viernes, 27 de marzo de 2015

Contra Dios y el demonio

'La secta', recuperado por la editorial ECC, presenta el enfrentamiento de Batman contra el diácono Joseph Blackfire y sus mortíferos acólitos.

JAVIER FERNÁNDEZ





Batman: La secta. Jim Starlin, Bernie Wrightson. ECC. 352 páginas. 18,95 euros.

Entre los trabajos escritos por Jim Starlin para DC a finales de los 80, destaca la miniserie La secta, protagonizada por Batman. Y destaca, sobre todo, porque el artista encargado de plasmar sus ideas fue el sin par Bernie Wrightson, uno de los dibujantes más influyentes de la industria estadounidense. Muy conocido por su fenomenal aportación al género de terror (siguen brillando con fuerza las ilustraciones para Frankestein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley), Wrightson realizó incursiones esporádicas en el terreno de los superhéroes desde que, allá por 1971, diera vida a La Cosa del Pantano junto a Len Wein. Hacia 1988, fecha de edición original de La secta (en original, The Cult), quedaban pocas trazas de sus queridos Frazetta o Ingels en el estilo de Wrightson, pues hacía ya tiempo que este había desarrollado una estética propia, y una versión más suelta de la misma (a ratos, descuidada) fue la que usó el dibujante en este y otros cómics del mainstream. Recordemos que, por aquellos años, se publicaron varios trabajos superheroicos de Wrightson: las novelas gráficas Hooky (1986, protagonizada por Spiderman y escrita por Susan K. Putney) y ¡El gran cambio! (1987, enésima pelea entre Hulk y la Cosa, escrita por Starlin), las dos para Marvel; además de las miniseries La secta y The Weird (1988), ambas con Starlin, para DC.

La secta exhibe aún la enorme sombra de El regreso del Caballero Oscuro, de Frank Miller, y presenta el enfrentamiento del héroe contra el diácono Joseph Blackfire y sus mortíferos acólitos, una suerte de turbador culto religioso dispuesto a erradicar el crimen de Gotham. Starlin sirve una historia violenta y macabra que permite a Wrightson lucirse en la descripción del inframundo urbano, con escenas de auténtica pesadilla. Hay que decir que el volumen de ECC mejora de modo notable las anteriores ediciones en nuestro idioma y tiene el aliciente de incluir otras dos soberbias aportaciones del dibujante a la mitología de Batman. La primera de ellas es Splash, un relato de Ron Marz ilustrado por Wrightson, con tintas de Kevin Nowlan, que extrañamente se había quedado en un cajón en DC; y la segunda, el ya mítico número 7 de Swamp Thing (1973), escrito por el citado Wein.

Por último, y ya que hoy la cosa va de Batman, aprovecho para comentar un nuevo tomo de la compilación de la larga etapa de Grant Morrison al frente del personaje. En esta ocasión se trata de La resurrección de Ra's Al Ghul, especie de paréntesis colectivo anterior a Batman R.I.P. Digo colectivo pues esta saga, que devuelve a la vida al demoniaco supervillano creado en su día por Dennis O'Neil y Neal Adams, está compuesta por los números 168 y 169 de la serie Robin, los 838 a 840 de Detective Comics, los 670 y 671 de Batman, los 138 y 139 de Nightwing, el Annual 26 de Batman y el Annual 7 de Robin (publicados entre 2007 y 2008). Así que solo un par de episodios son propiamente de Morrison, los demás lo firman una miríada de guionistas y dibujantes, lo que le resta cierta consistencia al conjunto.


Malaga Hoy



El azote del cosmos

JAVIER FERNÁNDEZ 




Lobo: El último czarniano. Alan Grant, Keith Giffen, Simon Bisley. ECC. 160 páginas. 16,95 euros.

Como nos recuerda Jorge García en el prólogo de Lobo: El último czarniano, "la primera aparición de Lobo tuvo lugar en la serie The Omega Men en junio de 1983. Esta cabecera -escrita por Roger Slifer y dibujada por Keith Giffen- giraba en torno a las aventuras de un grupo de alienígenas en el sistema estelar de Vega". Fue en la época anterior a Crisis en Tierras Infinitas, cuando DC, en serio retroceso frente a su competidora Marvel, probaba suerte con cabeceras que mezclaban la ciencia ficción y los superhéroes (además de la citada, se recuerdan joyitas como Camelot 3000 o Atari Force). Unos años más tarde, ya a finales de los 80 y con el universo DC totalmente remodelado, Giffen rescató a Lobo en las páginas de la Liga de la Justicia Internacional, donde "acentuó los rasgos humorísticos del personaje, lo cual disparó su popularidad entre los lectores".

El nuevo Lobo dejó de ser un cazador de recompensas velorpiano, para convertirse en un sanguinario y delirante mercenario, genocida, motero espacial y único superviviente del desdichado (otrora paradisíaco) planeta Czarnia. El personaje tocó una fibra muy de moda en la década de los noventa, la del antihéroe hiperviolento, en este caso con un punto paródico, y sus aventuras en solitario comenzaron en 1990, con la miniserie de cuatro números El último Czarniano. Giffen firmó el argumento, en tanto que los diálogos cayeron en las (afortunadas) manos del escocés Alan Grant. Los dibujos, por su parte, fueron obra del inglés Simón Bisley, un epígono de Bill Sienkiewicz, con especial talento para pintar cubiertas, que resultó ser el artista perfecto para el personaje. La especial química de todos ellos contribuyó al impresionante éxito de la propuesta, y El último Czarniano se mantiene como uno de los tebeos más cafres y refrescantes de la larga trayectoria del personaje. El tomo homónimo de ECC recupera la miniserie en cuestión, conjuntamente con The Lobo Paramilitary Christmas Special (1991), otro brillante delirio debido al equipo creativo por excelencia de Lobo.


Malaga Hoy

Una zorra enamorada

JAVIER FERNÁNDEZ 




Sandman: Cazadores de sueños. Neil Gaiman, Yoshitaka Amano. ECC. 128 páginas. 15 euros.

Tras completar la reedición de Sandman y de los especiales protagonizados por el Señor de los Sueños, ECC devuelve a librerías el cuento ilustrado Cazadores de sueños, en una coqueta edición de bolsillo. La prosa, cómo no, es de Neil Gaiman, y las bellas ilustraciones corren a cargo de Yoshitaka Amano. Se trata de una fábula al más puro estilo Kwaidan, sobre una zorra enamorada de un monje budista y los sacrificios que está dispuesta a hacer para salvarle la vida. Cazadores de sueños ganó el premio Bram Stoker de 1999, en la categoría de narración ilustrada, y fue nominado al premio Hugo de 2000, en la categoría de mejor obra de no ficción (lo de "no ficción" fue una broma de Gaiman que acabó por destaparse con el tiempo).

Malaga Hoy

Diversión sin límites

JAVIER FERNÁNDEZ




Predicador, 1: Rumbo a Texas. Garth Ennis, Steve Dillon. ECC. 208 páginas. 17,95 euros.

Dice Joe R. Lansdale en su prólogo que Predicador es "parte western, parte novela negra, parte historia de terror y parte jodidamente rara". En la lista, falta un ingrediente básico, sin el que la genial creación de los británicos Garth Ennis y Steve Dillon no sería lo mismo: el humor. Y es que, más allá de la violencia explícita, las aterradoras secuencias, la acción y la casquería, Predicador es diversión sin límites, de principio a fin. La cosa va de un reverendo, Jesse Custer, de viaje por la América profunda con su ex novia y un vampiro irlandés, todos en busca de la respuesta a las preguntas que el ser humano se hace desde el principio de los tiempos: ¿existe Dios? Y, si existe, ¿por qué tiene tan mala leche? ECC ha reeditado en nueve tomos esta obra maestra de la línea Vertigo, uno de los títulos clave del tebeo estadounidense de los 90.


Malaga Hoy

jueves, 26 de marzo de 2015

Eduardo RISSO



Siempre vuelvo. Vuelvo a los grandes autores, a los grandes dibujantes. La nostalgia vale para todo, y en mi caso los grandes de la Historieta. Eduardo Risso encaja de un modo increible en mi visión de la novela negra. Crea un universo perfecto donde se desarrollan historias de crimenes y dolor. La ambientación, los rostros, el blanco y negro, el diseño de la página. Decididamente, cuando sea mayor quiero parecerme un poco a este gran e inmenso dibujante argentino, que no dejo de admirar, por su síntesis de la imagen, por dominio de la luz, por su composición y muchos más maravillas a resaltar. 

Unos lugares de consulta: Wikipedia (para informarse), Tumblr (imágenes y más imágenes) y Comic Vine (más información)

























lunes, 23 de marzo de 2015

Whakoom! Kboom! ¡Sapristi!

De las webcómics a las redes sociales, el mundo de la viñeta se abre paso en Internet

RICARD RUIZ GARZÓN 21 MAR 2015


Ilustración de 'El vosque', de Laurielle

Pasado el ecuador entre las dos grandes citas de cómic del año, el ya celebrado 42º Festival de Angoulême y el inminente 33º Salón del Cómic de Barcelona, analizar la expansión en internet del mundo de la historieta no deja de proporcionar sorpresas. Muchas, en positivo, como la implantación de Whakoom, el GoodReads de los cómics: una red social pionera en España que desde noviembre de 2013 aglutina en la nube a lectores, autores y editores bajo la etiqueta de la onomatopeya que hace Hulk al golpear el suelo. Con más de 7.000 usuarios y casi 400.000 títulos registrados, esta comicteca virtual, que pronto aumentará sus ventajas de comunidad, tiene previsto además expandirse por Latinoamérica.

Igualmente en crecimiento, tras su tercera edición celebrada el pasado fin de semana, el festival de cómic y autoedición Kboom! se apoya en la red para su promoción, y dedica sesiones a temas como el dibujo digital o el futuro de las webcómics, esto es, webs de historietistas que ofrecen sus trabajos en internet, antes, después o al margen del papel (en España destacan, entre otras, la innovadora Lápiz Inestable de Javi de Castro, la versátil ¡Eh, tío! y la fantástica El vosque de Sergio Morán Sánchez, la friki Crónicas PSN de Andrés Palomino, la humorístico-cinéfila Listo Cómics de Xavier Àgueda, la minimalista HTZ de Koopa González o la plural Subcultura, ideal para descubrir nombres).

Otro ejemplo es la aparición del nuevo sello Sapristi, que tras estrenarse con el Pulitzer Jules Feiffer anuncia ya en su web, para abril, la novedad sobre videojuegos virtuales y explotación laboral En la vida real, de Cory Doctorow y Jen Wang. ¿Excepciones? No lo parece: mientras los medios tradicionales, pese a difundir de forma virtual éxitos analógicos como el Fabricar historias de Chris Ware, siguen enfrascados en el viejo debate sobre la novela gráfica, los comiqueros españoles se han lanzado a explorar la red bajo los auspicios del pionero Scott McCloud. Así, y tras el terremoto real que llevó a parte de El Jueves a fundar Orgullo y satisfacción, el popular Albert Monteys acaba de demostrar con su Universe! en la plataforma de pago voluntario Panel Syndicate que los autores pueden dirigirse directamente a los lectores.

¿Se impone, pues, el tebeo virtual? Para expertos como el crítico Antoni Guiral, el responsable de Guía del Cómic José A. Serrano o los historietistas Cels Piñol y Morán Sánchez, depende: "Las posibilidades son muchas, la realidad es otra" (Guiral); "la mayoría de autores piensan en papel y lo trasladan a la pantalla" (Serrano); "el papel ya no es vital, internet permite más interacción aunque aún no acabe de ser negocio" (Piñol); "la revolución ya está ocurriendo, los nuevos comiqueros empezamos directamente en la red", (Morán Sánchez). ¿Quién acierta? Para averiguarlo, además de seguir a los tuiteros más populares y consultar sitios como los citados, Zona Negativa, Entrecomics o CuCo, no hay mejor fórmula que explorar y navegar. Y recordar lo que demostró hace ya un siglo Windsor McCay: que en la viñeta el formato es un sueño más... y no tiene límites.


El Pais Babelia 21.03.15   nº 1.217


Los infinitos de Fernando Vicente



Una antológica recorre la carrera del dibujante desde sus inicios en la movida madrileña

TEREIXA CONSTENLA Madrid 23 MAR 2015

Ilustración de Fernando Vicente para 'Tipos ilustrados' (2004).


Un dibujo de Fernando Vicente (Madrid, 1963) es un universo en sí mismo. Suele resumir las palabras que acompaña –sean trescientas o tres mil– y regalar detalles adicionales. El título de la primera antológica sobre su obra que se organiza en Madrid (antes lo hizo en Sevilla y Palma), en el Museo ABC del Dibujo y la Ilustración, está cargado de sentido: ‘Universos paralelos’. En ello insiste el cartel de presentación. Un hombre de perfil cubre su cabeza, a modo de casco, con la cúpula de un observatorio astronómico. Por el cráneo asoma un telescopio, un vigía de los planetas que gravitan alrededor. El hombre no es cualquier hombre, si no el propio Fernando Vicente, que casi hurta sus propios rasgos en este autorretrato para acentuar su estado mental. El permanente escrutador de mundos.

Salta a la vista en la muestra, que se puede visitar hasta el 10 de mayo. Casi 200 obras que delatan la evolución del ilustrador, desde que se estrenó en plena efervescencia madrileña en los ochenta hasta sus trabajos más recientes. Del primero (un cartel colorista, feliz, de aquellos días de fe en las hombreras y en el presente) al último: un homenaje a Kafka intimista, cargado de lecturas al estilo Magritte, para la editorial Galaxia Gutenberg.


La ilustración ha cambiado, pero el talento artístico de Fernando Vicente estaba allí desde el principio. Aunque a él le cueste ahora identificarse con el joven que triunfó en Madriz o La Luna de Madrid y que tanteó el cómic hasta confesarse a sí mismo que no había sido obsequiado con talento para el guión. “Era tan malo como guionista, que mis páginas cada vez tenían menos texto”, recordaba una mañana, mientras se ultimaba el montaje de la exposición.

'Cadillac', ilustración de Fernando Vicente para la revista 'Madriz'.

No le resultó fácil hacer las paces con sus trabajos más antiguos. “Me ha costado un poco de esfuerzo sacarlos del cajón. Han pasado 30 años y no me reconozco. Hay un salto enorme en mi trabajo”, confiesa. Lo hay, sobre todo, en densidad. En esa facilidad para construir un mundo en el marco de una página, donde nada es frívolo aunque a veces pueda resultar humorístico.

Dubonnet', cartel de Fernando Vicente de los ochenta.

Sin embargo, su método no ha cambiado demasiado. Aunque ha reducido sus gigantescos formatos primitivos, Vicente sigue dibujando al estilo del pintor clásico: de pie, ante un caballete, con acrílico, ya sea para cuadro o papel. Siempre quiso ser pintor. “Intenté entrar en la Facultad de Bellas Artes pero no me admitieron porque no tenía nota suficiente”. El alumno frustrado recurrió la decisión y, varios meses después, le dieron la razón: Bellas Artes le abría las puertas de par en par. Y entonces fue Vicente el que las cerró. Inmerso en la movida, había comenzado a colaborar con revistas municipales y a dibujar aquellos días de sustancias y rosas. Aprendió fallando y acertando, como el autodidacta que es. “Me he dado muchas tortas con la cocina, pero también he ganado mucho tiempo”.

'Saxofonista', dibujo de Fernando Vicente de los ochenta.

Ganó una experiencia de tres décadas, aunque durante una de ellas relegó el dibujo por su labor como director de arte en agencias de publicidad. Un día a día absorbente que le fue minando el espíritu. “Yo iba a trabajar arrastrado. La publicidad quema muchísimo y el trabajo no es tuyo”. Isabel Esteve, su mujer, fue crucial para que Vicente se arriesgara a liberarse de aquella atadura y a centrarse en una carrera de autor. Se dio la feliz coincidencia de que la prensa comenzó a pedirle obras. EL PAÍS lo hizo asiduamente. Fernando Vicente ha ilustrado 64 portadas de Babelia, el suplemento cultural de este periódico. Algunas de ellas han merecido el premio a la excelencia de la Society for News Design.

'Peter Pan, 100 años de infancia' (2002), portada para Babelia de Fernando Vicente.


En la exposición se pueden ver desde las más recientes a otras memorables, como la dedicada a Peter Pan. También las caricaturas de escritores, músicos y actores (Vargas Llosa o García Márquez, Bruce Springsteen, Marilyn Monroe). Hay un apartado para las pin-ups, una de sus fijaciones de coleccionista (junto a la de los mapas), y para las ilustraciones de revistas (Letras Libres, Vogue, Rolling Stone…) y editoriales, sus encargos más gratificantes por el margen que le conceden para documentarse. Pero Fernando Vicente es rápido y productivo. Puede estar con ocho dibujos a la vez. Puede crear casi 400 en un año. Puede guardar entre 4.000 y 5.000 originales en su estudio. Puede mostrar un universo sin necesidad de palabras.


'La cesta de los libros' (2003), portada para Babelia.




Pin-up, dibujo para una baraja de naipes (2004), de Fernando Vicente.


Retrato de Gabriel García Márquez para EL PAÍS (2006), de Fernando Vicente.



Homenaje a 'La metamorfosis' de Kafka (2015), de Fernando Vicente.


Autorretrato de Fernando Vicente.



El Pais




SLAINE, PAT MILLS Y EL DIOS CORNUDO


Decir Sláine viene a ser, esencialmente, decir Pat Mills. Sin querer faltar al respeto que merecen todos los encargados del apartado gráfico de las obras del personaje en sus más de quince años de historia, lo cierto es que la narración de las andanzas de Sláine Mac Roth está completa y absolutamente mediatizada por la labor de su guionista y creador.

Pat Mills es toda una institución del cómic británico; constituyendo junto a John Wagner y Alan Grant, y desde hace más de 20 años, el principal motor de arrastre del cómic realizado y editado en la nación en la que una vez gobernó Maggie Thatcher. No es de extrañar, por tanto, que algunas de sus obras -las de Mills, no las de Thatcher- formen parte ya de la leyenda viva del cómic anglosajón, tal es el caso de Sláine.

Mike McMahon en su periodo de máxima influencia de Víctor de la Fuente. Fleetway, 1983. Reproducido de la edición española de MC Ediciones, 1987.



 La ley de Mills

De todos modos, tengo la impresión de que en este otro estado, en el que nunca gobernó Thatcher -al menos directamente-, la visión que se tiene de Pat Mills no se corresponde con su valía. La razón habría que buscarla en el hecho de que lo que se conoce principalmente es su trabajo para la industria yanqui. Porque, a diferencia del caso de la mayoría de sus compatriotas, la aventura americana de Pat Mills no ha dado, al menos hasta el momento, los frutos que se esperaba de ella -exceptuando, eso sí, sus trabajos con Kevin O'Neill-. Ni su labor en Punisher, Ravage 2099, Punisher 2099 o en las miniseries Sex Warriors y Accident Man, ofrecían lo que se espera de un guionista de su categoría.

Muy distinto es el caso de sus trabajos USA con Kevin O'Neill. Metalzoic, Death Race 2020 y la genial Marshal Law sí son obras de una calidad incuestionable y que por si solas merecerían, en especial esta última, un texto dedicado a ellas en estas mismas páginas -y que espero poder abordar en un futuro no demasiado lejano-. De todos modos, los actuales proyectos de Mills en el mercado yanqui sin la colaboración de O'Neill, un prestigio de Batman y una miniserie de Zombie World para Dark Horse, presentan un mayor interés que sus anteriores trabajos sin el co-creador de Marshal Law.

El panorama cambia más que significativamente al referirnos a su labor en el mercado de su lugar de nacimiento. Pat Mills comenzó su carrera como editor adjunto en cómics románticos para la editorial DC Thomson. Desde"entonces, ha intervenido como editor en la creación de revistas como Battle, Action, 2000ad o Crisis. Como anécdota, referida a esta labor de editor, encontramos el hecho de que Pat Mills fue acreditado durante muchos años como co-creador del Juez Dredd, debido a algunos de los cambios que introdujo en el personaje ideado por John Wagner y Carlos Ezquerra -parece ser que a Mills se debe el propio nombre del personaje-.

Paralelo a ello, Mills ha llevado una carrera como escritor de cómics, creando series y personajes capitales dentro del tebeo británico, como puedan ser Sláine, Charlie's War -tebeo referencial dentro del cómic de guerra antimilitarista-, ABC Warriors, Nemesis the Warlock, Finn o Third World War -serie, esta última, que adelantaba algunos de los contenidos de lo que luego sería el Give me Liberty de Miller y Gibbons y cuyo título es un juego de palabras que puede traducirse como La tercera guerra mundial o como La guerra del tercer Mundo-.

De todas sus creaciones para el mercado británico, Sláine es aquella que ha alcanzado una
mayor difusión, sobre todo a nivel internacional, siendo ésta una de las pocas series que ha sido capaz de dar sombra al mismísimo Juez Dredd: como hecho significativo cabe destacar que el conmemorativo número 1.000 de la revista 2000ad dedicaba su portada a Sláine en lugar de al siniestro Juez de Megacity-1.


El monstruo del tiempo


Esos hombres que tu admiras,
que parecen visigodos,
mucho músculo, poco cerebro
y luego lloran como todos.
Siniestro Total

Sláine fue creado en 1983 en el número 330 del 2000ad; siendo su curioso equipo creativo el formado por Pat Mills y su esposa, Angie Kincaid. Curioso equipo, porque Kincaid no era exactamente historietista, sino ilustradora -preferentemente de libros infantiles-. Este primer episodio, titulado The time monster, narra el encuentro de Sláine y el enano Ukko, cuando el primero se dispone a volver a su tribu irlandesa tras cinco años de exilio -motivado, dicho exilio, por un asunto de faldas, en versión de su protagonista-.

Ya desde un primer momento queda de manifiesto que Sláine y Ukko forman un tándem consistente ya que a una portentosa fuerza física -procedente casi en su totalidad de Sláine- hay que añadir el hecho de que entre los dos son capaces de juntar medio cerebro -procedente en su mayor parte de Ukko-. Mills utilizará además a partir de ese momento al enano como contrapunto humorístico del protagonista, y más adelante como un poco fiable narrador de las andanzas de éste.


Cubierta de Duncan Fegredo,
donde se nos ofrece al protagonista en actitud devota. Fleetway, 1998.


Sea como fuere, la cuestión es que a partir de entonces fueron desarrollándose una serie de aventuras de duración variable -aunque siempre divididas en los episodios de seis páginas marca
de la casa de la revista-, en las que Ukko y Sláine intentaban infructuosamente llegar a la tribu del segundo sin meterse en lió alguno. Sus andanzas se desarrollaban en el territorio de los celtas correspondiente a lo que hoy sería Irlanda y que por aquel entonces se denominaba como Tierra de los jóvenes.

Desde un primer momento, y parece ser que a instancias de su propia esposa, Pat Mills introduce una fuerte carga de mitología céltica en la serie. Pero no sólo en el escenario en el que se desarrollan las aventuras, sino que el propio Sláine está basado en el mítico héroe celta Cuchulainn: que según las leyendas, fue el primero en experimentar el Espasmo de la furia, en el que el poder de la Diosa Tierra se introducía en el cuerpo del héroe, deformándolo a la par que le convertía en invencible.

Estas aventuras iniciales contaron, para su plasmación gráfica, con la labor de dos dibujantes que iban alternándose, Massimo Belardinelli y Mike McMahon, y que entre ambos llegaron a realizar más de doscientas páginas. Belardinelli era un dibujante asiduo en el 2000ad desde su creación y durante la primera mitad de la década de los ochenta, pasando en algún momento por casi todas las series de la revista. Se trata de un autor con un grafismo un tanto blando y mucho menos atractivo que el de McMahon. Sin embargo su aportación a la serie resultó importante ya que fue el primer dibujante que ilustró el Espasmo de la furia, y además durante sus episodios se presentaron personajes y entidades como Mebd, Lord Weird Slough Feg o Crom-Cruach que resultarán de capital importancia en posteriores etapas de la colección.

Mike McMahon por su parte es todo un clásico del tebeo británico, uno de los principales baluartes de lo que se ha dado en denominar como el estilo inglés. Por cuestiones del azar los episodios que le correspondió ilustrar no serían a la postre tan importantes dentro del posterior desarrollo de la serie, pero gráficamente son de los más interesantes. McMahon une para la ocasión su habitual y personal estilo de dibujo a una utilización de los sombreados y un entintado realmente Impresionantes. A él se debe, en buena parte, la buena aceptación que los lectores dispensaron a la serie

El rey de los Celtas

La llegada en 1985 de Glenn Fabry a la serie marca el primer punto de inflexión dentro de la misma. Bryan Talbot, que por aquel entonces estaba haciendo Nemesis the Warlock con Pat Mills, fue quien le recomendó para el puesto. En un principio Fabry se turnaría en la realización de la serle con David Pugh, hasta pasar a ser el único encargado de la parte gráfica en la saga Sláine the King.

Pero no sólo destaca este punto por la llegada de Fabry, motivo más que suficiente, si no que además a partir de este momento Pat Mills reforzara la carga histórica y mitológica de sus guiones. El propio Mills explica en un texto introductorio al tomo recopilatorio de Sláine the King, que su intención era la de rebatir algunas de las ideas erróneas sobre sus ancestros: como el que se trataba de bárbaros semidesnudos que fueron conducidos a los maravillosos beneficios de la civilización por los thatcheristas romanos.



La página reproducida, junto a las dos que siguen, forman una. historieta cuasi muda, que tiene como particularidad el ser la única no escrita por Pat Mills. El guión fue realizado por su esposa. Angie Kincaid, y Fabry e ilustrada por el propio Glenn Fabry. Fleetway, 1988.


El episodio 411 de 2000ad presenta el arranque de The time Killer, la saga con el nuevo dúo gráfico. Fabry y Pugh se encargarán de ir ilustrando una serie de aventuras en las que Mills hará viajar en el tiempo a los protagonistas hasta el año 1014 a la batalla de Contarf, mantenida por el último Gran Rey Celta y los vikingos. No resultará extraño que la intervención de Sláine contribuyese decisivamente a la victoria celta -y a cabrear bastante a un demonio llamado Elfric-.

Tras un par de aventuras, en las que Sláine y Ukko ya habían regresado a su época, ilustradas por Mike Collins y Mark Farmer, el conmemorativo número 500 de 2000ad marca el arranque de la mencionada Sláine the King. Esta es la saga en la que Sláine regresa finalmente a su tribu tras el exilio, para descubrir que tiene un hijo, que Niamh -la mujer a la que dice amar, la madre de su hijo y la causa de su exilio- le ignora y para ser nombrado rey de su tribu -lo que no resulta ningún chollo si tenemos en cuenta que la tribu estaba esclavizada por unos demonios femorios de los que Sláine tendrá que librarse por el método traumático.



En lo que le corresponde, Glenn Fabry demuestra mediante su trabajo en la serie porqué Bryan Talbot le califica como el mejor dibujante de anatomía del mundo del cómic.

Especialmente reseñables son su versión del Espasmo de la Furia, todavía por igualar, y sus diseños para toda la serie de monstruos antropomórficos que pueblan la Tierra de los jóvenes. En contra de lo que mucha gente parece creer, Fabry demuestra además que nos encontramos no solo ante un gran ilustrador, sino que su labor como narrador es también destacable. A una buena composición hay que añadir un dominio de la expresión poco común, mostrándose igual de eficaz con el lápiz y la tinta de lo que lo pueda ser con óleos o acrílicos en su actual faceta de portadista.

Quisiera insistir en destacar la faceta narrativa del trabajo de Glenn Fabry porque existe una tendencia poco afortunada a considerarle como un autor limitado en su labor como historietista.




Nada más lejos de la realidad, Fabry es, de todos los dibujantes que han pasado por la serie, el que ha realizado un mejor trabajo; a pesar de que, seguramente, no sea el preferido por los fans del personaje. Lo que Fabry consigue es realizar todo un trabajo de ambientación, merced a su estilo de dibujo y a sus diseños de personajes y escenarios, que realmente transmite un mundo propio y verdaderamente fantástico. Algo a lo que creo que, del resto de responsables de la parte gráfica de la serie, sólo ha podido acercarse Mike McMahon.

El Dios cornudo

Indudablemente El Dios cornudo constituye el segundo gran punto de inflexión de la serie. La saga ilustrada por Simón Bisley, agrupada en tres partes que representan 31 episodios aparecidos entre 1989 y 1990, es la que definitivamente impulsó el lanzamiento a nivel internacional del personaje -y del propio dibujante-, y a ese hecho no ha sido ajeno el espectacular estilo de dibujo de éste. Bisley venía de encargarse de los ABC Warriors también con Pat Mills, y su entrada en la serie resultó fulgurante.

Desgraciadamente, y parafraseando el viejo refrán, no era oro todo lo que relucía. Cierto es que Bisley realiza un trabajo atractivo desde el punto de vista estético, pero que narrativamente se resiente continuamente; acentuado por el hecho de que al ir avanzando la serie parece resolverlo cada vez de forma más apresurada y que su innegable dominio de la expresión está cada vez más desbocado. El resultado es que Pat Mills se ve obligado a explicar con los textos lo que no explica el dibujo; encontrándonos así con el hecho de que El Dios cornudo presente una carga de textos mucho mayor que el resto de la serie.

Lo que se nos cuenta en los tres tomos que abarca El Dios cornudo es el proceso por el que Sláine consigue unir a todas las tribus celtas bajo su mando -con las correspondientes armas sagradas de cada una de ellas- y derrotar así a sus enemigos femorios y a su cabecilla Lord Weird Slough Feg. Unido al de Alto Rey de las tribus celtas esta el título de Dios Cornudo, el consorte de la Diosa Tierra, que Sláine también ostenta. Con esto Pat Mills cierra lo que podríamos considerar como el segundo ciclo de la serie, ya que el reinado de Sláine sólo puede durar los siete años preceptivos, al final de los cuales debe ser sacrificado en el ritual correspondiente.


Dermont Power consigue, finalmente, vestir a Ukko con el traje más adecuado para él. En The treasures of Briíain. Fleetway, 1997.


El campeón de la Diosa

Precisamente este sacrificio marca el inicio de la tercera fase de las aventuras de Sláine. Demon Killer -1993- será la siguiente saga y marca el regreso de Glenn Fabry para ilustrar la primera de las dos partes que la componen -los ocho episodios que forman la segunda parte los ilustrará un Dermot Power bastante primerizo-. La principal novedad es que el trabajo de Fabry es directamente pintado, ya que a partir de El Dios Cornudo está será la técnica habitualmente utilizada para la serie. Como decimos, el arranque de esta saga coincide con el sacrificio ritual de Sláine, que será interrumpido por la Diosa Tierra en persona para llevárselo, junto a Ukko, y concederle el papel de campeón de la Diosa a través del tiempo

Esta primera aventura lleva a Sláine, y a Ukko, a los tiempos de la invasión romana y nos narra, aparte del regreso del demonio Elfric, el enfrentamiento entre ambos pueblos, en este caso en los territorios de Britania, y la derrota de los celtas. Se puede decir que Mills no es especialmente delicado a la hora de mostrar las atrocidades cometidas por el bando del protagonista, pero también las explica -que no justifica- en función de la mentalidad y creencias de la sociedad celta y de lo brutal de la invasión romana.

Lord of Misrule -1995- será la siguiente saga, compuesta de once episodios e ilustrada por Clint Langley, un dibujante no demasiado sobrado de talento por aquella época. En esta ocasión Sláine se convierte en Robin de Greenwood, una nueva versión de Robin Hood -existen distintas versiones de Robín Hood que lo sitúan como otra de las encarnaciones el Dios Cornudo-. Aparte de las fuerzas demónicas a las que la Diosa le envía a combatir, el principal problema para el protagonista será el encontrarse a su amada Niamh reencarnada como una monja cristiana, la Hermana Marian.

Dermot Power es el encargado gráfico de los 18 episodios de la siguiente saga, The Treasures of Britain; y hay que decir que en esta ocasión realiza uno de los trabajos más vistosos y brillantes que se han llevado a cabo en la serie. La Diosa manda en esta ocasión a Sláine en auxilio del Rey Arturo -otra de las encarnaciones del Dios Cornudo- que ha sido hechizado por su esposa Ginebra, que a su vez esta controlada por el demonio Guledig, para obligarlo a renunciar al culto a la Diosa y abrazar el cristianismo. Sláine contará en su tarea con la ayuda de Morgana primero, y de Merlín más adelante -y el habitual estorbo de Ukko-, y tendrá que reunir además las armas de la Diosa que han sido desperdigadas para eliminar y pervertir su poder. El hecho de que Sláine complete su labor con acierto, no impide que Arturo y su hijo Mordred tengan el final que todos conocemos, aunque Pat Mills se encarga de darle otro significado.

Braveheart y el Grial

William Wallace es el coprotagonista de la siguiente saga, King of Hearts -1997-. Sláine acude en ayuda del rebelde escocés, para auxiliarle en su labor de asunción del manto de Dios Cornudo y el sacrificio que ello supone. En esta ocasión Ukko jugará un papel esencial, ya que ¿quién mejor para traicionar a Wallace y facilitarle así su sacrificio?

Nick Percival es el encargado de ilustrar los siete episodios de la aventura, con un estilo bastante acertado, pero al que perjudica él mismo con unas tonalidades demasiado oscuras que hacen que en ocasiones no se sepa muy bien qué es lo que muestra el dibujo.

Steve Tapin por su parte es el responsable de la parte gráfica de las dos siguiente aventuras que forman parte de un ciclo, todavía sin cerrar, en el que están implicados los cataros, los cruzados y el Santo Grial. De la labor de Tapin lo mejor que puede decirse es que, por momentos, su utilización de los colores resulta agradable.




Muestra del trabajo del prometedor Wayne Reinolds, en el episodio The banishing. Fleetway, 1998.


Grail Wary Secret of the Grail, ambas de diez episodios, forman parte de las aventuras más complejas que Pat Mills ha desarrollado en la serie, por la cantidad de información que presentan. Se sitúan en la expedición de exterminio de los cataros organizada por los cruzados católicos, ante la peligrosidad que sus teorías representaban para los grupos dominantes de la Iglesia. Sláine acompañará a estos cruzados, hasta descubrir que quién los encabeza, Simón de Montfort, es la reencarnación de Niamh.


Tan traumático descubrimiento, espoleará a Sláine en su tarea originaria, la de encontrar el Grial -no hay que olvidar que el Santo Grial es la superposición que la mitología cristiana realizó del Caldero Mágico de los celtas-, con el fin de utilizarlo para revertir a Niamh a su estado natural -es decir, el femenino-. Durante tal tarea, Sláine entrará en contacto con los cataros, lo que Mills aprovecha para explicar las bases de las teorías gnósticas. Bajo custodia de los cataros, Sláine deberá sufrir un curioso juicio, en el que Ukko será su abogado defensor, destinado no a juzgar ningún tipo de culpabilidad, si no que lo que se debe determinar es si su amor por Niamh es verdadero, y su búsqueda del Grial, por extensión, legítima.

Los años perdidos

En espera de la próxima saga que verá la luz en el 2000 y que, bajo el título The Secret Commonwealth, es de esperar que resuelva el tema del Grial y de la reencarnación de Niamh, Pat Mills decidió realizar una serie de historias de menor duración -entre dos y cuatro episodios-que bautizó como Los años perdidos. Estos años perdidos se refieren a aventuras no contadas con anterioridad y que sucedieron durante los siete años de reinado de Sláine.

Rafael Garres es el absoluto protagonista de la primera de estas aventuras perdidas. Su aportación a la serle consistió además en un número especial en el que Sláine ocupaba la totalidad del espacio del número 1100 del 2000AD. The Lord of the beast narra lo acontecido una ocasión en la que por actuación de un Lord Druida enemigo Sláine queda atrapado dentro del Espasmo de la Furia, recluyéndose en el bosque en un estado fiero semi-animal. Observando el argumento del episodio, y viendo su resultado, puede comprobarse como Mills eligió al dibujante adecuado para mostrar toda esa ferocidad.

Mills, auxiliado ocasionalmente por Debbie Gallagher, escribió otras cinco de estas aventuras perdidas que utiliza para profundizar en la relación entre Sláine, Niamh y el hijo de ambos, Kai, y para contar la historia de la madre de Sláine, Macha. Paul Staples, Siku y el debutante Wayne Reynolds son los encargados de ilustrar las distintas aventuras; destacando sobre todo la labor de este último, que a pesar de su calidad de principiante realiza un trabajo muy prometedor, y al que le corresponde ilustrar uno de los episodios más interesantes, aquél en el que Sláine debe propinar la Triple Muerte -muerte en la Tierra, muerte en el Agua y muerte en el Fuego- a unos espectros bastante persistentes.

Versión de Glenn Fabry del Espasmo de la Furia, en Sláine the king. Fleetway, 1988




 Pat Mills: agente del Caos

Una vez liquidado todo el material de Sláine producido hasta el momento, queda profundizar un poco en aquellos elementos que subyacen en la serie y que aparecen en casi todos los trabajos de su guionista: lo que podríamos llamar algo así como las teorías paganas de Pat Mills. No es sólo el hecho de que cada vez que Mills pone en la balanza las teorías paganas de la mitología celta frente a las de las mitologías posteriores basadas en dioses masculinos -y sobre todo la cristiana-, el balance sea siempre favorable a las primeras, si no que éste es en realidad un argumento que, de una manera u otra, se repite en todas sus obras.

Los héroes de las obras de Pat Mills son, siguiendo la nomenclatura que nos ha hecho tragar la religión cristiana, más defensores de la Oscuridad que de la Luz. Para Mills el Caos es el orden natural de las cosas: algo que se puede demostrar científicamente, ya que principios elementales de la física nos dicen que en todo sistema cerrado -sin intervención exterior- la Entropía -o lo que es lo mismo, el desorden- aumenta siempre.

Sláine combate a lo largo del tiempo a los enemigos de la Diosa Madre que pretenden controlar y pervertir la leyes naturales para sus oscuros fines de manipulación y control de la sociedad. Finn, otra de las creaciones de Mills, es en realidad una versión del Dios Cornudo en el tiempo actual, que debe encargarse, orientado por una misteriosa mujer, de combatir una fuerza alienígena que pretende dominar la Tierra. La miniserie Sex Warriors, editada por Dark Horse, nos mostraba un mundo dominado por seres biotecnologicos, al que llegaba una extraña mujer que enseñaba a los pocos humanos que formaban la resistencia a enfrentarse a esos seres biónicos, a través de la exploración de su propia naturaleza.

Por su parte, Nemesis es un Alinigena astado que lucha contra la Iglesia y la mismísima Inquisición, encabezada por un tal Torquemada, en una galaxia futura.

Finalmente los ABC Warriors llevan bajo su nombre el significativo epígrafe: Guerreros del Caos. Ante todo esto sólo cabe preguntarse si el propio Pat Mills no será una nueva encarnación del Dios Cornudo.


Sláine en la lengua de Cervantes
- MC publicó en 1987 dos tebeos en formato comic-book, a partir de una edición americana, correspondientes a la etapa de Mills y McMahon y que abarcaban las aventuras Héroes blood, Shoggey beast y parte de Sky chariots.
- Norma Editorial lleva editados, entre 1991 y 1996, en los números 75, 82, 85, 136 y 137 de la colección Cimoc Extra Color, los tres álbumes que componen El Dios cornudo y los dos de la saga Demon Killer.

Impresionante viñeta de Garres para el n° 1100 de 2000AD. Fleetway, 1997.


Dentro de la Viñeta nº6, año 1999


viernes, 20 de marzo de 2015

Elric, el eterno campeón albino

por Nino Ortea

Elric, según Kent Williams


La reciente presencia en las IV Jornadas del Cómic Villa de Aviles, del británico John Ridgway, ilustrador de la serie Duke Elric en el proyecto Michael Moorcock's Multiverse; junto con la actual redistribución por parte de Forum de la obra Stormbringer desarrollada por P. Craig Russell; nos animan a acercamos a la pálida figura de Elric, tal vez el personaje que mejor encarna, tanto en el mundo literario como en el del cómic, el concepto de Espada y Brujería.

El señor del Multiverso

Antes de centrarnos en las diferentes adaptaciones de Elric al cómic, nos parece necesario repasar la figura de su creador, Michael Moorcock y su vinculación con el mundo de la historieta.

Y es que este ilustre británico, nacido en 1939, ha tocado con su gracia múltiples disciplinas artísticas no todas ligadas con el campo de la literatura. Ha impulsado desde las páginas de la revista New Worlds el movimiento literario New Wave, caracterizado por intentar dotar a las obras fantásticas de un mayor nivel literario sin descuidar el entretenimiento, al incorporar al discurso elementos como el pesimismo o el intento de reflejar la diferente psicología de los personajes. Ha coqueteado con el cine, guionizando la película La tierra olvidada por el tiempo -The land that time forgot 1975-. Se ha implicado en varios proyectos musicales: Blue Oyster Cult, Hawkwind o Deep Fix; tanto a nivel de instrumentista como de compositor, apareciendo un tema suyo en la banda sonora de la película Heavy Metal-1981-.

Su personal creación literaria del Multiverso, no podía permanecer ajena al fenómeno de los libros de rol. Elric ha sido el protagonista de varios de ellos. El primero fue Stormbringer, editado en nuestro país por la editorial Joc, al que siguieron Elric, Melnimoné y Elric Core Rulebook... todos editados en U.S.A. por Chaosium.

La relación artística de Moorcock con el mundo de la viñeta tiene su origen en 1956, cuando comienza su colaboración con la revista Tarzan Adventures, encargándose de aportar el texto a las tiras diarias y dominicales que, entre otros, Hal Foster había realizado para la United Feature Syndlcate. Pues al no tener disponibles planchas originales en inglés, la editorial se veía obligada a trabajar con ediciones en español. Michael Moorcock llegaría a alcanzar el cargo de editor pero sería despedido en 1958 por centrarse demasiado en el texto y descuidar las viñetas. Pasa a la editorial Fleetway desarrollando historias para personajes como Billy el niño o Robin Hood, abandonándola en 1965 para centrarse en sus proyectos literarios.

International Times decide en 1969 realizar unas tiras sobre su personaje Jerry Cornelius, ocupándose Moorcock del guión junto con M. John Harrison, del apartado gráfico se ocuparían Mal Dean y Richard Glyn Jones. En 1971 guioniza The sonic assassin para la revista Frendz, una historia dibujada por Jim Cawthorn en la que se narraba una aventura de su grupo musical Hawkwind.
También durante este año el artista francés Philipe Druillet realiza el libro Elric le necromancien, portafolio centrado en la figura de Elric, al que el propio Moorcock pondría el texto en su edición británica Elric: the return to Melnibone.

Poco después, año 1972, Moorcock junto con Jim Cawthorm desarrollarían la que tal vez sea su participación más conocida en el mundo del cómic. A petición de Roy Thomas escribieron la trama argumental de los números 14 y 15 de Conan el bárbaro.

En 1973 se produce la primera incorporación del mundo de Elric al cómic, de la mano de Steve Grant y John Adkins Richardson.

Corría el año 75 cuando Doug Moench y Alex Niño adaptaron un relato de Moorcock. La novela Behold the man, aparecía bajo el título de Ecce homo en el número 6 de la revista Unknown worlds of Science Fiction.

El citado Steve Grant junto con Bob Gould realizó para el número 6 de Star Reach la adaptación del relato The prisioner of Pan Tangen 1976; año en el que Jim Cawthorm realizó la adaptación de Stormbringer, a la que seguirían dos versiones de historias de Hawkmoon: The Jewell in the skull y The crystal & the amulet. También en este año el francés Moebius realizó su Le garage Hermetique de Jerry Cornelius -El garaje hermético de Jerry Cornelius-, el título era una especie de broma privada entre los autores pues la historia nada tiene que ver con el personaje, de hecho cuando Marvel bajo el sello Epic reimprimió la obra, el personaje pasó a llamarse Lewis Carnelian.

En 1979 Moorcock creó la trama de una novela gráfica cuyo guión desarrollaría e ilustraría Howard Chaykin. En The Swords of heaven, the flowers of hell se desarrollan nuevas aventuras del Campeón Eterno. La revista Comix Internacional de la editorial Toutain, editaría este proyecto en forma señalizada bajo el título Flores del cielo, espadas del infierno. También en este año Frank Brunner adaptaría un relato de Elric de Melnimone para la revista Heavy Metal.

Portada de la edición de Forum de La ciudad de los sueños, de Thomas y Russell. 1984

 La década de los ochenta fue un magnífico periodo para los aficionados a las narraciones de Moorcock. Comenzando por la magnífica adaptación en forma de novela gráfica realizada por Roy Thomas y P. Craig Russell para el sello Epic de Marvel, del relato La ciudad de los sueños perteneciente al libro El misterio del lobo blanco. Para seguir con el trabajo realizado primero por Pacific y luego por First en el que se intentó editar de forma cronológica la adaptación de los relatos de Elric, Corum y Hawkmoon; primero en colecciones diferenciadas y luego bajo el título genérico de The Eternal Champion.

Gracias a este proyecto editorial pudimos disfrutar de los trabajos de creadores de la talla de Roy Thomas, Mike Barón, P. Craig Russell, Michael T. Gilbert o Mike Mignola. Siendo este periodo artístico el más conocido por los aficionados españoles gracias a la edición de la citada novela gráfica por parte de Forum y de parte de la producción de Pacific y First de mano de Ediciones B. . El guionista Guy Lawley incorporaría gran parte de las creaciones de Moorcock en su trabajo de 1989, junto a Steve Whitaker, para la editorial Trident titulado The saga of the Mam-Elf.

No sería hasta el cercano 1995 en que un personaje de Moorcock volvería a ser llevado al mundo de la historieta, mediante la adaptación del relato de Elric, Jesting with Chaos, realizado por Frank Henkel, Shea Antón Pensa y Ted Naifeh, para la editorial Mojo Press.

En 1997 Topp Comics y Dark Horse se unirían para editar Stormbringer, un trabajo que P. Craig Russell venía realizando desde 1995. Serie que había sido precedida por una especie de número cero, One Life, guionizado por Neil Gaiman e ilustrado por el mismo Russell En 1998 vería la luz el proyecto Michael Moorcock's Multiverse desarrollado por De Comics en su sello Helix, en forma de serie limitada de doce números. En ella Moorcock se ocupa del guión de las tres historias que sucesivamente se nos cuentan. Walter Simonson se hace cargo de las portadas y de la historia central Moonbeams and Roses. Mark Reeve dibuja The metatemporal detective y John Ridgway desarrolla las historia de Duke Elric.

Como queda reflejado, el mundo del cómic no le resulta desconocido tanto al escritor británico como a sus personajes.

La historia interminable

A la hora de analizar cualquier obra que lleve la firma de Moorcock, hay que tener en cuenta dos conceptos que se repiten prácticamente en todas sus creaciones: El Campeón Eterno y El Multiverso. Según el propio autor, la idea de Campeón Eterno era algo que venía acariciando desde los diecisiete años; aunque este concepto no alcanzaría cuerpo literario hasta que, hacia 1965, comenzó a preparar El programa final -1968-, primera novela sobre Jerry Comelius.


Viñetas de la serialización en el n° 3 de la revista Epic, de Marvel Comics, de La ciudad de los sueños, de Thomas y Russell. 1980 


Esta idea de héroe perpetuo, que desarrolla sus aventuras en diferentes mundos, realidades y tiempos bajo variadas encarnaciones, aparece en todos sus grandes ciclos, e incluso da título a una novela El Campeón Eterno, la cual engloba dos relatos Phoenix in Obsidian y The dragón in the sword. Ambos protagonizados por Erekosé, un londinense que en nuestro siglo recibe el nombre de John Daker y que en otro ciclo de la realidad realiza gloriosas gestas junto a la raza Eldren. Al comienzo del primer relato Michael Moorcock ya marca las características del Campeón Eterno. En sus sueños Erekosé, toma conciencia de los diferentes nombres que recibiría en sus sucesivas encarnaciones: Elric, Corum, Cornelius, Ulises,... ; por el amor a una mujer -Ermizhad- emprende gestas que acaban llevándole a cometer actos cuya atrocidad le conduce a padecer un sentimiento de culpa que le consume: se confiesa exterminador de la totalidad de su propia raza y destructor de sus ciudades en su doble condición de Campeón de ambos bandos. Esta dualidad entre Orden y Caos caracteriza a toda su obra al igual que una clara predeterminación marcará tanto la vida de Daker como sus múltiples iguales en las diferentes realidades.

Viñeta de la edición de Forum, año 1995, de Tormenta,nº14 de Conan el bárbaro. Argumento de Moorcock y Cawthorn guión de Thomas y dibujo de Barry Smith y Sal Buscema. 1984

Respecto al concepto de Multiverso, cuya paternidad no se otorga en exclusiva pues reconoce que el poeta y ensayista gales John Cowper Powys puede haber desarrollado la idea antes que él, Moorcock asegura que en su concepción desempeña gran influencia la lectura de obras de Rider Haggard y Robert E. Howard. El Multiverso se basa en la idea de una serie de mundos interconectados; siendo cada uno, una parte diferente del siguiente, teniendo lugar en cada uno de ellos diferentes versiones de nuestras realidades.

El caballero albino

De todas las diferentes encarnaciones que Moorcock le dio al Campeón Eterno, la que más éxito ha tenido ha sido, curiosamente, Elric de Melnimone. Lo de curiosamente viene a cuento pues no conviene olvidarse de lo alejado que está el melnibonés del concepto que tenemos de un paladín.
Nos encontramos ante un pálido yonqui, de aspecto demacrado y enfermizo, cuya amoralidad le lleva a perseguir hasta el lecho a las hembras de su misma sangre y a dar muerte, empezando por su madre, a los miembros de su familia. Es el último representante regio de una raza degenerada, a la que él mismo intentará exterminar y a la que traicionará al conducir a unos sucios saqueadores a su capital de ensueño, exigiendo como pago el que no dejen piedra sobre piedra en la ciudad. A esto hay que añadir su profunda angustia vital; su alianza con fuerzas del Caos; su irrefrenable tendencia a darles sablazos, nada económicos, a sus amigos, dejándolos literalmente tiesos; su extraño vínculo con un arma cargada por El Diablo; por no hablar de la letal casualidad que hace que toda mujer que le enamora acabe convertida en pincho moruno en la brocheta que forman su mano y su espada.

Con todo creo que Elric es, de entre los personajes conocidos por un público mayoritario, aquel que mejor encarna la idea de héroe de Espada y Brujería. Subconscientemente puede que esto se deba a unos ocultos deseos de acostarme con alguna de mis primas, eliminar a alguno de mis insufribles primitos, utilizar mi espada contra mis autoproclamados amigos y convertir las tierras del Principado de Asturias en una gigantesca pira funeraria. ¡Ah, quién fuera rey para sólo tener que dar cuenta de sus obras a la Historia!. Pero desgraciadamente plebeyos somos y como tales nos vemos obligados a encerrar nuestros obscuros deseos del bajo vientre tras insalvables muros éticos y morales.

Nos encontramos ante una figura, que a pesar de su encuadre en un mundo irreal, presenta un entorno vital y emotivo que lo convierten en contemporáneo de cualquier época. Conocemos a un hombre marcado por un sino fatal que guiará trágicamente su vida hasta un destino aciago, amargo y lo que es lo peor para él, condenado a repetirse infinitamente en cada una de sus encarnaciones dentro del Multiverso. Es un ser privado, desde su primer llanto, del amor de sus padres, pues su nacimiento provoca la muerte de su madre y el progresivo alejamiento de su padre Sadric LXXXVI.

Este hecho vaticina una fatídica constante en su vida, pues está condenado a destruir a todo y a todos los que quiere.

Al contrario de lo que ocurre en la mayor parte de los relatos de lo que se ha dado en llamar Fantasía Heroica, Elric en lugar de liberar, recuperar o engrandecer un reino lo destruye; no encarna a una estirpe pujante llena de sueños o ideales, por el contrario su imperio se encuentra en un claro declive geográfico, físico y moral, lo que antaño era un imperio en su apogeo se encuentra ahora reducido a poco más que el ámbito de La isla del dragón, su pueblo cegado por sus hazañas de antaño mira con desprecio a los expansivos Reinos Jóvenes de los humanos, mientras se entregan a infames actos y prohibidos rituales -lo cual ha provocado que muchos hayan querido ver en el

Viñetas de En la ciudad de los sueños, Por Thomas, Gilbert y Russell. En el n° 1 de Elric de Melniboné. En la edición española de Tebeos S.A. de 1988

desmoronamiento del imperio melniboneano, un reflejo de la caída del imperio británico-; la familia real no encarna a la última esperanza de salvación para su pueblo prehumano, por el contrario tras cuatrocientas veintiocho generaciones en el trono, la casa real ha alcanzado unos niveles de degeneración tremendos, centrada más en satisfacer sus insanos deseos que las urgencias de su nación.

Coincide con otros héroes en el hecho de haberle sido vaticinada desde su nacimiento una gloriosa misión, en su caso está llamado a convertirse en el más importante de todos los emperadores que ocuparon el trono de rubí y ¡vaya si lo es!, su última acción conduce a la desaparición de su antiguo mundo en lugar de salvarlo.

En vez de liberar de sus secuestradores a las mujeres que ama, las asesina; si el amor es el sentimiento que mueve a los dos personajes antagónicos en el primer relato Elric de Meiniboné, no conviene olvidarse de que el emperador está enamorado de su prima Cymoril, la cual sufre a su vez el acoso nada disimulado de su propio hermano Yyrkoon; si bien lucha por causas nobles, sirve a un señor del Caos el cual sacará beneficio de sus acciones.

Al contrario que otros héroes Elric no es un bruto aguerrido, de constitución atlética y atractiva personalidad, amante de broncas y alcohol, por el contrario es un refinado estudioso, cuya naturaleza enfermiza le hace depender de unas drogas para mantenerse en pie y que se ve obligado por su lóbrego destino a convertirse en un apático Campeón Eterno. Al Igual que otros personajes, presenta un estrecho vínculo con su espada, pero a diferencia de Arturo con Excalibur o El Cid con Tizona, la unión de Elric con su mágica espada rúnica Stormbringer es de autodependencia, ella recibe las almas de aquellos a los que él mata y él atesora parte de la energía vital de aquellos a los que inmola, una vez concluida la misión del albino será el propio acero quien decida eliminar al campeón y revelársenos en su demoniaca apariencia; si bien cuenta con amigos y confidentes e incluso aparece la figura de lo que podríamos llamar el Compañero Eterno -el oriental Moonglum-, su triste destino es ver como la mayoría acaban pereciendo víctimas de la sed de almas de Stormbringer.

La lista de diferencias entre el melnibonés y la mayoría de paladines de Fantasía Heroica sería interminable. Tal vez el aspecto que más le diferencia hasta hacer de él un antihéroe es el que todos sus actos están predeterminados. Nos encontramos ante un estudioso emperador que no presenta un especial apego al trono, de hecho sus ansias de conocimiento le llevan al final de la primera saga, Elric de Melnimoné, a confiarle el trono a su pérfido primo Yyrkoon, desoyendo los consejos de su prima y amada Cymoril. A la vuelta de sus viajes, narrados en El marino de los mares del destino, tanto Elric como su entorno habrán cambiado fatalmente y el héroe dará muerte involuntariamente a su amada prima, destruirá el imperio que debía proteger y traicionará la confianza y amistad de sus leales.

Elric se nos mostrará como una marioneta manejada bufonescamente por fuerzas superiores. Este concepto, de dioses que juegan con sus criaturas, no por conocido pierde fuerza en la narración.
La forma en que finalizan las desventuras de Elric, no deja de presentar sutiles conexiones con El Cristianismo. Si en el Apocalipsis de San Juan, el fin del mundo vendrá precedido por el toque de trompeta por parte de siete ángeles, en Stormbringer muere el caótico viejo mundo y nace uno nuevo y esperanzador al hacer sonar nuestro ángel negro por tres veces El cuerno del destino.

Tal vez rozando lo sacrilego me atravería a señalar que existe cierto paralelismo entre Elric y Jesucristo, pues ambos vienen al mundo con una misión salvadora, en ciertos momentos se rebelan ante su destino y de su muerte surgirá un nuevo orden.

A la vez aparecerá otro concepto clásico, el del enfrentamiento entre El Bien y El Mal, presentados aquí como Ley y Caos cuya pugna hace que La Balanza Cósmica se incline unas veces a favor de uno y las restantes del otro. El enfoque que Moorcock le da a esta pugna eterna se aleja totalmente del maniqueísmo.

Defiende que es necesario un equilibrio entre ambas fuerzas pues un mundo en el que tan sólo reinase El Bien, sería tan estéril como aquél en el que imperase El Mal, de hecho la muerte del protagonista es necesaria no sólo como una suerte de expiación de sus culpas o como catarsis narrativa, su muerte liberará al maligno ser al que cobijaba Stormbringer, cuya presencia contrarrestaría un exceso de Ley. La obscuridad es necesaria para poder apreciar la belleza de la luz. Además su protagonista es un servidor de las fuerzas del Caos que intenta impedir que éste tome control de su universo, utilizando su brujería y su espada.




Con todo Elric no está exento de esa maldad que combate, pues como ya ha sido reflejado su comportamiento muchas veces es vengativo, cruel e injusto. De hecho podíamos considerar que el ser El Campeón Eterno es para él una especie de penitencia por todos sus males cometidos, al quedar condenado a combatir por siempre en El Multiverso, viendo como su trayectoria vital se repite con ligeras variantes. Nuestro guerrero que a lo largo de la saga ha visto como una a una sus expectativas se han ido incumpliendo, sufrirá el amargo desengaño final de ver como le es negado el reposo, condenado como está a la lucha eterna.

La canción de Stormbringer

Afortunadamente gran parte de los cómics relacionados con el mundo de Elric, han sido editados en nuestro país. A continuación, haremos un breve repaso a sus diferentes ediciones, siguiendo el orden de la saga y no el de producción.

La adaptación del libro Elric de Melnimoné, fue publicada en nuestro país por Ediciones B. en los seis primeros números de su colección dedicada al albino, comenzada en 1988. Se recoge una obra editada en primer lugar por Pacific en forma de álbum y que First Comics editó en forma señalizada. Esto provocó el que en estos números las portadas fueran sustituidas por reproducciones de viñetas interiores. Es esta tal vez la obra más aconsejable tanto para los desconocedores de la obra de Moorcock como para los no aficionados a la Fantasía Heroica, pues su temática se centra en aspectos muy humanos: amor, intriga, traición,...; diferenciándose en esto de las restantes obras en las que las referencias a múltiples realidades, mundos y deidades marcan la narración. Del guión tanto de esta conversión al cómic como de todas las restantes editadas en nuestro país, salvo Stormbringer, se ocupa Roy Thomas. Éste realiza un trabajo muy diferente al que había realizado con Conan, del que casi lo podemos considerar co-creador para el mundo de la historieta. Ahora se limita a resumir los relatos de Michael Moorcock.



Viñetas de Jesling wilh Chaos. Por Moorcock, Franz Henkel y dibujos de Shea Anton Pensa. En la antología Weird Business.. Edita Mojo Press, 1995.

Es de destacar que su control de los textos de apoyo, de los que tanto había abusado en ciertas etapas del cimerio, nos permite apreciar la riqueza expresiva del apartado gráfico, pues deja que los lápices de los dibujantes nos hagan ver aspectos que expresados con palabras no alcanzarían la belleza narrativa de las imágenes. No es ésta una serie en la que Thomas saque a relucir el ingenio que alcanzó en ciertas etapas de su estancia en Marvel, pero aún así su trabajo es sumamente digno. Esta colección contó en el apartado gráfico con una serie de autores de primera fila: P. Craig Russell y Michael T. Gilbert. El primero, del que hablaremos detenidamente al analizar Stormbringer, en estos números abocetaba los dibujos, los entintaba y los coloreaba junto con Michael T. Gilbert, el cual previamente había realizado el lápiz definitivo en todas las páginas. Gilbert pasó a ocupar el papel de Russell en la segunda adaptación de Elric, El marino de los mares del destino, siendo acabados sus lápices y coloreadas las viñetas por George Freeman. El trabajo de ambos es continuista respecto a la etapa anterior. No hay que olvidarse de que aunque aquí aparecieron de forma correlativa dentro de la misma colección, en U.S.A. habían sido editadas por distintas editoriales. Gilbert y Freeman, realizan un dibujo más firme, con un entintado que delimita más el contorno de las figuras, destacándolas del fondo. En muchos casos los personajes parecen sobreimpresos a los escenarios. Su Elric es menos etéreo que el anterior, aparece menos enfermizo, su constitución es más atlética y su tono de piel menos pálido. Es destacable el que en ambas series, en las páginas de presentación aparece el nombre del protagonista siempre formado por elementos que pertenecen a la ambientación de la escena que se narra, con un estilo que no pudo por menos que recordarnos al del maestro Will Eisner. En estos siete números se narran las importantes consecuencias del viaje del melnibonés por los reinos jóvenes, adaptadas con gran oficio por Roy Thomas. Entrará en contacto con Corum, Hawkmoon y Erekose. Las cuatro encarnaciones del Campeón Eterno se unirán en un solo cuerpo con la forma del albino, para combatir a unos seres que amenazan con absorber la energía vital de este universo.

La importancia de esta hazaña, que el mismo EIric duda sobre si fue real o un sueño, radica en hacer que el héroe tome conciencia de que está llamado a cumplir una mesiánica misión, a la vez que asistimos a las primeras manifestaciones de la malvada naturaleza de Stormbringer. En su siguiente gesta, nuestro caballero le planta cara a su señor Arioch, al obligarle a abandonar este plano de la realidad. Elric desoye el aviso-maldición de Arioch, vaticinando que con su ausencia Los señores de los Altos Mundos se enfrentarán en su tierra. La traducción de estos números fue obra del afamado guionista de la serie Torpedo, E.S. Abulí. Al no contar con los originales no podemos juzgar su trabajo con exactitud, pero su traducción de algunas expresiones que aparecen en inglés en el número 8 distan de ser acertadas: look upon them -contemplarlas- es traducido por semblantes, what -que, cual- adopta la forma de cómo. Desgraciadamente la decisión de Ediciones B. de cancelar, sin previo aviso, la línea que editaba estos cómics, nos privó de disfrutar con las sucesivas ediciones de la obra de Moorcock.

No creáis que nos habíamos olvidado del famoso cruce entre Elric y Conan en la serie de este último. Corría el año 1971 y Roy Thomas, satisfecho con la experiencia que había tenido en el número 13 de la colección con el escritor John Jakes, decidió solicitar la colaboración de otros autores de narrativa fantástica. Contactó con Moorcock, el cual al poco tiempo le envió un argumento escrito junto con James Cawthorn. La historia desarrollada por Thomas y B. W. Smith en los números 14 y 15 de la colección Conan el bárbaro, refleja todos los elementos típicos del Multiverso de Moorcock, ya anteriormente citados: predestinación, fatalismo,... .


Viñetas de La maldición, basada en El marino de los mares del destino, de Michael Moorcock Por Thomas, Gilbert y Freeman. En el n° 13 de Elric de Melniboné. En la edición española de Tebeos S.A. de 1988

 Desgraciadamente el tratamiento gráfico que Smith le dio a EIric, dista mucho de ser el acertado, pues éste aparece con una complexión, que sin llegar a parecerse a la del cimerio, dista mucho de ser la estilizada y enfermiza figura que caracteriza al emperador brujo. A esto se une el que Smith optó por mantener el ridículo gorrito que le añadieron para las ilustraciones de las ediciones en bolsillo de los libros. Como dato anecdótico cabe citar el que Moorcock y Jakes crearon un personaje, el del brujo Kulan Gath, que a pesar de morir durante el relato, sería posteriormente reutilizado por Marvel para enfrentarse entre otros a Spiderman o La patrulla X.



A la hora de situar estos números dentro de la cronología de Elric, el único dato que se nos ofrece es el hecho de que Cymoril se encuentra sumida en un sueño encantado, lo cual sitúa la obra o bien en la parte final de Elric de Melnimoné o al principio de El misterio del lobo blanco.

A continuación vendría la novela gráfica Elric, la ciudad de los sueños, obra del tándem Thomas-Russell, editada por Forum en 1984. En ella se recoge magníficamente tal vez el episodio más trágico en el devenir del emperador brujo, pues asistimos al desmoronamiento y muerte de todas sus ensoñaciones y esperanzas, queriendo el fatídico destino utilizarlo como mano ejecutora que aniquile sus propias ilusiones. Movido por la venganza se aliará con los enemigos de su pueblo a los que guía hasta su mágico reino para que lo saqueen y destruyan, cegado por la ira asesinará a su amada, preso de la apatía negará auxilio a sus aliados.

Estos hechos que aparecen en el libro primero de la novela El misterio del lobo blanco son narrados de forma magistral por ambos creadores. Thomas, no sólo se mantiene fiel al texto adaptado, basta con ojear la edición realizada por Martínez Roca para comprobar como literalmente conserva diálogos y sus elipsis narrativas son escasas, sino que desarrolla una obra que se justifica y defiende por sí sola, sin necesidad de leer narraciones previas o posteriores. P, Craig Russell desarrolla majestuosamente un sorprendente y transgresor dibujo, al que la lujosa edición de Forum sirve como soporte adecuado. Cambia constantemente el tamaño, composición y distribución de sus viñetas; incluye los textos de apoyo en los lugares más insospechados, utiliza perfectamente la perspectiva en
sus diferentes planos, acercándonos o alejándonos de la narración de una forma precisa, concentra la expresividad de Elric en su mirada que muchas veces presenta perdida, contrastando la palidez de su rostro con sus brillantes ojos rojos

Si Russell nos había maravillado con sus trabajos previos con Elric, los 7 números en los que adapta la novela Stormbringer, son insuperables. El autor se ocupa totalmente del dibujo, del guión y de las portadas. En esta serie asistimos a la conclusión del círculo vital de Elric a medida que va cumpliendo su predestinada misión.

Muchos elementos ya habían sido tratados previamente por Moorcock, en sus historias previas. El motor que mueve al albino a enfrentarse a las fuerzas de Caos, es el intentar recuperar a su amada Zarozinia a la que también dará muerte; volverá a aliarse con los hijos de aquellos a los que guió y traicionó en el saqueo a Melniboné; se mantiene el gusto por la dualidad entre opuestos del autor, al Campeón Eterno se le opone una nueva encarnación de su Enemigo Eterno -Jagreen Lern-, reaparece la espada rúnica compañera de Stormbringer, Mourn Blade; la muerte trae vida;... .

También aparecen claras referencias a elementos clásicos de nuestra cultura como su enfrentamiento a Roldan, el personaje central de la novela de caballerías La canción de Roldan, no el amigo de lo ajeno que dirigió el benemérito cuerpo. Curiosamente en su Duke EIric, sugiere a Roldan como una encarnación del Campeón Eterno.

A lo largo de la obra Russell nos muestra el ocaso de la civilización, no solo con imágenes, también utiliza el color de una forma simbólica, los cielos azules o amarillos del primer número acaban adquiriendo un mortecino tono rojizo en el último capítulo. En las escenas de masas, presenta las figuras como conjuntos tonales sumergidos en el ambiente, ilustra los cuerpos detenidos en sus gestos o actos, casi sin elementos cinéticos, descompone las figuras en planos de volumen y las envuelve en una luz que da a sus formas casi geométricas un aspecto irreal y metafísico, gracias a su gran intuición cromática para el uso de la luz.

Muchas veces renuncia a la profundidad del espacio en una escena, situando toda la fuerza dramática en la expresividad de los rostros. Alarga las figuras,presentándolas extremadamente delgadas en unas viñetas tremendamente estrechas lo que aumenta la sensación de fragilidad. En otros casos como cuando refleja a las fuerzas del Caos las muestra retorcidas, llegando a parecer deformes. Su dibujo ha evolucionado respecto al que veíamos en sus primeras obras al mostrarnos unos personajes y ambientes más contrastados, como resultado de su peculiar uso del claroscuro; no evita mostrar escenas de gran crudeza, como descuartizamientos, sin recrearse en ellas. Sus imágenes han perdido romanticismo, pero ganado en fuerza.


Viñetas de Moonbeans and Roses , en Michael Moorcock's Multiverse nº 3 de DC Comics. 1998. Por Moorcock y Simonson 


Duke Elric y el dragón

La saga de EIric finalizaba con la muerte de este, lo que no significa que no volvamos a encontrárnoslo en otras encarnaciones y en diferentes realidades. Esta idea aparece desarrollada en el proyecto Michael Moorcock's Multiverse, desarrollado en doce números por la editorial DC. En ella se detallan tres líneas argumentales diferenciadas en un principio, pero que acaban convergiendo al final, pues la búsqueda de The silver skin -el piel plateada- es el punto de unión entre ellas. El propio Moorcock se ocupa de escribir el guión de las tres historias, las cuales parecen estar muy conectadas con acontecimientos narrados en la trilogía The second ether.

Este hecho dificulta en algunos momentos la comprensión de Moonbeans and roses, relato que ilustra Walter Simonson. En esta narración se nos cuentan los intentos de salvar al Multiverso de la amenaza de absorción por parte Los señores de la predectibilidad que habitan el First ether. Para ello una serie de personajes se embarcan en el mítico juego temporal el Zeithjuego, los intentos de los jugadores, entre los que se encuentran Simonson y Moorcock, por salvar el Multiverso de esta amenaza de las fuerzas del Orden, se verán dificultados por la intervención de las fuerzas del Caos dirigidas por el Príncipe Gaynor. Al final EIric, que ha sido convocado a este plano temporal al hacer sonar El cuerno del destino, en su encarnación medieval, el Duque EIric, se enfrentará al Silverskin que amenaza al mundo y no es otro que la esencia del Campeón Eterno.

Un guión sumamente complicado, tanto por la dificultad de su lenguaje al disfrutar el autor de utilizar palabras híbridas como jugadero, como por lo enrevesado de su trama, no envidio a quien reciba el encargo de su traducción en el remoto caso de editarse en nuestro país.

La historia se convierte en una delicia ocular gracias al trabajo de Walter Simonson, autor que no ha perdido ni un ápice de fuerza en el trazado de su dibujo y cuya maestría en la composición y uso del lenguaje visual aumenta en cada obra. Su trabajo funde figuras y ambientes, gracias a un magnífico juego de líneas mayoritariamente angulosas que delimitan la perspectiva, a la vez que crea espacios infinitos en los que los personajes o los elementos paisajísticos se escapan de los límites de la viñeta.
Sus figuras se recortan con inteligente simetría, inspirada en Jack Kirby al que homenajea en varias de sus mastodónticas viñetas, al igual que recuerda su gloriosa etapa en Thor, al presentar unas naves de combate que se asemejan a la cabeza de Bill Rayos Beta. Las segundas vivencias que se nos narran son las de The metatemporal detective, un policía británico, familiar lejano de la familia de Elric, aquí encarnado por un ángel vengador llamado Count Zodiac, que se mueve a través del tiempo y el espacio por el poder de su espada.

La historia comienza en el Londres actual, donde se están cometiendo asesinatos de skinheads y personalidades relacionadas con unos sucios manejos económicos, es curioso el parecido físico y nominal entre la Sra.Ratcher y la férrica Margaret Thatcher; presuntamente el pálido albino se encuentra tras estos asesinatos conectados con una búsqueda del Grial.



Portada de Walter Simonson para el n° 10 de Michael Moorcock 's Multiverse, correspondiente a Agosto de 1998. DC Comics


Viñetas de Duke Elric, en Michael Moorcock's Multiverse n° 4.DC Comics, 1998. Por Moorcock y John Ridgway


La acción da un salto y nos encontramos en Munich donde el detective deberá esclarecer el asesinato de la sobrina favorita del político mas prometedor de la Alemania de principios de los treinta, Adolf Hitler. Sucias tramas políticas e incestuosas relaciones saltan por los aires, al asesinar Hitler a Himmler por haber matado a su sobrinita. Después se nos cuenta una historia de búsqueda del Grial y de The silverskin, en una época de difícil ubicación histórica, en la que la narración acaba relacionada con la trama de Moonbeans and roses a través del personaje del Príncipe Gaynor. Es curiosa la presentación que hace Moorcock del Campeón Eterno como un justiciero sin escrúpulos relacionándolo con aspectos sociales e históricos de la sociedad europea. Elric no duda en ponerse el uniforme de Himmler para inculparlo en un asesinato del que es inocente, pero cuya muerte y la detención de Hitler impedirán la llegada nazi al poder y sus tristes consecuencias. Curiosamente el albino es presentado como una figura libre, que decide como y cuando actuar. El trabajo del británico Mark Reeve, que había realizado previamente cubiertas para libros de Moorcock, es sorprendentemente adecuado y funciona narrativamente dentro de ese feismo descuidado que impregna su dibujo. Sus personajes se asemejan a caricaturas, parecen muñecos o marionetas -todos somos juguetes en manos de los caprichosos dioses-, estando muy cercano su diseño al de los muñecos de Spittin Image, serie en la que participó el autor al igual que en diversas producciones de los estudios de Jim Henson.

En la serie Duke Elric, el personaje es una encarnación del melnibonés en el medievo. Hijo de Sadric, es expulsado de Inglaterra acusado de brujería y relaciones antinatura con su hermana. Emprenderá una búsqueda, acompañado de su mágica espada Stormbringer, de The silverskin.

Durante sus viajes, que le llevarán entre otros sitios a Córdoba, se irá encontrando con personajes ya conocidos como Moonglum o su fiel dragón Colmillo de Fuego, con cuya ayuda reencontrará El Cuerno del Destino, que le permitirá convocar a su primigenio ¿ascendente?.

 John Ridway mantiene la ambientación reposada y tranquila, que ya había mostrado en sus anteriores trabajos; y que aquí se adecúa perfectamente a la idea del tiempo como un continuo en el que todo fluye a un ritmo pausado. Su acabado da la apariencia de ser muy poco elaborado por su tendencia a la mancha y las líneas gruesas; y su repetitivo uso del plano medio y el general, intercalando algún primer plano podría llegar a convertir en monótono su trabajo. Lo que le da fuerza e interés a la obra es su capacidad para expresar la psique de sus personajes, mediante un dibujo muy expresivo.

Sólo nos queda esperar que alguna editorial autóctona se interese en editar tanto las obras pendientes de First Comics, como esta pequeña joya que ha publicado DC.

Viñetas de The metatemporal detective de Moorcock y Mark Reeve, para el n° 3 de Michael Moorcock 's Multiverse,. DC Comics, 1998




Dibujo de Kent Williams para el libro Moorcock Elric collection. Editado por White Wolf en 1995.



El autor quiere agradecer a Rubén, por abrirle los ojos, y a Normam y Germán por el apoyo.



Dentro de la Viñeta nº6, año 1999