sábado, 15 de febrero de 2014

CEREBUS: GUÍA DE SUPERVIVENCIA PARA AARDVARKS EN LA TIERRA DE LOS NAZIS CON LEOTARDOS Por Albert Monteys i Homar

 En 1977, los Sex Pistols abrieron el camino para montones de nuevas bandas New Wave y Punk decididas (y en ocasiones incluso con el suficiente talento) a desmarcarse de los circuitos establecidos. Las emisoras universitarias fueron el soporte que amparó a la ingente cantidad de nuevos grupos que surgían. No tenían grandes audiencias o "patrocinadores" a los que tener en cuenta y su estructura no les condicionaba a radiar los cuarenta principales constantemente. Con este nuevo medio para las bandas, grupos con contratos de grandes compañías pero pequeñas audiencias se encontraron compitiendo con grupos independientes. Estas independientes sobrevivían enviando copias promocionales a algunas emisoras universitarias ya tiendas de discos locales, más que luchando por un publico a nivel nacional o internacional. Acabaron atrayendo la atención de las grandes firmas, que empezaron a emular a las independientes, masificando así su mercado.
Y en 1977 Dave Sim decidió hacer lo propio.


La misma época que vio el surgimiento de los Sex Pistols, Ramones o Talking Heads, vio también un cambio en el encorsetado mundo del cómic americano al publicar su propia obra autores que habían fracasado en su intento de entrar en las grandes. El Cerebus de Dave Sim, era a la vez una calculada explotación de Conan y un modelo para otros creadores del mundo del cómic, un autentico Never Mind The Bollocks para la industria del cómic yanqui, embutida en pijamas de colores.

Sim era, en aquella época un dibujante aficionado, como cualquier otro (bastante del montón, para ser honestos), había probado en fanzines y en revistas semiprofesionales y conocía ligeramente los entresijos de la distribución, gracias a su trabajo en una librería especializada. Tenía un personaje, mascota del fanzine Cerebus y decidió arriesgarse con la edición del numero uno de su propio comic-book. Él se lo guisaba y él se lo comía. Si la cosa no funcionaba era él el que perdía, pero si todo iba bien, era él quien obtenía los beneficios. Incluso dejando de lado el vil metal la cosa tenia ventajas: control absoluto sobre la propia obra, propiedad del personaje y alimento para el enorme ego de Dave Sim.




 En el numero uno de Cerebus se nos presentaba aun Aardvark (algo así como un cerdo que puebla la noche africana, y ni siquiera estoy seguro) ataviado como Conan y con una personalidad agresiva y hosca, en un mundo de heroic fantasy poblado por seres humanos. Cerebus era por aquel entonces una parodia sin demasiada trascendencia, el dibujo imitaba toscamente ai del Conan de Barry Windsor Smith y las historias eran graciosas, abundando en ellas los textos paródicos.

y la cosa tuvo éxito. No era la Patrulla X, pero se vendió lo suficiente como para asegurar la continuidad y el progreso de una historia, que número tras numero empezó a adquirir continuidad, profundidad y sobre todo, interés.

Así que transcurrieron los primeros doce números, que ocuparon dos años de la vida de Sim, consistentes en historias autoconcluslvas, relatando las hazañas de Cerebus y en los cuales apreciamos una rápida evolución, tanto en el estilo como en el story telling, con tramas más complejas y acertadas secuencias de viñetas, composiciones de pagina y una sorprendente facilidad para la mímica (léase las expresiones de los personajes, sobre todo Cerebus). Y Sim empezó a alargar las historias, ocupando varios números, recuperando personajes aparecidos anteriormente, y, fíjate, resulta que a Sim se le daba bien la sátira política y que el cerdito ya no derrotaba hechiceros sino que se immiscuia en los problemas de una burocracia cuya cabeza visible, Lord Julius, es, que casualidades tiene la vida, un sosias de Groucho Marx, y en este punto Sim se confirma como gran dialoguista (pese a que los diálogos son originales, el propio Groucho no le hubiera hecho ascos a las agudas réplicas de su clon de papel).

Y, claro, al tratarse de un cómic paródico no dejan de aparecer personajes como Roach (superheroe esquizoide que encarnará a lo largo de los años a Cockroach, Captain Cockroach, MoonRoach, WolveRoach, SpiderRoach y, últimamente, PunisherRoach), Elrod of Melvinbone (que habla como el Gallo Claudio de la Warner: Pero hijo, digo, hijo ¿a donde vas con eso?). Red Sonya, Sump Thing, Woman Thing o el Profesor X Claremont, por citar algunos.

El lector puede apreciar que Cerebus pierde sus caracteristias de funny animal clásico, su aspecto de personaje plano y estereotipado y va adquiriendo profundidad y se convierte al final de los veinticinco episodios que cierran el primer ciclo de la serie en un personaje, conservando su cuerpo de cartoon de la Disney, pero con posturas ante el amor o la religión, y con un rasgo que marcara la tortuosa existencia de Cerebus, la ambición.

Pese a que Dave Sim afirma que desde un principio se planteó la serle como, llamémoslo así, una serie limitada de trescientos números, que ocuparía seis mil páginas y veintiséis años de su vida, no se percibe en los inicios de la obra una voluntad de tal continuidad. El Cerebus de los inicios es un personaje sin capacidad de evolución, un estereotipo constante; ademas debemos tener en cuenta la autoconclusión de los episodios. Por el contrario, creo que esa voluntad no se hace patente hasta la mitad del primer ciclo (titulado genéricamente Cerebus), donde apreciamos la base para el arranque de lo que será el cuerpo principal de la obra.



Pero comentemos, antes de hablar sobre los ciclos posteriores, en que consiste la totalidad del proyecto de Dave Sim, después de esos veinticinco números de arranque.

Según Sim, se hecha en falta en los cómics americanos una continuidad real. Citándole, resulta imposible leer, por ejemplo, la serie de Superman del primer episodio al último aparecido y que tenga sentido como conjunto. Quien más quien menos conocerá los esfuerzos, con mayor o menor éxito, de las grandes compañías desde mediados de los ochenta por cohesionar de un modo creíble sus universos respectivos, pero en los setenta el concepto de Sim resultó algo, si mas no, revulsivo. La intención de Sim es que asistamos a la vida, evolución y finalmente a la muerte de Cerebus, incluso en un principio Sim fue más allá, intentando que un año de la serie equivaliera a un año del personaje, intento que fue abandonando paulatinamente, debido a las evidentes limitaciones narrativas que eso le imponía y permitiéndole así afortunados juegos temporales, como los Mind Games, episodios que ocurren enteramente en la cabeza de Cerebus, o el episodio de The Sudden Return Of The Melodramatic Narrator (El súbito regreso del narrador melodramático) en el que la acción que se describe en las veinte páginas del episodio sucede en unos segundos.

Esto añade complejidad a la obra, que hasta dentro de trece años estará en proceso de producción. Sim inicia subtramas que se desarrollarán al cabo de varios años y afirma que en ocasiones dibuja viñetas, secuencias o páginas que lleva años planeando.

Porque pese a que en los inicios de la serie eso no quedara demasiado explícito Sim afirma tener una idea algo más que clara de como se desarrollarán los siguientes ciento cincuenta números. El nuevo lector puede quedar decepcionado. Uno puede comprar un episodio de Spiderman y quedar satisfecho, le han contado una historia y Spidey ha vencido al maloso sin cerebro de turno; todo lo contrario nos ocurre al ojear un numero al azar de Cerebus, que forma parte de una obra muy extensa, es como empezar a leer un libro por la mitad. Cerebus no tiene sentido más que como obra completa, y hay que leerlo empezando por el número uno y acabando por el trescientos. Hablando en plata, no son las aventuras de Cerebus, es la vida de Cerebus.

Así que Sim llegó al número veinticinco con una idea clara en la mente de como desarrollar la obra e inició lo que seria de hecho la primera novela de Cerebus: Church and State. En este caso ya no se basaba en episodios auto conclusivos o en la unión de dos o tres números, sino en
una historia que abarcaría los siguientes veinticinco números y que confirmaría la madurez de Dave Sim como autor completo.


 

Este ciclo, titulado High Society, que se desarrolla entre los números veintiséis y cincuentavos narra la ascensión al poder como primer ministro de Cerebus y se constituye en una hábil parodia política. Cerebus es manipulado por todo el mundo en su ambición y se ve ostentando el cargo de Primer Ministro sin obtener las compensaciones que esperaba. No tenemos de hecho, la sensación de que Cerebus esté escalando al poder, sino de que esta siendo empujado. Empezamos a percatarnos de que Cerebus, como figura patética, está solo, manipulado y nunca aprende de sus errores, se ciega fácilmente por el lujo y el oro y es, en realidad, un misántropo megalómano egomaniaco.

Acabamos este primer ciclo como lo empezamos, Cerebus se quita el disfraz de cortesano, recupera su espada y su atuendo de bárbaro y vuelve a vagar sin rumbo definido.

Ahi se inicia lo que hasta ahora ha sido la novela más extensa de Cerebus, que abarca desde el número cincuenta y uno al ciento once. Si en High Society hablamos del poder desde el punto de vista político, en este caso nos encontramos con un discurso sobre el poder absoluto, como concepto. Resumiendo bastamente su contenido, en ella Cerebus se convierte en Papa, dando un paso mas en su escalada al poder. En esta novela vemos a un Cerebus totalmente cegado por la ambición. La camiseta puesta a la venta durante la aparición de la serie, rezaba junto a la imagen de Cerebus ataviado con la toga y la estola "El no quiere tu amor. Solo quiere todo tu oro". Hay que destacar en este tercer ciclo, la aparición del fiel colaborador de Sim, Gerhard, artista que antes se dedicaba al rendering publicitario y que ahora se encarga de los fondos de la serie. Esto permite a Sim concentrarse en su principal preocupación gráfica, las expresiones y gestos de los personajes, mientras que el estilo de Gerhard casa perfectamente con el de Sim, enriqueciendo sobremanera los ambientes en que transcurren las escenas.

Los cómics son un medio joven, si lo comparamos con otras artes, y eso comporta una cierta immadurez en los planteamientos. Si ademas tenemos en cuenta que en los Estados Unidos hasta
hace poco más de una decada, mal lo tenia el cómic que no llevaba el sellito de aprobación de la
comics code authority, invento maccarthiano que se aseguraba entre otras cosas de que el mal siempre fuera castigado, los buenos guapos y los malos feos o orientales, no nos debe extrañar que el noventa por ciento de la producción yanqui en el terreno de la historieta no trate con personajes o seres humanos sino con buenos y malos luchando en universos maniqueistas. Por eso podria llegarnos a chocar la actitud de Cerebus sobre todo en este tercer ciclo, pese a que tales actitudes en una obra literaria, por citar un caso, nos parecerían consecuencia normal de las intenciones expresivas de un autor o de la lógica evolución de un personaje.

Todo esto viene a cuento porque con Church and State, Dave Sim demuestra su carácter de autor completo, lejos de la mayoría de autores del mercado yanqui, platos recalentados contando una historia cuyo final ya conocemos, ganan los buenos.




Y todo esto viene a cuento también porque ¿cuantos cómics existen que nos narren, por ejemplo, las relaciones entre cinco personajes en un espacio físico limitado a tres casas y un patio? Cerebus en su cuarto ciclo Jaka's Story.

Después del grandilocuente final de Church and State, Sim nos sorprende con una narración de corte intimista , implicando a Cerebus, Jaka (el único amor en la vida de Cerebus), Rick (marido de Jaka), Oscar Wilde (poeta irlandés por más señas) y Pud Withers (propietario de las casas y el bar local, que desea en secreto a Jaka). Si High Society era una sátira política y Church and State
trataba del poder, Jaka's Story es una novela sobre el amor, o por lo menos sobre los sentimientos,
estableciendo como elemento del deseo o amor a Jaka (y aqui Sim traiciona ligeramente su autoproclamado feminismo al mostrar el amor casi exclusivamente desde el punto de vista
femenino, aunque esto, claro, es solo una lectura y puede haber muchas otras) y estudiando como el resto de personajes se mueven en torno a ella.

Después de amor, Sim nos hablará de la muerte en el siguiente ciclo: Melmoth, de una extensión menor que los anteriores. En Melmoth  asistimos a la muerte de Oscar Wilde y no se integra, de hecho en el resto de la serie más que como una subtrama. Nace fruto de la pasión de Sim por Wilde, y es una versión más o menos libre de los hechos reales que acompañaron al poeta y dramaturgo en su lecho de muerte Al final de Melmoth se cumple un pequeño hito en la serie, el número 150, es decir la consecución de la mitad de la ambiciosa obra de Dave Sim. Ha empezado una nueva novela, Mothers and Daughters sobre la cual es preferible no emitir juicios, debido a la ínfima parte que ha visto la luz hasta el momento.

Mención especial merece la comunicación de Sim con sus lectores a través de dos secciones insertas en el comic book de Cerebus. por una parte, mes tras mes en el Note from the president Sim confiesa sus inquietudes actuales, sus controvertidas opiniones, sus futuros proyectos y se convierte a veces en una "piedra rosetta" para la obra en sí, explicándola y ampliándola. Por otra parte tenemos la sección de correo que suele ocupar unas cinco páginas, cosa inusual en un
comic-book, y que se ha convertido con el tiempo en un foro donde se discute se reclama o se contesta sobre los más variados temas, con preferencia por aquellos que implican el contar la primera experiencia sexual o de quien estás enamorado en este momento, una autentica delicia para el psiquiatra casero.

Un último dato, Cerebus, a no ser que las cosas cambien muy mucho, no vera la luz en castellano, ni en francés ni en bosquimano. Razón: Sim afirma no disponer de tiempo ni ganas para dedicar a asuntos de royaltles, en resumen, le sobra el trabajo produciendo sus veinte paginas al mes, de modo que los interesados apréndanme inglés y pregúntenme en la tienda especializada más cercana. Vale la pena.

En serio.








Articulo publicado en Gorka 1. Publicado por Patxarán Ediciones en Noviembre de 1992

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