jueves, 4 de julio de 2013

Génesis por Robert Crumb

POR OUE NO CREO EN DIOS
por HÉCTOR MÁRQUEZ



Génesis
Robert Crumb
La Cúpula 29,90 euros 220 páginas


Las más de las veces, el artista que hace sátira o caricaturiza a sus contemporáneos se ve obligado a exagerar rasgos para que, mediante la distorsión, la sátira surta efecto. Robert Crumb (Filadelfia, 1943) es uno de los grandes autores satíricos contemporáneos y uno de los grandes artistas plásticos del siglo XX. Estas palabras son del crítico de arte australiano Robert Hughes, quien lo puso a la altura del mismísimo Pieter Brueghel. Supongo que todos saben quién es el autor del gato Fritz o Mr. Natural, el creador del cómic underground -o sea, del cómic adulto sin restricciones- y uno de los más despiadados y lúcidos intérpretes de la bestialidad e idiotez de la condición humana. El caso es que Crumb recibió el encargo de ilustrar el libro del Génesis hace cinco años y ha tardado más de cuatro en acabar esta obra fabulosa. Sus lectores quizás esperarían un sinfín de coñas irreverentes de este narrador que fue católico practicante hasta los 19 años y hoy es agnóstico declarado. Pero lo cierto es que Crumb se ha tomado muy en serio el encargo. Como tanto su editor como el tímido patológico que es don Roberto sabían que para los fundamentalistas de la judeo-cristianos el solo hecho de que este artista ilustrase su libro sagrado fundacional era ya de por sí un escándalo semejante a que Rocco Siffredi interpretase a Cristo en una película de los hermanos Coen, decidió someterse a los ipsutn verba. Y así fue que eligiendo como base textual la traducción de la Tora -o sea, los cinco primeros libros de la Biblia- de Robert Alter y haciendo una labor filológica estimable, decidió ser absolutamente fiel a los textos que tanta gente ha considerado sagrados durante siglos y que son la base de la cultura occidental. Todo eso lo recoge en las notas -¿qué sería de una Biblia sin notas?- del final donde matiza traducciones, apunta dudas y vaguedades originales, reconoce que para él la Biblia es un texto fundamental pero nada divino y recuerda lo mucho que se parecen los mitos bíblicos a los sumerios. Y en la parte gráfica, ay, tenemos a un Crumb casi clásico, monumental, documentadísimo en escenografía, atrezzo y vestuario de la época, un Crumb escultórico en blanco y negro dominador de su trazo lleno de sombras. Sus Jacob, Isaac, Noé, Adán, Eva, Abel, Rebeca, Sara, Abraham, el faraón, José, la serpiente con patitas o Dios aparecen rotundos -por supuesto, sus mujeres son macizas y voluptuosas y casi todos son, casi sin excepción, tan feos y expresivos como suelen ser los personajes crumbianos- como sacados de un altorrelieve mesopotámico. Entonces, ¿por qué Crumb I, el Satírico, elige este texto? Pues porque tiene todo lo que a él le interesa: incestos, engaños, violencia, abusos de poder, lujuria, castigos, ambición y mucha, mucha ira divina.Y es que en la Biblia están todas las historias. Las de los hombres y su dios colérico y cambiante que promete tierras y ventajas a los que le adoren y que tiene la capacidad de perdonar de un misil Tomahawk. Con una especie, la humana, con un único objetivo: perpetuar su ramal genético frente a los demás. ¡Y condenaron a Darwin por hereje! Confieso que desde que era bien niño y en el colegio los curas agustinos nos ponían cada mañana por los altavoces ocultos del aula una narración dramatizada de algún episodio bíblico, donde dios siempre tenía rever, no había disfrutado tanto de los cabreos de Yaveh. Como tampoco había reparado en esos versículos del Génesis donde se hablaba de los seres divinos que poblaban la tierra y se apareaban con nuestras mozas. ¿Pero esta religión no fue siempre monoteísta? ¿Y Dios, por qué cambiaba tanto de opinión? Vaya con Crumb, me ha hecho reconocerme en mis orígenes. Si es que somos todos unos pecadores de la pradera.


Revista Mercurio nº119 Marzo 2010

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