sábado, 19 de mayo de 2018

Muere William Vance, maestro del tebeo de aventuras

El dibujante belga, que vivía en Santander desde 2000, fue el creador de la serie ‘XIII’



William Vance, en Bruselas, el 13 de noviembre de 2007. MICHEL KRAKOWSKI AFP

ÁLVARO PONS
Valencia 16 MAY 2018

El párkinson lo apartó de los lápices hace ocho años y, finalmente, pudo con su vida. El dibujante William Vance fallecía el pasado lunes a la edad de 82 años, desapareciendo con él toda una forma de entender el tebeo de aventuras. Nació en Anderlecht en 1935 con el nombre de William van Cutsem. Sus primeros trabajos, tras estudiar Bellas Artes, lo dirigieron a la publicidad, pero a partir de los años sesenta comenzó a trabajar de asistente en el taller del dibujante Dino Attanasio, quien le daría la oportunidad de colaborar en la adaptación al cómic de las novelas de Bob Morane, creadas por Henri Vernes, que se estaban publicando en la revista femenina Femmes d’Aujourd’hui.

Sin embargo, los problemas de su mentor con el novelista le llevaron a buscar suerte en el semanario Tintin, donde aprovechó que Hergé dejaba de dibujar periódicamente para trabajar en colaboración con el guionista Yves Duval, que le daría su primera serie de aventuras, Howard Flynn. Se mantuvo fiel a la revista durante dos décadas, realizando todo tipo de series de género, desde el wéstern Ringo, también con Duval, al detectivesco Bruno Brazil, de la mano de Greg.

Su estilo realista, de línea definida pero duro uso del negro, le granjearía el favor de los lectores, hasta el punto que pronto volvería a la revista femenina para hacerse cargo desde 1967 de la saga de ciencia ficción donde debutó, Bob Morane. El sólido éxito de esta serie la llevó por diferentes revistas, desde Tintin hasta Pilote, y también por las editoriales más potentes, de Dargaud a Lombard.

Durante la década siguiente, Vance se destapó como un dibujante tremendamente prolífico y, junto a su serie más conocida en ese momento, realizó otras no menos recordadas: las aventuras del cruzado Roderic, con guión de Lucien Meys; la saga histórica de Ramiro, con guión de Jacques Stoquart, centrada en la España medieval (demostrando su interés por nuestro país, que sería su hogar durante casi una década), y, sobre todo, la epopeya naval Bruce J. Hawker, que le permitió dedicarse a uno de los temas que más gustaba de dibujar e incluso a hacer una de las pocas incursiones en el guión que se permitió.

Todas estas series le dieron prestigio y reconocimiento, pero sería la serie XIII, realizada junto al guionista Van Hamme, la que le daría una fama descomunal. Inspirada en la saga de Bourne de Robert Ludlum, la versión en cómic de este desmemoriado espía supuso un éxito sin precedentes. El buen pulso de los guiones de Van Hamme fue interpretado a la perfección por Vance, que supo aprovechar la frialdad de su dibujo, por la que muchas veces fue criticado, para desarrollar una atmósfera perfecta para las tramas de espionaje de la serie.

Aunque los primeros álbumes no tuvieron mucha repercusión en su debut, en 1984, cada nueva entrega iba atrayendo más y más lectores, y en pocos años la serie ya superaba los 100.000 ejemplares de venta, convirtiendo cada entrega en un nuevo récord y consiguiendo ser llevada a la televisión y el cine. Pero Vance siempre fue una persona discreta y poco amante de la fama, por lo que el éxito de su creación le llevó a buscar la tranquilidad en Santander, donde se instaló en el año 2000 y desde donde siguió trabajando hasta que la enfermedad definitivamente se lo impidió. Con Vance desaparece una forma de entender el tebeo de género, una concepción de la aventura que, sin perder respeto a los cánones clásicos, supo evolucionar con los tiempos.



El Pais


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