jueves, 10 de octubre de 2013

Cómo se hace un cómic por M.D. Alibés y Jan





 Los llamamos cómics, tebeos o historietas, pero siempre nos referimos a las mismas narraciones dibujadas en viñetas, con personajes que se mueven y expresan por medio de globos.

Fijándonos bien veremos que en las bibliotecas, en las ferias de libros, en los supermercados, en las salas de espera y en muchos más lugares, los niños, los jóvenes y los adultos van con un cómic en la mano.

Especialmente en las bibliotecas, los cómics paran poco en las estanterías y sus lomos se ven molidos por la gimnasia. Incluso los parvulitos que aún no saben leer, «leen» cómics.
Seguramente por eso mismo, porque resulta que el cómic es atractivo, hoy puede verse no sólo en manos de los lectores sino que ha levantado el vuelo y está en las vallas publicitarias intentando vender o haciendo campañas promovidas por los organismos más serios... También aparece en las pantallas, en los libros de texto, en los de divulgación, en las mascotas olímpicas, en vestidos y camisetas...

En todas partes donde la comunicación quiere ser rápida, ligera y fácil de entender, como una llamada de atención, aparece la brevedad, la expresividad y contundencia del muñeco gesticulante que enarbola la bandera de su globo parlanchín.

En pocas palabras: Hoy el cómic es un medio de comunicación que ocupa muchos espacios en nuestro mundo dominado por la fuerza de la imagen y la necesidad de respuestas rápidas ¿Pero qué es lo que sabemos del cómic? ¿Qué es lo que lo hace tan atractivo? ¿Cuáles son sus elementos característicos? ¿Cómo se hace un cómic?

En las páginas siguientes trataremos de dar satisfacción a estas y otras preguntas.






—Señor Jan: Decíamos que hay un gran interés por leer historietas y que hoy se utiliza mucho el cómic como medio de comunicación. ¿Está de acuerdo con ello?

-Sí, y es así por muchos motivos. El cómic es un vehículo de comunicación que todo el mundo puede en¬tender fácilmente. En nuestro entorno, saturado de ilustraciones móviles y de medidas diversas, ocurre que el cómic es una ilustración que tenemos muy a mano. No hacen falta enchufes ni espacios de proyección, y añadiría que tiene algo de intimista, no sólo porque nos lo podemos guardar en el bolsillo sino porque, de una manera quizás inconsciente, nos apropiamos de los personajes liliputienses que podemos visualizar con un «antes» y un «después», no como con las imágenes de la pantalla que «pasan»... Además, la narración gráfica crea hábito sencillamente porque es más fácil mirar que leer. Y claro, la popularidad tiene un efecto multiplicador y hoy se publica más cómic que nunca y para todos los gustos, precisamente porque hay demanda.

—Entonces, ¿corremos el riesgo de que el cómic, y otros medios que se valen de la imagen, desplacen el interés por la lectura de textos?

—Yo no lo creo. Son cosas distintas... El cómic nació para hacer caricatura, humor directo y rápido, ironizar. Con el tiempo evolucionó hacia la narración de historias que eran básicamente de acción y aventura, proliferaron las series porque comercialmente son muy eficaces y sucede que el lector se acostumbra a unos determinados personajes y los sigue a menudo de una forma pasiva, sin que le sea necesario participar ni meter baza en nada. Es el culto a los héroes que actúan por cuenta del héroe lector... El hábito y la pasividad que crean son la cabeza y la cola del mismo pescado. Con la lectura de un texto escrito esto no suele pasar, porque el mecanismo de recepción es bastante más complejo y, como mínimo, fabricamos en nuestra mente la ilustración de lo que leemos. En definitiva, y centrándonos en el cómic, es un vehículo de comunicación que transmite el mensaje sin que al receptor le cueste mucho esfuerzo, y será positivo o negativo según lo que comunique y la actitud receptora. Hay que añadir que por sí mismo el cómic puede ser una obra de arte o un producto para tirar a la basura. ¡Como casi todo lo que hace el homo sapiens!


 —Ha dicho que el cómic nació para hacer un tipo de humor directo y fácil. ¿Cuándo y cómo nació el cómic?

—Bien, más que de nacimiento habría que hablar de una primera etapa del cómic tal como lo entendemos ahora, porque hay quien sostiene que las pinturas prehistóricas, los jeroglíficos o las aucas, ya eran cómic, y no lo vamos a discutir. Tal como lo conocemos, habría que situar la aparición del cómic por los alrededores de 1890. En aquel entonces los grandes diarios de Nueva York, tratando de captar más lectores, publicaban unos suplementos del domingo. Eran páginas que pretendían ser fáciles de leer, coloreadas y sensacionalistas. Llevaban caricaturas de políticos con frases breves o expresiones que se les atribuían. Estos pequeños textos primero se escribían en cualquier espacio en blanco, en recuadros o sobre los vestidos, hasta que, de una manera casual, apareció el primer globo en la boca de un loro. Pronto se vio que esto vendía. Su evolución siguió a partir de ahí. Los autores, que lo mismo podían ser periodistas, humoristas o dibujantes, empezaron a especializarse y crear estilos. Algunos hicieron verdaderas maravillas, aunque su trabajo era considerado como un entretenimiento.



—Entonces, ¿aquellos suplementos de los diarios se convirtieron en revistas y las personas caricaturizadas en personajes de aventuras?

—Más o menos. Los suplementos consiguieron mucha difusión y desarrollo, y eso les permitió adquirir entidad propia y convertirse en publicación independiente. Más tarde se publicaron revistas en Europa, pero de un modo mucho más burdo puesto que el género aquí estaba mal visto y no se le reconocía ningún valor cultural. Sólo eficacia de captación popular y propagandística; cosa que demuestra que, en definitiva, el cómic era aceptado como vehículo aunque no como manifestación cultural o artística. Hablando en general, claro.

—Pero hoy parece superado este precedente y el cómic está siendo valorado en todas partes...

— Tanto como la valoración del cómic... Sucede que en la actualidad los campos digamos naturales o idóneos para su desarrollo, que son el humor, la publicidad y en general la prensa de evasión, tienen una difusión como nunca habían tenido... y lógicamente se entra en una rueda que rueda... además los profesionales, aquí y en todas partes, se han hecho eso: profesionales conscientes de estar haciendo un producto que tiene mercado y, en buena parte, conscientes de que es también un instrumento de cultura.





 —¿O sea que el cómic propone entretenimiento al lector pero también divulgación de conocimientos?

—¡Evidentemente!, y también gozo estético... Hay muchos ejemplos de personajes de cómic que contienen una carga cultural importante. Algunos bien conocidos: Tintín y Asterix, que son didácticos sin hacer ostentación de ello, que es la mejor manera de ser didáctico, y posiblemente incitan al lector a buscar más información sobre muchos temas que llevan implícitos.

—Visto el cómic como producto comercial, ¿las editoriales deben tener un papel decisivo en su calidad?

—¡Decisivo! Las editoriales corren el riesgo de publicar y no pueden perder tiempo ni dinero. Tienen necesidad de lanzar grandes tiradas y venderlas. Y esto puede suponer que una historieta muy bien hecha no sea comercial... Habría que poder compaginar la calidad con la demanda, y esto sólo será posible si el público lector es cada vez más sensible, más crítico, más exigente... A veces, en los concursos se presentan verdaderas joyas que la mayoría del público sólo puede apreciar si se lo muestran, pero que jamás compraría en un quiosco.




—¿Ve alguna solución a este estado de cosas?

—Si en las escuelas se enseñara a «visualizar» el cómic, si se hiciera descubrir a los alumnos que, además de ser divertido, es un arte de equilibrios entre el texto, la imagen y otros medios, seguramente se conseguiría formar lectores críticos y selectivos y todos saldríamos ganando.

—Bien, señor Jan, hasta ahora, para situarnos, hemos hablado del cómic de manera general, pero usted acaba de decir que es un arte de equilibrios. Veamos, delante de una página, ¿cuáles son los elementos básicos del cómic?

—El cómic se sirve del texto escrito y de la imagen gráfica, y es la fusión y buena armonía de estos dos elementos lo que permite el lenguaje del cómic. No debe pesar el uno más que el otro, porque el equilibrio crea la fluidez que le es propia. Se supone que a veces la parte gráfica sustituye las descripciones literarias, pero éstas pueden ser necesarias porque la palabra es precisión y la imagen evocación... Lo que estropea el cómic es el texto superfluo o innecesario. Por ejemplo, si se presenta un personaje dando un puñetazo, no hay que hacerle decir:
«Toma esto, imbécil, para que aprendas a ir por la vida y se te pasen las ganas de hacerme la puñeta, a mí y a mi familia...» No se le puede hacer hablar así por dos razones: porque el tiempo de la acción del puñetazo es brevísimo y porque la imagen explica suficientemente lo que está ocurriendo. Repito: Hay que crear un equilibrio entre los dos lenguajes, cada autor el suyo, que por esto es arte precisamente. Por otro lado, también es un elemento básico del cómic la disposición del discurso narrativo en viñetas que representan una secuenciación de imágenes, textos y otros signos que hacen que quede fijado el «antes» y el «después» del relato; ya iremos viendo estos secretos...


 — Hay quien dice que el cómic tiene algo que ver con el cine. ¿Usted qué opina?

—Se ha dicho y se dice porque hay una cierta similitud. Cada viñeta es un encuadre que puede ser hecho desde diversos ángulos y planos, como se hace con la cámara. Pero yo añadiría que el cómic también tiene que ver con el teatro, el mimo concretamente, ya que tan importantes como los encuadres son la movilidad de los gestos, las expresiones de los personajes, en definitiva, su actuación. Jan nos ha contado muchas cosas sobre el cómic, pero nosotros aún quisiéramos saber más. Quisiéramos saber cómo es la composición de los elementos que lo conforman y cómo son los complementos personales que le dan carácter. En definitiva, lo que él llama los secretos de su cajón de sastre.



Hemos visto que el cómic es un medio de comunicación con entidad propia pero que toma elementos de otros medios de expresión. Veamos cómo se elabora y toma forma:




Además de estos componentes, el discurso narrativo se distribuye en viñetas, y cada una suele representar un acontecimiento, por tanto están visibles un «antes» y un «después» que van formando el relato y que no «pasan» como los fotogramas del cine.

Los globos sirven para localizar la voz de los personajes y también son la línea que sigue el ojo del lector. Aparte, tienen un código de significados que los hace muy importantes.
Las onomatopeyas reproducen los sonidos que se supone tienen lugar durante la acción, y por lo tanto son un elemento de realismo muy eficaz.

Cada componente de la historieta tiene su razón de ser. Todos tienen su función, y es la conjunción correcta y equilibrada la que da lugar al arte nuevo que es el cómic. A partir de ello, todo dependerá del estilo del autor, del guión, de cómo se explica, de la elección que haga de los elementos... porque, en definitiva, el arte siempre es una elección.


Del libro "Cómo se hace un cómic" por M.D. Alibés y Jan. Colección La Mirilla. Editorial Onda. año 1990






8 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Ojo de Melkart dijo...

Pues la verdad es que soy muy fan de Jan, y me gusta mucho el libro. Si quieres, te mando el libro en pdf.

Unknown dijo...

Nah no te preocupes entonces! :)

Intento buscarlo fisico, si tengo suerte. Gracias de todas formas!!!!!!

josemwarrior dijo...

Hola Francisco, podrias enviarme una copia en pdf del libro? He estado buscando una copia en físico pero es imposible. Gracias!

Ojo de Melkart dijo...

En principio, no hay problema. Tan solo necesitaría alguna dirección de correo electrónica. De nada

rai dijo...

Hola! Me encantaría tener el libro pero no hay forma de encontrarlo ya... Sería posible hacerme con una copia pdf?

Ojo de Melkart dijo...

Si, no hay problema.

Ojo de Melkart dijo...

Durante un tiempo limitado está disponible en la entrada la descarga en pdf del libro de Jan "Cómo se hace un cómic"