Esa noche tuvo un sueño muy inquietante, lo cual era muy inusual. No había soñado jamás. En ese sueño, además, él no existía como personaje. Solo asistía, invisible, como espectador.
La estancia del sueño era difusa, y se convertía en tinieblas. Parecía rezumar agua de las paredes, y tuvo la impresión de encontrarse en un lugar profundo, subterráneo.
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