miércoles, 15 de enero de 2014

CONAN Y BELIT: SANGRE, DOLOR Y MUERTE (III)


 En este tercer volumen termina ya la saga. John Buscema y Ernie Chan dibujaron todas las historias que en él se incluyen, y también buena parte de las cubiertas.

En la portada del nº 89, dibujada seguramente por Buscema y Chan, Conan ataca, de nuevo con una imaginaria hacha de guerra que no es vista en la historia, a un monstruo prehumano, una gigantesca serpiente de cabeza antropomorfa, que ha intentado matarlo siguiendo la callada orden de su amo, el archifamoso hechicero Thoth-Amon, el mayor de los enemigos de Conan. El mismo rostro del mago se cierne, amenazador, sobre el bárbaro cimmerio. El encuentro -aunque sea imposible adivinarlo a partir de la ilustración de la cubierta- tiene lugar en las catacumbas de Luxur, la capital de Estigia. Un intento de Thoth-Amon de impedir que Conan, Bélit y Zula abandonen con vida el Reino de la Serpiente.

La portada del nº 90 parece haber sido abocetada, al menos, por Buscema. En ella, Conan y Bélit, perdidos por una caverna a la que han caído a causa de un terremoto -y, con ellos, Zula y varios estigios que no aparecen en la ilustración- miran ingenuamente a los murciélagos que penden del techo, mientras, a sus espaldas, una criatura monstruosa, un ente prehumano, nacido en una era lejana, extiende la mano hacia ellos. Una situación algo distinta se encuentra en la historieta: en ella, los porteadores estigios son los primeros en ver al monstruo y ponen a Conan y Bélit sobre aviso. No por ello, sin embargo, escaparán más fácilmente del que, al parecer, fue rey en una civilización de gigantes extinguida hace tiempo.

Probablemente, John Buscema abocetó la cubierta del nº 91, pero no parece que el entintado sea de Ernie Chan. Entre todas las escenas de este apretado número -en el que Bélit baila por segunda vez su danza de amor, M'Gora vuelve al Tigresa tras haber espiado en Asgalun, y al fin marchan todos a esta última ciudad y son capturados por los estigios a causa de una insólita traición- se eligió para la portada el momento en que M'Gora, al regresar al barco pirata, es atacado por un grupo de ratas gigantes, y Conan, Bélit y otros corren a la playa para defenderle. El dibujante logra que las ratas nos parezcan casi tan repugnantes como al pobre M'Gora.

En la portada del nº 93, dibujada por John Buscema y Ernie Chan, contemplamos una escena que tal vez Bélit soñó, pero que no llega a materializarse: la pirata, coronada reina de la antigua ciudad de Asgalun, en la que hace veinte años había reinado su padre. El traidor Nim-Karrak, detrás de una columna, empuña su daga, dispuesto a matarla. Conan, con gesto solemne, indica con un ademán -suponemos que ante el pueblo- quién es la nueva reina de la ciudad, y ni él ni Zula se percatan del peligro que acecha a la recién coronada soberana. Algo muy distinto sucede en el comic: Nim-Karrak trata de apuñalar a Bélit por la espalda, sí, pero al aire libre, y sin que ésta haya sido coronada.

En la portada del nº 94, Conan y Bélit se encaraman a un risco, donde les espera el que será uno de los últimos y mayores enemigos de ésta: Ajaga, el elegido del dios Jhebbal Sag, capaz de hablar con las bestias y de darles órdenes, que ha empezado a construir un siniestro imperio en la Costa Negra. Unos babuinos a las órdenes de Ajaga les atacan, igual que sucede en el comic. Y huelga decir que Ajaga ganará esta primera batalla, aunque poco le durará la alegría.

 La portada del nº 95 está quizás entintada por la misma mano que la del 91. Conan, que ha logrado escapar por muy poco de Ajaga -el cual, sin embargo, ha hecho prisionera a Bélit- intenta volver a la ciudad del señor de las bestias, Abombi, y derrotarle. Entre las muchas vicisitudes que tiene que sufrir, se enfrenta a un extraño monstruo reptilesco. Le vemos en plena pelea en esta cubierta. Antes de enfrentarse al cimmerio, el monstruo hiere de muerte al anciano hechicero G'Chambi, quien, en su agonía, enseña a Conan a trazar el signo de Jhebbal Sag, que le protegerá en adelante de las bestias que sirven a Ajaga.

En la magnífica portada del nº 96, quizá dibujada por John Buscema, Conan camina por la selva acompañado por el león negro Sholo, que había servido al primer Amra y que ahora servirá al segundo hasta la muerte. Sin embargo, a pesar de las apariencias, Conan no puede confiar en su fiel león, pues éste podría caer, en cualquier momento, víctima del hechizo de Ajaga. Al final, se separarán, y Conan será hecho prisionero por el malévolo señor de las bestias, que quiere ofrecerle en sacrificio a su dios tutelar.

En el n 97, se invierten las tornas: esta vez, es Conan quien está atado, como un cordero listo para el sacrificio, y Bélit corre a rescatarlo. Lo mismo sucede en el comic correspondiente: Bélit, con la ayuda del león Sholo, logra liberar a Conan, y juntos derrotan a Ajaga. Derrotado su principal rival, parece que Bélit podría llegar a conquistar, con el tiempo, un pequeño imperio en la Costa
Negra. Pero ya se sabe que, a menudo, Las apariencias son engañosas. En realidad, la gran aventura de Bélit se acerca a su fin. El dibujo de la cubierta parece ser también de John Buscema.

El nº 98 vuelve sobre un tema que Thomas ya había tocado en el nº 69: las criaturas malignas que, en la imaginería propia de los relatos de fantasía heroica, moran en las profundidades del océano. Esta vez se trata de una extraña y bella mujer azul, la misma que John Buscema retrata acertadamente en la cubierta, sentada al parecer sobre las aguas, al lado de un tiburón que deja
ver tan sólo su amenazadora aleta. Conan parece asustado, y apenas sí saca del agua la mano con la que sostiene un puñal, dispuesto a defenderse. El tiburón es en realidad un elemento secundario, que no aparece en la historia. La joven seduce, como una sirena, a los hombres con sus extraños cánticos, que sólo puede oír aquél al que ella elige. Después los ahoga, literalmente, con su beso. Sólo el grito desesperado de Bélit salva a Conan del hechizo en el que el canto de la muchacha lo había sumido; diríase que la cubierta representa el momento en que acaba de salir de su trance, y se dispone a enfrentarse a la criatura marina. El que sólo el amor de Bélit salve a Conan de la muerte a manos de esta especie de bruja del mar nos muestra el lado más humano, e incluso frágil, de ambos personajes.

En la cubierta del nº 99 podemos ver a unos extraños seres, quizá algo extraños al universo howardiano, pero que Thomas y Buscema (este último es, de nuevo, el autor de la cubierta) introducen con notable habilidad: los hombres-cangrejo. Bélit se deja llevar por su obcecación en este episodio, y quizá por eso la vemos algo alejada de Conan, enfrentándose más directamente a los monstruos, que se han hecho con un extraño tesoro por el que ella parece estar dispuesta a morir. Por culpa suya, Conan, unos marinos argoseos que han rescatado y ella misma se verán muy cerca de la muerte.

Por fin, en el último número de la saga, el 100, aquél en el que Bélit muere, John Buscema y Ernie Chan nos retratan a un Conan hercúleo que sostiene en brazos, con gesto de desesperación, el cadáver de su amada pirata. A sus pies se amontonan las riquezas que han encontrado en una extraña ciudad fantasma, en el interior de las tierras negras, tras remontar el enlodado río Zarkheba.

Aluden quizá a la locura final que arrastra a la Reina de la Costa Negra que, por hacerse con un gran tesoro, pone en peligro a toda su tripulación y llega a sacrificar deliberadamente a algunos de sus hombres. Su desatino la llevará a la muerte, y, sin embargo, aun en el más allá, no olvidará su amor por Conan; como todo buen seguidor del personaje sabe, la pirata vuelve en espíritu para
ayudar al cimmerio en su batalla final contra el monstruo que, poco antes, la ha asesinado a ella misma.
J. J. M.















Cubiertas pertenecientes a la colección Conan the Barbarian números 89 al 91 (VIII/78-X/78) y 93 al 100 (XII/78-VII/79).




Perteneciente a la publicación CONAN Y BELIT ESPECIAL PORTADAS publicada por Comic Forum en octubre 1995.

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