viernes, 22 de noviembre de 2019

En primera plana

El Hombre Araña protagoniza el tomo de éxitos de Marvel de la primera década de los 2000, fuertemente marcada por el impulso en el cine

JAVIER FERNÁNDEZ
20 Noviembre, 2019


'Décadas. Marvel en los años 00: Acaparando titulares'. VV. AA. Panini. 232 páginas. 24 euros.

Acaparando titulares es el penúltimo volumen de la serie Décadas, que ha venido repasando la producción de Marvel a lo largo de sus ocho décadas de vida. En esta ocasión, se trataba de seleccionar un puñado de episodios de los primeros años del presente siglo, un periodo de modernización y puesta a punto de la propuesta de la Casa de las Ideas; propuesta que, por otra parte, acabaría alcanzando un eco inusitado gracias al cine. Como explica Jess Harrold en su introducción: "El éxito de X-Men en 2000 en la gran pantalla y de Spider-Man en 2002, demostró el potencial de nuestros héroes para conquistar un medio completamente nuevo para ellos. Y para el final de la década, el fenómeno de taquilla de 2008 Iron Man, prepararía lo que se conocería desde entonces como el Universo Cinemático Marvel". Al mismo tiempo, y a raíz de los atentados del 11-S, una ola de realidad inundó los cómics de superhéroes, un género eminentemente escapista, pero muy acostumbrado a reflejar (a su manera) las situaciones sociopolíticas.

Con estas cuestiones en mente, la selección se abre con el número 1 de Ultimate Spider-Man (2000), de Brian Michael Bendis y Mark Bagley, es decir, la reinvención del icono por excelencia de Marvel de cara al nuevo siglo. El trabajo de Bendis y Bagley, que acabarían colaborando en la cabecera durante la friolera de once años, es un buen ejemplo de cómo se puede tender al futuro sin olvidar el pasado, toda vez que refleja una de las modas formales del periodo: la narrativa descomprimida, según la cual la anécdota argumental más simple puede desarrollarse durante páginas y páginas. También los mutantes, la otra gran franquicia con que Marvel encaraba el año 2000, está bien representada en el tomo: se incluyen el segundo número de Origin (2001), la miniserie de Paul Jenkins y Joe Quesada sobre el oscuro pasado de Lobezno, y el primer número de Astonishing X-Men (2004), de Joss Whedon y John Cassaday, un tebeo espléndido de sabor clásico, claramente inspirado en el modelo popularizado por Chris Claremont.


En estos años, Los Vengadores se convirtieron en el núcleo de Marvel, y demostraron ser el vehículo ideal para la mímesis cinematográfica, con la espectacularidad como bandera y ese formato de viñeta apaisada sobre fondo negro que se dio en llamar widescreen. De este palo, sumando ciertas reflexiones políticas, se incluyen el número 1 de The Ultimates (2002), de Mark Millar y Brian Hitch, y el 2 de Civil War (2006), también de Millar, esta vez con Steve McNiven. La política salpica también el resto de historietas del volumen, que se completa con el número 1 de la soberbia miniserie The Truth: Red, White & Black (2002), de Robert Morales y Kyle Barker, con el racismo gubernamental como telón de fondo; el 25 de Captain America (2007), de Ed Brubaker y Steve Epting, en el que la muerte del superhéroe sirve como metáfora de la muerte del sueño americano; y el 583 de The Amazing Spider-Man (2009), de Zeb Wells y Todd Nauck, en el que Spiderman se encuentra con el mismísimo Barack Obama.


Ecos y secuela

JAVIER FERNÁNDEZ
20 Noviembre, 2019


'El asombroso Spiderman: El alma del cazador'. VV. AA. Panini. 288 páginas. 30 euros.

La última cacería de Kraven aparece siempre listada entre las mejores historietas de Spiderman de todos los tiempos, cuando no figura directamente en el primer puesto. Sea por la razón que sea, este relato oscuro, verboso y un poco pasado de vueltas, obra del guionista J. M. DeMatteis y el dibujante Mike Zeck, ha conseguido el aplauso del público y no ha dejado de reeditarse desde que viera la luz originalmente en 1987, serializado en las tres cabeceras que tenía entonces el trepamuros. En España, Panini lo devolvió a librerías hace muy poco, en un estupendo libro de la colección 100% Marvel HC, con su nutrida sección de extras, y también dentro del grueso volumen La leyenda empieza de nuevo, de la colección Marvel Héroes, junto con el comienzo de la proverbial etapa de Todd McFarlane.El alma del cazador es el título de este otro tomo que complementa la lectura de La última cacería de Kraven y que reúne un conjunto de episodios relacionados con el famoso arco argumental. El plato principal es el especial de 1992 que da título a la recopilación, firmado por los propios DeMatteis y Zeck. De todos es sabido que Kraven se acabó suicidando, y el propósito de esta primera historieta es, en palabras de Julián M. Clemente, "subrayar que no había nada honorable en [su] muerte".


A partir de aquí, se siguen otro puñado de tebeos escritos por DeMatteis entre 1996 y 1998, por desgracia con dibujantes menos capaces que Zeck, en los que primero se revisa el origen de Kraven y luego se narra la venganza de su hijo Alyosha. Son The Spectacular Spider-Man Annual '96 y los números 249 a 253 de The Spectacular Spider-Man. Del mismo escritor, se añade el muy anterior 128 de Marvel Team-Up (1983), de aquella bonita etapa dibujada por Kerry Gammill, con el Capitán América y Alimaña como invitados. Y la cosa se completa con un What If de 1990 que responde a la pregunta "¿Y si... Kraven el Cazador hubiera matado a Spiderman?", así como la entrañable parodia incluida en el número 3 de What the--?!, esto último de 1988.


Villano en traje de héroe
JAVIER FERNÁNDEZ
20 Noviembre, 2019 


'Spiderman Superior: Mente perturbada'. VV. AA. Panini. 120 págs. 16 euros.

Spiderman Superior es uno de los grandes momentazos de la bibliografía de Spiderman en las dos décadas que llevamos de siglo XXI. Por si alguien no lo sabe, tenemos un nuevo Hombre Araña en la ciudad, y este no es otro que el mismísimo Doctor Octopus, cuya mente se ha apoderado del cuerpo de Peter Parker. Nuestro otrora protagonista parece que ha muerto, pero su conciencia sigue vivita y coleando, dispuesta a poner las cosas difíciles a Otto Octavius, para quien hacer de superhéroe está resultando una experiencia totalmente distinta de lo imaginado. Mente perturbada es el título del segundo tomo de la colección Marvel Saga dedicado a reeditar esta fascinante etapa, firmada, cómo no, por Dan Slott, con Humberto Ramos y Ryan Stegman en el apartado gráfico. Van aquí los números 6 a 10 de The Superior Spider-Man, publicados todos originalmente en 2013.

Un nuevo comienzo
JAVIER FERNÁNDEZ
20 Noviembre, 2019


'Ultimate Spiderman, 4: Veneno'. B. Michael Bendis, Mark Bagley. Panini. 288 páginas. 30 euros.

El cuarto volumen de Ultimate Integral dedicado a Ultimate Spiderman ofrece uno de los arcos argumentales más recordados de la larga intervención de Brian Michael Bendis y Mark Bagley. Bajo el título de Veneno, se recogen aquí los números 28 a 39 de la serie, en los que, entre otras cosas, se nos presenta la versión ultimate del célebre y aterrador supervillano Veneno. Este nuevo Eddie Brock es un amigo de la infancia de Peter Parker, y su llegada abrirá la puerta a circunstancias desconocidas del pasado del protagonista, incluida la muerte de sus padres. En palabras de Julián M. Clemente, esta saga "sabría aunar todas la nuevas ideas de Bendis con la esencia de los cómics en los que se había fraguado el Veneno original".



Malaga Hoy

jueves, 21 de noviembre de 2019

Jack el Destripador

'From Hell' (1991), obra de Alan Moore y Eddie Campbell, especula sobre la identidad y motivación del misterioso asesino en los días de la Inglaterra victoriana a finales del s. XIX


GERARDO MACIAS
20 Noviembre, 2019


'From Hell'. Guion: Alan Moore. Dibujos: Eddie Campbell. Planeta Cómic, 2013.

La historia de From Hell es una recreación del mito de Jack el Destripador, a la vez que una disección de la sociedad del Londres de finales del siglo XIX. From Hell tiene más de quinientas páginas realizada de 1988 a 1998, con guion de Alan Moore y dibujos de Eddie Campbell.

A finales de la era victoriana, el distrito londinense de Whitechapel era considerado el más notorio criadero criminal de la metrópoli, y fue escenario, en 1888, de crímenes que conmocionaron Londres: cinco prostitutas fueron degolladas, mutiladas y evisceradas.

Los crímenes de Whitechapel, según Moore, forman parte de una conspiración para ocultar un hijo ilegítimo del príncipe Alberto Víctor. La madre era Annie Crook, joven que trabajaba en una tienda de caramelos en Cleveland Street. El príncipe la conocería de incógnito, y no solamente la dejó embarazada, sino que se casó en secreto con ella, ajena al linaje de su marido. La reina Victoria los separó a la fuerza, y encargó al médico real, Sir William Gull, acallar a la joven extirpándole la glándula tiroide y, con ella, la cordura.

Cuatro prostitutas, amigas de Annie Crook, recurren al chantaje para pagar a una banda de extorsionadores. Enterada, la Corona solicita los servicios de Gull. Scotland Yard tiene orden de prestar su connivencia. Lo que desconocen tanto Scotland Yard como la Reina es que, para Gull, la misión de proteger a la Corona no será sino un pretexto para perseguir sus objetivos.La historia, según Gull, es el resultado de la guerra en la que el Sol se impuso sobre el culto a la fertilidad que simboliza la diosa Diana. El sometimiento de Diana requiere un nuevo sacrificio y será Gull quien lo oficie, usando las calles de Londres como altar.

Para ello, Gull contará con la colaboración de su cochero Netley. Junto a Netley y Gull, el lector es transportado a una serie de enclaves cargados de poder simbólico, que atestiguan el triunfo del Sol sobre la Luna, de Apolo sobre Diana. El recorrido culminará en la Catedral de Saint Paul's, antiguo templo de Diana. Allí, Netley descubrirá que todos los puntos del recorrido se alinean, en forma de pentáculo, cuyo centro encuentra en Saint Paul's. Gull pretende sacrificar a las sacerdotisas de Diana, que para él son las prostitutas Polly, Marie, Annie y Liz. Comenzará así el ritual de violencia de Gull. A los cuatro nombres citados se añade Catherine, que fue asesinada al ser confundida con Marie.

Estas prostitutas se beben sus penas en Britannia y The Ten Bells, tabernas también frecuentadas por Frederick Abberline, inspector de Scotland Yard. From Hell ofrece una perspectiva mucho más amplia, incluyendo un sinfín de elementos y personajes de la época.

Tres días antes de ese doble asesinato, aparecerá la primera de las cartas que darían su sobrenombre al asesino, publicadas en los periódicos de la época. Moore atribuye las cartas a un reportero, Best, que buscaría mantener viva la historia. Con mucha ironía, Moore sitúa la residencia de Best en las mismas dependencias que ocupa hoy en día el diario The Sun. A partir de ahí, un sinfín de informaciones falsas inundaron la investigación. Entre ellas, la famosa carta From Hell, que da título a este cómic y, supuestamente, la única escrita por el asesino.

La obra obtuvo el Premio Eisner al mejor guion en 1995, 1996 y 1997; Premio Eisner a la mejor reimpresión de una novela gráfica en 2000; Premio de la crítica en el Salón del Cómic de Angulema 2001; Premio Harvey a la mejor historieta serializada en 1993; Premio Harvey a la mejor serie limitada en 1995; Premio Harvey al mejor guion en 1995 y 1996; Premio Harvey a la mejor novela gráfica con material ya publicado en 2000, entre otros.En 2001, se estrenó la película From Hell, que adapta a la gran pantalla el cómic. Dirigida por los hermanos Hugues, el film lo protagonizan Johnny Depp, Heather Graham e Ian Holm.

Alan Moore (Northampton, 1953) es guionista de cómics, reconocido por la crítica y popularmente aclamado por Watchmen, V de Vendetta, From Hell y The League of Extraordinary Gentlemen.

Eddie Campbell (Escocia, 1955), es un dibujante que reside en Australia. Es conocido por sus colaboraciones con el guionista Alan Moore, y también por sus series Alec y Baco.

Malaga Hoy



La marca del genio

La llegada a las librerías de un nuevo tomo de la etapa firmada por André Franquin siempre es una alegría para los seguidores de Spirou


JOSÉ LUIS VIDAL
18 Noviembre, 2019



'Spirou y Fantasio Integral 5'. Franquin 1956-1958. Cartone. 176 páginas. Color. 29.50 euros

El riesgo es algo inherente a la carrera de un autor que quiera dejar huella. Algunos se conforman con poner el piloto automático y vivir de las rentas, pero no era el caso de André Franquin, artista inquieto e insatisfecho a más no poder, cuya brutal evolución gráfica hemos podido disfrutar en estos volúmenes que componen toda su trayectoria frente a las peripecias del botones de rojo.

Pues bien, en la etapa de los años 1956 a 1958, el autor francobelga, totalmente asentado en la colección, y con el éxito ya conseguido, quiso probar algo inaudito hasta el momento. Y fue dejar a los protagonistas habituales, Spirou y Fantasio, en un segundo plano. De hecho, se convierten en meros espectadores, ya que hay dos figuras que brillan en este primer álbum recopilado en el tomo, titulado El nido de los Marsupilamis, en los que la avezada reportera Seccotine, con la naturalidad que la ha caracterizado hasta entonces, hace algo que no se le ha pasado por la imaginación por un solo momento a Fantasio, que siempre la ha visto como una competidora.

Durante su estancia en Palombia, la muchacha se ha dedicado a filmar, en su jungla, la vida y costumbres, muy curiosas, de los marsupilamis. Sus ritos de apareamiento, los múltiples enemigos a los que se enfrenta y, sobre todo, cómo se forma una familia.

Pues con todo este material, Seccotine ha montado un documental, que será el protagonista de esta primera historia. En ella no habrá aventura (sino la inherente a la vida animal), ni villanos con retorcidos planes (tan solo un jaguar bastante apaleado y las peligrosas pirañas). Y, sin embargo, aunque no hay nada de lo anteriormente nombrado, Franquin logra crear un relato único hasta ese momento, que podría haber funcionado sin palabras, aunque cuenta con el relato de la reportera. Una pequeña gran joya.

Y, curiosamente, en la siguiente historia, El viajero del Mesozoico, ocurre algo parecido, ya que tampoco aparece ningún maloso dispuesto a poner en mil aprietos a los protagonistas, aunque esta vez sí que las van a pasar canutas. Me explico, el Conde de Champignac, al que vamos a conocer mejor en este relato, ha viajado a las gélidas tierras polares, teniendo la fortuna de encontrarse con algo único, ¡Un huevo de dinosaurio!

Rápidamente, con no poca dificultad es trasladado a la tranquila villa de Champignac, donde va a ser estudiado por los microscopios de varios colegas del científico, hasta que las ganas de juego de alguien (¿no adivináis quién?) va a adelantar el nacimiento del prehistórico ser, que por culpa de, ejem, otro descuido, crecerá como un gigante en pocos días, convirtiéndose en la particular 'Godzilla' del lugar, pero versión medio adormilada.

Será extremadamente divertido ver cómo Spirou y Cía consiguen volver a atrapar al animal, cosas nada fácil.

El volumen se completa con varias historias de menor longitud a las que estamos acostumbrados, pero repletas del genio de su creador, Franquin: Espectaculares automóviles, la mala suerte que acompaña a Fantasio en un día de playa y, finalmente, un grupo de torpísimos mafiosos que pretenden conseguir dinero mediante el secuestro de un bebé y, obviamente, se van a cruzar con los heroicos protagonistas.

Todo eso, unido a unos textos introductorios que nos trasladan a aquellos lejanos años, la producción editorial, junto a cantidad de páginas inéditas, etc… hacen de esta colección una joya que debe destacar en nuestras bibliotecas de Spiroufilos.

¡Ah, me olvidaba! Y a la aparición 'estelar' de un nuevo, y muy conocido personaje creado por el autor…


Malaga Hoy



Muere a los 82 años Purita Campos, la dibujante de ‘Esther y su mundo’

La ilustradora barcelonesa trabajó durante décadas para la editorial Bruguera

ÁLVARO PONS
Valencia 20 NOV 2019

La dibujante Purita Campos en 2010. TONI GARRIGA EFE

Dice la ineludible Wikipedia que Purita Campos es, “probablemente, la autora más famosa del cómic español”. Se equivoca: tachen con absoluta seguridad ese adverbio con el que comienza la frase. Purificación Campos Sánchez, Purita Campos, ha sido y será la autora más famosa del cómic español. Y añadan también que la más querida: la noticia de su muerte es un mazazo inmenso para una generación de lectoras (y lectores que en aquella época nunca lo reconocieron) que creció y se formó en los años 70 alrededor de sus dibujos y de series icónicas como Esther y su mundo.

Creada como Patty’s World para el mercado británico junto al guionista Philip Douglas a principios de los setenta, la serie llegó a España en 1974 a las páginas de la revista Lily con nombre cambiado, pero idéntico espíritu combativo, contagiando libertad y aire fresco a esa sociedad tardofranquista y arrasando con cientos de miles de ejemplares semanales. No andaba muy lejos de la realidad en su pregón Javier Pérez Andujar cuando dijo que eran “las historias más leídas de nuestro mundo”: Esther o Patty eran una expresión de libertad adolescente que tuvo éxito allá donde se publicó, prolongándose sus aventuras durante casi veinte años, ahí es nada. Pero su triunfo no debía ser inesperado, porque Purita se había formado en la cantera de la Escuela Bruguera, primero en las revistas femeninas como Dalia, Sissi o Blanca, para pasar después a la famosa Can-Can, coincidiendo con genios como Conti, Vázquez, Raf o Cifré que marcaron la historia del cómic en España.

Su estilo de dibujo naturalista, con influencias de Jesús Blasco o Hugo Pratt, era perfecto para aportar modernidad a su personaje, convirtiéndose pronto en el símbolo de una generación de jóvenes lectoras, que nunca olvidaron a su heroína. De hecho, cuando ya entrado el siglo XXI la editorial Glénat recuperó en cuidados volúmenes recopilatorios Esther y su mundo siguiendo su política de recuperación de clásicos del cómic patrio, el fenómeno volvió a estallar con una fuerza inusitada que se tradujo en ventas estratosféricas. No fue solo una confirmación del poder incuestionable de la nostalgia -que sin duda lo era-, sino que también fue el inicio claro de un movimiento de reivindicación de la autoría femenina en el cómic español.

Con el apoyo de la recién creada Asociación de Autoras de Cómic, Purita Campos se convirtió en referente y símbolo de una generación ocultada de autoras que trabajó desde agencias y editoriales durante décadas en este país, doblemente negadas por ser mujeres y trabajar dibujando ese arte de segunda llamado historieta. Fue la punta de lanza de la reivindación de las Nuria Pompeia, Trini Tinturé, Rosa Galcerán o Isabel Bas, que iluminaron el cómic español en los años 60 y 70 sin que casi nadie lo supiera. Purita se reconocía como una combativa trabajadora del lápiz que hablaba con energía y defendía su obra con decisión, pero también a su profesión y a sus compañeras, con la misma pasión con la que volvió a coger los lápices para dar nueva vida a su personaje, esta vez junto al guionista Carlos Portela, en Las nuevas aventuras de Esther, haciéndola crecer hasta los 35 años y enfrentándola a los mismos problemas que compartían con aquellas que habían sido sus lectoras y creando otro éxito apabullante. Medalla al Mérito de las Bellas Artes 2009 y Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona 2013, Purita Campos recibió en vida un reconocimiento necesario y el cariño de un público que le agradeció haber creado un mundo en el que se reconocían.


El Pais


miércoles, 20 de noviembre de 2019

El cómic que resuelve el misterio original de Corto Maltés

Los españoles Díaz Canales y Pellejero se remontan al origen del héroe de Hugo Pratt en su tebeo ‘El día de Tarowean’, el tercero de la nueva saga

GUILLERMO ALTARES

Madrid 19 NOV 2019


Plancha de 'El día de Tarowean', de Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero.

La primera vez que los lectores se toparon con Corto Maltés, el antihéroe con el que Hugo Pratt homenajeó a la novela de aventuras clásica, se encontraba en una situación manifiestamente mejorable: estaba a la deriva en la inmensidad del Pacífico, atado de pies y manos a unos troncos y sus perspectivas de supervivencia eran casi nulas, hasta que fue rescatado por su amigo Rasputín. Aquello ocurrió en 1967, cuando Pratt publicó el primer volumen de Corto, La balada del mar salado. Desde entonces el marino se convirtió en un icono y en uno de los personajes más conocidos de la historia del cómic, pero aquel primer misterio –¿cómo demonios había acabado metido en ese lío?– nunca llegó a resolverse. Hasta ahora. El día de Tarowean (Norma Editorial), el tercer volumen de la serie en la que los españoles Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero resucitan al personaje de Pratt, explica a los lectores que ocurrió.

Díaz Canales, guionista, y Pellejero, dibujante, recibieron el encargo de retomar al personaje de Hugo Pratt (Rímini, Italia, 1927-Pully, Suiza, 1995), pero no donde el autor veneciano lo había dejado, sino que tuvieron la libertad para construir una nueva saga. Los tebeos son fieles al espíritu de los clásicos, de tal manera que los fans tradicionales de Corto se han sentido identificados, pero a la vez se trata de historias originales y rompedoras en muchos aspectos, que han permitido atraer a nuevos lectores. En el primer volumen, Bajo el sol de medianoche (2015), Corto recorrió los espacios helados del gran norte norteamericano y en el segundo, Equatoria (2017), viajaba desde Venecia a África, un continente asaltado por el colonialismo y el tráfico de esclavos. En este tercero, se remonta a sus orígenes, al principio de todo.

“Fue una idea de Rubén”, explica Díaz Canales (Madrid, 1972), premio Nacional de Cómic junto a Juanjo Guarnido por la serie Blacksad. “Me preguntó si no había tenido siempre curiosidad de saber cómo Corto aparece en mitad del Océano, con una imagen a medio camino entre un pirata y un profeta. Me pareció buena idea porque también me había hecho la misma pregunta. Estoy seguro de que la mayor parte de los aficionados a Corto Maltés nos la habíamos hecho”. Rubén Pellejero (Badalona, 1952), un veterano del cómic que ha trabajado mucho en Francia y que fue el creador junto al argentino Jorge Zentner de Dieter Lumpen, un antihéroe canalla, se pronuncia en el mismo sentido: “Era una inquietud primaria. Existe toda una época de Corto Maltés sobre la que no sabemos nada, un periodo muy largo en el que suponemos que piratea, que desemboca en ese momento, cuando en La balada… aparece atado a uno troncos en mitad del Pacífico”.


Como llevan haciendo desde que recibieron el encargo de volver a dar vida a Corto Maltés, Díaz Canales y Pellejero comenzaron a trabajar esa idea durante las largas giras por Francia y Bélgica a las que les obliga cada nuevo tebeo. Es el momento en el que pasan más tiempo juntos y pueden profundizar en la estructura de una nueva aventura. La saga renovada de Corto Maltés fue un proyecto internacional impulsado por los propietarios de los derechos, y cada lanzamiento es un acontecimiento mediático en el mundo francófono, que les obliga a viajar intensamente y, por lo tanto, a planear un nuevo álbum. De hecho, están ahora mismo comenzando a imaginar el cuarto.


El impacto de la serie ha sido enorme y creciente: ha logrado llegar a una nueva generación de lectores que conocían a Corto mucho más por los pósters y las camisetas que por las páginas de los tebeos de Pratt. “Corto Maltés se había convertido más en un icono que un personaje”, señala Pellejero. “En un momento en el que el cómic se renovó, se mantuvo como un personaje emblemático, pero no estoy seguro de que los nuevos lectores conociesen sus historias”. Lo que ambos han detectado durante sus giras es que, al principio, los lectores entre los 20 y los 30 años que se acercaban era para regalar el nuevo Corto a sus padres; ahora es para ellos. Todo esto se produce pese a que Corto siempre ha sido una lectura divertida, pero nunca fácil por la densidad de sus referencias históricas y literarias.

“Pratt buscaba la trastienda de la historia”, explica Díaz Canales. “Y siempre ofrecía lecturas exigentes, incluso para lectores formados. Necesitas unos ciertos conocimientos. El cómic es un medio muy elíptico, a no ser que te tomes la molestia de dar demasiados detalles, muchas cosas se sobreentienden”. El día de Tarowean es un cómic clásico de aventuras, pero también cargado de referencias literarias e históricas. Aparecen los libros de viajes de Jack London y Robert L. Stevenson (no sus ficciones) y el personaje central de la historia está inspirado por La vida es sueño, de Calderón de la Barca, como una especie de Segismundo del Pacífico. Sobre el cómic flota también una preocupación por el medio ambiente, que no aparecía en Pratt, y por un mundo que cambia demasiado rápido. En esta nueva serie, Corto Maltés es el mismo héroe desencantado, romántico y suertudo, pero a la vez es diferente. Lo que es seguro es que la aventura continúa.


El Pais

domingo, 17 de noviembre de 2019

'Fariña' salta al cómic

El dibujante Luis Bustos adapta a este formato el libro del periodista Nacho Carretero, que también dio pie a una popular serie de televisión


E. P.
Madrid, 13 Noviembre, 2019

El dibujante Luis Bustos ha adaptado a la novela gráfica Fariña (Plan B), la obra de Nacho Carretero sobre el narcotráfico en Galicia que, en esta edición, incluye un epílogo del propio autor abordando entre otros temas "las miserias y los capítulos oscuros" de la actual España.

"En España están instaladas casi todas las mafias del mundo. En la Costa del Sol, en el Levante, en el Estrecho... Hay tiroteos con cierta regularidad y la gente está dando estos casos como algo normal o sobreentendido", ha alertado Carretero durante la presentación de la novela gráfica.

De hecho, el periodista gallego cree que esta situación es idónea para inspirar nuevas crónicas periodísticas que puedan "hermanarse" con el audiovisual. "Si el Estrecho de Gibraltar estuviese en Estados Unidos habría películas, series y novelas. Creo que en España todavía hay mucho recorrido para estas historias", ha señalado.

La novela gráfica de Fariña saldrá con una tirada inicial de 10.000 ejemplares y con casi la mitad de páginas que la obra original -128-. La obra de Carretero, publicada por Libros del K.O. y que llegó a estar secuestrada por un juez, ya ha alcanzado los 160.000 ejemplares vendidos y ha sido traducida a diversos idiomas.




En este nuevo epílogo, Carretero aborda también la actual situación del narcotráfico en Galicia, donde "se acabaron los tiempos de ostentación y vidas novelescas" de clanes como Los Charlines o de Sito Miñanco. "El narcotráfico ahora tiene un perfil bajo, busca pasar desapercibido y jugar el rol del empresario", ha apuntado.

Pese a que asegura que los mandos policiales "tienen perfectamente localizados" a estos narcotraficantes, "el problema es llegar a ellos". "Crean a su alrededor un entorno profesional y nunca tocan la mercancía, por lo que hay que atacarlos con delitos fiscales. Hay una percepción errónea de que el narcotráfico es algo del pasado, cuando en Galicia sigue siendo un problema y una realidad", ha añadido.

El periodista ha reconocido que el éxito de Fariña no ha supuesto un problema para su integridad física. "Nunca he recibido una amenaza directa ni he temido por mi vida. Sería poco honesto decir que me he jugado la vida con esto, cuando hay periodistas con la propia Mafia italiana o en México que están amenazados y en grave peligro", ha señalado.

Precisamente, ha explicado que buena parte de ese éxito vino a través del secuestro de la publicación, aunque fuera "muy desagradable". "No puedo ser hipócrita: cuando se prohíbe un libro, se genera una atención desmedida, más aúna en una sociedad que no tolera que se coarte la libertad de expresión. Pero fue algo frustrante, porque fue un trabajo hecho desde el rigor absoluto", ha defendido.

Los tonos negros y rojos son una constante en la novela -con el blanco de la cocaína también muy presente-, una decisión que tomó Bustos desde el primer momento, así como la de optar por voces corales en lugar de un solo narrador. "Tenía muy claro que quería hacer algo similar a la novela y desligarme del tono de la serie", ha afirmado el ilustrador.


Malaga Hoy


Miguel Strogoff

'El Cosaco Verde' (1960), de Víctor Mora y Fernando Costa, fue una serie de cuadernos de aventuras en formato apaisado ambientada en Rusia en época del zar Alejandro II


GERARDO MACIAS
13 Noviembre, 2019


'El Cosaco Verde nº 1'. Guion: Víctor Mora. Dibujos: Fernando Costa. Editorial Bruguera, 1960.

La novela Miguel Strogoff (1876), de Julio Verne, está ambientada en tiempos del zar Alejandro II, en plena invasión tártara de Rusia. El protagonista, que le da título a la obra, es un correo del zar que atraviesa Siberia para advertir al hermano del zar de los planes del traidor Ogareff.

El Cosaco Verde (1960), de Víctor Mora y Fernando Costa, fue una serie de cuadernos de aventuras en formato apaisado creada para Editorial Bruguera. El propio Mora señala la influencia de Miguel Strogoff, pero solamente coinciden en la ambientación geográfica y en el físico del protagonista, que recuerda al actor alemán Curt Jurgens, quien encarnó al personaje de Verne en el cine en 1956, dirigido por Carmine Gallone.

El Cosaco Verde está ambientada en la Rusia del siglo XIX, con un protagonista al que se le añadió el adjetivo "verde" para evitar la censura del franquismo. El protagonista es hijo de un atamán (jefe de cosacos), que tiene su campamento junto al río Don, en las inmensas estepas donde rusos, turcos, kurdos, kirguises, mongoles y otras etnias conviven duramente. Nuestro héroe prefiere ir en busca de aventuras que seguir los pasos de su padre, lo que lo lleva a recorrer el mundo, llegando incluso al lejano Oeste, donde conoce a Buffalo Bill. Está prometido a Sankara desde que eran niños. A ella la idea de la boda le es grata, pero al Cosaco no, a pesar de ser primogénita de jefe mongol y beber los vientos por él.

Al héroe, sin nombre ni apellidos, lo acompañan un adolescente huérfano, Iván, a quien el Cosaco adopta en el primer episodio; un montañés enorme, Karakán, cuyo idioma solamente el Cosaco entiende, y Sing-Li, un chino gordo cuyas especialidades son la cocina y la cirugía sobre las heridas del héroe. Son ingeniosos los proverbios que el personaje declama a la par que saca del zurrón todo tipo de artilugios para resolver las misiones.

De las series que Víctor Mora realizó en la colección Súper Aventuras de Bruguera, es El Cosaco Verde la más desconocida. El Capitán Trueno alcanzó 618 ediciones, además de almanaques y extras, entre 1956 y 1968. La siguiente de Víctor Mora en la misma colección es El Jabato, que se prolonga 381 ediciones, con sus almanaques y extras, entre 1958 y 1966.

El Cosaco Verde se mantiene durante 144 ediciones entre 1960 y 1963, a las que acompañan un extra de verano y un almanaque, ambos de 1961. Ambrós y Mora volvieron a la carga con una autoimitación en 1970, esta vez de piratas del siglo XVII: El Corsario de Hierro.

El cuadernillo apaisado de historietas es importado de la Italia previa a la Segunda Guerra Mundial. Con papel de baja calidad, impresión en blanco y negro, grandes tiradas y larga numeración, se industrializa en la España de los años 40, hasta el final de los 60.

El Cosaco Verde recibe influencias del cómic, sobre todo tiras de prensa estadounidenses; la narrativa clásica popular juvenil y el cine, en especial, el del terror de serie B. Y del western, ya sea en cine, novelas populares o tebeos.

Víctor Mora (Barcelona, 1931-2016) emigró a Francia al finalizar la guerra civil española. Fue uno de los puntales del guion de la Editorial Bruguera. En 1955, comenzó a realizar El Doctor Niebla. Al año siguiente, con dibujos de Bernal, aparece Vendaval, el Capitán Invencible, iniciándose también El Capitán Trueno. En 1959, sale a la luz El Jabato y entre 1963 y 1966, para la revista El Capitán Trueno Extra, escribe las series Víctor, héroe del espacio, con dibujos de Martínez Osete; El Príncipe Errante, con Darnís, y La llamada de África, con Darnís y Spadari. En 1963, con dibujos de Fernando Díaz, realiza

Fernando Costa (Barcelona, 1935) comenzó su carrera profesional en 1953, acabando la serie El Capitán Johnson. Un año después, Costa se atreve con historietas de humor para TBO. En la segunda mitad de los 50, Costa dibuja cuadernos de aventuras e historietas románticas, que la agencia Creaciones Editoriales vendía en el mercado británico. Le siguen historias de El Inspector Dan para Pulgarcito en 1957 y el serial en cuadernillos Los Vikingos, en 1959. Tras la finalización de El Cosaco Verde, ilustró algunos guiones de Mora sobre El Jabato en la revista El Capitán Trueno Extra.


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