martes, 10 de abril de 2007

Los Cazadores


Esa noche tuvo un sueño muy inquietante, lo cual era muy inusual. No había soñado jamás. En ese sueño, además, él no existía como personaje. Solo asistía, invisible, como espectador.

La estancia del sueño era difusa, y se convertía en tinieblas. Parecía rezumar agua de las paredes, y tuvo la impresión de encontrarse en un lugar profundo, subterráneo.

En el centro de la estancia aparecía su padre atado a una silla mediante tiras de cuero que le sujetaban brazos y piernas. Tenía la cabeza rapada, y a su alrededor había varias figuras con capuchas negras. "Los Cazadores. ¡Oh, Dioses son los cazadores!"

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