martes, 23 de diciembre de 2014

El Honesto Irresponsable



Gente Peligrosa
Manuel Vázquez Colección by Vázquez nº 1 Ediciones Glénat P.V.P, 495 Ptas.

IGNACIO VIDAL-FOLCH

Desde finales de la pasada década, el movimiento editorial de renovación de la historieta —en su breve y torturada historia no ha tenido tiempo siquiera para nombrarse— ha tenido la generosidad (o quizás fuese más exacto decir sólo: la sensatez) de echar la mirada atrás para tratar de rescatar del olvido a algunos de los mejores autores de la tradición.

Dicho en plata: a veces, los editores modernos piensan en algún viejo as de la historieta y se dicen: "Vamos a darle una nueva oportunidad al viejo carcamal, a ver si sabe aún menear el lápiz".
Así han desembarcado a veces los viejos maestros en las nuevas revistas. Algunas de estas experiencias han resultado fiascos: el abuelo estaba para sopas; o bien el resentimiento hacia los explotadores de antaño le hacían ver con desconfianza el "Resucita, Lázaro" de hogaño, y, aferrados a su fórmula antes segura, se negaban a ver más allá de la misma; o el marco de nueva libertad expresiva le venía grande, como pájaro enjaulado al que la libertad le llega demasiado tarde; o, en algún caso cómico, se frotaba las manos, cambiaba la bata y las zapatillas por chupa de cuero y botas de punta:
—Vais a ver, niñatos, quién es aquí el más más. Voy a armar la de Troya.
Los resultados en este caso eran patéticos.

En este marco general se inscribe, con mayor fortuna, la reaparición de Vázquez, uno de los más imaginativos y eficaces autores de la época Bruguera. La "segunda oportunidad" le ha pillado con grandes reservas de energía, y, en consecuencia, Vázquez ha intentado el aggiornamiento en todos los frentes que ha encontrado abiertos: en historietas seudosicalípticas en Makoki (mensual recientemente desaparecido), el comentario a la cotidianeidad política en el (también kaputt) periódico barcelonés El Observador, y en esta revista trata de aprovechar los formatos o la libertad de la nueva historieta para profundizar en las posibilidades que le brinda su propia maestría como humorista.

GENTE PELIGROSA (Glénat, 1993) es un paso intermedio entre el trabajo a destajo de los años de su juventud y la serie nueva que publica VIÑETAS (una versión potenciada, más ambiciosa, de aquellos impagables Cuentos del tío Vázquez). Es un álbum excelente para asomarse al espíritu del creador de Anacleto, agente secreto o La abuelita Paz.

La galería de gremios indeseables (sí, están los inevitables Terribles hombres del fisco, Los domingueros, Los huéspedes imprevistos, Los sabelotodo; pero también, cosa chocante, Esos tipos bajitos o Los que practican el vudú) sirven sólo como pretexto para que el aludido espíritu de Vázquez se explaye a sus anchas. A partir del autoretrato con que se abre el álbum, en el que Vázquez saluda al lector y le sonríe con anfetamínica alegría aunque le veamos atado a la mesa de trabajo mediante una bola de forzado, reencontramos en cada página el trazo limpio y funcional, la visión del mundo de gran ligereza e irresponsabilidad, la encadenada sucesión de chistes característica, en el mismo y muy agradable tono de humor popular —en el mejor sentido de la palabra— que es su marca personal.

Hay que decir que Vázquez hace muchos, muchos chistes, y aunque la mayoría son graciosos, a veces se muestra autoindulgente con el nivel de los mismos. Algunos (¡sí, Vázquez!) son pueriles. Pero hay que decir en su descargo que esa limitación responde a la misma honestidad de su trabajo: pues, acertados o fallidos, todos los golpes de humor de Vázquez se dan en el mismo tono, en el mismo espíritu, en la misma alegría irresponsable, maliciosa pero nunca maligna ni mezquina, que es la marca de la casa, su gracia.

Viñetas nº2, Ediciones Glenat, febrero 1994


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