miércoles, 24 de noviembre de 2010

La cuna de Batman y Superman revela sus secretos. Artículo de El Pais 24/11/2010



75 years of DC Comics: the art of modern mythmaking recorre el nacimiento de la industria del cómic de superhéroes a través de la historia de la editorial en que nacieron Superman, Batman y Wonder Woman. Paul Levitz, ex presidente de DC Comics y asesor de DC Entertainment, desgrana los secretos de la fábrica de mitos del cómic.- TASCHEN

La cuna de Batman y Superman revela sus secretos

La génesis de DC Comics, la editorial que creó a Superman, Batman y Wonder Woman, se vuelca en un volumen que conmemora su 75º aniversario

ABEL GRAU - Madrid - 24/11/2010

Eran poco más que un puñado de guionistas y dibujantes de tebeos para chavales que trabajaban en los años treinta en unas modestas oficinas en el centro de Manhattan, pero de sus mesas de trabajo nacerían algunos de los mayores mitos del cómic, como el hombre de acero, el hombre murciélago y la mujer maravilla, entre tantos otros. De aquella empresa -que luego se llamaría DC Comics- surgió toda una legión de personajes que 75 años después se reparte con Marvel, la otra gran factoría de superhéroes, una millonaria industria de cómics, merchandising y taquilleras adaptaciones cinematográficas. Una trayectoria que equivale a recorrer el nacimiento, desarrollo y eclosión popular del mito superheroico, tal como recoge el libro 75 years of DC Comics. The art of modern mythmaking (Taschen), de tamaño din A3 y cinco kilos, con 700 páginas que desgranan el nacimiento del cómic de superhéroes.

Fue como una vía de escape para una época difícil. A principios de los años treinta, Estados Unidos intentaba recuperarse de la Gran Depresión, mientras el auge del fascismo en Europa resonaba con tambores de guerra. Sólo las palabras del presidente demócrata Franklin Delano Roosevelt en la radio ofrecían algo de consuelo, según escribe Paul Levitz (Brooklyn EE UU, 1956), ex presidente de DC Comics y vinculado a la editorial desde hace 35 años, en las primeras páginas del libro. En ese contexto, llegó a los kioscos algo diferente. Las aventuras de un forzudo en mallas azules y con una capa roja, más rápido que un tren expreso y capaz de saltar edificios de veinte pisos como quien esquiva un charco. Y, más sorprendente todavía, era un campeón que en su vida diaria se escondía tras las gafas de un apocado reportero.

Un nuevo concepto

Había nacido Superman, uno de los grandes personajes de la cultura popular del siglo XX. Las páginas del número uno de Action Comics, en junio de 1938, supusieron el nacimiento de un nuevo arquetipo de héroe y marcaron el inicio de una nueva era en la industria del entretenimiento. "Se convirtió en el prototipo épico del superhéroe. Aunque tenía elementos de otros medios, parecía un concepto completamente nuevo", recuerda Levitz, asesor consultivo de DC Entertainment (la antigua DC Comics). Aquel personaje creado por dos adolescentes de Cleveland, Jerome Siegel y Joe Shuster, fue un éxito inmediato y catapultó a la pequeña editorial que luego se convertiría en DC Comics.

La historia del sello, sin embargo, comienza oficialmente tres años antes. El empresario editorial Malcolm Wheeler-Nicholson, veterano de la I Guerra Mundial, lanza la revista de tiras cómicas New Fun: the big comic magazine, en febrero de 1935, en el sello National Allied Publications, y pone en marcha la maquinaria. Crea varios títulos, entre ellos Detective Comics, con historias de atmósfera negra, pero crecen las dificultades económicas. Hasta que en 1937 su distribuidor, Harry Donenfeld, y el contable de este, Jack S. Liebowitz, compran parte de la empresa y los tres juntos fundan Detective Comics Inc. Con todo, un año después los problemas de solvencia del propio Wheeler-Nicholson fuerzan su salida. Justo un año antes del despegue definitivo del sello.

Fenómeno editorial

Superman fue un fenómeno. Los cómics se agotaban y se reeditaban. Pero costó que alguien apostara por aquella insólita idea. "Lo rechazaba periódico tras periódico", subraya Levitz. "A menudo con una completa incredulidad de que nadie quisiera leer la historia de un personaje procedente de un planeta condenado que llega a la Tierra como un héroe y se disfraza de reportero atribulado". Incluso Will Eisner, el genio del arte secuencial que creó The Spirit, desestimó en su estudio al hombre de acero. Afortunadamente, en el primer número de Action Comics quedaba un hueco y un empleado de la editorial, en el número 480 de Lexington Avenue, decidió darle una oportunidad a unas tiras desechadas de dos tipos de Cleveland.

La gente sí quiso leerlo. Y también las del resto de personajes como él que llegaron inmediatamente. Sólo un año después nació el otro icono de la editorial: Batman. El dibujante Bob Kane (muy limitado técnicamente) y el guionista Bill Finger crearon el Hombre murciélago, una especie de vigilante nocturno inspirado en el héroe pulp The Shadow. Fue presentado en el número 27 de Detective Comics, en mayo de 1939, y pronto representó el reverso oscuro de Superman. Y luego llegó Wonder Woman, creada en 1941 por el erudito William Moulton Marston. Tal fue el éxito que las creaciones de DC fueron copiadas a mansalva y la editorial inició varias demandas por plagio. Comenzaba la Edad de Oro (1938-1956) del comic book.

Idilio con la gran pantalla

El libro repasa la trayectoria de la editorial y sus personajes. "La profundidad de cometarios y debates muestra cómo se han convertido en mitos, historias narradas una y otra vez, y reinterpretadas en busca de sus significados más profundos", escribe Levitz. De contenido eminentemente visual, el volumen reúne tiras originales, portadas históricas, cronologías, bocetos y fotografías. Mención especial merece la relación de dos direcciones de los cómics con el cine. "Cuando se estrenó Ciudadano Kane, disparó nuestra imaginación", recordaba recientemente el histórico dibujante de Batman Jerry Robinson. "Ahí en la pantalla, Orson Welles hacía el tipo de narración que queríamos volcar en el papel". Era una admiración abierta. "Nos emocionamos cuando oímos que a Orson Welles le encantaban los cómics y que le influeyeron".

Desde el principio, los comic books le debieron mucho al séptimo arte. Siegel estudiaba las películas para escribir sus guiones: plano corto, contraplano, panorámica "aunque nunca vio un guión escrito", indica Levitz. La identidad secreta de Superman, Clark Kent, se inspiraba en el cómico Harold Lloyd; la mueca sardónica del Joker capturaba la risa escalofriante del alemán Conrad Veidt (el Cesare de El Gabinete del doctor Caligari) en El hombre que ríe (1928). Pronto llegaron los seriales, el de Superman (1948), con Kirk Alyn (el primer actor que le dio vida) y el serial noir de Batman (1943), con Lewis Wilson, y la teleserie camp de los años sesenta, con Adam West y Burt Ward, y decenas de onomatopeyas sobreimpresionadas. En los setenta, Superman saltó a la gran pantalla con una superproducción de Richard Donner y Christopher Reeve, como el hijo de Krypton. Tras años de languidez, las adaptaciones cinematográficas regresaron con fuerza gracias a el Batman, de Tim Burton, cuya imaginería gótica (y con Jack Nicholson de Joker desbocado) convirtió al personaje en un éxito de taquilla absoluto.

Levitz subraya desde el principio el reconocimiento a los autores (aborda, aunque sea de pasada, cuestiones delicadas para la editorial como la de los derechos de autor) . "Es imposible en un solo volumen hacer toda la justicia a los personajes reales", advierte Levitz en la introducción. "Miles de personas que aportaron su creatividad y su talento a DC y que elaboraron mitos modernos en medios de comunicación muy diferentes para crear reflexiones de dimensiones épicas que nos ayudan a comprender nuestra humanidad y nuestro mundo". Son nombres como los de Carmine Infatino y Gil Kane, que marcaron la Edad de Plata del género (1956-1970), años de Guerra Fría en los que triunfaban las historias de ciencia ficción. Infantino y Kane relanzaron a Flash, el hombre más rápido de la tierra, y Green Lantern (Linterna Verde), dueño de un poderoso anillo (llevado a la gran pantalla con Ryan Reynolds como protagonista). La editorial fichó a Steve Ditko, creador gráfico de Spider-Man, y al joven prodigio del dibujo Neal Adams, cuya maestría narrativa y activismo por los derechos de los autores marcó un hito en la industria.

Inyección de realismo

Son años en los que DC se enfrenta a un terremoto: a principios de los 60 nacen los grandes títulos del sello Marvel, su gran rival, que pronto le toma la delantera. Sus héroes son complejos e incluso a menudo viven angustiados; ya fuese por sus responsabilidades (Spider-Man), la familia (Los Cuatro Fantásticos) o por la marginación social (X-Men). En unos EE UU conmocionados por la lucha de los derechos civiles, los cómics aplicaron una inyección de realismo. Llegaba la Edad de Bronce (1970-1984). Con personajes que caían víctimas de las drogas (como el joven Speedy, adicto a la heroína), los tebeos bajaban del Olimpo del escapismo y entraban en conflicto con el organismo regulador de contenidos de las viñetas (Comic Code Authority). Las viñetas se hacían mayores.

Los años ochenta significan quizá la mayor revolución del género. Es la llamada Edad Oscura (1984-1998), por sus dosis de género negro y descreimiento crepuscular. Auspiciadas por directores editoriales astutos como Dick Giordano, se suceden las cumbres narrativas. En 1986, el año milagroso de los superhéroes, se publicanWatchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, El regreso del señor de la noche, de Frank Miller (ambas en DC) y Daredevil Born again, de Miller y David Mazzucchelli (en Marvel), que desmantelan las coordenadas formales y argumentales del género y elevan el noveno arte a los altares de cultura.

Obras cumbres que proyectan el comic book hacia la Edad Moderna (1998-2010), en la que los tebeos se convierten en una de las mayores fábricas de mitos de la cultura de masas gracias al éxito cinematográfico de películas como las marvelianas X-Men (2000),Spider-man (2002) e Iron Man (2008) y el taquillazo El caballero oscuro (2008). Salto definitivo de un género creado por una pequeña editorial neoyorquina hace 75 años y que hoy es DC Entertainment, una división multimillonaria de la multinacional Warner Bros.


Superman

DC COMICS | 24-11-2010

El hombre de acero se presentó al mundo en el número 1 de 'Action Comics', en junio de 1938. Creado por Jerome Siegel y Joe Shuster, el personaje bebía de diversas fuentes: desde 'John Carter of Mars', de E. R. Burroughs, a 'Gladiator', de Philip Wylie, pasando por el profeta Moisés. Fue un éxito absoluto.

Batman

DC COMICS | 24-11-2010

El hombre murciélago se enfrenta al vampiro El Monje en el número 31 de 'Detective Comics' (1939), dibujado por Bob Kane. La atmósfera vampírica estuvo presente en la serie desde el principio.

Clark Kent era un cómico

ARCHIVO | 24-11-2010

Las relaciones del cómic con el cine han sido estrechas, constantes y en dos direcciones desde el principio. La identidad secreta de Superman -por ejemplo, el atribulado reportero Clark Kent, firma estrella del 'Daily Planet', se inspiraba en el cómico del cine mudo Harold Lloyd, muy popular en los años treinta.

Mueca demencial

WARNER BROS | 24-11-2010

El personaje del Joker se inspiró en el protagonista de la película 'El hombre que ríe' (1928), interpretado por el alemán Conrad Veidt, sobre un personaje condenado a sonreír. Debía morir en su primera aparición pero demostró tener más vidas que un gato. Es uno de los villanos más célebres de la historia del cómic.

Seriales de los 40

WARNER BROS | 24-11-2010

El forzudo Lewis Wilson dio vida a Batman en el serial de 1943, inundado de un ambiente de novela negra, con hampones y gánsteres de los bajos fondos de Gotham.


Escapismo durante la II Guerra Mundial

TASCHEN | 24-11-2010

Los 'comic-books' fueron un entretenimiento para que niños y jóvenes escaparan de la realidad de los años cuarenta, como muestra esta imagen de 1943, en la que unos chavales leen ejemplares de 'Action Comics', en una calle de Manhattan. Muchos de aquellos chicos crecerían para convertirse en creadores de nuevas historias y personajes.

Excesos de los sesenta

WARNER BROS | 24-11-2010

Adam West dio vida a una de las encarnaciones del hombre murciélago más descacharrantemente pop. La teleserie, emitida en los sesenta, incorporó a actores como César Romero (Joker), Burgess Meredith (Pingüino), Lee Meriwether (Catwoman) y Otto Preminger (Freeze). Onomatopeyas chillonas y desmanes sonrojantemente divertidos.

La conciencia social de los setenta

DC COMICS | 24-11-2010

Azuzados por los héroes angustiados de Marvel, también DC administró una dosis de realismo a sus series. En Green Arrow, el compañero del protagonista, Speedy, aparecía en portada inyectándose una dosis de heroína en portada bajo el título "la cruda verdad sobre las drogas". Era la Edad de Bronce de los cómics ((1970-1984), cuando encontraron cabida cuestiones como el feminismo y la discriminación racial.

La revolución de los ochenta

TASCHEN | 24-11-2010

Bajo la dirección de Dick Giordano, DC Comics dio un golpe de timón a sus principales cabeceras en los años ochenta con algunos proyectos arriesgados. Uno de ellos fue 'El regreso del señor de la noche' (1986), en el que Frank Miller dibujaba un Batman cincuentón en un futuro distópico en el que ajusta cuentas con el Joker e incluso con Superman. Fue una miniserie histórica, como recoge el volumen de Taschen.

La edad moderna

TASCHEN | 24-11-2010

Con el inicio del siglo XXI y la editorial DC Comics convertida en la millonaria división DC Entertainment, de Warner Bros, los cómics se lanzan a la conquista de los públicos masivos que ha conseguido el cine. Entre los talentos recientemente incorporados a las filas DC está Jim Lee, autor que recoge la influencia del manga en sus dinámicas composiciones (como la de la imagen).

El salto definitivo al cine

WARNER BROS | 24-11-2010

Títulos como 'Spider-Man', de Sam Raimi, y 'El caballero oscuro', de Christopher Nolan, han consolidado el éxito en taquilla de las adaptaciones de cómics. Tras el fracaso de 'Superman returns' y el éxito absoluto de 'El caballero oscuro', DC se lanza de nuevo con la versión de Green Lantern (Linterna verde), protagonizada por Ryan Reynolds (foto).

Anders Leonard Zorn (1860-1920)

Anders Leonard Zorn (Mora, Dalarna, 18 de febrero de 1860 — Mora, 22 de agosto de 1920), fue un pintor impresionista, escultor y grabador sueco.




Nació en Mora, Dalarna. Hijo de Grudd Anna Andersdotter y Leonhard Zorn, no llegó a conocer a su padre y fue criado por sus abuelos. Comenzó a estuidar en 1872 en la escuela de Enköping. Tres años después, en 1875, se matriculó en la Academia de las Artes de Estocolmo, donde estuvo estudiando hasta 1880. El mismo año que acabó sus estudios conoció a Emma Lamm, más conocida como Emma Zorn (1860 - 1942, Mora), que provenía de una acaudalada familia, y con quien se casó en 1885.

Estuvo viajando por Europa y a su paso por España se interesó por la obra de Velázquez, por lo que empezó a experimentar con los distintos efectos sobre el agua, como se puede observa en Sommarnöje (1886). Algo después viajó a Francia donde adquirió bastante fama y estableció su residencia en París. En la Exposición Universal de 1889 fue nombrado Caballero de la Legión de Honor francesa y se asentó como uno de los pintores más importantes de la época, llegando incluso a recibir una invitación para exponer su autorretrato en la Galería Uffizi.

Se convirtió en uno de los pintores de retratos más reconocidos internacionalmente en su momento, lo que le valió un lugar entre las principales personalidades de la vida cultural parisina de la primera mitad del siglo XIX.

Con motivo de la Exposición Internacional de Columbia (1893), Zorn realizó el primero de varios viajes a los Estados Unidos. Gracias a ellos pudo contar con tres Presidentes Americanos entre sus modelos: Grover Cleveland en 1899, Theodore Roosevelt, (1905) y William Taft, (1911).

En 1896 Anders y su esposa Emma regresaron a Mora. Zorn comenzó a mostrar una preocupación creciente por la conservación del folklore musical sueco, preocupación que plasma en sus obras. Comienza a abarcar temas de carácter popular, como escenas costumbristas propias del pueblo sueco. Fiel reflejo de ello es el cuadro Midsommardans (1897), una representación de bailarines bajo la luz crepuscular en una celebración rural del Solsticio de verano.

La obra al óleo de Zorn muestra un naturalismo próximo al Impresionismo, donde se percibe la inluencia de Velázquez, mientras que su obra como grabador se resuelve en trazos sueltos, quedando patentes sus cualidades de dibujante y una similitud palpable inspirada en Rembrandt. Se conservan 289 grabados.1

Realizó asimismo un gran número de acuarelas, especialmente durante sus primeros años de matrimonio, apremiado por su mujer. Podemos destacar Sommarnöje (Vacaciones de verano) (1886) o su acuarela más famosa, Vårt dagliga bröd (Nuestro pan diario) (1886).

Sus desnudos son célebres, serie que inició durante su estancia en Francia, con obras como Outdoors (1888) o Las bañistas (1888).

El polifacético artista destacó también en el ámbito de la escultura, de la que nos legó obras de carácter naturalista en pequeño formato, como Baño matutino (1909), y de carácter público, como la Estatua de Gustav Vasa (1903).

Algunos de sus trabajos más importantes se encuentran expuestos en el Nationalmuseum (Museo Nacional de Bellas Artes) en Estocolmo, Suecia. Otros museos que albergan trabajos de Zorn son el Musée d'Orsay en París y el Metropolitan Museum of Art en Nueva York.



Tras su fallecimiento, su mujer Emma, fundó el Museo Anders Zorn, ubicado en su ciudad natal en 1939. Contiene una muestra representativa de los trabajos del artista sueco en todas sus facetas. Fue inaugurado por Ragnar Östberg.

En 1960 con motivo del centenario del nacimiento del artista, se publicó un sello postal dedicado al pintor y dibujante. La imagen del sello es su obra Autorretrato de 1904 en aguafuerte. Pero no sólo se le dedicó este sello, si no que una de sus obras también se imprimió en este formato, Hins Anders (1904).  Desgraciadamente, esta pintura se encontraba expuesta en el Thielska galleriet (Estocolmo), de donde fue robada el 20 de junio del 2000. Sigue desaparecida a día de hoy



Biografía de la Wikipedia aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Anders_Zorn

página del pintor completa aquí: http://www.anderszorn.org/



















Furia de Goya ANTONIO MUÑOZ MOLINA


REPORTAJE: IDA Y VUELTA
Furia de Goya

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 13/11/2010




Se baja por una escalera de caracol en la Frick Collection hacia una pequeña sala llena de dibujos de Goya y se ha viajado de golpe del orden sereno del arte del pasado a una violenta contemporaneidad que ya es del todo la nuestra. La Frick Collection es uno de los museos más civilizados del mundo, más gratos de visitar y de volver: todavía más en este tiempo, este noviembre en que el oro del sol en los días que amanecen muy limpios después de la lluvia resalta los colores en las grandes copas de los arces y los robles, al otro lado de la Quinta Avenida. En la mansión del millonario Frick, que hizo su fortuna con la explotación brutal de las minas de carbón, los hornos de acero y los ferrocarriles, uno entra como si se le hubiera permitido el acceso a una opulenta residencia privada. Y como está dirigida de una manera muy conservadora, cada regreso depara una confirmación de lo que uno ya conoce, y también una oportunidad de comprobar en qué medida sutil las obras de arte que más nos gustan y que hemos visto más veces están cambiando siempre, y actúan como un espejo que nos muestra los cambios en nuestra propia vida.









Estuve aquí por primera vez hace veinte años justos, guiado por el novelista José María Guelbenzu, quien me hizo descubrir un cuadro atribuido a Rembrandt que ya no se me quitó de la imaginación, El jinete polaco. Vuelvo a mirarlo, como tantas veces, y me sorprende de nuevo el acabado sumario de la figura del caballo, enjuto y musculoso, y la indiferencia casi cortesana con que el jinete, que al fin y al cabo está cabalgando por un paisaje de oscuridad y peligro, mira hacia el espectador. Y de nuevo, aunque aguzo las pupilas, no llego a distinguir la forma exacta de ese castillo o ruina que hay en el segundo plano, aunque esta vez observo algo que no recordaba haber visto antes: una hoguera, amarillenta y rojiza, uno de esos fuegos que pueden verse de noche desde muy lejos, y que quizás se refleja en el agua de un lago o de un río. Hace veinte años me quedé mirando ese cuadro y tuve la intuición de que iba a servirme para algo que no sabía lo que era. Viajaba por primera vez a Nueva York y luego a Chicago y el estado de sonambulismo inducido por el jetlag y por el deslumbramiento de esas dos ciudades contempladas de noche se mezclaba en mi imaginación con la cabalgata de aquel jinete que yo no sabía qué o a quién representaba. Las noches iluminadas de Nueva York y de Chicago se prolongaban en el viaje de regreso en la otra noche insomne sobre el Atlántico. Con el sueño cambiado iba después por Granada viendo los lugares conocidos bajo una luz de extrañeza y tanteaba la posibilidad de una escritura que no podría parecerse a la que había hecho hasta entonces, porque tenía que servirme para contar algo nuevo, todavía ignorado, algo que tuviera que ver con el otro mundo recién descubierto en aquel viaje y con la exploración de zonas muy sumergidas de mi propia memoria: algo recién descubierto con mis ojos y también reconocido, por tantos relatos que había escuchado, por tantos libros, cuadros, películas, poemas. Me volvía a la imaginación una estrofa de García Lorca que había memorizado en la adolescencia: "La aurora de Nueva York tiene / cuatro columnas de cieno / y un huracán de negras palomas / que chapotean las aguas podridas". Pensé escribir un libro que se titulara La aurora de Nueva York. Pensé otro título de otro libro sobre el que tampoco sabía nada más: El jinete sonámbulo.

Ay, esos libros que uno sueña, mucho mejores que cualquiera de los que llega a escribir, livianos, directos, un poco nebulosos, originales sin esfuerzo, fragmentarios como secuencias de poemas o anotaciones veloces y al mismo tiempo impelidos por una tersa dirección de flecha, confesionales sin narcisismo, con ironía pero sin autocomplacencia, con peripecias de vidas y con ráfagas de historias pero sin la premiosa carpintería de lo argumental, libros perseguidos y nunca alcanzados, con algo de Chatwin, algo de Sebald, algo de Pla, con Baudelaire y sus caminatas de fondo, con Pessoa y sus divagaciones por Lisboa, con Jan Morris en Trieste, con el dejarse llevar de Montaigne o de Stendhal.

Ahí sigue el cuadro, veinte años después, y también sigue el desafío. Y sólo un rato después, cuando me alejo de las salas de la colección permanente, con su orden apacible y sus profundas alfombras, y bajo por una escalera de caracol, encuentro los dibujos de Goya y comprendo que él fue el primer artista en atreverse a una forma radical de libertad que se parece mucho a la que cualquiera de nosotros busca a tientas, o intuye, y nunca o casi nunca logra. Después de una convalecencia que debió de ser como un regreso de los umbrales mismos de la muerte, aislado de los demás por la sordera y por la clara conciencia de la mortalidad, Goya empezó a dibujar con una furia secreta en cuadernos que llevaba siempre consigo y que ya lo acompañaron hasta su muerte. Muchos de aquellos dibujos los usó luego como base para sus series de grabados y para algunas pinturas. Pero muchos más no parece que tuvieran más destinatario que él mismo: observaciones como fotografías instantáneas, imágenes satíricas con una breve anotación al pie que subraya su sarcasmo, visiones de sueños, bocetos de seres humanos miserables, mendigos, brujas, dementes, borrachos, eremitas cadavéricos, monjas acosadas por fantasmas, prisioneros, reos sometidos a tortura, bultos negros con las bocas muy abiertas que parecen disciplinantes o frailes, condenados por la Inquisición, asnos con casacas y arrogancia de sabios.

Esas chatas figuras humanas, esas cabezas que forman multitudes en sombras, las aprendió Goya viendo grabados de Rembrandt; esas bóvedas de cárceles con rejas terribles vienen de Piranesi. Pero la rapidez de los bocetos, el modo en que la tinta araña con trazos gruesos la superficie del papel o se disuelve en el agua para lograr gradaciones prodigiosas de sombra, el descaro de las actitudes, la inmediatez física de la violencia o del trabajo, pertenecen ya al reino exclusivo de la libertad de Goya. Lo escrito en la mitad superior de una hoja de papel se tacha con un manchurrón de tinta y el resultado es la boca de una cueva en la que se refugian unos pescadores de caña: un trazo casi vertical, sin ningún detalle, es un pez que se retuerce atrapado en el anzuelo. Dos figuras grotescas saltan o vuelan por el aire con un regocijo de máscaras de carnaval, tocando castañuelas, y no sabemos si son hombres o mujeres, o apariciones, o brujos. Un hombre hercúleo salta a grandes zancadas por encima de un arroyo llevando en brazos a una mujer, y en las piernas desnudas, en la espalda muy ancha, está toda la tensión del esfuerzo físico: pero igual puede estar salvándola de un peligro que haberla raptado. Después de Goya casi todo parece decoración de interiores. El único sitio seguro para mostrar sus dibujos en la Frick Collection es el sótano.

The Spanish Manner: Drawings from Ribera to Goya. Frick Collection. Nueva York. Hasta el 9 de enero de 2011. www.frick.org www.antoniomuñozmolina.es

'El pescador', de Sorolla, adjudicado por 3,6 millones

'El pescador', de Sorolla, adjudicado por 3,6 millones

Otra joya de la subasta en Londres fue 'Niños en la playa', también del artista valenciano

EL PAÍS - Londres - 23/11/2010



El óleo El pescador de Joaquín Sorolla (1863-1923) ha sido hoy la estrella de una subasta en la casa Sotheby's de Londres al adjudicarse por más de 3 millones de libras (unos 3,6 millones de euros), por encima del precio máximo estimado.

Otra joya de la puja, dedicada a la pintura europea del siglo XIX, fue Niños en la playa, también de Sorolla, que alcanzó 1,9 millones de libras (2,2 millones de euros), superando la estimación máxima de1,5 millones de libras.

Ambas obras ilustran escenas de niños en la orilla del mar -uno saliendo del agua con un cesto lleno de peces y otro jugando con un barco en la orilla- y fueron pintadas durante el verano en la playa del Cabañal, en Valencia, uno de los entornos preferidos del autor en su tierra natal.

"El año en que fueron pintadas, 1904, fue un año de gran importancia en la producción del artista, del que data también su obra más cotizada en subasta, La hora del baño (que se vendió en noviembre del 2003 en Sotheby's por el récord de 3,7 millones de libras)", explicó a EFE un portavoz de la casa londinense, Andrew Montgomery.

En la primera década del siglo XX, Sorolla generó sus mejores obras y, entre ellas, las escenas de playa son las que despiertan mayor interés entre los coleccionistas, apuntó Montgomery.

"Sorolla tiene un gran atractivo internacional, por sus temas, que resultan atrayentes para el gran público, y porque buena parte de su carrera se desarrolló fuera de España", añadió la fuente.

Precisamente, las dos pinturas que centraron la subasta de hoy formaron parte de la primera exposición internacional de Sorolla en la Galería Georges Petit de París, en 1906, y desde entonces habían permanecido en colecciones privadas.

La puja de hoy se desarrolló en un clima tranquilo, con presencia de algunos postores españoles pero sobre todo extranjeros, señaló Montgomery, quien no precisó la identidad de los eventuales compradores.

En total, Sotheby's subastó hoy ocho obras del pintor valenciano, entre ellas Algarrobo, que se adjudicó por 668.450 libras (781.886 euros), por encima del máximo estimado de medio millón de libras.

Pintado en 1898 en Jávea, en la provincia de Alicante, esta escena bucólica retrata un paraje que había cautivado al artista un par de años antes, dominado por un viejo algarrobo rodeado por un rebaño de ovejas.

Otros artistas españoles en la puja

Otro foco de atención de la subasta de hoy fue el artista español Santiago Rusiñol (1861-1931), cuya obra "Pati de Játiva", de 1919 -un lienzo tardío de un jardín valenciano-, se subastó por 253.250 libras(296.000 euros).

También se ofrecieron al mejor postor cuadros de otros artistas españoles representativos de la época, como Raimundo de Madrazo, Joaquín Mir, Isidre Nonell, Benjamín Palencia, Cecilio Plá, Julio Romero de Torres, Rafael Zabaleta e Ignacio Zuloaga.

Una obra de Zabaleta, Campesina, sorprendió al casi doblar su precio mínimo estimado, de 50.000 libras, y adjudicarse por 97.250 libras (113.753 euros).

Desde que en el 2000 el departamento de pintura europea del siglo XIX de Sotheby's celebrara su primera subasta en Londres dedicada al arte español de la época, la casa londinense se ha consolidado como la que más espacio dedica a esa pintura.

En particular, Sotheby's ofrece con regularidad obras de Sorolla y Bastida, y en los últimos dos años ha vendido al menos seis de las obras más cotizadas del artista, con un valor superior al millón de libras(1,18 millones de euros)








jueves, 11 de noviembre de 2010

Art Contrarian: Museo Sorolla



Art Contrarian, este es el nombre de un blog, le dedica un hermoso trabajo al Museo Sorolla. Un exhaustivo recorrido fotográfico al museo, fotografías en alta resolución. Admite ser un fan del pintor valenciano, y que irá a ver la obra de éste en Nueva York en el Hispanic-Society. Curiosos los comentarios de gente de diversos paises alabando al pintor.

Aquí:
http://artcontrarian.blogspot.com/2010/11/sorolla-museum-pictorial-report.html

Line and Colours, este blog reseñó el blog anterior y por eso lo he podido ver, otra persona abnegada.
Aquí sus artículos:
http://www.linesandcolors.com/2010/11/08/sorollas-studio-on-art-contrarian/

http://www.linesandcolors.com/2006/03/26/joaquin-sorolla-y-bastida/

Finalmente, comentar que la página oficial del Museo Sorolla en internet no está nada mal, será que alguien se preocupa.
Aquí:
http://museosorolla.mcu.es/

Hispania





Hispania, serie de televisión emitida por Antena 3, 9 capítulos que emitirán después de una dura pugna, sobre todo mediática, con Tele 5. Grabo los episodios, pero no los veo, bueno, he mirado por encima algo. Eso sí, he leído algunos artículos, analizando algunos puntos de la serie. Los propios guionistas contando la verdad de la televisión por aquí, y es que no hay más.
Mi pequeño corazoncito sufre (es un decir) al coincidir el momento histórico de la serie con nuestro propio trabajo (estoy en ello, estoy en ello) para la realización de una historieta. Aparte del hecho de que la serie pierde muchos enteros al compararse con otras realizadas últimamente en otros países, y soy delicado en el comentario, siempre se pueden encontrar elementos interesantes, observar como han encontrado soluciones a problemas siempre presentes al contar algo a dos mil años vista, intentando mostrar una realidad que los romanos nunca nos legaron, pues perdura la “verdad” del vencedor. Y bueno, era un comentario e indicar los enlaces del los artículos, que me parecen sensatos y dignos de valor. Nosotros seguiremos en el tajo, falcata en mano.
Las direcciones aquí:
http://www.fotogramas.es/Blogs/El-guionista-hastiado/El-estreno-de-Hispania
http://bloguionistas.wordpress.com/2010/10/25/firmas-invitadas-hispania/

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Disney



Thru the Mirror, 1936, Lewis Carroll fascinaba a Disney






Titulo del corto On Ice, 1935




fondo para Mickey´s Fire Brigade, 1935



Muchos artistas - Charles Philippi, Hugh Hennesy, Tom Codrick, y otros - hicieron dibujos para la Disney durante los treinta. Su trabajo a menudo era de una alta calidad, como en los dos dibujos superiores de Thru the Mirror, 1936





Mickey, Donald, y Goofy trabajaron contra estos espectaculares fondos en el corto Clock Cleaners, 1937Modern Inventions, 1937



Pluto´s Quinpuplets



Ferdinand the Bull, 1938





Boat Builders, 1938




Donald´s Lucky Day, 1939


Pluto´s Dream House, 1940