domingo, 20 de enero de 2013

Andreas y la narratividad: Objeto y sujeto

 Andreas, un alemán en el mundo de la B.D. francesa. Nacido en Dusseldorf en 1951, Andreas Martens se ha convertido en uno de los protagonistas de la historieta fantástica franco-belga. Durante 1991, la piel de toro ha visto como se publicaban tres de sus álbumes: El Cementerio de las Catedrales, uno de los últimos episodios de la serie Rork, (Norma), Coutoo (Zinco) y Cromwell Stone (Zinco), obra publicada años ha en la revista Creepy. La aparición en nuestro mercado de parte de su trabajo debe resultar desconcertante para el público español. Sobre todo cuando se desconoce la importancia que da este autor a la narratividad, a la capacidad del medio para crear procedimientos narrativos que son a la vez objeto y sujeto de la obra.

El dinamismo narrativo de Andreas queda patente en este travelling circular con alteración del punto de vista, de ligero contrapicado a picado cenital (Cronwell Stone).



El problema de la narración
Andreas es un historietista, un historietista atípico que bebe con más fuerza del comic-book USA que de la historieta europea, pero el objeto de este artículo no es la reseña de su obra -cuestión bien abordada por Francisco Soler en Krazy comics nº15-, sino reflexionar sobre la importancia de la narratividad en sus álbumes. ¿Y dónde empieza el problema de la narratividad en la historieta? ¿Existe una historieta cuyo objeto es ella misma? ¿Cuyo sujeto es el mero placer de deslizarse por las páginas, de viñeta en viñeta, para disfrutar de la increíble habilidad de algunos creadores al sacar partido de historias que no existen, al crear castillos de humo ante los que nos cae la baba? Hacerse estas preguntas me parece la cosa más fascinante del mundo y a la vez me da un miedo atroz. ¡Pero si éstas son algunas de las grandes preguntas del medio! No creo que se puedan contestar en un articulillo, y lo que es seguro es que no deseo meterme en la tradicional polémica sobre figuración narrativa -la narración utiliza a la figuración para desarrollarse, el



Coutoo, o la reiteración como clave narrativa.


guión utiliza los dibujos y las viñetas para tomar forma- o narración figurativa -las estructuras figurativas de la historieta, la composición, las viñetas, los dibujos, se imponen a la historia dando una forma muy especial a la narración, la forma de una historieta-. Este tema ya ha sido muy bien tratado por la revista Neuróptica de Antonio Altarriba en su número 4, y yo me limitaré a declarar que soy partidario del segundo concepto. ¿Por qué? Porque en un medio tan bastardo, si se me permite la expresión, como la historieta, cada obra es una gran macedonia en la que cada autor mezcla su propia fruta y el único elemento común en todas las macedonias es la particularidad figurativa del medio: estructura narrativa basada en viñetas y empleo de la imagen como soporte, con forma de dibujo, collage, pintura, o lo que sea. Por tanto esta macedonia prescinde de la literatura, el cine, la tele o la pintura para ser ella misma. ¿Entonces? ¿Qué pinta Andreas en todo esto? Lo dicho. Es un buen ejemplo de autor que hace de la narratividad un estandarte, pero un estandarte basado en la figuración, en el poder narrativo de las imágenes.

La representatividad
El problema de las imágenes es el de aquello que quieren representar. En este sentido hay obras más abiertas o más cerradas. En muchos casos el dibujante se limita a plasmar en viñetas aquello que le plantea el guión, pero si la obra es abierta la imagen en si misma puede ser la representación de varios códigos. El dibujo de un sombrero representa un sombrero, pero según la intención del autor puede representar muchas otras cosas, y en el caso de Andreas la intención es privar al lector de una lectura racional e introducirlo en su mundo fantástico. Un mundo que tanto en Rork como en Coutoo o Crom-well Stone falsea constantemente la realidad y sobrepone fragmentos de múltiples dimensiones fantásticas.







El Cementerio de las Catedrales
Tomando como ejemplo las obras de Andreas publicadas en España y empezando por El Cementerio de las Catedrales, el tercer álbum de la serie Rork. podemos revisar estas premisas y entender porqué Andreas ha llegado a declarar: «Me dije que podía ir mucho más lejos y no hacer ninguna concesión a los lectores. En Cyrrus di todos los elementos necesarios para la comprensión del relato, pero no añadí el modo de empleo... mi objetivo no es que los lectores se extasíen ante una bella imagen. Pero no quiero negarles la posibilidad de una lectura pausada. Pretendo que lea todas las informaciones que contiene una imagen." (Les cahiers de la BDnº 73).
La lectura de El Cementerio de las Catedrales nos permite constatar que Andreas, pese al placer que siente por el dibujo, no teme sobrecargar sus planchas de viñetas, en la plancha 32 llega a introducir 16. ¿A que se debe esa tendencia a la fragmentación? A explotar el principio de tiempo que impone la estructura de las viñetas. Cuando mayor es el número de viñetas y menor su tamaño, más lento es el ritmo de lectura. En cambio, en la plancha 33 se limita a 5 viñetas verticales. En ellas aprovecha el espacio de la viñeta para describir el descenso de Rork por una escalinata. En la primera viñeta. Rork se encuentra en la zona superior de la viñeta, en la cuarta lo vemos en la zona inferior. Dos principios, dos herramientas de la narración: tiempo y espacio son manipulados según las pautas figurativas de la historieta. Otro ejemplo. Las planchas 39 a 43 nos presentan un flash-back en el que un personaje explica una historia que se remonta al siglo XVI. y el autor adopta un grafismo propio de las ilustraciones de los libros manuscritos de la Alta Edad Media. El dibujo en función de la idea, de la sensación de pasado que hay que transmitir al lector.

Cromwell Stone
Esta obra es la que más debe a las influencias yanquis de Andreas. Diagramación y puntos de vista a lo Bernie Wrightson y homenaje al mundo de Lovecraft, el miedo como argumento. Pero las dimensiones fantásticas y sobre todo la fascinación de Andreas por los laberintos -,no hay mayor elemento narrativo abstracto que un laberinto1-estan presentes. También hay un laberinto en El Cementerio de las Catedrales (y en Cyrrus y en Mil y en toda la obra de este autor). En Cromwell Stone el laberinto es una casa y un signo gráfico que pretende ser una llave dimensional.

Coutoo
El último en discordia. Un thrlller fantástico, urbano con un grafismo extremadamente simple y lineal. Parece que Andreas encuentra la línea más adecuada a los ambientes urbanos. Abandona los tramados manuales y se concentra en el uso de las fotocopias, elemento revolucionador de la historieta de los últimos diez años que se merecería, no un artículo, sino una enciclopedia. Las fotocopias ralentizan el ritmo de tal manera que la diagramación básica del álbum es 5x4. En la plancha 16 hay 20 viñetas y 19 son fotocopias de un muro de ladrillo. En Coutoo no hay concesiones al lector. La estructura narrativa se basa en la diagramación. 583 viñetas en 46 páginas, y una historia resuelta con montaje paralelo en la que la investigación del teniente Kraff evoluciona al tiempo que el lector reconstruye la historia del asesino mediante el informe del padre del protagonista, también policía e implicado en el caso. Este álbum, con su estilo sobrio y simplificado, casi, casi impropio de alguien tan espectacular como Andreas, parece una declaración de principios a favor de ese papel de la historieta como medio bastardo y a la vez independiente. Y es que la historieta o va por aquí, o no va a ningún lado.
■ Josep Rom

Revista Krazy Comics nº extra (ultimo numero) octubre/noviembre/diciembre 1993

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