jueves, 4 de julio de 2013

Del kiosco a las librerías: Planeta De Agostini

Sello pionero, lleva más de 25 años en la edición de cómic en España


ANTONIO PÉREZ*
Un cuarto de siglo. En ese tiempo el mercado del cómic en España ha vivido multitud de transformaciones en cuanto a formatos, puntos de venta, prestigio social y aceptación del público. Planeta De Agostini Cómics ha estado presente en todos ellos. Desde que hace algo más de 25 años editara su primer cómic de Conan el bárbaro, el departamento de cómics de la editorial ha apostado fuerte por conseguir que el noveno arte estuviera al alcance de todos y fuera valorado en su justa medida por el público, los medios de comunicación y la crítica. Para llevar a cabo semejante tarea, al año de empezar a editar tebeos del Cimmerio el sello se hizo con los derechos de la famosa compañía Marvel para el territorio español. Fue el principio de todo lo que estuvo por venir. Con Marvel bajo el brazo, Planeta De Agostini Cómics (que por aquel entonces respondía al nombre de Forum) obtuvo una parte muy importante del mercado y le sirvió para realizar con semejante franquicia todos los experimentos editoriales necesarios para encumbrar el cómic hasta donde se encuentra hoy día. Con personajes como Spiderman o los Vengadores era más sencillo hacerse un hueco en el siempre complicado canal del kiosco. Es aquí donde siempre hemos mantenido la vocación por considerar buena parte del mercado del cómic como un producto popular que debe estar al alcance de todos a un precio asequible. Hace más de dos décadas lo que hoy vemos como algo habitual y rutinario era una auténtica rareza: no había cómics en librerías generales ni en cadenas importantes de entretenimiento, ni siquiera había estrenos de películas basadas en un cómic ni estos alcanzaban cifras de ventas extraordinarias entre todo tipo de lectores. Los cómics tenían un público fiel que sigue ahí día a día pero que entraban en el mercado sobre todo gracias al canal kiosco.

Debido a que el kiosco se consideraba el germen de los futuros lectores, se decidió apostar por alimentar poco a poco el apartado de librerías especializadas; un fenómeno que fue en aumento con los años y que se consideraba el lugar donde acababan peregrinando los nuevos lectores que aportaba el kiosco. Al ser algo novedoso, las editoriales todavía no sabían cómo explotar de forma eficaz este desvío de flujo de lectores ni saber aportar qué títulos eran más adecuados para un canal o para otro, pero era la génesis de un mundo editorial y no había otra manera que aprender andando el camino por primera vez.

El concepto del kiosco como punto de atracción principal para nuevos lectores acabó con los años desembocando en otro género que se descubrió en España hace poco más de 15 años: el manga. La editorial encontró en éxitos exportados de televisión como Dragón Ball, Los cáballeros del Zodíaco o Ranma 1/2 un gancho importante para empezar a editar manga, si bien era difícil pensar en su formato de edición de otra manera que no fuera imitando el del cómic norteamericano, esto es ejemplares de 24 páginas encuadernados con grapa y en sentido de lectura occidental. Fue un paso muy necesario que permitió abrir mercado, acercar público nuevo y acabar generando lo que conocemos hoy día: multitud de editoriales que publican manga de todo tipo en su formato original (volúmenes de 200 páginas mínimo en sentido de lectura oriental). La diversidad de formatos, títulos y autores de hoy día tuvo su nacimiento en unas entregas escuálidas con grapas que dieron paso a experimentos como la creación de la Biblioteca Pachinco, en la que se dieron a conocer autores como Jiro Taniguchi con El almanaque de mi padre o Naoki Urasawa con Monster, ambas obras merecedoras de una reedición en la actualidad que no hace sino confirmar su éxito. Esto sin olvidar Adolf de Osamu Tezuka, una edición que acercó más que nunca el cómic al formato de la novela y permitió que muchos medios de comunicación abrieran los ojos ante el noveno arte como lo que es en realidad: un medio de expresión tan válido y con tantos matices como lo puedan ser la novela, el cine o la música.

En Marvel afianzaron poco a poco la diferenciación entre kiosco y librería especializada hasta conseguir editar obras en formatos más acordes con el segundo canal, ediciones más cuidadas y, por ello, más caras, que eran del agrado de aquel lector experimentado y con mayor poder adquisitivo que, dada la cada vez mejor percepción del cómic en la cultura, no dudaba a la hora de gastarse en un cómic lo que no habría dudado en gastarse en un libro o en una película. Mientras los superhéroes quedaban más que cubiertos con estas acciones, el resto de líneas editoriales del departamento fue en aumento, desde Spawn, de Todd McFarlane, hasta The League of Extraordinary Gentleman, de Alan Moore y Kevin O'Neill, pasando por clásicos de prensa de principios de siglo como RipKirby, de Alex Raymond, o Terry y los piratas, de Milton Caniff, sin olvidar ediciones directamente dirigidas a un público lector totalmente distinto a lo visto hasta ahora con obras como From Hell, de Alan Moore y Eddie Campbell, o Palestina, de Joe Sacco. Se trataba de ediciones que entraban directamente en otra categoría no creada hasta entonces pero que no dejaban de ser cómic y ampliar por sí mismas el mercado del tebeo en España. Al construir como base un catálogo de publicaciones tan extenso como el que estaban generado, la pérdida en 2004 de los derechos de Marvel Comics no supuso la hecatombe que podría haber sido, sino que aportó la suficiente confianza como para atreverse con la otra gran editorial de cómics norteamericana: DC, hogar de franquicias todavía más potentes como Superman y Batman, entre otras. Con los derechos para editar los cómics de DC a partir de 2005, dio comienzo una nueva andadura que no ha sido sino repetir el mismo éxito alcanzado con Marvel, y en ocasiones hasta superarlo. El mercado que se encuentra ahora con DC del que había cuando se obtuvo Marvel es muy distinto, por todo lo visto hasta ahora y por la situación de ambas compañías en el panorama editorial español. DC fue publicada de forma interrumpida por diversas editoriales a lo largo de los mismos años en los que Planeta gestionaba Marvel. Cuando el mercado giró 180 grados, uno de los objetivos principales de la editorial era el mismo que tenía cuando consiguió a Spiderman y compañía: popularizar los cómics DC, pero con toda la experiencia acumulada y la mejora de la percepción del cómic por el gran público como puntos a favor para conseguir una jugada ganadora. La consolidación definitiva de la relación entre DC y Planeta DeAgostini Cómics vino en 2006 cuando el departamento empezó su expansión territorial al empezar a editar Superman y Batman en Italia. Esto ha propiciado que hayamos entrado en dicho mercado con una apuesta fuerte desde el principio y además ha conseguido que no se quede quieto sino que siga apostando por el cómic en sus múltiples facetas, ya no solo de formato sino de idioma.
Ahora una de nuestras mayores apuestas se centra en la creación propia, para dar la oportunidad de aprovecharse de esta expansión a autores de todas las nacionalidades que quieran publicar directamente con nuestro sello, una empresa que lleva un cuarto de siglo demostrando que es la pionera en la publicación del cómic en España.
(*) Director de Planeta De Agostini Cómics.

Revista Mercurio nº107 Enero 2009

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