miércoles, 5 de abril de 2017

La novela gráfica

Will Eisner es al cómic lo que Orson Wells al cine, fundó las bases del futuro y dio nombre a los premios más prestigiosos del género. Triunfó con sus obras literarias gráficas.

Will Eisner, en su estudio neoyorquino
GERARDO MACÍAS
05 Abril, 2017

El tan traído y llevado término de novela gráfica, muchas veces utilizado como eufemismo para no hablar de cómics, tebeos o historietas, se hizo popular en 1978 de la mano de Will Eisner.

Fue ese año cuando Eisner concibió Contrato con Dios. Inspirado por las novelas en imágenes publicadas en los años 30 por el ilustrador estadounidense Lyn Ward, se propuso crear una obra literaria gráfica, y utilizó el término novela gráfica, con el fin de venderle el proyecto a una editorial. Obtuvo un gran éxito de ventas y crítica.

El libro Contrato con Dios incluye cuatro historietas ambientadas en la Avenida Dropsie, una calle de ficción situada en el Bronx, una de las áreas más deprimidas de Nueva York. La acción está ambientada en la Depresión post-crack del 29, con una atmósfera lúgubre. La primera historia, Contrato con Dios, recoge la ilusión de un inmigrante judío ruso que deja su país para alcanzar el sueño americano. Su comportamiento es bondadoso, hasta que el contrato que ha realizado con Dios queda roto tras un acontecimiento que cree que es injusto. En la segunda, El cantante callejero que da título al relato llama la atención sobre una antigua diva, artística y sexualmente. El Súper se centra en el administrador de un edificio humilde, frustrado sexualmente y utilizado por una lolita. Por último, Cookalein se aleja del escenario neoyorquino con un veraniego retablo de juego sexual, pérdida de inocencia y ambiciones sociales.

En 1983, Will Eisner publica la segunda parte de esta trilogía que cuenta la vida en un bloque de pisos del número 55 de una avenida imaginaria del Bronx: Ansia de vivir. Desesperación es el tema de este segundo libro. Los personajes que por aquí desfilan urden todo tipo de tramas para escapar de su destino. Poco a poco, las historias de cada uno de ellos se van entremezclando con el discurrir del barrio. Esta novela gráfica se divide en once relatos cortos: Izzie, El fugitivo, En el piso de arriba vivía Dios, Shabbasgoy, La mano negra, El príncipe encantado, El revolucionario, Mejoría, Santuario, América, América y Supervivencia.

La conclusión de esta trilogía es La Avenida Dropsie, novela gráfica publicada en 1995 que concede su protagonismo a la propia calle, y a partir de sucesivas generaciones cuenta su historia al completo, desde 1870 hasta la época de su autor, más de cien años forjados con incendios provocados, chanchullos inmobiliarios, enfrentamientos raciales y religiosos y una constante lucha por la supervivencia. La Avenida Dropsie va a experimentar cambios, los achaques de la Historia. Colonos irlandeses construirán los edificios que más adelante serán ocupados por afroamericanos, hispanos e italianos; los hippies y los yonquis se arrastrarán por los bajos abandonados, una vez que la especulación inmobiliaria y la crisis financiera conviertan en ruinas lo que habían sido viviendas de prestigio. Los holandeses no quieren vivir al lado de los ingleses. Los ingleses quieren echar a los nuevos vecinos irlandeses, quienes reclaman la expulsión de los inmigrantes italianos, enfrentados por la llegada de judíos al barrio. Sí que se levantan todos frente a la llegada de la población negra. Aunque toda esta serie de quejas sociales termina siempre sofocada por un atisbo de inteligencia que une a todos los grupos sociales presentes en cada momento.

Este dibujante criado en Brooklyn en el seno de una familia judía decidió componer una obra que reflejara el Nueva York de su vida, la extrema dureza vital de la ciudad y su gente.

En este tomo se aprecian destellos del genio de Eisner: viñetas en las que las figuras salen literalmente de ellas, ángulos altamente creativos en la composición de algunas escenas, primeras versiones primitivas de las splash pages. Todo ello sentó las bases del cómic adulto.

La obra de Will Eisner es considerada de culto: Will Eisner es al cómic lo que Orson Welles es al cine. En USA, los premios de mayor prestigio del cómic estadounidense se llaman Eisner en su honor.

Entre sus creaciones destaca Wonder Man, que empezó a publicarse unos meses después de Superman (y por el que su editor fue acusado de plagio), y The Spirit, un personaje histórico del cómic norteamericano.


Malaga Hoy

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