrás. Desmemorias de un dibujante.

Con anterioridad al Nacional, Alfredo obtuvo diversos galardones por sus carteles para empresas, como el Premio de Información y Turismo, en 1963; el del Ayuntamiento de Madrid, en 1966; el del Círculo de Lectores y el Penagos de Dibujo.

A pesar de que sus jornadas de trabajo actuales le “cansan tanto como cavar”, todavía le gustaría publicar “un libro más”. Sobre todo porque más allá de su edad, reconoce que a su edad es más exigente consigo mismo en sus trazos. Sin embargo, ha admitido que este premio “corona” su carrera. “No me falta nada como dibujante”.


El Pais

martes, 10 de octubre de 2017

Rayco Pulido gana el Nacional de Cómic con ‘Lamia’, un álbum ‘noir’

El dibujante canario indaga en la pobreza, económica y espiritual, de la posguerra con una mirada feminista

TEREIXA CONSTENLA

Madrid 9 OCT 2017

Página de 'Lamia', de Rayco Pulido. ASTIBERRI

Rayco Pulido (Telde, Gran Canaria, 1978) ha recibido el Premio Nacional de Cómic 2017 por su álbum Lamia (Astiberri), una incursión en el género negro capaz de evocar a los clásicos tanto a nivel literario como gráfico. Asentado sobre un complejo guión, como buen thriller, y un grafismo en blanco y negro que rehuye los excesos, Pulido urdió una historia protagonizada por Laia, una mujer independiente, que trabaja como guionista para un consultorio de gran éxito en Radio Barcelona, y que debe disimular su fortaleza, sus habilidades y sus intenciones en la inmediata posguerra.


A pesar de que es un álbum corto (88 páginas), el autor le dedicó más de tres años. “Soy bastante lento porque es el tiempo libre el que invierto en el cómic, que es una opción vital pero no laboral”, señaló ayer por teléfono Pulido, que da clases de Plástica y Dibujo Técnico en varios centros canarios. La parte final del proyecto se desarrolló en La Maison de les Auters en Angulema (Francia), gracias a una beca para una residencia de cuatro meses que concede Acción Cultural Española.


La trama permite abordar aspectos sociales y políticos de un momento histórico en el que las mujeres debían afrontar una doble lucha: la simple supervivencia (un afán compartido por la mayoría de la población tras la guerra) y la autonomía personal (cercenada por completo por la nueva sociedad construida por la dictadura). Mientras se indaga en el asesino en serie que actúa en la capital catalana en 1943, se accede a un mundo de represión y apariencia que dispara las posibilidades del noir.

Hay personajes excéntricos como un detective que usa la hipnosis y estampas cotidianas de portería. Más allá de crímenes y morbos, el cómic es también una historia de empoderamiento femenino en un momento en que todo jugaba a la contra. “Al acabar Nela, quería seguir trabajando con personajes femeninos que tuviesen determinación”, recuerda. “Cuando he ido a presentaciones me han dicho que mi cómic era feminista. No lo sé. El que no sea feminista hoy es o porque no entiende lo que es ser feminista o porque tiene un problema”, reflexiona.

Concebido de forma artesanal (tinta china, plumilla, escuadra y cartabón) desde la portada a la rotulación, el autor logra que las imágenes hablen tanto como las palabras. “Mi intención es intentar eliminar el mayor número de texto posible”, explica sobre su proceso creativo, que resume en tres palabras: “Pulir, pulir, pulir”.

El jurado ha elegido esta obra por “su capacidad de innovación formal y estética, que aprovecha el andamiaje de una historia de género negro para relatar una parte de nuestro pasado, y por su tratamiento del papel de la mujer en dicho periodo”. En su blog La cárcel de papel, el crítico Álvaro Pons sostenía que "Lamia va dejando temas para la reflexión que van desde la manipuladora tutela religiosa de la moral impuesta por el franquismo a un repaso contundente a la situación de la mujer en España durante esos años, relegada y sometida por decreto y palabra divina. Solo por esos dos análisis, ya la obra es fundamental".

Pulido recibe el Premio Nacional de Cómic, que está dotado con 20.000 euros, justo el año en que se celebra la primera década del galardón, estrenado en 2007 por Max con Hechos, dichos, ocurrencias y andanzas de Bardín el superrealista. El dibujante confía en que este reconocimiento, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, ayude a impulsar la obra, publicada en 2016: “Se vendió la primera tirada de 2.000 ejemplares, que ya es un hito en mi trayectoria, puede que ahora ayude a vender la segunda”. Pero no son las ventas lo que anima su creatividad. “No pienso en lectores ni ventas ni críticas ni premios, cuando trabajo pienso en el cómic que me gustaría leer”, precisa.

Es su tercera obra en solitario después de Sin título y Nela, una adaptación al cómic de la novela de Benito Pérez Galdós, Marianela, que fue muy alabada y una de las 25 mejores obras gráficas publicadas en España en el siglo XXI, según la selección realizada por un jurado de especialistas para Babelia.


El Pais