miércoles, 23 de mayo de 2012

La memoria del siglo

Fotografías
para la historia
de España
EDUARDO HARO TECGLEN


1900-1939, un periodo intenso en la vida de España visto a través del objetivo de maestros de la fotografía y recogido en una exposición recopilada por el historiador Publio López Mondéjar en la segunda entrega de `Las fuentes de la memoria'.



1905. Alfonso XIII y la reina regente Maria Cristina. Franzen



1925. Retrato del escritor Valle-Inclán. Moreno

Este es el primer siglo foto­grafiado en España. El arte viene de antes —y el siglo también: puede em­pezar en las caídas de las colo­nias, en las incursiones sobre África y en algunas rupturas ar­tísticas y culturales— sobre todo en el retratismo y, como dicen los especialistas, el pictorialismo como la histórica foto de Ortiz de Echagüe en 1916, que es como un cuadro de Zuloaga; pero su con­solidación como mirada viva estádentro de nuestro siglo. Las fuen­tes de la memoria se titula esta ex­posición de los maestros fotógra­fos, en la que se recogen sus obras hasta 1939, y por esa ex­tensión del primer tercio del siglo puede verse uno mismo, y como éramos. Yo no soy ese niño foto­grafiado junto a una barricada en Barcelona porque mis parape­tos los levanté en Madrid, en no­viembre de 1936, y todavía cierro los ojos y siento en las palmas de la mano la dureza fría del adoquín, la húmeda tierra para los sa­cos. Ni soy ninguno de los perso­najes que empujan o arrastran sus enseres, salvándolos de la inva­sión; pero también lo hice, y tam­bién tengo en la memoria el ruido opaco del cañón, el del aire rasga­do por el obús y el siseo de la me­tralla. Calle de Segovia. Alguien dijo que la escayola trae mala suer­te y dejamos una estatuilla en el quicio de una ventana: la casa voló unos segundos después.
Quizá no sea esto lo que tenga que escribir aquí, pero sí es la prueba de que las fotografías de esta exposición son una memoria que fructifica. Y corrige. El re­cuerdo borra, pero, sobre todo, elabora; idealiza unas veces, otras maltrata la imagen vivida. La pintura también mentía, y por eso cierto realismo no pudo resis­tir después de la llegada de la fo­tografía a la mayoría de edad, y quizá sea esa una de las grandes aportaciones de

1908. Padres capuchinos y funcionarios de prisiones rodean a un preso indultado en Córdoba. Nogales



1905. Miembros del clero y la aristocracia española reunidos en Madrid. Amador.



1933. Euforia durante la botadura del trasatlántico "Magallanes". Anónimo.


 la cámara y el fotógrafo (aunque haya una par­te de la nueva generación foto-pictórica que también imagina); incluso el hiperrealismo es, preci­samente por el otro extremo, un escape del realismo.
Sin embargo, esta realidad que vemos del tercio de siglo no es la de una cámara ni de lo que se lla­mó y se llama, con evidente exa­geración, objetivo. Hay un hom­bre detrás: ese hombre acecha el momento y lo elige, lo sorprende; repite sus fotos para ver si selec­ciona una. En el tiempo referido la dificultad era mayor: los carre­tes más cortos, y la llamarada de magnesio tenía que romper la os­curidad desde muy temprano. El instante era más veloz que ahora para la capacidad de disparo de las máquinas. Puede esta técnica haber dado mayor facilidades al fotógrafo actual sobre el de en­tonces, pero lo que no ha evolu­cionado tanto es el mismo ser.
Viendo las fotos de la guerra, que me son más afines —por la fuerza que el acontecimiento da a la memoria original, a la instantá­nea con que se nos graba—, pien­so que no sólo el oficio fotográfi­co, sino la vida misma, la guerra misma, tenía sus propias caracte­rísticas. Claro que veo Sarajevo en Madrid, o en Málaga, de donde el pueblo huyó a pie hasta Valen­cia, como se ve en la fotografia de Hans Namuth —y yo les vi llegar, exhaustos, pero salvados—, pero veo una "ideología" en la imagen. ¿La pongo yo? ¿Selecciono yo una estética que me hace ver el retrato de Millán Astray ("¡Muera la in­teligencia!") por Gombau de una manera diferente al de las mujeres de los mineros asturianos presos en 1934? Claro que hay una unión otra vez, una abreviatura del tiempo, cuando se piensa que la misma Legión que fundaban, y el mismo Franco, fueron los que aplastaron a esos mineros catorce años después. Y no deja de ser irónico que piense en Sarajevo al ver la guerra civil en la ciudad española y que sea otra vez aquella Legión así fundada la que vaya ahora a entrar en combate —per­dón, en pacificación— en Saraje­vo.. Probablemente, no son más que meras coincidencias, incluso un poco rebuscadas, pero la sen­sación es la de que el tiempo no se agota, no es tanto el continuo que creemos, o la flecha disparada ha­cia lo desconocido que nunca vuelve a pasar por el mismo sitio, sino que tiene vueltas atrás.
Sobre todo, porque no hay tanta evolución humana como técnica. Sí se puede apreciar en las imágenes populares de todo aquel tiempo una cierta diferencia mor­fológica con las de hoy. Quizá unos cambios en la alimentación, quizá unas modas: hay una mejo­ra de raza, o bien creemos que es una mejora porque es la nuestra. No sé si los desnudos —de mujer, naturalmente— que se ven en la exposición son "mejores" que los actuales, desde la estética; ni sé si lo son desde la eugenesia, o desde la misma salud corporal femeni­na: lo que sabemos es que este cambio es una obra de creación que ha hecho la mujer sobre sí misma, y que eso tiene un sentido. También creo que son una crea­ción humana las ventajas sociales de hoy, y que probablemente no todo se perdió en aquella guerra que vemos otra vez, en estas foto­grafías, perder.

'Las fuentes de la memoria II' se expo­ne en Madrid, en el Museo Español de Arte Contemporáneo, del 1 de octubre al 30 de noviembre.

1915. Retrato del torero Marcial Lalanda con miembros de su cuadrilla. Baldomero



1916. Un grupo de hombres regresan andando hacia la ciudad. Echagüe.



1936. Detención de civiles durante la jornada del 19 de julio. Diaz Casariego.



1937. Millán Astray y jefes falangistas en el estudio de Gombau, en Salamanca. Gombau.




1937. Refugiados huyen de la castigada ciudad de Málaga durante la guerra civil. H. Namuth.



1939. Un grupo de ciudadanos aclaman con el brazo en alto la entrada de los "nacionales" en Madrid. Alfonso.



1934. Mujeres y compañeros de los mineros detenidos en Asturias durante la revolución. Diaz Casariego.




1920. Retrato de un obrero del astillero de Puerto Real. Fernández Trujillo.



1915. Clase de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. F. Goñi.




1925. Prostitutas bebiendo y jugando a las cartas en un burdel de Albacete. Luis Escobar.


1905. El desnudo en esta época era un genero cultivado con reparos. Una forma de suavizarlo: rodear a la mujer de un halo mitológico. Anónimo.


El Pais Semanal





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