por Nino Ortea
Elric, según Kent Williams
La reciente presencia en las IV Jornadas del Cómic Villa de Aviles, del británico John Ridgway, ilustrador de la serie Duke Elric en el proyecto Michael Moorcock's Multiverse; junto con la actual redistribución por parte de Forum de la obra Stormbringer desarrollada por P. Craig Russell; nos animan a acercamos a la pálida figura de Elric, tal vez el personaje que mejor encarna, tanto en el mundo literario como en el del cómic, el concepto de Espada y Brujería.
El señor del Multiverso
Antes de centrarnos en las diferentes adaptaciones de Elric al cómic, nos parece necesario repasar la figura de su creador, Michael Moorcock y su vinculación con el mundo de la historieta.
Y es que este ilustre británico, nacido en 1939, ha tocado con su gracia múltiples disciplinas artísticas no todas ligadas con el campo de la literatura. Ha impulsado desde las páginas de la revista New Worlds el movimiento literario New Wave, caracterizado por intentar dotar a las obras fantásticas de un mayor nivel literario sin descuidar el entretenimiento, al incorporar al discurso elementos como el pesimismo o el intento de reflejar la diferente psicología de los personajes. Ha coqueteado con el cine, guionizando la película La tierra olvidada por el tiempo -The land that time forgot 1975-. Se ha implicado en varios proyectos musicales: Blue Oyster Cult, Hawkwind o Deep Fix; tanto a nivel de instrumentista como de compositor, apareciendo un tema suyo en la banda sonora de la película Heavy Metal-1981-.
Su personal creación literaria del Multiverso, no podía permanecer ajena al fenómeno de los libros de rol. Elric ha sido el protagonista de varios de ellos. El primero fue Stormbringer, editado en nuestro país por la editorial Joc, al que siguieron Elric, Melnimoné y Elric Core Rulebook... todos editados en U.S.A. por Chaosium.
La relación artística de Moorcock con el mundo de la viñeta tiene su origen en 1956, cuando comienza su colaboración con la revista Tarzan Adventures, encargándose de aportar el texto a las tiras diarias y dominicales que, entre otros, Hal Foster había realizado para la United Feature Syndlcate. Pues al no tener disponibles planchas originales en inglés, la editorial se veía obligada a trabajar con ediciones en español. Michael Moorcock llegaría a alcanzar el cargo de editor pero sería despedido en 1958 por centrarse demasiado en el texto y descuidar las viñetas. Pasa a la editorial Fleetway desarrollando historias para personajes como Billy el niño o Robin Hood, abandonándola en 1965 para centrarse en sus proyectos literarios.
International Times decide en 1969 realizar unas tiras sobre su personaje Jerry Cornelius, ocupándose Moorcock del guión junto con M. John Harrison, del apartado gráfico se ocuparían Mal Dean y Richard Glyn Jones. En 1971 guioniza The sonic assassin para la revista Frendz, una historia dibujada por Jim Cawthorn en la que se narraba una aventura de su grupo musical Hawkwind.
También durante este año el artista francés Philipe Druillet realiza el libro Elric le necromancien, portafolio centrado en la figura de Elric, al que el propio Moorcock pondría el texto en su edición británica Elric: the return to Melnibone.
Poco después, año 1972, Moorcock junto con Jim Cawthorm desarrollarían la que tal vez sea su participación más conocida en el mundo del cómic. A petición de Roy Thomas escribieron la trama argumental de los números 14 y 15 de Conan el bárbaro.
En 1973 se produce la primera incorporación del mundo de Elric al cómic, de la mano de Steve Grant y John Adkins Richardson.
Corría el año 75 cuando Doug Moench y Alex Niño adaptaron un relato de Moorcock. La novela Behold the man, aparecía bajo el título de Ecce homo en el número 6 de la revista Unknown worlds of Science Fiction.
El citado Steve Grant junto con Bob Gould realizó para el número 6 de Star Reach la adaptación del relato The prisioner of Pan Tangen 1976; año en el que Jim Cawthorm realizó la adaptación de Stormbringer, a la que seguirían dos versiones de historias de Hawkmoon: The Jewell in the skull y The crystal & the amulet. También en este año el francés Moebius realizó su Le garage Hermetique de Jerry Cornelius -El garaje hermético de Jerry Cornelius-, el título era una especie de broma privada entre los autores pues la historia nada tiene que ver con el personaje, de hecho cuando Marvel bajo el sello Epic reimprimió la obra, el personaje pasó a llamarse Lewis Carnelian.
En 1979 Moorcock creó la trama de una novela gráfica cuyo guión desarrollaría e ilustraría Howard Chaykin. En The Swords of heaven, the flowers of hell se desarrollan nuevas aventuras del Campeón Eterno. La revista Comix Internacional de la editorial Toutain, editaría este proyecto en forma señalizada bajo el título Flores del cielo, espadas del infierno. También en este año Frank Brunner adaptaría un relato de Elric de Melnimone para la revista Heavy Metal.
Portada de la edición de Forum de La ciudad de los sueños, de Thomas y Russell. 1984
Gracias a este proyecto editorial pudimos disfrutar de los trabajos de creadores de la talla de Roy Thomas, Mike Barón, P. Craig Russell, Michael T. Gilbert o Mike Mignola. Siendo este periodo artístico el más conocido por los aficionados españoles gracias a la edición de la citada novela gráfica por parte de Forum y de parte de la producción de Pacific y First de mano de Ediciones B. . El guionista Guy Lawley incorporaría gran parte de las creaciones de Moorcock en su trabajo de 1989, junto a Steve Whitaker, para la editorial Trident titulado The saga of the Mam-Elf.
No sería hasta el cercano 1995 en que un personaje de Moorcock volvería a ser llevado al mundo de la historieta, mediante la adaptación del relato de Elric, Jesting with Chaos, realizado por Frank Henkel, Shea Antón Pensa y Ted Naifeh, para la editorial Mojo Press.
En 1997 Topp Comics y Dark Horse se unirían para editar Stormbringer, un trabajo que P. Craig Russell venía realizando desde 1995. Serie que había sido precedida por una especie de número cero, One Life, guionizado por Neil Gaiman e ilustrado por el mismo Russell En 1998 vería la luz el proyecto Michael Moorcock's Multiverse desarrollado por De Comics en su sello Helix, en forma de serie limitada de doce números. En ella Moorcock se ocupa del guión de las tres historias que sucesivamente se nos cuentan. Walter Simonson se hace cargo de las portadas y de la historia central Moonbeams and Roses. Mark Reeve dibuja The metatemporal detective y John Ridgway desarrolla las historia de Duke Elric.
Como queda reflejado, el mundo del cómic no le resulta desconocido tanto al escritor británico como a sus personajes.
La historia interminable
A la hora de analizar cualquier obra que lleve la firma de Moorcock, hay que tener en cuenta dos conceptos que se repiten prácticamente en todas sus creaciones: El Campeón Eterno y El Multiverso. Según el propio autor, la idea de Campeón Eterno era algo que venía acariciando desde los diecisiete años; aunque este concepto no alcanzaría cuerpo literario hasta que, hacia 1965, comenzó a preparar El programa final -1968-, primera novela sobre Jerry Comelius.
Viñetas de la serialización en el n° 3 de la revista Epic, de Marvel Comics, de La ciudad de los sueños, de Thomas y Russell. 1980
Viñeta de la edición de Forum, año 1995, de Tormenta,nº14 de Conan el bárbaro. Argumento de Moorcock y Cawthorn guión de Thomas y dibujo de Barry Smith y Sal Buscema. 1984
Respecto al concepto de Multiverso, cuya paternidad no se otorga en exclusiva pues reconoce que el poeta y ensayista gales John Cowper Powys puede haber desarrollado la idea antes que él, Moorcock asegura que en su concepción desempeña gran influencia la lectura de obras de Rider Haggard y Robert E. Howard. El Multiverso se basa en la idea de una serie de mundos interconectados; siendo cada uno, una parte diferente del siguiente, teniendo lugar en cada uno de ellos diferentes versiones de nuestras realidades.
El caballero albino
De todas las diferentes encarnaciones que Moorcock le dio al Campeón Eterno, la que más éxito ha tenido ha sido, curiosamente, Elric de Melnimone. Lo de curiosamente viene a cuento pues no conviene olvidarse de lo alejado que está el melnibonés del concepto que tenemos de un paladín.
Nos encontramos ante un pálido yonqui, de aspecto demacrado y enfermizo, cuya amoralidad le lleva a perseguir hasta el lecho a las hembras de su misma sangre y a dar muerte, empezando por su madre, a los miembros de su familia. Es el último representante regio de una raza degenerada, a la que él mismo intentará exterminar y a la que traicionará al conducir a unos sucios saqueadores a su capital de ensueño, exigiendo como pago el que no dejen piedra sobre piedra en la ciudad. A esto hay que añadir su profunda angustia vital; su alianza con fuerzas del Caos; su irrefrenable tendencia a darles sablazos, nada económicos, a sus amigos, dejándolos literalmente tiesos; su extraño vínculo con un arma cargada por El Diablo; por no hablar de la letal casualidad que hace que toda mujer que le enamora acabe convertida en pincho moruno en la brocheta que forman su mano y su espada.
Con todo creo que Elric es, de entre los personajes conocidos por un público mayoritario, aquel que mejor encarna la idea de héroe de Espada y Brujería. Subconscientemente puede que esto se deba a unos ocultos deseos de acostarme con alguna de mis primas, eliminar a alguno de mis insufribles primitos, utilizar mi espada contra mis autoproclamados amigos y convertir las tierras del Principado de Asturias en una gigantesca pira funeraria. ¡Ah, quién fuera rey para sólo tener que dar cuenta de sus obras a la Historia!. Pero desgraciadamente plebeyos somos y como tales nos vemos obligados a encerrar nuestros obscuros deseos del bajo vientre tras insalvables muros éticos y morales.
Nos encontramos ante una figura, que a pesar de su encuadre en un mundo irreal, presenta un entorno vital y emotivo que lo convierten en contemporáneo de cualquier época. Conocemos a un hombre marcado por un sino fatal que guiará trágicamente su vida hasta un destino aciago, amargo y lo que es lo peor para él, condenado a repetirse infinitamente en cada una de sus encarnaciones dentro del Multiverso. Es un ser privado, desde su primer llanto, del amor de sus padres, pues su nacimiento provoca la muerte de su madre y el progresivo alejamiento de su padre Sadric LXXXVI.
Este hecho vaticina una fatídica constante en su vida, pues está condenado a destruir a todo y a todos los que quiere.
Al contrario de lo que ocurre en la mayor parte de los relatos de lo que se ha dado en llamar Fantasía Heroica, Elric en lugar de liberar, recuperar o engrandecer un reino lo destruye; no encarna a una estirpe pujante llena de sueños o ideales, por el contrario su imperio se encuentra en un claro declive geográfico, físico y moral, lo que antaño era un imperio en su apogeo se encuentra ahora reducido a poco más que el ámbito de La isla del dragón, su pueblo cegado por sus hazañas de antaño mira con desprecio a los expansivos Reinos Jóvenes de los humanos, mientras se entregan a infames actos y prohibidos rituales -lo cual ha provocado que muchos hayan querido ver en el
Viñetas de En la ciudad de los sueños, Por Thomas, Gilbert y Russell. En el n° 1 de Elric de Melniboné. En la edición española de Tebeos S.A. de 1988
Coincide con otros héroes en el hecho de haberle sido vaticinada desde su nacimiento una gloriosa misión, en su caso está llamado a convertirse en el más importante de todos los emperadores que ocuparon el trono de rubí y ¡vaya si lo es!, su última acción conduce a la desaparición de su antiguo mundo en lugar de salvarlo.
En vez de liberar de sus secuestradores a las mujeres que ama, las asesina; si el amor es el sentimiento que mueve a los dos personajes antagónicos en el primer relato Elric de Meiniboné, no conviene olvidarse de que el emperador está enamorado de su prima Cymoril, la cual sufre a su vez el acoso nada disimulado de su propio hermano Yyrkoon; si bien lucha por causas nobles, sirve a un señor del Caos el cual sacará beneficio de sus acciones.
Al contrario que otros héroes Elric no es un bruto aguerrido, de constitución atlética y atractiva personalidad, amante de broncas y alcohol, por el contrario es un refinado estudioso, cuya naturaleza enfermiza le hace depender de unas drogas para mantenerse en pie y que se ve obligado por su lóbrego destino a convertirse en un apático Campeón Eterno. Al Igual que otros personajes, presenta un estrecho vínculo con su espada, pero a diferencia de Arturo con Excalibur o El Cid con Tizona, la unión de Elric con su mágica espada rúnica Stormbringer es de autodependencia, ella recibe las almas de aquellos a los que él mata y él atesora parte de la energía vital de aquellos a los que inmola, una vez concluida la misión del albino será el propio acero quien decida eliminar al campeón y revelársenos en su demoniaca apariencia; si bien cuenta con amigos y confidentes e incluso aparece la figura de lo que podríamos llamar el Compañero Eterno -el oriental Moonglum-, su triste destino es ver como la mayoría acaban pereciendo víctimas de la sed de almas de Stormbringer.
La lista de diferencias entre el melnibonés y la mayoría de paladines de Fantasía Heroica sería interminable. Tal vez el aspecto que más le diferencia hasta hacer de él un antihéroe es el que todos sus actos están predeterminados. Nos encontramos ante un estudioso emperador que no presenta un especial apego al trono, de hecho sus ansias de conocimiento le llevan al final de la primera saga, Elric de Melnimoné, a confiarle el trono a su pérfido primo Yyrkoon, desoyendo los consejos de su prima y amada Cymoril. A la vuelta de sus viajes, narrados en El marino de los mares del destino, tanto Elric como su entorno habrán cambiado fatalmente y el héroe dará muerte involuntariamente a su amada prima, destruirá el imperio que debía proteger y traicionará la confianza y amistad de sus leales.
Elric se nos mostrará como una marioneta manejada bufonescamente por fuerzas superiores. Este concepto, de dioses que juegan con sus criaturas, no por conocido pierde fuerza en la narración.
La forma en que finalizan las desventuras de Elric, no deja de presentar sutiles conexiones con El Cristianismo. Si en el Apocalipsis de San Juan, el fin del mundo vendrá precedido por el toque de trompeta por parte de siete ángeles, en Stormbringer muere el caótico viejo mundo y nace uno nuevo y esperanzador al hacer sonar nuestro ángel negro por tres veces El cuerno del destino.
Tal vez rozando lo sacrilego me atravería a señalar que existe cierto paralelismo entre Elric y Jesucristo, pues ambos vienen al mundo con una misión salvadora, en ciertos momentos se rebelan ante su destino y de su muerte surgirá un nuevo orden.
A la vez aparecerá otro concepto clásico, el del enfrentamiento entre El Bien y El Mal, presentados aquí como Ley y Caos cuya pugna hace que La Balanza Cósmica se incline unas veces a favor de uno y las restantes del otro. El enfoque que Moorcock le da a esta pugna eterna se aleja totalmente del maniqueísmo.
Defiende que es necesario un equilibrio entre ambas fuerzas pues un mundo en el que tan sólo reinase El Bien, sería tan estéril como aquél en el que imperase El Mal, de hecho la muerte del protagonista es necesaria no sólo como una suerte de expiación de sus culpas o como catarsis narrativa, su muerte liberará al maligno ser al que cobijaba Stormbringer, cuya presencia contrarrestaría un exceso de Ley. La obscuridad es necesaria para poder apreciar la belleza de la luz. Además su protagonista es un servidor de las fuerzas del Caos que intenta impedir que éste tome control de su universo, utilizando su brujería y su espada.
Con todo Elric no está exento de esa maldad que combate, pues como ya ha sido reflejado su comportamiento muchas veces es vengativo, cruel e injusto. De hecho podíamos considerar que el ser El Campeón Eterno es para él una especie de penitencia por todos sus males cometidos, al quedar condenado a combatir por siempre en El Multiverso, viendo como su trayectoria vital se repite con ligeras variantes. Nuestro guerrero que a lo largo de la saga ha visto como una a una sus expectativas se han ido incumpliendo, sufrirá el amargo desengaño final de ver como le es negado el reposo, condenado como está a la lucha eterna.
La canción de Stormbringer
Afortunadamente gran parte de los cómics relacionados con el mundo de Elric, han sido editados en nuestro país. A continuación, haremos un breve repaso a sus diferentes ediciones, siguiendo el orden de la saga y no el de producción.
La adaptación del libro Elric de Melnimoné, fue publicada en nuestro país por Ediciones B. en los seis primeros números de su colección dedicada al albino, comenzada en 1988. Se recoge una obra editada en primer lugar por Pacific en forma de álbum y que First Comics editó en forma señalizada. Esto provocó el que en estos números las portadas fueran sustituidas por reproducciones de viñetas interiores. Es esta tal vez la obra más aconsejable tanto para los desconocedores de la obra de Moorcock como para los no aficionados a la Fantasía Heroica, pues su temática se centra en aspectos muy humanos: amor, intriga, traición,...; diferenciándose en esto de las restantes obras en las que las referencias a múltiples realidades, mundos y deidades marcan la narración. Del guión tanto de esta conversión al cómic como de todas las restantes editadas en nuestro país, salvo Stormbringer, se ocupa Roy Thomas. Éste realiza un trabajo muy diferente al que había realizado con Conan, del que casi lo podemos considerar co-creador para el mundo de la historieta. Ahora se limita a resumir los relatos de Michael Moorcock.
Viñetas de Jesling wilh Chaos. Por Moorcock, Franz Henkel y dibujos de Shea Anton Pensa. En la antología Weird Business.. Edita Mojo Press, 1995.
Es de destacar que su control de los textos de apoyo, de los que tanto había abusado en ciertas etapas del cimerio, nos permite apreciar la riqueza expresiva del apartado gráfico, pues deja que los lápices de los dibujantes nos hagan ver aspectos que expresados con palabras no alcanzarían la belleza narrativa de las imágenes. No es ésta una serie en la que Thomas saque a relucir el ingenio que alcanzó en ciertas etapas de su estancia en Marvel, pero aún así su trabajo es sumamente digno. Esta colección contó en el apartado gráfico con una serie de autores de primera fila: P. Craig Russell y Michael T. Gilbert. El primero, del que hablaremos detenidamente al analizar Stormbringer, en estos números abocetaba los dibujos, los entintaba y los coloreaba junto con Michael T. Gilbert, el cual previamente había realizado el lápiz definitivo en todas las páginas. Gilbert pasó a ocupar el papel de Russell en la segunda adaptación de Elric, El marino de los mares del destino, siendo acabados sus lápices y coloreadas las viñetas por George Freeman. El trabajo de ambos es continuista respecto a la etapa anterior. No hay que olvidarse de que aunque aquí aparecieron de forma correlativa dentro de la misma colección, en U.S.A. habían sido editadas por distintas editoriales. Gilbert y Freeman, realizan un dibujo más firme, con un entintado que delimita más el contorno de las figuras, destacándolas del fondo. En muchos casos los personajes parecen sobreimpresos a los escenarios. Su Elric es menos etéreo que el anterior, aparece menos enfermizo, su constitución es más atlética y su tono de piel menos pálido. Es destacable el que en ambas series, en las páginas de presentación aparece el nombre del protagonista siempre formado por elementos que pertenecen a la ambientación de la escena que se narra, con un estilo que no pudo por menos que recordarnos al del maestro Will Eisner. En estos siete números se narran las importantes consecuencias del viaje del melnibonés por los reinos jóvenes, adaptadas con gran oficio por Roy Thomas. Entrará en contacto con Corum, Hawkmoon y Erekose. Las cuatro encarnaciones del Campeón Eterno se unirán en un solo cuerpo con la forma del albino, para combatir a unos seres que amenazan con absorber la energía vital de este universo.
La importancia de esta hazaña, que el mismo EIric duda sobre si fue real o un sueño, radica en hacer que el héroe tome conciencia de que está llamado a cumplir una mesiánica misión, a la vez que asistimos a las primeras manifestaciones de la malvada naturaleza de Stormbringer. En su siguiente gesta, nuestro caballero le planta cara a su señor Arioch, al obligarle a abandonar este plano de la realidad. Elric desoye el aviso-maldición de Arioch, vaticinando que con su ausencia Los señores de los Altos Mundos se enfrentarán en su tierra. La traducción de estos números fue obra del afamado guionista de la serie Torpedo, E.S. Abulí. Al no contar con los originales no podemos juzgar su trabajo con exactitud, pero su traducción de algunas expresiones que aparecen en inglés en el número 8 distan de ser acertadas: look upon them -contemplarlas- es traducido por semblantes, what -que, cual- adopta la forma de cómo. Desgraciadamente la decisión de Ediciones B. de cancelar, sin previo aviso, la línea que editaba estos cómics, nos privó de disfrutar con las sucesivas ediciones de la obra de Moorcock.
No creáis que nos habíamos olvidado del famoso cruce entre Elric y Conan en la serie de este último. Corría el año 1971 y Roy Thomas, satisfecho con la experiencia que había tenido en el número 13 de la colección con el escritor John Jakes, decidió solicitar la colaboración de otros autores de narrativa fantástica. Contactó con Moorcock, el cual al poco tiempo le envió un argumento escrito junto con James Cawthorn. La historia desarrollada por Thomas y B. W. Smith en los números 14 y 15 de la colección Conan el bárbaro, refleja todos los elementos típicos del Multiverso de Moorcock, ya anteriormente citados: predestinación, fatalismo,... .
Viñetas de La maldición, basada en El marino de los mares del destino, de Michael Moorcock Por Thomas, Gilbert y Freeman. En el n° 13 de Elric de Melniboné. En la edición española de Tebeos S.A. de 1988
Desgraciadamente el tratamiento gráfico que Smith le dio a EIric, dista mucho de ser el acertado, pues éste aparece con una complexión, que sin llegar a parecerse a la del cimerio, dista mucho de ser la estilizada y enfermiza figura que caracteriza al emperador brujo. A esto se une el que Smith optó por mantener el ridículo gorrito que le añadieron para las ilustraciones de las ediciones en bolsillo de los libros. Como dato anecdótico cabe citar el que Moorcock y Jakes crearon un personaje, el del brujo Kulan Gath, que a pesar de morir durante el relato, sería posteriormente reutilizado por Marvel para enfrentarse entre otros a Spiderman o La patrulla X.
A la hora de situar estos números dentro de la cronología de Elric, el único dato que se nos ofrece es el hecho de que Cymoril se encuentra sumida en un sueño encantado, lo cual sitúa la obra o bien en la parte final de Elric de Melnimoné o al principio de El misterio del lobo blanco.
A continuación vendría la novela gráfica Elric, la ciudad de los sueños, obra del tándem Thomas-Russell, editada por Forum en 1984. En ella se recoge magníficamente tal vez el episodio más trágico en el devenir del emperador brujo, pues asistimos al desmoronamiento y muerte de todas sus ensoñaciones y esperanzas, queriendo el fatídico destino utilizarlo como mano ejecutora que aniquile sus propias ilusiones. Movido por la venganza se aliará con los enemigos de su pueblo a los que guía hasta su mágico reino para que lo saqueen y destruyan, cegado por la ira asesinará a su amada, preso de la apatía negará auxilio a sus aliados.
Estos hechos que aparecen en el libro primero de la novela El misterio del lobo blanco son narrados de forma magistral por ambos creadores. Thomas, no sólo se mantiene fiel al texto adaptado, basta con ojear la edición realizada por Martínez Roca para comprobar como literalmente conserva diálogos y sus elipsis narrativas son escasas, sino que desarrolla una obra que se justifica y defiende por sí sola, sin necesidad de leer narraciones previas o posteriores. P, Craig Russell desarrolla majestuosamente un sorprendente y transgresor dibujo, al que la lujosa edición de Forum sirve como soporte adecuado. Cambia constantemente el tamaño, composición y distribución de sus viñetas; incluye los textos de apoyo en los lugares más insospechados, utiliza perfectamente la perspectiva en
sus diferentes planos, acercándonos o alejándonos de la narración de una forma precisa, concentra la expresividad de Elric en su mirada que muchas veces presenta perdida, contrastando la palidez de su rostro con sus brillantes ojos rojos
Si Russell nos había maravillado con sus trabajos previos con Elric, los 7 números en los que adapta la novela Stormbringer, son insuperables. El autor se ocupa totalmente del dibujo, del guión y de las portadas. En esta serie asistimos a la conclusión del círculo vital de Elric a medida que va cumpliendo su predestinada misión.
Muchos elementos ya habían sido tratados previamente por Moorcock, en sus historias previas. El motor que mueve al albino a enfrentarse a las fuerzas de Caos, es el intentar recuperar a su amada Zarozinia a la que también dará muerte; volverá a aliarse con los hijos de aquellos a los que guió y traicionó en el saqueo a Melniboné; se mantiene el gusto por la dualidad entre opuestos del autor, al Campeón Eterno se le opone una nueva encarnación de su Enemigo Eterno -Jagreen Lern-, reaparece la espada rúnica compañera de Stormbringer, Mourn Blade; la muerte trae vida;... .
También aparecen claras referencias a elementos clásicos de nuestra cultura como su enfrentamiento a Roldan, el personaje central de la novela de caballerías La canción de Roldan, no el amigo de lo ajeno que dirigió el benemérito cuerpo. Curiosamente en su Duke EIric, sugiere a Roldan como una encarnación del Campeón Eterno.
A lo largo de la obra Russell nos muestra el ocaso de la civilización, no solo con imágenes, también utiliza el color de una forma simbólica, los cielos azules o amarillos del primer número acaban adquiriendo un mortecino tono rojizo en el último capítulo. En las escenas de masas, presenta las figuras como conjuntos tonales sumergidos en el ambiente, ilustra los cuerpos detenidos en sus gestos o actos, casi sin elementos cinéticos, descompone las figuras en planos de volumen y las envuelve en una luz que da a sus formas casi geométricas un aspecto irreal y metafísico, gracias a su gran intuición cromática para el uso de la luz.
Muchas veces renuncia a la profundidad del espacio en una escena, situando toda la fuerza dramática en la expresividad de los rostros. Alarga las figuras,presentándolas extremadamente delgadas en unas viñetas tremendamente estrechas lo que aumenta la sensación de fragilidad. En otros casos como cuando refleja a las fuerzas del Caos las muestra retorcidas, llegando a parecer deformes. Su dibujo ha evolucionado respecto al que veíamos en sus primeras obras al mostrarnos unos personajes y ambientes más contrastados, como resultado de su peculiar uso del claroscuro; no evita mostrar escenas de gran crudeza, como descuartizamientos, sin recrearse en ellas. Sus imágenes han perdido romanticismo, pero ganado en fuerza.
Viñetas de Moonbeans and Roses , en Michael Moorcock's Multiverse nº 3 de DC Comics. 1998. Por Moorcock y Simonson
Duke Elric y el dragón
La saga de EIric finalizaba con la muerte de este, lo que no significa que no volvamos a encontrárnoslo en otras encarnaciones y en diferentes realidades. Esta idea aparece desarrollada en el proyecto Michael Moorcock's Multiverse, desarrollado en doce números por la editorial DC. En ella se detallan tres líneas argumentales diferenciadas en un principio, pero que acaban convergiendo al final, pues la búsqueda de The silver skin -el piel plateada- es el punto de unión entre ellas. El propio Moorcock se ocupa de escribir el guión de las tres historias, las cuales parecen estar muy conectadas con acontecimientos narrados en la trilogía The second ether.
Este hecho dificulta en algunos momentos la comprensión de Moonbeans and roses, relato que ilustra Walter Simonson. En esta narración se nos cuentan los intentos de salvar al Multiverso de la amenaza de absorción por parte Los señores de la predectibilidad que habitan el First ether. Para ello una serie de personajes se embarcan en el mítico juego temporal el Zeithjuego, los intentos de los jugadores, entre los que se encuentran Simonson y Moorcock, por salvar el Multiverso de esta amenaza de las fuerzas del Orden, se verán dificultados por la intervención de las fuerzas del Caos dirigidas por el Príncipe Gaynor. Al final EIric, que ha sido convocado a este plano temporal al hacer sonar El cuerno del destino, en su encarnación medieval, el Duque EIric, se enfrentará al Silverskin que amenaza al mundo y no es otro que la esencia del Campeón Eterno.
Un guión sumamente complicado, tanto por la dificultad de su lenguaje al disfrutar el autor de utilizar palabras híbridas como jugadero, como por lo enrevesado de su trama, no envidio a quien reciba el encargo de su traducción en el remoto caso de editarse en nuestro país.
La historia se convierte en una delicia ocular gracias al trabajo de Walter Simonson, autor que no ha perdido ni un ápice de fuerza en el trazado de su dibujo y cuya maestría en la composición y uso del lenguaje visual aumenta en cada obra. Su trabajo funde figuras y ambientes, gracias a un magnífico juego de líneas mayoritariamente angulosas que delimitan la perspectiva, a la vez que crea espacios infinitos en los que los personajes o los elementos paisajísticos se escapan de los límites de la viñeta.
Sus figuras se recortan con inteligente simetría, inspirada en Jack Kirby al que homenajea en varias de sus mastodónticas viñetas, al igual que recuerda su gloriosa etapa en Thor, al presentar unas naves de combate que se asemejan a la cabeza de Bill Rayos Beta. Las segundas vivencias que se nos narran son las de The metatemporal detective, un policía británico, familiar lejano de la familia de Elric, aquí encarnado por un ángel vengador llamado Count Zodiac, que se mueve a través del tiempo y el espacio por el poder de su espada.
La historia comienza en el Londres actual, donde se están cometiendo asesinatos de skinheads y personalidades relacionadas con unos sucios manejos económicos, es curioso el parecido físico y nominal entre la Sra.Ratcher y la férrica Margaret Thatcher; presuntamente el pálido albino se encuentra tras estos asesinatos conectados con una búsqueda del Grial.
Portada de Walter Simonson para el n° 10 de Michael Moorcock 's Multiverse, correspondiente a Agosto de 1998. DC Comics
Viñetas de Duke Elric, en Michael Moorcock's Multiverse n° 4.DC Comics, 1998. Por Moorcock y John Ridgway
En la serie Duke Elric, el personaje es una encarnación del melnibonés en el medievo. Hijo de Sadric, es expulsado de Inglaterra acusado de brujería y relaciones antinatura con su hermana. Emprenderá una búsqueda, acompañado de su mágica espada Stormbringer, de The silverskin.
Durante sus viajes, que le llevarán entre otros sitios a Córdoba, se irá encontrando con personajes ya conocidos como Moonglum o su fiel dragón Colmillo de Fuego, con cuya ayuda reencontrará El Cuerno del Destino, que le permitirá convocar a su primigenio ¿ascendente?.
Sólo nos queda esperar que alguna editorial autóctona se interese en editar tanto las obras pendientes de First Comics, como esta pequeña joya que ha publicado DC.
Viñetas de The metatemporal detective de Moorcock y Mark Reeve, para el n° 3 de Michael Moorcock 's Multiverse,. DC Comics, 1998
Dibujo de Kent Williams para el libro Moorcock Elric collection. Editado por White Wolf en 1995.
El autor quiere agradecer a Rubén, por abrirle los ojos, y a Normam y Germán por el apoyo.
Dentro de la Viñeta nº6, año 1999
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